Partida Rol por web

Matt escuchó aquella tediosa conversación, la entendía, pero no por ello dejaba de ser tediosa. Suspiró algo conmovido por que quisiese liberarle de la carga que significaba para él, pero no podía hacerlo, era su responsabilidad, además de que aquel era su hogar, ¿si se iba que haría? ¿Pedirle el sofá a la cazadora?

-Escúchame Chuckie, yo te proporcionaré alimento y tu aprenderás a moderarte.- Le ordenó sin más.- Cuando considere que estás listo para salir hablaremos de ello.- Dijo pasándose la mano por la cara.- Se que va a ser difícil, pero no voy a permitir que te conviertas en un asesino en masa, no sería bueno ni para mi ni para nadie. Así que escúchame bien, te he permitido volver a la vida, no hagas que me arrepienta, pues en el momento en el que mates a alguien sin mi consentimiento yo mismo iré a por ti...- Dijo con seriedad.- Si queda algo del viejo Chuckie, aférrate a ello como si tu no vida dependiese de eso.- Dijo finalmente.

No le gustaba tener que tomar aquella medida, pero no iba a permitir que su amigo se convirtiese en un monstruo. No quería matarlo, pero prefería verlo muerto que convertido en un asesino.

Will no se había enterado de que Dayanne y el profesor Cooper estaban enfrentados, ya que él pensaba que eran del mismo equipo y no había notado nada raro entre ellos, aunque también era cierto que el joven no era el chico más espabilado del campus. Por eso cuando Dayanne le dijo que tenía que elegir un bando, Will no sabía muy bien cuál elegir y agradeció que la chica no le exigiera escoger en el momento. Will tenía que pensar muy seriamente en que bando luchar, y para eso tenía que escuchar lo que su instinto le decía.
- Cuando lo tenga claro serás la primera en saberlo. Le dijo para cerrar ese asunto de momento. Luego señaló el móvil y preguntó - ¿Sigue ahí Arthur?

El ataque de Arthur pareció por unos momentos, poco menos que lamentable, pero haciendo acopio de su fuerza de voluntad, logró saltar sobre el vampiro y lanzar algo que a punto estuvo de terminar con él. De haber sido otro vampiro más joven y menos fuerte, lo habría conseguido, pero Alester aún tenía vida en su interior y logró quitárselo de encima, a pesar de no disponer de mucha fuerza debido a toda la sangre que estaba perdiendo. A continuación se dio la vuelta y salió de allí dando un enorme salto, quizás reuniendo todas sus fuerzas, atravesando una ventana y desapareciendo a toda velocidad.

Martha no hizo amago de seguirle. En lugar de eso, permaneció agachada, mirando a Cooper con preocupación.

-No sé... durante cuánto tiempo... podré contener esto, Cooper -le dijo. Estaba claro que sufría, pero no había recibido herida alguna, por lo que se trataba de eso, sino de otra cosa.

Cooper se acercó a ella sin bajar la estaca y se agachó para colocarse a su nivel, ofreciéndole una pequeña sonrisa.

-Lo comprendo. Muchas gracias, Martha.

Ahora fue Martha quien sonrió, pero sarcásticamente.

-No ha servido de mucho, ¿verdad? Bueno, al menos he descubierto su refugio. Vive en el Hotel Embajador, y no es el único. Él trabaja para otro... más... más... importante.... Tiene que matarme ahora, Cooper. Sus latidos... puedo oír sus latidos...

La chica parecía estar en una agonía sin igual y era a causa de intentar no atacar a Cooper.

Chuck asintió, algo más tranquilo al parecer, pero por cuánto tiempo, eso era algo que no podías vaticinar. Era sin duda un problema con el cual debías enfrentarte, puesto que aunque no eras su creador, sí que te habías erigido en su maestro y protector.

Arriba podíais oír las voces de Dayanne y Will, aunque no distinguir lo que estaban diciendo, por lo que lo que quiera que estuviese ocurriendo, no parecía ser demasiado importante aún.... o sí, porque aquel secretismo no presagiaba nada bueno.

En ese momento, tu teléfono sonó y un número oculto apareció en la pantalla. Obviamente, aunque solo fuera por la curiosidad, descolgaste y te llevaste el aparato al oído.

Hola, hermanito. ¿Qué has hecho con mi nuevo pequeño, lo has matado o has dejado que se despertase? Conociéndote, quizás hayas hecho lo segundo, pensando que podrás enseñarle a ser un vampiro bueno. ¿Me equivoco?

La inequívoca voz de tu "querida hermana", resonó a través del móvil, haciéndote entender que para ella, todo era un juego, ya fuese la vida, la muerte, o el sufrimiento de cualquier ser humano, e incluso de él mismo, porque parecía estar "pinchándote" como si estuviese intentando que saltaras o por simple crueldad. 

Cogí el teléfono de Will y comencé a llamar.- ¿Arthur?¿Cooper...?¿Dónde estáis? - me embargó el miedo por un momento, ¿es posible que estén en la cafetería? Era mejor que nada y decidí echarme a correr hacia el campus y la cafetería donde estuvimos esa mañana.- Will, va a ser peligroso y sobretodo por que no tendremos la suerte de hoy ya que es de noche, si decides venir ten cuidado.

Will se quedó preocupado cuando escuchó a Dayanne hablar por el móvil con Arthur, ya que parecía que las cosas no iban bien al otro lado del teléfono. Fue entonces cuando recordó que Arthur hablaba de convertirse en fantasma si moría para hacerle fastidiar a Dayanne ya que decía que era su culpa Quizá tenía que haber metido más prisa a Dayanne para que respondiera.

Cuando Dayanne colgó, confirmó a Will que había problemas, o que por lo menos los esperaba, y dejó en sus manos él unirse a ella o no. - ¡Claro que voy! Arthur es un tío legal. ¡Vamos! Dijo Will poniéndose en marcha sin saber siquiera a dirección a la que iban.

Cooper veía a Martha como si fuese algo parecido a su propia hija, o su hermana menor. La había ayudado desde el principio, redirigiendo su ira hacia el combate contra los vampiros y sin duda alguna, le había dado muchas cosas, pero tener que terminar así, de aquella manera, antes de sufrir la condenación final, resultaba muy duro y difícil de digerir, incluso para él que se suponía debía estar preparado para ello.

-Está bien, tranquila. Estoy contigo, Martha. Hasta el final -le dijo, colocando una mano en su antebrazo, lanzándole una última sonrisa y en cuanto sus miradas se encontraron, clavándole una estaca en el corazón.

El cuerpo de Martha estalló en un sinfín de ceniza, mezclándose con un casi inaudible "gracias", antes justo de desaparecer, haciéndose un silencio casi sepulcral.

Detrás de él, los amigos de Arthur estaban con la boca abierta y sin atreverse a decir nada. Pero el semblante de Cooper tampoco invitaba a hacerlo.

Durante unos eternos segundos, nadie se atrevió a hablar, hasta que Cooper rompió el silencio.

-Señor Whittaker. Llame a la señorita Bennet. Cuéntele lo que ha dicho Martha y dígale que nos reunamos en la entrada del Hotel.

Cooper se puso en pie y se giró hacia Jo-jo, Casey y Lilly. 

-En cuanto a ustedes... será mejor que regresen a casa, antes de que hable con sus familias y no vuelvan a poder salir en lo que les resta de vida. ¡Márchense!

Y la historia se vuelve a repetir, pero por mucha suerte esta vez no fui arrojado de nuevo contra todo los mobiliario de la cafetería, si no simplemente el vampiro me quitó de encima. Sabía que sería algo así, maldita sea, era bastante obvio, no tenía casi nada de puta fuerza para que JUSTO me manden a MI a darle el golpe final al vampiro. Cuando alcé la vista pude erlo malherido dándose la vuelta y salir despedido de la ventana a toda velocidad. Entonces mi vista volvió a esa vampiro, como estaba agachada y al parecer era amiga de Cooper, pero... ¿No se supone que un demonio o algo toma posesión de la persona? Y no parece tener esa actitud cabrona como Matthew ni nada.

Despacio me fui levantando del suelo, con el corazón volviendo a sus latidos normales mientras escuchaba ese cambio de palabras y miraba la gran mirada de tristeza de Cooper en los ojos, antes de ver como la chica desaparecía así como así sin dejar rastro. Al alzar la vista pude ver la vista de Jo-Jo y sus amigos, causándome algo de risa mientras sacaba el teléfono y empezaba a marcarle a Dayanne. -Vale, pero desde ya le digo que no iré, tengo planes...- Mientras tenía el teléfono en la oreja fui hasta Jolyne y la ayudé a levantarse, mirándole con seriedad a los ojos. -Si te ruego que no vayas a un lugar, es para que no vayas, y espero que ahora me hagas caso...- Y luego de aquella reprimenda finalmente escucho como Dayanne responde* a mi llamada, así que sin darle tiempo a decir nada me doy la vuelta para darle un poco la espalda a los chicos mientras digo.

-¡MALDITA SEA DAYANNE! ¡Contaba en ti, maldita sea, si te escribí a ti es para que vinieras hasta la cafetería! ¿¡Quieres saber lo que nos encontramos!? ¡EL JODIDO JEFE DE LOS VAMPIROS QUE ATACARON ESTA MAÑANA LA CAFETERÍA! ¿¡Y SABES QUE MÁS!? ¡El subnormal nos echaba la culpa a nosotros de que mataran a los subnormales de sus "hijos"!... Y menos mal que estaba Cooper y Martha, que ella le dio tremendo mordisco en el cuello y ahora el hijo de perra anda jodidamente débil. Su refugio es en el Hotel Embajador y trabaja para alguien más importante, y Cooper quiere que se reúnan en el Hotel para matar al imbécil ese de los vampiros, y cuidado que de seguro habrá más, del resto no cuentes conmigo, tengo planes.

Y así, sin darle tiempo a responder de nuevo solamente colgué muy cabreado la llamada, antes de volver con Jolyne y tomándola de la mano fuimos hasta la salida para juntarnos con Casey y Lily, a quienes empujaba para salir rápido de la cafetería, que de seguro seguían atónitos. -¡Adios Cooper, suerte con los vampiros! ¡AH! Y si fuera ustedes quemaría el lugar desde afuera, o incluso solamente las salidas para que salgan como cucarachas de la guarida... Digo, supongo que es más fácil pelear con ellos fuera de su guarida.- Estaba apunto de irme finalmente de la cafetería, o de siguiera caminar a la salida, pero entonces me detuve y fui hasta donde Cooper, colocando mi mano sobre tu hombro. -Lamento la perdida de Martha, se notaba que era una chica espectacular...- Le sonreí con cierta calidez mientras lo miraba a los ojos, hasta que asentí con la cabeza y así  salí de la cafetería, y una vez afuera y a varios metros fuera de la puerta de la cafetería junté a los chicos frente a mi. -Vale, ya saben todo y vieron lo que pasó, pero no hablemos de eso aquí, mañana con gusto les diré todo lo que sé. Casey y Lily, ¿Viven cerca uno del otro? Porque de ser así lo mejor será que se vayan a sus casas rápido y obviamente juntos. Jolyne, la invitación a la fiesta de mi hermana sigue vigente, si quieres puedes ir, te relajas y te quedas a dormir en casa, ¿Quieres venir?- Y así mi atención volvió al grupo como tal, intercambiando mi mirada con Casey, Lily y Jolyne.

El teléfono de Dayanne sonó justo cuando estaba llamando a Arthur y al descolgarlo, recibió lo que era un auténtico pandemonium por parte de un Arthur, que sonaba muy, pero que muy enfadado, y que tras soltar todo lo que soltó, directamente colgó.

-¡MALDITA SEA DAYANNE! ¡Contaba en ti, maldita sea, si te escribí a ti es para que vinieras hasta la cafetería! ¿¡Quieres saber lo que nos encontramos!? ¡EL JODIDO JEFE DE LOS VAMPIROS QUE ATACARON ESTA MAÑANA LA CAFETERÍA! ¿¡Y SABES QUE MÁS!? ¡El subnormal nos echaba la culpa a nosotros de que mataran a los subnormales de sus "hijos"!... Y menos mal que estaba Cooper y Martha, que ella le dio tremendo mordisco en el cuello y ahora el hijo de perra anda jodidamente débil. Su refugio es en el Hotel Embajador y trabaja para alguien más importante, y Cooper quiere que se reúnan en el Hotel para matar al imbécil ese de los vampiros, y cuidado que de seguro habrá más, del resto no cuentes conmigo, tengo planes.

Escuchó las voces venir de arriba, la verdad era que quería subir a ver que se traían entre manos, pero no quería dejar a Chuckie solo, quizás podría encerrarlo, pero aun así no se fiaba, si conseguía escapar la cosa se podía poner muy mal enseguida, y él no estaría allí para impedirlo.
Andaba aun decidiendo que debería hacer cuando el móvil sonó, el número oculto no presagiaba nada bueno, pero tenía la necesidad de saber quien era, aunque fuese exactamente lo que temía.

-¿Diga?- Preguntó serio pero temeroso lo que encontraría al otro lado.

Y la respuesta no fue buena, aunque no tan mala como si hubiese sido su propio padre. Le chica seguía jugando a aquel juego dejando claro que era un peligro, pero Matt se sentía totalmente desarmado contra ella, y es que no quería enfrentarla, ¿como iba a detenerla si no podía ni si quiera enfrentarla? Daba igual que él fuese mayor, aunque fuese más poderoso de nada servía si no se atrevía a ponerle un dedo encima, y es que al fin y al cabo seguía siendo Jackie, y si había una persona que le había importado en los últimos años más allá de él mismo era ella.

-Esto no es un juego Jackie...- Le dijo con seriedad.- Tienes que irte de la ciudad antes de que te pase algo malo.- Le dijo visiblemente preocupado, y es que no era una amenaza, más bien la advertencia de alguien que no está seguro de poder protegerte.

Y es que por muchas cosas que fastidiara o personas que matara, no dejaba de ser ella. O bueno, quizás ya no quedaba ni un poco de su alma, pero eran términos complicados para los vampiros, ojalá fuese tan fácil.

Finalmente, saliste de la cafetería, arrastrando contigo a Jolyne y los idiotas de sus amigos, todavía cabreado por lo que había sucedido y la particular traición de Dayanne, que te había dejado tirado. Aquello no se hacía, aunque en el fondo, la culpa no era de ella. Cooper estaba con vosotros y era tu amiga quien se había dedicado a jugar a los cazadores de vampiros. 

El caso es que una vez fuera, tanto Casey como Lilly solo querían volver a casa. Estaban verdaderamente asustados y era completamente normal. Jo-Jo te miró, preocupada.

-Yo... creo que no. Será mejor que me marche a casa. Estoy... cansada.

La verdad es que parecía encontrarse en shock, pero eso también era comprensible. Un vampiro, de verdad, no de esos que aparecían en las series y en las pelis, había estado a punto de matarla.

-Mejor hablamos mañana, ¿vale?

Sin esperar tu respuesta, simplemente se marchó, dejándote completamente solo para ir a la fiesta. Tenías la dirección en alguna parte, en una tarjeta o algo así, y tras rebuscar mucho, conseguiste encontrarla. Era en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad: El Hotel Embajador.

La risa de Jackie resonó a través del teléfono.

-De verdad que que me conmueve tu preocupación por mí, pero la verdad es que no puedo marcharme. Tenemos cosas que hacer, Padre y yo... y si tú quisieras, también tú, por supuesto. Estamos en el Hotel Embajador, por si te interesa. Puedes traer a tu nuevo amigo si te apetece, o a cualquier otro. De hecho, podemos montar una fiesta. Padre dice que soy demasiado despreocupada. ¿Tú que opinas?

La llamada se cortó de repente, dejándote con aquella risa que habías oído en tantas ocasiones, porque efectivamente, para Jackie, todo era un juego, incluyendo la muerte.

Sabía que tenía la obligación de ir a la cafetería pero en principio eran solo unos chavales a buscar pistas paranormales, no que viniera el principal problema de aquella situación.- Maldita sea...- ¿Esto era una coincidencia o estaban seguros de que no iba a ir a la cafetería? - ¿Arthur donde estáis?¿Está Cooper contigo? - pregunté al teléfono esperando recibir una respuesta y poder saber a donde tenía que dirigirme.