Partida Rol por web

Vi cómo una chica saludaba en silencio, parecía maja pero un poco tímida. Le devolví con la mano el saludo sin saber que no iba para mí. Entonces la muchacha llamada Katherine me habló y, viendo cómo los demás preferían el silencio, preferí bajar el tono para seguir hablando con ella, sin dejar de estar atento a lo que sucedía a mi entorno.*

Claro que no me importa -respondí, no me había dado cuenta de su cercanía y, probablemente en otro entorno, algunos cuchicherarían sobre nosotros-. ¿Los helados? Yo... he visto que tienen buen chocolate. Adoro el chocolate. Por eso hice galletas con pepitas.

Sonreí un poco tímido. De donde yo venía los chicos amantes de la cocina eran como una especie de rata más similar a una chica que a un hombre, aunque tampoco es que me importase. Entonces caí en la cuenta de que no había respondido a su pregunta.

Soy de Estados Unidos. La sangre de los nativos corre por mis venas, como indica mi nombre. Mi apellido es Aleman, mis antepasados emigraron.

¿Sabes que cuando confié en la primera persona que me encontré aquí intentó matarme?

Preguntaba, más como una curiosidad que estaba contando como algún tipo de reprimenda. Mi mirada se perdió un poco en el vacío mientras seguía.

También confié en Hunter, y me salvó la vida. Y he decidido confiar en Shiro-chan y en Mariko-chan, por eso estoy aquí. Ellas nos ayudaron a Hunter y a mí, creo que es lo mínimo ¿no te parece?

Ni siquiera era consciente de que los formalismos aplicados a ambas muchachas implicaban una cercanía mucho mayor a la que realmente debía ser.

Los ojos de la inglesa brillaron con más curiosidad al escuchar que el chico había cocinado algo para el banquete, aunque se podría entrever un deje de envidia que rápidamente se esfumó al escuchar que, aunque no era compatriota, compartían las similitudes de tener como lengua materna el inglés, aunque éste fuese diferente.

-United States? Oh, great. ​​​​​​ No he conocido ese país, pero tanto tú como yo estamos lejos de casa-una sonrisa melancólica se dibujó, pero aún continuaba con ese porte amable que resaltaba por su piel blanca-. Aquí podrás entablar amistad con cualquiera de nosotros. Es solo que...-ahora su porte se tornaba triste, pero sin dejar la amabilidad-. ​​​​​​... Todos estamos pasando por algo complicado, por eso estamos así. Sin embargo, espero que pronto puedan darse una oportunidad.

Pero saber que no había tenido buena fortuna con alguien y que estuvo a punto de morir, la expresión triste de la chica pasó a uno lleno de arrepentimiento abriendo sus ojos sabiendo que pudo haber tocado un tema delicado. 

-I'm so sorry... I don't.. No era mi intención sacar eso a colación, y-yo me refería a cualquiera de nosotros, en especial a... -entonces cayó en cuenta que estuvo a punto de hablar de más y bajó levemente la cabeza-. Perdón, es que es preferible que a su momento se revelen las cosas-volteó levemente buscando a su novio, sabiendo lo receloso que era al revelar información privada-. En serio disculpa.. Pero.. No se si puedas decirme.. ¿Hunter era un conejo? 

Y se calló comiendo una galleta balbuceando en inglés. Estuvo a punto de meter la pata. Por comer rápido tosió y comenzó a beber té rápidamente como si fuera agua. 

Irisu trato de disculparse todo el tiempo que entraban en la casa con Katherine, aquello era un mal entendido de los grandes.

Aunque al entrar y ver las presentaciones, tuvo que ponerse seria y le susurro a su compañera.

-Luego me disculpo, en serio fue un desliz.

Con cierta elegancia que aun no estaba a la par de Mariko o sus semejantes, se deslizo a su lugar designado y con una sola cosa en mente miro los alimentos, ante lo cual los rechazo cortésmente.

A diferencia de la escuela se monstruo bastante reservada y nerviosa, viendo los alrededores.

No me dí cuenta, como era habitual, de detalles como el cambio de brillo en los ojos. El escucharla hablar inglés resultaba realmente interesante. Su acento era realmente fino, al contrario que el mío que, lejos de la media lengua de los estadounidenses se acercaba más a la dureza remarcada de los alemanes.

Es extraño. Aquí la gente es muy reservada y parece que prefiere observar de lejos. En cualquier caso entiendoq ue todos tienen sus... preocupaciones. No soy quien para meterme en ellas.

Mi mirada se perdió un poco en el vacío hasta que la escuché pedir perdón y negué con la mano y con la cabeza a la vez.

Don't worry, en serio. Sólo era un detalle -dijo algo que me hizo levantar una ceja-. ¿En especial a..? -y aquel sentimiento de no enterarme de la mitad de la conversación que tenía con Shiro y con Mariko regresó, por fortuna no era complicado desviar mi atención- ¿Las cosas? Sí, supongo que llegará el momento -se notaba una mezcla de pesar y miedo en mi voz, sutil pero existente-.  No, no era un conejo. Es un conejo. Se está quedando conmigo, viaja en mi mochila. Y también le encanta el chocolate.

Con aquella tontería sonreí con cierto orgullo. Hunter me caía bien, se notaba, y a ambos nos gustaba el chocolate. Pero en cuanto ella tosió y bebió té miró a su propia mochila, una especie de mirada de auxilio porque seguía sintiendo que no entendía nada, cosa que no le pasaba con Hunter. Pero enseguida me volví a centrar en la inglesa. Al menos era maja, y hasta cierto punto divertida.

Ver que Notah parecía haber tomado bien que no pudiese decir muchas cosas le devolvió (casi casi) el alma a la joven porque no querría arruinar la situación. Dudaba que sus compañeros quisieran revelar sus cosas, y el nervio casi provocaba que ella cometiese algo que a lo mejor podría molestarles. Dudaba que la molestia durase mucho, pero aún así eran sus amigos y no quería herirles.

-Supongo que en esta reunión te enterarás de muchas cosas-Katherine se encogió de hombros, pero cuando escuchó más de Hunter, no pudo evitar soltar un suspiro de alivio y una alegría demasiado evidente. Su sonrisa se tornó más viva, desviando su mirada hacia al jardín-. No quise hablar de él en pasado. Hunter... me alegra que haya encontrado en ti un buen compañero. Merece ser feliz y mímalo mucho, no se qué tanto sabrás de él, pero es mejor dejarlo entre ustedes a que una tercera lo haga. Espero que estés bien-indicó al saber que posiblemente estaba en la mochila de él.

Dio un sorbo a su té, rememorando aquél conejo y a Schmella. En eso, volteó a ver al otro desconocido que estaba alejado y frunció el ceño levemente, pero cerró los ojos para eliminar tal gesto y al abrirlos, ya estaba como antes mientras observaba a su compañero de conversación.

-De todas maneras, te aconsejo que si tienes dudas aprovecha y pregunta todo lo que puedas cuando nos indiquen el motivo de la reunión. Puede que Mariko, Kuroryuu o alguno de nosotros pueda ayudarte. 

Estaba escuchando con atención las palabras de Katherine. De nuevo su acento británico me resultaba interesante y, supongo, entretenido. Aunque en cuanto mencionó el tema de Hunter hice algo que no hacía desde que llegué al país: reír, un poco, pero reír, llegando a cerrar los ojos y quitarme una lágrima fictica.

No, no no. No somos compañeros en el sentido de... bueno, de compañeros. Más bien es mi amigo. Le debo la vida y, además, le puse las cosas difíciles. Es lo menos que puedo hacer ¿no crees?

Ya más calmado seguí escuchando y arrugué la nariz antes de sacudir la cabeza y explicar mi desconcierto.

¿Kyoryuu? Ah, Shiro. Mariko y ella han sido realmente amables conmigo. No deberían, pero lo han sido. Me explicaron algo de la reunión antes de venir ¿vosotros no tenéis ni una ligera idea?

Pregunté con extrañeza, inclinándome hacia delante.

En mitad de mi conversación con Katherine, algo de lo que dice hace que me ría por lo bajo intentando no molestar demasiado antes de retomar la conversación.

Era la primera vez que iba a casa de Kuroryuu y me quedé con la boca abierta. Debería estar acostumbrada tras acompañar a Katherine y a Jaycee en algunas ocasiones, pero una no podía dejar de admirar el impresionante lugar. Observé el jardín con la mesa bien dispuesta y nutrida de deliciosa comida.

De los allí presentes había algunos que no conocía, saludé a algunos, especialmente al nuevo chico que se incorporaría en la escuela. También hice un leve saludo a Mariko y me senté en mi lugar. No tenía mucha hambre, pero el rico aroma invitaba a probar la deliciosa comida. Tomé un canapé que no sabía de qué era pero tenía un aspecto apetitoso. Mientras le daba un mordisco me quedé mirando a Kyroryuu preguntándome qué nos contaría.

Alioth, aún con su apariencia humana, te miró y con un tono bajo negó con la cabeza.

- Su debilidad se debe a algo más complejo que una enfermedad. Su enorme poder está haciendo mella en su cuerpo y su cuerpo está llegando a su límite - y se giró nuevamente hacia la anfitriona que se les unió con despacio. Aunque no lo decía, podías notar que se encontraba preocupado.

El hombre con que estaba detrás de todo, miraba algo serio sin acercarse demasiado a los demás. Miró a Shiro cuando llegó, pero no dijo mayor cosa. Después de todo, no lo consideraba necesario. Notó que alguien lo miraba y levantó la mirada para buscar quién era para encontrarse con la atenta mirada de una chica de apariencia extranjera y ojos azules. La miró sorprendido porque no sabía si aquello lo había imaginado o si había pasado, pero parpadeó un par de veces algo confundido.

Quitándose eso de la cabeza, parecía hablar en voz baja con el perro negro que estaba a su lado, el cual le respondía y asentía ocasionalmente.

Chidori llegó casi a la par de Hikari, aunque no por eso se habían ido juntos. La chica de ojos rojos se veía un poco más callada que de costumbre y también taciturna. Aunque hubo un momento en que sí que miró a su alrededor y fue cuando Notah se presentó.

Le miró con bastante curiosidad por unos instantes y aunque pensó en decir algo, se frenó a sí misma de ver la conversación que este tenía con Katherine. No quería interrumpir, además de que no se veía segura del todo de hacerlo. Por lo tanto, decidió abstenerse. Tal vez los interrogantes serían resueltos de a poco durante la conversación.

Se sirvió una taza de té y observó a Shiro preocupada. Hizo además de levantarse, pero se detuvo a medio camino por ver que la peliblanca pudo bajar por su cuenta. A pesar de eso, no perdía su rostro de preocupación.

Con las presentaciones iniciales hechas y todos ya acomodados en el lugar que habían decidido tomar, Shiro dio un espacio para que quienes había decidido comer algo, pudieran hacerlo en calma y sin prisas. Cuando consideró que era el momento correcto, empezó a hablar desde su posición sentada. No parecía con muchos ánimos de permanecer de pie.

- Sé que la mayoría saben o intuyen por qué están aquí. También sé que hay algunos que pueden no saberlo, pero no quería dejar pasar este momento por mucho más tiempo - se detuvo, suspiró y prosiguió -. Como saben, nos enfrentamos a algo desconocido que está usando a nuestros caídos como herramientas para su propio fin y tenemos la plena seguridad que el concierto en el cual estaremos será el epicentro de un enorme ataque - y sin esperar a ser cuestionado, a quien conocían como Eiji, el guía de cabello largo que había llegado junto a Isabella, se puso de pie, llevó una mano a su pecho e hizo una reverencia con una gentil sonrisa.

- Permítanme tomar la vocería aquí. Sé que algunos me conocen como Eiji, pero mi verdadero nombre es Alioth y soy el regente de un planeta lejano llamado Sonoe. He venido con mis mejores guerreros desde allí en busca de una fugitiva, la responsable de todo esto. Su nombre es Heleth - y su sonrisa amable cambia por un rostro serio y de total parsimonia. Su estatus como regente se reflejaba en todo su actuar, elegancia y porte.

- Así como sus planetas tienen cristales y portadores, mi planeta tiene a Umhti, el árbol creador. Este es su fuente de poder y vida. Hace quinientos años, fui coronado rey, pero esa mujer no estuvo de acuerdo y, junto a su hermano gemelo, juntaron un ejército para oponerse a que yo resultara elegido como rey. Fueron derrotados y a ambos hermanos se les dictaminó una sentencia diferente: Heleth permanecería en Sonoe en una prisión de donde resulta casi imposible escapar, mientras que Kyloh fue enviado a reencarnar como humano en este planeta, sin recuerdos y sin su poder - se detuvo un momento para observar sus rostros un momento y proseguir -. Los dos son poderosos por separado, pero nada se compara a su poder juntos. Ambos usan la misma arma, manoplas con garras. Al menos de manera natural. Todo iba bien, pero hace seis meses, una fuerte oleada de energía oscura proveniente del planeta de Kal'Ahd, desestabilizó el poder de la prisión por unos cuantos segundos, lo suficiente para que Heleth pudiera escapar, robara una rama de Umhti y viniera a la Tierra en busca de su hermano - parecía que hacía estas pausas a propósito para ver sus reacciones.

- Por esto, me vi obligado a venir a su planeta. Al inicio, queríamos mantenernos escondidos sin llamar la atención, pero nos vimos en la necesidad de hablar con Shiro-san y Mariko-san, ya que sabía que se encontraban viviendo aquí. Logramos esto gracias a dos de mis aliadas y es por eso que estamos aquí. No pensaba yo que Heleth lograría traer guerreros caídos a la vida. Eso es realmente terrible. Al ver que habían resultado envueltos en nuestros asuntos, creí que lo mejor era que conocieran bien a qué nos enfrentamos. Sé que se han enfrentado a sus compañeros y sé también que han visto una extraña marca en sus manos. Esa marca es una marca de obediencia y es un poder que umhti utiliza solo en casos de necesidad: traer a guerreros caídos a luchar para, cuando terminen su tarea, devolverlos a su descanso. Sin embargo, Heleth ha logrado mantenerlos aquí y obligarlos a obedecer. No importa si ellos quieren o no quieren luchar, se verán obligados a cumplir las órdenes de quien los convocó - parecía notar lo difícil que era escuchar aquello. Por eso se detuvo y bajó la mirada un momento -. Ella hará lo que sea necesario para recuperar a su hermano, pero sabemos que eso no es lo único que busca. Está buscando al campeón de la Tierra, al portador del espíritu milenario terrano - esta vez parecía no querer continuar. Tal vez era demasiada información de golpe, pero la voz de Mariko se alzó entre las demás mientras miraba alrededor.

- El campeón de la Tierra es el equivalente a la Sacerdotisa dragón de Hardak o la Reina de cristal de Andelivian: el ser de mayor poder en la Tierra - y aunque habían muchas preguntas en el aire, ni Mariko ni Shiro continuaron, esperando que pudieran plantear inquietudes.

Irisu parecía cansarse de comportarse al extremo sería, toda aquella descripción no hacia sino aumentar su tensión personal, casi a manera de tic, se comporto como la presidenta de la clase, viendo un tema que ella ya había estudiado de antemano y al cual casi podría decir cuales serian los siguientes temas que diría el profesor.

Se levanto y mirando a todos, segura de si misma, replanteo lo dicho.

-En resumen una alianza de Andelivian, Hardak y Sonoe por un propósito en común, evitar una nueva guerra aquí en la Tierra. Para esto necesitamos detener a los hermanos, lo que significa detener a sus “ayudantes” y encontrar al campeón de la Tierra.

Luego, aunque no queriendo sonar desafiante, tuvo que hablarle a Alioth y Shiro. Esperaba que la respuesta fuera diferente a la ultima vez.

-Estoy tras una pista, pero hace falta más información del campeón de la tierra. O del hermano que esta aquí.

Aun faltaba bastante, aquel solo era el inicio de la reunión, pero quizás algún asunto apremiara dentro suyo para obtener un poco de información.

Jaycee se sirvió en un guinomi* una primera ronda de sake, y escuchó mientras bebía, a él le daba igual lo que iban a decir, a menos que mencionaran lo que quería saber, cosa que no se mencionaba ni cuando inició con una segunda ronda.

Miró a aquel tipo y bien era sabido que los rodeos no eran del agrado del muchacho, bebió el guinobi de un sorbo y se levantó cuando su compañera hubo hablado.

- ¡No te atrevas a culpar a Kal-Ahd, de la ineficiencia de tu prisión! ¡Fue un planeta hermoso aunque para ti solo sea un planeta muerto! A mí solo me importan dos respuestas, donde y como recuperamos a nuestros comapñeeos, y como deshacemos las marcas esas. Cualquier otro rodeo no interesa demasiado, pues por lo que dices, pudiste haber borrado los recuerdos de ambos, avisar de que reencarnabais a ambos y que cuidáramos de ellos y hubieran podido vivir felices y juntos. No sé si fue autocomplacencia o querer hacerles sufrir un poco, y no me importa, no soy quien para criricar tu error, simplemente no confiaste en un inicio en los regentes de otros planetas y ahora otros pagan por tí, ni siquiera eso me importa, solo me importa una cosa actualmente, y si ese algo crea sufrimiento a mi eje, nadie me va a frenar cueste lo que cueste... - quizás solo quería respuestas directas, pero sin duda sus palabras podían golpear como solo la verdad lo hace...

Katherine había mantenido un buen semblante mientras conversaba con Notah, pero cuando apenas ella iba a responderle algo fue cuando  el motivo, o uno de los motivos, de la reunión comenzó a darse a conocer. Aprovechando alguna pausa, le susurró algo a Notah y luego retomó su atención, perdiendo poco a poco su rostro afable para mantenerse seria por la gravedad del asunto.

Cuando Eiji se presentó como Rey de otro planeta, la pelinegra no se inmutó, dedicando  una mirada rápida a Kuroryuu porque aquella noche en la cueva había detectado que no era un humano y ahora eso lo explicaba... También dio un vistazo rápido a Irisu recordando aquella cena en el café y entonces cayó en cuenta de lo que Alioth explicaría, pero ahora con mejor detalle, por lo que algunos datos proporcionados tampoco parecieron sorprenderle. 

Sin embargo, lo que sí le hizo saltar un poco fue cuando se mencionó el nombre de Heleth. Volteó a buscar a Mamoru y al verlo hizo unas señas pequeñas con sus manos, aunque el rubio no pudiese verlas porque estaban debajo de la mesa. ¿Qué había pasado en la cueva esa noche entonces? El rey siguió hablando y sus ojos azules volvieron a mirarle y sus sospechas de que la pelea en Kal'Ahd tuvo repercusiones fuertes se confirmaron, idea que le había dicho a la propia presidenta en esa misma conversación. Los hilos comenzaban atarse y otros surgían, pero eso no impedía que la mente de la inglesa intentase procesar todo. No había comentado mucho de sus sospechas, igual ya estaban dándolos a conocer y no habría cambiado mucho el hecho de que no lo divulgara o lo hubiese hecho. 

Otro detalle... el campeón de la tierra. Y que sí estaban obligándolos a pelear... eran muchas cosas, pero al menos parecía que existía una alianza que debía ser aprovechada.

Miró a Irisu cuando ella se levantó, sabiendo que ya sería público que estaba del lado de los buenos y que confiar en ella desde el principio fue algo natural. Se permitió esbozar una leve sonrisa; además, ella misma quería dar unas observaciones hasta que Jaycee habló, volteando a verlo con sus ojos abiertos y aguantando la respiración por lo que estaba conteniendo. La sonrisa se desvaneció y con mirada triste de nuevo le susurró algo al peligris para luego levantarse y caminar hasta al único que bebía alcohol de los presentes. Ella estaba de pie, por lo que debía verlo para abajo ya que estaba sentado, pero eso no quitaba el hecho de que la joven hasta en ese momento respiró y negó con la cabeza.

-El Rey Alioth no culpó a Kal'Ahd, Jaycee; simplemente mencionó que la pelea que tuvimos hace seis meses contra la Reina Oscura tuvo repercusiones por la galaxia y en el que, te recuerdo, todos morimos. ¿En serio jamás se te ocurrió que tal uso y liberación de poder, capaces de dar vida, no fuese un latido en esta parte de la existencia misma? -su acento se volvía cada vez más marcado y su respiración con leve dificultad-. Tampoco tienes derecho a reclamar que fue su culpa que Heleth haya escapado, así como el exigir que debía avisar cuando es su reino y no tenía injerencia en pedir perdón o avisar. ¿O acaso crees que cuando ocurrió la guerra entre Andelivian y Hardak también avisó a otros sitios? ¡Claro que no! Fueron decisiones que cada quien tomó y que no fueron las mejores o tal vez sí, pero eso no nos compete. Y, te recuerdo que entre los desaparecidos está el mejor amigo de Isabella, no somos los únicos que estamos sufriendo-volteó a ver a la pelirroja con una mirada que pedía perdón, pero cerró sus ojos y al abrirlos para ver a Jaycee, éstos brillaban, pero no precisamente de alegría-... no busques culpables donde no los hay, no señales cuando ni siquiera deberías hacerlo. Y no reflejes tu falta de desconfianza a los demás cuando lo único que hemos hecho es apoyarte en tu decisión de no querer involucrarte y que se haya efectuado esta reunión gracias a Isabella e Irisu-ella ya sabía que la presidenta estaba "de vuelta en la batalla"  y ver a Isabella al lado del rey solo ayudó a dar esa conclusión-. Lo único que estás haciendo es dañar a los demás por esta actitud tuya... y no sabes qué tan profunda es la herida que causas.

Katherine se frotó los ojos y se alejó del chico.. y del resto, sentándose al fondo en una silla mientras suspiraba y con una voz levemente quebrada, habló hacia Kuroryuu, Mariko y el rey.

-Me disculpo. Y para retomar el asunto de la conversación... parece ser que Heleth debió prometerles algo para mantenerlos aún con vida. Me enfrenté a una antigua draconiana que buscaba matarme para estar con el hombre que había amado y que era algo "que debía hacer"... o no se, solo es una idea-desvió sus ojos y apretó sus manos, apenada con lo que había pasado y reteniendo el poco esfuerzo que aún podía mantener.

-Tenemos una leve idea-fue lo que le comentó Katherine en susurro a Notah-. Pero lo van a decir, es mejor escuchar.

...

Y antes de levantarse para ir a hacer el reclamo al chico de ojos rojos, con un semblante triste que intentaba ocultar sin éxito, el murmullo al chico fue un "perdón" en inglés, una sola palabra que intentaba indicar lo que se vendría a continuación y por levantarse de esa manera.

Mamoru estaba desprovisto de cualquier interés en la reunión, eso era aparente. Estaba allí por deber, más el constante movimiento de su pierna, desvelaba que algo más ocupaba la mente del rubio. A pesar de eso, mostró el debido respeto que Shiro se merecía, escuchándola. Entonces, un hombre llamado Eiji comenzó a hablar. ¿Quién era? Eso no era algo que interesase a Mamoru. Sin embargo, algo de lo que mencionó sí que le hizo interesarse en el tema: fue el nombre de una mujer llamada Heleth. Solo bastó que ese nombre fuese pronunciado para que los ojos de Mamoru se abriesen mucho. Entonces, aferró ambas manos a sus rodillas.

Poco de lo que Eiji dijo interesó a Mamoru; solamente reaccionó al nombre de Heleth. Eso era lo único que le interesaba. Necesitaba respuestas y ese hombre podía dárselas.

Irisu habló. Mamoru la escuchó, aunque solo a medias. ¿Por qué estaba luciendo tan ansioso? Estaba claro que esa actitud no era normal en el chico.

El siguiente en hacerlo fue Jaycee; ¿acaso estaba tomando? No, eso no era algo que le importase. ¿Estaba protestando, buscando culpables? ¿Acaso era momento para eso? A pesar de la ansiedad que Mamoru estaba sintiendo, sabía que no. Todos los que estaban allí hacían un gran esfuerzo para proteger la Tierra. Pensar en eso le hizo sentir algo culpable. Hasta ese momento, no había considerado ese hecho. Que esa mujer estuviese haciendo lo que quería... No, no solo lo perjudicaba a él. Estaba siendo egoísta. Todo no se limitaba a salvarla a ella; él lo sabía. 

Estaba claro que el actuar de Jaycee no era el correcto. Era un irrespeto hacia Shiro y sus invitados. Mamoru se levantó en un acto reflejo, para detenerlo, pero cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde; Katherine lo había hecho.

Mamoru sabía que Katherine no estaba bien, por un momento la miró preocupado. Parecía que se movería hacia ella, pero no lo hizo. En cambio, volvió a sentarse. Sabía que no era el momento, no en medio de esa conversación. Lo que sí hizo fue dirigir una afilada mirada hacia Jaycee.

—Deberías aprender a cerrar la boca —dijo de forma tosca, antes de volver su mirada hacia Eiji—. Discúlpelo, por favor. Está claro que todos no compartimos esa manera de pensar —miró por un momento a Shiro, para volver a mirar al pelinegro—. Siguiendo con el hilo de lo de Heleth... —se detuvo un momento, ordenando sus ideas— ¿Dice que es la responsable de todo esto? Yo... luche con esa mujer. Mi pregunta... Mi duda... ¿Existe alguna forma de romper esa marca que los controla? Yo... —Mamoru hizo una ligera reverencia— Por favor, si lo sabe, agradecería que nos la dijese.

La joven, con mirada aún triste, puso atención cuando Kuroryuu comenzó a hablar y escuchó con atención, aunque parte de su mirada se perdía en ocasiones. Consideraba irrespetuoso intervenir sin escucharlo todo, así que solo se limitó a reflexionar en toda la información que se les brindaba. Podía entender por qué se detenía allí, más información podría llevarles a olvidar detalles importantes. La mención de Kal'Ahd llevó a que la chica arrugara el gesto, pero más por rememorar algo pasado que por las palabras del rey.

Volvió a alzar la mirada cuando Alioth terminó y aunque abrió la boca para intervenir, guardó silencio al escuchar las altaneras palabras de Jaycee. No pudo evitar apretar los puños bajo la mesa, buscando tranquilizarse, pero ¿cómo hacerlo cuando aquello que decía tocaba su moral de tantas maneras? Chidori miró al chico de cabellos azules para ver cómo se encontraba y chasqueó la lengua. Se puso de pie con despacio tras escuchar las intervenciones de su compañera, miró a Kuroryuu aún con esa preocupación en sus ojos y volvió a mirar a Jaycee con reproche, pero a la vez con tristeza.

- Creo, Jaycee, que ni tú ni ninguno de nosotros estaba aquí hace quinientos años. Creo que, para ese entonces, éramos seres diferentes en planetas diferentes. Hablas muy rápido para ser alguien que se negó a luchar y además, ¿crees que Kuroryuu nos traería aquí porque cree que es perder el tiempo? ¿Ni siquiera has notado que eres tú el que está creando sufrimiento a su eje? - y dirigió su mirada hacia Katherine un momento.

A pesar de sus fieras palabras, el tono de Chidori era sereno y luego se giró hacia la anfitriona una vez más. ¿Estaba tratando de decirle algo? Tal vez. Miró a Mamoru cuando este intervino y volvió a su asiento para suspirar - Hay quienes no quieren ser rescatados, de todas formas - y no dijo más. Tomó unas cuantas galletas y guardó silencio.

Ese joven que parecía querer mantener su transformación, no parecía enojarse realmente por las palabras de Jaycee. Incluso no reaccionó de ninguna manera especial con las palabras del rey. Tal vez sí le sorprendía, pero no mostraba señales de ello. Permanecía sereno mientras hablaba en voz baja con Sombra de tanto en tanto.

Cuando los ánimos parecían estar desbordándose, se acercó y con cara de hastío para decir - Sé que no me conocen y es la primera vez que nos encontramos en esta vida, pero ¿no están exagerando un poco? Creo que hay cosas más importantes que discutir que si este chico no quiere escuchar detalles. Digo, el rey Alioth no es de este planeta y lo esperado es que se presente de manera adecuada, ¿no creen? Al menos es lo que yo haría - parecía que le fastidiaba tener que intervenir. Realmente esperaba quedarse en solo ser un observador.

- Por cierto, mi nombre es Trickster. Tal vez me habrían conocido como Johann, perteneciente al ejército de Andelivian. He pedido a Mariko-sama la posibilidad de no revelar mi forma humana y por eso estoy aquí - hizo una reverencia educada para luego mirar al rey.

- Hay algo que quisiera preguntarle. Dice que está controlando a nuestros caídos, pero yo me he cruzado con tres de esos esclavos: una de ellas era Scarlet Light, otro fue alguien de su planeta y el último fue un kemono yuudai en forma de tigre blanco con poderes de hielo. Justo cuando había logrado suprimir el efecto que obligaba a Scarlet Light a luchar, este tigre se presentó y se la llevó. Hice lo mismo al enfrentarme al otro, pero este no sintió los efectos. ¿Tal vez esta Heleth ha hecho más poderoso su control sobre ellos? - se cruzó de brazos, pero miraba al rey, esperando su respuesta.