Partida Rol por web

- Ella manda - le dijo al chófer, después de todo ya le había dicho que quedaba a su disposición. Por lo que lo más práctico sería ir dando vueltas.

Evitó hacer alusión al nombre del lugar, no le causaba gracia que se dieran del intento de un japonés por adaptar su negocio en vista a una lectura occidental "anu" en el cielo "sho" ascender, y aunque desconocía por qué añadió ese "le" que destrozaba un buen nombre, sentía más lástima que ganas de reír. Si ese "le" era una adaptación del nombre "re" que tendría el sentido de medio día o del sol, era la peor adaptación posible... Después de todo la "l" no tenía cabida en Japón y su silabario. Quizás quiso evitar la palabra "shore" que daría otro significado a su local... - maldita sea al final va a resultar que estar con Katherine ha mejorado mi inglés... - sonrió ligeramente, nunca se había interesado demasiado por el inglés pero desde que estaba con Katherine le dedicaba un hueco en sus estudios.

- Parece un buen lugar... Pero me preocupa que el propietario no sepa inglés... O que sepa y aún no haya hecho nada...

No podía evitar preocuparse, estaba demasiado metido en el mundo de los negocios, por lo que esos detalles le afectaban sin poder remediarlo.

-Bu... bueno... vamos -dije un poco sorprendido, mientras chidori ma arrastraba.

Esta chica sí que sabe correr rápido...

Por poco me tropecé un par de veces, tratando de seguirle el paso.

Katherine se veía dubitativa ante el decirle al guardaespaldas si debía quedarse o irse, pues Jaycee le había dejado la toma de decisión por el momento. Aunque quería decirle al hombre que se podía quedar con ellos, algo le decía que no lo cumpliría por gusto y su presencia no les ayudaría a desenvolverse mejor, así que se acercó a la puerta y le sonrió al hombre.

-Puede retirarse y volver como en dos horas más o menos. Si algo pasa tenga por seguro que Jaycee le hablará. Gracias por traernos-la pelinegra asintió en agradecimiento  y luego volvió junto a los otros dos mientras veía la heladería concurrida y el comentario del ojirojizo provocó que parpadeara un poco-.¿Tiene algo de malo que no sepa inglés? 

Luego volteó a ver el establecimiento y fue cuando vio el nombre, provocando una sonrisa algo condescendiente.

-No hay que juzgar a un libro por su portada-sentenció como si aquello fuese un proverbio poderoso y luego se encogió de hombros, jalando a Kasumi y a Jaycee de sus muñecas-. Entre más pronto lleguemos podremos disfrutar del helado. Yo les invito-imaginarse una preparación con varios sabores le agradaba. Esperaba que los demás tuviesen un día tranquilo como ellos. 

Irisu asintió ante la primera pregunta, su tono formal era muy similar a la escuela, solamente que esta vez parecía una aprendiz de secretaria.

-Muy bien, ire. Aunque me gustaría escuchar que tienen seguridad.

Con un dedo señalando al cielo o tal vez contando un punto, advirtió.

-Sabes que hay mucho peligro de que alguien interrumpa las conversaciones, incluso están esos nuevos enemigos que parecen estar de alguna manera relacionados con esos hermanos. No se cómo o porque, pero alguien está reviviendo viejos camaradas de todos los bandos y poniéndolos en contra de los vivos.

Con una expresión severa se atrevió a mirar Eiji.

-He visto que ambas partes pueden ir en paz, dudo que la tercera lo quiera y lo permita.

Mirando esta vez a su compañera, indico de la manera mas respetuosa.

-Tenemos que practicar juntas.

Aun con ese tono, aquello no era una petición.

Sentí un poco de envidia sana de Katherine. Podía darle ordenes al enorme guardaespaldas, algo que yo sólo podía soñar con hacer. Aquello de salir con gente rica me hacía sentirme en un estatus diferente.

- Ejem... Sí, son mis amigos, bonito auto en el que vinimos, ¿eh? - comentaba con gesto humilde a todo aquel que se quedaba mirando el lujoso vehículo.

El siguiente comentario de Jaycee sobre el propietario de la heladería y el inglés me tomó por sorpresa. Miré el nombre del lugar y entendí a medias a lo que se refería, mas no era lo que me interesaba. Habíamos ido a comer helado.

- Te advierto, Katherine, que me voy a coger el más grande de todos - bromeé, aunque tal vez no fuera del todo una broma.

Shiro no bajó la mirada en ningún momento y su severidad se convertía en un peso casi imposible de cargar. Te llevaste las manos a la cabeza tal vez buscando que aquello ayudara a mitigar la terrible presión que sentías. Era terrible e insoportable. Esa imagen rondaba tu cabeza desde mucho antes que Shiro te la mostrara, pero era diferente imaginarla a verla tan vívida frente a ti. Shiro lo sabía, tal vez era ese el motivo por el cual te lo había hecho.

Era mucha la confusión, el dolor y la tristeza, y más aún porque Ruka seguía en tus brazos llorando y tú, al no querer mostrarle tu propio sufrimiento, estabas llorando en una realidad paralela junto a la sacerdotisa. Esta extendió sus brazos y te abrazó con toda su fuerza. Su cabello cayó sobre tus brazos acariciándolos con gentileza y su calor corporal era tan reconfortante que era como sentir el abrazo de una madre. Casi como si esa melena blanca fueran las alas del Gran dragón que las extendía para proteger a un cachorro asustado por no saber volar. La sensación de hogar era enorme estando cerca de ella y por eso era que todos los dragones amaban a su sacerdotisa, y ella a todos. Su abrazo era fuerte, pero su agarre amable y la suavidad de su piel era inigualable.

- Mi pequeño Mamoru. Tu amor te lleva a querer salvarla, pero tu deber te lleva a hacer lo correcto. Tu espíritu está dividido hoy más que nunca y por eso sufres. A pesar de eso, sé que tu amor por Ruka es real. Esa es la última llave. La llave que solo podría ser quebrantada por una ruptura. De seguro esa es la llave faltante. Mientras la ames, ella vivirá. Sé que sufre, sé que le duele, pero lo ha soportado hasta ahora - se detuvo un momento y acarició tu cabello con dulzura.

- ¿Qué pasará cuando la misma Ruka te pida que la mates? ¿Qué pasará cuando Ruka se pierda? ¿Protegerás a Scarlet? - esta vez no parecía dispuesta a soltarte, sin importar cuánto intentaras apartarte de ella.

No tardaron nada en llegar al lugar que Chidori tenía en mente. Al parecer, era una especie de discoteca. Lety solía mencionarla mucho y decía que le atraía por alguna razón. Tal vez era algo que ella había olvidado al reencarnar y ahora era solo la sombra de lo que llegó a ser en algún punto.

La música fuerte hacía que no fuera precisamente un lugar para conversar mucho, pero sin duda parecía de agrado de los asistentes. Algo curioso era la falta de control, ya que les permitieron entrar sin problema.

- La verdad es que veníamos a veces aquí y ella solía embriagarse mucho. Aquí no piden documentos ni nada, así que podemos beber a voluntad y, no sé tú, pero es la primera vez que me gustaría dejarme llevar un poco. Eso es lo que ella haría - miraba algo triste el lugar y a ti. Parecía realmente afectada por la desaparición de Lety. Segundos después, alzó su mirada carmesí y dijo - ¿Qué opinas? - mientras tanto, un mesero se aproximaba a tomar su orden.

El lugar parecía bastante lleno. Entraron y pudieron encontrar una mesa libre no muy lejos de la entrada. Era un lugar fresco y con una decoración inspirada en los años 50. Incluso las meseras usaban patines. ¿Cómo podían llevar esas enormes bandejas en patines?

Una chica de sonrisa amable se les acercó con una muy practicada pirueta. Se le veía llena de energía.

- ¡Bienvenidos a Anushole! Un lugar donde la magia toma lugar en forma de ricas formas de helado. ¿Qué desean pedir? Quisiera recomendarles la copa especial de la casa que es la "Yuuki-hime" - y señaló una copa de helado que se veía de buen tamaño, además de simular una princesa con un vestido de helado.

- Pero esa es solo para personas con estómagos titánicos. Si quieren algo más suave, tenemos helados con una sola bola de helado, dos bolas, adiciones, malteadas, galletas heladas, tortas heladas, y copas con diferentes sabores. También tenemos más de veinte sabores diferentes de helado para que puedan escoger - y les tendió a los tres una carta con todo lo que acababa de mencionar. La carta tenía la forma de la copa especial Yuuki-hime.

Variedad tenía pese a todo, Jaycee tal vez no fuera un gran amante de los helados, pero se sorprendió con la calidad que veía,... No necesitaba la carta, dado que tenía claros sus gustos y su mente conservadora le llevaba a no salir fácilmente de ellos.

- dos bolas medianas porfavor, de té verde y vainilla.

Dicho eso dejó la carta con calma en la mesa en espera de que ellas pidieran.

-Parece un buen lugar -dije mirando a mi alrededor. Intentaba no imaginar lo que hacía Lety aquí- y está bien si quieres beber un poco... pero no te embriagues. Recuerda que estamos en guerra y el enemigo puede atacarnos en cualquier momento.

El abrazo de Shiro sumergió a Mamoru en un profundo alivio. Se dejó abrazar, volviendo a llorar. Se sentía pequeño, necesitaba ayuda. Quería que Ruka no desapareciese, quería no tener que asesinarla con sus propias manos. Sin embargo, tampoco quería ver que alguien más la asesinase. Cerró los ojos, sollozando y se aferró a las ropas de la sacerdotisa. Ese aroma, esa suavidad; todo era tan familiar. Dawn, muchas veces ella había abrazado así a la sacerdotisa, tal como él lo estaba haciendo ahora. Ni en su otra vida, ni en la presente; en ninguna había podido alcanzar esa felicidad que tanto ansiaba. Teniéndola en las manos, se escurría entre sus dedos, y el proceso se repetía; todo era cíclico. Lo único con lo que siempre contaba era con el apoyo de la sacerdotisa. Pero ni su apoyo incondicional podía reparar el desastre que estaba hecho el interior de Mamoru. Solo podía detener su descenso a la locura. Mantener el único hilo que sostenía la cordura del rubio.

—No podría protegerla. Scarlet es la culpable de todo esto. Scarlet... Scarlet... —Mamoru apretó los dientes. Era consciente de todo el daño que había sufrido por parte de aquella despiadada villana. No solo una vez le había arrebatado a Ruka; quería hacerlo de nuevo y estaba a punto de lograrlo. ¿Piedad, sentimientos de apego? No podría— Si Ruka me lo pide yo... —¿debía ser egoísta y no cumplir sus deseos o hacerlo y...?— dejaré de ser yo mismo.

- Estoy segura Sacerdotisa de Hardak tomará medidas. Y aún yendo en paz... Siempre se debe llevar un segundo plan por si las cosas llegaran a torcerse, y más en estos momentos tan difíciles.-Respondió con calidez a su compañera. Se alegraba de tenerla allí, pero aún le costaba hacerse a la idea de ello, pues hasta hacía unos instantes... Creía que ella, Alioth y Ren eran los únicos. Se llevó otro pedazo de pizza a los labios y mordió, tras eso se cubrió mientras masticaba y cuando terminó de tragar miró unos instantes al hombre.- ¿Alguien más de la guardia? ¿O es de fuera? "Si es de la guardia... Debería conocerlo, después de todo... Nosotros entrenamos todos juntos y todos pasamos por las mismas pruebas"pensó de manera rápida. Aún así no añadió más preguntas y tampoco insistió pese a sentir que deseaba saber.

Apoyó las manos sobre las piernas y alisó las ropas con suavidad, se sentía inquieta. Quería estar calmada, pero sus aguas parecían turbias dentro de ella. Tomó aire y cerró los ojos, debía encontrar su calma... Debía hacerlo. Intentó recordar aquello que tanto le gustaba y relajaba. Cuando se sintió tranquila los volvió a mirar y sonrió de medio lado.-Ren... Ojalá podamos encontrarlo pronto.-"Prometo encontrarte.... Lo prometo."

- Por supuesto. Los entrenamientos entre nosotros son lo normal. Antes de su desaparición, Ren era mi rival...-Se encogió ligeramente, pero se obligó a sonreír y la miró con calidez.- ¿Cuál es tu especialidad, Irisu? No sé si te lo habrá mencionado antes el rey Alioth, pero.... Yo estoy formada para el apoyo, aunque domino el arte de la lanza.

Katherine no había prestado la debida atención a los comentarios de Kasumi respecto al auto y cuando ella dio las indicaciones al guardaespaldas; si embargo, atendió a la competencia que propuso la castaña mientras esbozaba una sonrisa e imitaba una falsa risa de autouficiencia.

-I love ice cream. Es de mis postres favoritos y al decir eso acabas de sentenciar una competidora acérrima-y entonces se dispuso a entrar mirando aquella decoración que resultaba bastante llamativa. ¿Era una especie de homenaje al estilo retro? Y la habilidad de las meseras sen llevar los pedidos así provocaron que los ojos azules de la inglesa brillasen con admiración hasta que llegó alguien a atenderles-. Hi, hi-saludó en inglés sin darse cuenta mientras veía el menú, aunque sabía qué es lo que pediría. 

Miró a Jaycee con sus mejillas infladas por no haber sido más atrevido con su orden, pero con un mirada a su amiga le daría a entender qué deberían pedir ambas.. si es que la castaña estaba de acuerdo, claro.

-Me gustaría probar "Yuuki-hime", por favor-no sabía si se lo acabaría, pero la menos sabía que lo disfrutaría-. ¿Estás de acuerdo, Kasumi?-su tono sonó retador, aunque el rostro de Katherine reflejaba una sonrisa sincera.

Alioth parecía pretender que ambas se conocieran un poco, por lo que mantuvo sus intervenciones en lo mínimo para no interrumpirles. Era realmente curioso verlo sonreír al escucharlas hablar mientras degustaba su propia obra. La pizza era bastante buena para ser la primera vez que la hacía.

- No te preocupes por la seguridad. Tanto la sacerdotisa como la guardiana suprema como yo hemos dispuesto de la seguridad necesaria para la reunión - sonrió tranquilamente.

Miró a Isabella y le dijo - Se trata de Heracles. Es un guerrero bastante leal y su talento para manipular la tierra nos será de gran utilidad - esperaba que eso fuera suficiente información. Luego miró a Irisu - Y tienes razón, sí hay más de un motivo para nuestra reunión, además de relacionarlas a ambas, pero eso será cuando terminen de cenar e incluso cuando concreten si entrenarán juntas - sonrió otra vez.

Habiendo terminado su comida, el rey se puso de pie y se dirigió al centro de la habitación. Un anillo con una enorme esmeralda que tenía en su mano derecha empezó a brillar y este levantó su puño cerrado. Minutos después, su figura brilló y cambió a su verdadera figura como rey de Sonoe empuñando la espada esmeralda: el objeto más poderoso del planeta.

Las miró con sus gentiles ojos grises y dijo - Es el momento de enseñarte la historia de Sonoe. Sé que eso te ayudará a aprender la historia de tu planeta también. Cuando estén listas, comenzaremos - no era como si las instara a terminar pronto, pero sí mostraba que aquello era realmente importante para él.

Su aura, a pesar de gentil, era enorme. Un espíritu tan fuerte que solo se veía eclipsado por el poder de la espada que portaba, aunque eso ayudaba a comprender por qué era él el portador.

Shiro no aflojó tu abrazo, tanto que podías sentir sus manos temblar levemente. Sentía tu dolor y aquello la hacía sentir terrible también. Suspiró profundamente y comenzó a hablar.

- Los dragones somos aquellos a cargo de mantener el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Junto a Ruka has tenido luz por mucho tiempo, Mamoru. Pero la oscuridad no puede ser desplazada por siempre. Debes afrontar la oscuridad si quieres salvarla. Tal vez si actúas, pierdas una parte de ti mismo. Pero si no lo pierdes, perderás a Ruka para siempre. ¿Crees que ella querría lastimar a todas las personas importantes para ella? Ella no, pero Scarlet sí quiere eso. ¿Cómo crees que se sentiría Ruka si no tuviera más opción que esa? - sabía que, dijera lo que dijera, eso no ayudaría a diezmar tu dolor, pero era su deber como sacerdotisa hablar sobre todo eso.

- ¿Qué harás, Mamoru? ¿Qué harás? - había repetido la misma pregunta ya varias veces, pero eso no quería decir que no fuera importante volverlo a preguntar. La luz del cerezo empezaba a apagarse y dejar de proyectar su luz. Tal vez su tiempo allí empezaba a agotarse.

Chidori te miró a modo de reproche - ¿En serio dices que dejarás a una chica bebiendo sola? Vamos, Hikari. Solo esta vez. La reunión con la sacerdotisa es en dos días y el concierto es el fin de semana. Acompáñame esta vez - hizo una señal y un mesero tomó la orden. La chica ordenó algo para los dos, aunque insistió que sería una promesa.

Unos diez minutos después, llegó una copa enorme con dos pajillas para que pudieran tomarlo a la vez. Era una copa con la forma de una pecera y de color rojo intenso, además de llevar algunas rodajas de limón dentro de esta.

Chidori lo probó y dijo - Si no quieres tenerme que llevar a casa inconsciente, tendrás que ayudarme, porque pienso terminarla toda - se reía, pero realmente su corazón estaba destrozado. Ella no había hablado con nadie sobre lo sucedido en la cueva. A nadie le había contado nada tampoco, así que tal vez el peso de lo sucedido era lo que le pesaba tanto.

El lugar al que fuimos era uno muy bonito y recomendado, tanto por los helados como por su agradable ambiente. Había estado un par de veces anteriormente y nunca decepcionaba. Cuando la chica se nos acercó con una piruleta admiré con cierta envidia sana su destreza. Algún día tenía que aprender a patinar así.

- Pues una "Yuuki-hime" para mí también, tiene una pinta deliciosa - dije captando la mirada de Katherine contemplando y observando el lindo helado - no voy a tener problemas para comérmelo - con una sonrisa confiada agarré una cucharita y miré a mi amiga aceptando el reto - me gustan los retos. No perderé, my sweet friend, seguro que puedo comer más.

Jaycee no pudo evitar suspirar, como lo tomaran como una carrera, ni lo iban a disfrutar, ni iban a acabar bien...

- vigilar con el congelamiento cerebral, sería irónico que después de tanto incidente acabarais en el hospital por esto...

—Yo... Nosotros... ¿Por qué debemos lidiar con la oscuridad? Yo solo quería... ¿Por qué entonces...? Todas estas veces, ¿por qué yo no...? ¿Acaso es demasiado pretencioso querer...? —se aferró con más fuerza a Shiro. Sentía las manos de la sacerdotisa temblar; las de él mismo también lo hacían.

Las palabras de Mamoru se quebraban antes de terminar una frase, así como también el temple del chico. Sabía cuánta razón tenía Shiro, pero le dolía tanto... Los recuerdos de Dawn, los suyos; todos acumulándose, haciéndole sentir una profunda impotencia.

Al ver lo que sucedía con el cerezo, Mamoru sintió pánico. No quería que Shiro se fuera, no quería que lo dejase solo. No quería tener que enfrentarse a la realidad. No quería tener que cumplir con su deber. ¿No podían simplemente quedarse en ese espacio para siempre? Él, Ruka, vivir en algún otro plano; ¿algo así no era posible? No, no lo era. Él lo sabía mejor que cualquier otro. No importaba cuántas veces lo intentara, el resultado siempre acabaría siendo el mismo. No importa lo que hiciera, no importa cómo actuara. El destino no podría ser deshilado. Nunca podría ser feliz... con ella.

—¡Lo sé! Maldición, ¡lo sé! —no estaba enfadado con Shiro, solo se gritaba a sí mismo— ¡Maldita sea! ¡Ruka, perdóname! Esta vez yo tampoco pude salvarte... de nuevo... Pero si eso es lo único que puedo hacer por ti... —Mamoru apretó los dientes con mucha fuerza. Entre lágrimas susurró, con el odio más profundo de su corazón —Scarlet... —quizá aquella oscuridad de la que Shiro hablaba estaba empezando a emerger.

La chica sonreía animosa mientras tomaba sus órdenes. Miró a Jaycee un tanto extrañada cuando mencionó lo de congelarse el cerebro mientras las miraba a ambas - Excelente elección. Espero que estén preparados para deleitarse con los mejores helados de la ciudad - y tenían que serlo porque para tener ese nombre y seguir teniendo clientela, debían ser estupendos.

Retiró sus cartas con delicadeza y gracia y se marchó patinando con la misma soltura que habían visto momentos atrás. Era un lugar bastante acogedor, pero más que eso era popular. Era increíble que, a pesar del nombre, fuera tan codiciado. Unos quince minutos después, llegó la chica con lo ordenado, parando con delicadeza mientras cargaba con su mano derecha una bandeja con sus órdenes. En una base de metal, tenía el helado de Jaycee, a quien le tendió la base para que la tomara y sonreía con gracia al chico. Entonces, llegó el momento de depositar las dos enormes copas. Se veían grandes, pero era mucho más de lo que les esperaba.

Puso la copa a cada una con una cuchara bastante larga y al tenerlas al frente, comprendieron el porqué de su advertencia. No solo llegaba de las mesas hasta sus frentes en altura, sino que además la copa que era la base del vestido era casi del tamaño de un tazón de ramen. Teniéndola más de cerca, pudieron completar su detalle. La base del vestido era una enorme bola de helado de chocolate moldeada para parecer la falda, además de que el borde era crema batida con trocitos de galleta de mantequilla esparcidos. El corset era hecho de cobertura de chocolate que ya se encontraba seca y daba la forma adecuada, además encajaba el cuerpo hecho de mazapán con el vestido y su cabello hecho de crema batida con una cereza de adorno y la pequeña sombrilla de decoración. Dos barquillos de galleta a un lado y con ello, la copa estelar hacía justicia, casi dando pesar el comérsela en vez de guardarla de recuerdo. 

- Que los disfruten - abrazó la bandeja después de darles servilletas suficientes a cada uno y se alejó con una elegante reverencia para dirigirse a otras mesas. Estaban ocupándose los últimos asientos disponibles.