Partida Rol por web

El profesor los esperaba con una radiante sonrisa y el entusiasmo que lo caracterizaba. Decían que parecía menos animado que de costumbre, pero a ojos de la mayoría se veía igual. A medida que se iban juntando, su sonrisa se iba ampliando y no se sabía qué era más aterrador: si lo feliz que se veía o la tela blanca gigante que tenía detrás suyo. Su historial de tortura era legendario, así que cualquier cosa podía haber debajo de esa lona.

- BIENVENIDOS A TODOS. NO SABEN LO MUCHO QUE ME ALEGRA VERLOS DESDE EL VIAJE ESCOLAR. LES PUEDO ASEGURAR QUE HE ESTADO AYUDANDO A INVESTIGAR LAS DESAPARICIONES DE SUS COMPAÑEROS Y SÉ QUE PRONTO DAREMOS CON ELLOS. PERO PRIMERO, CREO IMPORTANTE QUE USTEDES SE FORTALEZCAN Y PUEDAN DEFENDERSE POR SÍ MISMOS JAJAJAJA - Shinta paró un momento y alzó su mano derecha apuntando hacia el cielo con vigorosidad.

Al hacerlo, la lona se fue alzando poco a poco para revelar una verdadera multitud de muñecos de madera que utilizan los artistas marciales para entrenar sus habilidades de resistencia y reacción.

- ME DEDIQUÉ TODAS LAS VACACIONES A HACER UNO POR UNO DE ESTAS BELLEZAS. COMO PUEDEN OBSERVAR, LO QUE TIENEN DELANTE DE USTEDES ES UN ¡LABERINTO DE MUÑECOS DE MADERA! - alzó sus dos brazos de manera dramática para darle dramatismo a sus palabras, pero al ver que no surtió el efecto deseado, prosiguió.

- ESTO AYUDARÁ A QUE PUEDAN REACCIONAR CON RAPIDEZ Y SI LES LLEGAN A GOLPEAR, RESISTIRLO Y PEDIR AYUDA. AHORA, DEBEN HACER ESTE RECORRIDO CINCO VECES Y MASARU-SAN ME AYUDARÁ A MEDIR LOS TIEMPOS DE CADA UNO. SUMAREMOS LOS TIEMPOS POR TRAYECTO Y EL QUE QUEDE DE ÚLTIMO, RECIBIRÁ UN CASTIGO JAJAJAJA. DEBERÁ HACER TRABAJO ADICIONAL. AHORA, ¡ADELANTE! - hablando de Masaru, ¿dónde estaba?

Se fijaron por su compañero y lo encontraron junto a una rueda que parecía ser la que había subido la gigantesca lona. El chico suspiraba aburrido. Después de eso, se hizo junto a Shinta con la seriedad que le caracterizaba y sosteniendo en su mano una libreta y una pluma, puso atención a cada uno. Shinta tenía un cronómetro colgado al cuello y estaban listos para el incauto que fuera primero.

Era imposible tratar de contar cuántos muñecos habían, pero su disposición era laberíntica y la intención era llegar al otro lado.

Koichi se paró al frente como siempre con su alegría característica y alzó su mano - ¡Déjeme ir primero, Daidouji-sensei! Demostraré que puedo hacerlo. Por Haruka-kun y por toda la bondad en el universo. ¡Allá voy! - y el rubio se lanzó con decisión a enfrentar el desafío con valentía. O tal vez estupidez.

Su entusiasmo en el primer tramo fue tal que el chico se movía como una gacela, grácilmente y con facilidad. El primer trayecto lo superó sin dificultad alguna. Llegado el segundo trayecto, su entusiasmo fue diezmando, tomándole más de lo esperado.

- ¡Lo haré por Shiro-san! - a lo que Kuroryuu se sorprendió. Salió con unos cuantos moretones, pero el chico parecía listo para seguir enfrentando el desafío. El tercer tramo tomó aún más tiempo que el anterior, lo cual acompañaba quejidos de dolor y llanto del chico. Por fin salió encorvado y adolorido.

El cuarto tramo fue menos traumático que el anterior, pero el pobre chico salió arrastrándose mientras lloraba. Kuroryuu se le acercó a Koichi y le dijo - Ánimo, solo te falta el último tramo - y casi como si se tratara de un hechizo mágico o una curación milagrosa, el chico se puso de pie como si nada.

- ¡Es verdad! Tus palabras me han llenado de energía. ¡Puedo hacerlo! - y con una velocidad sobrehumana y una nueva actitud, salió disparado cruzando los obstáculos con rapidez y terminando en una pose dramática. Al escuchar su resultado final, solo pudo suspirar decepcionado.

- De seguro me ganaré ese castigo - y se fue a llorar al rincón balbuceando algunas cosas que solo alguien a su lado podría entender.

Después de Koichi, Mamoru alzó la mano y dio un paso al frente. Tragó saliva al ver todos los obstáculos del recorrido y qué tanto había costado al rubio. Si debía sufrir, lo mejor sería que saliese de eso lo más rápido posible. Confiaba en que si Koichi había logrado recorrer todo en ese tiempo, él haría un tiempo similar; no sabía lo iluso que era.

―Yo, yo seré el siguiente ―dijo a sus compañeros y profesor, antes de suspirar cansado y lanzarse a por todas.

El primer tramo fue complicado para Mamoru. Le costó coger ritmo y fue más de una vez golpeado por su falta de agilidad. Desde fuera todo se veía más fácil, pero no podría estar más frustrado consigo mismo. Después de, penosamente, superar la primera etapa, vino la segunda que, para él, fue infernal. Estaba estancado y creyó que moriría. Cada vez que era golpeado o que caía al suelo la rabia emergía del rubio quien, decepcionado por su poca agilidad, pensaba seriamente rendirse. Sin embargo, haciendo acopio de la poca voluntad que le quedaba, superó la etapa corriendo con rapidez, ayudado por la adrenalina. La tercera etapa fue la más fácil de superar para él; gracias al impulso que llevaba de la segunda, corrió y corrió esquivando y saltando como si no hubiese un mañana, sintiendo que sus pulmones explotarían en cualquier momento. En el cuarto tramo, la adrenalina le siguió ayudando. Pese a trastabillar un poco, pudo superarlo con relativa facilidad, pero todo su empuje terminó en el quinto tramo. Después de ser tirado al suelo, Mamoru se quedó allí acostado boca arriba, jadeando con mucha fuerza. Todo su cuerpo estaba lleno de moretones y sudor. El rubio ya no podía con su vida. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que había empezado con el desafío, pero sentía que eran años. Luego de unos segundos se levantó temblorosamente, mirando el final de la etapa con el ceño fruncido.

―Esto es realmente una basura. Preferiría estar en el regazo de Ruka ―murmuró, molesto consigo mismo, mientras recuperaba un poco el aliento. Luego de decidir que lo mejor sería terminar lo antes posible Mamoru se lanzó a la última etapa, confiando en que terminaría rápidamente... No podía estar más equivocado.

Al finalizar ni siquiera se detuvo a escuchar el resultado. Tenía una nube negra sobre la cabeza y apenas podía mantenerse en pie. Caminó hasta estar al lado de Koichi, apaleado, triste y sin aliento, y le puso una mano en el hombro, antes de tirarse al suelo.

―Creo que no tienes de qué preocuparte ―y se lanzó boca arriba, con la firme convicción de que moriría si se ganaba el castigo.

-Siguiente.-Lo mejor era terminar rápido, por esa misma razón prefirió ofrecerse de las primeras, incluso después de ver cómo salían dos de sus compañeros.  Miró al profesor unos segundos, tenía la sensación de estar en peligro todo el tiempo, ese hombre era algo fuera de lo común, aunque en realidad lo hiciera con toda su buena intención... En ocasiones se pasaba con las pruebas.

Isabella dejó la chaqueta en el banco y tras eso se encaminó hasta el punto de salida. Respiró hondo y al pitido del silbato salió hacia la primera parte del recorrido. Lo que pasó allí fue desconcertante y doloroso a partes iguales. Intentó evitar los golpes pero terminó tirada en el suelo riéndose  mientras se frotaba el brazo dolorido, reía por no llorar, pues no sólo le dolía el brazo. Se sentó en el suelo y miró hacia el cacharro que le había dado tal paliza, eso ya era algo personal... Posó las manos en el suelo y se levantó con la intención de ganar esa vez, pero lejos de conseguirlo recibió otra ronda de golpes. Si esquivaba uno le golpeaba otro, era cómo si sus movimientos fueran torpes y lentos. Sólo cuando fue golpeada en el estómago y pierna terminó en el suelo.- Esta relación no tiene futuro ¿Eh? -Le dijo a la máquina mientras intentaba aguantar el dolor.

Estando en el suelo observó, todo tenía un patrón, sólo debía encontrarlo. Le llevase todo el día... Iba a conseguir pasar aquella jodida locura. Se puso en pie y observó, sólo cuando vio un hueco se lanzó. En esta ocasión se adelantaba a los golpes para poder evitarlos y contrarestarlos de manera gracil.  Una vez al otro lado se dirigió de manera rápida hasta la segunda zona, dónde volvió a recibir una paliza. Ya no tenía claro que le dolía más, por lo que llegó un momento que tras la segunda derrota repitió lo que había hecho en la primera parte y tras grabar los patrones consiguió pasar. En la parte intermedia se paró unos segundos para estirarse y frotarse zonas del cuerpo que le ardían. Estaba segura de que saldría llena de hematomas... Iba a parecer un dálmata.

La tercera zona la consiguió pasar a la primera, lo que hizo que diese saltos de emoción. Aunque notaba el cuerpo agotado y eso le pasó la factura de su vida. Le entró al segundo artilugio, al principio parecía danzar con él, pero en uno de los movimientos uno de los golpes impactó de lleno en la cara de Isy tumbándola. Soltó un gruñido y se llevó las manos hacia la nariz, la cual le sangraba por el golpe.- Oh, humillada por un palo...-Las lágrimas se le saltaron, pero aún así intentó calmarse. Se acomodó las gafas y se levantó mientras alzaba la cabeza intentando aliviar el dolor y el goteo de sangre.- Voy a interponer una denuncia a este cacharro, vaya golpe...-Con el dorso de la mano se cubrió la nariz y tras tomar aire volvió a la carga.

Para suerte de Isy lo siguiente consiguió pasarlo del tirón, quizás por la adrenalina... Pero lo había conseguido. Cuando estuvo fuera de aquella máquina de tortura se fue hacia el banco y se sentó despacio, jadeando y dolorida. Lo que se notaba en su rostro.

Chidori pasó no muy animosa y la verdad un poco alicaída. Trató de apelar a que daría un concierto junto a los Red Stones para intentar librarse, pero el profesor solo le dijo que solo serían unos cuantos moretones, así que sanarían rápido. Suspiró resignada y comenzó la prueba.

Su desánimo era notorio y se tomó su tiempo en los dos primeros tramos. Salió con bastantes moretones y con una pierna dolorida, pero siguió sin dar mucha importancia a la intensidad o no de la prueba. Para el tercer tramo, se tardó considerablemente menos que para los dos anteriores y lo mismo para el último, aunque el cuarto tramo fue el más veloz de todos. Después de salir, jadeaba apoyándose en las rodillas y masajeando un poco su tobillo derecho. Suspiró con hastío y fue a sentarse en un rincón.

- Tal vez los moretones no me duelan, pero de seguro tendré que cubrir varios para el concierto -.

Mariko vio cómo salió Chidori con un rostro triste. Se veía preocupada por la chica y bueno, era natural. Todos sabían por qué estaba así. Decidió ser la siguiente, pero no sin antes trenzar su cabello. Listo el peinado, se dispuso a entrar.

El primer recorrido fue sencillo. Aunque al parecer el segundo, tercero, cuarto y quinto también porque salió con rapidez de todos y solo con algunas marcas rojas en su piel. Nada realmente a tener en cuenta. Salió con el rostro serio y simplemente volvió al lado de Kuroryuu, en donde estaba al inicio. Cualquiera que mirara atentamente habría visto sus movimientos gráciles y elásticos. Era casi injusto que ella pudiera participar también.

Kuroryuu vio a su amiga salir y la miró un tanto sorprendida - Después de cómo lo hiciste, me avergüenza salir - rió y con un gesto amable, entró allí. Ella llevaba una coleta para recoger su larga cabellera blanca y entró allí con serenidad. En el primer tramo se destacó por su gracilidad al moverse, tanto así que salió casi tan rápido como Mariko. El segundo no fue tan afortunado, recibiendo uno que otro golpe en el trayecto. El tercero y el cuarto fueron bastante sencillos para ella, aunque en el quinto tuvo algunos tropiezos. Pero logró salir.

Cuando terminó, se le veía un tanto agotada y con algunos moretones en los brazos, pero lo había hecho relativamente rápido, aunque la corona se la seguía llevando Mariko.

Cuando todos llegaron, Katherine se levantó de donde estaba sentada para acercarse al profesor y escuchar las indicaciones que estaba dando. Mientras lo hacía sujetó su cabello oscuro en una coleta haciéndole ver completamente diferente ya que ella siempre llevaba su cabellera suelta. Al ver la prueba a la que estarían sometidos, la inglesa se turbó un poco sabiendo que eso en definitiva no era su fuerte y que no lo haría tan bien. Saldría muy lastimada, pero no quedaba de otra.

Vio a Koichi ser el primero y cuando dio la última vuelta a ese laberinto, se había acercado para recibirlo y corrió a él cuando fue a la esquina, dándole palmaditas a la espalda.

-Ya, ya. Lo hiciste bien, en serio-pero una hora después llegó Mamoru con el peor tiempo posible y ahora le estaba dando palmaditas  a él para que los dos rubios se recuperasen-. Mamoru, tranquilo, no creo que sea para tanto...

Desde su lugar, vio a Chidori que se esforzaba a pesar de no estar de mejor ánimo, sonriéndole cuando acabó; pero al ver a Mariko hacerlo ver tan fácil le hizo ver que sí sería demasiado para ella; luego Kuroryuu y suspiró algo apresumbrada.

-Yo lo haré-se colocó al inicio del laberinto y fue recibida por golpes en sus brazos cuando inició el primer tramo; se intentó concentrar a la segunda vuelta y lo logró sin problemas, recordando cómo moverse; sin embargo, a la tercera vez recibió muchos más golpes y se tropezaba, teniendo leves manchas moradas en sus piernas; decidida a continuar, a la cuarta también se lastimó pero menos... y a la quinta, dejándose llevar como si fuera una brisa de verano, la inglesa terminó con gran agilidad dejando tras de sí su estela oscura del cabello y concentrada.

Al finalizar, se acostó en el suelo mirando al techo para que su pie reposara por los moretones que tenía.

-Bueno... no estoy en mi mejor forma.

Irisu con un suspiro acepto aquel reto, no era lo suyo, pero por alguna razón aquello era demasiado fácil para ella y antes de poder darse cuenta de que había pasado, termino la prueba en poco tiempo.

La única que había visto pasar en tan corto tiempo era a Mariko, pero no esperaba alcanzarla a ella.

-¿Listo?

Tal vez le había faltado alguna parte de la prueba o había hecho algo mal.

Otra vez ese ruidoso sensei proponiéndo una prueba ridícula.

Esos muñecos ni siquiera representan un combate de manera realista.

Sinembargo, tenía que reconocer que la prueba era difícil. O tal vez me faltaba motivación, quién sabe. El caso es que tuve que realizar varios intentos para conseguirlo. 

Pero después de haber visto el desempeño perfecto de Mariko, ya podía despedirme del premio mayor.

Al cabo que ni quería.

Ese tipo de actividades no eran complicadas, ni siquiera esperó a que cada quien acabara, habían caminos de sobra y quedaba claro que sí lo hacían uno a uno, jamás terminarían. Por ello le robó uno de los cronómetros al entrenador, mostrándole antes de entrar en el laberinto que lo encendía, sin duda no sería el único que saldría a la vez de otros, cuando llegara al final, ayudaría a cronometrar a algunos para que la hora de gimnasia no se transformara en la clase de pijamas.

Sin permiso inició y acabó entregando su tiempo al propio fortachón. No acababa de ver la dificultad a correr entre esos maniquís de madera, aunque seguramente eso se lo debiera a su desvanecido viejo amigo.

— Me gustaria tratarla con mas informalidad, pero lamentablemente no puedo, Mariko-sama. Lo lamento mucho, pero no podria tratar asi a la actual Guardiana Suprema, espero me comprenda. — Fue lo que dije ante su petición para hablar mas normalmente con una reverencia y una leve sonrisa en mi rostro, esperando que entendiese que no iba a cambiar de idea, aunque mi postura si era mucho mas relajada.  Al escuchar la información que tienen actualmente y la petición de mas detalles de mi parte, me quede un poco pensativo. — ¿Esta segura de reunirnos con esa raza, Mariko-sama? No quiero poner en duda su decisión, pero claramente no sabemos si son confiables. Tenemos que esperar una traición aunque sea, me duele pensar tan negativamente pero en esta época si no lo hacemos estaremos condenando el planeta que nos ha recibido despues de todo lo que hemos pasado. — Dije un poco escéptico y con los brazos cruzados. —  Al menos me gustaria tener un plan de emergencia, esta nueva raza no es algo a lo que nos hallamos enfrentado antes... Son fuertes, Mariko-sama. Muy fuertes. —  Dije, mostrando mi preocupación ante eso, al menos desarrollar un plan de emergencia si no es que ya lo tiene previsto...

— Ademas, al parecer los que son controlados por esa nueva raza muestran una marca, o al menos Scarlet Light. Le dije que la iba a salvar de ese control y corrupción, esa cosa emanaba un aura y un poder extraño y poderoso. Y no solo es eso... Al final, justo cuando iba a liberarla, un Hitogata Yuudai poderoso me embistió, agarro a Scarlet y se fue... Esto no es tan simple, Mariko-sama. Algo muy extraño esta ocurriendo alrededor de todo esto y en verdad nos estamos enfrentando no solo a nuevas amenazas, pueda que alguna sombra del pasado tambien este con esto, no lo se a ciencia cierta pero tengo la corazonada. —  Dije con seriedad, explicando lo sucedido. En verdad me sentía mal por no haberla logrado salvar, mucho mas al saber el final que se enfrento... Si hubiese sido mas fuerte, claramente yo hubiese podido salvarla y asi evitar ese triste destino...

Ante su petición para estar con los demás, me quede un poco desconcertado. En verdad me vendria bien saber quienes son los demás, aunque en verdad no deseo tener compañeros. Si debo de ganar fuerza, debo de hacerlo yo solo en orden de evitar que alguien sufra por mi culpa, no podría permitir lastimar otra vez a algun ser querido, no otra vez, no como sucedió con ellos... — Conozco los nombres de algunos, asi que ellos tambien fueron afectados, eh... —  Dije, claramente un poco molesto. —  Claro que iré, pero no me gustaria mantener mi forma normal. Permítase acompañarla, Mariko-sama, no me sentiré a gusto y necesitare estar preparado para todo. Ademas, esa mujer, la que esta causando todo esto no esta sola... Me enfrente a un tipo con parche hace poco, tenia la misma esencia que Scarlet Light pero... El no era de ninguna de las tierras que conocemos. Ese tipo seguramente era de la nueva raza que estaremos a punto de conocer. Téngalo en cuenta, por favor. 

Mariko te escuchó atentamente y sonrió cuando mencionaste su título - Está bien, como te sientas más cómodo -.

Siguió escuchando con una sonrisa afable mientras expresabas tu opinión y contabas toda tu versión - ¿Hitogata Yuudai? Me sorprende que conozcas lo que somos los Yuudai. Aunque supongo que Sombra te lo contó - y miró en la dirección en que se había ido el perro. Escuchaste un leve quejido que desapareció rápido.

- Tienes razón, esto no es nada simple. Pero hay personas de confianza que están con él y él ha mostrado ser de fiar. Por ahora, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para proteger este planeta. Por eso mismo creo que es importante que estés allí. Puedes presentarte como Lucian o Trickster, la Sacerdotisa dragón guardará tu secreto - dejó su comida a un lado por un momento y puso su mano sobre la tuya, apretándola suavemente.

- Esa marca de la que hablas es lo que les da vida. Si esa marca desaparece, ellos volverán a su eterno descanso. Y eso es justo lo que queremos lograr. Salvarles es sinónimo de matarles. ¿Estás listo para eso? - te miraba con seriedad, pero parecía más preocupación que enojo lo que había en sus ojos. Matar a un camarada no era tarea fácil.

- Quisiera que nos acompañaras en el concierto de los Red Stones que habrá este fin de semana. Creemos que Heleth atacará allí. Uno de los guitarristas es de nuestro planeta, pero esa no es la mayor preocupación que tenemos. Estamos en riesgo de que Scarlet Bat vuelva a la vida - su rostro era serio -. Por ahora, duerme tras haber sido derrotada en la anterior batalla, pero no queremos correr riesgos. No fue fácil ganarle la última vez -.

Apretó tu mano una vez más y destensó su rostro para sonreír otra vez - Aún no sé si seré de mucha ayuda porque estoy segura que Arjimae está con ellos. Acercarme a él, me matará. Necesitamos toda la ayuda posible - y con su mano libre, buscó algo en su bolsillo para entregártelo. Al hacerlo, viste que se trataba de un boleto de entrada para el concierto -. La Sacerdotisa compró esta entrada para ti. Es tu elección - la dejó en tu mano con una sonrisa.

El verano había pasado rápido, aunque a mi me había parecido una eternidad. Los alumnos desaparecidos aún no habían sido encontrados y la ausencia de noticias estaba haciendo mella en mi determinación. Con un suspiro, miré las noticias en el periódico del instituto, mientras acariciaba levemente la foto de Haruka.

El anuncio del concierto de los Red Stones me alegró un poco el día, especialmente cuando leí que Chidori iba a tocar también. Estaba deseando oírla tocar con su banda. Habría también un concurso de disfraces y estaba dispuesta a concursar, ¿pero qué podía ponerme? Repasé mentalmente mi armario de disfraces de fiestas y negué con la cabeza. Seguramente tendría que ir a comprarme algo, dudaba que mis viejos disfraces me valieran para aquel evento.

Las clases pasaron sin pena ni gloria, me pasaba la mayor parte del tiempo dibujando circulitos en las hojas o mirando distraída por la ventana mientras jugaba con el bolígrafo. Mi mente divagaba en todo tipo de ideas. Miré al asiento de Haruka y ahogué un nuevo suspiro. Los siguientes días iban a ser interminables. 

Al llegar a la clase de deportes, mi ánimo mejoró notablemente. Ánimo que se convirtió en confusión al ver qué nos había preparado Shinta. Siempre me habían gustado los deportes, pero no me había esperado defensa personal. Sin embargo, tomé la clase con entusiasmo, nos vendría bien un poco de entrenamiento para lo que pudiera esperarnos. Me puse en fila y esperé a que fuera mi turno. Cuando llegó mi turno, me metí con demasiada rapidez y pasé alguna pequeña dificultad en los dos primeros tramos, pero en los demás me concentré con más fuerza y pasé sin dificultades.

Cuando Koichi se me acercó para decirme aquellas palabras, asentí con una agradecida sonrisa. Sabía que había estado investigando sin cesar, seguramente incluso más duro que yo. Me dolía no poder contarle lo que realmente había ocurrido, mas era mejor que no lo supiera. No debía involucrarlo en las futuras batallas que podrían surgir, era demasiado peligroso.

- Gracias, Koichi-kun, te lo agradezco much, yo también te contaré todo lo que pueda - le dije mientras se iba, sintiéndome culpable por ocultarle información.

El entusiasta profesor aplaudía cada que veía a uno de ustedes terminar la travesía y sonreía complacido por lo que veía. Mientras tanto, Masaru miraba todo eso con hastío mientras tomaba apuntes. Estuvo a punto de detener a Jaycee, pero no es como si el chico fuera a hacerle caso a alguien, así que lo dejó continuar.

Después de que todos pasaran y Masaru dijera los resultados finales, ya se sabía quién recibiría el castigo de Shinta: Mamoru. Koichi se veía aliviado por no ser él, pero no tardó en darle sus condolencias al rubio, además de una palmada en su espalda que se suponía le daría consuelo.

- TSUKAIMA-KUN, ¡DAME 20 VUELTAS AL GIMNASIO Y LUEGO HARÁS 200 FLEXIONES! SI DESPUÉS DE ESTO NO TE SIENTES MÁS FUERTE, ¡DEJARÉ DE LLAMARME SHINTA DAIDOUJI! JAJAJAJAJA - cruzó las manos mientras esperaba que el rubio comenzara a hacer lo asignado mientras los demás solo lo veían.

La campana final mostró el final de la eterna clase de Shinta y con ello, el final de lo que parecía un eterno día de instituto. Podría decirse que la rutina kamikaze de Shinta había ayudado a despejar la mente de los más afectados por las desapariciones, aunque habría que preguntarle a Mamoru qué pensaba al respecto. ¿Serían esas las verdaderas intenciones de Shinta o solo era un musculoso demasiado entusiasta con el ejercicio?

No había deberes, ni exámenes, así que podían considerar que tenían la tarde libre. ¿Qué hacer en un día así?

Terminada la clase, Mariko parecía con algo de prisa. Se duchó y se cambió con velocidad, para despedirse de todos.

- Nos vemos luego - y con un gesto de su mano, se fue. Si se quedaban mirándole, pudieron notar un extraño destello formarse no muy lejos de allí antes que ella desapareciera por completo. Sea donde fuera que había ido, ya iba muy lejos.

Kuroryuu también pareció salir deprisa y los miró a todos, asegurándose que solo los necesarios escucharan la información. Koichi, quien en ocasiones la perseguía, se había ido al periódico. Había estado realmente entregado a la búsqueda de su mejor amigo.

- Los estaré esperando a todos en dos días en mi casa. Hay algo importante que discutir. Por favor, cuídense las espaldas - y después de una reverencia, salió para abordar una limusina que la esperaba a la entrada del instituto.

Jaycee tomó su móvil para escribir un mensaje "donde y cuando?" Lo mando a su sacerdotisa en espera de saber de qué quería hablar. Aunque le preocupaba Aimi, que le podía llevar a irse con el enemigo?

La respuesta no tardó mucho en llegar. Tal vez Kuroryuu mandaba aquel mensaje desde su limusina. 

Te estaré esperando hoy en mi casa. No faltes, por favor. 

Jaycee se despidió de quien se cruzaba con él con una mano en el bolsillo y el móvil en la otra. Incluso frenó un instante al lado de Katherine para preguntarle si quería que le llevará a casa. En la puerta, una Hummer negra esperaba por el muchacho, y sin duda no le costaría nada llevar a alguien.