Partida Rol por web

En silencio, Katherine caminó con los demás hasta llegar al sitio y después entrar a dicho espacio con aquellos objetos mientras los observaba con un poco de tristeza porque pareció comprender de qué trataban tales artilugios.

-Pertenecen a los que hemos caído-señaló, pues no veía los guanteletes de Heracles y la hoz de Lightning, los cuales recordó primero que pertenecían a ellos y no los ubicó ahí mismo. Cuando recorrió todos posó su mirada en el collar y la espada de hoja enorme con un aire bastante melancólico. ¿Pertenecerían a ellos?-. Supongo que sí, el arco debo ser yo, soy la única que lo manejaba.

Vio cómo Notah quería agarrar la espada y no lo detuvo, ella también sentía curiosidad. Después escuchó a Hikari y se llevó una mano al mentón reflexionando un poco.

-... No se si será eso, Hikari. No solo hay armas aquí, hay una diadema y un collar. ¿Será más bien nuestro objeto representativo? Lo que nos permitió usar nuestro poder ya sea como dragones, andelivianos, einar y.. yuudai/guardiana, esas cadenas deben ser de Mariko. La rama... todos nosotros estamos atrapados en los capullos del Umhti. Debe ser nuestra conexión representada de esta manera, más o menos como dices, Hikari.

Se acercó un poco más a Notah para ver que no le pasara nada, aunque ella misma quería tocar lo que parecía ser el arco para comprobar por sí misma... y siguió ese impulso. ¿Qué pasaría?

Notah, casi sin darse cuenta, ya tenía la mano yendo hacia la pequeña rama. Por algún motivo, se sintieron tremendamente nerviosos, aunque no comprendían del todo por qué. Su mano se posó sobre el objeto y una corriente eléctrica poderosa atacó al peligris. A pesar de la intensidad del dolor, este seguía vivo... O al menos vivo en este lugar.

Humeando de pies a cabeza, cayó de rodillas en el suelo, pero la ramita siguió brillando. Poco después, empezó a latir como si de un corazón se tratara. El latido se extendió a todo el salón. El lugar temblaba al ritmo de ese corazón y todos sentían que sus cuerpos se unían a ese compás. Sus siluetas se distorsionaron un momento, como si estuvieran a punto de desaparecer y la agonía fue casi tan intensa como la de la propia muerte.

Unos segundos pasaron, no saben cuántos, pero aquello se detuvo... Tal vez es mejor decir que se concentró.

Lo que escucharon a continuación era difícil de creer: el llanto de un niño pequeño resonaba en la estancia, pero aunque lo buscaron por todas partes, todo lo que vieron fue una pequeña luz de color verde que alumbraba en la mitad de la habitación. ¿Acaso la luz lloraba?

El calambrazo me arrancó un grito de dolor y echarme hacia atrás. Solía ser tranquilo, pero el dolor dolía, aunque parezca obvio puedo asegurar que no lo es cuando ya estás muerto. ¿Significaba aquello que tenía terminaciones nerviosas? ¿Era acaso Matrix?

Cuando quise darme cuenta un llanto provenía de una llamita verde.

Pobre... está triste. Parece un espíritu en apuros ¿le ayudamos? -pregunté a mis compañeros, pero en mis ojos se veía que la decisión por mi parte ya estaba tomada- Creo que vi un templo al entrar, quizá allí pueda encontrar más información. Encárguense de que Verdi no llore ¿sí?

Dicho aquello me giré, sin pensar en absoluto y sin esperar respuestas, para correr al templete que había visto en la subida. Quizá me lo había inventado, pero merecía la pena intentarlo.

Katherine apenas iba a alcanzar su arco cuando ocurrió lo de Notah. Los nervios que sentía y provocaron que temblara, exaltaron su sorpresa que la paralizó y congeló mirando cómo salía humo de su cuerpo. Los ojos azules de la inglesa rebosaron de miedo y se giró para ayudar al chico queriendo alcanzarlo.

-¡Notah! ¡Notah!-le gritó presa de la ansiedad provocada por todo. Pero escuchó los latidos provenientes de la ramita, volteando a ver a aquella cosa mientras percibía ese compás en su propio cuerpo.

La pelinegra se asustó al sentir esa agonía, revivir una muerte la perturbó e hizo que cayera de rodillas jadeando mientras miraba al suelo con mirada perdida. Se suponía que había muerto, ¿por qué sentía eso? ¿No eran espíritus como tal o lo que ocurría después de la vida era similar? Pero... ¿Qué era este lugar precisamente? Y fue en ese momento que se dio cuenta de algo que terminó por inquietarla aún más. Aún en esa posición alzó su cabeza y volteó a todas partes con suma preocupación.

-¿.. Por qué ya no podemos ver la pelea?-preguntó preocupada, aún observando alrededor con creciente inquietud-. ¿Ustedes pueden ver? Es decir... yo puedo verlos a ustedes, pero no a los demás que siguen vivos... ¿Qué pasó? ¿Qué...?

Y entonces escuchó ese llanto hasta toparse con esa llama. Katherine relajó su respiración mientras sus propios ojos se humedecían un poco, oyendo la sugerencia de Notah y que él decidía irse.

-Notah.. espe...-No, no debía detenerlo. Estaba preocupada por él y por lo que pareció recibir ese daño, pero como parecía estar bien y quería investigar, era mejor confiar en eso-. ... Ve con cuidado- aunque claro estaba que el chico no esperaría respuesta y se fue. 

La joven se levantó haciendo un poco de esfuerzo y se acercó un poco a aquella luminosidad verdosa, pero guardando distancia para que no pasara nada.

-¿Ho-hola? -preguntó con cautela, aunque no sabía si podía ser escuchada-. ¿Te lastimó mi amigo hace un momento? ¿E-estás bien?

¿Qué era eso?

Abriste los ojos confundido desde un lugar que no era Andelivian, ni Hardak, ni la Tierra... Un lugar nuevo y diferente. Un lugar de paso... ¿Aquí era donde estaban todos aquellos que habían fallecido? Apareciste en un puente que daba a un río y ese río los conectaba con tus amigos de alguna manera.

Por más que intentaras usar tus poderes, no podías. ¿Por qué?

El castillo que estaba tras el puente desplegaba una cálida y poderosa luz de color verde que latía al ritmo de un corazón. ¿Estaba pasando algo especial? Todo el lugar temblaba y el puente parecía que se desmoronaría en cualquier momento.

Notah se fue corriendo a gran velocidad, pero al cabo de unos segundos, se le vio entrar por la puerta del castillo, como si viniera del puente otra vez. Incluso si lo seguía intentando, el resultado sería el mismo. Tal vez "Verdi", como le llamó el dragón, no quería precisamente que se fueran.

Apenas Katherine se le acercó, la llamita se agitó bastante, casi como si estuviera buscando de quién era aquella voz.

Debo... Debo...

Debo despertar...

Onírica...

Fue todo lo que la llamita dijo. Sonaba apurada mientras el extraño latido parecía aumentar su intensidad.

Era eso el yomi-no-kumi? Era menos oscuro de lo que imaginaba... Quizás la diosa Izanami decidió que todos pudieran ver su rostro en descomposición... Estaba claro que alguien como él acabaría ahí tras fracasar tantas veces, un lugar precario sin las torturas que antojan infiernos de otras culturas, al final iba a resultar que el shinto era el más acertado en el aspecto del infierno. Solo un lugar en el que vagar el resto de los tiempos.

Estar quieto no le llevaría a ningún sitio, por lo que se aventuró por el puente de camino a aquel lugar iluminado, no sentía ansiedad había hecho lo posible y aquel lugar era su lugar de reposo. Volvería a reencarnar Ilify? Por eso su poder se había esfumado? Esperaba que todo fuera bien, salvaran la tierra y pudiera vivir una vida de paz...

Cuando regresé la primera vez, casi ni recordaba porqué me había marchado.

Escuché entonces lo que decía la llamita y me acerqué corriendo a Kath, mirando alrededor, intentando adivinar qué demonios estaba pasando.

¡Todo empezó cuando toqué la rama! ¿Y si hay que llevar a Verdi a la rama?

Pregunté, señalando la silueta.

Podemos hacerlo juntos, para evitar el rechazo de la electricidad.

Sugerí, sonriendo a la inglesa, poniéndome en pie.

¿O nos ponemos a tocar todas las demás siluetas? ¿Tal vez la tiara como la que llevaba Scary?

Fuese lo que fuese que me dijese Kath, le haría caso, bien fuese tocar las otras siluetas, llevar yo solo a Verdi hacia la rama o hacerlo juntos. Sentía que tenía que ayudarla, pero no sabía cómo.

-¡Notah!¿Estás bien? -dije cuando el chico cayó, presa de la descarga eléctrica. Pero me tranquilicé cuando se incorporó. Aunque poco duró la calma, porque en seguida, todos tuvimos esa extraña sensación, como una segunda muerte. Las cosas se pusieron aún más extrañas cuando apareció esa llama, Verdi, como la llamó el desafortunado Notah, esa llama que lloraba como un bebé.

-Tal vez las paredes del castillo bloquean la visión de la tierra -respondí a la pregunta de Katherine. Luego ella intentó comunicarse con la llama.

-¿Onírica?¿Qué conexión tienes con ella? -Le pregunté a la llama, con la esperanza de que pudiera decirnos un poco más.

Luego Notah volvió a aparecer por la puerta del castillo. Parecía que no podríamos abandonar el lugar tan fácilmente.

-Creo que podría pasar algo si tocamos las siluetas -respondí a la pregunta del chico- Pero sólo si todos lo hacemos, incluyendo los que están vivos. Pero sería demasiado arriesgado que todos murieran para poder llegar aquí. Le daríamos una tremenda ventaja al enemigo. La única salida sería que ellos pudieran conectar con las siluetas desde donde están. No sé si es posible, pero viendo la cantidad de cosas extrañas que pasan aquí, no descartaría nada.

Mientras Katherine le hablaba a la llama, se dio cuenta que Notah volvía y se le hizo extraño. Definitivamente había una entrada y ahora estaban... ¿Encerrados? ¿Tendría que ver con esa sensación de muerte o la voluntad de aquél extraño ser verdoso? Pero esa ansiedad en su voz le hizo preocuparse instintivamente y hasta sentir un poco de empatía. Hikari preguntó lo mismo que a ella le rondaba en su cabeza, por lo que no vio necesidad de cuestionar lo mismo.

Entonces los demás comenzaron a sugerir más ideas y la inglesa se puso un poco tensa. Aún así, tragó saliva e inspeccionó el sitio para después posar sobre "Verdi".

-Notah, no creo que sirva de algo que toquemos los otros artefactos. Además, siguen sin estar los que yo creo que son de los que siguen vivos-los ojos azules de la joven continuaron observando a la flama, naciendo en ella una sensación de compasión y prisa. ¿Prisa para qué? ¿Los latidos?-. Y Hikari... no creo que deban morir. Mira las cosas que hay y los presentes aquí.. ni estamos todos los que hemos fallecido y no garantiza que al morir lleguen aquí. No están Mariko, ni Irisu, ni Aimi... ni mi hermano-mencionar a Edward le dolió, su rostro se puso triste, pero no era momento de lamentarse-. Ni los demás. ¿Por qué precisamente nosotros? No lo sé, pero no creo que debamos esperar a que caigan más.

Aún percibiendo esa inquietud, continuó pensando en lo que podrían hacer y tuvo una idea.

-Si al tocar esa rama esto pasó... creo que debemos llevar a la llama al centro... pero entre los tres. Está asustado, preocupado... y reaccionó a mi voz, lo que significa que posiblemente no pueda ver ni saber dónde está realmente-Katherine suspiró y comenzó a caminar a la llama con paso cauteloso-. Tranquilo, estarás bien. Te ayudaremos a estar con Onírica.

¿Debían confiar en aquello?

¿Y por qué no?

-No se si servirá de algo que toquemos nuestros objetos, pero... intentemos devolverlo al centro de todo esto... esta especie de núcleo-y si no le ayudaban, ella aún así lo intentaría. Por lo mismo, de nuevo volvió a hablarle a ese espíritu ígneo-. ¿Recuerdas algo que pueda ayudarte? 

-Tienes razón -respondí al comentario de Katherine- Debería haber más gente aquí, si es que esto es el más allá. Creo que es otro de los misterios sobre este lugar. ¿Por qué sólo nosotros? Yo tampoco lo sé. 

Luego pensé un poco sobre su propuesta.

-Creo que podemos intentar llevar la rama o nuestros objetos hacia el centro. Pero en vista del peligro, deberíamos elegir sólo una opción y deberíamos pensarlo bien, porque puede que no tengamos otra oportunidad.

El aire de ese lugar exhumaba paz, con cada bocanada de aire, con cada paso... Todo era paz. Caminaste por lo que se sintió como una eternidad por el puente hasta el castillo que desprendía aquella luz de color verde y, al llegar, viste que en las paredes de una estancia que recordaba a un salón de baile habían pinturas peculiares, por no decir otra cosa: siluetas traslúcidas donde solo se distinguían las formas de ¿armas? ¿Joyas?

Un remolino de cadenas, una espada de hoja curva negra y roja, una tiara, un collar, una espada con una hoja enorme, un arco, un tridente, una espada roja con borde negro, una espada de hoja negra... Y por último, lo que parecía una rama de un viejo árbol. Todas juntas brillaban pasando por los colores del arcoiris, pero la rama brillaba con más intensidad que los otros objeto. ¿Qué eran y qué era ese lugar?

En el centro de la sala pudiste ver que una pequeña llama de color verde estaba en la mitad de la estancia, pero también a tres figuras que no tardaste en reconocer como Hikari, Notah y... por supuesto Katherine. Los tres parecían estar hablando en dirección a esa pequeña llama.

Al escuchar el nombre de la einar, la llamita se agitó de nuevo, haciendo un esfuerzo por decir lo siguiente.

Es... una amiga.

Quiere... quiere ayudarme.

Se escucharon pasos en la estancia. Se giraron para ver de quién se trataba y pudieron ver a Ilify llegar al lugar. Él ya había notado su presencia, así que los miraba. Miraron a las paredes, pero no había cambios y aunque intentaran tocar los demás cuadros, no pasaría nada.

De repente, y justo cuando se dispusieron a tomarla con sus manos y llevarla al centro, la llamita ardió con mucha más fuerza, calentando sus manos en exceso, por lo cual se vieron en la necesidad de quitarlas. Luego estalló en una poderosa luz de color esmeralda que parecía empezar a expandirse, tomando poco a poco una forma humanoide. Absorbía la luz con paciencia mientras su figura se hacía sólida y al disiparse la luz...

Era la figura de un niño, no mucho mayor a los siete años humanos, con su cabello verde y largo, además de un par de ojos brillantes como esmeraldas y una presencia etérea. La sensación que despertaba era familiar para todos por algún motivo, aunque no era tan claro el porqué. Su cuerpo resplandecía ligeramente con ese brillo verde y los miró con el rostro triste.

No tenemos mucho tiempo...

Debo despertar...

Antes de que ella regrese...

Y extendió su mano hacia ustedes, tal vez esperando que la tomaran.

Walker...

Al mirar los ojos brillantes del niño, una voz conocida te habló directamente al corazón. Al mirar un poco hacia atrás, te pareció ver una silueta de cabello blanco. Pestañeaste y desapareció. ¿Había sido una ilusión?

Ilify...

Al mirar los ojos brillantes del niño, una voz conocida te habló directamente al corazón. Al mirar un poco hacia atrás, te pareció ver una silueta de cabello blanco. Pestañeaste y desapareció. ¿Había sido una ilusión?

Por unos segundos, me quedé mirando detrás del niño, y reflexioné en voz alta.

Creo que tenemos que hacerlo juntos.

A todos los ojos, mi parte más draconil gritaba que podía ser una trampa. Ver un reflejo de algo que puedes anhelar era un reclamo para ceder, como si para cumplir su cometido tuviera que engañarnos o tomar nuestras esencias en este espacio de muerte. Probablemente mi parte Walker tenía razón. Pero en aquel momento mi parte humana, Notah, estaba más preocupada por ayudar a un niño que cualquier otra cosa.

Extendí la mano para tomar la del niño y, a su vez, extendí la opuesta hacia mis compañeros, como si pudiésemos hacer una cadena o un círculo. No sabía bien para qué serviría, pero si le ayudaba a despertar, así fuese.

Escúchame... Onírica es buena persona. Puedes hacerle caso, ella te protegerá de la malvada fea.

Siempre desconfiado, siempre atento a posibles consecuencias... Cada vez que decidía confiar en alguien acababa herido y su corazón se sentía un poco más apretado en su cada vez más pequeña carcasa de hielo. Miró a los presentes y estando Katherine allí ese lugar no podía ser el yomi-no-kumi, era imposible que ella acabará allí; más por tanto; ¿Donde estaban? Absorbidos por aquella raíz era la paz destinada a antes de la tempestad?

- acabo de llegar, y no sé qué habéis tenido tiempo a descubrir... Pero... Estoy cansando, cansado de fracasar... Cada vez que confío en alguien algo sale mal... Por eso no confiaré en ese niño... Cederé mi confianza a la única relación que creo que no ha sido un error... Decide por mí Katherine, no quiero más derrotas sin sentido, sì voy contigo sea bueno o malo será mi mejor acierto, porque sin ti no soy absolutamente nada.

Se acercó a Katherine y le extendió la mano, tanto tiempo separados "eones" para Jaycee, había sido demasiado... Sin ella su gélido corazón seguiría comprimiéndose hasta que no quedara nada.