Partida Rol por web

- delante pues Shiro... - el dragón se cogía el toreso pese a que en esa dimensión apartada no pasaba nada.

- Me ha atacado con su lanza, (scarlet 1) antes de golpearle y demostrarle lo débil que me ha vuelto el amor, me confirmáis que nadie más ha hecho nada?

Todos se encontraban presas del control mental de Scarlet mientras se herían entre sí y a veces lograban golpear a sus verdaderos enemigos, mas existía la incertidumbre de: ¿lograremos salir de esta batalla?

Entonces, una poderosa luz irrumpió en la ilusión y comenzó a brillar con tanta intensidad que todas las Scarlet cubrieron sus ojos. El sonido de una flauta se hizo presente en el aire mientras una figura femenina se destacaba en la luz para aquellos con suficiente fuerza de voluntad para soportar el incandescente resplandor en sus globos oculares. Esa figura se fue transformando poco a poco en una bestia de gran tamaño, sus garras crecían, su cabellera se volvía en su alargado cuerpo, de su rostro salían unas poderosas fauces y sus ojos, antes castaños, brillaban de un intenso color azul. Sus alas se extendían en el cielo brillando con la misma intensidad del sol mientras todos comprendían que aquello que tenían delante suyo no era más que al Gran Dragón. ¿Cómo era posible que estuviera vivo y que apareciera después de dos guerras tan terribles?

Su presencia era magnánima, su poder se veía en cada poro, su elegancia era innegable y el temor que inspiraba solo podía equipararse al amor que sentía por sus hijos.

El Gran Dragón miró a Scarlet y a Eclipse y negó con la cabeza al ver a la segunda. A pesar de no usar las palabras, todos podían sentir su dolor por ver a una de sus hijas en manos de la oscuridad. Abrió su boca y tras un poderoso rugido, una feroz corriente de viento salió disparada hacia Scarlet, derribándola y haciendo que volara varios metros lejos de su ubicación. Sin embargo, no atacó a Dark Eclipse. Sentiría mucho dolor de hacerlo.

En ese momento, todos volvieron a reconocerse, las otras Scarlet y Eclipse habían desaparecido y ahora, solo eran dos de ellas. El dragón miró a sus hijos con ternura y compasión antes de esfumarse en una explosión de estrellas.

Se decía que solo la Sacerdotisa podía escuchar el mensaje del Gran Dragón y por eso era su emisaria, pero más que su emisaria, parecía ser su receptáculo, la llave para llegar a él.

En ese momento justo antes de desaparecer, escucharon claramente en sus cabezas - Confío en ustedes, hijos míos - una voz dulce y solemne, algo que removía recuerdos de esa otra vida que creían haber olvidado. Recordaron el calor de las oraciones de Shiro, de sus canciones y sus mensajes de paz y amor frente al templo. Realmente eran palabras de su creador, regalo que les fue arrebatado cuando la Reina de cristal se robó el Orbe del dragón.

Miraron alrededor tras la desaparición del Gran Dragón y lograron percibir que se encontraban de vuelta.

Animae estaba en el suelo malherida con todo el torso congelado y con dificultades para respirar, Ilify tenía una herida reciente en su torso, al igual que Platinium, la cual se encontraba tumbada en el suelo, pero parecía estar bien. Nereida estaba atrapada en una red que era igual a las de Animae.

Después de ver el estado actual de todos, se giraron hacia sus enemigos y vieron a Dark Eclipse de pie, aparentemente intacta, mas no era el caso con Scarlet Bat. Scarlet estaba en un lugar un poco más lejano y se veía que tenía dificultades para levantarse. Tras verlas, su rostro se había desfigurado y su molesta sonrisa había desaparecido.

- ¿Qué me han hecho? ¿Cómo es que han bloqueado mis poderes? ¡MALDITOS! ¡LOS DESTROZARÉ CON MIS PROPIAS MANOS! - con Scarlet sin poder usar su control mental, era una pelea más justa, aunque la Sacerdotisa ya les había advertido sobre el verdadero poder de Scarlet.

Ilify sostuvo a Animae, para ayudarle a alzarse, y la frialdad de su cuerpo procuró acumular su poder en el ataque que preparaba. Se puso tras Animae abrazándola con su izquierda y enderezando su diestra hacia sus rivales, con las alas preparadas para cubrir a su amada.

- ¿no decías scarlet que me equivocaba de mano? Podría detectar el viento de Animae incluso entre las siete corrientes astrales de la vida, la muerte, y la resurrección. Y de equivocarme, ella sabía muy bien que tenía mi permiso para golpearme si fallaba.

Concentrada su energía, cristales de hielo y blanca nieve de muerte latente, se comenzaban a acumular, esperando un movimiento. No necesitaban hablar, eso significaba el auténtico y puro amor, sabían que querían hacer incluso con tan solo una mirada, o un suspiro.

Ahora que habían vuelto a la realidad, Nereida podía ver claramente que lo que la apresaba no era un látigo de fuego, sino una de las redes de Animae.

-Oigan, me ayudan a quitarme esto?

Aquella ilusión que la cubría y le dejaba atacar con libertad repentinamente se esfumo, un ente dragoniano de proporciones colosales lo había esfumado todo.

La Marioneta estaba indiferente ante esto y ante la mirada de compasión de ente colosal pues carecía del corazón para sentir pena o dolor. Más sin embargo no pudo sino preguntar:

—¿Quien eres?

Ahora quedaba lidiar con los enemigos de su Ama, y lo haría con trucos o sin ellos.

El dolor en su pecho por el frío era insufrible, las quemaduras en su cuerpo le ardían su piel y el cuerpo se debilitaba por las bajas temperaturas que se extendían, pero una luz de gran energía le interrumpió  y no pudo evitar quedar prendada ante la presencia del Gran Dragón, permaneciendo en el suelo mientras hacía acopio de su temple para continuar con la contienda sin interrumpir lo que ocurría para ver en el cielo la explosión de estrellas que le reanimó sus esperanzas nuevamente.

Animae escuchó los gritos de Scarlet y no pudo evitar sonreír satisfecha, pues los planes de la titánide no salieron como quiso y ahora ellos tenían la ventaja. Cuando Ilify se colocó a su lado se apoyó en él para levantarse y aunque su pecho continuaba siendo un martirio, sacó una flecha de su carcaj y las alas del dragón comenzaron a agitarse por el viento que se arremolinaba alrededor de la guerrera.

-La confianza es buena, Scarlet, pero te excediste de ella y ese fue tu gran error-la pelinegra suspiró y después miró a Nereida con disculpas-. Acabemos con esto de una vez, Nereida-y de un floriteo de su mano, la red que atrapaba a su compañera de deshizo en ráfagas brillantes de viento que no la lastimaban... pero la reacción inocua de Dark Eclipse le dolió, incluso por unos momentos parecía que el alterego humano, Katherine, era quien sostenía el arco y no miraba a la dragona caída en oscuridad, sino al joven Mamoru que quería ser fuerte para proteger a todos.

-... Mamoru, thank you...-la voz de la inglesa se hizo presente sin perder su transformación y disparó la flecha que ya había cargado directo al dije de la dragona que según se le dijo era lo que le aprosionaba, deseando desde lo más profundo de su corazón que la paz llegara al alma de quien consideró un amigo admirable: cuando comieron juntos en la azotea al lado de Irisu, su plática en los columpios una noche fresca luego de encontrarse en una tienda, el deseo del chico de ser respetado y con temple a pesar de que había sufrido.

Y justo al soltar la flecha, el viento mágico que los rodeaba empezó a acumularse a increíble velocidad para sentir cómo se juntaba con la magia de Ilify. Con decisión, miró a Nereida y a Platinium para que se aliaran y así atacar todos juntos a Scarlet como un equipo que se afronta a las adversidades.

En medio del cúmulo de energía que se fusionaba junto al de Ilify mientras esperaba a que las demás se unieran, Animae olvidó el dolor en su pecho por unos breves segundos y se permitió sonreír no solo de tristeza: estaba de cierta manera feliz de compartir esto al lado de la persona que amaba y le daba la oportunidad de cumplir con la promesa que le hizo a su hermano acerca de Calíope. En eso, recordó lo que les dijo Shiro Kuroyuu antes de ayudarles.

La reina no me dejará morir para poder usar el Orbe del dragón que le quitaron a Cursed Dawn cuando cayó. Solo le falta el cristal de Andelivian y tendrá el poder del planeta primigenio. ¿Quién de ustedes lo portaba?

-Ilify... si nos encontramos a Calíope contaré contigo. Se que no debía pedirlo porque se que me habrías ayudado-sus ojos azules le miraron y de nuevo se concentró en su energía elemental mientras percibía el frío "cálido" del dragón-... Vamos, enseñemos de lo que somos capaces. 

El viento de Animae, jugó con el frío hielo del dragón, por una lado explosiones de viento explotando sin descanso y por otro, el hielo con el que se fue formando un temible "fragor de tormenta" los deseos de dos entidades buscaban un mismo objetivo, y si bien el ataque de la guerrera mágica dirigía el envite, Ilify descargó toda la fuerza posible, tal vez por la cercanía con su amada.

No se iba a contener en esta ocasión, su poder unido al de Commutatus era su muestra y deseo de salvar tal vez demasiadas cosas, de las cuales muchas ya no estarían allí vencieran o no.

Luego de quitarle la red, Animae le hizo una sena que la experimentada guerrera entendió bien. Planeaban atacar al enemigo todos a la vez. Así que Nereida se incorporo y se preparo para un ataque final. Invoco a Poseidón, reunió todo el poder del agua en sus manos y en medio de su acostumbrado grito de guerra, disparo.

-Maremoto de Poseidón!

Platinium se quedó en silencio envuelta en sus pensamientos mientras todo aquello sucedía. Suspira y dice, aunque realmente sonaba más para sí misma que para Scarlet:

¿Para qué? Todo esto ha servido para eso… estoy cansada… muy cansada

Mira a sus compañeras y observa a Animae que estaba preparando un ataque al igual que el resto de sus compañeras, quizás por darles más tiempo es la última en abrir sus alas, mueve su brazo hacia delante y sin decir nada cientos de plumas de color negro se mueve, incorporándose al ataque de sus compañeras, dejándose llevar por el viento creado por Animae, en un baile lento pero elegante, la visión de aquel ataque combinado de todas sin duda era algo hermoso, tan hermoso como fue una vez el alma que ahora pretende destruir.

La sincronía fue perfecta. Animae actuó velozmente desatando a Nereida e incluso disparó una flecha al collar de Dark Eclipse, pero esta logró cubrirse utilizando sus alas como defensa, arremetiendo contra Animae, pues podía prever el ataque que venía a continuación hacia su ama. Golpeó a la guerrera en el abdome una segunda vez con un puño de hielo, más su mano encendida en llamas falló por un movimiento ágil de la guerrera.

Entonces, llegó el momento y con él, Animae e Ilify se miraron y tomaron sus manos en un acto armónico, coordinado, como si sus corazones latieran al mismo compás. El hielo de Ilify se mezcló con los fuertes vientos de Animae y junto bailaron con una potencia nunca antes vista hacia Scarlet, la cual no tuvo tiempo de reaccionar. Se cubrió con su burbuja violeta, pero esta comenzaba a romperse. La titánide no podía creer lo que sucedía, estaban superando su súper defensa. Con su explosión, el ataque golpeó a su enemiga en numerosas ocasiones, lacerando su tersa piel.

Nereida comprendió qué era lo que querían hacer sus compañeros, así que ella decidió participar igualmente, soltando su torrencial ataque, pero este fue desviado por la misma Scarlet, quien aún lograba un atisbo de resistencia. Por último, Platinium alzó sus alas y, de esta, salieron miles de plumas negras que se mezclarían con la corriente de Nereida, pero se perderían en el trayecto junto con el agua. La dragona se preguntaba si era su falta de motivación, pero cierto era que su espíritu no estaba precisamente ardiendo.

Con la onda de choque, Dark Eclipse salió disparada hacia un lugar relativamente cercano pero seguía viva, mientras que su ama gritaba de dolor al sentir cómo el hielo y el agua acababan con su cuerpo. Los ataques crearon una onda de choque tan poderosa que los arrastró a todos. Después de consumida la explosión, pudieron ponerse de pie, mas con algo de arena y polvo en sus ropas, cabello y piel.

Se dirigieron a revisar el campo de batalla y pudieron ver el cuerpo de Scarlet en la mitad, con la mirada perdida, múltiples cortadas por todo su cuerpo y una pose un tanto antinatural para el cuerpo. Sin duda, Scarlet había perecido con ese ataque. Esto solo significaba una cosa: ya podían pasar hacia el santuario de la reina.

Sin embargo, hubo algo que detuvo su avance. Había alguien más en ese campo de batalla. Ilify y Platinium buscaron a su ex-compañera debido a la promesa que le habían hecho al Gran Dragón y la rescataron de escombros de piedra. No sabían por qué, pero sabían que era ella nuevamente.

Dark Eclipse aún tenía el collar, pero con la persona que ejercía el control mental sobre ella muerta, Dark Eclipse había recuperado su sentir, sus amores, sus penas, todo. A pesar de su apariencia oscura y el collar que encadenaba su alma a ese cuerpo. Era momento de decidir: llevarla con ustedes a la reina y dejar que la reina misma destruyera su collar, o destruirlo ustedes. Nadie hablaba de ello, pero todos sabían que solo podían hacer esas dos cosas.

Nereida se levantó con esfuerzo y sacudió el polvo de sus ropas y su cabello. Entonces acompañó a los demás a revisar el campo de batalla. Scarlet yacía, abatida. Inmediatamente pensó en su amiga. Su alma debería ser libre ya. La buscó junto con los demás. Allí estaba, era Cursed Dawn de nuevo, pero seguía prisionera de ese collar. Podía intentar liberarla, pero sabía que eso acabaría con su vida. No quería ser ella, no quería que fuese por su mano. Además, la reina debía comprender las consecuencias de sus actos.

-Amiga, no te preocupes, estarás bien -le dijo. Luego se dirigió a los demás- Creo que lo mejor es llevarla con la reina. Que sea su mano la que acabe con esto y no la nuestra. Que sea ella y no nosotros quien tenga que vivir con las consecuencias de sus actos.

Tras aquella campal y aquel caos de escala macrocosmicas la marioneta se encontraba tirada en el suelo, completamente liberada de sus hilos. Cuando Eclipse abrió los ojos se vio levantada por una de las guerreras, no reconocia el lugar y tampoco se reconocía a ella misma.

—¿Donde estoy?.....—dijo un tanto mareada.

Se incorporó a fuerza y antes de poder preguntar se horrorizó al verse a si misma. Estaba más alta y mucho mas voluptuosa que antes lo cual pudo comprobar al tocarse los senos, sus duraznos ahora eran sendos melones

—¿QUE LE HA PASADO A MI CUERPO?—Grito Eclipse bastante angustiada.

No era solo Dawn, Mamoru quien también reaccionaba al igual que su contraparte por estar en tal cuerpo ajeno no dejaba de mirar con horror su nueva fisonomía. Entre que manoseaba su nuevo cuerpo así como intentaba quitarse partes del traje-armadura de dominatrix que usaba (adheridos a su cuerpo por un siniestro maleficio) lo estaba llevando poco a poco a la desesperación.

—Esto no esta pasando, esto no esta pasando, esto no esta pasando, esto no esta pasando.......—repetia el adolecente atrapado en el cuerpo de una mujer adulta.

Entonces recordó que podía regresar a su forma humana después de la trasformación lo cual intento con muchas ganas, cerro los ojos e intento volver a su forma verdadera más un chispazo agudo de dolor que vino de su cuello se lo impidió. Al ver tan siniestra gema adornando el collar le hizo recordar de súbito todo lo que había pasado siendo aquella marioneta sin voluntad. La verdad la aplastó de tal modo que cayo de rodillas, horrorizada por todo lo que había hecho y lo que había ayudado a destruir; Ñyankuro y tantos mas estaban muertos y no habría milagro posible, sólo podría verlos en la eternidad.

¿Que podría hacer ahora? Ella era ahora un cadáver con tiempo prestado, traidora de uno y otro lado, para Dawn no habría redención ni en la muerte. En eso Mamoru la tomo del hombro en aquel espacio mental que compartían y le dijo:

—¿Y sí damos un ultimo esfuerzo?. Bueno ya estamos muertos ¿y que? Lo único que nos queda es derrotar a la reina Oscura y recuperar el orbe. De todas maneras no lo haremos solos , mira.—fue ahí cuando señaló a sus hermanos dragones y aliados —Los demás también están aqui. Podremos hacerlo.

Dawn asintió a estas palabras y ayudada por la mano invisible de Mamoru se puso de pie. Fue con sus amigos y aliados y les dijo:

—Ni en mil vidas podre deshacer lo que hice ni revivir a los que mate, pero quiero pedirles un último favor: dejenme pelear junto a ustedes en esta última batalla. Así al menos podre darle un ultimo uso a esta vida falsa y a este cuerpo prestado. Sólo así podré irme al infinito tranquila.

Repentinamente los detalles rojos en su traje se tornaron dorados así como sus alas salieron de su espalda, blancas y prístinas lejos de aspecto negro y atemorizante de antes.

—Cursed Dawn esta muerta y tampoco no puedo ser Dark Eclipse. A partir de ahora pueden llamarme Shining Eclipsa, una aliada en esta última batalla, si me aceptan claro.

Dijo así esperando una decisión, si era el deseo de los demás el ejecutarla ella lo aceptaría pues así pagaría sus deudas. Solo quisiera una cosa y era redimirse por ella misma.

El golpe de Dark Eclipse revivió el dolor que ya portaba en su cuerpo haciendo que retrocediera, pero no impidió atacar conjuntamente con Ilify y, por fin, acabar contra Scarlet Bat. Mientras Ilify y Platinium iban a buscar a su antigua compañera draconiana  ella caminó lento hacia ellos y, una vez alcanzados, se sentó respirando hondo y concentrándose para que las heridas se mitigaran. Podía sentir sus músculos cansados y que no soportaría otra pelea más si esto se prolongaba, mas ya estaban dentro de la boca del lobo. Sus brazos temblaban por el cansancio, pero se quedó quieta hasta que Nereida habló sugiriendo llevar a Dark Eclipse con la enemiga. Apenas abrió la boca para contestarle cuando la susodicha gritó sobre su cambio físico y Animae dio un pequeño susto por la reacción de su colega.

Cansada, observó que recuperó su conciencia y sintió tristeza sabiendo que pronto llegaría su fin... o incluso el de todos ahí. Nada garantizaba que ganarían: todos, en mayor o menor medida, estaban agotados y sus energías bajas, y la Reina Oscura no era alguien a ganar fácilmente. Si cayeron en la trampa mental de Scarlet Bat y solo fueron salvados por la intervención del Gran Dragón... ¿Cómo podrían repetir tal milagro? De pronto, la imagen de la chica pelirroja que les ayudó en el Hospital apareció en su mente y se llevó una mano a su sien porque le molestó un poco. Dos milagros han ocurrido, se aferraba a la idea de que ocurriese un tercero.

-Bienvenida de vuelta, Shining Eclipsa-Animae se levantó con pesadez y sus piernas estuvieron a punto de fallarles, pero se apoyó en Ilify y de nueva cuenta sonrió cansada-. Entre más manos mejor, supongo.

Se negaba a que la culpa le invadiera: la imagen de todos los que conoció y se vieron afectados de cualquier manera le dolía, pero no debía dejarse llevar. La pelinegra suspiró y sus ojos azules brillaron con sinceridad.

-Se que está de más decirlo, pero demos un último esfuerzo para que la Tierra ni nadie más inocente pague-miró a cada uno, pues a lo anterior declaró indirectamente que aceptaba a Shining Eclipsa. Los demás debían decidir por su cuenta para limar asperezas antes de dar todo por el todo. Luego le dedicó una mirada a Nereida*, esperando que nada malo les ocurriese a todos en general.

Notando que otra vez sus piernas se debilitaban, se aferró más a Ilify tratando de ser discreta. ¿De verdad sería capaz para sostener una última pelea, recuperar los orbes, salvar a Calíope como le prometió a su hermano y salir viva?

Allí estaban, vivos de algún modo, rodeados de heridas y cansancio, entre heladas y hermosas rosas de hielo que arañaban sus decisiones como si todo lo que hicieran estuviera equivocado. Solo sonrió a la nueva "Shining eclipsa" ofreciéndole una frase de aliento - un cuerpo prestado puede volverse un regalo si nadie lo reclama.

Al dragón le gustaba mostrarse siempre positivo mientras que en su interior el hielo solo crecía. Rodeó con el ala a la guerrera malherida por tal de darle calor con sus emplumadas negras, ayudándole a sostenerse con mayor facilidad, podía notar sus temblores, tal vez por miedo o solo el dolor de su cuerpo, o quizás ambas. En su caso lo único que temblaba era la escarcha de su corazón, podía estar al límite de su fuerza emocional, y no decirlo, debía lucir fuerte y decidido por quienes no pudieran hacerlo. Sus ojos ya no sabían si brillar u opacarse, aquella guerra era absurda, era solo por el egoísmo de una única persona a la que debían frenar como fuere.

Platinium permaneció en silencio hasta que Ilify termino, ella se acerca a Dark Eclipse y le ofrece la mano mientras dice:

Ante nosotros no está ni Cursed ni Darck Eclipse, sino Shinning Eclipse... el resultado del bien y el mal que había en ti… ¿acaso los dragones no representamos el equilibrio? Hay que vivir el bien y el mal para conocer el equilibrio… yo lo he vivido y por eso puedo decirlo. Vamos, tenemos cosas que hacer

Decía mientras instaba a la nueva compañera a seguir con ellos. Mira al resto y dice:

Sabéis a lo que vamos… esto ya no va sobre nosotras, sino sobre los que vendrán después de nosotras…vamos.

Decía mientras caminaba con seguridad hacia el que sería el destino de todas ellas, a enfrentar a la reina oscura, en su rostro podía verse la seguridad de alguien que sabe que es lo que le espera, pero que no lo teme, que sabe que tiene algo duro por delante, pero que está decidida a superarlo, sea como sea.

Nereida observó con orgullo a su camarada tomar el control de aquella marioneta en la que el enemigo había encerrado su alma. Parecía haberse vuelto incluso más poderosa que antes. La observación de Platinum parecía confirmarlo. Dicen que una llama arde con más fuerza antes de extinguirse. Nereida esperaba que ese no fuera el caso, pero a estas alturas, ya no importaba. Era el momento de darlo el todo por el todo. Si su destino era sacrificar sus vidas para salvar a la tierra lo harían con gusto. Ningún precio era demasiado alto con tal de restaurar la paz.

-Desde luego -le dijo a Cursed... no, a Shining Eclipse- Eres bienvenida como aliada en esta batalla final.