Partida Rol por web

Pasaron diez días, desde que se tomaron las decisiones en el concilio de la casa de Elrond, y fueron días muy tranquilos, e incluso felices, aún a sabiendas de la peligrosa misión en la que se habían visto envueltos nuestros aventureros. Todo estaba preparado, o en proceso. Los mensajeros ya habían partido, Borondir hacia Gondor, Torcal hacia las Montañas Azules y otros cuantos elfos hacia Lorien, Rohan, Bree y otros asentamientos interesantes de los pueblos libres. Pero el más importante mensajero era ese al que llaman Trancos, o Estel, pues su objetivo era convocar a los valientes montarces del norte, que serían de gran ayuda en el acontecimiento que se avecinaba.

Gandalf continuó investigando durante esos días, y en la víspera de la marcha le dijo al grupo:

-Es muy probable que estemos hablando de un amuleto de gran poder, que se creía desaparecido. Un amuleto creado por Garalin, un elfo Moriquendi obsesionado con controlar la muerte. Quizás otro día os cuente su historia. Según viejos escritos que he podido consultar, el amuleto llamado Fir´qualin tiene el poder de atar a la voluntad de su portador, los espíritus que hayan quedado vinculados a dicho amuleto siguiendo un ritual ancestral. Además de ello, confiere una gran presencia al portador, rodeandole de un halo de poder casi visible. Esta descripción encaja con Narghash, pues de qué otro modo habría podido reunir a todos los clanes orcos, que tanto tiempo han estado sumidos en trifulcas y diferencias.

No hay que descartar tampoco la leyenda del cacique dunlendino, que vaga por Minas Tergen junto a su séquito, y que podría estar controlado por Narghash, y con su ayuda hacerse cada vez más poderoso y ambicioso. Es por ello que debéis tener cuidado.

- Perdone Maese Gandalf, pero ¿como reconoceremos el amuleto? y ¿se puede destruir o debemos quitárselo a su portador? - pregunta el bardo con sumo respeto.

A Rotengon la espera le parecio eterna , rodeado de tantos elfos despistados se pegaba el día recogiendo cosas que los propietarios olvidaban o se les caian de los bolsillos , así que decidio que lo mejor era irse a practicar con nueva honda y dejar que lso demas preparasen el viaje .

-Según las reseñas, el amuleto está compuesto de pequeñas calaveras, talladas en hueso y unidas con un cordel de plata. No creo que sea difícil identificarlo. Sería muy interesante que lo trajerais, pues cualquier objeto de ese poder estará mejor bajo el cuidado de los elfos, que en manos indeseables. Los objetivos pues son dos, eliminar al cacique, y traer el objeto de poder.

Contesta Gandalf con diligencia.

El elfo había vivido la experiencia de estar tanto tiempo en Rivendel quizá un poco más intensamente que los demás, aprovechó el tiempo para charlar con gente de su raza, aprendió canciones e historias así como algunos conocimientos que después le serían muy útiles en su vida, todo aquello fue una gran experiencia para el joven Narmo.

Cuando Gandalf estaba hablando sobre la misión que tendrían que cumplir, el montaraz escuchaba atento sin perder detalle, quería salir a por el cacique orco pero no tenía prisa como alguno de sus compañeros, de todos es sabido que el tratamiento del tiempo para los elfos suele ser diferente y no sufren la ansiedad del resto de los mortales. Lo único que no gustaba a Narmo de todo aquello era el amuleto, el elfo era lo sufientemente experto como para saber que la magia o los espiritus existían y, no le hacía ninguna gracia tener que enfrentarse a ellos...

-Eterem... zeñó Gandalf ¿Noz han dao loz elfoz el veneno eze del que etuvimo parlando ahí en el comité? ¿O al final va a ze que mucho zi zi zi pedo no? -inquiere el joven Gregori, joven aunque fuerte y sabio, pues no ha tenido noticia de que los elfos les hayan dado ningún veneno, y ya se supone que se habrán "olvidado" del asunto.

-Mi pequeño hobbit, tu sugerencia no sólo ha sido de nuestro agrado, sino que ya está en funcionamiento. Un grupo de elfos ya está realizando el envenamiento de las aguas, con una sustancia que producirá una horrible muerte a los orcos. Así que puedes lamentarte, o presumir, de ser responsable de una cantidad indecible de muertes de criaturas -contesta Gandalf muy serio-. Todo está preparado y coordinado, para que ese ataque diezme a sus tropas, luego nuestro ejército irá a un lugar estudiado para nuestro beneficio, haciendonos notar para que sus huestes vengan a nuestro encuentro, y por el camino yo me encargaré de que sufran las avalanchas mencionadas. Ése será el momento de vuestra incursión.

-Ehhh -murmura el hobbit, un poco anonadado ante el pensamiento de tener la muerte de alguien en su conciencia, cosa que nunca se le había ocurrido- creo... creo que pefiedo no tened toaz ezaz muedtez en la cabezota, zñó Gandalf. Po favó, dígalez a ezoz elfoz que lamento el malentendio y que lamento mucho habele hecho pedé zu tiempo inmotal, pedo que me he adepentido de habedlez dao eza idea y que ezmejó que ze vuelvan pa Rivendel antez de habé envenenao a nadie.

Despues del acalorado concilio, de una copiosa cena, y de la emotiva despedida de su primo...

- Hale! Nos vemos en otrrros larrres!!! palmadita destroza hombros...

... Tosur se retira a descansar, intentando no impregnarse demasiado de esos dulzones aromas y perfumes de los afeminados, delicados, hermosos y esbeltos elfos...

Realmente se sentia algo nervioso.... no sabia si era la idea de poder entrar en una gran batalla y luchar junto a sus hermanos enanos, o realmente, el temor por ese amuleto se hacia patente en cada momento... Pero Tosur es un enano agrio, robusto, mezquino... no podia reflejar tales sentimientos... Tampoco estaba muy de acuerdo con la idea de el pequeño hobbit...

Envenenar el rio!!! Que desfachatez!!! Y los pueblos bañados por ese rio????

Pero quien era Tosur para contradecir la astucia mediana...

Vamos Gregori, no seas modesto.-Giroth sonrió y le dio una palmadita al mediano en el hombro.-Son tiempos difíciles que requieren medidas complicadas. Es algo de lo que sentirse orgulloso que un mediano, un ser más pequeño que el resto de la gente que lo acompaña sea el que haya dado la idea más elevada. La mejor forma de combatir al mal. Y si hay que combatir al mal con el mal, ¡así se haga!

Giroth gira sobre sus talones.

Es hora de descansar. Más vale que salgamos despejados y con la conciencia tranquila a acabar con esa escoria.

El bardo aprovechó el teimpo restante hasta la partida para imbuirse del espíritu de Rivendel.

Aunque la lógica le decía que debía reverenciar y respetar todo en aquel embelesante lugar, su instinto mujeriego y juerguista de tantos años le llevaron a intentar flirtear y coquetear con todas las elfas que pudo, a través de su poesía y su bien entrenada voz. aunque dudaba que lo que tan bien se le daba entre las campesinas de pueblo que adoraban sus maneras, su portey sus melosas palabras fuera ser efectivo entre tan distinguido pueblo.

Entonces apareció Elrond, y con él venían otros elfos que portaban una prendas de color verde oscuro, que luego parecían ser grises, y que colocaron sobre una mesa, donde su color cambió a marrón oscuro, y donde el grupo pudo observar que se trataba de unas capas sedosas y ligeras, con capuchas y con unos broches élficos para cerrarlas a la altura del cuello.

-Estas son capas de Lorien, como el buen Narmo reconocerá, y vendrán muy bien a vuestra misión, porque os mantendrán ocultos a miradas no deseadas, al menos hasta la entrada a la torre. No creáis que con ellas sois invisibles, pues su única función es mimetizarse con el entorno, pero cumplirán con su función.

Los elfos reparten las capas, y a los medianos y el enano se les dan las más pequeñas, que aún así no son de su talla quedándole a los tres bastante grandes, y arrastrando la tela por el suelo.

-Lamento no tener prendas a medida, pero son un obsequio de Galadriel, y están hechas para medidas élficas -dice Elrond con media sonrisa-. Es la hora de salir, mi buen Glorfindel, es la hora de partir, mis valientes guerreros, y que el valor guíe vuestros pasos por el bien de los pueblos libres.

Tosur se prueba la capa, y al ver que le queda algo larga, pero no demasiado ancha, gruñe enfurecido....

- Grrrrrrrr!!!!

Gracias , es lo único que puede decir Rotengon ante un regalo que se ajusta a sus necesidades de una manera increíble .

Con esta capa , sería el dueño de las travesuras nocturnas allí en el pueblo , piensa el hobbit mientras se la prueba .

Un poco larga pero nada que no se arregle con algo de hilo y paciencia , murmura .

Orgulloso el bardo se coloca su capa.

No había oido hablar de esas prendas y dudaba mucho que tuvieran cualquier propiedad que no fuese la de proteger del frío, pero al fin y al cabo era un regalo de los elfos, y con eso podría contar mil y una historias en las tabernas de Bree.

Giroth recuerda su época de ladrón nocturno mientras recoge la capa de la mesa.

Fabuloso tejido. Textura plana. Nadie podría pensar que éste tejido pudiera ser una capa. Qué fabulosos pueden ser los elfos cuando ingenian armas. Nadie podría pensar en que una simple capa pudiera servir tanto para la defensa, como para el ataque.