Partida Rol por web

Usando las furgonetas del Señor Muerte y Orfebre, os acercáis a una distancia de un par de manzanas del objetivo. Encina tiene la mirada perdida mientras bucea en las profundidades de la Matriz, Gabriel queda como inerte mientras se proyecta astralmente y Sav contesta una llamada en su commlink.

Si no fuese por el triste cartel de neón y los intrusivos ORA que anuncian el “Novelty Hills Sleep and Eat”, podríais pensar que esta construcción no es más que un almacén de grandes dimensiones. Al final de la calle hay un Stuffer Shack tan cubierto de grafitis que es casi irreconocible. Todos los demás edificios en la inmediata vecindad están en ruinas; o deberían.

Un trío de prostitutas ya maduras (humana, elfa y enana) con medias de rejilla rotas, chaquetas de sintacuero y minifaldas mata el tiempo en una esquina del motel. Unos cuantos clientes sin blanca vienen y van, alquilando y dejando habitaciones, comprando y vendiendo drogas o comprando comida en el Shack. Pero mayormente la zona permanece desierta.

A través de las grandes ventanas de cristal que hay encima de la puerta principal, que proyectan una débil luz amarilla sobre las oscuras calles, podéis ver la típica disposición de tres pisos con pasarela de un edificio en forma de “U”.

Es el momento de acercarse, colegas. Planear y ejecutar. Pero hay que darse prisa. La noche se va consumiendo inexorablemente.

Encina se conecta a su Microtrónica Azteca 200 y de inmediato el horizonte infinito de la Matriz, conectándose a la Red de la Ciudad Esmeralda (local) sin problemas. Afortunadamente este mes todavía le quedaba efectivo para pagar la suscripción.

Lo primero que divisa la pequeña Encina virtual es el Host del Stuffer Shack, con el logo de la franquicia. No hay nada más en el equivalente virtual a las 3 o 4 manzanas que rodean el motel. De hecho, el motel ni siquiera tiene un Host propio. Comprueba con decepción que sólo hay un commlink, que debe ser el del mánager del establecimiento, registrando entradas y salidas de datos de lo que deben ser los escasos clientes.

Sav decide hacer una llamada a Susan, una stripper con la que tiene especial confianza e intentar averiguar el verdadero nombre u otros alias de Oxycode.

"Hola guapetón. ¡¡Ya nunca me llamas!! ¿Negocios o placer?" responde Susan al otro lado del commlink...

La forma astral de Gabriel examina los alrededores del hotel. Los Barrens no son el lugar más mágico que existe y no se sorprende al ver que no hay nadie mágicamente activo ni con talento mágico en el exterior. Tendrá que acercarse más si quiere ver algo.

En la parte de atrás de la segunda de las furgonetas, la del apodado Orfebre, me mantengo tranquilo mientras reviso, de manera rutinaria mi equipo. Todo el asunto es precipitado sin duda. Pero no hay excesivo tiempo para recapacitar. Por tanto, alzando la cabeza tras la revisión rutinaria, digo. No vamos a poder dedicar el tiempo que querría a una planificación exhaustiva. Me temo que en cuanto tengamos información, sera hora de tomar decisiones con rapidez. Por mi parte, estoy listo para iniciar el trabajo desde ya mismo. Pues no querría que el amanecer nos sorprendiera en pleno "proceso" Y al terminar de hablar, se alzan las comisuras de mi boca de una manera casi imperceptible.

Orfebre baja perezosamente del asiento del conductor de su furgón aparcado en el callejón más oscuro que ha encontrado, cerrando el vehículo contra usos no autorizados. Se dirige a la puerta de atrás haciendo ejercicios de cuello. La abre, salta dentro y se pone a buscar algo entre su cargamento: revisa las cajas de los drones más grandes, los que no lleva encima consigo, todos embalados en sus cajas con interior de espuma. Prepara su RCC Vulcan, en la que ha depositado bastante confianza. Espera que la máquina se porte. Voy a enviar un bichito o dos.  Pulsa unos comandos en su consola. Desde algún bolsillo oculto de su chaqueta se desliza un microdron Shiawase Kanmushi, similar a una diminuta cucaracha mecánica, que se detiene en el suelo del furgón delante de él. De una pequeña bolsa de deporte extrae un paquete, lo desenvuelve y coloca junto al microdron un minidron de aspecto de avispa, MCT Fly-Spy. Orfebre la activa y esta empieza una rutina de calibración de sus alitas basculantes.

Orfebre comienza una muestra de sus talentos. Reconocimiento de la zona de combate con sus drones. Asiento con la cabeza aprobando su decisión y con un par de pasos ágiles, abandono la parte trasera de su furgoneta. Se que el ciber piloto va a necesitar de toda su atención para el reconocimiento y por mi parte, desde el momento en que aparcamos, he considerado que habíamos entrado en la zona caliente. Sin alzar la voz para no distraer a Orfebre, digo. Permiteme. Escueto, pero necesario desde mi punto de vista. Me separo unos pasos para no delatar su posición y por mi parte, lo primero que hago es mimetizarme. De pronto, solo soy una mancha en medio de la noche cerrada mientras se difumina tanto mi forma física como el calor que emite mi cuerpo. Despues, mantengo controlado tanto el edificio como el el entorno de orfebre agachado, girando la cabeza a un lado y otro para abarcar toda la calle teniendo com prioridad, mantener un perímetro de seguridad en torno a los míos.

El exterior del edificio, así como los alrededores están limpios dijo de pronto Gabriel volviendo de nuevo a su cuerpo y estirando las extremidades, siempre acababa con todos los musculos en tension despues de cada viaje astral.

Iba a entrar al edificio por el astral pero creo haber entendido que se iba a localizar al tal Oxycote vía la matrix dijo Gabriel rascándose la mandibula ¿entro en el edificio por el astral o espero a ver que encuentran los drones?

Mientras traga saliva virtual, Encina se da cuenta que el icono que representa el commlink en la Matriz empieza a parpadear en rojo. Sabe que sólo es cuestión de segundos antes de que el propietario reciba una notificación de que alguien está intentado hackearle. Sin intimidarse, de nuevo extiende la mano al icono del commlink y esta vez sí, su marca personal queda impresa en el icono del commlink.

Analizando el commlink, rápidamente encuentra el archivo. Sin embargo, cuando alarga su mano para tocarlo, el icono de un candado virtual aparece en el cubo que representa los datos que busca. Tiene que crackearla.

Conduzco mientras envío mensajes a mis contactos, a ver si alguien sabe algo de ese tal Oxycode, del hotel o de algo relacionado con el robo de algún com. Mientras espero las respuestas, compruebo las comunicaciones internas con el resto de mis compañeros. ¿Alguien puede establecer una línea de comunicación segura entre nosotros, a prueba de orejas indeseadas? Si nos tenemos que separar será mejor que mantengamos el contacto, y si podemos evitar que nadie nos pinche la señal, mejor.

Aparco detrás de la furgoneta de Orfebre, y empiezo a revisar mi equipo. La Ingram y el machete, ideales para las distancias cortas. El AK, para apoyo a distancia, y la escopeta, perfecta para limpiar habitaciones. Además de todo el surtido de granadas.

Bueno compadres, veamos cuál es el plan. Yo por mi parte puedo intentar acercarme sigilosamente, ofrecer apoyo a distancia o entrar a lo bruto. La expresión de mi cara delata que la última opción es mi favorita. Todo depende de lo que podamos averiguar antes de entrar, y de lo que se os dé mejor a vosotros.

El Fly-Spy de Orfebre levanta el vuelo, haciendo un barrido general por los alrededores del hotel. Luego valora sus opciones: puede dejar a la diminuta abeja metálica en modo patrulla y explorar con el Kanmushi o saltar dentro del Fly-Spy para intentar acercarse a la ventana y echar un vistazo dentro.

Era una pena que su contacto no hubiese podido instalar los autosoft adecuados antes de esta operación, pero tendría que valer...

Hayate se oculta entre las sombras y sacando el máximo partido de sus ojos cibernéticos, estudiando el edificio.

Parece haber cierta actividad inusual en el lobby del hotel, quizás 4 o 5 siluetas se visualizan a través de los ventanales frontales. Pero más interesante aún es que ve a una pareja de yonkis o adictos a los chips que deben estar alojados en el hotel entrando por una puerta lateral en la esquina noroeste. Parecen usar una especie de tarjeta magnética para entrar.

Además, especialmente en el tercer piso hay dos tipos con aspecto de pandilleros, dos orkos, fumándose un cigarrillo mientras se apoyan en la barandilla metálica. Podría ser casualidad, pero los bultos en el interior de las chaquetas dicen "arma oculta". No reconoce los colores de la banda instantáneamente...

Vamos a usar de icono una Un arbol (Quercus Rotundifolia)

Lanzando Bellotas

Darius Saint George, el Johnson habitual del Sr. Muerte, no coge la llamada, lo cual no es poco habitual. Sin embargo, tras unos minutos el troll contacta con el Aztlaner:

-¡¡Amigo, mucho-tiempo-no-nos-vemos!! ¿no?*

¿Oxycode, me preguntas? Hace tiempo que no oigo ese nombre, pensé que estaba muerto. Deja que consulte mis archivos...