Partida Rol por web

Acercandose a aquellos tres cuerpos, Susan apuntó tanto su arma como su linterna hacia ellos. El haz de luz pronto definió la forma de tres rostros. Dos ya los conocía bien. Con cortes varios y con las caras amoratas estaban allí sus padres; su madre aún perdiendo un hilillo de sangre por una herida de puñal, mientras que su papá, obviamente, con un disparo que ella recordaba haberle propinado. La visión no era nada agradable, por lo que la muchacha enfocó la iluminación en el tercer cuerpo allí presente, sorprendiéndose ligeramente mientras lo estudiaba.

Auque su cerebro se negaba a reconocerla, Susan observo y aceptó sin genero de dudas el gran parecido que aquel rostro, igualmente mutilado, mostraba con ella. Aquél era un jovencito, de cabellera negra y, a pesar de sus distintivos rasgos latinos, conservaba la sobriedad de facciones que la joven conocía muy bien en su familia. ¿Acaso sería aquél su hijo?

Para sorpresa de Susan, mientras enfocaba al rostro del niño, un par de ojos marrones se abrieron en aquel rostro marcado por la muerte. Pero, qué demonios... ¿acaso no estaba muerto?...

Susan no tuvo tiempo de responder a aquella pregunta, pues de un salto ligero el niño se puso en pie, y con la misma agilidad, a pesar de sus miembros mutilados, dio un salto hacia ella como si se tratase de un león.

La mujer apenas tuvo tiempo de apartarse antes de que aquella criatura se le abalanzara encima. Respirando agitada, se llevó una mano al pecho, donde su corazón latía desbocado mientras el joven se preparaba para volver a atacar...

Nicole se puso a buscar con rapidez casi frenética por el área, intentando encontrar cualquier cosa que le sirviera de ayuda. En su búsqueda encontró varios esquemas de lo que parecían ser marionetas mecánicas, con la forma de una niña adolescente; también planos viejos del teatro que los había convertido en sus prisiones así como detalles de aquellos malditos espejos que la habían encerrado a ella en aquella lúgubre pesadilla. Igualmente se encontró con un dibujo del tablero de mandos, que descansaba sobre dicho objeto, en donde varios de los botones allí ilustrados tenían escritas palabras en francés, de las que la señora Johnson no entendió nada.

Por las que rebuscara la mujer no encontró ninguna llave u objeto que la pudiera ayudar a salir. Su búsqueda, aunque destinada a ello, no encontró lo que estaba buscando, pero sí un cuadernillo, viejo y raído, con páginas amarillentas por el tiempo y arrugadas por la acción de la tinta al secarse. En su cubierta había una inscripción que por muy en francés que estuviera, a la señora Jonson se le hizo fácil reconocer. Aquéllo se trataba de un diario, y no cualquiera; era el del monstruo que se obstinaba en tenerlos allí.

Viendo aquel último descubrimiento Lenoard tomó con sumo cuidado el espejo y lo depositó con suavidad en el suelo cuidando de no romperlo y apartándolo del resto. Luego buscó entre los demás para ver si encontraba alguno con el nombre de sus acompañantes, mientras lo hacía preguntó a Scarlet

-¿Por casualidad tienes un marcador indeleble?-

Si encontraba los demás espejos haría lo mismo, los manejaría con cuidado y los apartaría del resto

Susan era ciertamente una mujer fuerte y hubiera podido soportar fácilmente con varias cosas, pero su cansancio y estado mental le impidieron comprender todo lo rápido que quisiera lo que tenía al frente. Sintió como sus manos sudaban y como ella misma se volvía una especie de cuerpo tambaleante frente aquella criatura mortifera.

Tan somprendida estaba de la visión ante ella, que cuando la criatura se abalanzó para atacarla, ésta no pudo hacer nada para evitarle. Ahora estaba allí, frente a un ser monstruoso que no entendía de razones, con una pistola en la mano - siendo su posibilidad de salvarse -, pero también a un sólo paso de la muerte.

- Un... marcador... - preguntó Scarlett confundida mientras apretaba el palo que tenía en sus manos con fuerza. - ¿Cómo para qué?...

-¿Lo tienes o no?- preguntó impaciente

Durante unos segundos mi desconcierto es total... el golpe contra el espejo me libera de la prisión mental en la que me encontraba inmerso,iconsciente y alejado de la realidad.

Ahora lo veo todo claro - estan jugando con mi mente!! - pienso en reconocer el tétrico lugar...

Ahora toco mi cuerpo con palmadas firmes contra el pecho,mi reflejo en uno de los muchos espejos se muestra distorsionado,a pesar de todo tengo la sensación de estar mas despierto y vivo que nunca.
Aun confuso por el truco mental que ejerce la extraña sala de infinitos reflejos sobre mi , intento recomponerme y observar atentamente lo que me rodea en busca de alguna salida o algun elemento destacable.

- Hay alguien ahí?... - pregunto mirando al cielo - que clase de broma macabra es esta!!

Susan estaba preparada para muchas cosas, pero no para eso. Quien fuera que jugaba con su mente había mostrado una crueldad espeluznante. No le sorprendió ver la imagen de sus padres muertos, estaba esperando eso desde el momento en que ingresó a la casa, pero no había contado con alguien que le recodara a su hijo, al cual en realidad ni siquiera conocía.

Posiblemente esa sorpresa haya sido la responsable de su taquicardia y de un instante de duda, apenas un breve momento que podía llegar a costarla la vida, pues en ese instante en que sus pensamientos volaron fuera de esa habitación, ese chico que parecía una bestia la atacaba. ¿Su hijo? No, incluso si su hijo se viera así, ése no era su hijo. Ella lo tenía claro, pero aún así no sintió indiferencia al verlo acercarse, con una ferocidad que hacía pensar que estuviera poseído por algún demonio.

_Deja... de jugar... con MI CABEZA.

La frase, que se había articulado de un modo extraño, entrecortado, había terminado en un grito. Susan levantó el arma para disparar, debía acabar con eso, aunque sabía que todo ese asunto estaba lejos de terminarse, y que incluso si acertaba, el disparar a alguien que le recordaba a su hijo tendría consecuencias. A esa distancia ni siquiera era un tema de puntería, era un tiro fácil. Lo importante era ser más veloz que la criatura. Fue por eso que en cuanto sus brazos estuvieron extendidos no dudó en jalar del gatillo.

Scarlett mira entre molesta y extrañada a Leonard. ¡Cómo se atrevía a gritarle!, pensó la mujer. La pelirroja bufó, contestándose a sí misma que debía ser el estres de la situación más que una mala disposición de parte del policía.

-Entre todas las cosas que tengo aquí - dijo - no tengo un marcador.

Y dichas estas palabras, agarró el palo que tenía en la mano con aún más fuerza y descargo un golpe sobre el espejo cercano a ella, rompiéndolo en el acto.

Ian buscó a su alrededor alguna vía de escape, e inclusive grito por ayuda, pero ni una ni otra cosa dieron resultado.

Brown se empezaba a desesperar como una bestia acorralada, cuando creyó oír el sonido de unos golpes. Aquéllo pronto se hizo más nítido; e Ian apenas tuvo tiempo para saltar al espejo contrario a fin de evitar que los vidrios de una de las paredes de espejo le cayeran encima.

Hubo un momento de silencio mientras todos los pedacitos de espejos se acentaban a sus pies. Luego se empezó a dibujar la figura de una mujer, alta y muy hermosa, de largo cabello rojizo. A él le parecía reconocerla; y sí, al fin lo hizo, identificándola como aquella chica, Scarlett.

La mujer le sonrió y le indicó con una mano que se acercara, diciendo en cortas, pero aliviadoras palabras:

- Estás libre.

Susan disparó, pero su arma, que no parecía colaborar con ella, se trancó frente a la criatura. La mujer, con una visible muestra de preocupación, hizo lo que pudo para volver a hacerla funcionar, pero la bestia, que sólo quería ver la sangre de la mujer correr, se abalanzó sobre ella, alzó su garra e intentó atacarla, pero no fue lo demasiado rápido, pues la muchacha se quitó, haciendo así a su hombro sólo víctima de un rasguño.

Al ver cómo la mujer continuaba rompiendo los espejos Leonard la miró y le dijo

-Creo que será mejor que conserves tus energías. Deja ya esos malditos espejos y concentrémonos en la forma de salir de aquí y detener a esas cosas-

Como si todo en lo que estaba metida fuera poco, el arma se ponía en su contra y fallaba. Al menos la bestia era más brutal que precisa y no pudo herir demasiado a Susan con su ataque. Eso fue una salvada, con esa ferosidad, la cosa pudo ponerse mucho peor.

De a poco el miedo iba abandonando a Susan, reemplazado por el enojo que le producían ese lugar, la persona que jugaba con su cabeza, la bestia que tenía adelante, e incluso con el arma que tenía en la mano. Guardó la linterna en su bolsillo y con rapidez llevó la mano libre al arma. Quería usar las dos manos para tener aún más fuerza para jalar del gatillo. Ese arma no la vencería. Apuntó y comenzó a jalar del gatillo. O las balas saldrían, o le arrojaría el arma a la bestia por la cabeza, pero sin dudas le encontraría algún uso.

_Tú funciona -le dijo al arma-, y tú... MUEREEE.

La aparición de la bella mujer fué tan inesperada como aliviante - vuelvo a estar en el mundo real,o al menos eso creo... - pienso mientras miro a la chica con cierta desconfianza.

Ahora me acerco lento hacia ella,cauto por si alguno de los hechos anteriores fuera a repetirse.

-Que quieres de mi? .A que ha venido ese lavado de cerebro con mis hijos de por medio?

Me sulfuro a medida que voy recuperando la conciencia.

El policía observó como la pelirroja intercambió un par de palabras con el recién liberado antes de dirigirse hacia él.

- Primero liberaré a Susan - respondió Scarlett, caminando hacia el policía. - Luego podremos salir de aquí. Si hemos de sobrevivir, deberemos trabajar todos juntos por ello. Gouchet no es cualquier idiota...

Y dichas estas palabras, apuro el paso, para así llegar más rápido hacia la última cárcel de espejos aún en pie.

Las palabras de Susan no sirvieron de gran efecto, pues el arma en sus manos se negó una vez más a funcionar. La mujer, frustrada, miró como la bestia se disponía a atacar nuevamente. La chica se agachó, esperando el ataque y deseando que no fuera lo bastante fuerte para herirla, pero éste nunca llegó.

Dudo un par de segundos antes de decidirse a levantarse. ¿Qué pasaba?, se preguntó.

Cuando estuvo en pie, observó con sorpresa como la bestia se había detenido en seco, con la garra aún en disposición de atacarla, pero sin hacer nada. Así como sus movimientos, sus demás facciones también habían llegado a un término repentino, pues sus ojos, que antes habían sostenido una mirada bestial, ahora parecían vacíos, como si éste se hubiera convertido de repente en un muñeco. Bueno, muñeco no, más bien una marioneta, una a la que le habían dejado de dar cuerda. Susan observó con desagrado, sorpresa y un poco de temor como la criatura rodaba al suelo como si fuera un objeto tremendamente pesado que no se pudiera mantener en pie.

De repente la puerta de la habitación en que se encontraba se abrió de golpe. Al abrirse, por ella pasaron ruidos de gritos histéricos y llamadas de auxilio. Se oía el murmullo que producen muchas personas caminando rápidamente y al mismo tiempo. El aire se impregno de un olor extraño, que a Susan le costó identificar en un principio. Era como si oliera a cenizas, como aceite en bullición; era como el olor a una explosición cercana.

Era el olor del fuego.

Scarlett miró a Ian con una expresión que claramente se interpretaba como que no entendía nada. La mujer se puso seria, pero dijo en tono amable, tratando de calmar los ánimos del hombre:

- Soy Scarlett; creo que no te acuerdas de mí, aunque nos acabamos de conocer. Se acabo la ilusión en que te puso el espejo, ahora ya eres libre. - Hizo una pausa, en la que cerró los ojos momentáneamente. - Si me disculpas, tengo que salvar a Susan para que podamos salir de aquí. Vamos, sal. Nada malo va a pasar.