Partida Rol por web

Pasaron el mal rato que se vivió con la interrupción de Gibs, gracias a las actuaciones del paladín y el mago. El tiempo tormentoso acompañaba a los sentimientos que todos sentíamos. Después de las palabras reconfortantes por parte de sacerdote, nos ofreció que diésemos el último adiós al profesor. Aunque había pasado bastante tiempo trabajando para el viejo profesor, mas no tenía palabras para poder expresar lo que éste había hecho por mi. 

Me mantengo apartado de los demás apoyado en una lápida cercana, vigilando en el caso que Gibs y sus compinches decidan regresar a causar mas problemas.

-  Buen viaje amigo.

Galen se acercó, cogió un puñado de tierra y miró el atuad que reposaba en el fondo de la tumba. Recordó al profesor, en el momento en el que se conocieron y la fortuna que había tenido al estar allí. El clérigo apretó el puño con fuerza, haciendo que sus niudillos pasaran del rosa al blanco.

- Yo estaba allí, buscando en los libros lo que no encontraba en mi alma. Y el destino nos juntó de la manera más estrambótica. Le salvé de una caída físca y él me salvó de una caida psicológica y anímica- Garum sonrió al recordar ese momento.

- Era una buena persona. Alguien con quien poder charlar daba igual las creencias o los ideales que tuvieras. Le encantaba aprender , saber y conocer los diferentes posturas, posicionamientos y pensamientos- El clerigo miró su mano pretada, la abrió y dejó caer la tierra encima del ataud.

- Que bien se lo va ha pasar Pharasma contando con tus entretenidas charlas... aunque seguro que tú también disfrutarás. Que Parasma te tenga en su gloria.

Dicho esto se volvió atrás y se quedó quieto y callado mirando la tumba del profesor.

El mago asintió tras palabras de Arthuel. Miro de reojo a Griam y comprendió que este, a su manera rendía tributo a Lorrimor.

Permaneció en respetuoso silencio, esperando a que Kendra o alguien más pronunciase una últimas palabras.

Cuando la pequeña turba que les bloqueaba el camino se disolvió, Johansson siguió momentáneamente con la mirada a los aldeanos que se alejaban, no con furia o con rencor, si no con pena al saber las cosas que podía realizarse movidos por la ignorancia.

Sus botas marcaron el paso firme con el que continuaron hasta dejar el ataúd en la tumba preparada.

Colocado en posición respetuosa cuando el Padre Grimburrow realizó su sermón, solo movió su mano a su armadura, donde llevaba dibujado el símbolo de Pharasma, cuando el sacerdote mencionó a su diosa.

Después de que los dos hombres dijeran sus últimas palabras hacia el profesor, se adelantó y tomó otro puñado de tierra a su vez.

Lorrimor era un gran hombre, de eso no cabe duda, y su nombre y sus acciones serán recordados por mucho tiempo. Levantó el puño y dejó que la tierra empezara a caer lentamente mientras él movía el brazo formando el símbolo de su diosa. Siempre tuvo un gran interés por todo y por todos los que le rodeaban y demostró cada día que su espíritu era más grande que el cuerpo mortal que lo cubría.

Que Pharasma lo cuide en su paso. finalizó volviendo a su posición inicial, con la cabeza inclinada en señal de respeto.

Kendra dió un paso hacia adelante, luchaba visiblemente contra las lágrimas cuando comenzó a hablar también:

- Gracias a todos por haber venido. Mi padre era un buen hombre. Él siempre tuvo tiempo para mí, incluso después de la muerte de mi madre, cuando yo era aún muy joven. Ambos le echabamos de menos terriblemente, pero siempre supe que me quería, independientemente de aquello que pudo suceder en nuestras vidas.

Recuerdo, que cuando tenía doce años, un grupo de inquisidores vinieron a nuestra casa. Eran hombres tan duros, que me asustaron muchísimo. Pero habían acudido a mi en busca de ayuda. Buscaban un demonio que había sido convocado por una bruja, y tras matarla, había conseguido la libertad de hacer su maligna voluntad. Ellos sabían muy poco acerca de él, y no sabía cómo matarle, ni siquiera sabían cómo encontrarlo. Pero mi padre era un erudito bien conocido, y efectivamente, sabía qué hacer. Cuando los hombres llegaron, cansados y desesperados, agradecieron la esperanza que él les había dado y se envió un mensaje poco después de que, gracias a su conocimiento, se habían salvado muchas vidas.

Cuando yo era una adolescente, mi padre salía de casa durante semanas. En una ocasión, yo estaba muy molesta, porque se acercaba mi cumpleaños y quería que mi padre estuviera aquí, pero él tenía que irse. Cuando regresó, justo a tiempo de celebrarlo conmigo, yo todavía estaba enfadada con él. Me enteré una semana más tarde de que había rastreado una secta que había envenenado a todo un pueblo y que había ayudado a las autoridades a llevarles ante la justicia. Yo me había molestado de que se hubiera ido, cuando realmente fue salvar cientos de vidas. Cuando me enteré y pedí disculpas, me dijo que no pasaba nada porque yo me enfadara. Después de todo, él sabía que yo lo echaba de menos, y que no importaba el bien que él hiciera con el muando,  pues a pesar de ello él sabía que yo le necesitaba.

Mi padre siempre hizo lo que era mejor para mí. Lo que creo que siempre voy a recordar, incluso más que las veces que que sus actos salvaron vidas, o fueron heróicos, es algo que me dijo. Yo tenía quince años, y quería aprender magia. Pero tenía miedo, después de haber visto y escuchado algunas de las cosas que podrían salir mal al practicarla. Pero se enteró de que yo estaba interesada, y me sentó y me dijo que siguiera mis sueños. Que si yo quería aprender magia, debía aprender magia, y que siempre me apoyaría. Cuando le confesé mis temores me dijo que no debía temer al fracaso, o a hacer las cosas mal. Me dijo que la única cosa que realmente debe temer cualquier persona es no intentar el perseguir tus sueños. He tratado de vivir de esa manera desde entonces, y voy a seguir haciéndolo, en memoria del mejor padre de todo Golarion.

Después de hablar Kendra dio un paso atrás para juntarse con el resto del grupo, llorando en silencio durante unos momentos.

Pocas cosas más sucedieron en el funeral. Uno tras otro, la gente se despidió en voz baja del Porfesor Lorrimor mientras arrojaba su pequeño puñado de arena. Una vez todos lo hubieron hecho, los sepultureros comenzaron a tirar la tierra sobre el ataúd. El sonido apenas se percibía, pero el ruido de los truenos acompañaba cada una de las paladas.

El sacerdote Grimburrow se alejó lentamente, al igual que la mayoría de los feligreses. Kendra les fue dando el adiós y las gracias individualmente, hasta que llegó a vosotros.

- Ustedes, amigos de mi padre. Les rogaría que me acompañaran a mi casa, tomaran un trago y escucharan la última voluntad de mi padre junto a mí. Tan sólo sé que se les nombra en la misma, pero aún no he tenido oportunidad de escucharla, pues requería expresamente de su presencia para poder abrir el sobre.

Los cuatro aventureros, viejos camaradas del Profesor, acompañaron a Kendra hasta la que hasta hacía poco había sido residencia del profesor. Era una casa modesta, de la parte sudeste de Ravengro. Alguno de vosotros ya había estado allí más veces. Era una casa llena de estanterías y de libros, algo que siempre había acompañado al viejo erudito en todos sus viajes. Siempre portaba una enorme maleta llena de libros. Al entrar en la casa, Kendra se dirigió a vosotros de nuevo.

- Me temo que tenemos que esperar a que el señor Hearthmount llegue, pues es él quien tiene en su poder el testamento. Me dijo que tenía otros asuntos que atender antes de poder venir, asi que tardará un poco. Saben que mi casa es suya hasta que decidan marcharse, así lo querría mi padre. Les he preparado dos habitaciones con camas dobles para que puedan descansar y para que puedan ponerse ropas secas. Encenderé la lumbre mientras tanto. ¿Desearían algo caliente para beber o comer?

El joven se apartó el pelo de la cara en un gesto que parecía maniático Si me permite, se dirigió a la joven yo encenderé la lumbre y una jarra de agua será más que suficiente para aclarar la garganta. Usted ahora tiene cosas más importantes en que centrarse que cuatro viajeros recién llegados.

Así mismo, le agradezco enormemente la molestia tomado en facilitarnos un techo sobre el que descansar y un fuego en el que calentarnos. el luchador estaba claramente dispuesto a ayudar a la mujer en lo que pudiese y así facilitar tan duros momentos.

El clérigo agarra el brazo del pladín y le dice en bajo.- Es mejor que esté ocupada haciendo algo, sino estará todo el rato pensando en su padre. Creemé, mi intuición me dice que debemos dejarle que haga cosas, que se preocupe por nosotros... eso no significa que seamos una carga, pero sí una distracción- dijo Galen mirando a Johansson.

Luego acercándose a la muchacha le dijo.- Te lo agradezco, yo tomaré una sopa caliente... pero solo si pensabas hacerte algo para ti también- le dijo el clérigo-. Mientras me cambiaré en una de las habitaciones para quitarme esta ropa mojada y ponerme algo seco.

Tras decir esto Galen sonríe a la chica y sa mete en una de las habitaciones y comienza a cambiarse.

Zeraphas se acercó al fuego que empezaba a surgir entre las habilidosas manos de Kroften.

- Se agradece un poco da calor en un día tan frío. Gracias por la hospitalidad, Kendra. Agradeceré un poco de sopa caliente, gracias.

Se dirige a los demás frotandose las manos.

- Es un placer conocerles. Los amigos del prfesor Lorrimor son amigos míos. Me llamo Zeraphas Eldritch y cultivo el estudio y la práctica de las artes mágicas.

Llegando hasta la casa de la Srta Kendra, anterior propiedad de su padre y lugar de muchos encuentros con este. Intento sacudirme lo mas posible el agua de las ropas antes de cruzar el umbral de su casa. Escucho la invitación de Kendra de algo de comida y bebida.

- Gracias Srta, está bien cualquier cosa que no le sea una molestia para usted.

Me acerco hasta el fuego para terminar de quitarme la humedad de los huesos. Dejo la capa en una silla cercana al fuego, buscando un sitio donde dejar tanto mis armas como la mochila que porto.

- Un placer, señor...Zherapas ¿ha dicho?. Mi nombre es Griam Maturim y digamos que me dedico a la....uhmm recuperación. El buen profesor y yo teníamos una relación mas bien profesional, eso no quita que lo considerara un amigo.

Johansson Kroften. se presentó el muchacho tras limpiarse las manos y tenderla hacia los dos interlocutores. Servidor de Pharasma y defensor de su dogma.

El Professor se interesó hace años en un hecho concreto de mi pasado... su voz por un segundo tiembla levemente pero parece recuperar su tono confiada al momento y desde entonces mantuvimos un contacto regular por carta, además de alguna visita esporádica a mi templo.

Zeraphas escucho antentamente a sus interlocutores. En respuesta a Griam dijo:

- Zeraphas. El matiz ligeramente diferente maese Maturim. La verdad es que no entiendo lo ocurrido en el cementerio. Creo que el profesor respetaba los preceptos de Pharasma.

Se dirige al clérigo cuando reaparece tras cambiarse de ropa.

- ¿Y vos? ¿Quien sois y que relación guardabais con el profesor?

La pregunta de Zeraphas le coge por sorpresa a Galen quien, con las manos aun atándose un nudo en la cuerda que sujetaba sus pantalosnes, mira con cara de asombro a éste. Sonrriendo termina el nudo y le contesta.

- Es verdad, no me he presentado... y antes te he tratado como si te concoiera de toda la vida- dijo el clérigo mirando al joven paladín.

- Mi nombre es Arthuel Galen... vamos todos me llaman Galen. Y mi relación con el profesor la comenté en el entierro. Por casualidad coincidimos y le salvé de una caída... a partir de ahí nos escribimos con bastante frecuencia- comentó añorante recordando aquellas cartas.

- Os he escuchado desde la cortina los nombres pero no os pongo el nombre a cada cara- Galen mira al paladín y se aventura.- ¿Griam, puede ser?- Luego pasa al pícaro y dice.- ¿Johansson?- por último mira al mago y le dice con tono seguro- Tú eres Zeraphas seguro. Los demás ¿he acertado?

Johansson y Griam. corrige a Galen, señalándose primero a él y luego al pícaro, tras lo que comenzó a soltarse las cinchas que ajustaban su armadura y la dejó junto a las armas en la misma habitación que el clérigo.

- Gracias Johansson, muy amable- dice sonriente.

- ¿Sabéis algo de lo de la última voluntad del profesor, que ha comentado Kendra? ¿Inclusó tu misma, Kendra, ingoras qué puede ser?- les preguntó a los allí reunidos.

Zeraphas miro a Kendra, intentando leer una respuesta en su rostro.

- Ignoro cuales pueden ser las ultimas voluntades de Lorrimor.

La mujer iba a responder, pero en ese momento sonó la puerta.

Kendra se apresuró a abrir. Sabía que, fuera quien fuera, tenía que estar empapandose hasta los huesos con la tormenta, que no había cesado desde el entierro. No le sorprendió que se tratara del señor Vashan Hearthmount.

- Concejar Hearthmount, pase por favor. Le estabamos esperando.