Partida Rol por web

Se trataba de un hombre entrado en años. Su gesto era serio. Era alto y se intuía que había sido un hombre fuerte, aunque ahora su cuerpo era más bien orondo. Le caracterizaba un extraño bigote, perfectamente recortado, que le daba a la vez un aspecto divertido y serio.

- Kendra... -el concejal se quita el sombrero y aprovecha el movimiento para hacerle una reverencia a la señora de la casa - Siento lo de tu padre. - Entró y dejó la chaqueta colgada al lado de la puerta - Escribí a los amigos de tu padre que... - La cara le cambió al darse cuenta de que estabais todos allí. No hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que había algo en vosotros que le desagradaba. Pero teniendo en cuenta lo supersticiosos que eran en Ravengro, seguramente se tratara de desconfianza por los extranjeros. Así podía confirmarlo Gríam, que era local de Ravengro y a quién el concejal saludó levemente con la cabeza. No se conocían, pero la cara del hombre le sonaba a Vashan. - Veo que estamos todos los necesarios para poder abrir el testamento - el tono se le notaba cargado, como molesto - Acabemos de una vez con esto.

Kendra os sirvió la sopa caliente a todos y también un cuenco de arcilla caliente para el señor Hearthmount, que agradeció con una sonrisa y apartó a un lado mientras sacaba un porta-pergaminos de su bolsillo interior.

Os mostró a todos el sobre que había dentro. Tenía el sello del profesor Lorrimor aún sin romperse, lo reconocisteis por las numerosas correspondencias que siempre firmaba con un sello de tinta. Al romper el sello de la carta, una pequeña llave de hierro cayó desde el interior del portafolios sobre la mesa con un tintineo que pareció más fuerte en medio del silencio de la habitación.

Impretérrito ante la llave, y deseando acabar cuanto antes para poder marcharse a su casa, el hombre comenzó a leer en voz alta el testamento:

- "Yo, Petros Lorrimor, en mi sano juicio, hago por la presente cometida en este pergamino mi última voluntad y testamento. Hago saber que, con excepción de los detalles específicos del final, dejo mi casa y todas mis pertenencias personales a mi hija Kendra. Úsalas o véndelas, haz lo que consideres, mi niña.

Pero más allá de del legado de mis efectos personales, este documento debe servir a otras necesidades. He arreglado las cosas para que este testamento se muestre sólo si todas las personas a las que se diríge están presentes, pues a ellos tengo mucho más para aportarles que mi simple herencia. Tengo dos últimos favores que pedirles.

A mis viejos amigos, odio colocaros esta carga sobre vosotros, pero hay pocos que sean capaces de apreciar el verdadero significado de lo que os voy a pedir. Como algunos ya sabeis, dediqué muchos de mis estudios a todos los tipos de maldad, solía conocer a los enemigos y informar a aquellos mejor preparados de la manera de sembrarles cara. Pues el conocimiento de tu enemigo es el camino más seguro hacia la victoria.

Y así, a lo largo del curso de mi existencia, he tenido el placer de adquirir una significativa colección de valiosos pero a la vez peligrosos tomos, cada uno de los cuales podría, en circunstancias erróneas, haberme llevado a situaciones legales un tanto incómodas. Mientras la mayoría de estos tomos permanecen a salvo bajo cerradura y llave en la Universidad de Lepidstadt, me temo que hay unos pocos que tomé prestados y permanecen en un baúl en mi hogar de Ravengro. Aunque fueran de máximo valor durante mi trabajo en vida, después de mi muerte, preferiría no cargar a mi hija con la parte oscura de mi profesión, o aún peor, el hecho de poseer los tomos ella misma. Asi, os confío mi cofre de tomos a vosotros, a título póstumo. Os pido que por favor le hagais llegar la colección a mis camaradas de la Universidad de Lepidstadt, quienes lo pondrán en buenas manos con el fin de servir a una buena causa.

Pero antes de que partais a Lepidstadt, tengo que pediros otro favor - por favor, retrasad vuestro viaje durante un mes y pasar ese periodo de tiempo aquí en Ravengro para aseguraros de que mi hija esté a salvo. Ahora que me he ido, no puede tiene a nadie con quién contar y si vosotros le ayudarais a colocar las cosas en órden para cualquier cosa que necesitara durante el transcurso de este mes, tendriais mi eterna gratitud. Por todas estas molestias, os dejo todos mis últimos ahorros. Son cien monedas de platino para cada uno. Para que estuvieran a salvo, le dejé estos fondos a Embreth Daramid, uno de mis amigos más cercanos en Lepidstadt - ella recibió las instrucciones de pagaros una vez recibiera el cargamento de los tomos y no antes de que transcurriera un mes desde la apertura de este testamento.

Yo, Petros Lorrimor, firmo por la presente esta última voluntad en Ravengro, el primer día de Calistril, en el año 4711.”

El hombre se quedó unos segundos en silencio. Os miró a la cara con gesto de sorpresa. No le gustaba la idea de teneros un mes allí. Al levantarse, Kendra le agradeció la lectura y le despidió en la puerta cuando éste decidió irse. Casi no os dió tiempo a decirle nada, pero algo os decía, que le veriais más veces en los próximos días.

Tras cerrar la puerta, Kendra se apoyó en ella. Parecía muy contenta. Incluso después de muerto, su padre se había acordado de ella y la tenía presente como el primer día.

Una pequeña lágrima brotó de su ojo y le corrió por la mejilla. Tras secarla con la manga del vestido se acercó a vosotros.

- ¿Aceptareis la última voluntad de mi padre? - dijo sonriendo - ¿Podeis quedaros en mi casa si así lo deseais? Seguro que es lo que mi padre querría.

Galen estaba anodadado. No sabía por donde empezar a preguntar ni siquiera qué decir. Miraba la llave, el papel del testamento y luego repetía todo el proceso una y otra vez con la boca abierta y los ojos como platos.

Cuando por fin el custosio del testamento se marchó, Garm se uqedó mirando la puerta. En ese momento reaccionó y se dio cuenta de que Kendra les había pedido quedarse allí el mes que proponía el profesor.

Levantándose como si tuviera un resorte en el culo, Galen miró a la joven muchacha, se acercó a ella y le dijo.- Si tu padre ha querido en su última voluntad que te cuidemos durante un mes de los avatares que pudieran ocurrirte en este pueblo, querida mía, yo y Pharasma estaremos a tu lado todo este mes... o hasta que estés a gusto y no tengas problemas, ya sea un mes, dos o todo un año.

Galen cogió las manos de la muchacha con las suyass y le sonrió.- Todo saldrá bien. Cuanta con mi ayuda... y será un honor vivir contigo, en la casa de un gran amigo que ahora está con mi Diosa, Pharasma.

Luego se giró y miró al resto de los allí congregados para que se posicionaran.

Johansson escuchó las palabras del Councilman con la boca abierta, escuchando y procesando las palabras poco a poco. Cuando quiso ser consciente de lo que implicaba realmente la última voluntad del Professor, Kendra ya había acompañado al desagradable hombre fuera de su casa y Galen ya había aceptado la propuesta.

También él se levantó e hizo una inclinación ante Kendra. Kendra, si no os importa que nos dirigamos con esa familiaridad, si el Profesor consideró oportuno que estuviéramos a tu servicio durante un tiempo después de fallecimiento, por Pharasma que no será Johansson Kroften quien no se quede a vuestro lado el tiempo que haga falta.

El gesto del mago durante la lectura del testamento refleja una profunda concentración y una cierta curiosad.

Una vez ha salido de la casa Hearthmouth, Zeraphas habla:

- Como bien afirman estos caballeros será un honor convivir en esta casa protegiendoos. ¿Sabeis de algún enemigo del profesor que quiera hacer con esos tomos? ¿Acaso el accidente de vuestro padre no fue tal? Al menos parece que el preveía problemas cuando redacto sus ultimas voluntades ....

Se frota la barbilla en gesto propio característico.

- Si alguien esta interesado en los textos ... ¿porqué esperar aquí poniendoos en peligro? Tal vez un vistazo a esos tomos pueda darme alguna pista de las últimas investigaciones del profesor ...

Johansson miró entonces a Kendra. ¿Sabe dónde se encuentran dichos tomos? preguntó. Más que saber qué contienen, hizo un gesto hacia Zeraphas me preocupa que Hearthmount hable de ellos con alguien y volvamos a tener otro incidente como el del camino al cementerio...

La verdad es que después de leído el testamento me sentía algo conmocionado, nunca pensé que el profesor tuviese tanta confianza en mi.

- Kendra si es tanto voluntad de su padre como suya que nos quedemos así será. Pero temo que eso pueda causar habladurías en los pueblerinos, cuatro hombres en casa de una mujer....no se.

Dicho esto empiezo a pensar en los incidentes con Gibs y sus amigotes. Y en la mirada aviesa que nos dedicó el concejal, cuando nos pedía el testamento que nos quedásemos.

- Mi protección y dedicación la tiene por descontado. Es mas propondría que en los primeros días mantuviésemos guardias activas alrededor de la casa.

Miro hacia la llave.

- Sr. Zeraphas podría indicarnos si esa llave es mágica. Si fuese así el cofre también y tendríamos que preocuparnos por ahora menos de protegerlo

- La verdad - dijo Kendra dirigiéndose primero a Galen - es que necesitaré unas semanas para decidir qué hacer con la casa. Ravengro está cambiando y el recuerdo de mi padre aquí es demasiado fuerte, pero no sé si es por el... poco tiempo que ha pasado desde su muerte o no. Quizás la acabe vendiendo y mudandome en unas semanas. - Hizo una pausa y miró a Gríam - Señor Maturim, después de que los locales me acusen de hija de nigromante, dudo mucho que les importe si soy una prostituta o no. - Lo dijo con cierto dolor, pero no por el comentario de Gríam sino por que sus propios vecinos le habían dado la espalda. - Gracias a todos. - Sonrió de manera un tanto forzada.

Escuchó la conversación que había entre vosotros con sumo interés. Con un sonrisa agradeció el cariño que teniais por Lorrimor. Y a su vez, se dijo a sí misma lo inteligente que era su padre pues, aún en el caso de que le pasara algo, tenía todo previsto. Y desde luego, parecía que había hecho llamar a gente de corazón puro y con ganas de ayudar.

- Mi padre, creo que no tenía enemigos. Aunque lo cierto era que siempre fue muy sociable. Supongo que su ambición por el conocimiento le hizo muchisimos amigos, y algunos enemigos, pero no creo que nadie quisiera matarle. Desgraciadamente, le cayó una roca en la cabeza cuando hacía unas investigaciones. Sólo sé eso, siento no ser de más ayuda. Tampoco nadie que ambicionara su colección de libros. Al menos no que yo conozca.

Se sentó en la mesa junto a vosotros y, mientras os escuchaba, daba pequeños sorbos de la sopa. Entonces Johansson le hizo levantarse.

- Con permiso - Se marchó escaleras arriba y regresó con el cofre en la mano. Era pequeño, de hierro y madera de roble. Nerviosa, Kendra lo depositó en la mesa. Sin duda, aquel era el cofre que mencionaba el testamento. Kendra agarró la llave y os la tendió sobre su palma. La llave parecía pequeña incluso en unas manos dulces y diminutas como las de la mujer. - Mi padre no quería que yo me acercara al cofre. Pero lo cierto es que tengo curiosidad sobre su contenido.

Ciertamente, con el ajetreo del viaje, la llegada, el entierro y el testamento, no había llegado a saber qué le había ocurrido al Profesor. el muchacho bajó la mirada unos instantes, sintiendose avergonzado por no haberse preocupado antes por los últimos instantes de Lorrimor y ni si había pasado a manos de Pharasma antes de que su final estuviese escrito. ¿Una roca, decía? ¿Durante una investigación?

Johansson cogió la llave que tendía la muchacha y la acercó a la cerradura del cofre. Entiendo que el Profesor no dejaría activada ningún tipo de seguridad si la intención era que Kendra o cualquiera de nosotros lo abiriese, ¿no? tras ello, insertó la llave y la hizo girar.

Galen escuchó atento al resto de sus compañeros. Asintió emocionado como uno a uno accedía a ayudar a la joven en estos momentos aciagos. Con una lágrima a punto de salir por el rabillo del ojo, se volvió a sentar a la mesa y junto con los demás siguió tomando la sopa.

Estaba con una cucharada en la boca cuando la mujer explicó la muerte de su padre. ¿Qué nadie quería matarle y murió cuando una piedra se le cayó en la cabeza?... por favor. Pensó Galen incapaz de hablar pues aun tenía sopa en la boca.

Cuando la logró tragar, la muchacha ya se había levantado y se dirigía escaleras arriba.- Kendra, que una piedra... cuando bajes te lo explico- se cortó a sí mismo el clérigo, terminando su frase en un susurro.

Al bajar, tenía otra cuharada de sopa en la boca. Galen maldijo sus mala suerte y tragó con rapidez para contarle lo que opinaba de la muerte de su padre. Pero entonces la muchacha les mostró el cofre. Galen se quedó, por segunda ven en unos minutos absorto.

Cuando Johansson cogió la llave y la insertó en la ranura, el clérigo le cogió la mano para que no girar y le dijo.- ¡Detente!, esperar unos segundo para ver el interior del cofre por ser precabidos no es una mala espara- le dijo a su compañero.

Atendiendo a las palabras de Griam, le quitó el protagonismo a Zeraphas- Permitidme que sea yo quien vea si es mágico el cofre y la llave- comentó Galen mientras no quitaba los ojos del cofre.

Poniendo sus manos delante del cofre, el clérigo de Pharasma se concentró y cerró los ojos.- Pharasma, concedeme tu gracia y hazme saber si estos objetos que tengo delante están imbuidos de algún sontilegio o conjuro mágico. Otórgame tu bendición a este humilde siervo tuyo.

Tras esto en clerigo esperó un momento a que hicera efecto sus rogativas.

Ante el asentimiento de Galen, Johansson introdujo la llave en la cerradura y, mirando el cofre espectante...

CLIC

Galen asientió a Johansson y le asintió para que procediera a abrir el cofre.

Atento, vio como el paladín giró la llave y la cerradura hizo "clic". Pero, se detuvo... no abrió la tapa.

Mordiéndose las uñas y mirando al cofre y a su compañero a partes iguales en periodos de un segundo, Galen esperó a que éste lo abriera. Al poco, no pudo esperar más y abrió la tapa del cofre mientras decía.-¡¡No nos tengas así y abre de una vez!!... Bah, ya lo hago yo.

Espectante, al abrir el cofre miró el contenido del mismo, esperando que ocurriera cualquier cosa.

Zerapahas sonrio ante la impaciencia de sus compañeros. La curiosidad tambien hacia mella en el ...

- Una vez nos a explicado lo que piensa de sus vecinos Srta Kendra, no tengo ningún reparo en quedarme.

La verdad que pensar que el profesor murio investigando no me parece raro a cualquiera le puede pasar, pero que fuese por la caida de una piedra en la cabeza.....Esto apesta a gato encerrado....

Unos minutos después la Srta Kendra abandona la habitación y trae un pequeño cofre.Viendo como miss compañeros tratan el cofre con posibles desperfectos para todos ellos solo puedo pensar ...Sagrado Caliean que no tenga trampas...

- Cerca de Harrowstone - acertó a decir. Parecía que le dolía hablar de ello. Había pasado muy poco tiempo desde la muerte del Profesor. - Le cayó una roca, una gárgola. Pasa a veces en las ruinas. ¿Por qué tuvo que pasarle a él...? - Agachó la cabeza en silencio y se sentó en la silla, incapaz de estar de pie por sí misma.

La llave encajaba en la cerradura perfectamente, y al abrirlo, con cierta expectación, descubrieron que había numerosos tomos antiguos y uno relativamente nuevo. Éste estaba en la parte superior de la pila y tenía un garabato arañado en el cuero de la portada que decía: "Léeme ahora" .

Johansson lo cogió y lo abrió para descubrir de qué se trataba. Era el diario del Professor, era claramente su letra y disponía de una gran cantidad de fechas desde hacía algún tiempo. El resto de los libros eran muy diferentes. Sin duda se trataba de esa colección de libros peligrosos de los que hablaba el testamento. En tres de ellos había notas que indicaban que debían entregarse a Montagnie Crowl, un profesor de antigüedades en la Universidad de Lepidstadt. El cuarto, se llamaba "Manual de la Orden del Ojo Palatino" y tenía una nota que decía que, en cambio, debía de entregarse a Embereth Daramid, una juez de la Corte de Lepidstadt. Pero remarcaba que tenía que hacerse la entrega con suma discrección y añadía al pie la dirección de la casa de la jueza.