Partida Rol por web

La repentina efusividad de Alicia me pilló por sorpresa, pero en cuanto se explicó comprendí a qué se debía.

- Caray... - Empecé, dubitativa. - Supongo que las mejores víctimas serían Lisseth y Andy, en ese orden.

- ¿Y a qué se debe? ¿Y por qué sólo esta noche?

-No lo se,una extraña aura me a rodeado y me e echo mas...fuerte- tuerzo el gesto -Creo que alguien a ``recargado´´ mi poder,la pregunta es ¿quien y porque?-

- Puede ser una trampa. - Afirmé entonces, al darme cuenta de las connotaciones de todo esto. - Si recargan tu poder y hay más muertes de las que debería estarán confirmando que tú eres una asesina.

- ¿Por qué no vas tú a por alguien y yo traigo a otro aquí? Aprovechemos esa recarga sin darles pistas.

-Mmmm vale,había pensado que la ``recarga´´ habia venido de uno de los nuestros,pero cierto,puede ser una trampa- la miro y con curiosidad pregunto -Antes había dado por echo que usarías a Alec para traer a alguien,pero ahora esta claro que no ¿como piensas hacerlo?-

- ¿Recuerdas cuando Louis te visitó? - Pregunté antes de tomar aire. - Algo parecido.

-Vale,entonces ire ya a por Lisseth- la miro y pregunto -¿Hace falta que yo vigile mientras lo traes?-

- Bien, vamos allá. - Dije con un suspiro, tomando la mando de Alicia. - Esta es la primera noche que saldremos las dos. No sé si te imaginas a quién he escogido, pero si todo sale bien al amanecer todo será diferente.

La excitación recorría todo mi ser, y así lo revelaba la expresión de mi muñeca. Cuando amaneció me puse en pie en este lugar. Había una cosa que quería decirle a Keelin en cuanto amaneciera, y busqué sus ojos con los míos.

- Bienvenida al cubil del mal. - Saludé, esperando que entendiera la referencia.

Era el momento de la caza pero tenían un plan doble. Primero, sería la ejecución.

Alicia se acerca a Lisseth mientras ella duerme por la noche plácidamente, esgrime el cuchillo con el que le dará muerte a la joven francesa pero al arrojarlo con fuerza, no puede atravesar la piel de Lisseth. Parece ser una piel mucho más rígida de lo normal, casi como si una cubierta de diamante la cubriera. Esta noche, no habían podido cumplir su cometido con ella.

Esther entonces, se dirige a Keelin y en sus ojos aparece la mirada despiadada de un cazador, de alguien que está listo para cumplir su cometido sin importar el precio.

En cuanto amaneció mis ojos brillaban de pura alegría. A pesar de que pareciera otra cosa las cosas no podrían haber salido mejor.

- Ha funcionado. - Le dije. - Keelin está con nosotras. Muerta, pero con nosotras. Y como protegió a Lisseth nadie sospechará de ella. Además, gracias a lo que le hice al morir podrá hacer que alguien llegue aquí. - Expliqué emocionada, antes de cruzar los dedos. - Ojalá traiga a Alec. - Deseé con una sonrisa.

Sonreí ampliamente y respondí con emoción-Que bien,yo ya pensaba que no habíamos quedado igual- deje de sonreír y ya mas calmada pregunte-¿A quien crees que deberíamos votar esta vez?-

Mientras Keelin recuperaba la vida en aquel lugar, su presencia se materializaba aquí, aunque no venía sola. Un joven de cabello rubio y hasta ahora apariencia inocente, venía con ella, trayendo consigo la promesa de la destrucción. Cada uno con un motivo diferente pero todos con un mismo propósito y era su propia supremacía.

Ahora, Keelin y Alec se unían a su causa.

Cuando la muñeca de Alec comenzó a tomar forma, los ojos de la mía brillaron llenos de ilusión y una sonrisa apareció en mis labios. En ese mismo instante me acerqué a él corriendo, lista para abrazarlo.

- Oh, cariño... - Susurré - Por fin estás aquí.

Acto seguido miré a Keelin. - Tenías razón. - Le dije. - Con Sara, con Alicia y conmigo. Espero que ahora podamos llevarnos mejor.

Alec llegó a aquel lugar y miró alrededor, confundido al principio. Al principio creyó que se trataba de la famosa casita de muñecas de la que todos hablaban, pero en seguida se percató de que faltaba gente para que así fuera... No. Ese lugar era un lugar completamente diferente...

Una sonrisa asomó en el rostro de Alec. Una sonrisa que distaba mucho de ser tímida. Era una sonrisa pícara, llena de malicia. abrazó a Esther con fuerza, recibiendo una vez más el apoyo de tener a la mujer rubia a su lado. No sabía lo que habría hecho sin ella y ahora sabía que ella siempre estaría a su lado.

Que bien que estés aquí... Anoche recibí la visita de la niña otra vez y... Pasó algo increíble. Los ojos de Alec brillaron, como maravillado. Ahora mis alas son oscuras y... Es precioso. Ojalá puedas llegar a verlo. April lo vio cuando te reviví porque estaba ahí conmigo, pero ahora es más espectacular. Más... Perfecto.

Keelin se sorprendió al abrir los ojos tras una muñeca más y llevó su pequeña mano de plástico a su cabeza, confusa en un primer instante al verse desdoblada tantas veces. 

Alzó la mirada y la posó en Esther con sentimientos encontrados hacia ella. Por un lado aborrecía a esa mujer rubia que había estado dando largas a sus sospechas desde el principio. Por otro, le agradecía la posibilidad de vengarse de quien la hubiera matado. Dos veces. - Vaya, ahora sí que estoy en el verdadero cubil del mal. - Murmuró, apartándose el pelo del rostro.

Miró a Alec al ver que estaba a su lado y una sonrisa maliciosa surgió espontánea en su rostro. - Vaya estirón has pegado, pequeño. - Dijo mientras las comisuras de sus labios se estiraban lentamente, milímetro a milímetro. - Y diría que te ha sentado muy bien el cambio. - Añadió mientras la sonrisa se volvía pícara. - Espero que te haya gustado mi regalo.

Después sus ojos se posaron primero en Esther y luego en Alicia. - Supongo que por eso estoy aquí. Porque acertaba demasiado, ¿no? Creo que estaría bien que nos pusierais al día antes de que podamos empezar a trabajar juntos. Mi poder ha cambiado. Ahora puedo protegeros de las votaciones.

Al ver a los dos nuevos integrantes del grupo sonreí maliciosamente -Hola- mire a Keelin y con tono calmado respondí -Estas aquí por que ella quiso- dije señalando a Esther -A mi me daba igual- lleve una de mis manos hacia mi hombro derecho y tras unos segundos respondí -La verdad es que no hay mucho que decir.De poco valen ya los que han caído- mire de reojo a Alec -A no ser que alguien los traiga- volvi a mirar a Keelin -Y si planeamos eso ya se hablara en su momento.Ahora,lo de las votaciones,yo no puedo morir en ellas así que eso lo tenéis que hablar ente vosotros- tras decir eso di un breve suspiro -Por cierto,aunque esto no tenga nada que ver,no me voy a quedar con las ganas de decirte algo,me encantaría decírselo a Michelle para ver su reacción pero ya que eso no puede ser te lo diré a ti,vuestro querido e inocente Louis era uno de los nuestros,es mas yo diría que el peor- me callo y tras un segundo sigo hablando -O el mejor,eso ya depende desde donde lo mires-

Mi sonrisa se amplió al escuchar las palabras de Alec primero y de Keelin después. Era genial que hubieran aceptado tan bien el cambio. Por un momento había temido que les disgustase, o que algo saliese mal.

- Eso es genial, Alec. - Le dije mirándole a los ojos, emocionada. Entonces rodeé su cabeza con mi mano para apretarlo un poco más contra mi. Era extraño abrazarle teniendo ambos forma de muñeca, pero igualmente todo mi ser lo pedía.

- Eso mismo iba a decirte cuando llegaras. - Respondí entonces a Keelin, en referencia al cubil del mal. - Pero te has retrasado más de lo que esperaba. Aunque con el regalo que nos has traído - Continué frotando suavemente el brazo de Alec. - merece la pena.

- No sólo estás aquí por acertar demasiado, - Empecé a explicar entonces. - aunque eso ha ayudado. Te he traído porque creo que eres de las pocas personas que está dejándose la piel por salir de aquí. Y creo que eso es lo que queremos todos. Eso es más importante aún que acertar o que tener determinado poder, porque para que alguien se deje morir como hizo Henry no merece la pena.

- Además necesitaba a alguien lo suficientemente inteligente como para entender que Alec era la mejor opción, y en cuanto eso... - Dije negando un poco con la cabeza. - Se me ocurren pocas personas mejores.

- En cuanto a poneros al día, veamos. - Anuncié, separándome un poco de Alec y sentándome aparatosamente en el suelo. - Al principio éramos Ian, Sara, Louis, Henry y yo. Todos ellos querían matar por matar, simplemente guiados por la sed de sangre, y el sadismo, pero no les ha ido muy bien. - Expliqué, torciendo un poco el gesto. Era evidente que pensaba que sus planes no habían sido los mejores. - La primera noche Sara incendió la habitación de Kenneth, y yo encontré a Reuel vigilando por los pasillos. - Relaté, sin poder evitar que mis ojos brillaran un poco al recordar cómo había acabado con él. - Hasta ahora es el único al que he matado, pero muchos se lo están ganando ya bastante.

- Reuel cayó en esas votaciones, y Louis aún no sé cómo supo que Alicia estaría dispuesta a unirse a nosotros. Él pensaba que era divertido guardarnos lo que podíamos hacer, y no llegó a explicarnos cuál era su segundo poder. Fue a buscarla, y la trajo con nosotros. Luego, en las siguientes votaciones, pretendían que votásemos todos juntos a Andy a pesar de que nadie sospechaba de él realmente, pero por suerte Alicia y yo decidimos pasar un poco de ellos. - Expliqué haciendo un gesto con la mano. - Si recordáis las votaciones de aquel día os parecerán una confesión firmada.

- Esa noche Ian descargó la ira de madrrre patrrrria - Dije cambiando mi gesto, como si aquello fuese una especie de burla - sobre Wolfgang, y Sara provocó a Keelin sus pesadillas. Y lo de la madre patria lo dijo él, no yo. - Aclaré. - Que luego me acusan de racista.

- En fin, esa noche morimos unos cuantos, pero por suerte Alec me trajo de vuelta. - Seguí con mi relato, estirando el brazo para apretar suavemente la mano de Alec. - Esa noche Ian tendría que haber caído en votaciones, pero Michelle lo salvó. En ese momento él debió saber qué era lo que ella podía hacer, porque un tiempo después nos insinuó algo. - Expliqué antes de levantar las manos. - Pero claro, es mejor no contarnos nada real ni hacerlo cuanto antes, no vaya a ser que sepamos quién está de nuestra parte. - Comenté con exagerada indignación.

- Luego él fue a por Amanda, pero no llegó a hacerle nada. Un rato antes estaba un poco raro y parecía como atontado, así que supongo que alguien le hizo algo. Después, al amanecer, estaba muerto, lo cual él mismo se había buscado. - Dije quitándole importancia con un gesto de la mano.

- Y esa tarde casi todos votamos a Nathaniel. Fue cuando los dos estabais muertos, así que no visteis la ejecución que Loren le hizo... Pero fue increíble. - Comenté adelantando un brazo, como para enseñar mis pelos de punta sin ser del todo consciente de que eso no estaba sucediendo en este cuerpo, sino en el que se encontraba al otro lado. - Esa mujer era una sádica psicópata como no os imagináis. Creo que sólo a la altura de Louis o Sara. La verdad es que siempre había imaginado que en Australia esas cosas no pasaban, con tanta naturaleza, tanto animalito raro y mono y demás pensaba que la gente vivirá en un mundo de regalices.

- Luego Alicia volvió a ir a por Amanda, y esa vez sí lo consiguió. Al día siguiente ya estabais los dos de vuelta, porque fue ayer, y creo que ya sabéis lo que hicimos esta noche. - Concluí, encogiéndome de hombros.

- Podéis preguntar todo lo que queráis, no os cortéis. - Les invité con una sonrisa. Era clara la satisfacción que me producía tenerles aquí, con nosotras.

La muñeca miró a Alicia y enarcó levemente una ceja. - Ya suponía lo de Louis. No digo en voz alta todo lo que pienso, tan sólo lo que me viene bien para apoyar mis sospechas. Sospeché de Michelle, de Sara y de ti mucho antes de decir nada sobre vosotras, mientras os seguía sonriendo en la casita, pequeña. ¿Tu protección para las votaciones es para siempre? ¿O es sólo una vez? - Preguntó finalmente, haciendo planes mentalmente. 

Después escuchó el discurso de Esther cruzada de brazos y con atención. Muchas de las cosas ya se las había imaginado e incluso las había aventurado en la casita de madera. Pero las piezas que le faltaban encajaron por completo. 

Cuando la mujer terminó, ella asintió lentamente. - Gracias por la parte que me toca. - Suspiró, si tenía que trabajar con esa mujer, lo mejor era hacer un esfuerzo para llevarse con ella lo mejor posible. - Yo puedo explicarte lo de Louis y su secretito. Yorgan era capaz de ver los poderes de los demás. Él fue quien miró en el interior de Alicia y le dijo a Louis lo que ella escondía. También me confirmó mis sospechas sobre ti y Sara. - Miró a Alicia y sonrió de nuevo. - Parece que Louis os tenía engañadas, porque os estaba traicionando con su amorcito. De hecho, ahora que ha muerto ha hablado mal incluso de Michelle, así que eso también lo sabían. - Hizo una pequeña pausa, dándole vueltas a algo. - Y también puedo explicarte lo de Ian. Andy usó su segundo poder para inutilizarlo aquella noche. Y sí, si yo protegiese a alguien de las votaciones, tendría un vínculo privado con esa persona, así que... Por eso sabía Ian lo de Michelle.

Miró a todos uno a uno y asintió con la cabeza de nuevo. - Bien. No sé si podré protegeros en estas votaciones, así que lo mejor sería que intentásemos tirar a Benén. Con el asunto de la casita no debería ser difícil. Sigo teniendo el voto doble y quizá podamos convencer también a los demás.

Una expresión de satisfacción se formó en mi rostro mientras escuchaba hablar a Keelin, y no pude evitar mirarla casi como si estuviera viendo en ella muchas cosas que veía en mí.

- Las cosas como son. - Dije en respuesta a su agradecimiento, sin darle mayor importancia ni dorarle la píldora. - Pero no creas que nos tenía engañadas. - Continué de inmediato. - Algunas tampoco decimos todo lo que pensamos, ni mucho menos a él, y menos mal.

- Aunque no sabía que era con Yorgan tenía bastante claro que nos estaba traicionando. De hecho uno de los votos que le hizo caer fue mío. Pero no dije nada ni entonces, ni después: al fin y al cabo luego teníamos a Sara en la misma situación con Benén. Y en cuanto tuve oportunidad lo confirmé como asesino. Traidor a nosotros o no, Louis ya desde antes sólo servía para sembrar mal ambiente y hacer que no colaborásemos entre nosotros.

- De todas formas no creo que Yorgan mirase dentro de nosotras: no le hacía falta. Louis se lo habría contado. Así que sólo ha intentado vendernos de manera gratuita. Y es peor para él, porque con eso es aún menos probable que traigamos de vuelta a Louis.