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Casa de Muñecas - HLCN

Noche 0: Llegada a la fantasía

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17/03/2014, 21:43
Hikari Ayase

Mientras empujábamos la vitrina hacia arriba, algunos más se acercaron para ayudar, el resto se debatía entre el pánico, los que creían que podría haber sido sobrenatural, y los escépticos, que a pesar del susto preferían pensar que eran un montaje. Tiene que haber algún cable, tiene que haber algún cable, me repetía a mí misma tratando de autoconvencerme.

-La ayuda siempre es bienvenida- contesté a los que se acercaron tratando de esbozar una sonrisa.- La duda es si debemos intentar abrir la vitrina o dejarla tal cual, desde fuera no parece que haya nada, pero podría estar escondido entre los pliegues del traje o en la propia muñeca. Lo malo es que es una antigüedad y tenemos que ser cuidadosos para no dañarla.

Escuché a Loren reconocer que creía más en la opción sobrenatural y que perdíamos el tiempo revisando la muñeca. – En realidad creo que esto es real, en oriente hay muchas leyendas relacionadas con muñecas, Corea, Japón, Malasia, incluso en Estados Unidos hay historias, pero necesito comprobarlo. También existen historias sobre objetos sacados de cementerios y la reacción de Tae ha sido demasiado realista para ser una actuación. Mi sentido común me dice que tiene que ser un truco pero… no lo creo.

El señor Yansen estaba de acuerdo con Ben sobre no hacerla gritar de nuevo y yo también.- No sé cómo se abre esto y tampoco quiero arriesgarme a provocar algo. ¿Alguna idea sobre cómo moverla?

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17/03/2014, 21:56
Michelle Dunsen

¡¿Que no hay cobertura?! ¡¿Sin móvil?!- dijo, aún más afligida, todavía junto a Louis- ¿Y cómo vamos a llamar a la policía si ocurre algo? ¡Esto debe ser una broma!-le temblaba la voz, y al sentir los brazos de Henri rodear su cintura, dio un respingo. 

Al ver que se trataba de una persona y no de otra cosa, se quedó como estaba, aunque sonrojada, dejando que la arropasen y la consolasen. No estaba acostumbrada a estar sola, y momentos como aquel hacían que no lo pasase especialmente bien- Me tendréis que dar el número de vuestro abogado chicos. Tenemos que poner una denuncia conjunta cuando salgamos de aquí...

Miró, incrédula y asustada a quienes empezaban a hablar de aquello como si fuera un hecho- ¿Que la muñeca nos lo va a decir? ¿Qué demonios estáis diciendo? ¿Leyendas japonesas? ¿Os estáis escuchando? También está el cuento de la chica de la curva, y nadie jamás la ha visto en realidad. 

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17/03/2014, 22:11
Nathaniel Kingsley

Algunos comentarios sobre todo un rollo sobrenatural, paranormal, mágico, animatrónica y todo ese rollo comenzaba a colmarle. No le veía ninguna lógica ni ninguna gracia a lo sucedido, pero no por ello se iba a poner a escupir la primera chorrada que le saliera de la boca a cada quién. 

Negaba con la cabeza constantemente, y ya superado por la situación, decidió volver a su cuarto. Si, de seguro estar solo no era lo mejor ahora, menos en una situación donde todos estaban paranoicos, pero prefería estar solo con sus temores a acompañado por gente que no paraba de soltar burrada tras burrada.

Disculpen, pero yo me retiro por esta noche a mi cuarto... si deciden marcharse todos, por favor, golpeen la puerta de mi habitación.-

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18/03/2014, 00:20
Noor ud-Din

Hacía ya un buen rato que el grito había dejado de resonar en sus tímpanos, pero su cerebro no había sido capaz de asimilar el cambio de condición. Notaba que un sudor frío recorría su espalda y que empezaba a angustiarse al estar rodeado por gente desconocida. Gülfem Hatun, italiana, y su prima, Fülane Hatun, griega, ambas esposas suyas, habrían sabido como calmarle. Como las echaba ahora de menos...

Cuando al fin empezó a recobrar sus facultades mentales, decidió que lo mejor que podía hacer era retirarse. Tenía tantas cosas en las que pensar y sabía que si trataba de ayudar, solo estorbaría. No estaba aún recuperado del todo.

Se acercó a Esther y Alec. Perdonadme, pero no puedo estar aquí, se despidió antes de marcharse a su habitación.

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18/03/2014, 01:19
Keelin O’Connor

Keelin escucha las palabras de April y frunce el ceño con preocupación. Lo cierto es que así mirado, la muchacha podía tener razón... Pero ella prefería creer que era un montaje antes de pensar que realmente esa mujer estaba muerta y la muñeca se había movido por sí misma. Sin embargo y pese a ser una persona muy poco supersticiosa, la situación cada vez desestabilizaba más las creencias de la irlandesa.

- No te preocupes. - Dijo, echando un nuevo vistazo a los que examinaban a la muñeca y la vitrina, deseando que encontrasen algo que le diera sentido a todo lo que había pasado. - Yo también estoy asustada. - Confesó, volviendo a mirar a April durante un instante. - Y no tengo ni idea de qué podría hacer para ayudar.

Contempló después cómo algunos se marchaban a sus habitaciones y otros parecían enfadados u ofendidos. En general la gente parecía tratar de mantenerse ocupada. A ella le gustaría ser capaz de ponerse manos a la obra y ayudarlos, pero ya eran muchos y lo cierto es que las manos todavía le temblaban. Prefirió quedarse como observadora, esperando que en algún momento alguien del servicio les diese algún tipo de explicación. Cada poco rato comprobaba de nuevo el móvil, con la vaga esperanza de que la cobertura volviese y pudieran llamar a la policía.

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18/03/2014, 02:44
Narrador

A pesar de las impresiones que habían tenido hasta ahora, los ánimos se iban apagando. Tal vez porque muchos de los huéspedes se habían retirado para sus habitaciones o porque, mientras más tarde era, menos era el ánimo para seguir discutiendo. Tarde o temprano, todos aceptan que deben irse a dormir.

Era difícil poder dormir con una lámpara de ese tipo, observándote todo el tiempo. Aunque entrada la noche, todos se dirigieron a dormir, al fin y al cabo, era lo único que podían hacer.

Tae parecía no reaccionar y aún debía ser atendido por los mayordomos del lugar, así que se dieron por vencidos y subieron a sus habitaciones. No lograron mover aquel cilindro de cristal para examinar la muñeca y no sabían si era una ilusión, pero creyeron verla llorar. Sin más, el día terminaba y el silencio invadió el museo una vez más.