Partida Rol por web

La llegada de Evan la hizo mirarlo de reojo y apretar los labios, era evidente que apretó los dientes por unos segundos, pero luego dejó de mirarlo, con sus manos en el borde de la mesa y ahora con su atención en los hermanos. Tyler, se le hacía un buen sujeto, un buen caballero, y si pensaba realmente lo que decía, muy inocente, porque esa noche, lo último que se haría sería conquistar corazones. Se conquistaria pretensiones, caerían mascaretas, se armarían planes y todos los intereses que habían podrían ganarse o perderse, pero un corazón un amor..., no, eso no iba a pasar. Esas dos personas ya habían acabado con los pocos corazones que se habían puesto en juego y una había sido la perdedora.

Mordió su labio inferior, preguntándose cuando terminaría aquella jornada, Marvin permanecía en silencio y sin moverse hasta que Lenia le habló, su amigo no sería su salvador en se momento, además, su madre ya había terminado, por lo que había alcanzado a ver, pero no daba por terminado ese suplicio - sazonado por el hedor que se resistía en irse - el único que podría dar aquello por finiquitado sería su padre.

Evan seguía ahí, solemne, ella entornó los ojos cuando reparó en él, pero luego se quedó mirando las naranjas que su hermana había indicado. No quería ver a Lenia. Desde hace algunos días, Alyra estaba aún más taciturna y particularmente distraída.

- no digo que no quiera bailar, es decir, es un baile después de todo, es sólo que no quería que los señores se vieran obligados a algo en particular - sonrió y ahora miraba a Tyler, nuevamente era evidente que este era el Risefeller con el que sentía una mayor conexión,- pero si alguno de ustedes quieren abrir el baile con alguna de nosotras, creo que sería maravilloso, cualquiera que esta sea... además, agradezco su interés en protegernos de los...¿cómo los llamó? -se detuvo en lo que decía, ahí sonrió más ampliamente al recordarlo y mover su mano  levantado su dedo índice y sus cejas se arquearon un poco - ¿moscardoneres? sí, así los llamó, me causó mucha gracia que los llamará así, aunque, creo que todos los invitados de mis padres son señores y sabrán comportarse a la altura del evento, o eso espero... - de hecho, sí, moscardones, además, si esa peste no se iba, habrían varios invitados non grato en la fiesta de este tipo, literalmente, por otro lado, lo último que dijo sólo era una forma elegante de no llamar moscardones a los invitados, o buitres o lo que fuera, aunque como ella ya pensaba, muchos habían ido al baile con esas intensiones.

Se sentía profundamente incómoda cada vez que pensaba que sus hermanas y ella no eran más que un pieza de carne que exhibirían para que la compara el mejor postor, y no era por algún deseo maligno de sus padres, sólo eran las tristes circunstancias que no quedaba más que asumir e intentar superar de la mejor manera, pero eso no quiere decir que incomoden y que no sea el mejor escenario posible, aunque ellas tenían un punto a favor, podrían "elegir", y no aparecerían el prometido el mismo día de la boda. Así que por ese lado, no era del todo malo lo que estaba pasando.

Ahora miraba a Bernard con una sonrisa inteligente, quizás el hombre se diera cuenta que por la dudas se tendría presente su ofrecimiento, aunque Alyra ya tenía una idea de cómo actuaría el hombre. Además era muy gracioso que se refiriera así a su hermano, irónico pero gracioso. Moscardones... que manera más brillante de retratar la escena.

Sonrió levemente a Jevic

- ¿Cómo va todo con el desayuno y las cocinas? ¿Ha pasado ya John a veros?-

Formuló estas preguntas con aparente calma. Si John no había acudido a organizar los sirvientes y comprobar que todo iba según lo previsto solo podía significar una cosa, que lidiaba con otro contratiempo. Eso era lo último que necesitaban, otro asunto que resolver. Por sus adentros rezaba por que Jevic ya hubiese visto y hablado con el ayudante de Mayordomo.

Tyler sonrió ante el comentario de su hermano. Bernard era un provocador nato, y aunque en la infancia eso había llevado en alguna ocasión a que llegasen a las manos, ahora no pasaba del juego. Eran adultos y Bernard era su hermano y su mejor amigo.

-Eres un verdadero paladín, Bernard. - le respondió divertido -Espero que me acompañes a dar un paseo por los jardines, hace un día radiante-

Se terminó la naranja y limpió sus manos así como sus lábios y comisuras de la boca. Se sentía satisfecho, con el estómago lleno, pero también necesitaba aire fresco para recuperarse de aquel olor. Su fino olfato no perdonaba y aunque ya no lo sentía con tanta intensidad el vil aroma seguía presente.

Cuando Evan entró en el comedor Lenia le miró y sonrió, pero rápidamente dejó de hacerlo y miró de reojo a su hermana Alyra, carraspeó y miró a Sebastian, que hablaba con su padre, ¿de que estarían hablando?.

Marvin : He de confesaros, mi Lady Lenia, que estaba pensando en esta noche. Excusad mi poco decoro a la hora de participar en la charla. Para nada es mi intención abstraerme, pero repasaba una serie de cometidos para que esta noche sea un acontecimiento memorable. -

Lenia se giró hacia Marvin cuando este contestó a su pregunta. - Oh, lo siento no quería sacaros entonces de vuestros pensamientos, es solo que pensé que quizás estabais muy callado, pero quizás será solo que yo hoy estoy muy habladora - intentó decir con amabilidad. De hecho, Lenia que era una chica alegre y parlanchina, estaba excesivamente habladora hoy y eso que se encontraba molesta con su garganta. 

Marvin : Es no mi labor, sino una obligación, la cual acepto con agrado, que vos y vuestras hermanas disfrutéis del baile y la fiesta, al igual que todos los invitados.

Lenia volvió a sonreir, Marvin se preocupaba por que todo saliera bien y eso era agradable - Mi madre siempre dice que cuando alguien pone todo su ímpetu en hacer las cosas bien, es muy posible que salgan bien, estoy segura de que todas disfrutaremos de esta noche - dijo con cortesía dedicando una pequeña mirada a sus hermanas. 

Miró a Ser Tyler que estaba comiendo una naranja y no pudo evitar mas que sonreir, había seguido su consejo y eso le hizo sentir importante.

Ser Tyler -Cuando uno se encuentra contra las cuerdas es cuando más rápido debe pensar. Es un buen ejercicio para la mente. De todas formas, no me he sentido en esa situación.-

- Supongo que los caballeros estáis mas acostumbrados a estar ..."contra las cuerdas" - Lenia intentó entender a que se refería - Las damas buscamos todo lo contrario, un buen ejercicio para nosotras es no encontrarnos nunca en esa situación, no debemos meternos en problemas y en caso de que alguno empiece a formarse, hay que solucionarlo antes de que lo sea - explicó como si recitase algo que hubiera aprendido. 

Ser Tyler -Es cierto que en la fiesta habrán muchos nobles caballeros. Todos ellos dispuestos a conquistar vuestros corazones, sin embargo, la verdadera decisión estará en vuestras manos-

Muchos caballeros. Lenia pensó que ojalá alguno de todos esos caballeros fuera "su caballero". Había soñado tantas veces con como sería conocer al hombre de su vida ... suspiró y buscó a alguien en el salón con la mirada, pero haciendo lo propio y para no ponerse contra las cuerdas, cesó su búsqueda antes de fijar sus ojos en esa persona.

- La decisión será de nuestro corazón - murmuró más para si misma que para el resto. 

Ser Bernard : No parece que nadie tenga ganas de bailar conmigo. No me extraña, después de imaginarme con un vestido y un peinado cortesía de Lady Myriah. Yo tampoco querría, creedme.-

Lenia soltó una pequeña carcajada, cada vez se imaginaba a Bernard con más adornos en el pelo y polvo rosado en las mejillas, era una visión divertida.

Ser Bernard -Gracias por la buena intención. Y no os disculpéis conmigo, no es molestia.-

Lenia ladeo la cabeza y sonrió a modo de asentimiento y aceptación, agradecía que no se lo hubiera tomado a mal. 

Ser Bernard -Habrá muchos invitados, y muchos intentarán bailar la primera pieza con vosotras. Algunos podrían hasta ponerse bruscos, quizá otros huelan mal- 

Lenia arrugó la nariz recordando el mal olor del comedor, casi había olvidado aquel desagradable olor y gracias a las ventanas abiertas y las flores se había disimulado, pero al recordarlo, lo había vuelto a encontrar. 

Ser Bernard -Se os ve en la mirada que os valéis por vosotras mismas, pero si alguien necesita mi ayuda se me da bastante bien espantar moscardones. Incluso si se trata de mi hermano.- 

Lenia volvió a soltar una carcajada y miró a Ser Tyler - Oh, de ninguna manera, Ser Tyler es un caballero de cuento, dudo mucho que ninguna de mis hermanas pueda sentirse incómoda, ambos sois realmente encantadores - no lo dijo con coquetería si no con sinceridad, reconocía que ambos hermanos eran unos hombres amables, correctos y educados. 

- En cualquier caso yo tengo un truco infalible - sonrió con cierta picardía - Si un caballero se pone pesado, nada como pisarle repetidas veces mientras intenta bailar, bien por asustarse por mi torpeza o bien por dolor de pies, acaban buscando una "víctima" menos dolorosa - Lenia miró a Tabitha y sonrió, porque recordó cuando sin querer la pisaba a ella cuando eran niñas y aprendían a bailar.

Alyra : - No digo que no quiera bailar, es decir, es un baile después de todo, es sólo que no quería que los señores se vieran obligados a algo en particular, pero si alguno de ustedes quieren abrir el baile con alguna de nosotras, creo que sería maravilloso, cualquiera que esta sea... además, agradezco su interés en protegernos de los...¿cómo los llamó? - ¿moscardoneres?  sí, así los llamó, me causó mucha gracia que los llamará así, aunque, creo que todos los invitados de mis padres son señores y sabrán comportarse a la altura del evento, o eso espero... 

Lenia se giró para mirar a su hermana, hacía días que andaban fría la una con la otra, pero por la propia naturaleza de Lenia, intentaba ignorar lo sucedido y actuar como si nada hubiera pasado, pero Alyra y Lenia eran bastante diferentes en ese aspecto y Alyra siempre le ponía dificil el fingir que nada había pasado.

- Si, espero que más de uno se comporte a la altura que se espera - musité, no solía dejar pullas en el aire, ni si quiera era una pulla hacia mi hermana, pero sin duda era una pulla para alguien allí presente aunque dudaba que alguien lo pillara.

Ser Tyler : -Eres un verdadero paladín, Bernard. Espero que me acompañes a dar un paseo por los jardines, hace un día radiante

- Si van a los jardines le recomiendo que se acerquen al estanque, esta mañana pasee por allí y hoy está especialmente bonito, además los patos, que parece que también se preparan para la noche, estaban acicalando sus plumas, es una visión relajante verlos nadar tranquilamente ajenos al resto del mundo - volvió a musitar Lenia deambulando en sus pensamientos. 

Al darse cuenta de que quizás había sido muy dura, sonrió algo forzadamente. Colocó un mechón de su rizada melena tras la oreja y dejó la servilleta sobre la mesa indicando que ya había terminado, realmente tenía ganas de salir de allí, Alyra le había contagiado la incomodez y Lenia era un libro abierto, se le notaba rápido como se sentía.

El caballero dorniense entró en la sala acompañado de uno de sus compañeros y un par de escuderos.
Buenos días tengas mis señores y tan bellas damas- saludó con la cortesía propia de lugares donde es tan apreciada como sincera- Me alegra haber llegado por fin a mi destino.
Lanzó una mierda significativa al soldado, indicándole que en parte ese comentario iba dirigido precisamente a el.
Espero no interrumpir vuestro desayuno,
pero no podía esperar a conocer a tan notables personas y volver a ver a mi viejo amigo de juventud. - añadió con una sonrisa pícara.

Levantó la mirada un momento a la llegada de su invitado. Le miró con interés, tratando de saber si podía ser la persona que le pudiera servir para sus planes y para arreglar los problemas que habían surgido últimamente en este castillo.
La Víbora Roja sonaba a algo aterrador y peligroso. No parecía la persona que pudiera ser un salvador. Sin embargo no tenía tan mala pinta cuando lo veías en persona. Incluso era guapo, aunque también lo eran los Targaryen y se dedicaban a quemar gente. Tendría que averiguar más de este hombre.

Al entrar en el Gran Comedor Galbart dedicó unos segundos a observarlo con atención. Estaba rícamente decorado y engalanado para la ocasión, la gran mesa principal se encontraba repleta de flores y con una vajilla excelentemente cuidada y brillante como era de esperar para una ocasión tan importante.

Las grandes ventanas estaban abiertas de par en par, al principio le extrañó pero el olfato de Galbart descubrió el por qué. Una peste intensa inundaba la estancia, por fortuna era bastante soportable y la gran cantidad de perfumadas flores repartidas por la mesa ayudaba un poco a camuflar el hedor.

Los señores de la casa junto a sus hijas estaban presentes-Disculpad la interrupción. Lord Rhys, Lady Miriah, es un gran honor y me siento muy honrado de ser invitado en esta gran celebración-dijo con agradecido gesto, inclinando el cuerpo en forma de saludo educado, para acto seguido mirar a sus hijas-El viaje ha sido largo y agotador, pero ha valido en exceso el esfuerzo por la belleza que puedo admirar. Gentiles damas, es un placer conoceros-respondí con otro saludo cortes.

Galbart había oído hablar de su gran belleza, pero realmente las palabras no hacían justicia a lo que él veía. Eran todas muy hermosas y excelentes candidatas para que alguna se convirtiera en la mujer del Señor de Bosquespeso.

Sólo esperaba que alguna de ellas se sintiese atraída por él, sino debería de seguir su búsqueda para encontrar una mujer que le amase.

Las conversaciones se seguían sucediendo independientemente de lo que tuviera que responder su padre acerca del invitado Targaryen. Tabitha apartó finalmente el plato de enfrente suyo y sonrió al caballero que había a su lado, ser Tyler. 

No debe preocuparse por los "moscardones", ser Tyler -miró también a Alyra al decir aquella palabra, volviendo la mirada a ser Tyler-, nuestros padres nos han permitido conocer el uso de la espada si queríamos... Alguna de nosotras seríamos auténticas rivales para vos. Tengo entendido que ha luchado al lado de ahora nuestro mayordomo Kalhan, el cual ha sido mi maestro durante muchos años -no se avergonzaba, contaba con la aprobación de sus padres (sobre todo de su madre) para aquel tipo de actividades, también el uso del arco y el juego de la caza-. Las señoritas de la Casa Vaelys no somos unas pobres princesas en apuros -eso nunca, algunas más otras menos, pero todas sabían defenderse. O se defendían entre ellas como una manada de lobos.

Lenia estaba realmente parlanchina, y no podía evitar sonreírle con cariño. Estaba nerviosa. No era para menos. Hoy se decidiría el futuro de ellas, y también el de la familia... No era como para estar relajada. Ante su comentario de su corazón, le lanzó una mirada llena de complicidad: No iba a ser de ningún otro modo. 

Invitados empezaban a llegar, y de sitios totalmente diferentes: 

Por un lado Oberyn Martell, de Dorne, y por otro lado... Ser Galbart Glover, señor de Bosquespeso. Sus labios se entreabrieron ligeramente y se removió en la silla, le dio la carraspera y tomó un vaso de agua. Luego ya volvía a estar como siempre, miró a su padre y a su madre, ocupados con sus asuntos, y Astrid, particularmente callada, fue ella la que se levantó y sonrió a los recién llegados. 

Por favor, siéntanse y disfruten con nosotros el desayuno... Estamos arreglando el tema del olor -por no decir pestazo, señaló las ventanas abiertas-. Sepan disculparnos, para esta noche todo estará perfecto -estaba convencida que su madre iba a obligar a bañarlos absolutamente a todos por si aquel hedor provenía de alguien y no de algo, en cuyo caso sería encontrado seguro.

Hizo las presentaciones necesarias y se volvió a sentar, con calma.

Lenia alzó la mirada cuando entró Oberyn ... ¿ese era la víbora roja? no le conocía personalmente, pero había oido hablar de el, sonrió, ¿cuanto de lo que había oído era cierto? poco después su hermana aseguró a Ser Tyler que sabían defenderse, vaya si sabían defenderse ... pero Lenia adoraba jugar a que la subestimaran, la tomaran como una "damisela en apuros" y luego sorprender con que para nada era así.

Por último llegó otro invitado Ser Galbart y Lenia lo miró de arriba a abajo, luego miró a Tabitha y fue su hermana la que los recibió.

- Bienvenidos - dijo Lenia con amabilidad y de forma escueta intentando no llamar mucho la atención. Había pasado largo rato hablando y notaba otra vez su garganta molesta, así que bebió agua y trató de mantenerse en silencio o a la noche no podría hablar.

Sin poder evitarlo, Astrid fue desviando la mirada poco a poco hasta encontrar la cara de su padre. Le sorprendía que no respondiera a la falta de presencia de su invitado, y más que ni siquiera hiciera un gesto para dar a entender que no ese tema no era de la incumbencia de ninguno de los allí presentes. La omisión hizo que la mayor no dejara de pensar qué podía haber ocurrido. ¿Se habría largado del castillo? ¿Lo habría entregado? ¿Habría muerto?

Sin lugar a duda, el descanso eterno era la mejor solución para todos, incluso para él.

No participó en las conversaciones de sus hermanas. Se mantuvo en su lugar, comiendo lentamente, meditando sobre la noche, sobre su padre, sobre ella misma. La tensión quería acumularse en su espalda, pero no lo iba a permitir. Ella era fuerte, había aprendido bien de su madre, y ese tipo de situaciones no la iba a hacer flaquear. No sólo saldría más fuerte esa noche, si no que sería la primera en casarse. Lo conseguiría.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la llegada de unos invitados imprevistos. Giró la cabeza, pues estaba de espaldas a ellos, y, con desagrado bien disimulado, descubrió a los recién llegados. Para ella, interrumpir en pleno desayuno, por muchas ganas que tuvieran los invitados de presentarse, no era de buen gusto ni de buena educación. Sonrió ante la mención de Ser Galbant Glover que, al menos, había sido algo más educado que su compañero el Martell.

Ella no se levantó. Esperó a ver la reacción de sus padres, pues eran la cabeza de la casa. Si no se levantaban, harían ver su disgusto por la llegada inapropiada. En cambio, si les daban la bienvenida, ella haría lo mismo.

Miró las sillas disponibles y según parece uno de los caballeros debería sentarse a su lado, ya que sus hermanas habian ocupado todos los asientos entre suspadres y ella. Es lo que tiene ser la última.
Esperó a ver quien era el que decidía responder a la oferta de Tabitha. Por la cara de su hermana sería una jugada que separaría bandos.
Puso cara de niña inocente y esperó.

-Hemos preparado el desayuno, por ahora nada más. El olor en las cocinas se esfumó y parece estar presente solo aquí. No tengo ni idea del motivo- dijo con una expresión confusa. -John estuvo aquí en el comedor, pero ni siquiera desayunó. Parecía muy atareado. No pasó por las cocinas.-

-Bien..- dijo pensativo - Estáis haciendo un buen trabajo, seguid así. Yo tampoco he encontrado la razón de este olor tan malo. En un rato iré a las cocinas, Lady Myriah quiere realizar algunos cambios y me los comunicará después. En cuanto los sepa iré para explicaros de que se trata. Si veis a John decidle que le estoy buscando-
Le habló tranquilo pero serio, algo debía preocupar al mayordomo.

De pronto la puerta se abrió y hicieron su aparición los dos invitados.

Cuando la puerta se abrió Evan se sorprendió de que quienes la cruzasen fuesen los dos invitados. ¿Porqué les habían dejado entrar hasta allí tan alegremente? Algún soldado o sirviente les debió recibir, y lo correcto hubiese sido acomodarlos para que aguardasen a los señores. Desde luego si el culpable era un sirviente se llevaría una buena reprimenda. Como mínimo deberían haber entrado para avisar de la llegada de los invitados a la fortaleza y del deseo de estos de irrumpir en el comedor. Lord y Lady Vaelys habrían podido decidir si verles en ese momento y lugar o en otro. Lo más grave de la situación era la absoluta sorpresa que debían haberse llevado todos los de la mesa. Toda la familia Vaelys. Desde luego un desliz muy grave por parte del responsable. Él debería dar la cara en este asunto ante sus señores.

Miró a Lord Rhys y Lady Myriah muy serio, atento a cualquier gesto, cualquier palabra. Según actuasen ellos él intervendría de un modo u otro.

Tabitha tomó la iniciativa y se adelantó a todos invitándoles a la mesa. Evan consideró que, en ocasiones, el ímpetu le podía a la joven. Característica que él apreciaba, pero que a veces complicaba las cosas.

Más que una fortaleza empezaba a semejar una posada, un lugar donde quien quisiera podía pasar a cualquier estancia sin ninguna dificultad. Parecía que el recibidor, esa lujosa estancia, simplemente era un espacio decorativo sin función. De haber estado tratando temas privados, tanto el de Dorne como el del Norte, se habrían percatado. Marvin observó al mayordomo, Evan, quien también parecía compungido y sorprendido por la intromisión de ambos hombres en el desayuno. 

Por lo menos, la presentación de ambos caballeros fue adecuada, excusando su invasión en el comedor. Posiblemente nadie los había recibido y tuvieron que tomarse la libertad de llegar de improviso. Lo terrible fue que la estancia aún estaba ligeramente indispuesta para los nuevos invitados, manteniendo cierto olor poco agradable. Las flores no resultaban ser suficiente para ocultarlo.

Cuando el castellano esperaba la reacción del Señor o la Señora de la casa, escuchó las palabras de Tabitha invitándolos a tomar asiento y excusando el olor. Marvin sólo pudo cerrar los ojos, suspirar levemente, ocultándose tras un sorbo de su copa; y pensar en como reaccionarían Martell y Glover a las palabras de la muchacha. 

Lord Rhys asintió con la cabeza a Sebastian, confirmando afirmativamente el mensaje. Multitud de pensamientos y recuerdos le vinieron de pronto, como una cascada, causando un nuevo y violento ataque de tos; por lo cual ni se percató de la desafortunada entrada de los dos invitados al comedor, sin ser anunciados o que el mayordomo hubiera preguntado a los señores. Aunque sin duda la cosa no habría pasado desapercibida a Lady Myriah.

Cualquier posible conversación quedó interrumpida por la llegada, sin anunciar, de dos de los señores invitados. Aquel error gravísimo de protocolo. Ni se había recibido el aviso de su llegada, ni se había dispuesto al servicio para que los recibieran y acomodaran. Una rápida mirada a Marvin y casi podía leer en su rostro sus mismas preocupaciones. Sin duda rodarían cabezas por aquella falta, pero ahora mismo apremiaba recibir a los ilustres invitados tal y como merecían.

El dorniense y el norteño no podían ser más diferentes, pensó mientras se ponía en pie y se dirigía hacia ellos. Uno había llegado con todo su séquito, como una llamarada, atrayendo todas las miradas, hermoso, pero peligroso, si hacía caso a los rumores. El otro llegó solo, cortés, educado, en todo correcto, pero frío. Ser Oberyn parecía llenar la sala, ocupando todo el espacio, dejando al pobre ser Galbart en segundo lugar. Pero Lady Myriah los recibió a los dos por igual con una amplia y elegante reverencia:

-¡Bienvenidos sean, mis señores, a la Fortaleza de Sangre! Después de tan largo viaje es comprensible el cansancio. Por favor, únanse al desayuno si quieren, los criados les servirán en seguida lo que pidan. -dijo mostrando la mesa con un movimiento de brazo y un leve giro. -Si lo prefieren, los criados les llevarán a las estancias de invitados para que puedan descansar. Sin duda, es un placer tenerles con nosotros. 

Sebastian asintió a Lord Rhys y le sirvió algo de agua ante su ataque de tos.

Miró hacia la puerta cuando entraron los invitados. No esperaba que llegasen tan pronto y de repente. Se mantuvo allí esperando a que decidieran desayunar o ir a sus aposentos.

Asintió a Evan -Le avisaré si lo veo, cuenta con ello.- Se mantuvo al lado del mayordomo por si quería encomendarle alguna otra cosa.