Partida Rol por web

Rhys andaba melancólico debido a la muerte prematura de su segundo hijo, su mirada estaba perdida mientras andaba por aquellos senderos que había recorrido desde pequeño ¡Qué tan buenos recuerdos le había traído!, y cuya fortaleza la sentía más apegada a su corazón que al poder que le daba su herencia. 

Al andar parsimonioso denotaba una actitud pensativa, su traje parecía un uniforme sino fuera por los ornamentos y color que elevaban la jerarquía militar. Con un majestuoso color púrpura que expresaba nobleza, dándole el aire digno y señorial. Unas mangas de gambesón, que podía hacer el papel de una armadura blanda en lugar de las rígidas placas metálicas. Ofrecía una figura imponente y distinguida, casi como alas alrededor de los hombros. La espada siempre la llevaba al cinto cuando paseaba por el recinto del castillo...

Cuando escuchó el paso de alguien acercarse se paró y se dio la vuelta para mirar, con aquella mirada penetrante que parecía  querer profundizar antes en el alma del que hablaba que en las palabras que trasmitiría.

- Evan Ross

- Con permiso mi señor - hizo una reverencia - Deseaba hablar con usted con el fin de que me informe de lo que deba saber de acuerdo a la fiesta. De este modo podre tener todo dispuesto y preparado. Preferiría el mínimo de sorpresas, pues adivino es una reunión importante para usted.

El señor podría haber respondido al momento pero se quedó viendo su intención, mientras meditaba el asunto... en verdad Evan se había acercado para preguntarle sobre la disposición de los enseres para la fiesta, o era una estrategia para poder entablar una conversación más profunda... Cuando vio que el momento de intercambio de miradas se podía alargar demasiado y viendo lo que le trasmitía el rostro de su vasallo cuando dejó pasar un breve espacio le respondió.

Es mi señora la encargada de haber mandado las invitaciones y la que sabe de qué manera se debe de organizar todo conforme a las personas invitadas. Puedes dirigirte a ella cuando la veas y decirle que te he mandado para que te dé las órdenes pertinentes para el recibimiento.

Evan se mantuvo firme mientras su señor le dedicaba una de esas miradas tan suyas. Lord Rhys le producía al mismo tiempo admiración y respeto, y porqué negarlo, una cierta tensión. Últimamente Evan sentía como los pelillos de la nuca se le erizaban y se le tensaba toda la espalda al encontrarse con sus ojos, estaba seguro de que Lord Rhys se había percatado de ello y eso aún le ponía más nervioso. Esperaba sinceramente dar la talla en su nueva posición. Su señor había confiado en él delegándole nuevas responsabilidades y Evan no quería decepcionarlo, todo lo contrario.

-En ese caso, con vuestro permiso, trataré el asunto con vuestra esposa- Dejó pasar unos segundos, como dudando si añadir algo más o no, finalmente dijo - De todos modos, sabéis que podéis contar conmigo para lo que preciséis, mi señor -

Los nobles y sus pensamientos eran algo que quedaban fuera del alcance de Evan, tampoco le importaba mucho indagar, él jamás preguntaba directamente. Nadie tendría al joven por curioso o indiscreto. Sin embargo, deseaba que su señor supiese que podía contar con él si lo deseaba.

Lord Rhys iba a seguir caminando ya habían hablado y parecía que era el único propósito de su vasallo Evan... Pero no, se quedó mirando al suelo y después lo miró al rostro.

- Eh, muchacho, sino tienes nada más que decirme, yo si tengo algo que decirte, eres de mi casa y ocupas un cargo importante. Eres parte de mi consejo privado, y si esta fiesta va a ser para buscar pretendientes para mis hijas... Mientras hablaba seguía mirando a Evan, pero cada vez con los ojos más abiertos como si hubiese tenido una idea, una idea que se le había ocurrido de repente sin haberlo premeditado.

- Entonces no te puedes quedar fuera, quiero que formes parte de esos pretendientes, dejó un breve espacio para encontrar las palabras apropiadas. - Quiero decir que quiero que estés en la fiesta como alguien que puede optar a casarse con una de mis hijas, no te estoy diciendo que lo hagas. Pues el sentimiento debe de nacer por ambas partes pero tienes mi bendición para poder hablar con ellas en la fiesta. 

Sus palabras parecían sonar conciliadoras pero en esa voz autoritaria y ese gesto severo podía parecer una orden más, aunque sus palabras comunicaban lo contrario.  

Cuando Lord Rhys empezó su frase pare decirle que él sí tenia algo que decirle, a Evan se le encogió el pecho, como si todo se le concentrase en un puño apretado. Pero cuándo le dijo que podía formar parte de aquellos pretendientes no pudo evitar su expresión de sorpresa. Su corazón se saltó un latido y Evan percibía todo como si estuviese a mucha distancia. 

-¿De... de veras mi señor? ¿como... como cualquier otro?- A la sorpresa y el sentirse azorado se sumó la vergüenza, ¿porqué no podía dejar de tartamudear? quedaría como un estúpido -Yo.. sabéis que no soy... noble... - 

Evan permanecía en pié, petrificado.

Las palabras de Evan le dejaron dubitativo, pues no esperaba que un vasallo contestase a su señor. Era algo a lo que no estaba acostumbrado que tuviese que reafirmarse ante uno de sus criados por sus palabras dichas. Incluso se le vino a la mente en ese momento luchas y muerte. Todo lo que llevaba romper el sistema imperante podía conllevar eso y más.

Pero el carácter del Lord se caracterizaba sobre todo por escuchar a sus sirvientes que tenían una buena posición en su casa. Otros señores hubieran optado por no indagar en sus mayordomos, pero el señor no era así ya que tenía que hacer frente a muchos de sus problemas, y necesitaba saber de sus allegados ya fuesen nobles o criados.

Lo sé muchacho lo sé, estaría bien entonces saber de ti, de tus padres, de tu aldea, de tu fe. Quizás podrías ser un pariente lejano o descendiente de un héroe plebeyo, ¿eh muchacho? Por qué no te has casado todavía a tu edad... ahora que eres mayordomo deberías de buscar esposa, ¿no crees?

En cuanto a lo demás, ¿acaso no es mi feudo y puedo invitar a quien me plazca y decidir sobre mis hijas? Deja que sean ellas las que decidan, quizás ninguna te hable o puede que alguna de mis hijas inicie conversación contigo. Debes de ver antes las opciones, o a lo mejor seas ensartado por un noble humillado, o yo injuriado en mi propia casa. Pero es que acaso no soy el señor de mi casa...  

Ejemmmm.-Carraspea el maestre, nervioso sin saber como abordar el asunto.-Lord Vaelys se refiere a que por tu buen hacer con los caballos te premia invitándote a asistir a la fiesta, solo eso, ¿no es cierto mi señor? Una petición de mano sería poco apropiada,si... muy poco apropiada... 

Evan asiente y trata de relajarse un poco. 

Lord Rhys es un hombre de carácter, no suele dejarse llevar por el qué dirán ni teme a los juicios ajenos. 

- Mi familia era humilde mi señor. Sin embargo siempre hemos tratado de hacer de mi el mejor hombre posible. No dispongo de información de mis abuelos ni tíos, lamentablemente no llegué a conocerlos jamás. 

Siendo aún muy joven comencé mi preparación y aprendizaje con los caballos. Ellos han sido mi pasión y medio de vida hasta día de hoy. No hay mucho más que contar de mi persona. Si aún no he contraído matrimonio es porque estoy esperando al amor de mi vida. Sólo puede haber una mujer que logre competir con mi pasión, que es también mi trabajo, estoy esperándola.-

Evan hace una breve pausa, como esperando a ver si su señor ha perdido el interés en su persona. Después prosigue.

-En cuanto a lo demás, no he conocido señor más señor que vos, Lord Rhys. Tenéis mi admiración y respeto, y por consiguiente toda vuestra familia por igual. No habría nada que me hiciese más feliz que poder asistir como cualquier otro pretendiente a la fiesta, y si seguís pensando igual así lo haré, por encima de que puedan ensartarme. Y tened bien claro que si a alguien se le ocurre tratar de humillaros deberán vérselas conmigo. -

Todo esto lo dice decidido, aunque Lord Rhys puede ver claramente que sigue en cierto modo provocando sobre Evan esa especie de intimidación. 

John andaba buscando Evans. Quería consultar con el algunos temas que le habían desagradado respecto a la seguridad y su disposición en la fiesta. Puede que esas no fuera ya sus atribuciones mas era imposible evitar que alguien que había nacido por la espada y criado para sostenerla se olvidara de ella solo por la falta de un brazo.
Alguien le comento donde podía encontrarlo y se encamino a su encuentro, con la capa puesta de lado, tapando la falta de su miembro cercenado.
Encontró a su Jefe, amigo, discípulo y compañero hablando con el señor de la casa.
John se mostró erguido, asumiendo la postura del caballero leal a su señor que nunca había dejado de ser mientras escuchaba como su señor practicamente pedía a Evans que entrara en la familia.
Naturalmente la rata del Maestre tenia que meter el hocico y poner matices donde ninguna falta hacían.

- Creo que mi Lord se ha expresado claramente, no necesita apuntador.- gruño al maestre, molesto con el por atreverse a querer corregir aquello que su señor había dejado claro. Para Kalhan, las palabras de Lord Rhys eran ley pura.
-Mi lord.- Saludo a su señor con toda corrección y respeto, despues del tirón de orejas dado al maestre. Ese viejo decrepito no era el único que sabia poner a la gente en su lugar.

- Permitirme que aproveche el encuentro para solicitaros un aumento en el numero de los guardias para la fiesta. Y no estaria de más colocar algunos arqueros en las torres. Por seguridad.- aseguro.
Kalhan solía mostrar un exceso de celo en las cuestiones referentes a la seguridad de la familia y tenerla toda reunida, en una fiesta con demasiados invitados ajenos al castillo, era una de esas cosas que le hacia soltar todas las alarmas de su imaginación sobre atentados o espias colándose por los rincones.

Lord Rhys vio acercarse al maestre y a su antiguo maestro de armas, no obstante pudieron ver que una parte final de la conversación se pronunció entre susurros.

La intervención de sus dos consejeros dejó a Lord Rhys como siempre a la espera ante las nuevas noticias que le traían y escuchó con detenimiento a ambas partes.

Veo que es un asunto que crea controversia entre mis consejeros entonces lo discutiremos en otro momento. No obstante, maestre le encomiendo esta tarea de buscar una solución a la situación planteada. Para que se pueda solucionar de una forma en que el muchacho pueda conversar con mis hijas en la fiesta y a la vez no crear un conflicto con los señores y caballeros venidos de otras tierras. Que pueden sentirse ofendidos con un muchacho que no es de origen noble y que tiene trato con mis hijas. No quiero la solución ahora maestre, es más quiero que sea vos el que se encargue de aconsejar al nuevo mayordomo sobre las dudas que le puedan surgir en su nuevo empleo.

Con respecto a su táctica antiguo maestro de armas, he tomado medidas, la torre del Fénix tiene a dos soldados que se alternan durante todo el día y tienen la orden de prohibir la entrada a los que no sean de la familia o al maestre.

La torre de las vistas va a tener dos guardias en el caso de que los invitados se tengan que hospedar y tendrán órdenes de prohibir las salidas nocturnas.

Por lo demás me parecen buenas ideas y ordenaré una mayor presencia de mis soldados en las murallas y en el exterior. 

Convocaré al Consejo para que se presenten los problemas y busquemos las soluciones...

El señor miraba sin observar, pues pensaba en los asuntos planteados por si se había dejado algo sin decir.

RELACIÓN LORD RHYS VAELYS Y TABITHA

Aclarar que lo que pongo allí es desde la perspectiva de Tabitha, cómo se comporta con tu Personaje y lo que básicamente tu Personaje sabe de ella :)

Padre es un hombre fuerte, no solo físicamente, también de fortaleza. Nuestras opinions coinciden muy poco (en realidad, no coinciden nunca) él siendo tan hermético y tan cabeza cuadrada y yo deseando tanto la libertad... Pese a eso no solo lo quiero, sino que lo admiro. Conozco la historia de la familia Vaelys, y por mucho que digan no creo en la maldición. Nunca haría nada que pudiese dañarlo, y en las últimas semanas me he vuelto algo más cariñosa con él. 

RELACIÓN LADY MYRIAH VAELYS Y TABITHA

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Amo a mi madre. Tenemos una relación estrecha y me siento protegida con ella. Me encanta salir a pasear a caballo con ella y salir a cazar por los bosques circundantes a casa. Las únicas trifulcas que hemos podido tener han sido por mis repetitivos escaqueos a las clases para ser una "señorita de bien". Hasta el momento siempre he rechazado cualquier intento de acercamiento a un matrimonio; aborrezco la idea de casarme y sentar la cabeza. Me gustan las leyendas de fantasías y las aventuras, y si fuera por mí me iría de la mansión Vaelys a encontrar mi propio Destino. En las últimas semanas he estado mucho más tiempo en el exterior, cabalgando o leyendo en los jardines.

RELACIÓN ASTRID VAELYS Y TABITHA

Aclarar que lo que pongo aquí es desde la perspectiva de Tabitha, cómo se comporta con tu Personaje y lo que básicamente tu Personaje sabe de ella :)

No la soporto. Mientras ella fue mandada a Roca Casterly con nuestro hermano mayor, yo tuve que quedarme en la Fortaleza de Sangre aceptando mi papel de hermana menor. Cuando regresaron, con mi hermano gravemente enfermo, no dudé en decirle que ojalá fuera ella la que se estuviera muriendo. Nuestra relación no empeoró, pero ya era imposible que mejorara. Cuando su prometido falleció, me mantuve en mi papel, pero me enfadó más que entristeció, porque si ella no se casaba, metía más presión a las demás. Actualmente, considero nuestra relación inexistente, pues podemos estar sin hablarnos durante meses.

Al escuchar las palabras del maestre Evan se volvió molesto.

Viejo cotilla, ¿espiando tras las puertas?

Sin embargo al ver a su amigo John, y escuchar sus palabras y las de lord Rhys se le pasó el pequeño enfado.

Mi Lord, siempre tan acertado. Ahora será el maestre quien deba dar con la solución al asunto. 

No pudo evitar una leve sonrisa por la comisura del labio. Siempre esperaba soluciones creativas y geniales por parte de su señor, pues ya le había visto hacerlo en más de una ocasión. No en vano le admiraba y apreciaba tanto. 

Cuando Lord Rhys terminó de hablar creyó que estaba dando el tema por zanjado por el momento, todo sería tratado y solucionado definitivamente en el consejo. Asintió e hizo una reverencia a su señor, sin embargo permaneció en su sitio, esperando a que fuese Lord Rhys quien retomase su camino y les dejase atrás.

- ¡Caballerizo! - gritó desde lejos el caballero, mientras se acercaba a Evan, Rhys, el maestre Caelum y el hombre de Armas. - Prepara a mi montura, Atrevido. Es el caballo rojo. Deseo cabalgar. ¿Alguno de los presentes desea acompañarme?

El guerrero vestía sus polainas de montar y un simple jubón, limpio ahora gracias a las lavanderas del castillo. Sus heridas, rasguños de la última guerra, parecían haber sanado y cicatrizado.

Evan se volvió un poco sorprendido por los gritos. 

No había tratado mucho con Ser Mordred, pero conocía bien a su caballo. De hecho Evan conocía cada caballo que se alojaba en las cuadras.

-Enseguida estará listo, me ocuparé de ello-  Hizo de nuevo una reverencia a su señor y se despidió con un gesto amable del maestre, en el caso de John el gesto fue acompañado de una sonrisa afectuosa.

Evan se dirigió después a los establos para asegurarse de que Atrevido estuviese preparado para cuando llegase Ser Mordred.

Evan se moría de las ganas de explicarle a Alyra los últimos acontencimientos. Sin embargo el consejo aún debía pronunciarse y prefería ser prudente. Era mejor dar la noticia si esta se hacía definitiva, evitando así a la joven una desilusión si al final no podía asistir.

Alyra conocía bien a Evan y pudo notar que últimamente estaba más nervioso de lo normal, sus ojos brillaban con más fuerza al mirarla y el joven estaba más inquieto que nunca. Sin embargo, ¿quién no lo estaba? Cada día que pasaba se veía más claramente que algo grande estaba por llegar a palacio, la fiesta tenía a todo el mundo de un modo u otro afectado.

Uno de los mozos de cuadra corría arriba y abajo en busca de Sir Tyler Risefeller. El muchacho, nervioso, iba de aquí para allá como si los Otros se le fuese a llevar el alma. Estaba pálido y sus ojos no dejaban de moverse en todas direcciones.

Su jefe, Evan Ross, le había pedido literalmente que corriese en busca del caballero y así lo estaba haciendo.

La joven entrecerró la mirada y apretó con suavidad su mano. No iba a aceptar casarse con nadie en aquella fiesta que su madre había preparado y esperaba que saberlo le aliviara, pero no parecía ser así.
—¿Qué es lo que os preocupa? Ninguna fortuna podría hacerme cambiar de opinión, ni siquiera el Trono de Hierro.
Soltó las riendas para poder llevar la otra mano a su mejilla y acariciársela con suavidad, confiando en que Gracia no se movería.

Evan entrecerró los ojos al sentir la otra mano de Alyra. Cada segundo con ella era precioso, debía atesorar esos instantes en que notaba su calor y afecto para vivir de ellos hasta poder volver a encontrarse con su amor.

- Deseo estar con vos hasta el fin de mis días, los dioses quieran que aún falten muchos años. Deseo poderme casar con vos y ser el padre de vuestros hijos. Verlos crecer y envejecer juntos. Pero temo que nada de esto será posible si no logro ser merecedor de vuestra mano. Quiero que seáis feliz, y no se si de otro modo sería posible que yo os diese esa felicidad. 

Esperemos que vuestro padre tenga a bien escucharte. Mi mayor temor es que al final, más tarde o más temprano, os canséis de tener que vivir el amor a escondidas y terminéis en brazos de otro hombre, noble y bien posicionado, hombre al que vuestros padres pudiesen desear como yerno. -