Partida Rol por web

Evan asintió -Tan simple y tan complicado. Lo ideal sería que se solucionase haciéndole caminar. Sobretodo no hay que dejarle revolcarse, su malestar y dolor le pide hacerlo, pero eso podría causarle lesiones en los intestinos y complicarlo todo. No hay que agotarlo, pero caminar le ayudará a moverlo todo.
Si logra hacer podremos relajarnos, pero yo pasaré la noche en los establos para vigilar que todo siga bien. Vigilaremos que beba bastante agua y se le hará trabajar cada día, pero progresivamente. Con esto quiero decir que habrá un periodo de recuperación, pero ahora lo importante es lograr que lo saque, eso es lo principal.-
Claramente Evan deseaba que Tyler estuviese al corriente, se trataba de su caballo. No le estaba pidiendo que se ocupase de él, pero podía involucrarse tanto como desease, por algo era su montura.

- ¡Caballerizo! - volvió a gritar a Evan, el Jefe de caballos, con mala sangre y mirando desafiante a Lord Rhys. - Preparad mi montura de inmediato. El señor me ha encomendado una misión.

Se giró de malagana al Señor del Castillo.

- ¿Cuántos hombres me dais para la patrulla?

- Muchacho le dijo a Ser Mordred.

- Voy a subir a ponerme mi armadura. Además Evan me va a ayudar si cuando baje estáis aquí consideraré que no has acatado mis órdenes y entonces considérate desafiado.

Miré al maestre - vos sois testigos.

- Vamos Evans ayúdame a ponerme mi armadura quizás todavía tenga fuerzas para un último combate.

Le dije a Evans que ahora miraba a causa de los gritos a Ser Mordred, - vamos hijo tengo que desafiar a aquellos que se crean superiores al señor de la casa. 

Comprendo. 

Tyler asentía tras la explicación detallada de Evan. En ello, tomo las riendas de Austin y empezó a hacerlo caminar por e campo.

Muy bien, le haremos caminar entonces. Evan, si esto llega a funcionar, recibirás una botella de vino de mi cosecha personal, y estoy seguro de que ya sabes que tan buenos son.

Vamos, Bernard, acompañame que le hago caminar a este.

- Si os lleváis al caballerizo, ¿quién podrá prepararme el caballo para que cumpla vuestras órdenes? Desafiadme si os place, ello no os dará más razón, pues no veo la afronta.

El caballero miraba muy serio al Señor. Si quería morir, muy bien. Si quería enamorarse de su caballerizo e ir a acostarse con él antes de que Mordred lo matara, le parecía bien. Pero un caballerizo era un caballerizo. Y si moría lord Rhys habría un señor con más juicio preparado para gobernar.

- Si mi caballo no está preparado, me temo que he de esperaros aquí. Y la petición ya la he formulado al caballerizo, y no lo haré de nuevo. En cuanto al resto de la patrulla, me llevaré seis hombres, si estáis conforme. Si no lo estáis y queréis morir, allá vos. Vos me retáis, y habláis de defender vuestro honor, pero a vos no lo vi en ninguna batalla en la guerra. Estábais aquí, lejos. Yo fui quien luché por vos. ¿Así me lo pagáis? ¿Desafiándome absurdamente?

- Muy bien. El maestre es testigo de lo que acontezca.

Evan asintió a su señor. Creía que todo podría haberse solucionado de una forma más sencilla. Pensó que quizás el detonante había sido, en parte, el hecho de que el caballero le había mandado la orden mientras estaban tratando el asunto con su señor, interrumpiendo la discusión del Maestre, John, Evan y Lord Rihs, aunque ya se estaban despidiendo. Dudaba de si el caballero había sido consciente de ello.

Hubiese preferido que no se hubiese llegado a ese punto, pero la situación era la que era.

Siguió a su señor para servirle en lo que necesitase. Desde luego, llegado este punto Lord Ryhs debía defender su posición como señor de la casa.

Sebastian no había podido evitar escuchar parte de la discusión. Tras acabar las faenas encomendadas por Evan había vuelto para buscarle, pero no esperaba encontrarse con semejante discusión.

Miró fijamente a Evan. No osó interrumpir al Lord y al caballero. Sebastian estaba más que dispuesto a preparar el caballo que hiciese falta, sobre todo si eso evitaba que el problema fuese a más.

Evan suspiró. No estaba seguro de intervenir, pero lo hizo a pesar de que quizás no fuese lo correcto.

- Ser Mordred, comprendo que no quiera repetir la orden y comprendo que ha estado mucho tiempo en batalla, sus heridas aún están terminando de sanar.

Sin embargo no se encuentra en una encrucijada. Ahora y siempre encontrará mis subordinados en los establos listos para preparar a su montura o lo que precise.

No soy quien para decirle que hacer o no hacer, sin embargo deseaba que supiese que es dueño de sus decisiones.-

Sabía que se arriesgaba a una reprimenda por parte del uno, del otro o de los dos. Pero creyó que si podía hacer volver las cosas a su cauce debía hacerlo, por su señor y por todos.

- Reconoceréis mi derecho a presentar un campeón, en el caso en el que mi caballo no se encuentre aquí, ¿verdad milord? A cualquiera de sus hombres. ¿O también obviáis mi nobleza de forma inadvertida?

Espetó el caballero antes de que el lord marchara, obligándole a responder.

- Y tú, caballerizo. Esto no va contigo. Delega en uno de tus sirvientes o caerá en tu conciencia la muerte de tu señor. No querrás mancharte las manos de sangre, ¿verdad?

Sebastian permanecía presente mirando a su jefe. No osaba abrir la boca pero su mirada era suplicante.

Por los siete, los nobles nacen con pelotas de plomo

Miró a Sebastián, el chico no era un mozo de cuadras, los del establo le pondrían pegas. Por otro lado no acatarian órdenes del otro sirviente, y el caballero no estaba dispuesto a repetirlas.
No creía que le correspondiese a él decidir por su señor y hacerle de niñera. En su fuero interno sabía que tratar de evitar el conflicto era aceptar que su señor muy posiblemente sería derrotado, y ni lo pensaba ni podían permitirse que lo creyesen los demás.
Por otro lado, viendo a Sebastián reconoció la preocupación en su rostro. No le dio ninguna orden, no le dijo nada. Simplemente le miró y asintió, otorgándole libre albedrío en ese asunto. Podía intentarlo si lo deseaba, aunque tendría que hacerse escuchar por los mozos de cuadra.

con lo sencillas que podrían ser las cosas...

Sebastian corrió a la zona de cuadras y buscó al mozo de cuadras más cercano.

- Hola, vengo para dar un mensaje de Evan. No puede venir en persona porque tiene asuntos con Lord Rhys. ¿Podemos preparar el caballo de Ser Mordred? Os puedo ayudar si eso nos permite hacerlo más rápido, tienen bastante prisa. 

- Ser Mordred nos enfrentaremos sin caballos, si vos necesita armadura y armas vaya a por ellas, lucharemos en igualdad de condiciones. 

Dicho esto me volví cogiendo a Evan del codo para que me siguiera y no se parase para dar más explicaciones... Quizás debería de estar iracundo o enfadado pero no. Mi semblante estaba lleno de alegría, incluso se lo mostré a Evan mientras caminábamos hacia mis posesiones. Pudo notar una sonrisa que me salía de dentro, como si me quitara un peso de encima. Todo este tiempo no había visto al tarugo que había puesto como comandante militar. No me extrañaba que en las crónicas no apareciesen sus batallas. Incluso su fatal mando había propiciado la ruina de casi todo mi ejército. Era hora de liberar mi alma de la espina clavada que tenía con mi único caballero.

Los pasos fueron normales y presionaba con mi mano al codo de Evan para que me siguiera sin dar marcha atrás... 

Evan apreció mucho la gratitud de Tyler.

-oh! ¿Uno de vuestros vinos?. Desde luego que estoy al corriente, ¡¡es un vino digno de Reyes!!-

Evan se había emocionado con la promesa, y también viendo que el caballero estimaba a su caballo como para pasar con él esos momentos complicados, dejándo de hacer otras cosas.

- confío en que funcionará. Es un caballo extraordinario, con vuestra ayuda sus ganas de superar este trance se multiplicarán, estoy seguro-

Evan procuró no andar demasiado lejos, por si el caballero le necesitase en algún momento.

Era imposible que Evan comprendiese lo que hacía sonreír a su señor pues era ajeno a todo aquello. Desde luego dió por hecho que tenía sus razones y verle sonreír así le hizo pensar que se trataba de algo importante para Lord Rhys.
Evan siguió a su señor sin hacer preguntas ni decir nada más por el momento. Por ahora tenía claro a dónde iban y para qué. Su única duda era qué decidiría hacer Ser Mordred.

John sabia que no debía interferir, que no iría contra la voluntad del hombre que había jurado defender con su vida pero no le gustaba el rumbo que los acontecimientos estaban tomando.
En cuanto su señor se retiro John dio paso acia Morderd.- Yo preparare vuestro caballo y os lo traeré. La guerra termino, demasiada sangre vimos ya, dejemos atrás ese tiempo. Esta aqui para una fiesta despues de todo.- sugirió hablándole de hombre de armas a otro. Respetaba a Morderd por el guerrero que era pero si continuaba con esa actitud arrogante iba a encajarle la bota por un lugar realmente incomodo para sentarse despues.

Bajo la cabeza ligeramente para retirarse en busca del maldito caballo. No era su cometido cuidar de los caballos pero como ayudante de Evan lo haria, por devolver las aguas a su cauce.
Miro a Evan.- Esta bien señor, yo me ocupare de esto, marche tranquilo.