Partida Rol por web

Sonrió con suavidad ante la respuesta de Ser Tyler Risefeller. Con un movimiento de cabeza aceptó su gesto y no dudó en salir de la cocina para esperarlo y así caminar hacia el comedor juntos. 

Entre el pestazo y la fiesta todos debían estar más tensos de lo normal, solo esperaba que las cosas se hubiesen calmado cuando la celebración empezara, sino iban a tener un problema con el servicio... Algo que sus padres, sobre todo su madre, no iba a consentir.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Gwen aparece de golpe en la puerta de la cocina. Se detiene en seco y los mira a todos un tanto apurada jadeando un poco, casi tropieza con el último escalón hacia las cocinas en su carrera hacia la estancia. Se nota que viene corriendo desde su habitación, seguramente. Está vestida de cualquier manera pero cómoda para empezar con sus quehaceres. Donde puede notarse que está recién levantada es en su cabello alborotado y la marca de la ropa de cama en el rostro.

- Buenos días, buenos días... - Saluda mientras se adentra y busca por donde puede empezar a trabajar.

- Buenos días - dijo mientras preparaba trapos, agua, jabón y lo necesario para limpiar la cocina. No podía permitir que ese olor se pegase a la comida. Sabía que Jevic podía encargarse él solo del desayuno.

- ¿Estáis todos bien? Esta mañana parecen estar los ánimos ajetreados. Algo me huele mal. - Hizo una mueca agitando su mano para apartar el mal olor. Rió ante su propia broma. Lo decía sin maldad alguna, con ánimo de calmar la situación con un toque de humor.

Sebastian estaba tentado de darle algo de comer a Merol antes de irse, pero las órdenes de Tabitha habían sido claras y no quería tentar a la suerte en un día como ese.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Evan entró con paso ligero en la cocina. Nada más entrar buscó a Gwen y a Fiona. Abrió la boca para decir algo, pero al percatarse de la presencia de Lady Myriah calló, realmente le sorprendía encontrarla allí. Hizo una reverencia a su señora y le dijo:

-Buenos días Lady Myriah.- Tras una breve pausa continuó hablándole - Espero que no se haya cometido ningún error o negligencia por parte del servicio mi señora. Si fuese así agradecería se me pusiese al corriente para tomar las medidas pertinentes-

Tras lo sucedido, Merol solo queria alejarse un rato, estar a solas como le gustaba. Salio deprisa una vez el grueso de los invitados y Tabitha abandonaron la estancia, casi tropezando con Gwen al abandonarla. Se disculpo con un rápido cabeceo, y luego sus pasos se alejaron de regreso al septo y a su cuarto, su refugio...

Lady Myriah mantuvo el paso a buen ritmo, sin parecer apresurado, justo en el límite que le daban los años de experiencia en mantener siempre un comportamiento intachable a cualquier nivel.

Se quedó frente a la puerta, sin llegar a poner un pie en las cocinas, con gesto concentrado y analítico. Tras escuchar al hombre del que le había hablado su hija Alyra unos momentos antes, contestó, sin rastro de sentimiento en el tono de voz.

Buenos días Evan – Era evidente que ya iba vestida para recibir a los invitados, los elegantes ropajes que portaba realzaban su belleza natural, estaba resplandeciente, incluso parecía más joven. El rojo fuego y distintos tonos dorados se mezclaban en un vestido que realzaba su figura, envidiable para muchas y apetecible para otros cuantos. Había tardado bastante rato en peinarse y vestirse, y el resultado era absolutamente perfecto. Levantó la mano, transmitiendo al joven tranquilidad -Nada de eso, sólo vengo a comprobar que todo esté listo para la recepción de los invitados.

Lo miró durante unos segundos, relajada por varios motivos y en tensión por otros tantos, pero nada de eso enturbiaba su semblante.

Volvió el rostro hacia el interior, despacio - ¿Cómo va a organizarse el servicio? - El tono podía parecer distendido, pero la pregunta no lo era en absoluto.

Se sintió aliviado al comprobar que por ahora todo, o casi todo iba bien. Al menos los sirvientes estaban haciéndolo correctamente. Los momentos de más tensión estaban aún por llegar, pero ya era mucho que a estas horas todo estuviese funcionando sin problemas.

Asintiendo suavemente a Lady Myriah respondió a su pregunta:

-En general todo sigue según los designios que se nos planteó en la reunión de anoche. El único contratiempo importante es la enfermedad que ha caído sobre Sloth, por ello pido humildemente que se le disculpe de su deber en la fiesta para ejercer como copero de Lord Rhys y vestir de bufón. Mucho me temo que no pueda reponerse a tiempo, mi señora. De todos modos yo mismo iré a verle.

Por lo demás todos cumplirán con su papel, Fiona servirá las copas a los invitados y al copero de Lord Vaelys.  Gwen ayudará tanto a Fiona en el trabajo de servir las copas como a Sebastian para que toda la comida se vaya poniendo paulatinamente en las mesas.

Sebastian ya ha escogido los platos para la cena. En su momento los irá subiendo poco a poco, conforme vaya viendo la necesidad en la mesa. Servirá los platos calientes, recién hechos, ordenando a Gwen sobre los que deben ponerse antes en la mesa a modo de bienvenida, después la cena y por último el postre.

Por su parte John ejercerá durante la fiesta como mayordomo. Deberá supervisar que todo esté correcto. Que el salón esté preparado antes de la fiesta, que los criados lo tengan todo organizado y que las bebidas y comida se vayan sirviendo gradualmente.- 

Hizo una pausa por si su señora deseaba que le repitiese algo o le aclarase algún punto. Después prosiguió

- Deseo agradecerle personalmente que tanto a mi persona como a Kyle se nos haya invitado a la fiesta en calidad de pretendientes. Espero que pueda tranquilizarle el hecho de que  Ginevra se mantendrá al lado de Mira en todo momento, por si algún noble la cortejase, ella estará pendiente de que se cumpla el protocolo caballeresco. Creo que nadie haría ese papel con mayor dedicación y cariño que ella. Desde luego por mi parte también protegeré a sus hijas si fuese necesario.-

Evan estaba bien aseado, se le veía limpio y con las botas inusualmente impolutas. En todo momento hablaba a Lady Myriah desde el respeto que merecía, pero además con cierto afecto que nadie sabía de dónde podía surgir, pues no tenían relación más allá de lo estrictamente necesario y siempre como señora y sirviente que cumple sus ordenes y obligaciones.

-Si me lo permitís, mi señora- Añadió tras esperar por si Lady Vaelys hubiese respondido algo antes. -Su esposo se encuentra en el gran comedor aguardando su llegada  para desayunar juntos.- Después miró a Fiona y Gwen -También desea que Fiona y Gwen acudan a busar a Mira, Alyra y Astrid para que acudan igualmente al gran comedor -

Tras decir todo esto hizo una mueca de circunstancias, como averngonzado y añadió.

-También deseo disculparme por este horrible olor que parece estar invadiendo la fortaleza. No sabemos a que se debe exactamente. En cuanto termine unas últimas tareas aquí iré de inmediato a los establos en busca del culpable. Si doy con él, sabed que será duramente castigado.-

Realmente no tenía ni idea de qué podía estar pasando. Eso ya no parecía un descuido. Que aquel hedor hubiese invadido cocinas e incluso el comedor... le parecía más un intento de boicotear la fiesta de la familia Vaelys que otra cosa, y desde luego le disgustaba terriblemente esa situación. Si encontraba al responsable no mostraría la mínima flexibilidad.

- Sebastian, abrid las ventanas. Que se ventile bien todo el castillo. Después servid el desayuno en el comedor para los señores -

Aún permaneció allí de pie frente a Lady Vaelys. Sin su permiso no se movería.

Por suerte en la cocina ya se había eliminado el mal olor. Le preocupaba que ahora hubiese llegado hasta el comedor. Debían ventilar toda la zona para asegurarse de que no seguía avanzando, y era importante que diese con la causa o seguramente no se desharían del hedor en toda la jornada. 

Por algún motivo el olor se había ido justo cuando los demás subieron. ¿Acaso era alguno de ellos el culpable? De todas maneras le daría un repaso a la cocina como de costumbre.

Cuando llegó Lady Myriah saludó con una leve reverencia y se mantuvo firme.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Fiona se mantuvo en su lugar. Pensó que Evan estaría estresado, su cara no mostraba un ápice de su amabilidad normal. Aunque tuvo la tentación de salir tras él para hablar sobre su actuación con Merol, se impuso el sentido común. Tabitha ordenó soltarlo. Después la hija de Vaelys abandonó la cocina en compañía de los Risefeller. Fiona se quedó sola con Sebastian y Jevic, el cocinero.

Miró a su querido amigo con una suave sonrisa y justo cuando iba a preguntarle por el mal olor que había en la cocina entró Gwen dando los buenos días. Al verla los ojos de Fiona reflejaron un poco más de alegría. - Hola Gwen, íbamos a ponernos manos a la obra. - dijo poniéndose un delantal bajo el sencillo vestido dos piezas que llevaba. Si, había que dejar claro que ella era una simple criada.

Que suerte tenerla como amiga y estar juntas en la fiesta, aunque fuera sirviendo. Todo el equipo de cocina era uno y se apoyaban los unos a los otros.

En esas estaban, viendo como organizarse. Fiona tenía pensado hacer recuento de jarras de plata, mirar si tenía que limpiar o repasar alguna para sacarle brillo e ir a la bodega si era necesario. La bebida iba a ser su cometido así que nada podía fallar.

La puerta de la cocina se abrio, entró Evan y tras él, la magnánima señora de la casa hizo acto de presencia, vestida elegantemente con sus mejores galas para la ocasión. Estaba simplemente magnífica. Fiona se apresuró a hacer una reverencia, flexionando grácilmente sus rodillas, intentaba ser lo más elegante siempre que se dirigía a su señora. Lady Miriah era una mujer que transmitía seguridad y poder.

- Mi señora, por mi parte os prometo esforzarme al máximo para servir a los caballeros de alta cuna cuyas exigencias entiendo son mi prioridad, a sus encantadoras hijas, a mis señores como no, Lord Vaelys y usted. Ninguna copa estará vacía cuando el brazo de un invitado se alce para beber o proponer un brindis. Antes de que eso ocurra yo estaré ahí, velando para que todos los invitados disfruten saboreando la buena bebida que ustedes nuestros señores han dispuesto en esta gloriosa celebración del dia de hoy. - dijo con toda la humildad del mundo. Así iba a ser.

Llegó con un humor que no era mejor que el de Evan. Mas les valía haber limpiado ya la cocina, o si no la iban a oír. Revisó sus pies, descartando que hubiera pisado algo al salir de las cocinas, mismas a las que ahora volvía.

Apenas cruzar la puerta, le llegaron las palabras de Fiona, donde prometía un servicio de calidad. Aunque llegó apenas a tiempo para escuchar lo último, se sorprendió al creer adivinar quien era. Tuvo que serenarse. Era la guinda del pastel que su señora tía estuviera en la cocina que aún podía estar impresentable. Y cuando Ginevra misma padecía cada paso que daba.

Se adentró sin perder más tiempo. Miraba con ojos entrecerrados a su alrededor, buscando aun la fuente de los olores.

- Creí haber ordenado que limpiaran con agua y jabón los suelos... - veía el suelo, con una ceja levemente alzada, buscando si este estaba efectivamente limpio ya. - Señora... - hizo una leve reverencia hacia lady Myriah, doblando ligeramente las rodillas, tratando de ignorar el dolor que aquello le provocaba.

Volvió a mantener la espalda recta y los hombros hacia atrás. Ginevra estaba acostumbrada a mandar, pero su tía reflejaba en todo su porte y vestido su estatus.

Se giró hacia Fiona. Ella era de las más competentes.

- Podéis empezar por llevar más flores al Gran Comedor y llenar las copas de los ya presentes. Antes de que bajen más personas, revisa discretamente de donde proviene el hedor que ha seguido a nuestros invitados - ya podían decir "quién" y no "qué". Y dependiendo de quien fuera habría que encontrar una salida elegante que no hiriera la susceptibilidad de nadie. - Mientras tanto los demás terminen de limpiar la cocina sin interrumpir o retrasar el desayuno y cumplan con los deseos de lady Vaelys. Y revisad las plantas de sus propios pies.

Volvió a girarse hacia su señora tía. No sabía si necesitaba algo o solo supervisaba. Pero si había una orden valía que estuvieran todos organizados.

Evan seguía en pie esperando una orden de Lady Vaelys.

Al ver entrar a Ginevra le saludó levemente, a penas con la mirada, pero ella supo entenderle. Llevaban poco tiempo trabajando juntos, pero ambos eran capaces de apreciar los pequeños gestos o señales del otro, ello permitía organizarse más efectivamente y con menos alboroto. 

Ginevra había ordenado a Fiona una serie de cosas, ello significaba que quedaría libre de lo que Evan había dicho anteriormente, sin embargo confiaba en que Gwen continuase cumpliendo con sus directrices. Por el momento no diría nada, Gwen era perfectamente capaz de hacerlo sola. 

Por otro lado esperaba a que Sebastian se organizase para realizar su parte, en breve habría que ir subiendo el desayuno. Lord Rhys esperaba al resto de sus hijas y a su señora, Evan confiaba en que no tardarían mucho.

Se alegraba de que Ginevra hubiese entrado en las cocinas, pues deseaba hablar con ella, aunque quería hacerlo a solas. 

- Disculpa Ginevra no tenía conocimiento sobre esa orden. - dijo apurada. - El suelo se limpió ayer, se limpia todos los días como debe ser. Aparentemente no hay huellas de barro, quizás alguno de los presentes ha pisado las cuadras, por lo que a mi respecta, yo no, los demás no lo sé. Apenas hacía un rato que la criada llegó a la cocina y nadie le comentó las instrucciones que había dispuesto Ginevra. - El mal olor debe de tratarse de algún problema con las letrinas o el pozo de aguas fecales, no entiendo de donde puede provenir tal hedor.

Fiona había escuchado a Evan pedirle a ella y a Gwen que fueran a despertar a las hijas de Vaelys, sin embargo el ama de llaves era la encargada de dirigir el servicio de la cocina, así que la muchacha no le dio más vueltas, se dispuso a hacer sin más demora lo que le había ordenado.

- Si me disculpa Lady Vaelys... - se reverenció ante ella. - Cualquier cosa que dispongan estaré en el comedor. - dijo partiendo apresurada con tres jarras de plata, una bandeja y varias copas con las que dar servicio a los presentes. - Luego me ocuparé de los centros de las flores.