Partida Rol por web

Kyle, que no se sentía muy cómodo hablando de intrigas, había permanecido callado durante mucho rato. A parte de no sentirse cómodo, no sabía si contar a Alyra los rumores que había escuchado. Por fin, y viendo que Evan había confesado un rumor que él también conocía, se animó a hablar con Alyra. - Mi señora Antes de continuar, hizo una breve pausa y miró alrededor para confirmar que nadie les escuchaba Yo he escuchado el rumor de que una hija de Lord Vaelys es una bastarda. Escuché que vuestra hermana Mira es en realidad hija de Marvin Curton.

Antes de que pudiera decir nada más, llegaron a la puerta de la Torre del Fénix dónde los guardias le impidieron el paso.
 

Uno de los soldados, se cuadró ante Alyra. Los perros permanecían tranquilos. Sin duda conocían a la Vaelys y no se mostraban agresivos con ella en absoluto.

¡Señora! -le dijo el soldado con el respeto notándose en su enérgica voz- Nuestras órdenes son claras: Aquí no puede entrar nadie que no pertenezca a la familia del señor... Y aquí no hay nada que interese a estas personas. Os rogaría que les hagáis volver por donde han venido.

Tanto el soldado como el otro, como los dos perros, se mantenían en su puesto ante la puerta y parecía que iba a ser difícil convencerles para que dejaran el paso franco.

Alyra sabía que reaccionaria de esa manera, pero no iba a cambiar de opinión, tampoco es que pudiera sola cargar a Fiona ante el miedo de causarle más daño, así que la chica se paró delante del soldado y puso y mano en su pecho para apartarlo, el hombre le sacaba una cabeza de diferencia a lo menos, Alyra era una mujer alta, y aunque delgada, tenía la voz de mando suficiente para imponerse, incluso ahora que debía mirar hacia arriba al soldado. Evan y Kyler sostenían a Fiona que se afirmaba de sus hombros al tener una de los tobillos entablillado. 

— aparte ahora o me encargaré de que termines limpiando las porquerizas, soldado — hizo presión para sacarlo de encima, nadie le decía que no a la joven Vaelys además, habían pocas personas con el valor suficiente como para hacerlo. Su humor se había estropeado ante el rumor de que Marvin fuera el padre de su hermana menor, lo haría llamar para aclarar inmediatamente esas habladurías, pero claro, confiaba en que era mentira, su amigo no cometería una indiscreción de ese tipo, con respeto a su madre, no estaba segura. 

El soldado dio un único paso hacia atrás. Fue la única forma que encontró de reconocer la autoridad de la joven sin por ello desobedecer las órdenes que le habían sido dadas.

- Pasaré a las dependencias con vos y vuestros... amigos. Si les ordenan salir, más vale que sean expeditivos en cumplir esa orden.

El soldado no dijo más: Sabía que hablar demasiado, sólo podía conducir a meter la pata.

- Aparta a los perros... -le dijo al otro soldado- Y estate preparado para soltarlos a la primera orden que recibas.

El otro cumplió la orden y el primer soldado abrió la puerta haciendo ademán de dejar paso franco pese a su cara de contrariedad, visiblemente molesto con tener que contravenir sus órdenes.

La risa de Alyra se había contagiado al mayordomo antes de llegar a la Torre del Fénix. Sin embargo Evan no rió, sonrió ámpliamente. Le sorprendió el rumor que desveló Kyle, pues lo de la hija bastarda también había llegado a sus oídos, pero era otra la señalada. Todo aquello le confirmaba la maldad que había en las habladurías y la poca credibilidad que se les debía ofrecer.

-Mi señora, no creo que nadie en su sano juicio de por ciertos estos rumores. Y de hecho estoy convencido que de hacerlo, el caballero en cuestión, no interesaría en absoluto a vuestra casa. Pues dar crédito a tales calumnias tan solo puede denotar una falta importante de inteligencia e integridad, algo poco conveniente en un dirigente.-

Se suponía que los invitados, a parte él mismo, pertenecían a casas nobles. El solo hecho de haber crecido entre sirvientes, maestres y maestros hacía que se les supusiese hombres cultivados. No sería pequeño el desengaño para Evan si resultase no ser así. Otra cosa era ya la astucia e inteligencia de cada uno, esas virtudes no se adquirían, uno tan solo podía nacer con ellas.

Cuando Alyra trató con el guardia se mantuvo al margen. A pesar de que Kyle y él eran miembros del consejo los guardias tenían unas ordenes muy claras y tan solo un Vaelys podía exigir que se cambiasen. Esperaba que el paso estuviese vetado también al maestre, aunque no pondría la mano en el fuego. 

Evitó mirar a los ojos de los guardias al pasar junto a ellos siguiendo a su señora, prefería no transmitirles nada con su mirada, ni comprensión, ni debilidad, ni tan siquiera confianza. Sabía demasiado bien que las miradas podían interpretarse de muchas maneras. Desde luego una cosa tenía clara, ni él ni su amigo podrían permanecer demasiado tiempo en la alcoba de Lady Alyra, estarían el tiempo justo de acomodar a Fiona y de asegurar que ambas quedaban a buen recaudo, pues otras obligaciones de gran importancia les requerían y sabía muy bien que debían atenderlas antes de ir a sofocar el hambre que iba ganando fuerza en su estómago.

Guardó silencio mientras su señora Alyra ponía al soldado en su lugar. Admiraba su decisión y fortaleza de mando. La criada se limitó a permanecer quieta observando, apoyada con la ayuda de Kyle y Evan con tal de que su pie no sufriese. 

Esperaba no tener que ser testigo de más impertinencias por parte de los soldados y que de una buena vez les dejaran pasar a los aposentos de Alyra. 

Alester baja de los aposentos del maestre cuando se encontró con un grupo de gente que, a su vez, subía por las escaleras. Dos hombres, el mayordomo que le había ayudado a encontrar al castellano hacía un rato, y otro a quien también había visto en la recepción, llevaban en brazos a la joven sirvienta, Fiona, a cuya ayuda había acudido el maestre con presteza. ¿Significa esto que Caelus ya ha terminado sus obligaciones? ¿Debería volver a subir a su dormitorio y esperarlo un poco más? Al final decidió que no. Si Fiona ya estaba aquí y el anciano no, era porque le había surgido algún otro asunto. No podía pasarse la mañana encerrado ahí arriba y, además, ya le había dejado una nota avisándole de que se marchaba.

Acompañándolos iba otra muchacha, claramente una de las hijas de Rhys Vaelys, pues solo ellas podían hablarle de esa forma a un soldado.

La chica era muy alta; y eso unido a su voz segura y de mando, hizo pensar a Alester que se trataba de una de las hermanas mayores. No la mayor, pues a esa ya la había visto en la distancia y no se parecía en nada a la joven que tenía delante. ¿Tal vez la segunda hermana? No podía estar seguro pues no conocía a ninguna en persona aún. En cuanto pasó cerca del grupo, agachó la cabeza humildemente y, con la mano en el pecho, le hizo una reverencia-. Mi señora –dijo, a modo de saludo-. Alester Marbrand, de Marcaceniza.

También saludó con la cabeza a los dos hombres. Por las palabras que había escuchado, el soldado era reacio a dejarlos pasar a los aposentos de la dama para meter allí a Fiona. Estaba confuso por esa extraña orden. ¿Cómo pretendía, entonces, que la criada se moviera? Se dirigió a la joven herida-. Vos debéis ser Fiona. He oído de vuestro percance y no puedo más que desearos una pronta recuperación –dijo con su habitual amabilidad y un toque de preocupación-. Estoy seguro de que en unos días podréis volver a la normalidad. Caelus, aunque anciano, es un gran maestre.

Se apartó ligeramente para dejar pasar al grupo, pues no quería entorpecerles el paso ni entretenerlos demasiado.

Kyle se preguntaba si había hecho bien contando a Alyra lo que había escuchado sobre su hermana Espero no meterme en un lío o algo peor. ¿Y si se creen que yo he iniciado el rumor? Sería hombre muerto. 

No tenía mucho sentido seguir dándole vueltas al asunto, así que Kyle dejó de pensar en el tema y se centró en lo que estaba ocurriendo. Después de que Alyra pusiera en su sitio al guarda, un Noble que se presentó a si mismo como Alester Marbrand les saludó y deseó a Fiona una pronta recuperación. - Muchas gracias. Soy Kyle, el hermano de Fiona y él es Evan, jefe de caballos y mayordomo de la casa Vaelys. Espero que disfrute de la fiesta.

Una figura masculina apareció de repente bajando por las escaleras. El caballero se presentó como Alester Marbrand. Recordó que lo había visto antes en el recibidor, antes de que ella... Bueno, antes de que ella se cayese ridículamente delante de todos. 

Una serie de circunstancias se habían interpuesto impidiendo a  Fiona que pudiese hablar con Evan en privado, pero suponía que podría hacerlo más adelante.

- Ser Alester. - respondió educadamente, bajando la mirada en señal de respeto. - Os agradezco vuestros buenos deseos señor, pero espero recuperarme hoy mismo, estar operativa antes de que empiece la fiesta. 
 
- Yo... - miró su pie frunciendo los labios y luego a su señora Alyra con esa mirada de frustración que ella conocía bien e indicaba lo mal que se sentía al verse a si misma incapacitada.

- Simplemente no puedo permanecer de brazos cruzados. He de hacer mi trabajo. - maldecía haberse caído. 

Al mencionar al maestre Caelus el gesto de la muchacha se ensombreció. Miró a Evan y a Kyle, preocupada, pero se obligó a sonreir nerviosa. - Si, lo es, es un gran alivio contar con él. - dijo un poco turbada. - Que tengáis una agradable estancia en la fortaleza, señor. - se despidió de él con amabilidad. De los pretendientes que había visto llegar al castillo, Ser Lance y Ser Alester le parecían los más educados. Aconsejaría a las hijas Vaelys que se fijasen en ellos. 

Luego de haber ganado el pequeño gallito con el soldado, y disponiéndose a subir, aparece aquel hombre alto y corpulento, Alyra se quedó detenida y bajó los pliegues de su vestido que había sujetado para subir las escaleras, esos ojos castaños se fijaron en aquel nombre aunque su gesto se suavizó ligeramente, obviamente no estaba imponiéndose al soldado y el noble no era causa de esa molestia, mucho menos del hastío que traía ya por lo que le habían contado sus amigos, sin embargo lanzaría una mirada asesina al soldado cuando trató de "amigos" a los que la acompañaban, y aunque en verdad lo eran, lo había encontrado una completa falta de respeto hacia ella al tomarse esa licencia, pero la presencia del noble suavizó un poco más lo que le hubiera contestado. 

— Ser Alester — inclinó su cabeza ante el hombre, había dado un paso hacia atrás, recuperando una distancia prudencial con el hombre, pero algo en el gesto de la dama indicaba que esa distancia no se debía a un rasgo de timidez, al contrario, parecía más la distancia que tomaría un caballero ante la aparición de un nuevo contendiente, aunque sus movimientos eran relajados pero aquellos ojo...su cabeza estaba rápidamente funcionado, intentando saber que hacía ahí, en la torre, justamente en esa torre.

— Lady Alyra un placer — se presentó luego de que sus compañeros hablaran, seguía en un silencio analítico, escuchando como llamaba al maestre por su nombre, sin mayores solemnidades, ¿se conocían acaso?, aunque lo que le preocupaba más saber si no había ido alguna de las demás habitaciones. Suspiró y volvió su rostro hacia Evan — por favor, llévenla, debe descansar, así podrá recuperarse cuanto antes y ahí podrás seguir con tu trabajo, Fiona — y cuidaría de ella, eso era lo que más le gustaba de todo, le hablaba con cariño y dulzura y sonrió a su amiga, por unos instantes por lo menos, aunque mueve su mano para liberarlos, indicando que se quedaría unos segundos más ahí.

 — Ser Alester, ¿Estaba con el maestre? ¿se ha sentido mal luego del viaje?  — le pregunta cortésmente, por lo demás era curioso que llegando, lo primero que había hecho era ir a la torre del Fenix, y una opción era que estuviera enfermo, pero le seguía molestando esa familiaridad con el maestre, ¿se conocían?.

Reconoció al caballero y quedó constatado que había podido acceder hasta el maestre. ¿Que Ser Alester regresase de las estancias del maestre en ese instante indicaba que Caelus se encontraba allí en ese momento? También se percató de las desconfianzas e incógnitas que despertaba en sus compañeros, no era para menos, más aún cuando habían encontrado problemas para entrar en la torre aún siendo acompañados por Alyra, y ahora se cruzaban con el caballero, pudiese pensarse que no había tenido resistencia alguna. Como colofón paseaba solo, aunque de haberlo hecho en compañía del anciano no hubiese mejorado demasiado las cosas.

-Ser Alester- Saludó con una cordial sonrisa -Veo que finalmente ha podido encontrarse con el maestre, espero haya podido enviar el mensaje a su familia informando de su llegada- 

Esperaba con esto desvelar varios interrogantes a través de las respuestas del caballero, a parte los mellizos y Alyra obtendrían información por parte de Evan de un modo natural. Ni de broma pensaba dejar sola a Alyra, y menos siendo ella la que ascendía por las escaleras de caracol, estaba en desventaja estratégica si las cosas sucedían del peor modo posible. Tampoco quería desobedecerle, por esa razón miró hacia abajo con disimulo, para ver si el guardia les había perdido de su vista o si en caso de necesidad acudiría por Alyra. 

El caballero no parecía peligroso, pero dadas las circunstancias nadie estaba exento de ser sospechoso, aunque no había que dejar las cartas sobre la mesa demasiado pronto. Miró el pié de Fiona, y también a Kyle, ella debía reposar, estaba en una encrucijada. Aguardó la respuesta de Ser Alester antes de tomar una decisión.

Alester asintió a las palabras de Kyle y le respondió-. Muchas gracias. Yo también espero que así sea, aunque me apena que vuestro día haya quedado ensombrecido por este accidente.

El noble no pudo por menos de asombrarse por la energía de la joven criada, quien, aun habiendo sufrido una lesión, no quería quedarse en reposo. Aunque esperaba que sus acompañantes la hicieran entrar en razón y la obligaran a quedarse quieta hasta estar recuperada.

Pero más le sorprendió descubrir que el nombre de la hija de Lord Vaelys era Alyra. Cuando se presentó, Alester volvió a agachar la cabeza con humildad, aunque no pudo disimular cierto asombro. Es la cuarta hermana… pensó sorprendido. Había estado seguro de que esa muchacha era una de las mayores. Su altura y sus ropas, nada infantiles sino de dama, lo habían confundido.

No se le pasó por alto el gesto de incomodidad que puso Fiona cuando él mencionó a Caelus. No imaginaba qué había hecho el anciano. Por lo que sabía del maestre, era un hombre muy capaz y agradable. ¿Habría algo que se le escapaba?- Muchas gracias –le respondió a sus deseos de tener una buena estancia-. Y, si me permitís el consejo, descansad cuanto podáis. La salud es esencial.

Pero Fiona no era la única que había reaccionado mal cuando pronunció el nombre del maestre. Alyra Vaelys, aunque agradable y aparentemente relajada, había tomado una postura casi a la defensiva y sus ojos lo miraban como intentando penetrar con ellos su mente. Incluso el mayordomo parecía no confiar en él, pues aunque su señora lo había mandado a la habitación a llevar a Fiona, se había quedado ahí, también interrogante.

De nuevo, ante todo esto, volvió a preguntarse qué diantres había hecho Caelus para que su nombre provocara tales reacciones. Confundido, respondió a las preguntas-. No, mi señora –se dirigió a Alyra- el viaje ha transcurrido sin apenas incidencias, gracias a los Dioses. Mi interés en ver al maestre era para mandar un cuervo a mi familia. Lord Damon Marbrand, mi tío, estaba bastante emocionado con que acudiera a esta fiesta y quería asegurarle de que había llegado sin problemas –Sus cejas arqueadas y su media sonrisa le daban un toque de ironía en el rostro-. Ya veis que ni siquiera a mi edad se libra uno de la preocupación de los suyos.

Acto seguido, se giró hacia Evan-. Me ha costado, pero gracias a vuestro consejo de acudir al castellano he podido entrar finalmente ­–Solo los Dioses y él sabían la de vueltas que había dado de un lugar a otro en busca de alguien que le diera permiso para subir-. El maestre ha tenido que salir de inmediato en cuanto he llegado, pues recibió la noticia de la lesión de la joven. El mensaje ha quedado escrito, a la espera de ser enviado en cuanto Caelus vuelva.

Aunque las preguntas de sus interlocutores eran normales, por alguna razón la situación en la que se encontraba le hacían sentirse como en un interrogatorio. Lo malo era que él era un invitado en tierra extraña. Por lo que ellos tenían derecho a preguntarle cuanto quisieran, pero él no podía satisfacer su curiosidad tan fácilmente sin parecer maleducado y brusco. ¿Qué había hecho Caelus? ¿Por qué a los soldados les costaba tanto obedecer las órdenes de su señora? ¿Y qué había provocado que el ambiente general en la Fortaleza fuera tan tenso?

Alyra al volver a sonreír, sus ojos se entrecerraron, cuando hacia ese gesto, su rostro adoptaba una belleza más plácida, similar a la de su madre, y quizás era el único rasgo físico similar a la imponente mujer de Lord Vaelys, sin embargo, carecía de toda la malicia que podría darle Lady Myriah, una experta en las artes de la corte y que la hacían incluso más peligrosa que cualquier caballero, pero Alyra no era así, no del todo por lo menos y aun guardaba la sinceridad con la que enfrentaba muchas cosas en su corta vida, aunque la llevaban a hacer preguntas complicadas. Una cosa sí, no le pasó inadvertido que se sorprendió a saber su nombre, y no pudo dejar de preguntarse si había escuchado sobre ella. 

 — ah, los cuervos — repite y ahora mira a Evan que se quedaba parado sin subir, levanta las cejas ligeramente y mirando luego a Fiona, preguntándole  en silencio ¿qué esperaba para subir?, aunque era claro, la estaba cuidando, pero Alyra no se lo iba a permitir pues consideraba que no era necesario ni tampoco no era algo que no pudiera manejar, si llegase a pasar, aunque aquello sería demasiado estúpido, para cualquier persona — Ser Damon Marbranha sido muy amable y me alegra mucho que este aquí — obviamente debía estarlo, era una buena oportunidad para posicionar a su sobrino con una casa con tierras, mejorando las opciones del hombre, además de ser una buena conquista para un caballero como Alester, afianzando aún más los lazos con los Lannister, cosa que de seguro su madre agradecería. Lo que si despertaba algo de dudas era el hecho que un hombre como Alester, guapo y valiente, no se hubiera casado aún, a pesar de su edad, lo que hacia despertar curiosidad en las razones. ¿algún amor imposible?, ¿algún deseo oculto?, ¿algún secreto que no puede relevar?.

— creo que deberé informar al maestre donde está Fiona, pues si ha ido para tratarla, pero nos hemos cruzado, pobre anciano, debe andar buscándonos — meditó en voz alta, ella misma debía verlo, aunque no era por un asunto del todo agradable — Ser Alester — volvió a mencionar su nombre, y aunque tenía dudas para con el hombre, le había causado una buena primera impresión — en el comedor el almuerzo debe estar listo para ser servido, — algo que ella también estaba esperando pero quizás tendría que excusarse, — por su gusta, aunque imagino que desea descansar — el olor, lo había olvidado, no sabía si Marvin o John habrían considerado la idea que les dio de hacer todas las actividades al aire libre en la medida de que no sepan de donde venía aquella peste. 

— con su permiso...— inclinó la cabeza para indicar que deberías seguir con su camino.

Asintió a Alester.

-Seguro que el maestre cumplirá con su palabra, es un hombre de gran lealtad, estad tranquilo- 

La mirada de Alyra le transmitió todo lo que ella pretendía decirle con aquel gesto. Evan apretó los labios, hizo una leve inclinación de cabeza a modo de reverencia a Alester y se dispuso a subir para acompañar a Fiona y Kyle escaleras arriba. Si Alyra pensaba ir a por el maestre era mejor estar con todo preparado.

- Volveremos a vernos- Se despidió del caballero.

Muy a su pesar comenzó a ascender junto a los mellizos, no le gustaba dejar sola a Alyra en esas circunstancias, pero desobedecerle podía ser incluso peor, porque desacatar sus órdenes era restarle autoridad y fuerza ante el resto de invitados, soldados y sirvientes, y forzar a la dama a corregirle para evitarlo. Ninguna de esas dos opciones le parecía correcta, por lo que prefirió no discutir y obedecer.

Al bajar las escaleras, el maestre y el septón se encontraron con Alyra, Fiona, Evan y Kyle que las subían. Iban cargando con Fiona que parecía tener dañado el tobillo. Alguien parecía haberle improvisado una venda para evitar que lo moviera. Aquello era un auténtico desastre, pero seguramente lo habrían intentado con la mejor de las intenciones.

En vista de que el maestre parecía que se retrasaba, parecía que habían optado por llevar a Fiona para que le atendiese.

Mientras ascendían por las escaleras con la intención de llegar a la habitación de Alyra para que Fiona descansase allí, se cruzaron por el camino con los dos ancianos de la fortaleza, el Maestre Caelus y el Septón Tiziano. Ambos bajaban las escaleras.

Kyle, que con la ayuda de Evan comenzó a trasladar a su hermana a los aposentos de Alyra, se despidió de Alester Marbrand inclinando levemente la cabeza - Ser Marbrand

Estaba deseando llegar a la habitación de Alyra para poder dejar a Fiona allí y así salir un rato del Castillo. Aunque de pequeño le habían enseñado cómo comportarse ante los nobles, se sentía agobiado con tanto protocolo. En los últimos años había aprendido a disfrutar la vida siendo un simple sirviente, hablando con sus compañeros y amigos de tú a tú Es más auténtico, sin la falsedad del protocolo. Quien te cae bien, te cae bien, y no hay necesidad de fingir.

Mientras subían, se cruzaron con el Maestre Caelus y con el Septón Tiziano y el pulso de Kyle se aceleró. No esperaba encontrarse a nadie más, y menos a ellos dos. Respiró hondo para relajarse y los saludó con educación - Señores, ¡Buenos días!

El anciano Septón bajaba los escalones con clara dificultad, el dolor lo envolvía por todo su cuerpo, y su rostro se mostraba severo y mal humorado. No faltan muchos, es solo un poco mas se dijo pero se detuvo al escuchar una frase "Ser Marbrand". Que hace un invitado en la Torre del Fenix? Apresuró su paso y cuando llegó a la base de la escalera vio una escena que lo sorprendió y lo sacó de sus pensamientos - Por los Siete!- dijo al ver la pierna ensangrentada de la criada que el maestre había mencionado, la herida era mucho mas grave de lo que pensó. De repente un escalofrío recorrió su cuerpo, habrá sido un accidente o ... - Como es que te has hecho eso, niña?- preguntó a Fiona, mirando luego al resto por si preferían agregar alguna explicación al respecto. Evan y Kyle sostenían a la joven, mientras Alyra parecía guiarlos hacia las escaleras. Sonrió al verla, olvidó en un segundo las preocupaciones que llevaba consigo.

- Disculpe Kyle que no lo he saludado, la herida de su hermana cautivo mi atención. Tenía intensiones de ir a almorzar pero mi apetito puede esperar, después de todo ya a esta edad como muy poco. Si me lo permiten, prefiero acompañarlos hasta que la herida de esta niña sea tratada por Caelus- deseaba que fuese atendida allí pero sabía que los Siete no le concederían ese favor, con resignación volvió a los escalones dispuesto a subir.