Partida Rol por web

Mientras los demás se preparan para la expedición William habla en privado con su compañero, cogiéndolo por un brazo y alejándose un poco de los demás.

Jim lentamente obliga a Bill a soltar su brazo; se encuentra pálido y molesto con toda la situación, pero más aún por la intervención del Lord petrimete y su soldadito. "Chango" es un dios de África. Dios del trueno, la sangre y la muerte. Y un Orisha es un demonio, un espíritu de la tierra. 

Lo observa a los ojos, fijamente. Una locura? Puede ser. Pero ellos creen en eso, y su fé puede hacer que sea real. Solo... tengamos cuidado. Hagamos lo que te parezca; hoy o mañana esos franceses me la van a pagar, pero no tengo prisa. Aunque probablemente sea el mejor rastreador, tampoco podré mantener una marcha rápida bajo el sol...

Tras intercambiar una palabras con Bill, Jim se acerca a Lord Cotonwell. Gracias por interrumpir una charla que podría habernos dado información valiosa, señor. Aquí el problema es ser interrumpido cuando uno intenta tratar con los locales. No se ofenda, pero mal o bien, es mi trabajo, y bastante difícil está el tema desde que aceptamos a ese muchacho, bastante sensibles se encuentran, como para agregar sal a la herida.

Lentamente busca un lugar donde sentarse, su cara está pálida y apenas sudorosa, el guía es un hombre convaleciente aún. Lo que quiero decir, Lord Cotonwell, es que debe calmarse un poco, especialmente alrededor de los nativos. África... es un río. Puede influenciar en su curso, pero no luchar contra él. Y a menos de que quiera fusilarlos a todos, debemos trabajar con ellos. Déjeme eso a mí, por favor.

El pecho es un fuego rojo, la respiración arde. Puta herida, hace años que no me siento tan débil. Y todo se va al garete... La mujer dice que es obra de un espíritu maligno venido a castigar a los blancos. Si me hubiera dejado unos minutos, tal vez hubiera admitido que ese espíritu tenía cara humana, por ejemplo, y nos habría dado una pista.

Lady Cottonwell se dio cuenta de que los pocos baules que tenían y las camas, no servirían de mucha defensa si un grupo de hombres entraba por la fuerza. Se sentó algo decaida en una de las camas, lamentando haber llegado a esta situación. Disculpa Molly, lo cierto es que por mi culpa estamos así... Esto no tiene sentido... Me he dejado llevar por la fantasía que leía en los cuentos con mi madre, cuando veíamos esos dibujos tan bonitos sobre la sabana africana. - Bien, es mejor que no nos separemos por nada, dejemos esto de forma que podamos protegernos al menos de animales y de algún indeseado, aunque si irrumplen un grupo de soldados o de indígenas nos servirá de poco. Después saldremos las dos juntas a ver qué ocurre. dicho esto cogió su arma pequeña y la escondió entre sus pantalones y su camisa, como había visto hacer a muchos hombres.

Poco a poco los porteadores se van dispersando volviendo a sus tareas, aunque seiguen hablando entre ellos en susurros, evidentemente no están muy tranquilos

Va llegando el momento de organizar la salida, y lo cierto es que tampoco habéis visto ninguno a Lady Cottonwell hoy, aunque Molly dio a entender que estaba en su tienda

Fuera de la tienda parece que la situación se normaliza y podis escuchar a los hombres hablando fuera, Jim eleva el tono por un momento, pero parece que su conversación es normal en general

Una vez más, Jim no pudo controlar su lengua al dirigirse hacia su contratador, aunque en esta situación no me veía  influenciado por mi esposa y pude actuar con normalidad… -No me ofenderé siempre y cuando deje su sarcasmo de lado, de lo contrario será muy difícil de que eso ocurra señor Farewell- …dije con tono amigable, no quería entrar de nuevo en discusión con Jim, pero si quería dejar claro mi postura al igual que él solía dejar la suya.

-Siento si les he interrumpido, pero como comprenderá, la situación es apremiante y la vida de dos hombres está en juego y sus porteadores no hacen más que poner el grito en el cielo cada vez que una mosca se posa en el sitio equivocado, así es difícil saber cuándo es algo a tener en cuenta y cuando es solo humo- …dije con apremio, ya que no quería extender mas la conversación.

-Pero en fin, como bien a dicho usted, ese es su trabajo aunque hasta la fecha no le está saliendo muy bien, quizás pueda hacerlo ahora y buscar las respuestas que necesita de esta gente mientras nosotros vamos en busca de los dos hombres desaparecidos- dije e inmediatamente puse rumbo al lugar de partida en el que quedamos… -necesitare que nos acompañe señor Harthower, nos hará falta su experiencia para poder movernos por la sabana, espero que el motivo de la expedición no sea un problema para ello- …dije casi convencido de que Bill nos acompañaría.

La sonrisa de Jim se ensanchó. Mi trabajo no está saliendo bien? Si dejara de interrumpir y pudiera hacerlo, claro.

- Muy bien señor Cottonwell, no lo molestaré con los temas para los que fui contratado. Que de hecho, no incluyen correr detrás de soldados de ninguna facción. Es más, es en interés de velar por su propia seguridad que le diré que esta expedición deberá volver a Port Harcourt inmediatamente. La comida no nos permite hacer más.

Se encogió de hombros, recogiendo su rifle y juntando a los porteadores. Lamento que la seguridad que nos ha sido suministrada no estuviera a la altura de las circunstacias pero no se preocupe, no podía preveerlo. Un error humano. Mi mejor sugerencia es partir mañana por la mañana; podrán admirar las vistas de África durante el viaje de regreso.

Solo me faltaba esto que un simple guía ponga en duda la valía de mis hombres y sobre todo la mía.

- Cuidado con lo que dice Señor Farewell. - digo acercándome a él. No vaya a ser que parezca que se está quejando de mi trabajo y entonces a lo mejor dejo de ser tan diplomático y empiezo a actuar en vez de hablar. Aunque eso sí, no creo que le gustase ese cambio de registro.

- Además, si no es capaz de mantener a raya a esos. - digo señalando a los porteadores. Déjemelos a mí. Verá usted como aprenden rápido.

- Peligrosos son los depredadores, contesta Jim, yo no insinuo nada si nadie dice que hago mal mi trabajo. Pero defender el campamento no era mi tarea, y eso es más que claro. Las conclusiones siéntase libres de sacarlas usted mismo.

Molly acabó de ayudar a Lady Cottonwell a fabricar su "barricada".- Milady, parece que fuera está tranquilo. ¿Salimos?- Estaba impaciente por saber qué ocurría.

- Solicité más del doble de hombres de los que me dieron. Como comprenderá con los efectivos de los que dispongo no puedo poner un hombre en cada tienda. Si me hubieran dado los hombres que pedí nada de esto habría pasado. - digo secamente mientras me contengo para no atizar al guía con la culata del rifle.

- Piense bien antes de hablar. No le conviene enojarme señor Farewel.

El hombre era lento de entendederas, o las charreteras le tapaban los oidos. Daba lo mismo, por supuesto. Por eso digo, no podía preverse. Su consejo es aplicable a todos, señor Costigan. No me ponga prueba tampoco.

En los peores momentos debemos mantanernos unidos. - Boring recordó las palabras de su capitán en la guerra y pensó que tenía toda la razón del mundo en aquel momento. Aquella expedición se les estaba yendo de las manos. Habían sido atacados y ahora tenían a dos hombres desaparecidos. Quizás fuera el momento preciso de dejat todo en mano de Costigan y volver al pueblo. Ojalá lo ordenara así el señor Cottonwell pero sabía que era demasiado orgulloso como para pensar objetivamente. Desde luego Maurice Boring no dejaría a aquella gente tirada. Quizás el tampoco fuese muy listo. - Señores, debemos concentrarnos en la búsqueda y dejar de pelear entre nosotros. - lo dijo moviendo las manos de arriba a abajo tranquilizadoramente. - Yo estoy disponible para cualquier cosa...ya lo saben.

EL guía asintió con un movimiento seco ante la interrupción de Boring. Tiene razón, señor. Chango o no chango, no es lo más juicioso comenzar a dudar de nosotros mismos.

La sonrisa que le dirigió al fotógrafo era pequeña pero apreciativa. No olvidaba el truco con los hipos, y el hombre parecía apreciar a Africa... y además demostraba juicio. Más que otros de los presentes, en su opinión.

Lady Cottonwell agudizó el oído pero también notó la normalidad fuera de la tienda, así que asintió con la cabeza y tomó la mano de Molly para salir juntas poco a poco de la tienda. Sacó primero la cabeza abriendo poco a poco la tela que servía de puerta, y miró alrededor a ver si divisaba a su esposo.

La aparente normalidad es engañosa, cuando Lady Cottonwell saca la cabeza fuera de la tienda ve que los hombres están teniendo una acalorada discusión, pero no se dan gritos ni nada así, lo que es buena señal desde luego. Dos de los soldados están preparando las cosas para irse de inmediato

Uno de los soldados se acerca y se cuadra, primero ante Costigan y luego ante Lord Cottonwell

-estamos listos para salir señor-

Si han de partir han de hacerlo ya o el rastro se perderá

El francés observa como se desarrollan sus acontecimientos. Se prepara para salir, consciente de que el lord y los guías solo se dirigen a él cuando necesitan de sus servicios como médico, pero no en ningún otro momento.

-Listo para partir- dijo, no muy seguro de si acaso lo oirían.