Partida Rol por web

Exito en la tirada de percepción sobre el cuerpo.

Uno de ellos unas manchas que le asoman por el cuello, al acercarte reconoces la simbología nazi en un ornamentado tatuaje de un Totenkopf. 

En cuanto pudo, antes de llegar al hotel, David hizo una llamada anónima a la policía advirtiendo sobre los dos tipos heridos. 

Cuando volvió a reunirse con sus compañeros Theresa estaba explicando algo de una subasta. David se preguntaba qué milonga le habrían contado Rick y Madeleine para que estuviese tan dispuesta a ayudar a los peores enemigos de su padre. Y de dónde venían sus recelos para con los nazis, si su propio padre era uno de ellos. 

Una vez más y por miedo de soltar alguno que resultase incoherente con la mentira que le pudiesen haber contado, decididió actuar con prudencia y quedarse callado, esperando.

Para Anne, toda aquella explicación por parte de Theresa le estaba sonando muy raro y no dejaba de darle vueltas a la idea de que les estaba tendiendo una trampa porque… ¿Cómo era posible que estuviera dando todos esos detalles a unos desconocidos? Y por otra parte, ¿acaso la joven desconocía los tejemanejes de su padre?

Recelosa, la guardaespaldas escuchaba en silencio como era habitual en ella, apoyada en la pared junto a la puerta de la habitación por si acaso más enemigos, que parecían reproducirse como hongos, salían de la nada con malas intenciones.

Sobre lo que se hablaba en la habitación, máscaras, subastas, cuadros y demás poco podía decir, al fin y al cabo su papel en aquel grupo era el de proteger.

—Por eso encontramos también tanto dinero… —fue una reflexión hecha en voz alta cuya intención no había sido la de interrumpir la charla y siguió observando con atención a la joven.

Sí algo le había quedado, en el poco tiempo compartido con Theresa, era que aquella mujer era muy capaz de cuidar de ella misma. No puedo evitar estudiarla minuciosamente, no solo en el trayecto hasta el hostal, también en la “negociación” con el recepcionista y desde luego cada movimiento o gesto durante su exposición en a habitación.

Rick permaneció de pie, escogió un lugar junto a la ventana con la puerta frente a él, pudiendo ojear de vez en cuando el exterior por si llegaba compañía sin desatender la conversación que allí tenía lugar. Claro que todo lo que llego tras la exposición de Theresa fue un silenció casi sepulcral, ganándose Madeleine una severa e interrogante mirada, a la que siguió un encogimiento de hombros y un mudo bufido.

-Estamos al tanto – mentira pero todo fuera por mantener algo de dignidad, aunque fuera aparente – la señorita Archer es quien obtuvo la información de la subasta del Arlequín por medio de un contacto, el mismo que nos ha conseguido la invitación – entono divertido mirando a unos y a otros y asintiendo ante la suposición de la señorita Hinault - ¿mañana por la noche en la Isla de San Jorge durante el carnaval de Venecia? Bien, bien...eso era lo que nos faltaba por conocer la ubicación y lugar...algo que nuestro contacto no ha podido trasmitirnos antes que nuestro encuentro se viera emh...bruscamente interrumpido

El esfuerzo que estaba haciendo Rick para ser políticamente correcto y no brutalmente directo estaba empezando a resultar mal sano. Que apoyado contra la pared junto a la ventana, con los brazos cruzados sobre el pecho, había comenzado morderse de manera repetida la comisura de labio sobre la que cruzaba su cicatriz.

-¿Las profecías de Fátima? - pregunto en completo desconocimiento sobre estas, pero teniendo claro que si el Vaticano estaba implicado aquello seguro que no podía ser nada bueno. No tenía nada contra la iglesia, pero le habían educado para creer en cosas que no llegaría nunca a comprender y la religión con sus mitos y leyendas era una de ellas – Así que usted trabajo para el Vaticano - no era una pregunta, si no una afirmación que se había figurado él aunque podía estar equivocado – deje los nazis para mi señorita – esbozo la mejor de sus sonrisas mientras se daba un toque al sobrero, lastima que no pudiera verlo – ahora bien...como comprenderá, y aunque mis compañeros no se atrevan a plasmar sus pensamientos en voz alta, que desconfiemos ligeramente de usted. No se preocupe, jamás rompería mi palabra. He dicho que estaba bajo mi protección y así lo mantendré pero No deja de ser la hija del Helmut Zimmer y sabemos bien con quién esta la lealtad de su padre; mientras aquí esta usted, queriendo hacerse con la profecía de Fátima, algo que suena sin duda a que sera del interés de su padre y su grupo de amigos especiales. Puedo comprender que tenga problemas con papí ¿pero quiere hacerme creer que son tan profundos como para tratar traicionar su confianza?

Al tema del dinero no quiso contestar, no le correspondía, bueno tal vez tampoco le correspondía hablar tanto como lo había hecho y se había cansado. Aunque estaba seguro que con el dinero que Donaldson llevaba encima más lo que le grupo pudiera proporcionarles podrían hacerse con ella. Sí no fueran a surgir problemas, claro. ¿y cuando sucedía eso cuando algo que interesaba al grupo Thule?

Madeleine escuchaba con la mandíbula tensa, intercambiando miradas con Rick conforme éste empezaba a plasmar la preocupación de todo el grupo sobre la repentina colaboración de nada más y nada menos que la mismísima hija de Helmut Zimmer.

- Entonces, el plan es ir a la subasta de mañana, e intentar conseguir una de las profecías de Fátima que ha sido robada por Arlequín -  dijo, recapitulando los datos en voz alta. – El problema es que solo tenemos una máscara, y es masculina – lo que sin duda, para Madeleine era un inconveniente muy grave. – Solo por curiosidad… si por algún milagro divino la consiguiéramos, ¿qué piensas hacer con ella? -  preguntó directamente, clavando la mirada en los oscuros cristales de Theresa.

Theresa reaccionó a lo dicho por Anne:

-¿Habéis encontrado dinero?, no nos vendrá mal, yo no cuento con mucho y es lo primero que van a quere ver los hombres del Arlequín. Si no tenéis más máscaras no puedo hacer nada pero el lugar de la subasta tampoco es inaccesible, al menos los alrededores, pero solo uno de vosotros podrá acceder a la subasta.-

Dicho eso escucha a Rick con atención pero su gesto cambia cuando le menta a su padre, contesta con cierto asomo de irritación.

-No creo que tenga que darle demasiadas explicaciones, no se qué relación piensa que tengo con mi padre pero además de utilizarme durante toda mi vida es a quien debo este problema de visión, no señor Rick, ni mis superiores ni yo comulgamos con mi padre ni sus compañías. Y se equivoca, no trabajo para el Vaticano aunque colaboro ocasionalmente con Sir Archer.- 

Después intervino Madeleine y Theresa intentó solventar sus dudas.

-Si solo tenéis una y es masculina creo que te vas a quedar fuera de la subasta, querida.- Por lo visto, Theresa no piensa cederos su máscara/invitación.

-En cuanto a lo que haremos con ella, por supuesto, será llevarla a un lugar seguro lejos del Arlequín, del Vaticanos y más lejos de los nazis. La profecía, llevaba años custodiada en un monasterio portugués junto a las otras y fue trasladada hasta Roma por orden del papa Pio XI.

Pero tal iniciativa parte de su interés por satisfacer a sus nuevos aliados: el Gobierno fascista, para fortalecer vínculos con Alemania, presionó a la Santa Sede para permitir que el Führer contemplase la primera de las profecías de Fátima.

Pese a las protestas de muchos representantes de la Iglesia, Pio XI ha cedido por temor a las represalias de Mussolini. No en vano, han sido los fascistas quienes han reconocido el Vaticano como un Estado independiente. Los primeros en oponerse al traslado han sido la orden encargada de proteger los sagrados misterios, la Orden de Nuestra Señora de Fátima.-

Theresa parece miraros a todos detrás de sus gafas oscuras, hace una pequeña pausa y sigue: -Por supuesto nadie esperaba que la profecía acabase en manos de la banda del Arlequín, tampoco sabemos como supo esa banda del traslado pero los nazis harán lo que sea para recuperarla y estarán en la subasta por eso creo que si venís conmigo tendremos una posibilidad.-

Aunque sus palabras son sinceras parece haberos omitido cierta información.

Todo esto sonaba muy raro. La hija de su peor enemigo decidía traicionarlo porque no le gustaba lo que hacía su padre. Así que ayudaba a unos perfectos desconocidos a conseguir una reliquia o cosa parecida en una subasta oficiada por el mismísimo Arlequín. 

David no se acababa de creer una palabra sobre todo esto, pero decidió seguirle el juego a la muchacha. 

-Disculpe que no acabo de entenderlo. Entonces, ¿Arlequín robó esa..."profecía" después de su traslado y ahora quiere subastarla? No parece propio de él. En cualquier caso, esa "profecía" parece algo de sumo interés. Tenemos una máscara que nos permitiría asistir a la subasta y posiblemente hacernos con ella ¿y usted quiere que nos alejemos? No lo entiendo, la verdad. Había entendido que esta máscara era una máscara común, sin valor aparente. De hecho, apuesto a que sería sencillo hacer una réplica idéntica...o cinco. 

Miró curioso a la beata mujer, mientras su lengua parecía haberse desatado dando explicaciones con mucha más soltura que en el salón de su casa.

-no puedo asegurarlo pero podríamos conseguir más de camino a Venecia – o eso quería pensar el guardaespaldas

El tren de club parecía estar bien equipado y dudaba que Sir Archer viajara sin estar bien provisto de efectivo por lo que pudiera pasar, aunque un hombre de recursos como su amigo seguro que podía apañárselas con poco o nada.

-comprendo – asintió ante las palabras dando un vistazo al exterior apartando ligeramente con un dedo las cortinas – disculpe si la he ofendido Theresa, no era mi intención – claro que si era cierta esa colaboración con Sir Archer, cambiaba las cosas. Al menos para él si esa mujer tenía la confianza del viejo Douglas, a partir de ese momento tenía la suya también.

Siguió escuchando la retahíla referente a la historia de las profecías de Fátima, el Vaticano, los nazis y el dichoso Arlequín. No dijo nada, los aspectos del plan a seguir era cosa de los cerebros de la operación. Para el sabiendo que Madeleine no iba a meterse de pleno en la acción le era suficiente, no quitarle el ojo de encima le parecía más que suficiente. Claro que un momento después, mientras David hablaba, chasqueo la lengua molesto consigo mismo pues le había dado su palabra a Theresa de protegerla.

-Pues a mi subastar algo así de preciado, me parece propio de un ladrón que ansía ser admirado por aquello que ha sustraído y vanagloriarse en lo que puede obtener de su venta – escupió con desprecio, no conocías de famoso Arlequín más de lo leído en los titulares de la prensa y solo con eso ya despreciaba al hombre. Tomo aire y lo dejo salir sonoramente por la nariz antes de erguirse y dar un paso hacía el grupo, sin alejarse demasiado de su puesto de vigía – ajá...a ver nos separan unas cuatro o cinco horas de Venecia en tren, eso sin contra que habrá que conseguir los materiales y por lo que a mi respecta no veo problema en que lo intentéis pero estoy más que seguro que ese Arlequín tendrá alguna manera de averiguar si las máscaras son auténticas o no...también podríamos tratar de hacernos con alguna en la propia Venecia, seguro que en las cercanías de la Isla de San Jorge podemos localizar a otros invitados pero personalmente no pienso arriesgar en bienestar de ninguno de los presentes en hacer una replica apurada

Cruzando los brazos frente al cuerpo llevó una de sus manos al rostro, acariciando su creciente barba algo frustrado por lo que veía que se les venía encima.

Anne, como era habitual en ella sobre todo cuando se trataban ciertas temas, se mantuvo silenciosa y expectante, aunque intentaba no perder detalle de todo lo que se estaba hablando en aquella habitación. Eran muchas las cosas que no le estaban quedando claras, algunas se imaginaba que ya las habría contado en su casa a Rick y a Madelaine, y otras le sonaban lo suficientemente extrañas como para recelar de ellas. Pero Anne era así normalmente, una persona recelosa y desconfiada por naturaleza.

—Disculpe Theresa —comenzó a decir en tono suave pero firme—, ni David, ni Hans ni yo hemos estado presentes en la conversación que ha mantenido con nuestros compañeros así que quizás vaya a hacer algún comentario al cual ya haya dado respuesta.

Podía molestarse cuando le hiciera la pregunta que tenía en mente, ya que insistía un poco en el tema de la relación con Zimmer que tanto parecía esquivar. Por otra parte a Anne la había sorprendido bastante lo que la mujer había dicho sobre su esporádica colaboración con Sir Archer. ¿Por qué el padre de Madeleine no les había hablado en ningún momento de Theresa?

—¿Quiénes son sus superiores de los que habla y qué tipo de colaboración ha mantenido con Sir Archer? —Quizás fuera demasiado directa con sus preguntas pero tampoco había mucho tiempo que perder y lo que Anne no tenía pensado hacer era confiar ciegamente en la mujer—. Por otra parte y a pesar de ser un tema del que no le gusta hablar creo conveniente que nos aclare más su relación con su padre. Tenga en cuenta que no podemos confiar en usted tan ciegamente siendo su padre quien es y, sobre todo, después de haber visto fotografías —en ningún momento comentó que sólo habían visto una y que había sido precisamente esa la que les había dado la pista para descubrirla, aunque Anne desconocía si ese punto lo habrían comentado Rick o Madeleine en la charla previa con Theresa— en las que se la ve muy cariñosa con su padre, dando a entender que la relación que los unía era cariñosa y de confianza.

Theresa sonrió:

Me alegra sentir que tenéis tantas ganas de ir a esa subasta, es una pena que no sea tan fáciles de conseguir unas máscaras para una subasta de obras de arte antiguo robadas.- Dijo con ironía. - No creo que sea fácil duplicarla y no quiero ni imaginar la reacción de los hombres del Arlequín si descubren el engaño, además no hay mucho tiempo para hacerla. De todas formas hay otras formas de acceder al recinto, la isla de San Jorge es pequeña pero no inexpugnable, además seguramente centren la vigilancia en la sala donde se hará la subasta.-

Hizo una breve pausa reflexiva para seguir:

-Yo creo que el Arlequín no busca gloria, solo riqueza, pero cierto es que a la banda le gustan los golpes grandes. Si insistís en hacer la máscara no podré impedíroslo pero aseguraos de que servirá. Lo cierto es que debemos prepararnos para partir, una vez allí yo me separaré para no levantar sospechas, los que vayais sin máscara deberíais ir de incógnito y vigilar, si hay alemanes, y los habrá, la cosa podría complicarse.

Theresa frunció el ceño cuando Anne Sophie habló:

-No se de que fotografías habla pero no creo que tenga que dar explicaciones a ninguna desconocida sobre la relación con mi padre, pero si no ha quedado claro no le tengo demasiado cariño.- La misma Theresa había dejado entrever, por comentarios anteriores, que su padre la utilizaba e incluso que, de algún modo, le había provocado esa ceguera, es posible que delante de él actuara de una manera y por detrás de otra. -Solo pido que me acompañen a la subasta, temo por mi seguridad pero hemos de hacernos con la profecía y evitar que caiga en manos de los nazis.-

Se incorporó:

-Se hace tarde, tomen las decisiones que deban pero hemos de partir ipso facto a Venecia, recuerden llevar el dinero, no sabemos cuanto podrá subir la puja.-

-Comprendo-dijo David, algo contrariado por las evidentes dificultades para llevar a cabo las réplicas-Siendo así, creo que debemos descartar la idea de replicar la máscara. A no ser que Madeleine y el Profesor Von Wagner se sientan capaces de llevarlo a cabo. Supongo que de los presentes, el más cualificado para asistir a esa subasta, dado que la máscara es para un varón y teniendo en cuenta sus conocimientos, es el profesor. El resto podríamos intentar buscar una forma de colarnos en la isla sin ser detectados para actuar si los planes se tuercen.

-sea quien sea el que lleve la máscara de nosotros – intervino tras David, dejando claro que la decisión debía ser de Hans el portar o no la máscara – esta claro que esa persona sera un objetivo...el resto deberemos movernos con sutileza por la ciudad, así que recomiendo – dejo escapar el aire de manera sonora por la nariz – procurarnos un atuendo adecuado para pasar desapercibidos entre los que estén celebrando el carnaval o al menos mascaras típicas...Theresa, imagino que el acceso a la isla ese día estará restringido ¿dispondrá de un bote en algún punto para que la recojan? - sí Arlequín se había tomado tantas molestias, incluyendo la exclusión de los perros de la mujer, para el estaría claro que alguno de sus hombres la recogería para llevarla a la isla – si es así y si sus hombres por un casual llevan máscaras, tendíamos la posibilidad de ocupar su lugar...de no ser así deberemos ser discretos...hacernos con una motora para alcanzar con discreción la isla no será un obstáculo, no ser detectados ya sera otro asunto, espero que tengamos un mínimo de tiempo para hacernos con algún plano de la isla – o que el club tenga uno pensó para sí por un breve instante – sea como fuere no podemos quedarnos aquí más tiempo como bien dice Theresa, vayamos al tren y allí podremos organizar todo y descansar, pues no hará falta ¿están de acuerdo? - dio un nuevo vistazo por la ventana a la espera de una respuesta

Veía demasiadas complicaciones. Demasiadas variables quedaban abiertas, lo que les podría suponer que les descubrieran y se acabara todo. En realidad, lo que más le fastidiaba era tener que ceder el puesto para que Hans se pusiera la máscara. Aun con todo, se tragó las ganas de replicar. Era absurdo que una mujer llevara la máscara cuando tenían hombres suficientes para portarla. - Si, bien, si Hans está de acuerdo, él será la opción más segura – dijo intentando parecer del todo imparcial.

Respecto a introducirse de incógnito en la isla, no terminaba de verlo claro – Aún si pudiéramos arrebatarles las máscara a los guardias que escolten a Theresa, quizás que al llegar tengamos que hacer algún tipo de verificación o protocolo… - dijo farfullando, más para ella que para el resto de sus compañeros. No era del todo mala idea, solo quizás demasiado arriesgada. – Deberíamos intentar informarnos al máximo durante el trayecto  - propuso, desechando ya por completo la idea de simular más máscaras – necesitaríamos un plano de la isla, información sobre los pujadores y sobre Arlequín– propuso en voz alta, quizás Theresa pudiera ofrecerles algún tipo de información útil antes de emprender aquella locura.

-Madeleine...- llamó a la mujer desde su puesto de vigilancia, junto a la ventana, con una idea en su cabeza – tus colegas – insinuó mirándola directa a los ojos, sabiendo ella perfectamente a que ser refería con el tono utilizado - ¿no podrían ellos obtener los planos de la isla y quizá información sobre el Arlequín? Si es un ladrón tan conocido tendrá cierto modus operandi para vender las piezas obtenidas, puede que hasta clientes habituales

Permaneció mirando el rostro de la joven más tiempo del debido antes de volver a mirar a al exterior meditabundo.

Anne Sophie se cruzó de brazos al escuchar las palabras de Theresa aún reacia a confiar plenamente en ella. Pero no siguió insistiendo en el tema de la relación con su padre ya que veía que sólo complicaría las cosas, incluso podría perjudicarlos en esa nueva aventura que estaban a punto de emprender.

Pero fue la propuesta de ser Hans el que asistiera a la subasta con la máscara lo que puso en tensión a Anne. A pesar de reconocer que esa era probablemente la mejor opción, dejar sin protección al joven era lo último que tenía pensado hacer la guardaespaldas. No podía consentir que Hans se metiera en medio del peligro sin tener a alguien que lo respaldara, era un riesgo que Anne no estaba dispuesta a correr.

—Tenéis razón. Será mejor que volvamos al tren para planificar bien la estrategia a seguir —era consciente que tenían que planear muy bien lo que iban a hacer pues muchas cosas eran las que estaban en juego—. Tendremos que colarnos de alguna forma, no sólo en la isla sino también en el recinto de la subasta. No voy a permitir que el profesor Von Wagner se meta solo en la boca del lobo sin protección alguna —durante un segundo centró su atención también en la hija de Zimmer—, ni Theresa tampoco —aunque en este caso era más por una cuestión de mantenerla vigilada que de protegerla.

Ciertamente el plan tenía poca consistencia. No se podían permitir dejar ningún detalle al improviso. Por eso era evidente que un mapa les vendría muy bien para prepararse. 

-Sincéramente, creo que más expuestos estemos los que nos colemos furtivamente en la fiesta que quienes hagan lo que se supone que se espera de ellos-dijo David-Y por supuesto, nuestra función primordial será la de velar por la seguridad que quienes estén en la fiesta. Respecto al mapa, se trata de una isla de interés turístico ¿no es así?¿No es posible que se puedan adquirir mapas en alguna tienda local o incluso en la estación de tren? Pregunto. 

Las preocupaciones de David iban más bien por otro lado. ¿Cómo harían para pasar desapercibidos y ocultarse?¿Una simple máscara veneciana les excusaría de estar donde no debían?¿Qué harían si les descubrían?¿De qué modo se enterarían de lo que sucedía en el interior de la fiesta?...eran cuestiones que estaban muy verdes aún y a las que no encontraba fácil solución. 
 

Theresa escucha vuestras ideas y reacciona en cuanto mencionáis el mapa:

-¿Un mapa?, ¡claro!, tengo uno, la verdad es que de poco me va a servir- Theresa saca de un pequeño bolso un papel que desdobla dejando ver un sencillo mapa de la Isla de San Jorge. -Se que la subasta se celebrara en el claustro del convento, además hay un posible acceso alternativo a la isla a través de un embarcadero privado, solo necesitarían alquilar una embarcación. Ahora estudien las opciones pero hemos de preparanos para tomar el tren y salir sin más dilación.

Haced clic en el mapa para agrandarlo.

La existencia de un mapa capto la atención del guardaespaldas, quien cruzo la habitación en un visto y no visto, abandonando su vigilancia en la ventana para poder dar un vistazo al plano.

-esta usted llena de sorpresa Theresa – parecía que el hombre había decidido tutear a la hija de Zimmer, cuál era la intención en ello era algo desconocido hasta para él - ¿en el claustro dice?...mmmm...- su mirada se movió por el plano localizando los distintos lugares estratégicos que podrían ser utilizados – ya veo...sin duda la seguridad estarán centrada en el embarcadero principal y en el claustro, quizá eso nos de la oportunidad para aproximarnos por el lado contrario de la isla como sugiera Theresa – explico señalando con el dedo los distintos puntos – si, el embarcadero privado – añadió señalando donde se encontraba – tan solo tendríamos que cruzar los jardines y dar con una manera de entrar en el claustro, luego sería cuestión de encontrar la sala en la que se llevara a cabo...

Seguía sin gustarle la idea de dejar a Theresa y Hans solos ante el enemigo, si los nazis iban a estar allí y ansiaban tanto el conseguir aquella profecía, todos, sin distinción, serían un objetivo.

-para mi esta bastante claro lo que debemos hacer, deberíamos partir hacia la estación y partir de inmediato, por el camino podremos conseguir más información y perfilar el plan pero no podemos perder más tiempo aquí ¿están de acuerdo?

-Totalmente-dijo David-El único problema que le veo es que no todos somos hábiles escondiéndonos. Necesitamos encontrar la forma de llegar hasta nuestro objetivo sin llamar la atención. Porque llegar sin que nos vean, va a ser complicado. En cualquier caso, supongo que es algo que no podremos saber hasta que estemos allí. Venga, no nos demoremos más. 

Cuando Theresa desplegó el mapa, Anne se acercó a ella para ver cómo era la zona, imitando de esa forma a Rick que había pensado lo mismo que ella. Observando el plano sobre el hombro de Lobo, la mujer iba calculando mentalmente cuánto podrían tardar en llegar al claustro una vez consiguieran poner pie en la isla, teniendo en cuenta que la vigilancia sería muy alta además de que los alemanes andarían por allí también.

—Creo que es la mejor, y casi única, solución. Podemos agenciarnos de alguna motora y llegar a ese embarcadero —se movió para situar su dedo sobre la zona de la que hablaba—. Una vez allí habrá que ver qué tipo de vigilancia tienen, cuántos son e intentar como sea acercarnos al claustro.

Era algo bastante obvio, pero poco más podían hacer si no querían dejar solos a Theresa y a Hans, y Anne seguía sin estar convencida de dejar sin protección al joven erudito.

—Vayámonos entonces, aún tenemos cosas que ultimar —dijo, dando media vuelta y dirigiéndose hacia la puerta.

Echó un vistazo a Hans preocupada, últimamente se mostraba tan callado, tan encerrado en sí mismo que Anne tenía miedo que toda aquella aventura fuera demasiado para él y que acabara afectando a su salud mental.