Partida Rol por web

En la zona sur de la calle State St se sitúan varios club de renombre como el Succubus club, The cave… y junto a ellos varios cines X, los miembros más conservadores del ayuntamiento han amenazado en muchas ocasiones con remodelar la calle State y eliminar “esta mancha de libertinaje y indecencia”. Cerca del local hay un aparcamiento privado decente donde dejar resguardos los vehículos a cambio de algo de calderilla.

El Succubus club es un antiguo almacén remodelado, su aspecto exterior es industria: un cartel de neón rojo os da la bienvenida, en las puertas de acero no hay ningún portero que os impida la entrada. Entráis libremente al interior del local que os recibe con una brisa de aire calido y una canción de The Cult.

Tras pasar las puertas de entrada os encontráis en un enorme espacio cubierto, el techo del antiguo almacén se alza a varios metros sobre vuestras cabezas de él cuelgan innumerables plataformas y andamios donde se sitúan: altavoces, focos, lámparas, ventiladores e incluso alguna gogotera con forma de jaula para pájaros. La estancia está compuesta por una gran pista central con barias mesas distribuidas en sus extremos; en las paredes laterales que quedan ha izquierda y derecha según se entra hay dos barras con un camarero cada una; el resto del espacio cercano a las paredes lo componen varios reservados, con una mesa y dos sofás de cuero negro cada uno; también hay barias puertas, pero todas ellas están cerradas.

El local está prácticamente vacío. En la pista de baile uno “punkaras” de aspecto estrambótico: chalecos de cuero, clavos, piercing, cadenas y crestas de colores; bailan frenéticamente sin seguir el ritmo de la canción, su movimientos son rápidos y desacompasados, su forma de bailar parece mas una pelea donde las patada y empujones están bien visto. En la zona de los reservados que rodea la pista de baile, solo tres están ocupados: una grupo de chicas góticas, un grupo de roqueros de la vieja escuela con camisetas de Iron Maiden, AC/DC…; y los parroquianos más extraños de todos, una mesa ocupada por cuatro tipos perfectamente trajeados.

Joder... Masculló James al ver el lugar. Vaya mierda de música dijo apesadumbrado. Era difícil encontrar un local de su gusto en Gary y esta vez tampoco había tenido suerte. Se dirigió a una de las barras y pidió un chupito para pasar lo más desapercivido posible, teniendo en cuenta que era un raperillo entre góticos, heavys, punkarras y... personas raras.

La verdad no se quien os ha recomendado este bar pero no sabemos donde nos estamos metiendo.

Esta clara que alguno de los hombres trajeados es un vampiro o tiene contactos con alguno, porque es la única explicación posible a que no hayan recibido ya una paliza. Pero no llegas a identificar cual de los hombres trajeados es el macho “alfa”.

Las góticas y los roqueros son los que mejor encajan en el local y ninguno de ello parece tener un comportamiento extraño que indique que sean no muertos. Respiras aliviado al comprobar que entre las góticas no se encuentra la “maga gótica” que acompañaba a Wilerius.

Pero el que más te llama la atención de todos es uno de los punkaras, el que tiene el aspecto más extravagante. Es sorprendente que entre todos los brincos, empujones y saltos, combinado con el calor de los focos no esté sudando, como lo están haciendo sus compañeros de fiesta.

Concentras tu sangre el nos ojos para poder percibir la emanaciones de energía de los cuerpos, todas las auras son de colores cálidos, lo que indica alegría y despreocupación. Pero eso no es lo que te interesa, lo que buscas son las auras pálidas, que brillan con poca intensidad debido a que el cuerpo del que provienen esta muerto. En el local solo hay dos auras de este tipo. Una procedente de uno de los punkarras, y otra procedente de uno de los hombres trajeados.

Al entrar el grafitero critica la música, pero a Reese no le disgusta, soporta casi toda. Su atento escrutinio se centra inmediatamente en las chicas góticas, ordenándolas mentalmente de la más atractiva a la menos agraciada.

Se acerca a la barra también a pedirse una cerveza. Los de la pista de baile parecen sacados de uno de esos griteríos brujah tan famosos a los que aun no ha tenido el privilegio de asistir. ¿Habrá muchos más de su clan por aquí? ¿Podrá comparar las historias que le cuenten con las de su sire? Lo de la gran guerra de Cartago es evidentemente un cuento chino, allí no ha vivido nunca casi nadie.*

 A lo mejor lo pasan bien, piensa mientras da el primer trago. La vida de un vampiro puede ser más divertida en una ciudad poblada en condiciones, no como su “cutregary”.  

Sebastian entro en el sitio sin mayores preambulos, apenas hizo caso a sus compañeros de viaje con sus quejas, habían entrado por una razón. El vastago fue hacia el camarero y le indicó que se acercara a el con el indice y el corazón.

-estoy buscando a unos "amigos especiales" ¿donde están?-dijo mientras echaba un vistazo alrededor

James miraba fijamente a todos los presentes, depués de que Sebastian le preguntara al camarero, se apartó de la barra y se dirigió al grupo de punkarras, en concreto empezó a hablar con uno de aspecto realmente extravagante.

James se acercó al punkarra "sin sudores" y le dio un leve toque en el hombre para que supiera, entre todo el ruido del local, que le iba a hablar.

Em... hola, tío, soy James. Soy nuevo en la ciudad y necesitaba un poco de guía. Teníamos que hablar con un... principito. No sé si me entiendes.

Llegamos por fin al bar en Chicago y lo que veo ahí dentro es bastante Dantesco. No por la gente que hay bailando, los punkarras no me importaban en absoluto, se estaban divirtiendo, pero la mezcla de estatus sociales que había en el local era llamativa. Me acerqué a la barra y me apoye de espaldas, esperando poder descubrir cual de los grupos, o qué persona es la que he venido a buscar. Probablemente el quid de la cuestión esté en la bebida que tengan encima de la mesa. Si es oscura, tipo vino, probablemente sea sangre, me acercaría a comprobarlo, de la misma manera si no toman nada durante mucho rato en la noche, significaría que aquí no sirven sangre, algo que es bastante normal. Aunque las prisas de mis compañeros llamaban la atención lo suficiente como para que todo cainita en el bar se sintiera amenazado.

El punkarra te mira de arriba abajo, claramente está usando algún “truco” de vampiro. ¡Hombre hermano! Yo soy Gengis. Dice con entusiasmo, mientras te aprieta la mano con efusividad. ¿Busca a ese vejestorio? Para que quieres hablar con él, es como todos los antiguos un amargado que quiere usarnos como piezas de ajedrez en su gran partida…. ¿no eres de por aquí, verdad?

Sebastián, Resse y Thomas se acercan a la barra, Resse se pide una cerveza y solo Sebastián habla con el camarero, un chico que viste discreto con unos pantalones y camiseta negra. El chico parece se extraña ante la pregunta y solo contesta con: ¿Qué le sirvo?

Marcus continúa cerca de la puerta mirando la sala sin hacer nada, y solo James parece haber tomado la iniciativa y haberse lanzado a hablar con uno de los punkarras. La música está muy alta y no se escucha que están hablando, solo se ve como el punkarra le agita efusivamente la mano a modo de saludo.

Hay dos cosas que te llaman mucho la atención, una es que el pukarra con el que está hablando James, después de todos los saltos, empujones y piruetas que ha hecho en la pista de baile, no este sudando nada. La otra es la presencia de los hombres trajeados. ¿Qué pintan en este bar? Esta claro uno de los hombres trajeados es un vampiro, porque es la única explicación posible a que no hayan recibido ya una paliza. El otro punto que refuerza la hipótesis de que uno de los hombres del reservado es un vampiro son las matemáticas, hay cuatro hombres casi borrachos en el reservado y solo tres copas.

Te fijas en la fisiología de cada uno de los presentes en el local. Todos parecen normales salvo dos, el punky que hablar con James. Es sorprendente como ha aguantado todo el ejercicio de bailar y saltar sin sudar nada. El otro es uno de los hombres trajeados, las matemáticas no fallan: cuatro hombres medio borrachos en un reservado y solo tres copas, solo hay que fijarse un poco para saber cuál es el que no bebe.

Que va, tronco, vengo de Gary. Como tú dices vengo a que me maneje ese antiguo por orden de otro antiguo... es triste pero creo que no tengo elección. La verdad es que he puesto tan poco interés en el asunto que ni siquiera me he molestado en averiguar dónde encontrar un... Elíseo o donde hablar con el principito. James sonrió a Gengis, al principio esperaba una mala contestación, pero le alegraba la cercanía.

En el reservado hay cinco chichas góticas, rápidamente las clasificas: una podría ser tu prima Elis, aquella que no entraba por la puerta del tractor pero con cuatro días sin dormir y una generosa capa de maquillaje; a su lado esta una chica alta muy delgada; dos chicas normales pero que con el maquillaje y la ropa ganan mucho y finalmente la que destaca sobre las demás.

Has estado mirándolas un buen rato sin disimulo y ellas se han dado cuenta de ello, ahora son ellas las que te miran con descaro, incluso la chica que se parece a tu prima Elis se ha girado en el sillón para verte mejor.

Viendo lo que hacen mis compañeros me acerco al grupo de los trajeados y más concretamente al que reconozco como vampiro.

Buenas noches perdone que le moleste pero soy nuevo en la ciudad y buscaba algo de información, perdone soy un maleducado me llamo Marcus.

Sebastian se fue hacia el reservado donde estaban los hombres trageados no sin antes hacerse notar entre las góticas con sus artes venusianas

-hola...acabo de llegar a la ciudad, tengo que ver a una persona imporante y no se donde encontrarla, pero me han dicho que aquí alguien podría ayudarme. 

Justo cuando se pone en marcha Sebastian para ir a la mesa de hombres trajeados, Marcus se adelantado. Marcus se dirige concretamente a uno de los cuatro hombres.

El hombre mira a Marcus con curiosidad y de una pata empuja a su compañero de sofá tirándolo al suelo, el hombre se levanta con intención y volver a ocupar su sitio. Emm, emmm tu, esto Ralf, no ves que tenemos invitados, acomódate junto a tus amigos. Entonces Ralf, el hombre al que acaban de desalojar de su sitio de una pata, se sienta apretujado en junto a sus otros dos compañeros en el otro sofá del reservado. El vampiro da unas palmaditas en el hueco que acaba de dejar Ralf. Siéntate Marcus. Su voz suena pastosa por el efecto del alcohol. Mi nombre es Sir Henry Johnson,   aunque todos me llaman simplemente “Sir”. ¿Qué te trae a esta gloriosa ciudad?

En ese momento también llega Sebastian hasta la mesa y se presenta, Sebastian, siéntate tú también. El hueco que queda en el sofá es pequeño pero entráis los tres. Creo que hoy va a ser una gran velada.