Partida Rol por web

En arco una ceja, la verdad que esperaba, al menos, un intento de rebatir mis palabras. Lo último que me esperaba era el asentimiento sistemático de los presentes. Las palabras de Sebastián hizo que lo mirase con una mezcla de odio y duda durante unos segundos. Pensé bien mis palabras mientras le mantenía la mirada.
-No recuerdo el clan al que pertenezco, tengo alguna idea pero no lo se con certeza, no he estado asentado en ninguna ciudad demasiado tiempo, pero vengo de la costa oeste, y no, no puedo contar nada de mi vida. Simplemente no lo recuerdo. La verdad es que quedé amnésico hace unos años y aún no me ha vuelto la memoria.
Espero que con eso valga, porque poco más puedo comentar. Ante la última pregunta espero unos segundos antes de contestar.
-Tendrás la oportunidad de comprobarlo por ti mismo, no soy muy dado a hablar de mismo y de mis habilidades, la apreciación de uno mismo siempre suele ser tergiversada por la alta estima que nos tenemos. Pero si te diré que prefiero más las armas cortas y un buen plan que parapetarme detrás de un edificio con munición casi ilimitada. -Les miro a todos los presentes. -En cuanto entregues esa carta pasaremos a ser los recaderos del príncipe de chicago, en el mejor de los casos, confío en que el bombón rubio que se lo podió al principito de Gary tenga un plan para nosotros, me parecería extraño que nos matasen en el acto por mucho insulto que lleve esa carta, pero doy por hecho que nos pondrán en muchas situaciones que nos acerquen a ella. Ahora, si no es molestia, en vez de indignaos, aceptarlo o cuchichear como críos, ¿me podéis hablar un poco de vosotros y así hacer un esfuerzo por entender qué pasó en la fiesta? Es algo que merezco por haber sido arrastrado de esta forma, ¿no creéis?

El nuevo miembro de la pandilla había entrado por la puerta grande en el grupo diciendo unas cuantas “verdades” sobre los  veteranos. ¿Estaría en lo cierto el motero? Ninguno de los aludidos se sintió ofendido por lo dicho, salvo James que se movió incomodo en el sofá. Rápidamente Sebastián tomo la iniciativa y dándole la vuelta a la tortilla, e iniciando el interrogatorio de Thomas.

En ese momento un taxi, paro enfrente de la cafetería. Del vehículo bajo el último miembro del grupo, el solitario Marcus, que haciendo honor a su fama volvía a llegar tarde a la reunión.

Nada más levantarte tienes que hacer frente a unos pedidos de la tienda, poca cosa: un par de figurillas de evangelion, una maqueta de la nave Enterprise, unos tomos de One piece…. Pero todo ello te lleva una hora y cuando quieres acordarte, no has llamado a James y encima llegas tarde a la reunión.

El taxi te lleva hasta una gasolinera bastante grande y bien iluminada. Es uno de los puntos de repostaje para aquellos que recorren la Interestatal 90, la autopista que une de costa a costa Estados Unidos. El tráfico de coches y camines es continuo y los operarios se esfuerzan por dar servicio a todos.

Sebastian escuchó con paciencia la explicación del motero sin prestar atención a la llegada de Marcus, aunque no pudo evitar chasquear la lengua de exasperación cuando la conversación se torno en una disputa demagógica. 

-lamento su perdida...-dijo con sinceridad-espero que recupere algún día esos conocimientos, pero no me malentienda, quiero saber sus habilidades para utilizarlo lo mejor posible...para la supervivencia común.

El vastago trajeado empezó a ver mas allá de las palabras del tipo duro: Lodin necesita que le hagan un recado y su gobierno no esta para mensajeros...así que que mejor forma de demostrar su autoridad que "pidiendo" a un vasallo subditos para evitar bajas...de esa forma si alguien muere a el no le perjudica para nada.

Ante la pulla del "machote" no pudo evitar sonreír y mirar a Resse con complicidad "James lo hace mejor"

-Bien...supongo que ahora es cuando te mostramos nuestro lado "bueno"-dijo apoyandose sobre un pie-te haré un pequeño resumen, llegamos hace 1 semana a Gary, a mi me abrazaron en Chicago y si esa golfilla te parece guapa es que no has visto a mi Sire...pues nada mas llegar conseguimos "La antorcha" es un buen lugar de caza, pasate cuando tengas los bolsillos de color verde...pero eso tenía un precio...proteger a su propietaria de "lo que fuese" la dueña era la chiquilla del príncipe y "lo que fuera" era un mago loco con ansias de poder-el psiquiatra empezo a gesticular con las manos y a poner los ojos en blanco-y no es tan bonito como parece-empezó a contar con los dedos-primero nos mandan un cadaver en el parking + policia y FBI luego el cadaver tenía un demonio o espíritu que vencí gracias a mi voluntad de acero, luego investigando acabamos en casa del Mago y casi nos convierte en cenizas a Resse y a mi, pero nos volvimos a salvar gracias a mi labia-hace un gesto como "soy alucinante"-mas tarde tras proponer varias soluciones "pacificas" al príncipe, nos manda aniquilar al mago y tomar su cabeza como centro de mesa para su fiesta...-osea ¿se puede ser mas hortera?-...Resse se colocó en un tejado y dio muerte al viejo pervertido...-como si se estubiera quitando una espina de la boca-eso me recuerda que tenemos una pequeña putilla conspiradora de la que hacernos cargo.

la mirada de Sebastian de traslado al presente-como puedes ver, estamos bien vistos en esta ciudad, en una semana tenemos un negocio muy lucrativo, el favor de la chiquilla del príncipe y nos a valido a Resse y a mi nuestro "perdón"...en cuanto a mi acto de "niñato" de "quiero ser el rey león" tengo grandes planes para esta ciudad, veo un potencial sin explotar enorme y un príncipe no esta donde debe de estar, simple y llanamente.-el guapito rubio miró al nuevo desafiandolo a poner a prueba sus convicciones, tras unos segundos volvió a la carga. 

En cuanto a nosotros...Resse era y sigue siendo policia de Gary, James es un graff...artista callejero local de cierto renombre y yo...el mejor psiquiatra/psicologo del continente.

...Resse se colocó en un tejado y dio muerte al viejo pervertido...

Reese tuerce el gesto con expresión de culpabilidad, no le gustaba que le recordasen que era un asesino. Solo dura un instante luego vuelve a tener su cara habitual, incluso un poco enfadado.

-El muy bastardo necesitaba sangre cainita, concretamente de la chiquilla del príncipe, para hacer magia, era una dependencia que no se podía tolerar.

Durante toda la charla se asegura de que no haya nada haciendo oreja.

-Hola Markus ¿Qué tal va todo?- se interesa por el último en llegar cuando este llega a la mesa.

Asiento con la cabeza, pero me llama la atención la cara de culpabilidad del policía.
-Lleváis poco tiempo como cainitas, aun estáis con el subidón de las posibilidades de la nueva naturaleza, aunque tú, siendo psiquiatra, psicólogo serás el primero en darte cuenta de que lo que has dejado atrás, la vida humana no está preparada para la eternidad. Será interesante ver cómo reaccionas cuando caigas en ello. Lo calificaría de impagable. ¿Eres un Malkavian? Apostaría por ello, aunque me equivoque sin duda das el perfil. Ya te he dicho mis habilidades antes, seguro que lo deduces si le das un par de vueltas. De todas formas, en esta no vida hay que matar para no morir. Es un juego sucio en el que solo los inteligentes siguen con oportunidades de despertarse una noche más. Si acabaste con el mago estoy seguro de que era necesario. Yo tampoco dudaría a la hora de acabar con alguien si de eso depende mi supervivencia. Con algunos tendría menos remordimientos que con otros, pero al final lo dejaría atrás. Es la letra pequeña del contrato. -miré a Reese con una mirada de comprensión y apoyo.
Me quedé mirando al que venía después de bajar de un taxi. Quizá este no hablase tanto ni se daría tanto autobombo.

Sebastian hizo aspamientos con las manos

-tampoco es para tanto, ¿que es un poco de sangre en comparación con el conocimiento y el poder? yo me ofrecí a darle la mía...pero si...debía morir, ese hombre había perdido demasiadas cosas.

miró al vastago de las conversaciones sofistas con aburrimiento-buena postura pero tu enfoque es erroneo...tienes la eternidad para convertirte en un ser perfecto, potenciar tus habilidades, disciplinas ser lo que siempre has querido...¿el precio? ¡la sed insaciable!-ante su comentario de Clan-no pertenezco al clan de la Luna-sonrie-seguro...si la recompensa merece el riesgo la tomo, y rara vez me e equivocado en mis decisiones-dijo con total confianza, mientras volteaba la cabeza hacia el recien llegado

-bueno...yo tengo un biplaza...¿quien de los dos moteros super duros llevara paquete esta noche?-pregunto en tono socarron.

Jodeeeer... terminó mascullando James después de los grandes excursos de sus compañeros. Estaba hastiado de tanta palabrería, aunque le hacía gracia que ya no fuera el centro de las incisivas palabras de Sebastian.

-Hola Markus ¿Qué tal va todo?- se interesa por el último en llegar cuando este llega a la mesa.

 Con la pregunta de Reese, James intentó ayudar a desviar el tema haciendo caso omiso de la conversación que ya hacía rato que no le prestaba atención: Sí, tío. ¿Qué ha sido de tu vida? Yo ya te daba por... re-muerto...

Hola a todos, veo que hay un nuevo en el grupo, hola y bienvenido espero que te encuentres cómodo en esta casa de locos. Respecto a noche la verdad la fiesta me estaba hastiando así que decidí alejarme, con los moteros hubo suerte la antorcha sobrevivió sin problemas salvo por una pequeña pelea pero nada grave.

Pero por lo poco que he oído al llegar ¿que ha pasado cuando me marche ? y Sebastian tan prepopente como siempre, un día te matará pero ten en cuenta que estarás solo como sigas por este camino y espero la respuesta del psicólogo, sabiendo que no será capaz de callarse y dar una réplica.

Sebastian se tomo el comentario de Marcus como un alago a su genialidad

-tengo mucho por aprender-se encogió de hombros-pero cada noche es una experiencia extrema

Niego con la cabeza.
¿Un ser perfecto?
-Bien, pues te queda trabajo por delante.
Dejé de prestarle atención para escuchar al recién llegado. Su afirmación la comparto, lo que me extraña es que pueda seguir dando su opinión después de escuchar algunas de ellas. Pero mejor no darle importancia. Miré a Markus y le saludé.
-Si, soy nuevo en vuestro grupo, tuve la mala suerte de cruzarme en el camino cuando a la gente le dio por tener aspiraciones principescas irrefrenables. Me llamo Tomás Marshall.
Asiento con la cabeza en su dirección.
-El artista urbano está muy contento de tu vuelta, no le importará llevarte. ¿Donde nos reunimos al entrar en Chicago?
Cuando digan el lugar me despido y me marcho con la moto.

Hasta un niño se daría cuenta de que Thomas oculta algo, seguramente relacionado con su clan y con su origen. Aunque haya tratado de dar la impresión “vampiro viejo y sabio”, actúa como un neonato, esto no impide que tenga más años como vampiro que tu, simplemente es que no ha madurado en esos años. También te has figado en su forma de actuar: siempre atento, vigilado todas las puertas y ventanas; prestando atención a todos los movimientos y sonidos… podría haber sido un policía o un detective, pero su comportamiento es mucho más profesional, fluido y estandarizado. Todo ello indica que ha sido militar, y como todo militar será un zoquete en la diplomacia, han sido adiestrados para obedecer órdenes no para pensar y razonar. Solo hace falta saber cómo darle las ordenes.

La amistad no era lo que había unido al extraño grupo de viajeros en una cafetería de carretera, tampoco lo había sido la necesidad de compañía, la verdadera razón de la reunión era la misión de Mordius. La conversación estaba siendo “correcta”, en el ambiente se olía cierto resquemor y muchas preguntas habían quedado sin responder. La llegada de Marcus había suavizado un poco la charla.

Los asientos para el viaje a Chicago ya habían sido repartidos: Resse iría en el lujoso coche de Sebastian, Marcus en la moto de James y Thomas iría solo en su moto. También estaba la posibilidad de coger un Taxi, aunque esto iba a salir un poco caro, o usar el trasporte publico. Pero un viaje no se puede concluir sin un destino y Chicago no es una ciudad pequeña, con una extensión de 600 km uno se podría pasarse toda una vida caminando sin encontrar lo que busca. ¿Dónde ir? Mordius no había mencionado donde encontrar al príncipe, ni siquiera había mencionado cuales eran los Elíseos de la gran ciudad. Solo Lucian nombro un sitio donde poder encontrara vampiros: “El Succubus Club” un local de la calle State, en la zona sur de la ciudad.

Recuerdas muy poco de tus primeros meses en la ciudad del viento junto a tu sire, Mariane se preocupo mucho de mantenerte escondido hasta que tu situación se “legalizara”. Tenía su lógica, sería muy sospechoso que una Vampiresa se paseara acompañada de una neonato al que nadie conoce y que nadie sabe de donde a salida. Tampoco te preocupaste por conocer donde estaban los Elisios de la ciudad en ese momento era mucho más interesante aprender a manejar tus poderes.

Aunque pasaste varios años con sire en Chicago, Carmilla nunca se preocupo por indicarte cual de los museos a los que entrabas, galería de arte o bar eran considerados Elíseos, en esos momentos estabas mas preocuparte por servirla a ella y de contemplar la belleza de las obras de arte que en saber en qué lugar podrías encontrar vampiros o donde se reunía el príncipe, al cual nunca llegaste a ver.

-El artista urbano está muy contento de tu vuelta, no le importará llevarte. ¿Donde nos reunimos al entrar en Chicago?

-¡No!-dice Reese con un tono más alto del que debiera que llama la atención de algunos otros clientes. Espera unos segundos y baja la voz para que cada cual vuelva a centrarse en sus cosas y vuelvan a ignorarles. –James llevara a Markus si le sale de los cojones, y si no nos vamos en tren, no pasa nada. Pero no voy a tolerar que nadie -no puede evitar mirar de soslayo a Sebastian- organice el grupo atropellando a la gente. No tengo muy claro como se supone que funciona una cuadrilla, pero no va a ser por jerarquía ni a golpe de orden, disponiendo de las motos, las casas y las vidas de los demás. Y me gustaría que eso quede muy claro aquí y ahora, porque si no cojo un tren a otro estado y que le den por culo a Gary, Chicago y la madre que los trajo a todos.

Sebastian se puso de forma que quedara como el centro de atención de todos y con voz conciliadora comenzó su charla

-Resse aquí nadie esta discriminando a nadie...-comenzó a decir-a habido un fallo y es que los únicos que tenemos coche somos tu y yo, el negrito y el Actión Man van en moto, Marcus...¡No tiene nada! la solución es:

1. que James lleve a Marcus
2. cojas el coche y te lo lleves tu
3. que los chulo-putas de las motos las dejen aquí y nos vallamos todos en los coches, desde mi punto de vista es lo mejor...pero a todos nos gusta ir a nuestra bola así que...

movió las manos en forma de circulos cerrando el tema-bien, iremos en convoy al sucubus club y desde allí saltaremos al Elíseo, pongo el GPS y nos vamos-esperó una posible replica por parte de Resse y se fue al coche.

Enarco una ceja al escuchar a los dos.
-Haced el reparto como creáis oportuno, si tenéis problemas como grupo procurad no arrastrar a nadie con vuestras historias. Arreglad vuestra mierda antes de que salpique a alguien que no sea tan colaborativo como yo. Nos vemos allá.

Miro las caras de Resse y Sebastian y me dirijo a James . No se que paso desde que me marche, pero en principio tenemos que ir a Chicago  y alli espero que aclararemos las cosas antes de seguir o lo que vallamos ha hacer podria liarse, si haces el favor de llevarme James.

James ahora estaba realmente feliz, teníauna sonrisa de oreja a oreja, hacía mucho que no le divertía tanto las situaciones que le ofrecía el grupo. Miró a Reese con lo que se podría describir como el cariño de laguien de la calle: sonrisa de medio lado y los ojos estrechados de alegría. Le puso la mano en el hombro de manera respetuosa y asintió contento.

¿Sabes? Cada día me caes mejor y ya empieza a ser difícil que mi respeto por ti aumente, pero no paras de sorprenderme.

Hubo un momento en el que parecía que iba a insultar a Thomas. Se giró hacia él con los labios apretados pero, finalmente, le regaló otra sonrisa. Parecía que no hacía falta estar tan a la defensiva, parecía que había gente que pensaba como él, aunque solo fuera Reese, así que prefirió no seguir cabreado.

Ya irá aprendiendo el nuevito. Es mejor dejarlo Reese.

Después de la intervención amable de Markus volvió a sonreir con los ojos empequeñecidos.

Claro, tío, si me lo pides así hasta me casaré contigo. Y soltó una fuerte carcajada.

Bueno, hoy no me apetece discutir, no sé por qué. Pero noos acostumbréis dijo mirando especialmente a Thomas y a Sebastian Cuando queráis podemos irnos.