Partida Rol por web

Kimber observó todo aquello mientras le de un lingotazo se bebía la copa de champán, luego fue a por un par más, y le dio una a Darcy, su legendario potorro atacaba de nuevo, aunque tuvo que reconocer que aquello le iba a esocer hasta el dia del juicio final. Bueno en peores plazas habían toreado.

Le pasó su copa.

-Eso es Darcy, bien hecho- Le dio unas palmaditas en la espalda y cogió una servilleta de tela, para enjuagarle la frente del incipiente sudor

-Ya está, ya está, luego te presto el bote de vaginesil, aunque te van a hacer falta 7 u 8, pero lo importante es que has aguantado como una campeona, que no se diga-

Como le tocase a ella mandarle un reto a alguna de las dos hermanas...lo del chile en el chichi iba a ser un regalo de navidad, comparado con lo que tenía planeado.

–Gracias, Kimber. Mejor ese que el Chilly protect– dijo cuando hubo dado el último trago a la copa. Nadie le arrebataba su sentido del humor. Después del mal rato, Darcy se sacudió el cabello a lo pelo pantene y se tocó la frente con los dedos. Por increíble que pareciese, su rostro estaba imperturbable y aquel mal rato incluso le había dado algo de rubor a las mejillas. Que durante unos días derritiese todo lo que se metiese por la Darcycueva y mease vapor era otro cantar. La animadora cogió la botella para volver a hacerla girar, pero era tal el ardor corporal que la muchacha tenía que esta se agrieto amenazando con estallar. La cosa no pasó de ahí (afortunadamente no había habido explosiones que acabasen con todos los presentes, algo que sorprendió a la muchacha) y consiguió hacer girar de nuevo la botella que, sorprendentemente, volvió a apuntarla a ella.

–Bueno... vuelvo a elegir reto. –Darcy miró a los ojos a Chennel manteniendo la mierda en el estómago y no dejando traslucir su miedo mirada, fija, sin miedo, nerviosismo ni hostias. Solo paz. ¿El truco? Imaginarse a Kimber y a ella dando una paliza skin a esa zorra mientras Pintapollas les hacía un retrato

Kimber no dijo nada, sabía que aquello iba a ser una putada aún más gorda que lo del chili. Las furcias gemelas eran unas arpías, pero Channel...aquello dolería.

Le pasó el brazo por los hombros a su colega, dándole fuerzas, mientras le susurraba.

-Tranquila, ya serán menos zorras cuando les parta esas perfectas narices a puñetazos-

-Tu aguanta el tirón, que no se diga que las novatas somos flojas- Dijo ahora sí en voz alta.

Estaba realmente divertida y expectante durante el juego, deseando por una parte que la botella me señalara a mí, aunque con algo de reticencia viendo las pruebas y las peguntas que se hacían al ser su turno.

A la orden de Luzbel, me moví como con un resorte y fui a buscar champán para las devoradoras de chichis chili.

Las hermanas estaban también obsesionadas con el sexo, ahora querían chilis en el coño. Estaban obsesionadas de mala manera, no de la buena de follar con guapos y ricos muchachos o dar rienda suelta al sexo lésbico universitario cronológicamente apropiado —Vaya, si me toca poner un reto a Darcy o'Donell— dijo Channel tomando una chispita de Champán —la botella te ha apuntado porque el campo gravitatorio de la GRASA que tienes la atrae, en fin, tengo que ponerte un reto... —era difícil ponérselo. El resto tenían amor propio, pero aquella puta no. Lo había demostrado con sus bragas estúpidas. 

Sacó de un cajón un instrumento. Probablemente sería del juego que tenían las hermanas para sus perritos. 

—Toma este collar de perro, te lo tienes que poner al cuello, tirar otra vez la botella y tienes que dar la vuelta a la hermandad a cuatro patas diciendo "soy una cerda y tengo que adelgazar", a la que le toque, te tiene que llevar de la correa. Y puede darte fustazos en la espalda y en el culo si te retrasas. Le toca pasear a la cerda que lleva perritos calientes en el bolso. 

Igual así, Darcy aprendía. —Eso sí, nada de camisón. En bragas y sujetador. 

De otro cajón sacó una fusta. Eso sí que nadie sabía de donde lo había sacado Channel. ¿Haría equitación?

–¡Oh! Es verdad que tengo más cantidad de cuerpo que tú y que las demás. Se llaman tetas. No todo el mundo tiene el privilegio de tenerlas así de forma natural. Normal que todo orbite a su alrededor. Y gracias por dejar quitarme el camisón, así no se manchará.–

Con un par de saltitos de animadora que hicieron bambolearse lo que Darcy sabía era el objeto de envidia de las presentes, se acercó a recoger el collar y se quedó en paños menores dejando el camisón en manos de Kimber, a quien la guiñó un ojo. Había que mantenerse firme. Nadie se convertía en HOTS llorando por las esquinas. Tampoco haciendo el mongolo (probablemente), pero si conseguía mantener el tipo lo suficiente y aún así no entraba en HOTS, podría pasar a la historia como la que provocó una arruga o una cana a Channel.

–Espero que te toque a ti, Beth. No me digas que no combina con tu look.–añadió como broma amistosa a la otra novata e intentando a la vez sonar repleta de confianza. El pensamiento de que lo mismo el látigo se derretía al tocar al primer nalgazo debido al calor del chili, le daba también ánimos.

La botella comenzó a girar y girar sin parar. Por un momento pareció que se iba a parar delante de Channel, lejos de asustarse, Darcy sonrió...la avergonzaría a base de gemidos de placer... hasta que finalmente...paró delante de....

Beth. Parecía que se había cumplido la profecía de Darcy

El bufón venía a reírse de HOTs, pero el olfato de las veteranas era de perra de presa. Luzbel se relamió observando con deleite cómo la mórbida se metía el chile en las bragas. Se había hecho la dura pidiendo tres minutos pero eso no impresionó a Luzbel. Al contrario. Eso simplemente aumentaría su placer.

Contó los segundos mirando a la cara. El sudor en la frente y todo el cuerpo. Ni pariendo un ternero esa vaca iba a sudar tanto. Luzbel sabía lo que estaba pasando. Ese papo se estaba quemando por simple contacto y seguro que se le iba a quedar renegrío y duro como el potorro de cuero de una momia. A esa le iba a bajar la regla de gratis.

Le vino un olor como a carne churruscada.

-¿Eso que huelo es beicon? -comentó.

Acabó la prueba. En el fondo, Lilith había sido magnánima. Pero Luzbel estaba agredecida y de pronto se fijo en que había estado agarrando la mano de su hermana con fuerza de arpía todo el rato. Casi le dejó la marca de las uñas.

-¡Uys!… perdona hermana -dijo por lo bajini, y le dio un besito to tierno en la mano-. Sana sanita…

Nuggets se ventiló una bebida y parecía sofocada, pero intentó hacerse la dura. Luzbel se sonrió. A una Monroe no se la engaña con facilidad. No en esas cosas. No para el dolor.

...MEN-TI-RO-SA… eso te ha quemado, perra…

-¡Uy, si va de dura! jajaja A mí no me engañas, lista. Te habrá servido de práctica para cuando te marquen como ganado, ¿no? Jajaja qué chispa tengo -esperó unos segundos a que alguna se uniera a las risas.

Cuando pensaba que la fiesta iba a volver a intentar ser una fiesta, va la Nuggets y cae en su propia botella. Otra vez. Emoción, alegría, FIESTA. Le tocaba retar a la mismísima Channel, y Luzbel sabía que eso podía ser diferente. Porque Channel podía ser una hija de puta generosa y, con una novata de nivel medio, permitirse hacer un acto de bondad. Un castiguito menor.

Pero con una que ha venido a HOTS a destruir HOTS y todo lo que representa. Una que es una gorda y se regodea en ello. Una que viene a mancillar el buen nombre de la fraternidad… ahí no. La que viene a destruir debe ser destruida.

El castigo impuesto no estaba mal. Algo de humillación, pero una payasa como aquella podía convertir cualquier humillación en un cachondeo. Había que evitarlo, y se evitaría eligiendo a la castigadora. Podía caer en cualquiera y entonces las novatas se portarían bien. Pero entonces Nuggets HABLÓ.

Luzbel saltó como un resorte que casi le pega una bofetada por insolente, pero se detuvo a mirar con ansiedad a la botella girando, deseando ser ella la portadora de la fusta… pero paró en otra.

-¡Mierda! ¡Mierda! ¡MIERDAAA! -chilló.

Channel escuchó la palabras de Darcy. No se arredraba. Bueno... su cerebro no podría procesar lo que estaba ocurriendo, la grasa le obstruiría, se giró a Beth —Suiciditos... creo que ahora te puedes ganar la entrada en HOTs... —señaló a Darcy— esa cerda me irrita. Ve y dale un paseo... que no olvide. 

La gótica-emo tenía bastantes puntos. Sus bragas y su comportamiento no había sido demasiado malo... ahora sólo tenía que demostrar su fidelidad. 

En el culo de Darcy. 

Tras el espectáculo con los chilis protagonizado por Darcy veo que le vuelve a tocar a ella. Channel no parece dudarlo cuando trae un collar para perro con correa y una fusta. ¿Una de nosotras va a montarla y azotarla?

Con mucho disimulo crucé los dedos, deseando mentalmente que me tocase a mí. Sí, sobre todo después de haberla palpado bien en aquella pelea en el barro por la llave, aunque yo estaba más bien centrada en el contacto.

"Que me toque a mí, que me toque a mí" - deseé mentalmente, con fuerza. Tan fuerte lo deseé que me empezó a doler la cabeza.

- Ay, mi cabeza... - me llevo la mano a la frente, tomo asiento y bebo un sorbo de champán, mientras observo el reto viendo que le ha tocado a Beth montarla y azotarla.

Mientras observo hago un leve movimiento con la cabeza para acomodar mi cabello, ayudándome con la mano que tengo libre.

Una mirada y una sonrisa, demasiado crueles por un momento, que se relajan un poco algo después, ya que recuerdo que la verdadera diana de mi odio es la rubia barriobajera. Darcy sólo tenía la mala suerte de ser amiga de esa marimacho.

- Parece que tienes suerte. - Digo mientras me acerco a ella, con un tono demasiado meloso, quizás. Cojo la fusta y el collar. - ¿Te lo pones tú, o te lo pongo yo?

Aquello se pasaba de madre, era envidia puta pura y dura, y todo tenía un límite aceptable. No iba a dejar que le diesen todos los palos a su amiga, si hacía falta, ella misma les quitaría el palo a esas zorras para varearles el lomo.

-A ver-  Interrumpió Kimber.

-Lo que dice Darcy es cierto- Le agarró las melonas a su amiga

-Esto, que tengo entre mis manos, es lo que le gusta a los hombres, y no chupar silicona, que eso es lo que usan los albañiles, no se pueden negar los hechos, chicas, por mucho que duela-

Y más ancha que pancha se volvió a sentar a su sitio, Darcy ya le había salvado el culo muchas veces, no la iba a quedar tirada...si tuviera allí su navaja...se iban a enterar las putitas aquellas.

Siguiendo las instrucciones de Channel, primero fui a lavarme la polla el miembro que tenía dibujado en la frente. No fue fácil. El eye-liner que uso es waterproof y no salía, pero recurrí al ácido que uso para hacerme los peeling de la cara (ese que pone que hace falta mascarilla y gafas protectoras para usarlo) y con eso salió sin problemas.
Luego me retoqué las cejas pintadas.  Vale que no eran las naturales pero tampoco me podría quejar con el resultado. En una foto parecerían naturales.
Y luego llegó lo difícil porque me habían dicho que echase a los nerds que teníamos pegados a las ventanas pero ¿cómo se hace eso? Porque para librarme de los raritos, en el Instituto se lo decía a uno de los chicos del equipo de baloncesto y listo pero ¿aquí?
Recurro a Internet ("¡Oh fuente de infinita sabiduría!"). Y al final encuentro una sección de consejos de una chica friki reconvertida ("¡¡Oh-di-os-mío!! ¿¿Hay chicas frikis?? Menos mal que esta pobre había visto la luz del fashionismo y abandonado la oscura senda de... esas otras cosas."
Me lo apunto en la mano (soy incapaz de aprenderme esto porque no sé ni lo que significa) y me voy hacia la puerta. Me asomo y, leyendo mi chuleta digo con voz melodiosa, alta y clara

- Chuck Lorre está en el pabellón deportivo haciendo pruebas para reemplazar a Leonard Hofstadter en la nueva temporada. Para que la prueba quede real ha venido Penny. Los que antes lleguen tendrán además un autógrafo de Sheldon Cooper-

Casi no me da tiempo ni a terminar de leer y ya se han largado todos.  Entre lo que tardarán en encontrar el pabellón deportivo y la paliza que le darán los chicos de verdad cuando les vean allí, no creo que puedan volver esta noche.

Sonrío satisfecha y vuelvo al salón. Y me quedo parada en la puerta viendo a Darcy a cuatro patas y a Beth llevándola con una correa. Menos mal que soy una señorita del Sur, si no hubiera soltado un taco de la ostia

La marabunta de nerds y frikis pegados a las ventanas a aquellas horas intempestivas de la noche huyeron en estampida. Hacer de friki gafotas era fácil, pero el poder tentar tetazas de actriz rubia de Hollywood era algo que ni en los sueños más húmedos soñaba cualquier de ellos. El silencio en la casa fue evidente, ya no había nerds al otro la de la pared rascando y pugnando por entrar mientras las desnudaba con la mirada. Ahora estaban solas, para bien o para mal.

Miss Nuggets se hace la fuerte, pobre infeliz. Quizá piensa que con eso aguará nuestro gozo, pero es algo que dista mucho de pasar. Casi me relamo cuando se mete el chili en las bragas y siento cosas palpitar. Quizá sea la mano que mi hermana me agarra con fervor, hincando en mi carne sus uñas, o quizá sean otros derroteros. Pero eso es parte de mi vida privada, hijas de puta marujas.

No puedo evitar reírme de forma demencial cuando la entrepierna de Darcy comienza a humear, como las cenizas aún calientes de la pira donde se ha sacrificado a un hereje por haberse dejado sodomizar por su abuelo con lepra, o eso dice madre. Es entonces cuando me habla mi hermana y reparo en la herida infligida por sus uñas. Sangra un poco, pero la solución que le doy a eso es relamer la herida que luego besa ella. Le sonrio.

- No importa, hermana - le digo de media sonrisa, para volver la atención al desenlace de mi reto. La gorda se hacía la fuerte, pero ciertamente tendría el coño inutilizable durante semanas. Me tengo que volver a reír cuando, al girar la botella, le vuelve a tocar a ella. Esto no podía ser fruto de la casualidad. Sin embargo, el castigo impuesto por la presidente temporal me decepciona un poco... Yo hubiera acabado de mutilar. Quizá poner unas pinzas en sus pezones hubiera sido divertido. Hasta que necrosaran y se cayeran a pedazos, como fruta madura.

La cosa se podía salvar si la gótica hacía bien su labor. La odiaba, pero también le tenía cierto aquel... No sabía como llamarlo. Al fin y al cabo iba a ser mi mejor amiga.

- Venga, tú - llamo así a la gotica, como mucho asco y amor a la vez - A ver que sabes hacer. 

Luzbel había querido empezar la fiesta de pijamas con buen pie, esforzándose como buena anfitriona por hacer que las novatas se sintieran aceptadas. Había sido amable, agradable, nada distante y participativa. ESO NADIE PODÍA NEGARLO. Incluso casi se acordó del nombre de la primera tipa que le puso una copa. ¿Cómo era? ¿Pintamonas? ¿O eso era la otra?

Da igual. La cuestión es que había puesto todo de su parte para que ellas se sintieran cómodas. ¿Y así se lo pagaban? ¿Con un motín? El castigo que impuso Channel era a todas luces insuficiente, blando, impropio de una presidenta en funciones a la que acababan de insultar a la puta cara. Luzbel estuvo tentada de dar un golpe de estado ahí mismo, con el efectivo método de patá en el coño y arrancamiento de extensiones hasta expulsar del hemiciclo de HOTs a la reina demente aquella. Pero respiró un segundo y trató de recuperar la compostura. En un golpe de estado hacen falta aliados, tener controlado al populacho y conseguir apoyos, y Luzbel no estaba segura de tener todo eso ahora mismo.

Respiró y contó para sí misma. Confiaría en que la gótica aquella hiciera el trabajo que se esperaba de ella. Si era chica lista, y tenía medio pie dentro de la fraternidad ya, sabría lo que las veteranas querían.

Pero entonces se oyó una voz de arrabalera. Luzbel ni escuchó lo que decía. Un “a ver, lo que dice blablabla” y nosequé de ubres de vaca. Las palabras eran lo de menos. Lo que le llegó fue el insultante tono de provocación y de desacato a la autoridad que le subió la tensión. Aquellas dos habían venido a la fraternidad con toda la intención de dinamitarla.

- Tú, a callar -le dijo a la rubia-. Si tan amiguitas sois, a lo mejor te gustaría compartir prueba con la bufona. ¿No? ¿O es que a la hora de la verdad la vas a dejar sola? Aquí la lealtad se demuestra.

El ardor de estómago de Luzbel lo confirmaba.

Darcy se sitúa en un espacio de confrontación al liderazgo, haciendo que yo, como dedicada presidenta de HOTs, tenga que manejar con cuidado semejante conflicto social. O eso aparecería en cualquier libro de estilo, porque la realidad es que tenemos una novata subidita e idiota. A la cual puedo destruir.

—Ah, que dices tener tetas... Oprah también las tiene... y un culo casi como el tuyo. Pero no se por qué te digo esto —la voz de Channel era más que pausada, lánguida, incluso cuando la macarra le sigue el juego a su amiga— aquí nadie tiene otra cosa que las que le ha dado la naturaleza, ¿verdad? —miró a las gemelas... ¿podría ser que alguna de ellas...? Bueno, sería su decisión—  y  las tuyas en un par de años estarán mirando hacia abajo, la gravedad es lo que tiene—. Estaba segura que las hermanas estarían que fumaban en pipa, pero al menos se contenían. 

—En fin, ¿quieres darte prisa? —Luzbel tiene por fin una gran idea—. Sí, Darcy, vas a hacer lo mismo con otro collar y otra fusta —Channel miró a Pintapollas y a Ceroceja— ¿Una voluntaria para llevar la correa? O quizá... —Miré a las gemelas—. Y esto no es reto de verdad o reto. Esto es un castigo por insultar a unas hermanas hechas y derechas—. Como si hacerse retoques fuera malo, de todas formas. Aquellas dos no valían para HOTs.

Estábamos esperando para la prueba de Darcy cuando Kim interviene con esa actitud desagradable de barriobajera. Una de las gemelas insinuó que hiciese también el mismo reto, y entonces la presidenta propuso que ambas lo hicieran. En cuanto pidió una voluntaria para Darcy y posó su mirada sobre mí levanté la mano como un resorte.

- Yo lo haría encantada, Channel - dije mostrando incluso entusiasmo.

Espero que opte por mí en vez de por las gemelas, aunque de todos modos, pase lo que pase, lo disfrutaré.