Partida Rol por web

Tras un tiempo prudencial, dejando que Wolsey se lamiese sus heridas y saborease el dolor, Nero volvió a su trabajo. Esta vez fue más metódico y mas frio, sin dejarse llevar por el ánimo encendido de la vez anterior. Iba infligiendo dolor según preguntaba. Le aplicó un poco de adrenalina para que no se desmayase mientras sacaba unos punzones.

-Bueno Wolsito, es tu día de mala suerte, han venido los mandato, supongo que a salvarte, pero ya te digo que no te vas a salvar, porque antes de que te recojan, o bien te pego un tiro en la cabeza, o bien solo recogerán un trozo de carne despedazado, así que comencemos de nuevo con las preguntas-

Cogió unas tenazas, le pellizcó un trozo de carne, y con la otra mano le sajó todo de golpe, haciéndole lo comunmente conocido como 'Una mordida' en el cuádriceps.

-¿Por y para qué nos espían los mandato?- Le hizo otra mordida en la otra pierna -¿Quien dio la orden?-

Sacó de nuevo los alicates, entre gemidos de dolor de Wolsey.

-Supongo que recuerdas que la últimas vez te desmayaste con esto- Lo agitó delante de su cara.

-Pues esta vez no será un diente, sino siete, así que empieza a responder-

-¿Cual es el motivo del espionaje? ¿Quien está detras de todo? ¿Quien dio la orden?-

Tras las voces del intercomunicador, sacó su revólver y esperó, atento a lo que pudiera pasar.

Cuando Khan terminó de hablar el silencio se hizo pesado. Arcturus había permanecido inmóvil todo el tiempo, con una sola excepción: una fugaz mirada de soslayo a Gianna al recibir la comunicación de Isolda.

Se cruzó de brazos durante un momento que pareció eterno; luego los descruzó para describir un lento círculo a su alrededor, abarcando todo el patio del bizarro cuartel general de los arbites, o quizás toda la institución imperial en sí misma.

-En absoluto General, en absoluto. ¿Enemigos? En absoluto. Como le dije, nada de detención, nada de prisionero. Aquí y ahora estará bien, si lo prefiere. Respecto a su hombre, desgraciadamente tendremos que esperar al final del interrogatorio, aunque no creo que tenga ningún problema para acompañarle por su propio pie. Después de todo, ya ha declarado usted la razón que colocó a su hombre en el lugar en que le encontramos -acompañó las palabras con unos golpecitos en su pecho que sonaron a chapa, como dando a entender que la conversación había quedado registrada-; es solo cuestión de confirmar la información. De todas maneras, voy a hacer lo posible por acelerar el proceso ahora mismo. Si me disculpa, será un momento.

Miró un momento a Gianna y Constantine y luego se alejó unos cuantos pasos y caminó aquí y allá, girándose ocasionalmente y murmurando por el comunicador...

La voz de Arcturus se dejó oír grave y contenida por el comunicador breves instantes después de la de Isolda:

-Gianna y yo estamos con el propio Khan en el patio, con cinco guardias Mandato y dos escuadrones arbites. Quiere a su hombre a toda costa, avasalla a Constantine, nos hemos identificado para contenerlo, lo conseguimos a medias. ¡Declara que estaba vigilando a los arbites! Acepta contestar preguntas aquí mismo, inmediatamente.

Pausa corta.

-¿Qué ocurre, hay más agentes de Mandato en las instalaciones? ¿Ha soltado algo el prisionero, algo relacionado con los asesinatos, o es un caso de rivalidad entre agencias de seguridad? Ojalá todo sea eso, pero tendrá que explicar cómo sabía dónde esperarnos. Puedo intentar dar largas a Khan, pero no demasiado tiempo; averigüen lo que puedan del prisionero rápidamente, y les sugiero que se presenten aquí para interrogar al propio Khan y tomar las medidas oportunas. Las que designen la voluntad del Emperador.

 Pausa corta.

-Espero una respuesta rápida.

Arcturus terminó de hablar y se mantuvo apartado, sin dejar de moverse, a pesar de hacerlo con parsimonia, como quien aguarda una llamada. Era exactamente lo que estaba haciendo. Miraba de vez en cuando a los transportes del patio, a las filas de arbirtes, a la compacta guardia de los mandato, a Constatinte, a Khan. A Gianna.

Una respuesta rápida no implicaba una respuesta corta pensó Claudius. Sin embargo lo mejor sería un poco de ambas, dado que el tecnoadepto parecía preocupado a pesar de la nula capacidad de entonación de aquel hombre. Quizás conocerle  era la forma de entenderle. Lo apuntó para sí, como otro proyecto personal más de investigación.

Una parte de su cabeza le devolvió al presente y contestó por el comunicador.

- Voy de camino a la puerta señor Arcturus, llegaré en breve - apretó el paso hasta entonces pausado. La cosa se ponía interesante, esperaba que la escolta de aquel tal Khan no pretendiera amenazar al arbites, tal cosa no podía salir bien. Para ninguno de los implicados (en particular dados los escasos efectivos del Arbites Planetia local, de otra forma una ofensa al arbites implicaría prisión inmediata y juicio a su debido tiempo, habitualmente largo en exceso).

Isolda escuchó ambos mensajes y se dirigió a paso ligero hasta el lugar donde estaban sus compañeros. Esperaba que Karajcik se atrincherara bien porque algo la decía que podía ser un engaño, una trampa para liberar a su hombre. Echó mano de su pistola bolter sacristana mientras se odiaba a sí misma por haber perdido el bolter de sus hermanas, pero no era el momento de lamentarse.

Cuando entró en la sala, lo hizo con tranquilidad, pero con su arma empuñada porque no sabía qué era lo que iba a ocurrir en ese lugar.

-​​​​​​-Al parecer tenemos un mentiroso -dijo a modo de saludo- uno dice que vigilaban a los arbitres y el otro ha reconocido que vigilaba al equipo especial enviado para ayudar a los arbitres. ¿A quien debo creer? -paseó la mirada por todo el lugar, observando cuantos de esos tipos de los 'Mandato" eran y qué armas portaban.

Le sigo mirando a los ojos sin apartarlos en ningún momento, escucho las palabras de Arcturus intentando apaciguarlo pero de momento sin apenas resultados, las palabras y el tono seguían siendo de desafió, por mi cabeza pasan infinidad de formas de solucionar todo a aquello, pero por suerte mi rostro no se inmuta salvo por una ligera sonrisa mientras me vuelvo a dirigir hacia él, - señor nadie subestima el gran trabajo que puede estar realizando en este planeta en nombre de nuestro Gran Emperador, pero como ya le dije, el Adeptus Arbrites es la principal autoridad en temas de seguridad dentro de este y de cualquier planeta o mundo que pertenezca al Imperio, muy pocas ordenes están por encima de eso, y una de ellas es la Santa Inquisición, y como bien ha dicho nuestro Iquisidor no esta aquí en estos momentos pero no se equivoque con eso, no somos lacayos como usted acaba de decir hace unos momentos, somos el brazo armado del Inquisidor Severus y debería pensárselo bien antes de intentar siquiera pensar entorpecer nuestras investigaciones, créame que eso podría acarrearle un gran problema, el cual seria una gran catástrofe para este planeta...
Escucho atentamente las palabras de Isolda y Arcturus por el transmisor, aunque mi primera idea es acudir donde esta Isoda de momento decido esperar a la llegada de Vipus por si la situación se pone insostenible.

Arcturus: -En absoluto General, en absoluto. ¿Enemigos? En absoluto. Como le dije, nada de detención, nada de prisionero. Aquí y ahora estará bien, si lo prefiere. Respecto a su hombre, desgraciadamente tendremos que esperar al final del interrogatorio, aunque no creo que tenga ningún problema para acompañarle por su propio pie. Después de todo, ya ha declarado usted la razón que colocó a su hombre en el lugar en que le encontramos -acompañó las palabras con unos golpecitos en su pecho que sonaron a chapa, como dando a entender que la conversación había quedado registrada-; es solo cuestión de confirmar la información. De todas maneras, voy a hacer lo posible por acelerar el proceso ahora mismo. Si me disculpa, será un momento.

Si las palabras de Arcturus habían tranquilizado o empeorado el humor de Khan, no hubo gestos en su rostro que lo demostrasen; continuaba impasible y digno, como quien tiene plena confianza en sus palabras y en tener el control de la situación. Tan solo retuvo a Arcturus un instante antes de que se apartase de allí brevemente.

- Final del interrogatorio. ¿Por quien me toman? ¿Es que pretenden que me quede sentado esperando a que terminen de arrancarle las extremidades a uno de mis subalternos? -

Gianna: señor nadie subestima el gran trabajo que puede estar realizando en este planeta en nombre de nuestro Gran Emperador, pero como ya le dije, el Adeptus Arbites es la principal autoridad en temas de seguridad dentro de este y de cualquier planeta o mundo que pertenezca al Imperio, muy pocas ordenes están por encima de eso, y una de ellas es la Santa Inquisición, y como bien ha dicho nuestro Iquisidor no esta aquí en estos momentos pero no se equivoque con eso, no somos lacayos como usted acaba de decir hace unos momentos, somos el brazo armado del Inquisidor Severus y debería pensárselo bien antes de intentar siquiera pensar entorpecer nuestras investigaciones, créame que eso podría acarrearle un gran problema, el cual seria una gran catástrofe para este planeta...

- Soldado, si les permito dirigirse a mi de esa forma se debe únicamente al respeto que tengo por la Inquisición, y si supiera algo sobre este planeta sabría que los Arbites llevan años en decadencia y totalmente acabados. Si los Agentes de la ley, mis hombres y yo mismo, no hubiéramos limpiado los desórdenes de los que los Arbites no eran capaces de hacerse cargo, este planeta hace mucho que sería un estercolero y ruinas carentes de toda vida civilizada. ¿Entorpecer sus investigaciones? Dígame ¿Está ese hombre detenido por brujo, por hereje tal vez; o se trata de un infame xenos disfrazado? No, claro que no, está ahí por cumplir órdenes, realizando su propio servicio al trono, para responder a preguntas que yo mismo estoy dispuesto a contestar de buen grado. -

- Escúcheme. Tienen exáctamente 10 minutos. Si mi agente no ha aparecido para entonces esta fortaleza y sus ocupantes serán considerados rebeldes, anarquistas y colaboracionistas en contra de la ley Imperial, y serán tratados en consecuencia. Si ya es tarde para mi agente, les recomiendo que usen ese tiempo en largarse de aquí para no verse involucrados. Ustedes deciden. -

En apenas unos segundos las puertas de la torre se abrieron y dos figuras salieron al aguacero del patio. Se trataba de Claudius e Isolda, avanzando con prisas para reunirse con quienes se habían encontrado primero con Khan y sus hombres. La situación no era muy halagüeña. Tres flamantes aerodeslizadores con los emblemas de los agentes de la ley esperaban fuera del perímetro de la fortaleza arbites; los arbitradores formaban en una especie de pasillo de forma parecida a la que se llevaría a cabo en una celebración formal, pero todos parecían extremadamente tensos y sostenían con fuerza la empuñadura de sus fusiles.

5 agentes de los Mandato

General Xiabius Khan

Al final de aquél pasillo de arbitradores, apenas unos metros en el interior de los terrenos de la torre, un hombre totalmente calvo salvo por el poblado y arreglado bigote, y engalanado en un uniforme cubierto de medallas discutía acaloradamente con Constantine, custodiado por varias figuras de uniforme totalmente negro. A pocos metros, Arcturus y Gianna se habían alejado lo mínimo necesario para reunirse con sus compañeros acólitos.

Isolda apenas compartió un breve saludo antes de entrar en la materia que les ocupaba: -​​​​​-Al parecer tenemos un mentiroso -dijo a modo de saludo- uno dice que vigilaban a los arbitres y el otro ha reconocido que vigilaba al equipo especial enviado para ayudar a los arbitres. ¿A quien debo creer? -

El prisionero ya no era capaz de resistirse a los brutales métodos de interrogatorio de Nero. No hicieron falta muchos "alicientes" para que continuase hablando, entre llantos y gemidos de dolor:

- Por favor, no siga!!!! Le diré lo que quiera. Me lo pidió el propio Xiabius Khan. Alguien dio el soplo a los peces gordos de que los arbitradores recibirían a un grupo de forasteros para ayudarles a realizar las tareas de los Arbites y la fecha de cuando llegarían. Mi trabajo era informar a Khan de lo que pudiera averiguar sobre esas personas y lo que hacían exáctamente... - 

Arcturus simplemente asintió a modo de saludo, lanzado discretas mirada alrededor y cuidando de no ser escuchado más que por los acólitos.

-Al parecer tenemos un mentiroso

-Y esa es solo una parte del problema. Nos da un ultimátum de diez minutos para soltar a su hombre o arrasará el lugar. O eso dice. De todas formas. Todavía parece dispuesto a cooperar (es un decir) y responder unas preguntas, pero no sé a dónde puede llevarnos eso. Si no miente y estaba vigilando a los arbites, seguramente sea un asunto que no nos incumba y que no merezca empezar un enfrentamiento; si miente no creo que podamos detenerlo así por las buenas. El plan C, a saber, curarnos en salud y cortar por lo sano aquí y ahora a golpe de bólter tampoco parece muy adecuado.

Hizo una breve pausa, estiró el cuello, se movió con lentitud.

-Creo que deberíamos comunicar todo esto de inmediato a Vorn. ¿Y Karajcik, qué pasa con él?

-¿Diez minutos o acabará con unos cuantos acólitos Inquisitoriales y todos los arbitres del lugar? -Isolda veía que estaban echando un pulso, pero de una forma mucho más directa a lo que estaba acostumbrada, así que no dudó en activar su comunicador.

-Señor Karajcik, dejo el comunicador abierto. Mantenga el arma sobre la cabeza del prisionera y prepárese para abandonar el lugar si se lo digo. Nos amenazan con derruir toda la torre.

Eran solo cinco y un oficial o lo que fuera. Estaba segura que ellos solos podrían acabar con esa pequeña unidad antes de que se dieran cuenta y la ira de la sororita solo iba en aumento.

-Karajcik está interrogando al prisionero -fue lo único que dijo- puede que su conocimiento del lugar sea una buena baza; pero no quiero dejar al prisionero a solas -asintió- sí, habría que informar al Inquisidor de que este planeta tiene un gobierno independiente posiblemente corrupto.

Otro más -dijo una voz en su cabeza.

-Señor Vipus -se giró para mirar a Claudius- ¿podría intentar mediar en esa conversación para que esto no termine en una carnicería?. No me fio nada de lo que dice ese oficial, el miedo en los ojos del prisionero le da más credibilidad.
 

Vipus había salido de la sala de autopsias donde se había quedado ensimismado con detalles que finalmente (o de momento al menos, nunca se sabe) no habían conducido a ninguna conclusión nueva. Comparada con la frialdad, pulcritud y tranquilidad de la sala de autopsias en el exterior de la torre parecía haberse desatado la catástrofe (o estar a punto de hacerlo).

Vipus asintió ante las palabras de Isolda y de Arcturus esbozó una sonrisa de comprensión y se adelantó para hablar con aquellos hombres, poniendo en orden sus pesamientos de camino.

- Veamos, un hombre vestido de oficial de alto rango, muchas condecoraciones (quizás autoconcedidas), una figura de poder o al menos alguien que cree serlo (igualmente peligroso), pocos hombres en tierra, pero con 3 deslizadores (probablemente artillados) detrás. Potencia de fuego suficiente dadas las circunstancias.

- Amenaza con atacar el arbites, algo en extremo atrevido, quizás militarmente menor riesgo en este planeta que en otros, pero igualmente peligroso (el ataque a un agente del arbites e incluso su amenaza pueden considerarse actos de traición al trono y condenarse con la Declaratio Traitoris, lo que implica la persecución hasta la muerte dentro de los límites del Imperio). Muy valiente o muy estúpido debe ser este hombre (seguramente lo segundo (lo que no deja de ser peligroso).

Los pasos de Claudius le llevaron hasta aquel hombre y ante Constantine.

- Señores - se tocó el borde del sombrero con una inclinación de cabeza (toda una medida de educación y muestra de respeto para alguien de la nobleza (por su educación el Lord Vipus nunca se descubriría ante un noble menor (y probablemente sólo ante un noble de muy alto rango))

- Permítame presentarme soy Jeremiah Vipus, alto noble, de la muy noble y muy leal casa Vipus, señora, dirigente de cúspide de Nova Castilla y casa potenciada de Magnagorsk, Volg, Acreage y el dominio de Zilman - en casos como aquel era necesaria toda la pompa posible, más aún cuando esta era cierta (salvo por emplear el nombre del primo Jeremiah, claro).

No se identificó como parte del grupo inquisitorial pues tal cosa no parecía precisa y dejar eso en el aire abría puertas más adelante.

- El magiter Constantine me ha concedido su hospitalidad, al menos, temporalmente.

- Me ha parecido entender señor... - dejo que el bigotudo se presentara - que hay uno de sus hombres en la fortaleza. ¿He de entender que contra su voluntad? Quiero imaginar que el magister Constantine, como buen representante de la autoridad del Trono tendrá sus motivos para tal hecho ¿no es así magister?

- Imagino igualmente que una vez hechas las pesquisas oportunas tal hombre le será devuelto impecablemente. ¿No estaría usted dispuesto a esperar tal, incómodo pero sin duda necesario trámite? Entiendo que alguien razonable y con autoridad como es usted, de eso no me cabe la menor duda, esperaría. De lo contrario, cualquier pensaría que ocultan, perdón, que su hombre oculta algo, algo por ende peligroso o incluso sedicioso.

- Sedicioso como sería un ataque al Arbites Planetia por otro lado, ahora que lo pienso. Un acto de traición al Trono que sin duda sería imposible de justificar ante el gobierno del sector. ¡Buff! sólo de pensar en el tremendo desastre que se crearía... la verdad, si no hubiera estudiado las purgas tras la rebelión del Cuarto cuadrante no podría ni estimar las gargantuescas cifras.

Nero no dijo nada por el intercomunicador, el cual solo tenía abierto para escuchar. Con el revólver en la mano, apuntó a Wolsey a la cabeza.

-Últimas preguntas, últimas oportunidades, Wolsey- Le espetó con seriedad, el sadismo ya había acabado en ese punto.

-¿Por qué eres tan importante para Xiabius? ¿Para quien trabajan los mandatos y su jefe? ¿Que casa noble pagó la operación? ¿De que fuerzas dispone Xiabius?-

Amartilló el revólver, para darle prisa al prisionero y dejarle claro que cualquier cosa que le disgustara tendría como consecuencia un agujero nuevo en la cara.

-De ti depende volver a casa o no volver nunca, y que sea rápido-

Abrió el canal de voz del intercomunicador.

-Recibido hermana- Fue la única respuesta de Nero. No hacía falta decir más.

Antes la nuevas amenazas de aquel noble no puedo por menos que mostrarle una desafiante sonrisa, tras la cual le dirijo la palabra, - ya veremos...., sin darle siquiera tiempo a responder me doy la vuelta dándole la espalda y dirigiéndome hacia Isolda y Vipus, nuestros compañeros acaban de hacer acto de presencia y había que actuar con rapidez ante lo que pudiera suceder.

Arcturus se me adelanta poniendo en situación al resto, ante las palabras de Isolda la cosa tenia pinta de empeorar por momentos, con voz baja me dirijo a ellos, - desde luego por mi zanjaría la situación con rapidez, este mandatario por llamarlo de alguna forma no muestra ningún respeto por las altas instituciones de los Arbrites y de la Inquisición, actos mas que suficientes para tomar medidas, y desde luego seria un placer poner remedio a eso..., no pudo evitar acariciar mi arma mientras digo esas ultimas palabras.

Claudius: - Permítame presentarme soy Jeremiah Vipus, alto noble, de la muy noble y muy leal casa Vipus, señora, dirigente de cúspide de Nova Castilla y casa potenciada de Magnagorsk, Volg, Acreage y el dominio de Zilman - en casos como aquel era necesaria toda la pompa posible, más aún cuando esta era cierta (salvo por emplear el nombre del primo Jeremiah, claro).

No se identificó como parte del grupo inquisitorial pues tal cosa no parecía precisa y dejar eso en el aire abría puertas más adelante.

- El magiter Constantine me ha concedido su hospitalidad, al menos, temporalmente.

- Me ha parecido entender señor... - dejo que el bigotudo se presentara - que hay uno de sus hombres en la fortaleza. ¿He de entender que contra su voluntad? Quiero imaginar que el magister Constantine, como buen representante de la autoridad del Trono tendrá sus motivos para tal hecho ¿no es así magister?

- Imagino igualmente que una vez hechas las pesquisas oportunas tal hombre le será devuelto impecablemente. ¿No estaría usted dispuesto a esperar tal, incómodo pero sin duda necesario trámite? Entiendo que alguien razonable y con autoridad como es usted, de eso no me cabe la menor duda, esperaría. De lo contrario, cualquier pensaría que ocultan, perdón, que su hombre oculta algo, algo por ende peligroso o incluso sedicioso.

- Sedicioso como sería un ataque al Arbites Planetia por otro lado, ahora que lo pienso. Un acto de traición al Trono que sin duda sería imposible de justificar ante el gobierno del sector. ¡Buff! sólo de pensar en el tremendo desastre que se crearía... la verdad, si no hubiera estudiado las purgas tras la rebelión del Cuarto cuadrante no podría ni estimar las gargantuescas cifras.

- Y yo soy Xiabius Khan, general de los agentes de la ley y protector del santuario y el Quorum de Magna. - saludó a su vez Khan, aunque sus palabras solo acompañaban las mínimas formalidades. Observaba con cautela al autodenominado noble que se presentaba ante él, evaluándolo.

- Veo que no comprende la situación señor, de modo que me permitiré sacarlo de su error. Tal vez mi hombre fuera detenido como sospechoso en una comprensible confusión, pero la auténtica traición aquí se halla que los Arbites se nieguen a liberarlo. Ese hombre no ha cometido ningún crimen, mis agentes y yo mismo respondemos por él, y este acto es un insulto, por no decir una burda y brutal táctica por parte de los arbitradores de abuso de poder en contra de los agentes de la ley que han mantenido Magna a salvo desde hace años ante la incompetencia y la impotencia de esos mismos arbitradores.

Ahora que es consciente de lo que ocurre aquí, le recomiendo por su propia salud no volver a emplear la palabra "sedición" en mi presencia. El gobierno local apoya a nuestras fuerzas y somos tan portavoces de la ley Imperial como el Adeptus Arbites, incluso más que este cuerpo de arbites para ser exactos.

Mi último consejo es que si está alojado aquí, empaque sus pertenencias y se vaya lo más rápido posible. -

-Últimas preguntas, últimas oportunidades, Wolsey- Le espetó con seriedad, el sadismo ya había acabado en ese punto.

-¿Por qué eres tan importante para Xiabius? ¿Para quien trabajan los mandatos y su jefe? ¿Que casa noble pagó la operación? ¿De que fuerzas dispone Xiabius? -

- Todos los nobles le apoyan. Desde que llegó a su puesto actual él mismo se puso directamente al servicio del Quorum y logró que lo financiasen directamente para hacer reformas en los agentes de la ley y contratar mejores medios; pero no les importa lo que haga Khan mientras los crímenes no lleguen a la cúspide de la colmena. -

- Yo no soy importante. - continúa entre lloros, no del todo convencido de que no vayan a seguir torturándolo más tarde - Es la verdad, todos saben que el general es implacable con los que fallan una misión. Si está aquí es para amenazar a Skarmen para provocarle a atacarlo o intentar imponerse sobre los arbitradores como mayor fuerza del orden planetario. Lleva años intentando convencer al Quorum y al juez magistrado* de que se desprendan del superfluo adeptus arbites y trasladen los recursos que manejan directamente bajo su mando. Si logra que los arbitradores parezcan inútiles o menos capaces que los agentes de la ley tendrá la excusa que necesita, y los nobles podrían acceder a su propuesta. -

Aaaamos a ver, el ovalo transmisor ese podría

1, emitir una señal oculta de localización (del que lo porta) a un receptor fantasma (nosotros)?

2, llevar incorporado un transmisor de audio que nos permita escuchar al portador y su entorno inmediato?

Y eso en 10 minutos? XD francamente lo veo posible para un fiera de la comptel como Arcty