Partida Rol por web

La cápsula de desembarco es fuertemente sacudida al descender a través de las capas de nubes de color grisáceo. A través de las escotillas cubiertas por gruesos surcos de lluvia podéis vislumbrar un paisaje empapado en la penumbra de un amanecer nublado. Al inclinarse repentinamente, varios objetos son lanzados por los aires al reducir brúscamente la velocidad de descenso. A través de las escotillas se vislumbra el contorno irregular de una ciudad de edificios color verde grisáceo, como carne cadavérica junto a un mar negro.

Tras varios ajustes poco delicados en su dirección, el transporte realiza un aterrizaje vertical sobre una plataforma de aterrizaje, deslizándose en el aire como una hoja en un viento tormentoso. Un golpe repentino vibra por el suelo cuando la cápsula se posa en el suelo. Desde el exterior se intuye un grito ahogado casi inaudible y una rampa lateral se abre actuando como pasarela. Sopla un viento frío y los acólitos sienten el rocío húmedo de la lluvia sobre la piel, en pocos momentos todos sin excepción están calados de la cabeza a los pies. Desde la escotilla se pueden ver el trazado de varios edificios en la distancia, bajo una capa sólida de nubes oscuras de tormenta. En la línea que marca el final del horizonte aparece un débil rayo de luz entre las nubes, aunque la intensidad de la lluvia no cesa. Parece que está amaneciendo en Sinophia.

El lugar adonde habéis llegado es una elevación del terreno, una columna rocosa cubierta de musgo; parece un puerto estelar modesto y en cierto estado de abandono, aunque las varias plataformas de aterrizaje y despegue se mantienen operativas gracias a numerosos parches y reparaciones improvisadas. En las cercanías, la pared de un torreón de control representa un mosaico muy desgastado y con varias piezas desaparecidas, pero los acólitos tendrían que acercarse para distinguir la imagen que representa a causa de la intensa lluvia.

No hay nadie en los alrededores. No es de extrañar, dadas las fuertes lluvias, pero a pesar de que no habéis llegado al planeta en unas condiciones habituales recordáis que os aseguraron que el cuerpo de arbitradores estaba al tanto de vuestra llegada, y seríais recibidos por ellos*.

Escucha con atención lo que te voy a decir. Nuestros movimientos están siendo estudiados, desconozco con qué intenciones. Para evitar a quienes nos vigilan he elegido la fecha y la ruta de viaje para que vuestro transporte se encuentre con una perturbación del empíreo que le obligue a desviarse de su ruta, pero una cápsula de desembarco especialmente preparada os permitirá separaros y llegar igualmente a Sinophia.

[Perseguid los asesinatos, pues parecen ocultar intenciones perversas para con la autoridad imperial, pero no olvidéis vuestro auténtico propósito.] Averiguad lo que podáis sobre Haarlock, no compartáis la información libremente y vigilad vuestras espaldas.

La voz, algo cavernosa, procedía del pecho de Arcturus, pero salía a través de su vocotransmisor. Sostenía en la mano la esfera que contenía información general sobre Sinophia y había reproducido el mensaje secreto del inquisidor Vorn para que Gianna estuviese al tanto. Al terminar, tendió la esfera a Claudius.

-Ya puede analizarla cuanto guste, señor Vipus. Después, destrúyala.

El tono fue suave, incluso cuando aludió al criminal acto de quebrar el espíritu de la pequeña máquina. Intentó cubrirse mejor de la lluvia, mirando los alrededores desiertos, y luego a Nero.

-Bueno, señor Karajcik, usted dirá dónde vamos. Siempre hace este tiempo aquí?

La lluvia caía con fuerza mientras los acólitos bajaban de la pequeña lanzadera. Teóricamente debían de esperarlos un grupo de arbites, cosa que no había sucedido, algo que tampoco sorprendió a Nero. Tres años atrás seguramente hubiese sido preocupante, pero ahora mismo, tal y como estaban las cosas en su hogar, no. 

No hizo mucho caso a la reproducción de aquella esfera, aunque algo más si que atendió a las palabras del Tecnoadepto.

-Es un clima muy inestable, servidor del Omnisiah, ahora puede haber tormenta, mañana puede que el sol brille con fuerza, o que nos caiga una tormenta eléctrica encima, nunca se sabe en Sinophia-

Oteó el horizonte, intentando visualizar algo, lo que fuese. 

-Hoy no habrá pancartas para recibirnos, parece, será mejor que nos pongamos en marcha-

Nada más llegar, y ya había problemas, ¿Había alguien filtrado la información? ¿Les habían mentido para protegerlos? Solo el tiempo lo diría, y tenía la sensación de que la respuesta no iba a gustarle a nadie.

-Podríamos ir al nuevo centro de mando de los arbitradores, pero no lo recomiendo, al menos ahora de momento, tras la destrucción de mi...de su anterior cuartel general, se instalaron en una torre que perteneció a quienes estamos buscando, la 'Insensatez de Haarlock' Se llama, y precisamente no es un sitio nada halagüeño, está por los límites de la ciudad- Comentó señalando al horizonte con su mano.

Aunque seguramente sus palabras inflamasen el deseo de algunos del grupo de ir directamente a aquella sombría torre, su instinto le decía que lo mejor era otra opción.

—Procedimiento: Aproximación de perfil bajo, tangencial y por pasos. Consideraciones finales: Seguir intentando mantener perfil bajo utilizando el subterfugio—

-Sí, ya lo sé, precisamente aquellos que debían de recibirnos, 'Mis colegas'- Sus últimas palabras tenían una fuerte carga de cinismo -Nos han dejado tirados y encima viven en la guarida del lobo muerto- Se encogió de hombros -Cosas más raras se han visto en Sinophia- Hizo una pequeña pausa -Aunque los augurios no son buenos- Finalizó sombriamente.

Tras un rato pesando, soltó sus últimas palabras.

-Tenemos varias opciones: La 'A', ir a la fortaleza arbites, que sepan quienes somos y levantar una posible tapadera que quizás nos ayude, o 'B' llegar a la ciudad, hacernos de un transporte, comenzar a investigar y quizás acercarnos a algún puesto secundario de los arbitradores para obtener algo de información, si a alguno se le ocurre otra cosa, estaría bien saberlo-

Cuando por fin descendemos mi estado de alerta se vuelve a activar como antaño, otra vez estábamos en medio de la nada sin ningún otro apoyo que el que nos diéramos nosotros mismos, con mirada perspicaz desciendo de la nave de transporte, miro a mi alrededor intentando ver algún signo de vida, escuchó atentamente las palabras de Nero mientras voy comprobando que todo el armamento esté en condiciones, - Puesto que al parecer tus supuestos amigos nos han dejado tirados, casi que me inclinaria por el plan B, no sabemos cuales son las causas de su ausencia y cuanto mas desapercibidos pasemos mejor, siempre podemos acudir a su cuartel si lo vemos necesario...-

Vipus había permanecido practicamente mudo desde que salieron de sus habitaciones en medio de la tempestad estelar que habría de cubrir su salida. Quería parecer concentrado en su tarea, decidido, pero en realidad ón ercaminaba apoyado en el rifle a modo de bastón para evitar temblar al caminar. El medio le atenazaba y temía, que de abrir la boca iba a ponerse a gemir.

Saludó a la soldado Gianna con una inclinación de cabeza y apretando las mandíbulas se había introducido en la cápsula de descenso. Igualmente agradeció mudo la entrega de la esfera por el tecnosacerdote, la introdujo entre sus ropas y se aferró a las sujecciones cuando se inició el descenso.

No pudo evitar un grito cuando las cosas empezaron a volar por el habitáculo con las sacudidas de la nave y los nudillos empezaron a dolerle de tanto apretar aferrándose a su asiento.

Tardó unos minutos en recobrar la compostura una vez detenido el transporte. El comité de bienvenida esperado parecía haberse evaporado.

- Les rogaría paciencia... por favor - musitó

Se secó la frente sudorosa con un pañuelo, se colocó de nuevo el gorro, inspiró varias veces y una vez más calmado respondió al arbitrador.

- Me temo que vuestros compañeros... o antiguos compañeros, señor Karaj-cik- se esforzó en pronunciarlo como había repetido el arbites - no son una opción viable - suspiró, anticipando una explosión de ira, que no llegó a producirse -... bajo ningún punto de vista.

- Su ausencia aqui así lo indica - el esperado comité de bienvenida y potencial escolta brillaba por su ausencia, algo indiscutible.

- Dejar a la Inquisición en la estacada supongo que es algo poco habitual, corrijanme si estoy errado... - miró a los acólitos inquisitoriales más veteranos, que no respondieron con más que con ceños fruncidos o en el caso de Arcturus con la inexpresión habitual.

- Me temo que la excusa del clima no es suficiente

- Ya sea porque sus... ex-compañeros se han visto comprometidos, atacados y muertos en este momento; porque nos han traicionado o porque, en el mejor de los casos se han visto superados y no disponen del tiempo, el personal o los medios para acudir en nuestra búsqueda, desmuestran ser poco merecedores de nuestras súplicas.

El viejo noble parecía escoger sus palabras con cuidado, meditando lo adecuado o lo exacto de cada término, algo que le hacía detenerse con frecuencia y que solía hacer, en particular cuando estaba nervioso o como entonces, asustado.

Terminó así su razonamiento, lo más largo que había soltado desde que se reunieran secreto horas antes.

Nero escupió al suelo, en señal de desagrado.

-No, el clima no tiene nada que ver- Continuaba oteando el horizonte, como esperando ver algo conocido, pero entre la lluvia su casa le pareció extraña para él.

-No sé que habrá pasado en los tres años que...- Cortó abruptamente y continuó -El caso es que tiene razón, señor Vipus, yo no esperaría nada bueno, sea una u otra cosa, creo que deberíamos movernos ya- 

¿Qué había pasado entre los arbites de la colmena, o en la colmena misma tras su larga ausencia? Muchas preguntas y dudas sin resolver, y eso no le gustaba absolutamente nada.

—Pronóstico: Seguridad comprometida, desconfiar de los arbites hasta hallar la respuesta—

-Esto me gusta tan poco como al resto- 

Quizás que un Sinophiano nativo dije eso no ayudaría precisamente a levantar la moral o aumentar las espectativas del grupo, pero ante todo, había que ser realistas.

Isolda no pudo evitar agarrarse con fuerza y apretar los dientes mientras la cápsula de desembarco era zarandeada por la tormenta que azotaba esa zona del planeta. Nunca le habían gustado las cápsulas de desembarco por el mero hecho de que era un proyectil disparado y si fallaban los sistemas de aterrizaje estaban muertos; si algo fallaba en una lanzadera o un transporte al menos el piloto podría intentar un aterrizaje forzoso, pero una cápsula.

Era un ataúd repleto disparado a su suerte.

La sororita no pudo evitar encogerse de hombros bajo esa tormenta mientras escuchaba a sus compañeros más avezados en ese lugar, sobretodo el nuevo arbitrador que provenía de ese planeta.

-Yo tengo una opción C -intervino al final la sororita- podrían ir un par de nosotros a preguntar a los arbitres por qué diantres no han venido a recibirnos mientras que los otros comienzan la investigación. Sí, sería mostrarnos ante alguien que no ha mostrado ni un mínimo de interés o que no esperaban que aterrizáramos con éxito, pero tampoco sabrían nunca el número que somos.

Inspiró profundamente.

-Y tal vez también sería bueno comprobar lo que dice el señor Vipus, averiguar si, de verdad, siguen estando en ese edificio con ese nombre tan desafortunado -asintió a las últimas palabras de Karajcik- estas cosas acaban siendo habituales, te acabas acostumbrando a que nada, ningún plan ni proyecto sale bien en ningún momento.

- No descarte, hermana Isolda la posibilidad citada de que nuestros anfitriones se hallen en efecto aqui, pero hayan sido abatidos - los acólitos aún no se habían siquiera alejado del transporte - y en tal caso, sería posible que sus agresores si que se encuentren por aqui. ¹

- Por otro lado, su idea de dividirnos no es descabellada. Me atrevería sugerir al señor Karajcik como líder de la visita a la torre Insensatez de Haarlock. Supongo que si se encontrara con sus antiguos compañeros en otras circunstancias la situación sería... rara.

Los acólitos debaten sobre sus siguientes acciones cuando un haz de luz se proyecta desde un lateral del torreón hacia el suelo. Una sombra cruza la luz para dejar ver a un hombre de rostro consumido, vestido con las túnicas de un cargo menor del administratum, portando un paraguas agujereado que apenas le protege de la intensa lluvia.

Avanzando con cierta dificultad a causa de las ráfagas de viento, el adepto se acerca todo lo rápido que es capaz hasta los acólitos, el viento sopla con fuerza, y tiene que elevar bastante la voz para hacerse oír. - ¿Quiénes son ustedes? - fue su primera pregunta, de forma cautelosa al ver las cuantiosas armas del grupo, que apenas pueden ir disimuladas - No esperábamos aterrizajes, hoy menos que nunca. -

Seguramente el adepto habría esperado a vuestra respuesta, pero la tormenta arrecia y su inútil paraguas sale volando por una nueva ráfaga de viento. Mediante unos gestos, os indica que lo sigáis al interior del torreón para continuar hablando a refugio de la lluvia.

Aunque la lluvia no era plato de gusto para Arcturus, el tecnosacerdote aguantaba estoicamente mientras sus compañeros discutían los siguientes pasos. Antes de que pudieran tomar una decisión apareció un representante del Administratum local.

-Quizás todo se trate de un error.

La forma de decirlo no permitía saber si se refería a la inquietante ausencia de arbitradores, o a las palabras del administrador. El caso es que comenzó a seguirlo hacia cubierto, mirando sobre el hombro al resto, con gesto envarado, para comprobar que también lo hacían.

Estamos aun pensando si separarnos o ir en grupo cuando sin previo aviso un representante del Administratum aparece , al parecer por sus palabras tampoco esperaba encontrarnos en el lugar, varios pensamientos pasan por mi cabeza, incluso el de eliminarlo antes que pudiera poner en peligro nuestra situación en el planeta, quizás aquella paranoia viniera de las últimas vivencias. con un movimiento de cabeza intentó eliminar esa ideas de mi cabeza y miró a nuestro nuevo acompañante Nero esperando su reacción , por lo que he escuchado el es nativo de este lugar....

A cada paso, la cosa le iba gustando menos. Con cierto enfado en su tono de voz respondió mientras el grupo se ponía a cubierto.

-Deberían de estar esperándonos, ¿No os ha llegado ninguna solicitud de entrada?, Estos controladores trabajan cada vez menos, se suponía que estarían esperándonos aquí- 

Contempló el lugar, bastante en desuso por lo que podía verse, cosa que no impidió que Nero continuase presionando a aquel miembro del administratum.

-Mira bien, deberíamos de salir en alguna lista, quizás la orden no ha llegado- Señaló el lugar con el dedo índice -No me extraña, todo por aquí está hecho una porquería, por no decir una mierda-

Mientras miraba a su alrededor, añadió una últimas palabras, como distraído, rebajando su enfado.

-O quizás hemos aterrizado en otro sitio por la tormenta-

Cladius había contemplado, no sin cierto humor como se volaba el paraguas de aquel pobre individuo. Cuando Arcturus abandonó la nave y se dispuso a seguirlo, esbozó una sonrisa se echó la bolsa al hombro y siguió decidido aquella extraña comitiva, hasta que acelerando el paso se puso a la altura del funcionario y entabló conversación dispuesto a obtener cierta información que falta les hacía.

- Verdaderamente creo que es mal día para estar al descubierto ¿no cree? - comentó al escriba por cuya calva chorreaba el agua.

- Pero ha dicho que no esperaban aterrizajes y por su expresión diría que ni hoy, ni ¿nunca? ¿por qué? es cierto que quizás no sea la plataforma más bonita del sector, pero funciona ¿no es así? y eso siempre es algo de lo que sentirse orgulloso - apeló al amor propio de aquel hombre.

A su espalda escucho al arbitrador protestar, al parecer tenía tan mal genio como el finado Hieronymus. Sería más fácil ganarse a aquel tipo que amedrentarlo, así que apretó un poco el paso bajo tratando de llevar los oidos del administrativo lejos de aquellas protestas, algo no muy difícil bajo la estruendosa lluvia y la prisa de todos por salir de ésta.

Isolda se giró bruscamente al ver acercarse al adepto y llevó su mano hacia la pistola bolter. Tuvo que esperar unos larguísimos segundos para asegurarse de que el individuo no iba a dispararles ni nada y apaetar la mano de la pistola.

Aun así no se sentía cómoda porque, si no esperaban a nadie, ¿que diablos hacía allí ese tipo?.

Con los nervios a flor de piel, la sororita comenzó a pasear la mirada por todo su alrededor, buscando algún tipo de amenaza, la que fuera, o solo para asegurarse de que no caminaban hacia una trampa.

Al escuchar las quejas del arbitrador Nero, y las algo más cautelosas dudas de Claudius Vipus sobre la falta de un comité de bienvenida en la plataforma, el funcionario se encoge levemente, un poco temeroso, antes de atreverse a contestar como intentando justificarse.

ha dicho que no esperaban aterrizajes y por su expresión diría que ni hoy, ni ¿nunca? ¿por qué?

- Hace décadas que el planeta no atrae visitantes, solo hay lluvias, pobreza y ahora incluso asesinatos; poca gente se va para no volver, y son aún menos los que vienen aunque sea temporalmente. Apenas nos visitan mercaderes de dudosa reputación; y la mayoría no tienen por costumbre anunciar su llegada. -

Deberían de estar esperándonos, ¿No os ha llegado ninguna solicitud de entrada?

- Si, nos notificaron un desembarco, pero se trataba de una nave, no un... - el adepto no terminó la frase. Lo cierto era que los escasos adornos de cápsula de desembarco por si sola ya eran muestra de que algún organismo del sector con cierto poder estaba tras aquél aterrizaje - Los astrópatas avisaron hace semanas de que el empíreo se agitaría violentamente por estas fechas y anulamos toda actividad. -

- Tenemos disponible un vocotransmisor con la frecuencia estándar de Magna, tal vez puedan contactar con quien pretendían reunirse. -

Mientras tanto, Isolda se apartó un poco para explorar el lugar. No había mucho que ver. La torre tenía algunas goteras y el poco equipo de cogitadores que tenían estaba anticuado y medio averiado. Tras una puerta entreabierta descubrió a un tipo con ropas de cuero apolillado, de barba rala y mal cortada que había quedado dormido sentado a una mesa, con una botella de amasec barato vacía en sus manos.

- Bueno, supongo que eso lo explica todo ¿no? - respondió Claudius - malos tiempos y mal tiempo, todo el mismo día - rió.

- Supongo que tendremos que apañárnoslas con lo que tengamos, como todos - sin duda el tono de la charla era desenfadado y no dejaba huecos a que el administrativo indagar sobre su procedencia, su destino o en realidad sobre nada, con Vipus desviando el tema y respondiendo sus propias preguntas y las ajenas con soltura y sin pausas.

- ¿Asesinatos dice? ¿Cómo es eso? Cuénteme, cuénteme - en breve el noble podría apoyarle la mano por el hombro a aquel individuo, como dos viejos amigos - supongo que tenemos tiempo de sobra hasta que escampe un poco.

Al igual que el resto del grupo camino en la dirección que nos marca el representante del Administratum, voy intentando escuchar la conversación que tiene con Vipus, mientras permanezco atenta a cualquier movimiento extraño que vea delante nuestro, estábamos en un lugar desconocido para nosotros y cualquier precaución era poca, por unos segundos por mi cabeza pasan recuerdos del Viejo, al final sus métodos habían surtido efecto manteniendonos siempre desconfiados a lo que pudiera pasar.

Claudius daba carrete al adepto con buena mano, o eso le parecía a Arcturus, mientras Nero presionaba, haciendo el papel contrapuesto, que le quedaba como un guante. El tecnosacerdote observaba en silencio y con cierta desolación al apocado hombre, los sistemas de cogitación pobremente mantenidos, el desastrado entorno en general.

La mención del vocotransmisor le hizo buscar con la mirada a los demás miembros del equipo. Podría ser arriesgado usarlo para dar o recibir informaciones sensibles si alguien más estaba al tanto de su llegada, o incluso alertar a ese alguien si no lo estaba ya, pero era una opción que podría ahorrarles tiempo. Por otra parte, sólo tenían, a su modo de ver, un punto de partida: los informes de aquellos asesinatos que, a buen seguro, estarían en manos del Arbites local, quizás en aquella torre.

​-¿Hay algún representante del Adeptus Mechanicus en el planeta? Podríamos disponer de algún medio de transporte para desplazarnos por Magna? -preguntó al adepto sin más preámbulo.