Partida Rol por web

A medida que Claudius hablaba los nobles comenzaron a callar. Su respuesta calmada y bien planteada evitó que la tensión generada en la sala saltase por los aires, y los miembros del Quorum estaban atentos a cada una de sus palabras. Al terminar su exposición los nobles asintieron y varios mostraron su conformidad, con lo que Maywroth volvió a ocupar su asiento frustrado por la falta de apoyos, pero con aceptación.

Una vez resuelto aquél asunto tanto los Arbitradores como los Agentes de la Ley y los Mandato se pusieron en movimiento dispuestos a cumplir las órdenes que se les habían encomendado. Skarmen no tuvo problema en delegar el trabajo en su segundo, Constantine, para encargarse de dirigir a las escuadras mientras él participaba en aquella reunión improvisada orquestada por los acólitos; mientras que Khan farfulló algo acerca de la importancia de su trabajo como líder de los agentes. No obstante, con todo el Quorum reunido y en aparente colaboración con los acólitos, parecía que Khan no se atrevería a oponerse directamente a lo que le pedían. El general nombró a un puñado de miembros de rango superior como responsables de organizar las movilizaciones de agentes, dejó atrás solo a un puñado de Mandato para cuidar de los miembros del Quorum y entró obedientemente en una sala anexa con los acólitos y Skarmen.

Un par de nobles hicieron el amago de protestar por ser excluidos de aquella reunión, pero en seguida fueron acallados por sus compañeros. Finalmente, los acólitos tenían un momento de intimidad con los líderes de aquellas dos facciones de fuerzas de la ley. — ¿Y bien? ¿Qué pretenden discutir? Si se trata de simples estrategias para dar caza a esa criatura de la que hablan, deben saber que no tengo intenciones ni motivos de ocultarle nada al Quorum si me preguntan por estos asuntos. — comenzó Khan, intentando llevar la voz cantante en aquél asunto.

Nero asintió brevemente cuando vio que los nobles, poco a poco, se plegaban a la voluntad de los enviados inquisitoriales, como debía ser, al menos para mantener las apariencias en público, pero eso ya les daba algo de margen para moverse. 

Sin esperar a nadie, en cuanto vio que la gente empezaba a moverse y la tensión se desvanecía, se dirigió a la sala anexa para esperar allí al resto. Skarmen parecía cada vez más una persona competente a ojos de Nero, pero Khan le parecía cada vez más un cadáver andante. - El imbécil este no durará mucho más, a este paso. - pensó nada más oírle.

Dada la facilidad de palabra de Claudius, el arbitrador esperó a que su compañero contestara a Khan, aunque si debía intervenir, lo haría con rapidez y contundencia. Miró a su compañero en cuanto el "General" condecorado lanzó su pregunta, y esperó pacientemente a que él o cualquier otro tomara la palabra. 

La guardia imperial miro con expresión dura a Khan mientras esté trataba de llevar la voz cantante en la reunión.

Las órdenes fueron rápida y claramente transmitidas por el señor Karajcik y totalmente ignoradas.

Eso no va a volver a pasar, esa de ahí afuera ha sido su última muestra de insubordinación a las órdenes directas de la Inquisición. - Hablaba claramente hacia el líder de los mandato aunque lo hacía en plural. - Se les ha traído a esta sala únicamente para evitarles el deshonor de tener esta charla delante de los miembros del consejo. Única y exclusivamente por eso. ¿Ha quedado suficientemente claro?

No dejó que contestarán antes de proseguir.- Mariscal Skarmen, puede marcharse, sabemos cómo localizarle. Nos quedaremos ha establecer un protocolo de comunicación, cooperación y colaboración con el General Khan.

Cuando el jefe de los arbitradores hubo abandonado la sala el plan parecía haber cambiado. - ¿De donde ha sacado esa condecoración?- Preguntó directamente y sin rodeos señalando el trozo de espejo que el hombre lucía en el pecho.

Claudius había permanecido atrás, ultimando detalles ante el Quorum, descubriendo quién era quién y quién hacía qué en el Quorum, de forma grosera, sus facciones y líderes más obvios. Había terminado de organizar el cambio legal en el planeta de cara a estabilizar la situación (si la Inquisición no acababa considerando aquello un logro mayúsculo es que no estaban a lo importante, quizás aquel discurso había evitado (al menos de momento) una guerra civil planetaria). Envió a los nobles fuera de la sala escoltados por militares y arbites.

Eso haría que cualquier discusión, vocerío (o incluso pelea) que se produjera con Khan en la sala adjunta no fuera pública.

Cuando consideró todo organizado (al menos lo que da media hora de charla) fue en pos de sus compañeros. Había esperado que sus los más belicosos de entre ellos hubieran progresado con el general Khan, sin embargo, cuando se unió a la conversación estaban acabando de abroncarlo, tratando de ponerlo en su sitio (algo a priori bastante difícil dada la naturaleza del militar).

- Discúlpeme, general - dijo Claudius acercándose al pectoral condecorado el militar pero cuidándose mucho de tocar nada - pero en efecto, no recuerdo haberle visto esta condecoración en nuestros encuentros anteriores... imagino que se trata ¿de una reliquia familiar? (algo raro pues las condecoraciones rara vez se heredan, no así los cargos).

- Si me lo permite, le diré que este material en particular es de una rareza y particularidad sorprendentes y se ve con muy poca frecuencia en regalía militar. Algo llamativo, le rogaría que nos aclarara, con la mayor precisión posible su origen.

- Insisto - añadió..

Las órdenes fueron rápida y claramente transmitidas por el señor Karajcik y totalmente ignoradas.

Khan intentó hacerse el ofendido y quitarle importancia, pero las perladas gotas de sudor que le recorrían el cuello hablaban por sí solas — Tan solo me limité a esperar la aprobación del Quorum como corresponde a un fiel funcionario Imperial. — se excusó de forma poco convincente.

Skarmen parecía bastante complacido viendo a su rival en las fuerzas del orden sometido a semejante presión y, aunque le llegó el su turno de ofenderse cuando Gianna lo expulsó de la habitación, él supo disimular mejor y conservar un poco de dignidad — Pensaba que me habían hecho llamar para serles de utilidad, pero no discutiré sus métodos. Después de hacer un par de preguntas dejaré una escuadra a sus ordenes y volveré al cuartel a coordinar las operaciones. —

Skarmen salió de escena y fue sustituido por Claudius, después de que este interrogase al Quorum en más detalle acerca de sus funciones y los enviase cuidadosamente separados a una zona donde estuvieran mejor vigilados. Solo entonces salió a relucir el tema de la insignia de Khan — ¿Esta insignia? — preguntó, más confuso que nervioso. Aunque pareció sentirse halagado al ser preguntado por sus medallas — Si, bueno, la fabricaron a pedido, me la gané cuando tomé el cargo con honores. Como usted ha dicho, es toda una rareza y muy valiosa* pero no me desharía de ella... esto ¿se encuentra bien? —

Claudius se incorporó sobresaltado cuando le tocó el hombro, se había inclinado a examinar el cristal y había dejado de prestar atención a lo que Khan estaba diciendo. Tras aclararse la garganta, la conversación continuó donde la habían dejado.

Como estudioso que era, Claudius no pudo resistirse a examinar el aspecto del cristal a una distancia prudencial. Era pequeño comparado con el de la caja que habían rescatado, y por supuesto no era esférico, pero aunque su superficie estaba repleta de bordes irregulares reflejaba la luz como si fuera liso y curvo.

Lo cierto es que era una preciosidad, casi tanto como el que la anciana Lady Amorita contemplaba en su mansión. Cuanto más lo miraba, más detalles era capaz de reconocer. La luz, de un violeta intenso en sus bordes, se descomponía en tonos azules en algunas caras del espejo y rojos en otras, creando una imagen múltiple. Tal vez solo ajustando la vista fuera capaz de ver...

Entonces Khan agitó el hombro de Claudius y este se dio cuenta de que no había escuchado una sola palabra de lo que el general le había respondido. Un poco avergonzado, tuvo que pedirle que repitiese su relato antes de poder continuar.

Lo crea o no, su mera presencia aquí ya ha sido de utilidad Mariscal Skarmen.- Contestó la guardia imperial, quien sabía que las apariencias eran importantes y que la presencia del jefe de arbitradores en la sala daba apariencia de una simple reunión de las fuerzas del orden.- Hoy ha prestado un gran servicio al Emperador.

Una vez Xiabius había contestado a la pregunta sobre la medalla.- Tanto usted como nosotros sabemos que está mintiendo General Khan. Pero no se preocupe, ese dato no va a salir jamás de esta sala. - Le concede al hombre, pues al fin y al cabo es mejor tenerlo de cara.- El objeto que tiene colgado en la solapa de su chaqueta es un demasiado peligroso para que la inquisición lo deje en sus manos. Lamento decirle que no tenemos más remedio que requisárselo. Solo esa insignia en particular, ninguna más.- La mujer tendió la mano para que el general le entregara el trozo del espejo.- Y también le pedimos que nos cuente toda la verdad sobre cómo ha llegado a su poder......

- Efectivamente, usted ha prestado un gran servicio hoy, Mariscal Skarmen. - afirmó Nero, acompañando a la puerta al Superior de las Fuerzas Arbitradoras en el planeta. Su diligencia y Valor están más que demostradas. - dijo, más que una alabanza hacia Skarmen, que también, era una clara pulla hacia Khan, adversario de aquel hombre. Viendo la táctica empleada por su compañera Gianna, se limitó a decirlo en voz baja a aquel hombre, acercándose a él. - Siga así. - añadió, cerrando la puerta y volviendo a su lugar. 

Miró ceñudo al general mientras su compañera iba desgranando sus palabras. Mentir a la Inquisición era muy grave. Nero ya se estaba arrepintiendo de no sacar su arma y ajusticiarlo inmediatamente. 

-Puede que deba de esperar la confirmación de su gobernante ante el Administratum o la Eclesiarquía, pero no ante la Inquisición. Si la Inquisición ordena algo, se hace.

Frunció los labios ante la vulgar mentira del Khan.

-Esa medalla no la llevaba la primera vez que nos conocimos, y no creo ni una palabra que dice ya que puedo reconocer bien las heráldicas y algunas son más que auto-impuestas -no aceptaba que la mintieran de forma tan descarada y empezaba a ver que era más un lastre que cualquier otra cosa.

Apoyó la mano en su pistola bolter sin llegar a desenfundarla. Era lo suficientemente rápida como para poder acabar con ese tipo antes de que él intentara hacer nada.

-Última oportunidad, señor Khan. Puede dárnosla por las buenas, por las malas o todos sabrán que le ejecutamos por tener tratos con los Resaca, ya que algunos de sus Príncipes están demasiado interesados en mantenerle en su puesto. ¿Por qué será?.

Claudius se había quedado ensimismado contemplando el cristal en el pecho de Khan. La verdad es que aquella cosa era una verdadera preciosidad... tanta que uno podía perderse fácilmente en su interior mirando sus facetas y quién sabe que misterios éstas escondían ¿podrían verse dos personas que miraran a la vez sus fragmentos¿ ¿se podía ver la disformidad? ¿entenderla?

Cayó entonces en la cuenta de algo que había visto, pero no había entendido hasta entonces... la anciana... ella... tenía... mente perdida...

Sólo el gesto de (paradojicamente) Khan le había salvado (de momento) de su ensoñación. Con cierto torpor se incorporó a la conversación.

- En efecto general, lo que porta usted en el pecho es, aunque su aspecto no lo demuestre, un objeto corrupto, disforme, un símbolo de la herejía que perseguimos. Portarlo en el pecho imaginará que lo señala (a ojos entendidos) como un enemigo del Imperio y un aliado para aquellos responsables de los crímenes que han traido a la Inquisición (nosotros) a su planeta.

- Además, como ha dicho la agente Anzerani, es, en extremo peligroso. Le ruego que nos lo entrege, por el bien de todos y del planeta. Ahora mismo, no hay servicio más grande o importante que pueda cumplir. Por favor, entrégelo (¿a Isolda? quizás la opción más seguro ¿a mí? una opción interesante ¿a Skarmen? ¡impensable!

Las amenazas de Isolda quizás funcionaran, Claudius, como Gianna y Nero, le ofrecía una salida más pacífica y sin duda más honorable.

*Después tendría que hablar con Skarmen y pedirle que enviara algunos agentes a la mansión Amorita...*

Sentado en una silla pegada a la pared, Manteniendo el tipo a pesar del dolor, Arcturus vio a sus compañeros ir entrando en la sala. No dudó de que se asegurarían de averiguar de dónde había sacado Khan la medalla. Que portara algo así, allí, en ese momento, lo había dejado atónito. 

Salió Skarmen. El tecnosacerdote le hizo un gesto para que se acercara, y le explicó discretamente los pocos detalles que imaginaban acerca del sospechoso: capacidades psíquicas, invisibilidad, quién sabía qué más... Para que los arbitradores estuvieran sobre aviso. 

Al principio, los miembros del Consejo lo miraban de reojo y parecían incómodos con su presencia. Pronto empezaron a ignorarlo y a hablar de sus asuntos. Arcturus trató de prestar atención a lo que discutían...

Khan se encontraba ahora a solas entre los acólitos. Su rostro pasó rápidamente de la indignación a la suspicacia cuando Gianna le acusó de mentiroso y pidió requisar su insignia. Tras la acusación de Isolda se puso rojo de ira, pero fueron las palabras de Claudius las que le causaron verdadera preocupación (y le evitaron devolver una respuesta en extremo ofensiva).

La incredulidad en su rostro era evidente cuando Claudius llamó a aquella medalla un objeto disforme maldito, pero era algo suficientemente grave como para plantearse lo que podía implicar aquello de ser cierto. Tras unos instantes de duda, él mismo se la arrancó del pecho con mucha prisa y se la cedió a los acólitos de buen grado (y con mucha prisa). Por primera ver, parecía dispuesto a decir algunas verdades.

— No se de donde salió, lo juro por el Trono Dorado. Estaba entre las pertenencias del anterior general de los agentes de la ley, en un cajón cualquiera. ¿Cómo iba a sospechar...? — parecía que ahora le faltaban las palabras, pero era de las pocas veces que Khan estaba siendo totalmente sincero con los acólitos.

— ¿Saben lo difícil que es evitar que esta porquería de ciudad se desmorone? Las naves Imperiales apenas llegan y la riqueza cae año tras año. Si no llegasen comerciantes independientes con alimento de contrabando seguramente nos moriríamos de hambre, y eso sin que la mitad de la población esté intentando matar a la otra mitad, o se interpongan en nuestro trabajo unos inútiles. — evidentemente, se refería respectivamente a Resaca y a los arbitradores.

— Llegué a un acuerdo con uno de ellos. Un alto el fuego, si lo prefieren. Por primera vez en años teníamos ventaja para contra los criminales. Hasta que rompieron el trato, comenzaron estos asesinatos y todo se fue al garete. —

— ¿Creen que pueden apartarme, manejar todo esto sin mi ayuda? Inténtenlo, e incluso si tienen éxito el planeta colapsará a un mes de que se vayan. Me necesitan.* —

- General Khan. Le agradezco su sinceridad - respondió Claudius honestamente. Estaba verdaderamente aliviado de que aquello se hubiera resuelto de forma pacífica y el general no se hubiera resistido, amenazado o contestado con violencia.

Cogió el cristal en las manos e iba a pasárselo a Isolda, pero prefirió quitarlo pronto de la vista con lo que, oculto dentro de su mano metió la medalla en su bolsillo. Quizás más tarde se dijo.

- Verdaderamente no pretendemos apartarle de su puesto (no ahora mismo al menos, aunque sea un impertinente no es menos cierto que sustituirle ahora conllevaría más caos y aún más negociaciones con el Quorum).

- Bien sabe que un buen siervo del Emperador no tiene nada que temer de la Inquisición. Usted quiere salvar esta ("porquería de") ciudad y nosotros también.

- Eso sí - el tono de Claudius fue menos conciliador como hasta entonces y mucho más serio - esto requerirá su más absoluta colaboración, su absoluta obediciencia, sin trucos, sin dobleces, sin malos entendidos o retrasos injustificados.

- Los resaca pueden esperar (cierto, por desprecio que me tengan y aunque me haya prometido arrasarlos antes de abandonar el planeta por ello). Si no actúan, de momento pospondremos su persecución (si delinquen, ojo por ojo, sin piedad).

- Ahora su prioridad es la seguridad del Quorum, del aparato de gobierno y de todo el personal del administratum. Eso incluye al personal del arbites, lo que exigirá (que por una vez) que ambos cuerpos colaboren estrechamente y se repartan zonas y recursos (en lugar de pisarse los pies continuamente).

Antes de que Khan pudiera objetar nada, se explicó - no pueden producirse más ataques como éste. Si han llegado hasta el juez supremo ¿qué será lo próximo? ¿la catedral imperial? ¿residencias nobiliarias? ¿uno de ustedes dos? - terminó mirando sucesivamente a Skarmen y Khan - imagino que entienden lo grave de la situación (después de haberles señalado como el próximo objetivo potencial de la matanza, sin duda).

- Si se produce un nuevo ataque, debemos (nos, los acólitos inquisitoriales) saberlo inmediatamente y responder de inmediato. General, organizará un sistema de guardias de los objetivos más importantes para la estabilidad del planeta y la ciudad (gobierno, agua, energía, astropuerto, armerías...) y un sistema de comunicación rápida que cubra la ciudad (disponeis de esas bonitas aeronaves que vimos en los canales) y equipos de respuesta rápida que permanecerán a nuestra disposición.

- Mariscal primus Skarmen, si me permitís, tengo otra función para usted - dijo llevándoselo a un lado mientras Gianna, Isolda y Nero podían cuadrar los detalles (a él se le escapaba lo militar por muy comandante que hubiera sido, pensó sin avergonzarse lo más mínimo).

Nero permaneció impasible ante las palabras del General, incluso cuando llamó "inútiles" a los arbitradores en su presencia. 

Que Khan admitiera en público el trato con la escoria criminal ya era suficiente prueba como para condenarlo, y se guardó aquel dato para más adelante. Esa era la diferencia entre los Arbitradores y una fuerza de la ley planetaria. Los agentes del administratum nunca se doblegarían ante ningún criminal. 

- El señor Vipus lo ha dejado meridianamente claro. - tomó la palabra Nero tras Claudius*.

- Si nadie más quiere añadir nada, salga y espérenos fuera, tenemos que ultimar unos detalles. - le dijo al General, mirando al resto de sus compañeros, esperando unos segundos para dar tiempo a que otro tomara la palabra. 

Antes de que el General saliera de la Sala, le preguntó cómo si se le acabara de ocurrir - ¿Cómo se llamaba su predecesor? - 

Isolda extendió una mano para coger el cristal que le ofrecía Claudius y lo guardó rápidamente. Sabía que estar en posesión de esos objetos la convertía en un objetivo importante y, seguramente, algún tipo de tentación caería sobre ella; pero también sabía que ella era la que estaba mejor preparada para enfrentarse a lo que fuera que surgiera de ese momento.

Tuvo que callarse unas cuantas palabras y dejar hablar al noble; pero sabía que la situación de ese planeta podría mejorar rápidamente si los nobles se tragaban su orgullo y cedían su "independencia" ante el sistema capital de ese sector, momento en el que seguramente no tuvieran que traer comida de contrabando. Todo por el orgullo de unos nobles.

Isolda empezaba a pensar que había más corrupción en los nobles que en cualquier otro lugar.

No se movió durante los minutos que siguieron. Se limitó a intentar reposar, ir dejando pasar el dolor, y de paso escuchar a la nobleza que regía el planeta. El Quorum, independientemente de los dictámenes y presiones de los representantes de la Inquisición, seguiría inmerso en sus dinámicas seculares de poder y rivalidades políticas. Arcturus no entendía gran cosa de aquello, pero si bien no tenía grandes esperanzas, tampoco desesperaba. Quizás escuchara algún pequeño detalle que supusiese la diferencia entre la luz y la oscuridad...

Una vez Khan abandonó la sala era hora de debatir el siguiente paso. Que Isolda custodiara los cristales era la opción más lógica, pero eso la convertía en un claro objetivo.

- A partir de ahora Isolda ha de estar acompañada en todo momento, uno o dos como mínimo, pero cuántos más de nosotros mejor. Nuestros enemigos intentarán conseguir los dos cristales que tiene en su poder y hemos de evitar que eso suceda.

No lo sabía, pero suponía que sin disponer de todos los trozos el poder del espejo sería menor.

Claudius se acaba de llevar la mano al bolsillo con el cristal de Khan y aún conservaba en el bolsillo mano y premio, pero el apremiante gesto de la hermana Isolda, con el brazo extendido y la palma abierta impaciente hicieron que Claudius, sacara el artefacto y se lo entregara a la hermana

Si interiormente se sentía frustrado (por el escaso éxito de su (sin duda bienintencionado) subterfugio), mucho se cuidó de expresarlo y tan sólo esbozó una amplia (y servicial) sonrisa.

- Ahora si me disculpan - añadió mientras salía en pos de Skarmen (o mejor del más práctico Constantine) cruzándose con Arcturus, al que, por (¿cuestión de oportunidad?) incluyó en su conversación con el mariscal, mientras Gianna, Isolda y Nero organizaban como proteger los dos fragmentos de cristal de que disponían y que sin duda atraerían monstruos asesinos reanimados.

- Magister por favor, un segundo de vuestro tiempo, si sois tan amable - solicitó Claudius con benevolencia sabedor de que aquel obedeceria como si de un alto se tratara.

- Necesito que envieis un equipo, de vuestra absoluta confianza a la mansión Haygrass. Me temo que Lady Amorita posee otro de los fragmentos de cristal que estamos buscando y que son lo que buscan nuestros enemigos. Le ruego que envíe una fuerza suficiente - pasó a describir los servidores y los mastines - pero le rogaría que no lastimara en lo posible a Lady Amorita (o sus propiedades), quizás por las buenas sea posible invitarla (convencerla) a ella o a sus sirvientes a colaborar - pasó a describirle cómo vivía en (al menos aparente) desconexión con la realidad - 

- Una vez su equipo se haga con el paquete deben, sin dañarlo, estudiarlo o manipularlo en forma alguna traérnoslo con inmediatez, allá donde en ese momento nos encontremos. Le ruego que mantengan conexión con nosotros (o con el transporte de la agente Brismira en su defecto)