Partida Rol por web

Patricia reaccionó como un perro traumado, y ladró ¡no lo toques! a Burger-Boy. También le volvió a dar con la mano abierta, en la misma linea de actuación de perro traumado. ¡Ay! Con el ajetreo eléctrico que llevaba el robot encima, Patricia también se electrocutó un poquito pegándole. Lo que provocó que le pegara otra vez: ¡No nos electrocutes! ¡Ay! 

La recién estrenada genocida involuntaria se llenó de culpa y paranoia con lo de que habían formas de vida en los alrededores. Se agarró la cabecita como si quisiera evitar que sus pensamientos salieran al exterior, y pensó que seguro que vienen a vengarse y quieren matarnos y nos tendríamos que dejar matar porque somos malos, ¡Malos! ¡Malo! Concluyó mirando a Burger-Boy, y le volvió a dar con la mano abierta, ¡ay! Y si nos matan no podremos arreglar lo de los monstruos y morirá todo el mundo ¡por nuestra culpa! A punto de recaer en un ataque de nervios, más que consultar, imploró a sus compañeros: S-sigamos adelante por favor, sigamos adelante... Y miró desquiciadamente hacia todo lo que la ventana submarina ofrecía, segura de que vería un juez submarino que los condenaría a muerte submarina.

-Siento llevar la contraria, pero deberíamos comprobar las señales del radar. Burguer Boy, por favor, detén la nave y no hagas nada más -dijo Elan, sin mirar al robot. Sabía que si le veía su tonta cara de felicidad, igual cometía una estupidez terrible y se quedaban sin piloto. Aunque ahora que estaban ya fuera del agua, igual no era tan mal idea. Los pequeños calambres que le llegaban a través de la Countdown cada vez le estaban convenciendo de ello. Pero no, no quería decepecionar ni a Patricia ni a Zaki.

-Podrían ser supervivientes de lo de antes -observó, tratando de evitar palabras como masacre o genocidio. -Dejadme salir a mí a mirar -dijo, aunque en realidad no estaba pidiendo permiso, lo iba a hacer de todos modos, si eso le permitía perder de vista al robot unos minutos. -Burger-boy, ¿esta nave tiene una escotilla superior o algo así, para ir arriba? -preguntó señalando en esa dirección, mirando a su alrededor en busca de la habitual escalera de mano hacia la parte superior de la nave.

Maldito robot jamás pensé tener esas palabras en mi mente no podía seguir sufriendo los calambres que me daba cada vez que intentaba abrir su compartimiento y mucho menos que Saiki también se viera afectado -Es inútil no puedo abrirlo- mejor deje de intentarlo para opinar sobre nuestro rumbo de acción ahora que habíamos encontrado una nave ajena a la nuestra.

Las opiniones de mis compañeros eran buena idea pero ambas eran muy contradictorias y podía entender los sentimientos de ambos -Lo tengo,yo y Saiki salimos a ver qué sucede afuera y nuestra líder vigila que el piloto no haga una tontería ¿Que opinan?- esperaba no cometer un grave error del cual nos arrepentiremos después -Podre ver tecnología alienígena espero valga la pena.

Todos parecían animados a salir a explorar. Por dentro Patricia decía ¡No! ¡Más muerte no! NOOO POR FAVOR NOOOOOOOO. Pero por fuera hizo como que se tranquilizaba, hasta sacó una sonrisa tranquilizadora para sus casi nuevos amigos, y se sumó a lo que el grupo pedía. E-está b-bien... 

Patricia se infló los mofletes, aguanto la respiración, y movió la cabeza adelante y atrás como si estuviera escuchando una canción de heavy metal. O death metal, lo que pasara antes. El caso es que mientras se balanceaba, iba saliendo su llave-espada, hasta que el mango de la susodicha salió lo suficiente como para poder agarrarlo con las manos, y tirar pesadamente. Finalmente, salió con un ruido parecido a descorchar una botella. Yo vigilaré a Burger-Boy... y si os quieren hacer daño, os cubro... E intentó sacar otra sonrisa tranquilizadora, que más bien parecía la sonrisa de la novia de chucky con una llave-espada en la mano.

Bajando por una escotilla al exterior; la escalera de mano se desplegó hasta caer a apenas medio metro del suelo; no fue difícil para ninguno de los dos aventureros, héroes y probablemente genocidas, que eran Elan y Zaki. La cueva estaba húmeda y muy oscura; apenas se lograba iluminar por unos cristales gigantes luminiscentes de color verdoso que colgaban del techo, de las columnas naturales, de las estalactitas y repartidos por el suelo.

Noodle Burger Boy desistió de tratar de pulsar el botón; pues Patricia se lo impedía, por lo que ahora se encontraba iluminando con aquellos dos enormes focos que eran los ojos de la nave (y a su vez ventanas), las cercanías y a los dos héroes aventureros genocidas. No habrían pasado ni dos minutos de escrutinio hasta que finalmente el foco del ojo izquierdo se detuvo.

La visión de aquellas máscaras de aspecto tribal inquietó un poco a Élan, pues le recordaban a las de su propio mundo, aunque mucho más avanzadas que las de cualquier tribu que Élan pudiese recordar. De hecho, aquellas criaturas tenían un aspecto bastante humano que solo hacía por inquietarle más. -¿Cómo crees que deben funcionar los cristales esos? -le susurró a Zaki, por decir algo y llenar el silencio que se había hecho en la cueva. Aquel era un momento importante, ¡iban a hacer contacto con una especie alienígena inteligente por primera vez! Tenía que decir algo que sonase importante, trascendental, pero a Saiki no se le daba especialmente bien este tipo de situaciones.

-Eh... sí, esto... Somos Élan Saiki y Zaki Yanko de la Tierra. Venimos en son de paz -no pudo evitar decir, dirigiéndose a los misteriosos enmascarados, sin pararse a pensar si aquella gente serían capaces de entenderlo, pero extendiendo los brazos y mostrando las manos como gesto pacífico. Elan creía recordar que lo había visto en alguna peli de ciencia ficción -¿Quiénes sois vosotros?

Nativos frente a nosotros había habitantes del planeta algo que me emocionaba ya que podría conocer nueva cultura e inventos jamás antes visto pero también podía significar un peligro para nosotros.

Mientras nos acercábamos las preguntas de Saiki me desconcertaba pero también me daban curiosidad -O están compuestas de químicos que al entrar en contacto con la humedad del ambiente provoque una reacción luminosa o puede que los cristales tengan su propia energía.

Elan no tardó en intentar comunicarnos con los enmascarados era algo extraordinario pero al mismo tiempo bastante aterrador pero solo pude agachar la cabeza esperando que comprendieran que no éramos ningún tipo de amenaza -No queremos ningún tipo de problema somos nuevos en este lugar.

Allí a solas con el robot asesino, la humana recién traumada degustó el silencio incómodo que llenaba la nave. Estaba atenta a lo que pasaba fuera, pero el silencio se le hizo tan tan incómodo, que se propuso una tarea casi imposible. La idea era tan espeluznantemente complicada, que el solo hecho de no descartarla automáticamente requería pura fuerza de voluntad.

Patricia intentó charlar charlar con Burger-Boy. Primero intentó sacar un tema de conversación: Oye, Burger-Boy, ¿te gusta... algo? El sudor frío de la genocida resbaló. ¡Esfuérzate! D-digo... t-te gusta... disparar... la nave... pilotar la nave...? 

Se sumió en el silencio, se concentró en la ventana, y se sumió en el silencio.

Los tres enmascarados no respondieron a la cordialidad de Elan, por el contrario la que parecía ser la líder de aquel grupo de habitantes de aquel planeta inundado se limito a señalar a algo a las espaldas de los dos jóvenes que se habían aventurado a bajar, y tras dar un leve grito, huyeron.

Una explosión repentina ocurrió a las espaldas de los dos aventureros que se habían atrevido a salir de la nave; por desgracia para la tercera aventurera, esta sufrió de lleno la explosión. La nave había sido atacada desde el exterior y debido a ello, comenzaba a zozobrar, o algo similar, chocando contra una columna de piedra y finalmente tomando un aterrizaje forzoso, de cara. <--- Quizás esto fuera un mal diseño por parte de Obake.

Caerulea podría salir por las patas colgando de la nave, así como por la escotilla superior por donde habían entrado, todo dependiendo si quería reunirse con el grupo o si prefería ir por libre; sea como sea; estaban rodeados.

Oh... los asustamos...

Y entonces ocurrió la explosión, y Patricia ¡ay! se asustó, y a falta de algo más cercano a un humano o a un osito de peluche, se abrazó a Burger-Boy mientras la nave zozobraba y se acomodaba tiernamente con la cara contra el suelo. Luego de que los tripulantes fueran zarandeados de aquí para allá, Patricia estaba no solo asustada: también estaba muy enfadada. ¿Querían hacerle daño a sus amigos? 

¡No lo permitiré! ¡Vamos Burger-Boy! ¡Sígueme!

Y así temblorosa de miedo por explosiones y muerte, todavía con la culpa del genocidio rayándole la cara, y con furia, abrió la escotilla de la nave rabiosamente, como si quisiera romperla a golpes. Cosa que casi hizo, porque al principio lo único que hizo fue golpearla con la llave espada, y no fue tan efectivo como en su imaginación. Pero después, ¡AAH!, cuando por fin consiguió descifrar los ignotos mecanismos de una escotilla, abrió por fin la cabeza de la Burger-nave, y saltó a la batalla. ¡Saltó como una verdadera fuerza de la naturaleza! 

¡Uy! ¡Y se estampó la cara contra el suelo como una verdadera fuerza de la naturaleza! Como una de esas lluvias tímidas y molestas que te nublan los cristales de las gafas. ¡Pero no importa! Patricia apoyó la llave-espada en el suelo, se dio impulso, y se levantó con toda la dignidad de un video de caídas graciosas con millones de vistas en youtube. No le salió muy bien la maniobra, porque estuvo a punto de caerse hacia adelante, pero en vez de intentar incorporarse del todo, siguió corriendo palante. Agarró su llave-bate como una jugadora de criquet encocada, y arremetió contra el primero. 

¡Uy! Puede que no fuera lo más efectivo del mundo, porque volvió a rodar por el suelo, ¡pero no importa! Se levantó otra vez, luchando contra las inclemencias de ella misma, y cargó un segundo ataque con la misma rabia ciega que el primero. Puede que no fuera muy buena idea de lo de cerrar los ojos antes de atacar, pero al menos esta vez no se fue al suelo, cosa que era un gran avance en la carrera hacia la dignidad. Luego de su heroica actuación, volvió a su personalidad normal, y muy tímidamente preguntó a sus compañeros: ¿E-estáis bien...?

Y por supuesto, el intento de Elan de "establecer contacto" se fue al garete rápidamente. El joven se preguntó si en algún momento su vida dejaría de ser una larga sucesión de explosiones. Probablemente, no. Aunque fue más bien un leve pensamiento pasajero pues rápidamente se percató de que el motivo de su aterrizaje forzoso eran aquellas extrañas criaturas oscuras que estaban persiguiendo, aunque estas parecían algo distintas. En cualquier caso, seguro que mordían el polvo igual de bien que las de su hogar. La voz de su líder, que le confirmó que seguía entera o, por lo menos, en condiciones de luchar ella también, le dio un buen empujón anímico. Élan desenvainó su flamante (¿electrizante?) nueva espada y se lanzó contra la más cercana de las criaturas. Al menos, aquell le serviría para desoxidarse un poco después de tanto rato en aquella lata de sardinas que ahora estaba incrustrada en el suelo.

Otra exploción,en un lugar en el que estamos rodeados de agua y rocas de alguna forma se había ocasionado otra exploción que nos dejó varados con nuestras peculiar nave caída y para empeorarlo todo varias de esas cosas negras volvieron a aparecer fuera como fuera debíamos encargarnos de todos empezando por los que estaban más cerca de Saiki y yo.

Ya derrotamos a uno mucho más grande que todos ellos,solo porque son más no nos dejaremos vencer- nuestra líder salió a combatir de la nave y me alegraba ver que no estaba gravemente herida por lo acontecido.

La batalla no comenzó demasiado bien; Patricia aterrizó de cara contra el suelo a una hamburguesa gigante de altura; y aún con algo de tierra, arena y trozos de cristal en los ojos trató de golpear al primer enemigo que tenía enfrente; por suerte para todos, no le dio a nadie, tan solo zarandeó el arma al aire. Por desgracia para el enemigo, el segundo acertó de lleno en el casco.

Estos dos respondieron, disparando un arponazo a Patricia, que logró esquivarlo, y el otro invocó un chorro de agua que desplazó un poco hacia atrás a Zaki, y que por suerte tuvo los reflejos de bloquearlo, sino hubiera terminado empalado en esos cristales tan bonitos que habían visto y comentado.

El trio de enanos con nariz puntiaguda, jugueteaban con los cristales, distraídos de todo, al otro lado del niño-hamburguesa de fideos gigante robotizado re-convertido en nave espacial y re-reconvertido en submarino con refresco de lima-limón de marca blanca.

Elan y Zaki, se adelantaron, y golpearon al mismo Buzo que había atacado a Patricia con su arpón, dandole ambos golpes certeros, aunque el del rubio sin orejas de animal, siendo más fuerte que otra cosa. Todo parecía que se estaba normalizando hasta que un silbido alertó a todos.

En un instante, una explosión lanzó a todos los presentes lejos, dañándolos a todos; aún algo desconcertados, la segunda explosión volvió a impactar en todos los presentes; tan solo Elan logró cubrirse de ellas. Por suerte, con dos era suficiente para que tanto Patricia como el Buzo que no había sido diezmado, se alejaran lo suficiente de la tercera; la cual tan solo impactó levemente en Élan y Zaki, los cuales, se cubrieron de ella.

¡Eso te pasa por meterte con mis amigos! Y no solo le gritó eso al monstruo muerto, también lo gritó con muchas ganas, y tierra y arañazos en la cara. Y las venas de los ojos se le notaban mucho más. ¿Y estaba a punto de llorar? Quizá era su momento catártico, o post-traumático, o las tres cosas a la vez. Da igual, esquivó ataques como si se hubiera metido unas rayitas, comió explosiones como si se hubiera metido unas rayitas, y miró mal a los que tiraban bombas (porque tirar bombas está mal). Hasta tuvo la desfachatez de deslizar un comentario al mundo exterior: cobardes... Como líder, debía hacer algo contra aquellas amenazas, ¿no? Pero ahora te toca a ti, concluyó mirando al monstruo no-bombástico que quedaba. Agarró fuerte su llave espada, dirigió la punta contra el bicho, y fue siguiendo su recorrido mientras se movía. ¡Muere bicho! Una pequeña bolita jueguetona y casi inofensiva salió de la llave-espada, y Patricia se ruborizó de vergüenza, se enfadó, y repitió su orden: he dicho... ¡MUERE BICHOOOO! Y entonces sí que le saltaron las lágrimas y el trauma le infló las venas, su voz resonó por la cueva, y chorreó todo el estrés, los nervios, la culpa, los traumas y todo lo acumulado por la punta de la espada. 

Respiró catárticamente, y volvió a su personalidad habitual y anormalmente tímida para saludar a sus compañeros. Se sonrojó y que bien que nos os ha pasado nada... t-tengo una idea... bateadme hacia allí arriba... Y señaló a la parte de arriba de la nave con la llave. Estaba sonrojada y loca, pero lo decía en serio.

Patricia logró lanzar una pequeña lulecilla blanca que se fue contra la criatura, volando a distancia y meramente rozándola en un brazo hasta finalmente perderse en la lejanía de la cueva, emitiendo su luz; sea como fuere, el segundo ataque, le dio tiempo a desintegrar a la criatura sin miramientos, incluso hizo un agujero en la nave por donde asomó la cabeza de Noodle-Burger Boy.

¡¡¡Mi Nave!!!

Eso fue lo único que dijo mientras agitaba su pequeño puño robótico a aquel grupo, enfadado, no solo por no hacerle caso a la hora de pulsar el botón, sino por destrozar la nave con ataques excesivamente poderosos.

Mientras tanto, el trío de enanos con nariz puntiaguda, jugueteaban con los cristales, distraídos de todo, al otro lado del niño-hamburguesa de fideos gigante robotizado re-convertido en nave espacial y re-reconvertido en submarino con refresco de lima-limón de marca blanca.

-Uno menos. -dijo Élan lacónicamente. Ya bastante tenía con bloquear toda aquella andanada que les estaba cayendo encima como para pensar algo más ingenioso. Patricia logró abatir al otro bicho/buzo que estaba junto a ellos, dejándoles sin objetivos a tiro. -Dos menos. Parecían estar mejorando como equipo, o al menos, Élan tuvo la sensación de que estaban más coordinados. Ya que Zaki parecía no haber bloqueado el daño tan bien como él, decidió darle una oportunidad a sus nuevos poderes. Se concentró y comenzó a canalizar su propia energía en su llave, hasta que notó como esta se cargaba. Apuntó con ella a su compañero y vio como un haz de luz revitalizadora salía de la punta de su arma e impactaba contra Zaki, sanándole sus heridas. No iba a permitir que sus amigos cayeran en combate, otra vez. Esta vez, no.

-Si a ti te parece bien, yo me encargo, corre hacia mí -dijo el rubiales ante el plan de la loca de su líder, poniéndose en posición, platando bien los pies en el suelo para recibirla y tratar de alzarla con su llave. -Zaki, adelántate contra los bichos del otro lado, yo ahora te seguiré.