Partida Rol por web

Cuando la chica me dijo que no la hablara así que ella podía hablar normal me sentí aliviada ¡Hubiera sido muy incómodo tener que hablar de esa manera! Al ver como su rostro cambiaba al enseñarla el cristal y ver como me hablaba no pude evitar empezar a dar saltitos de alegría. Acababa de salir de la torre ¡Y ya tenía una nueva amiga! La cogí de las manos y continué dando botes.

- Que genial, amiga de Yae Takano, ¡De Yae Takano! No me lo puedo creer. Yo soy Fanfarria, Fan para los amigos… o bueno, eso he esperado siempre que hicieran si conseguía alguno –

Entonces el joven dijo algo que me detuvo de golpe

- Pues ahora que lo dices es verdad ¿Yao es alguien importante? – Mis ojos comienzan a brillar con energía y una sonrisa se dibuja en mi cara - ¿Has matado a mucha gente? ¿Extinguido algún reino? –

Me encontraba pletórica. Era todo tan nuevo e interesante. Entonces señalé al grupo que se alejaba.

- ¿De verdad que no podemos ir con ellos? Mira que parece interesante y el nervioso que traje aquí me tiene preocupada. Era un manojo de nervios y total, porque murieron unas pocas decenas de personas ¿¡Os lo podeis creer!? De locos sorprenderse por tan poca cosa –

Miré a mis dos nuevos amigos mientras esperaba que quisieran continuar aquel viaje.

Las campanas sonaron, al parecer mientras los tres portadores estaban hablando, los marineros y soldados habían hecho un pequeño homenaje en honor a los fallecidos en la dura travesía que se hubo vuelto en los últimos minutos, con todo aquello del monstruo-langosta-roca-gigante y los rayos laser y las explosiones.

Pero bueno, las campanas sonaron y ya era la hora de partir; los vehículos que lograron ser transportados en aquellos submarinos de transporte traquetearon mientras avanzaban al interior de la cueva, con el capitán enfrente y a su lado, aquel escuálido y tembloroso arqueólogo, guiándo el camino a través de un pequeño libro que tenía entre sus manos.

No se sabe cuánto tiempo estuvieron andando hasta que, finalmente, se detuvieron a descansar, se hicieron fogatas y se reunieron alrededor del fuego para comer algo que el cocinero superviviente les hubo preparado y servido a todos.

Cuando el cocinero me puso la comida delante de mis narices no pude evitar fijarme en como estaba echa y, acostumbrada a un ambiente en el que no existían secretos (Porque te los sacaban a golpes), no pude evitar dar mi opinión.

- Parece como si alguien se hubiera comido un cadáver putrefacto, lo hubiera vomitado sobre un meado y lo hubiera vuelto a revolver y poner en un plato – Mis ojos se iluminaron - ¡ME ENCANTA! –

Y de un salto, se sentó con las personas que tenía más cercanas (Un hombretón de piel marrón, una vieja arrugada, una chica que parecía un tío, un hombrecillo con un bigote graciosísimo y… ¿una rata? Sin duda era la mascota. Entonces comencé a comer.

- Esto está DELICIOSO – y comencé a comer con ansia. Llevaba tanto tiempo a base de pan rancio y agua que esto me parecía un banquete digno de reyes, entonces les hice señas a mis compañeros - ¡Eh! ¡EH! Tenéis que probar esto. –

Entonces busqué con la mirada al enclenque con el que había llegado con el submarino. Al no verlo me dirigí a todos.

- ¿Habéis visto a un tipo delgaducho, estirado, tembloroso y cobarde? –

Solo quería saber si ya se le había pasado el yuyu ese raro que tenía

¡Claro que soy importante! ¡Soy Yae Takano! ¡La conocidísima estrella de cada pantalla de ordenador y móvil! - dijo realmente enfadada, aunque no era cierto, a pensar había comenzado a hacer vídeos. - Lo que pasa es que Raan me tiene envidia... Y vive debajo de una piedra. - le sacó la lengüa y se estiró de un ojo, para demostrar su enfado.

¿Un compañero? ¿Sería otro portador de la llave-espada? ¿O sería el tipo encapuchado? Fuera lo que fuera valía la pena investigarlo ¡e inflarlo a hostias de ser necesario! Pronto les llamaron a comer, se sentó al lado de la chica que le había entregado el cristal. Les pusieron algo terriblemente repulsivo delante ¿de verdad era comestible? - Faaaan, amiga mía ¿quieres doble ración? Jeje. - se lo ofrecía no solo como símbolo de amistad, sino porque sabía que si probaba un solo bocado de aquello, iba a vomitar. Además, la boca de Fanfarria pillaba mucho más cerca que cualquier cubo de basura.

Se quedó expectante ante alguna respuesta por parte de los que habían recibido la pregunta de la chica, aunque a Yae no le sonaba haber visto ningún tipo así y eso que no se había separado nunca de la tripulación... Menos cuando dejó tirados a los del submarino, esos ahora estaban bajo del mar. ¡Pero Yae seguía viva! Eso era lo importante.

Con ese plato de comida un tanto cuestionable comencé a dar una vuelta tratando de localizar a nuestro "delgaducho cobarde", la verdad es que quizás era importante que Yae tuviese una amiga loca, porque extrañamente las veo más tranquilas ahora que antes, ¿sus locuras se tapan la una con la otra?.

- El sentimiento que te proceso es aprecio si acaso... dije por lo bajo, a fin de cuentas hace unas horas o...algo así ayudó a un pueblo a rebelarse contra el mal que les afligia.

Aquel grupo de viejos amigos miró con cara extraña a Fanfarria, pues era un soldado que tragaba y tragaba al haberse quitado el casco; y el hecho de que otro enmascarado soldado también apareciera a su lado y le ofreciera también su ración no hizo otra cosa que levantar las sospechas, hasta que comprendieron la oportunidad que tenían ante ellos, uno a uno le ofreció a la joven su ración de comida.

-¿Un tipo flacucho y asustadizo?. -Preguntó el Doctor- Creo que habla del Inglés.

-¿Un Inglés llamado Gavin? -Inquirió el hombre-topo.

-No, ese abandonó la tripulación tras la anterior aventura, al parecer su hijo recibió un arponazo o algo... -Comentó el experto en explosivos mientras apretaba unos tornillos de una bomba con reloj.

-Yo lo escuché,-Respondió la mujer de la radio lanzando su pitillo a la hoguera- cayó de una montaña mientras la escalaba sin equipo alguno y atado a una silla.

-Pues ya veis, -respondió la mecánica- Gavin no está aquí.

-No, no -Respondió el Doctor- El tipo nuevo, el del libro.

-¡Oh! -Dijo la mecánica- Estará huyendo de su propia sombra o algo...

-Sí -Coincidió el de los explosivos- Ese es el tipo de persona que huye de su propia sombra. ¿Sabíais que bebió mi nitroglicerina?...

El hombre topo comenzó a reír con un acento claramente Frances, "Hon, Hon, Hon, Baguette".

Mis ojos brillaron como chiribitas al ver como Yae me daba su parte del rancho.

- ¡Muchas gracias Amigui! Nunca había podido comer tanto ni tan bien. – Y seguí tragando como si no hubiera un mañana. Aquello estaba delicioso. Cuando ya casi había terminado, escuché al resto del grupo describir a un tipo y… lo estaban clavando.

- ¡Ese!¡Ese es! ¿Se bebió Nitroglicerina? Guauuuu, no parecía tan loco y lanzado. ¿Y está por aquí? – Me comencé a rascar la nuca – Auch, este traje pica. Mucho. Con vuestro permiso… -

Y me comencé a quitar el traje ese gris y feo para mostrar unos ropajes de colores mucho más vivos y llamativos. Cuando por fin me vi libre, comencé a danzar.

-¡Uyyyy! Mucho mejor. – Señalo a Yae - ¿Tú no te lo quitas? -

Mientras Raanmar se encontraba buscando a ese tal joven, algo llamó su atención en la oscuridad; parecían ser criaturas similares a las que estos se habían enfrentado en el anterior mundo, y aunque sus formas eran distintas, el logo que tenían era bien reconocible.

¿Ni tanto ni tan bien? ¡Ya te llevaré algún día a comer una gran y deliciosa hamburguesa! Seguro que te encanta, te la puedo pedir poco hecha y con suerte notarás los jugillos de la vaca. - meneó sus dedos mientras la miraba, como si tuviera algo viscoso entre ellos.

La gente empezó a hablar del que parecía ser el compañero de Fanfarria. "¡¿Bebió nitroglicerina?! Debe estar igual o peor que la rubia..." pensó preocupada para sus adentros mientras por fuera ponía la sonrisa más neutra e inexpresiva del mundo. Pero pronto Fan la sacó de su embobamiento. - Oh, pues ni recordaba que lo llevaba, ha pasado todo tan rápido que ni me he dado cuenta de la acción de ponerme el traje...

Se desvistió allí mismo y tiró el traje por el suelo. No contaba con volver a ponérselo. Tras mirar al traje ahí tirado en el suelo, mojado, arrugado y lleno de polvo, no pudo evitar acordarse de su otro compañero. - Eh... ¿Y Raanmar?

- ¡Chicas, vuestras ganas de marcha espero que anden como deben!... dije señalando a una patrulla de criaturas que sin lugar a duda eran los sincorazón ...mejor será que nos pongamos a tono... dije desplegando la llave espada.

Se me hacía la boca agua solo de pensar en la comida que me había prometido Yae ¡Que divertido era tener amigos! Ante mi comentario sobre el traje, esta se lo quitó y vi que era guapísima.

“Jo, que envidia.”

Estaba fascinada, normalmente, los hombres y mujeres que había visto o habían sido torturados hasta ser deformados o ellos mismos se habían desfigurado en honor a nuestra deidad querida. No me imaginaba que una piel pudiera estar tan lisa y pulida. Entonces mi compañera preguntó por el orto chico que venía con nosotras, mucho más serio y seco, no me caía tan bien. Comencé a buscarle con la mirada y finalmente le vi aparecer por el fondo a lo que respondí saludándole con la mano efusivamente.

- Hola, estábamos preguntando por ti y… -

Reparé en que detrás de él algo se le aproximaba ¿Qué era? Parecía pequeño y viscoso ¿Una mascota? Lo contemplé extrañada mientras se acercaba cada vez más. Y de pronto el chico Raan… no se qué, nos dijo que debíamos luchar e invocó aquella llave espada.

Lo admito, me sorprendí y me puse nerviosa. No sabía que hacer. Normalmente, cuando la violencia empezaba, era yo la que cobraba, no la que daba, así que me quedé un poco sin saber que hacer. Finalmente junté las manos, canalicé las magias que había a mi alrededor tal y como me habían enseñado, conté hasta tres y…

- Congélate -

Y una energía fría brotó de mis dedos hacia el enemigo.

Raanmar por lo visto no podía hacer otra cosa que traer problemas. Pero en el fondo Yae lo agradecía, quería poner a prueba la nueva llave-espada que había conseguido. La hizo aparecer en su mano y como si se tratase de un rayo, atacó antes de que nadie pudiera parpadear. - ¡ORIYAAAA!

Con el arma en la mano roté la cadera contra la primera criatura que me fuera próxima con la intencción de partirla en dos tan rápido como fuese posible.