Partida Rol por web

¡OH NOOOO! - gritó llevándose las manos a la cara de forma muy exagerada. - ¡Mis plegarias no han funcionado! ¡El Dios malvado ahora nos destruirá a todos! - corrió hacia las tiendas de campañas, despertando a todos los que andaban allí durmiendo al grito de. - ¡NOS DESTRUIRÁN A TOOOODOOOOOS! ¡NOS DESTRUIRÁN A TOOOODOOOOOS! ¡NOS DESTRUIRÁN A TOOOODOOOOOS!

Mientras rezaba con las manos juntas y en alto, una extraña luciérnaga voló frente a mi lo que hizo que me parara de golpe.

- ¿Eh? ¿Qué es esto? Esto no es la luz del Juicio de Kefka… -

La contemplé entre extrañada y curiosa, era casi graciosa. Levanté la vista y vi que el flacucho estaba rodeado de varias. Llevaba una pala y papel en la mano ¿Para qué? Este tipo hacía cosas muy raras. Pero entonces golpeó una, y el papel se prendió fuego. Entonces las luciérnagas tocaron las tiendas de campaña y empezaron a hacer arder todo el campamento. Yae a mi lado comenzó a gritar pensando que mi Dios nos estaba castigando. Pero no era él por lo que…

- Tranquila amiga, no es Kekfa, si fuera él ya estaríamos muertos. Solo son bichos de fuego y… -

Mi expresión se tornó sádica.

* ¡…No me gustan los bichos! *

Y apuntando al gruso que descendía sobre el campamento, concentré todo mi poder mágico atrayendo las fuerzas del frio hasta las puntas de mis dedos.

* Morid, ¡MORID! *

Y una bola puntiaguda de hielo salió de mis dedos hacia mis enemigos estallando junto a ellos.

Raanmar suspira, cuando Yae pasa a su lado la para y sostiene...- Cálmate por favor, que no existe esa cosa que dices, cálmate mujer que te va a dar algo... luego miro a la otra ...deja de lanzar eso os vas a congelar lo que no es, el objetivo es demasiado pequeño.

Ni siquiera esperé a ver si el ataque impactaba. Giré mi rostro y miré a esa piltrafilla con mirada inquisitiva.

* Mira, ser insulso * Mu voz sonaba más gutural, como si raspara las palabras. * Si toda tu aportación va a ser quejarte por todo, puedes escribir todo lo que tengas que decir, haces un burruño con el papel, Y TE LO METES POR EL… *

Pero callé de golpe al ver la expresión de Yae por la ordinariez que estaba a punto de decir o al menos me dio esa impresión.

* Mi magia puede detenerlo todo y así lo hará con estos seres o serán destruidos. Y tu en el proceso si vuelves a contrariarme. *

Y mi expresión se volvió más sombría y sádica.

* Y Tienes suerte de que nuestro señor Kefka esté muy ocupado con sus tribulaciones y no ha oído tu estupidez. Es un consejo * Sonrío maléficamente * No vuelvas a hacerlo. Podría ser lo último que hicieras *

Y me giré para ver si mi ataque de hielo había hecho algo.

La voz de alarma se hizo en el campamento. Los soldados, marineros, mecánicos y el resto de los supervivientes salieron para ver cómo el infierno había caído sobre ellos en forma de insectos suicidas flamígeros, algunos vehículos estaban ardiendo y tantas otras tiendas habían sufrido la misma suerte.

La poderosa voz del líder de aquella expedición se hizo sonar por encima del revuelo, ordenando a todos a partir, tomando los objetos valiosos y alejarse del lugar donde aquel desastre había acontecido en aras, de prevenir más daños y más muertes por parte de la tripulación superviviente.

Por otro lado, gracias al ataque de Fanfarria, estacas de hielo acabaron sin que los insectos hicieran ignición; por desgracia, esto no fue suficiente como para detener el amplio número de ellos, mientras las estacas se clavaban en la lámpara que colgaba en aquella cueva y de dónde salían los insectos.

Los primeros vehículos ya comenzaban a abandonar el campamento atravesando el puente, y como no se dieran prisa, terminarían huyendo a pata, o aún peor, quedándose rodeados de aquellos insectos de fuego.

¡Fan! ¡Ran! ¡No hay tiempo que discutir entre nosotros! ¡Esas mariquitas del infierno nos va a destruir a todos! ¡O PEOR AÚN, TENDREMOS QUE IRNOS ANDANDO! ¡ASÍ QUE MOVED EL CULO LOS DOS! - cogió a sus dos amigos de los brazos, cortando el casteo de hielo de Fan y echó a correr tirando de ellos. - ¡Hora de huir! - gritó con energía, para después pronunciar un poco más bajo. - Nunca jamás usaré mis piernas para recorrer largas distancias ¡menos aún si hay un coche! No he nacido para pegarme caminatas... - suspiró. - Ay... Como echo de menos mi puff, mi tele de plasma, mis Doritos...

Mientras corría hacia los coches, giró la cabeza un poco hacia Fan. - Por cierto, el pánfilo escuálido que ha iniciado todo esto... ¿Es a quien buscabas? Porque para hacer lo que ha hecho, se podría haber quedado perdido.

Reí coléricamente al ver como mi hielo destrozaba aquella extraña lámpara congelando a los bichos que aún no habían salido.

* Puedo sentir vuestro dolor… ¡Y me encanta! *

Dije mientras me acariciaba el cuerpo fingiendo un abrazo sobre mi misma. Sin embargo, muchos de esos bichos ya se habían escapado y volaban nuestro alrededor.

* ¡Os mataré! ¡OS MATARÉ A TODOS! *

Pero entonces me llegó la voz de Yae. Mi amiguísima del alma. Solo que aquello que ahora me controlaba no parecía por la labor de escuchar.

* Yo no amenazo niña ¡AVISO! Y no pienso huir mient..r.a.s…me..q… *

Entonces me llevé las manos a la cabeza.

“Estate quieta maldita sea. Es mi amiga, no te dejaré hacerla nada. Devuélveme el control”

Comencé a botar en el sitio mientras mi voz se quejaba.

*N..o, n..o..qu…ie…r.o”

Y entonces me estiré del todo con los brazos en alto.

- ¡BOUM! Vuelvo a tener el control jeje –

Entonces emepcé a correr junto a Yae. Ya casi habíamos alcanzado los vehículos cuando me señaló al escuálido y me preguntó por él.

- Pues sí que es él, sí. ¡Que divertido es estar con vosotros chicos! Monstruos marinos, fuego y destrucción, muerte por todos lados ¡Es el mejor día de mi vida! –

Entonces me acerqué al debilucho de gafas saltonas.

- ¿Qué tal amigo? Que movido todo por aquí ¿Eh? ¿Por qué pensaste que molestar a bichos de fuego era divertido?... Porque acertaste –

Y seguí corriendo hacia los coches.

Al paso rápido subí al transporte y si alguno necesito ayuda para subir como la pequeña Yae, la ayudo aupándola...- Fan ponte a correr de una endemoniada vez... cargar con estas dos iba a ser muy difícil ...no teneis tampoco conciencia del peligro, va a ser esto duro...

De un salto, me subí al vehículo metálico y me agarré a una fuerte mano que me tendió un hombretón negro. Por fin a salvo, escuché a Raanmar quejarse de Yae pero sobre todo de mí. ¡DE MI! No podía entenderlo ni le veía lógica. Por supuesto, como persona sensata y madura, le contesté de la manera más correcta respetuosa y adulta que se me ocurrió.

- ni tiinis timpici cinciinci dil piligri mimimimimi –

Y le saqué la lengua. Así aprendería. Entonces me desplomé en el suelo con las piernas cruzadas y mostrándome claramente ofendida.

El caos fue parcialmente controlado en aquella estampida de camiones, hombres y maquinaria por el puente. Al menos, los tres protagonistas habían logrado subirse a una de esas camionetas que salían de aquel infierno insectoide incendiario (iii, para abreviar), y parecía que todo había terminado y se estaban alejando del peligro, al menos hasta que a Fanfarria le cayó unas gotas frías en la cabeza.

Al mirar hacia arriba, la joven notó que, el "Hielo" que había lanzado, se estaba derritiendo, dejando tras de sí, en la zona que las estacas habían sido clavadas, unos huecos similares en la estructura de la lampara colgante, estructura que, quizás por el daño sufrido anteriormente o quizás con el daño sufrido ahora, comenzó a desquebrajarse.

En un abrir y cerrar de ojos, aquella estructura cayó contra el puente, desequilibrando este mismo, hundiéndolo, y con el, los vehículos y hombres que, de forma desesperada estaban tratando de cruzarlo... entre todos ellos, los tres protagonistas.

No dejé de pegar botes sobre el vehículo mientras veía como nos alejábamos de aquellos bichos inmundos.

- ¡Toma ya! ¡Chincha Rabiña! No podéis con nosotras… - Miré un momento al chico que nos acompañaba y puse mueca de duda - … ni con él… supongo –

Y entonces seguí brincando y trastabillando por los botes que daba el propio vehículo por un terreno tan inestable. Pero entonces noté una gota de agua fría caerme en la cara.

- ¿uh? –

Lentamente levanté la cabeza, justo a tiempo de ver como el hielo que había lanzado, se estaba empezando a derretir, lo justo como para que los bloques de hielo cayesen de golpe sobre el puente que estábamos recorriendo, provocando su ruptura.

- Ups ¡Chicos, tenemos problemas! –

Como pude, me aproximé al extremo trasero del vehículo y extendí las manos delante de mi. Detrás, podía ver como la tierra se hundía a un pozo sin fondo.

- No voy a caerme ahí abajo. ¡Agarraos a algo! – Dije a todos los que se encontraban conmigo - ¡AERO! –

Y haciendo un gesto circular con la mano, una corriente de aire estalló en ella con fuerza. Esperaba que el impulso creado por aquel golpe de aire sirviera para impulsar el vehículo con suficiente fuerza como para alejarlo del pozo.

Ni un segundo de calma podían tener en aquella aventura, además, parecía que Raanmar y Fanfarria parecían más puestos en discutir entre ellos que en salvar el culo. - Yare yare dawa... - suspiró la pequeña Yae.

Cuando parecía que estaban a salvo, la situación se complicó aún más ¡el puente se estaba viniendo abajo por culpa del derrumbamiento de una de esas cosas llenas de bichos! - ¡Ni de coña pienso caer! - contestó ante los comentarios de su amiga y compañera Fanfarria.

Invocó su llave espada e intentó agarrarse usando esta a alguna parte del vehículo, ya fuera incluso atravesando una de las puertas, si Fan hacía un buen Aero todos llegarían a la otra parte sin complicaciones. Mientras colgaba de lo que fuera que había enganchado en el coche, tendió la mano hacia atrás, por si acaso del impulso del hechizo de Fan salían volando. - ¡Agarraos bien! - no pensaba dejar atrás a nadie si podía evitarlo. ¿Con quien iba a meterse si no tenía compañeros?

Raanmar se fija a una barranda del transporte de tropas, y rezando para que su compañera y su hechizo fuese efectivo porque si no me daba a mí que todo esto iba a terminar...muy en un "boom"...

El Aero de Fanfarria había funcionado, y una leve brisa rodeó el vehículo en el que estos se encontraban, lo cual era algo loable. Quizás si el vehículo fuera más pequeño, como por ejemplo una bicicleta para gente con enanismo, para payasos, o quizás un triciclo, la brisa sería lo suficientemente poderosa como para hacerlo volar... siempre y cuando estuviera desocupado, claro está.

Pero el hecho de tratar de levantar un camión de tropas, lleno hasta arriba de soldados, científicos, exploradores, mecánicos y demás personal, además de ellos mismos, no era lo mismo que lanzar por los aires un pequeño triciclo. Por lo que irremediablemente, el vehículo fue hacia atrás, hacia el vacío.