Partida Rol por web

La oscuridad se cernió sobre ellos, o quizás ellos se abalanzaron sobre la oscuridad; sea como sea, apenas se podía ver nada en los alrededores más allá de... no, absolutamente nada. Todo estaba a oscuras, y la única forma de comprender que aún seguían con vida de la caída era el dolor que sentían por el porrazo que habían sufrido... ¡Al menos el Aero de Fanfarria los salvó de recibir daños mayores!.

La voz del Comandante rompió el silencio, así como la oscuridad al encender una cerilla.

De acuerdo, ¿Quién no está muerto?. Que hable.

Lentamente sonidos de hombres y mujeres quejándose del hostión se hicieron presentes en la ya-no-tanta-oscuridad, demostrando así que, quizás, Fanfarria había ayudado más de lo que podrían pensar a simple vista... o directamente tenían mucha suerte al caer por varias decenas de metros en vehículos de varias toneladas. ¡Ingeniería Alemana!. Probablemente.

Miró asombrada a Fan ¡debía ser una maga muy poderosa para hacer volar un jodido camión lleno de soldados! Al menos eso fue lo que pensó antes de que cayera al vacío. - ¡Nunca confié en la magiaaaaaaaaaaaa, solo en los músculooooooooooos! - profirió mientras caían al vacío.

Por suerte para ella, cayó encima de algo que amortiguó su caída, algo con pelo castaño, piel morena, chaqueta negra y camisa blanca. - Espero que sepas que tu recompensa por amortiguar mi caída es el hecho de haber mantenido contacto físico conmigo. - dijo a Raanmar junto con un par de palmaditas.

Se levantó, se sacudió el polvo y se puso firme. - ¡Soldado Yae vivíta y coleando señor! - pronto se dio cuenta ¿qué demonios hacía? Si ni si quiera era parte de ese ejército extraño... Se giró tras indicar que estaba viva y tendió una mano a cada uno de sus compañeros. - Venga arriba, hay un cristal que buscar y un encapuchado que vapulear.

- Auch –

Solo veía oscuridad ¿Qué había pasado? Recordaba unos bichos, y un puente que colapsaba y…

- aaah, ya me acuerdo. ¡AUCH! –

Me dolía todo el cuerpo, solo eran contusiones, pero molestaban maldita sea. Entonces reparé en que ¡No veía nada!

- ¡Dios mío, me he quedado ciega con la caída! –

Me derrumbé sobre el duro y frio suelo sollozando desconsolada.

- Ya no volveré a ver la luz del sol, el volar del buho, el cuerpo crepitante de quien está siendo quemado… -

De pronto una chispa apareció delante de ella, iluminando un rostro duro y serio que preguntaba quien estaba vivo. Me preocupé un instante, pero enseguida escuché la voz de Yae detrás de mi lo que hizo que una enorme sonrisa se dibujara en mi rostro. Mis ojos brillaban de alegría. Acepté la mano que me tendía para ponerme de pie.

- ¡Amiga, estás viva! – Entonces vi que Raanmar se revolvía en el suelo – Ah, y tú también… yuju –

Una vez de pie, me sacudí el polvo y tras dar un par de botecitos, levanté la mano.

- Aquí también estamos vivos –

Instintivamente, busqué al loco de las gafas que había empezado todo.

“Espero que esté bien”

Me levanté del suelo con agilidad, no había sido tan dura la caída como imaginaba...- Hemos salvado desde luego el pellejo, me alegro de no ser el único... miré a Yae en la oscuridad ...digamos que tú y yo estamos de acuerdo en eso, por lo menos... en mitad de la penumbra traté de visualizar si había algo anómalo a nuestro alrededor, fuese bueno o malo, total ya era complicado hallar las diferencias.

Poco a poco más voces fueron sonando por el lugar, mientras más luces se fueron iluminando dejando ver los desastres acontecidos, otra decena de cadáveres se encontraban por los alrededores, algunos aplastados por los escombros y otros muertos debido a la caída del puente. - Por suerte, las personas que no parecían clónicas las unas de las otras estaban bien.

Al cabo de una hora más, la expedición pudo continuar.

Viendo que sus compañeros estaban bien, sonrió ligeramente.  - Venga, venga, hay que seguir, a ver como demonios salimos de esta... - el sitio estaba bastante oscuro, incluso a pesar de la linternas y demás cacharros que llevaban los militares. Tiró tímidamente de la manga de Fanfarria. - Fan, amiga mía. ¿Crees que podrías iluminar esto un poco con tu magia? A lo mejor así podemos ver donde estamos... O si hay algo peligroso... - dio como excusa la chica, pues no quería admitir que le daba algo de miedo la oscuridad y que era una inútil a la hora de buscar cosas.

Caminaba alegremente por la oscuridad mientras tarareaba una macabra y extraña canción, dando saltitos por entre las rocas. Había muy poca luz, pero estaba acostumbrada a ella. Al fin y al cabo, solía pasar días y semanas encerrada a oscuras en su habitación de la torre. Lo malo de aquel lugar era la humedad.

- Está todo empapado. Y resbala un montón. –

Entonces escuchó la petición de su amiga y dio un respingo. ¡Claro!, que ella se sintiera tan cómoda no significaba que el resto tuviera su misma facilidad.

- No te preocupes amiga. Eso te lo arreglo yo en un momento. – Estiró el brazo en horizontal – Nada por aquí – Estiró el otro brazo – Nada por allá – Y entonces puso sus manos frente a ella, chasqueó los dedos y dejó los pulgares arriba, de los cuales brotaron dos pequeñas llamas que aunque no era un faro en la inmensidad del mar, si daban una ligera sensación de calidez. – Y voilá –

Y sonrió satisfecha. El fuego siempre había sido su especialidad. Le gustaba el fuego, su calidez, su luz…

“Quiero quemar cosas”

Esta voz que sonó en su cabeza era la Otra.

- Mucho mejor desde luego... ahora con la luz del fuego podríamos ver donde pisamos, no sería muy bonito acabar cayendo por otro agujero si es que en nuestras circunstancias era si quiera posible ...tened cuidado con donde poneis los piés o acabaremos al borde del barranco y no es que precisamente tenga ganas de acabar así, sería en fin...es igual... la esperanza de que Pyro fuese encontrado había pasado a ser reducida por no decir ninguna, dado que no podíamos buscarle.

El grupo continuó su viaje con la misma tapadera, hasta que, en la lejanía, pudo verse una luz extraña, no parecía ser proveniente de ninguno de los cristales luminiscentes que hubiera por la cueva; ni siquiera parecía haber sido causado por aquellos insectos suicidas flamígeros. La expedición continuó hasta ese punto en donde, usando la enorme taladradora, lograron abrirse paso.

Fan iluminó el camino, por lo que pudieron caminar sin tropezarse demasiado. Aunque pensándolo bien... ¿A aquellos soldados no les importaba lo más mínimo que hubiera una chica que invocaba bolas de fuego? Si Yae desconociera la magia, fliparía en colores.

Gracias a los Dioses, nuevos y antiguos, la máquina excavadora llegó a lo que parecía una salida. Bueno, no llegó, la creó. Pero lo sorprendente no fue aquello, si no el lugar donde habían llegado, que parecía una grandísima cueva subterránea. Se acercó al chico escuálido, el amigo de Fan. - Oye tú. Pareces listo, llevas gafas. ¿Dónde estamos?

Vamos a ver... ¿Cómo es que aún no...

Por su parte, el flacucho de gafas parecía ligeramente confuso acerca de los motivos intrínsecos de cómo un soldado contratado específicamente para esta misión: Encontrar Atlantis. No sabía qué ciudad era la que acabaron de encontrar. Pese a esa confusión inicial, respondió con una sonrisa, dejando de lado todo lo demás, a fin de cuentas, ya habían llegado.

¡Atlantis, es Atlantis!

Al oir aquel nombre mis ojos se abrieron muchísimo y de un salto me planté junto a mi escuálido amigo. Con el impulso me agarré de su brazo y por la incercia, le obligué a voltearse de nuevo hacia aquella majestuosa ciudad.

- increíble – Le sonreí - ¡ATLANTISSSSSSSSSSSS! –

Mis ojos brillaban de emoción mientras le miraba a él, a Yae y a la ciudad. No podía creerlo, esta allí, juntos, viviendo ese momento, descubriendo….

*Ni idea de que es “Atlantis”. Pero está echa polvo entre tu y yo*

Y mi rostro, antes extasiado, se mostraba ahora indiferente y algo molesto.

*¿En serio esto es lo que venías buscando? A mi me parecen cuatro piedras mal montadas. Vector, esa si que era una ciudad*

Entonces, extrañamente sin soltarle del brazo, me giré hacia mis dos subordinados.

* ¿En serio creéis que vamos a encontrar un trozo de cristal ahí? *

Por supuesto, esto lo dije en voz alta y sin ningún tipo de cuidado. Al fin y al cabo, el cuidado era para los fracasados como Fan… o Raanmar

Raanmar se cruzó de brazos, pensativo...- Muy bueno tiene que ser aquello que buscais aquí abajo si tanto habeís buscado y muy importante aquello que ocultasen si la ciudad está tan bien hundida en la nada más absoluta... lo que nosotros necesitamos y lo que ellos buscan, ¿sería lo mismo?, es un pensamiento oscuro pero al igual que en el anterior mundo la cosa tenía la misma lógica habían interpretado como una señal del cielo algo que no comprendían no era muy de locos pensar que podía haber semejanza aquí también.

¡¿ESTO ES ATLANTIS?! - gritó con asombro la pequeña Yae. - Pues vaya chasco... - había oído hablar mil veces de aquella ciudad ¿pero había quedado reducida a eso? Se sorprendió de que Fan no lo conociera. - Fan ¿no sabes que es? Atlantis era la ciudad más prospera del mundo, pero los Dioses se enfadaron al ver que los estaban desafiando con su tecnología y ¡zas! Acabó hundida bajo el agua. ¡Pero está hecha un asco! En el mito la pintaban llena de oro, riquezas y mil cosas más...

Suspiró con gran decepción y cierta morriña. Se acercó a Raanmar y esta vez le habló con un tono delicado y tristón, impropio de ella. - Me recuerda a nuestro hogar... ¿Crees que algún día podremos restaurarla? Espero que sí... - resopló, mirando a Fan, preguntándose si ella echaría de menos su hogar o si, por otra parte, querría irse a vivir con ella cuando acabara todo esto.

Una gota de agua cayó encima de Fanfarria, nuevamente. Algo que hizo que esta levantara la cabeza para ver como un chorro caía directamente sobre Raanmar, empapándolo en un instante, y no solo eso, dicho chorro cada vez se estaba haciendo más y más grande, mojando al resto de soldados supervivientes.

Una corriente de tierra, barro y agua, ocurrió, atrapando a una parte de la tropa dentro de la cueva, mientras que empujaba a los tres aventureros colina abajo, hacia lo que parecía ser un foso de lava que rodeaba la ciudad. Pero el lado bueno de todo esto, sería que el plantel con rostro, estaba a salvo, cubiertos por la enorme máquina escavadora.

Raanmar trató de agarrarse en un primer intento, estuvo cerca, pero aún había tiempo de reacción...- Fan, ¿eso que usaste antes podría impulsarnos para agarrarnos?, lo hizo con tanto penso podría salvarnos, parar el tiempo, cambiar las masas lo que sea...¡si lo tienes es el momento oportuno para decírlo y hacerlo!... dijo Raanmar mientras veía las luces de la lava aproximársele.

Hijo de... - se contuvo la chica al ser completamente ignorada por Raanmar. Pero poco duraron sus ganas de darle una paliza, pues pronto el suelo se resquebrajó, llevándose a los aventureros por delante.

La chica reaccionó lo más rápido que pudo haciendo lo que mejor sabía hacer, lanzar su llave espada para llevar a Fan hasta un ligar seguro. - ¡Confío en ti amiga mía!

La caída me pilló por sorpresa, pero sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Ella era Fanfarria, no pensaba morir allí junto a esos pringados.

*Aquí os quedáis pringaos*

Mi voz sonaba cruel, pero claro, no era mi voz, sino la de ella y… ya me entendéis. Comencé a reir mientras concentraba la magia a mi alrededor para lanzar Aero y sacarme de allí a mi sola. Pero algo falló, la magia no obedecía y un cansancio me invadió. Había abusado de la magia. Y abajo solo había muerte por lava

*Maldita sea, yo me piro de aquí*

Y volví a ser yo. Sacudí la cabeza extrañada mientras intentaba entender que ocurría.

- ¿Dónde…? –

Entonces miré hacia donde caía.

- ¡aaaaah! ¡¿Pero donde nos has metido maldita loca?! –

Comencé a agitar los brazos intentando agarrarme a cualquier asidero

- Si salimos de esta tú y yo tendremos una charla ¡Socorroooooooo! –