Partida Rol por web

El Poder dormita en ti...

Si le das una forma...

te dará fuerza...

Escoge bien.

ESPADA

El Poder del Guerrero.

Coraje Invencible.

Un arma para dañar al prójimo.

ESCUDO

El Poder del Guardián.

La amabilidad de ayudar a un amigo.

Un escudo cobarde que todo lo repele.

CETRO MÁGICO

El Poder del Místico.

Inmensa Fuerza Interior.

La Intriga que devorará el alma.

Tu camino está establecido...

Ahora, ¿A qué renunciarás a cambio?

Elijo el Escudo

Rechazo la Espada

Patricia estaba forcejeando para romper sus ataduras cuando...

¡Ah! 

Estaba ahí de pie, en un espacio onírico creado bajo los efectos de alguna droga muy dura que transmutaba cualquier paisaje en una niebla etérea, oscura, y muy luminosa, ¡como vantablack con purpurina! Todavía tenía las ansias de escapar de aquella cama en el cuerpo. Era liberador y claustrofóbico encontrarse en esa situación tan mística con la sensación de seguir apresada. 

¿Q-quien me habla? ¿Pero acaso alguien estaba hablando? Era más como que la información ya estuviera ahí, como si estuviera recordando que le hablaban... ¿sería un sueño? Se notaba real, pero todo indicaba que era un sueño, un no-lugar en un no-tiempo... ¿Un sueño real? ¿Esto es lo que hay dentro de mi cabeza? ¿Me habrá absorvido mi cabeza? Sintió la necesidad de salir de ahí como fuera, ¡tenía que volver! Volver, desatarme, desatar a mis compañeros, huir... Correteó un poco por el no-lugar buscando una salida, solo para comprobar que no había tal cosa, que ni siquiera daba la sensación de estar moviéndose... Quizás sí estaba dentro de su cabeza después de todo...

Parecía una frivolidad ponerse a elegir cosas dentro de su cabeza sabiendo lo que la esperaba fuera, pero no veía qué otra cosa podía hacer. Y puesta a elegir... 

¡Espada! La tomó con furia, llena de prisa. Puesta a elegir, la decisión era evidente: la espada era el único de los tres objetos que servía para cortar una cuerda. Ese fue el único criterio de Patricia, que era muy lista. Y con el mismo criterio, ¡Renuncio al cetro! Lo apartó con la espada, de un golpe horizontal como la posición de su cuerpo real. Con el escudo podría protegerse a ella y a sus compañeros al cortar las cuerdas, con un palo no. 

Habiendo elegido la espada que sirve para cortar cuerdas, y renunciado al palo que no entendía para qué sirve, pidió al interior de su cabeza: ¡Ya está! ¡Quiero salir!

Perdido entre heridas y sombras.
Desaparecido en accion continua y aun asi, una eleccion debo escoger.

-Escudo- y veo el resto, algo que yo tendria que ambandonar en accion-Baston.

¿Estaba soñando? Aquel lugar bien parecía un sueño. El suelo de cristal parecía emanar una tenue luez, mientras a mi alrededor se extendía la más absoluta oscuridad. Tres formas, tres objetos tomaron presencia ante mí: una espada, un escudo, un cetro. Una ominosa voz surgida de las profundidades... ¿de qué profundidades, las del sueño, las de mi interior?... me ofreció una elección. Tomé un momento de reflexión, casi por cortesía con la misteriosa voz, pero no tenía dudas.

-Elijo la espada, para desterrar el mal y castigar la injusticia. -dije, cogiéndola entre mis manos.

La voz volvió a resonar en aquella estancia con una segunda pregunta. Un acto de renuncia. Aquello era más complicado, pero decidí que mi primer impulso sería la respuesta adecuada.

-Renuncio al cetro, no porque no desee su poder sino porque prefiero el escudo, para proteger aquello que realmente importa.

Elijo el cetro mágico:
-El Poder del Místico.
-Inmensa Fuerza Interior.
-La Intriga que devorará el alma.

Y me deshago de la Espada:
-El Poder del Guerrero.
-Coraje Invencible.
-Un arma para dañar al prójimo.

Me quedé mirando el lugar y de repente unas imágenes aparecen.

- El poder del guerrero seguiré y renunció al centro mágico

La espada pa mi. Sacrifico el cetro.

Yo cetro mágico, por supuestísimo

Escojo el escudo y renuncio a la espada.

-El poder del guerrero- pienso mientras elijo la espada en mis manos -mas para defender al inocente que para dañar- ahora la otra pregunta a que renunciaba al poder del guardián o al poder del místico, cierto era que necesitaba el conocimiento  y la sabiduría pero no servían de nada si no era para proteger a los demás, aunque doloroso renunciaba a ese poder - Renuncio  al poder del místico.

Se siente en paz en aquel sueño lúcido, como si flotara plácidamente en la nada. Clover se acerca ceremoniosamente al cetro y lo sujeta entre sus manos; lo atrae hacia sí con profundo respeto. En cambio, mira con recelo a la espada y en su interior rechaza su poder. 

Supongo que lo que más le pegue a mi personaje es el escudo.

Cojo espada y descartó el escudo como siempre vamos XD

     ... ¿ Donde... Estoy...? ...

... ¿ Que es... Lo que hago... Aquí... ? ...

    Lo último que recordaba es que un fuerte estruendo resonó por todo el reino y antes de que nos diesemos cuenta... Ya todo estaba cubierto de nubes y polvo.

   - ¿ ho-ho...hola ? - intento pregunta a modo de buscar una reacción de alguien más que estuviera en este sitio, pues aunque parecía estar de algo mucho más onírico que real, lo cierto es que podía sentir el tacto de mis pies tocando el hipotético suelo ... Aunque puede que sea solo imaginación mía ...

    De la nada unas figuras acompañadas de una ominosa voz que se repetía en mi cabeza aparecieron ante mí, cada una tomando la forma de objetos y rezando un posible destinó tan brillante como incierto, para cada una de éstas.

     Camino hasta donde se encontraba el cetro, su figura y el aura que le envolvía, no dejaba de volverse cada vez más fascinante, a medida que la distancias entre ambos se iba volviendo cada vez más corta. Tocándolo en un primer instante, para luego afirmarlo con todas mis fuerzas, dando a entender que esta era mi ruta a elegir.

y al instante de que lo tomará, este se desvanecía entre mis dedos para solo dejar en la escena las figuras del escudo y la espada.

... ¿ De qué va... Todo esto...? ...

ahora el mensaje era distinto, ellos querian que si estaba dispuesto a alcanzar esa fuerza interior, debía dejar de lado algo tan valioso como aquello, pero aunque ambas opciones implicaban una virtud de la cual no era capaz de abandonar, la calidez del escudo eclipsaba completamente la gélidas presencia que venía del filo de la espada.

... Mi familia siempre hablo... De proteger a las personas ante todo...

       y sin nada más que pensar, tomo por unos segundos la espada, para luego soltarla en mitad de la nada, dando a entender de qué ésto estaba dispuesto a dejar atrás, para alcanzar mis objetivos

Renuncio a la espada y potencio el bastón.