Partida Rol por web

El grupo se dirigió hacia la Cervecería para empezar a ocupar sus puestos. Hastings y Kurt se colocaron en la entrada donde vigilaban a todo el que entraba comprobando su documentación y realizando cacheos. Únicamente lo hacían a los civiles, los miembros del partido y los altos miembros del ejército entraban sin más. Uno de ellos era el propio Hans Kruger que saludó con sorna a los guardias de la entrada. Lahousen y Bohm paseaban por la zona trasera de la cervecería, entre las mesas, sin perder de vista a la gente que empezaba a acomodarse y pedir bebidas. El teniente y Birnbaum esperaban en la calle a la llegada del Führer. La población de Münich se había echado a la calle para recibir a su dirigente. Un aumento del gritero procedente de una de las calles le informó a Von Heiser de que la comitiva del Führer estaba a punto de llegar.

El morro de primer Mercedes asomó por la calle, seguido por el coche oficial de Hitler acompañado de motoristas de su guardia personal y cerraba el convoy otro Mercedes de color negro. La comitiva de coches llegó hasta las puertas de la cervecería y el cabecilla bajó del coche sin dejar de saludar a la gente que lo vitoreaba sin cesar. Hitler se acercó hacia Heiser y el resto que hicieron el tradicional saludo con el brazo alzado. Hitler sonrió y entró en el recinto seguido de sus acompañantes.

El teniente Heiser siguió al Führer mientras Birnbaum daba un rodeo hacia la parte de atrás donde tenía esperando el coche de emergencia por si había que salir a toda pastilla. Revisando que el vehículo estaba bien, le pareció ver un movimiento furtivo en un callejón adyacente, como si alguien se estuviera escondiendo.

Dirck Von Heiser, teniente del Ejército Alemán, recibió al líder de la nueva Alemania, y tras el protocolario saludo siguió al Führer al interior de la cervecería, no trató de hablar con él. Había demasiada gente que quería hacerlo y entreternerse podría estorbar su trabajo. La pistola se encontraba en su funda y era todo lo que tenía para proteger al líder de Alemania. Buscó con la mirada a sus hombres a los que vio cumpliendo con su labor. También vio a Kruger al que sólo dirigió una breve mirada, después se centró en Hitler y en la misión de hoy; y esa es la razón por la que no vio al sospechoso individuo del callejón de atrás.

Hasting siguio revisando al personal que seguia entrando en la cerveceria, hasta que las fuerzas de seguridad cerraron al entrada, y entonces se colocaron en sus otros puestos para vigilancia.

Noto un nudo en el estomago y, por un instante, parece que voy a vomitar hasta la primera papilla. La repentina algarabia que produce la comitiva del Fürher a su paso, es como un bofeto bien dado y el mareo se esfuma instantaneamente. Levanto la vista, saco pecho, junto los talones en un taconazo marcial y estiro el brazo, en señal de reconocimiento al lider de nuestra patria, manteniendolo en alto, mientras Herr Hitler se detiene un momento a estrechar la mano de nuestro oficial superior.

Concluidos los saludos protocolarios, me despido de Herr Von Heiser con un leve asentimiento de cabeza y me pierdo entre la multitud, rumbo al callejon trasero donde aguarda el vehiculo de apoyo. Resulta facil despistar a cualquier hipotetico perseguidor, entre la masa que se agolpa, vitoreando y jaleando, entusiasmados.

Ya en el coche, me deshago de la guerrera y me remango, levantando el capo y comprobando todos los pequeños detalles que pueden salir mal... Cuando una sombra fugaz cruza velozmente por el rabillo del ojo.

"Ficke... Tenia que pasrme esto a mi..."

Lanzo una rapida mirada en derredor para cerciorarme de que, deacuerdo con el plan previsto, estan en sus puestos y aqui no hay nadie mas. Resoplando, suelto un bufido, y bajo el capo de un sonoro golpe, tratando de asustar al supuesto asaltante. Dejo las llaves en el copntacto, por si acaso y, tambien por si acaso, echo mano a la pistola. Con la guerrera medio abotonada, me pego a una de las paredes del callejon, avanzando despacio hacia el lugar donde me parecio que alguien trataba de esconderse...

"Maldita sea... Que sea un gato... O un chucho rebuscando en la basura..."

Mi mano se cierra en torno a la empuñadura de mi pistola, hasta poner los nudillos blancos. Paso a paso, me acerco...

El evento había comenzado en el interior del recinto pero Rudolf prestaba oídos sordos a los amortiguados sonidos de la multitud que se agolpaba en la cervecería. Su atención estaba únicamente concentrada en lo que pasaba en el callejón. Silenciosamente y con la pistola preparada, el soldado se acercó hasta un grupo de cubos de basura metálicos. De nuevo escuchó un ruido amortiguado. Ahí había alguien, estaba seguro.

Se abalanzó sobre el lugar con la pistola apuntando y sorprendió a un hombre que se ocultaba entre la basura. Iba vestido con ropas sencillas, como la mayoría de los trabajadores de Münich y se cubría la cabeza con una gorra de cuero. Levantó las manos al ver al soldado echársele encima.

-¡No dispare, no dispare!

Ya ha empezado. De golpe todo lo que pasa por la cabeza desaparece y se activa el modo combate.

Un ruido fuera del local, parece una distracción. Preparo la pistola y aunque la empuño, no la termino de sacar de su funda. Observo a la gente en torno al fürher, es el momento idóneo para acercarse si alguien quiere hacer algo.

Momentos de tensión, mucha gente desconcertada, alguno como los encargados de la seguridad angustiados.

Por lo menos en el frente, al enemigo se le distingue por el uniforme, ahora cualquiera podría ser uno, o no serlo nadie.

La mano aferrada al arma, los ojos continuan su escrutinio de todo lo que ocurre especialmente en la zona opuesta al lugar donde ha surgido la alarma.

- Bohm, mucho ojo con lo tuyo. Trato de hablar con mi compañero, este es un buen momento para recoger algo del baño, somos buenos soldados, seguro que está atento.

Rudolf agarró con rudeza al hombre y lo sacó del escondite. Le empujó de vuelta hacia la parte de atrás de la cervecería donde lo metió dentro del coche preparado para cualquier eventualidad. Después, sin quitarle un ojo de encima, abrió la puerta trasera de la cervecería. El Führer había empezado su discurso y Rudolf podía verle de espaldas en la tarima hablándole a un público totalmente entregado. El teniente se encontraba cerca de allí y Rudolf le hizo un gesto para que se acercara.

-He cogido a un tipo merodeando por el callejón, señor -le informó en voz baja-. Lo tengo dentro del coche.

Una vez informado el teniente, vuelvo al coche, pistola en mano, dispuesto a interpelar al sospechoso.

"Todo ha sido muy rapido... Apenas he tenido tiempo de pedirle su documentación o de preguntarle que estaba haciendo por alli... Puede que tuviese un motivo legitimo... Y parecia tan asustado como yo lo estaba..."

Enmarcado en la puerta del vehiculo, sin dejar de apuntarle con mi arma reglamentaria y con la mejor cara posible de instructor enfadado le hago una serie de preguntas... quizas sin demasiado orden o logica... pero las que creo que me seran de utilidad para decidir si es un posible asesino o simplemente un tipo con mala suerte.

-"¡Nombre y ocupación!"

-"¿Donde reside?"

-"¿Para quien trabaja?"

-"¿Es miembro del Partido?"

-"¿Tiene antecedentes policiales?"

-"¿Sabe usted quien esta en ese edificio?" (Señalando a la cerveceria con el pulgar de la mano izquierda)

-"¿Por que estaba merodeando?"

El sujeto no quitaba la vista de la bocacha de la pistola mientras intentaba contestar a las preguntas de Rudolf de forma atropellada.

-Me llamo Georg Elser. Soy carpintero y relojero. He venido desde Constanza para intentar ver a nuestro amado Führer. Pero no he logrado entrar y quería colarme por la puerta de atrás -dice mostrándose compungido. El tipo parecía sincero, pero Rudolf no podía más que pensar en el misterioso hombre que fue sorprendido noches atrás escondido en los baños de la cervecería.

En ese momento, Hastings dobla la esquina y se acerca a su compañero, terminado ya su turno de guardia en la puerta principal.

- Hombre que tienes aqui? has pillado a un miron?

no creo que sea tan facil, por aqui anda el tipo ese de anoche seguro.

- QUieres que haga algo, o monto guardia en la puerta?

Von Heiser se encontraba hablando con empresario de la industria sidderúrgica, nada en concreto, palabras sueltas y monosílabos, no quería entretenerse pero el hombre se había empeñado en empezar una conversación. Ante el aviso de Rudolf, mascullo un velocísimo "Disculpe" y se dirigió hacia su subordinado. LLegó justo a tiempo para escuchar la vaga excusa del hombre.

Regístrenle -ordenó el teniente- Sea verdad o mentira lo que dice señor Elser va usted a ir a comisaría ahora mismo. Si dice la verdad pronto estará libre y el Führer, su amado Führer, quizá aún siga aquí.

Aunque no lo creo.

Pero si ha mentido y en comisaria saben que usted es otra persona ya s epuede imaginar las consecuencias. Que la policía se encargue de él. Buen trabajo señores.