Partida Rol por web

El golpe de Shail fue completamente certero, pero decidido a capturar al sectario, golpeó con el plano del hacha y él mismo pudo ver que con poca efectividad al no alcanzar el cuello cuando el hombre se agachó a tirar otra hoja a la hoguera sino que le golpeó lo alto de la espalda. Pero su hacha era extremadamente efectiva contra él, que se alejó trastabillando y boqueando tratando de llevar aire a sus pulmones hasta apoyarse en la pared para no caer.

No estaba siendo lo más rápido que había pensado, pero sí algo efectivo. Los tipos se habían asustado y no gritaban ni huían. ¿No serían espectros mudos? Esperando que no, volví a alzar la maza y dejarla caer sobre su cabeza. Mientras se estuviera quieto y en silencio, también nos valía. Pero la destreza no estaba siendo hoy mi amiga...

Xera golpeó certera con su primer mazazo, pero aunque rápida no tenía la suficiente pericia y su segundo golpe se quedó corto. El tipo boqueaba dolorido y al borde de perder la consciencia, casi incapaz de moverse, como su compañero. Arrinconados, no tenían muchas opciones y sus ojos dejaban claro a los hermanos, acostumbrados a enfrentarse a fanáticos del Puño convencidos de luchar por una causa superior, que no se rendirían.

Manteniendo más atención a las armas de los hermanos que a sus conjuros, el lanzador junto a Xera que estaba visiblemente más afectado por sus heridas serias se distrajo, su canturreo se convirtió en balbuceo y la energía electrica que acumulaba en las manos se disipó como una hoguera en una riada. El que enfrentaba a Shail en cambio logró lanzar un relámpago desde sus dedos que el explorador pudo evitar en buena parte, pero no sin que algunos arcos de corriente saltasen a él cuando la descarga le pasó a menos de cinco centímetros.

El hecho de que sus enemigos fueran capaces de lanzar electricidad por sus manos le sorprendió. No estaba acostumbrado a ver a nadie, salvo a su hermana, hacer ese tipo de trucos. Así que le pilló bastante por sorpresa. A pesar de ello, el lobo urbano era un tipo de lo más ágil y esquivó gran parte de la electricidad que había generado el cultista.

Después se agachó por si venía alguna descarga más y después descargó, de forma contenida, sus golpes. A punto estuvo de no hacerlo, pues eso de que fueran capaces de hacer magia le había hecho enfadar, y se quedó con ganas de quitarles de en medio del todo y eliminarles cuanto antes. Pero no, debía tener algo de templanza y contener sus golpes para no herirle de gravedad y así no perder la oportunidad que tenía para investigar aquella misión.

Shail por fin consiguió alcanzar una posición desde la que lanzar su rutina de ataque y, de hecho, a punto estubo de echar a perder su esfuerzo por capturar al cultista. Sus arma y estilo mostraron su efectividad por fin, el doble tajo alto (con el plano del hacha) inicial alcanzó con un golpe terrible a la sien del encapuchado derrumbándole inconsciente como un espantapájaros al que hubieran cortado el palo de soporte.

Sólo en el último segundo consiguió desviar el siguiente doble golpe al otro enemigo, el que acosaba su hermana. El primer impacto, cuando trató de esquivar a izquierda también le alcanzó en la frente, haciendole volver la cabeza con la mirada en blanco y desmadejado, demasiado dañado para seguir consciente.

Si no detenía la mano siniestra el golpe le alcanzaría en la cara, lo que seguramente resultase letal para el segundo cultista, a pesar de golpear con el plano del hacha.

Los dos cultistas cayeron desmadejados con los ojos cerrados. Ambos mostraron feos golpes en la cabeza, cuando les cayeron las capuchas y los hermanos no dudaban de que tendrían también enormes morados en la espalda dónde habían recibido también fuertes mazazos.

Shail miró a su hermana. Era el momento de apresar a uno de ellos para interrogarle y obtener toda la información posible que pudiera darles. Esperaba que fuera ella quien se ocupase de esas cosas, tenía más costumbre en interrogatorios y en manipulación de la gente. Él era básicamente la fuerza de la pareja y ella la carisma y la inteligencia. Pero si necesitaba algo para reanimar a sus enemigos, le mostró la varita mágica para que recordase que él podía curar algo de sus heridas para que recobraran el conocimiento.

Miré a los dos cultistas y me decanté por el que parecía menos herido de los dos. Él tendría que ser el que hablara y el otro el que fuera víctima de una posible muerte... Aunque era muy probable que ambos acabaran comidos por las ratas

Shail, coge a ese y ponle tu arma en el cuello. Voy a reanimar a este otro, y es necesario que vea que la vida de su compañero está en peligro, además de la suya propia, para que hable.

Me puse manos a la obra. No tenía la varita de Shail, que había rechazado para utilizarla en nosotros mismos, pero sabía hacer vendajes, taponar heridas y hacer ciertas comprobaciones para asegurarme que un herido no estaba a punto de morir. Lo senté, apoyando su espalda en la pared, y le di varios cachetes en la cara, esperando que se despertara. Obviamente, saqué la daga, para cuando despertara, tuviera un buen despertar.

El tipo sacudió la cabeza e incluso manoteó para evitar las tortas, pero cuando notó la punta de la daga en el cuello se tensó y terminó de despejarse. Ahora que le habían quitado la capucha pudieron ver que tenía un aspecto macilento, piel amarillenta y pálida llena de manchas aunque no parecía tener ni una arruga, el pelo estaba estropajoso pero era muy abundante y fuerte. Aunque parecía tener cuarenta y muchos años mal llevados, el resto de evidencias hablaba de no muchos más de veinte.

Miró con ojos rosados llenos de odio y gesto adusto de desprecio a ambos. No había miedo en su mirada aunque si dirigió una ligera ojeada a los documentos que no habían terminado de quemar.

Al despertarse, no dudé en plantarle la daga en el cuello. Shail tenía que hacer su trabajo de hombre sin escrúpulos capaz de cargarse al otro sin pensárselo. Yo, mientras, intentaría sacarle información sobre la organización y qué hacían en ese lugar.

No te preocupes por esos papeles, es el menor de tus males en este momento obviamente, tendrían que revisarlos para saber qué hacían. Miles de ideas se me pasaban por la cabeza.

Esto va a ser sencillo. Danos información y te dejaremos ir. Si te niegas, empezarás a ver lo que le hacemos a tu compañero. Y si al final tu compañero deja de sernos útil, dejaré que esta hoja plateada te haga bonitos dibujos, ¿qué te parece? mi tono era amenazador, pero no dejaba que la sonrisa se fuera de mis labios. Daba un toque más siniestro, de loca.

Hay algo extraño en esta ciudad, ¿sabes? Gente que desapare sin dejar rastro, amenazas varias... ¿Qué sabes tú de eso? Y no, no me digas que tú eres sólo un mandado y que sólo te pagan por quemar papeles... Seguro que algo has leído, ¿verdad que sí? Venga, sólo tienes que empezar a hablar...

Apreté un poco la punta de la daga sobre su garganta.

El tipo la miró con ojos de fanático. Su actuación había sido increíble y Xera no dudaba de que el hombre la creía... pero le daba igual. Clavó su mirada con profundo desprecio en ella y se rió.

-"Pues claro que desaparecen, sucios, mezquinos, deleznables parias incapaces de acomodarse en una sociedad civilizada, seres caóticos que no entienden el orden ni la vida en sociedad, sin respeto por los demás que sólo piensan en sí mismos. Criaturas repugnantes a las que damos una nueva función en la sociedad que está por venir. Criaturas como vosotros... justicieros, os llamáis, pero no seguís ley alguna, tras vosotros sólo queda la ley de la fuerza y el desorden, el preocuparse cada uno de sí mismo; llanto y dolor para el que no puede cuidarse a sí mismo o a su familia.

El antiguo imperio volverá, pero ésta vez con líderes capaces y eficientes, construiremos un nuevo mundo de las cenizas del actual, uno de auténtica justicia, con un sitio preciso para cada persona. Una perfecta torre de marfil, una pirámide social sin fisuras. El crimen y el delito no serán tolerados, ni la pereza ni la codicia, un mundo ideal dónde todo el mundo tenga su lugar en el que vivir una vida satisfactoria y útil.

Eso hacemos aquí, fulana asesina. Un lugar en el que aberraciones como tú no tendrán lugar y tus manipulaciones serán expuestas y purificadas en la hoguera."

Shail escupió en la cara al hombre con el que Xera estaba hablando y después hundió aún más sus espadas en el cuello de su amigo. O empiezas a contarnos lo que de verdad sabes. Dijo volviendo a escupirle. O juro que empezaré por matar a tu compañero y después te mataré a ti. Dijo mientras él también miraba de reojo los papeles que aún no habían quemado. Seguramente allí se encontrase aún gran parte de lo que querían esconder, así que sería interesante echarles un vistazo. Pero para eso debían primero terminar de sonsacarle toda la información posible, y para eso Xera era la perfecta interrogadora.

Xera había conseguido convencerle de que le mataría, lo que sólo había provocado la diatriba que apenas había dado información, por más que fuera un reconocimiento tácito de que estaban detrás de las desapariciones. En el caso de Shail no tuvo el mismo efecto.

-"¿Tú? Tú no tienes ojos de asesino, no eres como ella. Eres uno de esos idealistas estúpidos que cree que todo el mundo es bueno y que dejado en libertad el Hombre elegirá lo correcto ¿verdad?" - le devolvió el escupitajo - "Mira el mundo a tu alrededor, imbécil, mira lo bien que ha funcionado tu sistema. ¿No tienes un padre asesinado, un amigo comido por impuestos injustos, una hermana violada, una madre prostituida, un hijo esclavizado? Pues serás el único." - hizo una pausa con mirada de resolución, pero dirigida a Xera.

-"El Nuevo Orden acabará con esas aberraciones. No voy a ayudarte, Libertaria, sois una lacra. Si quieres haz un oferta clara y justa, una información concreta que no ponga en peligro al Puño a cambio de entregarme a la guardia. Si no puedes hacer tu trabajo, carnicera degenerada."

Las palabras del sectario evidenciaban su estado de delirio permanente, Xera recordó las cosas innombrables del piso superior y lo que alguien como Garv, un inquisidor, diría la respecto; su compañero era muy moderado y buena persona, peor aún así probablemente haría una hoguera con hasta el último hereje que hubiera pisado aquel almacén. Que alguien implicado en magia tan prohibida que, hasta ahora, se consideraba cuentos míticos hablase así no decía nada bueno de su cordura.

Puse los ojos en blanco. El cultista era un bocazas, que no iba a dejar de decir tonterías. Quizá ni con la presión suficiente diría nada, pues parecía un loco fanático fuera de sus cabales. Así que tocaba jugar con en su mismo mundo.

Oh, sí, soy una radical antisistema, y no serás al primero que me cargue. Y no solo eso, ¿crees que asesino por un ideal? Oh, no, no me hace falta, a veces incluso lo hago por placer. Apreté un poco más la daga contra el cuello mientras seguía sonriendo.

¿Qué tal si me hablas de las aberraciones sin carne de ahí arriba? ¿Las has creado tú? La verdad es que no pareces muy capaz. ¿Te las ha regalado algún amiguito que es más fuerte que tú? Una criatura que se podía decir que es de cuento siniestro se ha puesto a combatir con nosotros. Claro está, que le hemos destrozado cada uno de sus huesos, si no no estaríamos aquí. ¿Me cuentas de dónde sale esa magia tan siniestra?

El cultista se rió entre dientes, despectivo y convencido de que aquello evidenciaba la realidad. Su superioridad moral y lo correcto de sus actos. Incluso los que se vendían como héroes populares entre los libertarios no eran más que alimañas asesinas.

-"Yo ayudé a los maestros. Serán útiles en lo que está por venir, quizá un poco decepcionante su actuación, pero los tenemos mejores. Aceptalo: nuestra superioridad mágica y de conocimiento es abrumadora. No tenéis ninguna posibilidad." - el orgullo era bien visible en el necromante pero acabó con una sonrísa fría que presagiaba algo malo - "Ya lo verás más pronto de lo que crees."

La última amenaza hizo que un escalofrío le recorriera la espalda a Shail, en ese instante sintió que algo malo iba a pasar, y sin dudarlo ni un momento rebanó el pescuezo al hombre que tenía sujetándolo. Realmente el Lobo Urbano estaba siendo preso de las amenazas y de la preocupación de aquel tipo, y pensó que dejarles con vida iba a ser un error tremendo. Además, no parecía que tuviera preocupación por la muerte, así que, esperaba que si el que hablaba tuviera algo más que decir, lo hiciera ahora o terminaría como su compañero. Será mejor que te dejes de misterios. Dijo soltando el cadáver y mirando con ira al que aún seguía vivo. O te pasará lo mismo a ti. Habla, en serio, o te empezaré cortando cada uno de los dedos. Dijo con una sangre fría muy poco típico de él. ¿Está claro? 

Después se puso en pie y se acercó a los papeles que aún no se habían quemado. Los tomó y trató de entender qué es lo que decía en ellos.

El cultista abrió los ojos sorprendido con la acción de Shail era obvio que no se lo esperaba; aunque no parecía asustado, lo que no esperaba es que él lo hiciera o que lo hiciera así, o tal vez que lo hiciera con esa frialdad. Acabó mirándole con odio y con una risa despectiva y sin humor, más una burla que una muestra de alegría.

-"Y ésto, ¿cómo lo justificas, héroe?" - el desprecio en la palabra era casi físico - "defiendes un mundo cruel, sin propósito, sin orden, sin tranquilidad basándote en una supuesta superioridad moral y criticas nuestros métodos... ¿Por qué? ¿Porque matamos a quienes se oponen a nuestra paz universal? ¿Y tú no? Al menos nosotros lo hacemos por un fin bueno y claro: la paz final, tú sólo perpetúas el sufrimiento y la lucha que hoy cubre cada rincón de nuestras tierras."

-"Ahí tienes. Información realmente útil, la que podría hacer que tu reblandecida sesera entrara en razón y apoyara al bando que realmente defiende a la gente." - Escupió en su dirección, aunque estaba demasiado lejos para atinar y se le quedó mirando con una mueca de desprecio.