Partida Rol por web

Hargrim asintió a las palabras de Garv, su voz cavernosa retumbó, no se sabía exactamente de dónde, dado que no tenía garganta.

-"Te agradezco tu consideración y tu apertura de miras. Es muy extraño encontrar entre los vivos quien respete nuestra decisión de no pasar el velo mientras no nos sintamos seguros e impelidos a ello." - cuando el paladín pidió disculpas, el sacerdote hizo un gesto, desechando cualquier posible duda - "No tienes que disculparte, todas tus preguntas serán contestadas, por mi y por todos los que viven en las Naciones Muertas, no tiene sentido pedir ayuda a alguien y luego ofenderse cuando trata de brindarla o faltar a la colaboración. Es más, cualquier inconveniencia por tu desconocimiento de nuestro entorno lo que debe ser es disculpado por nuestra parte, que te esfuerces en entendernos es más que suficiente por la tuya."

Sus ojos rojizos brillaron más fuerte al hablar de Saball, cuando pasó a responder sus preguntas, resultaba bastante claro para Garv que no le tenía la menor simpatía. Después de un poco de esfuerzo uno podía acostumbrarse a leer las emociones de éstos seres, aunque no era tan fácil como con los vivos, para el preclaro entendimiento de las almas del inquisidor no era tampoco complicado.

-"Saball es un emisario. Un embajador. De nuestro enemigo más peligroso e insidioso: Los Hombres de la Ceniza. Esa facción cree que ni la vida ni la muerte son el final, sino que la privación de las emociones es el camino a una Muerte Final, que es el destino, morir es un paso previo necesario para purgarse de las necesidades básicas y sus emociones asociadas. Como es lógico, para ellos, la muerte en vida es anatema, una herejía imperdonable y totalmente inaceptable." - hizo una pausa, tras esa parrafada, que despreciaba mientras hablaba con gestos despectivos con la mano. - "antiguos tratados exigen la paz física entre nosotros y ellos, no podemos hacernos daño mutuamente, so pena de perder la inmunidad unos contra otros y entrar en una guerra de exterminio. De modo que tenemos que dejar que Saball permanezca en nuestros dominios extendiendo sus creencias heréticas entre los nuestros para tratar de convencerles de que dejen su existencia actual atrás de que... mueran del todo. Teóricamente no puede hacernos daño, o más bien no debería; pero no sería la primera vez que, de una forma u otra, un cenizo - o presunto cenizo - nos mata. Su predecesor, sin ir más lejos, mató a algunos de los nuestros tras convertirse en hombre-rata y cambiar de bando."

Cuando preguntó por Acaste, su mirada se apagó, aunque seguía siendo titilante, el paladín pensó que era una furia más bien triste, más cerca de la decepción o la pena que del enfado.

-"Acaste es la líder de la facción de los necrófagos. Son nuestros miembros más salvajes, los más descontrolados y a quienes hemos de vigilar más de cerca para que no cometan crímenes que nos puedan costar problemas con las autoridades de la superficie. Los necrófagos se alimentan de cadáveres, los necesitan. Y aquí sólo pueden comer carroña, los de criaturas no inteligentes que cacen o los que compren a sus dueños mientras aún están en vida o a quienes les hayan adquirido legalmente. A Acaste y los suyos no les hace mucha gracia, vagan fuera de nuestras fronteras con frecuencia buscando presas aceptables, pero si por ellos fuera harían presa de los zombis y de los vivos."

Cuando le preguntó por más facciones, el esqueleto volvió a encogerse de hombros, gracias a la amplia túnica era un gesto que sí resultaba natural.

-"Cualquier Hombre de la Ceniza, no sólo Saball, estaría encantado de vernos desaparecer. También la Guardia del Destino, que creen que la fuerza detrás del universo es la destrucción y la entropía, para quienes somos una herejía, dado que perviviremos, potencialmente, para siempre sin sucumbir a la destrucción; pero ellos no tienen ninguna defensa especial contra nosotros, si encontramos uno aquí podemos matarlo, no suelen venir. Desde luego está el hecho de que éstas catacumbas, y todo el bajo-Sigil, está plagado de monstruos, inhumanos y aberrantes, crueles y poderosos, es un lugar peligroso, aunque le patrullamos y vigilamos, siempre hay riesgo. Por último están los hombres rata, girando a la izquierda en lugar de a la derecha en el primer túnel excavado, se llega a sus catacumbas; antaño fueron un enemigo feroz, pero su líder fue asesinado hace muchas décadas y desde entonces están desorganizados y débiles."

Cuando Beshaabel oyó que ella pediría la recompensa, se atragantó y abrió los ojos con sorpresa.

-"¿Qué? ¿Quién? ¿Yo? ¿Yo pido la recompensa? ¿Y qué quieres que pida? Que no nos la jueguen estará bien, para empezar." - cuando vio la mirada fría de Hargrim, apartó la mirada un segundo, pero luego se la devolvió con el mismo aire de autoridad. Al final, después de un incómodo silencio, durante el duelo de miradas parecieron llegar a un tenso entendimiento cordial. Beshaabel parecía haber pensado algo.

-"Bueno. Queremos curación, para empezar. Aún estamos cansados después de atravesar el Abismo" - la mirada de Hargrim se abrió ampliamente, a buen seguro impresionado - "Y será mejor reservar nuestra - su - magia, por si hace falta." - la súcubo le había señalado al rectificar - "Y luego, no se. Nuestro Plano Material Primario está en problemas, tenemos un enemigo poderoso y puede que haya una guerra ¿Podéis ayudarnos? Un ejército de muertos vivientes sería... No se, en realidad, sería contraproducente, nuestros amigos potenciales lo verían fatal..." - Beshaabel se interrumpió insegura

Hargrim aprovechó la duda de la chica para hacer una oferta:

-"No. Incluso si os fuéramos útiles, no podemos vivir mucho tiempo fuera de éstas tierras y, si estamos aquí, es porque no estamos preparados para seguir nuestro camino. No lucharemos por vosotros, en parte es por miedo a la muerte que os pedimos ayuda a vosotros." - la chica le estaba mirando con el ceño muy fruncido, Garv sabía que el esqueleto tenía dos segundos para evitar llevarse una bronca monumental, que otros le pidieran que hiciera algo que ellos no estaban dispuestos a hacer para sí mismos le desquiciaba. Por suerte, el clérigo sí tenía un argumento de peso - "Pero la Legión de los Hijos Exteriores nos debe un favor. Podemos convencerles de que os presten una división durante unos meses. Llegarán una semana después de que nos lo pidáis y permanecerán con vosotros hasta dos meses." 

El rostro de su amiga se iluminó, olvidada la bronca que preparaba.

-"Los Exteriores son buenos mercenarios, leales a quien les paga. Sólo luchan en el Material Primario y sólo admiten planares, de modo que luchan sin ningún miedo ya que morir sólo les devuelve a casa y les deja allí durante un siglo. Por lo demás son inmortales, a mi me ofrecieron un contrato como comandante, hace mucho, pero lo rechacé no tienen moral, sólo honor. Reglas, normas, y nada de corazón ¿qué vieron en mí? Soy justo lo contrario. Pero una división son pocos, ¿50 o así?..." - el esqueleto hizo un gesto indicando que no podía ofrecer más, y la chica volvió a sonreír a Garv - "pero son muy poderosos, así que son una buena ayuda."

-"Tu decides." - le dijo a Garv - "serán raros y polémicos, a algunos no les gustarán, pero son de fiar y muy fuertes."

El paladín atendió a las explicaciones de Hargrim tratando de hacerse una idea aproximada de la distribución de fuerzas. No podía evitar ver aquello como una de las pugnas entre bandas que conoció en sus años jóvenes, si bien a una escala totalmente diferente. Suponía que su aproximación no estaba demasiado errada por lo que podría extraer patrones. El tema de la retribución parecía esperar su aprobación y tras escuchar las explicaciones de Beshaabel él quedó casi completamente satisfecho.

-Sí, es como dices, algún aliado podría considerarlos un problema, pero no dudo que Cerebro les encontrará buen uso; ya sea como fuerza de asalto o como punta de lanza o como se le ocurra-Una fuerza como aquella duranteocho semanas podría cambiar el curso de cualquier batalla. Miró a Hargrim-Me parece más que aceptable; tan sólo querría pedir una última cosa.-tras una pausa continuó- Como último favor, una vez cumplamos con lo acordado, te pediría que recuerdes tu gratitud hacia nosotros. Sólo eso.-intercambió una mirada con la elfa hasta que ella cayó en la cuenta. Un no muerto agradecido por la ayuda de un paladín tampoco era una sensación común-Existe la posibilidad de que en un tiempo futuro ella os visite de nuevo.-si Hargrim conocía lo suficiente de las facciones de Sigil seguramente atase cabos y sabría que aquello a él no le supondría ningún coste real.

-Volviendo al tema-en ese tipo de conflictos rara vez las cosas eran tan directas como podrían parecer, así que Garv prefería recopilar toda la información posible antes de trazar una estrategia e ir visitando a los implicados para esclarecer la verdad y actuar-¿habría alguien que ganara algo con vuestra desaparición o debilidad? Con la de los tuyos y con la de los Hombres de ceniza me refiero-no cabía descartar esa opción, básica en estas guerras no declaradas, hacer que tus enemigos se debiliten entre si.

En su mente, pendiente de esa respuesta, ya había ideado cómo actuar; primero visitarían a los hombres rata, posteriormente una breve inspección a los necrófagos, antes de dedicar mayor tiempo a los Hombres de Ceniza. El resto, por ahora, parecían actores menores accesorios.

A la última petición de Garv, Beshaabel había reaccionado con una sonrisa de ojos brillantes. Hargrim les miró a ambos unos segundos con su cadavérico rostro carente de expresión, pero las pupilas brillando intensamente.

Aunque su respuesta fue un lacónico – “Sensibles” – en el tono ligeramente despectivo que solían usar los viejos para hablar de gustos de los jóvenes o de modas actuales, asintió a la petición, haciendo un gesto de concesión con la mano, dando a entender que colaboraría en ello.

Un breve comentario mental de Beshaabel le hizo saber que no era pequeño ni baladí lo que había pedido, porque el sacerdote esqueleto era un Creyente en la Fuente, otra facción, y por tanto rival filosófico de los Sensibles.

El esqueleto pareció satisfecho de volver al tema y dejar el asunto de los pagos, era difícil para Garv, sin poder mirar su rostro y expresiones, saber hasta qué punto Hargrim estaba satisfecho del resultado de la negociación.

En cualquier caso, mientras continuaba dando explicaciones, una vez acordado que les ayudarían, empezó a curarles con varios conjuros. El paladín pudo comprobar, con una punzada de… ¿curiosidad, entendimiento, inquietud, celos?... Saberlo requeriría pensar en ello, que la chica no recibía la sanación con gritos de dolor y retorciéndose, sino con la expresión de placer sensual que él habría esperado la primera vez que la curo. Por su parte, la magia curativa entró en el efectiva pero desagradable, no dolorosa, ni siquiera  molesta, pero muy lejos de las sensaciones que estaba habituado. Era como si le dejasen caer un chorro de agua tibia por la columna y le dejase entumecido unos segundos.

-“Esto no va a dañar a los Cenizos como facción. Son cientos de miles, tal vez millones en todo el multiverso. No hay posibilidad de una guerra entre las Naciones Muertas y los Hombres de la Ceniza, como no la hay entre un gorrión y un dragón rojo.” – un escalofrío recorrió la espina dorsal de Garv cuando el muerto viviente habló de dragones como seres reales de aquella manera. Hasta ese momento no se había planteado lo que la existencia de lugares como aquel implicaban respecto a todas las leyendas… ¿Existían de verdad los dragones?, por ejemplo. Desde luego Hargrim hablaba como si fuera una verdad innegable.

-“La muerte de Saball, si estuviera exterminándonos y nos vengáramos, no sería una gran pérdida para ellos. Simplemente enviarían a otro y, tal vez, investigasen un poco. Como pasó con Soego, hace décadas. Tampoco ellos van a arriesgarse de una forma abierta, podrían arriesgarse a perder el pacto por el que los muertos vivientes no podemos actuar contra los Hombres de la Ceniza si esos no nos atacan primero” – hizo una pausa pensando unos segundos –  “Aunque, desde luego, muchas facciones no sentirían que les dañasen, todas salvo La Cábala de la Desolación y la Guardia del Destino. Muy especialmente los Signófilos y ellos” – señaló a Beshaabel, dando a entender que se refería a los Sensibles –“Todo el mundo sabe que esas facciones tienen mucha inquina contra los Cenizos”

-“Respecto a nosotros… Bueno, desde luego enfrentarnos abiertamente a los Cenizos sería destruirnos. Pero sí es verdad que mucha gente está en contra nuestra, tanto en la superficie como en el bajo Sigil y quieren nuestro mal: fanáticos que ven la muerte en vida como una aberración, clérigos de muchas deidades que ven la no muerto como contraria a sus portfolios, los hombres rata que ambicionan nuestros túneles, familiares nuestros que no entienden la decisión que hemos tomado– aunque sólo de los más jóvenes, claro, porque los de los demás murieron, los de algunos hace siglos.” – hizo una pausa antes de seguir.

-“La Dama del Dolor nos reconoció de facto, cuando las propuestas para destruir las Naciones Muertas fueron rechazadas en el consejo. Pero eso no evita que haya quienes quieran provocar nuestra extinción, si pueden salirse con la suya… O incluso aunque tengan que pagar el precio del destierro a un laberinto o la muerte por la Bestia.” – probablemente consciente de que estaba dando una información que hacía la situación demasiado inabarcable añadió algo, remarcando su importancia con el dedo, pero con un tono que delataba su inseguridad por si al remarcar aquello estaba siendo grosero al explicar algo tan básico – “En cualquier caso, creo que en todo esto no hay que perder de vista que nosotros no podemos abandonar éstos túneles, el don de las Naciones Muertas no llega ni media docena de kilómetros alrededor de éste santuario. Quien quiera que esté detrás de las desapariciones baja aquí abajo a por nosotros, porque no podemos salir de éste recinto sin que nuestra esencia atraviese el velo.” – se detuvo otro segundo considerando las implicaciones – “Por supuesto, arrastrarnos por la fuerza fuera de los límites de las Naciones Muertas nos asesinaría con total eficacia.”

El paladín atendió en silencio a toda la explicación. Era una barbaridad de información la que había que digerir. Sin embargo el detalle de la distancia llamó su atención. Tal vez no hubiera que empezar realizando indagaciones en territorio abiertamente hostil sino que pudieran recolectar algún indicio en los alrededores. Temporalmente dio también alguna vuelta al asunto de la curación, provenía de una fuente diferente a la que estaba acostumbrado y parecía no herir a Beshaabel. Eso tal vez mereciera alguna pregunta cuando lo principal estuviera resuelto. El método de investigación del paladín asemejaba a los cánidos de presa: una vez localizaba un rastro lo seguía hasta el final, pero no olvidaba otras posibilidades en el camino.

-Gracias por tu hospitalidad Hargrim-agradeció de viva voz-creo que cambiaremos de enfoque-se permitió algo parecido a una sonrisa-necesitamos que tú o alguno de los tuyos nos lleve al lugar de la última desaparición-había tenido una corazonada-o lo más cerca posible. Intentaremos reconstruir qué pasó allí posponiendo temporalmente las preguntas a otras facciones; cuanta más información obtengamos antes podremos ayudaros a resolver esto-

Su convicción era firme, así que tan pronto les asignaron un guía -el mismo que les había llevado hasta allí- echó a caminar tras él con pasos decididos. Siempre cabía la posibilidad que fuera una pérdida de tiempo pero sospechaba que podrían encontrar algún indicio que les indicara la dirección correcta a investigar, pues sospechaba que allí había algo más que escapaba al primer vistazo. Podían ser familiares, rencillas en vida, envidias... o incluso desamores.

Ya se encontraban en camino cuando tuvo esa ocurrencia e interpeló con ella al guía -¿Había alguien más que hubiera mostrado interés en ella?-estando alejados de Hargrim no tendría que temer la censura del anciano y tal vez pudiera comentar algo más.

Hargrim les despidió con un sentido agradecimiento y un tétrico – por lo de estrechar una mano de huesos – apretón de manos. Desde luego no puso la menor objeción a que Ablot les sirviera de guía, aunque con tono preocupado les advirtió que, a pesar de contener un alma y una mente ágil y cultivada, el armazón era un simple esqueleto, tan frágil como cualquiera que hubieran encontrado en sus andanzas por los planos, rogándoles que no le pusieran en peligro.

El esqueleto parecía encantado de ayudarles, tal vez porque era muy difícil deducir si sentía miedo o inquietud ante acompañarles en sus aventuras al no tener rostro. El caso es que volvía a cotorrear de temas intrascendentes, aparentemente citando frases de literatura para ejemplarizar todas sus opiniones en referencias demasiado oscuras para que cualquiera de los dos las entendiera.

Les dijo que se dirigían al Lago Oscuro, la masa de agua más grande en las Naciones Muertas, dónde se suponía que había ido Althea, la zombi que era la última desaparecida.

-“Ella siempre iba allí a asearse. No se por qué, estaba podrida, el olor no desaparecía con un baño y a nosotros nos da igual, porque nuestro olfato no es como el de los vivos. No sentimos el desagrado ni el asco. Es un sitio de los más peligrosos por aquí, el agua tiene conexiones subacuáticas con el exterior, a veces por ahí entran monstruos y, de hecho, antes de éstas desapariciones ya se habían dado ataques y muertes en esa zona alguna que otra vez... no sé una vez en un década o dos. Si una desaparición podría ser natural es ésta; pero - como se dice - doctores tiene la iglesia ¿qué se yo?” –

Cuando Garv hizo su pregunta el esqueleto detuvo su marcha, pensativo; creyeron que estaba cavilando, pero pronto se dieron cuenta que había empezado a vibrar de nuevo en ese bamboleo que podía ser su forma de llorar. No les cupo duda cuando el muerto viviente perdió la compostura, gritando de dolor:

-“¡Oh! ¡Clea! ¡Clea!  ¿Dónde estás? ¿Qué será de mi ahora? ¿Qué haré sin nuestro amor eterno para regir mis días? ¿Qué me queda en ésta vida o en la siguiente?” – el esqueleto alzaba el puño en alta, mientras se sacudía presa de estertores y su voz, profunda y cavernosa, sonaba con un timbre de desesperación. Parecía un actor de una mala obra, casi hilarante, si no fuera porque el dolor y la desesperación que transmitía eran totalmente reales.

Beshaabel se acercó al esqueleto y, rondeándole con un brazo le dio unas palmaditas en la espalda, insegura, mirando a Garv con cara de extrañeza y gesto de no sé. El muerto viviente se giró hacia la chica y se abrazó a su consuelo, bamboleándose en sus hombros presa de un llanto seco y silencioso. La súcubo le susurró palabras en una lengua desconocida, acariciando su cabeza pelada hasta que, varios minutos después, Ablot recuperó la compostura. Rompiendo el abrazo, con una palmada de agradecimiento en la mano de su compañera, que tenía una sonrisa amable y relajada, pero que volvió a convertir en gesto suspicaz cuando el esqueleto dejó de mirarla para atender, por fin, al paladín.

-“Lo siento. De verdad que lo siento. Trato de mantenerme centrado, proactivo y ver el futuro, como me dijo Hargrim... pero, a veces, ella viene a mi mente trayendo recuerdos que siembran la desesperación en mi alma y me asoman al negro abismo, y no lo puedo resistir. Como dijo aquel, si miras al abismo suficiente tiempo, te devolverá la mirada.” – hizo una pausa y clavó en Garv su mirada, con un rojo más suave, más vivo, que el paladín interpretó como un intento de parecer alegre, pero forzado. Parecía que empezaba a hacerse un poco con el lenguaje gestual de aquellos seres, tal vez no fuera tan difícil leerles como a los vivos, después de todo.

-“Ninguno de nosotros es muy sociable. Nuestra nueva naturaleza es contraria a ello y, aunque como seres inteligentes necesitamos contacto social, acaba siendo una lucha constante entre el deseo y la repulsión. Lo que quiero decir es que hacer nuevas amistades nos cuesta un mundo. La mayoría pasamos el tiempo solos, apenas nos relacionamos con los demás. Clea y yo éramos una excepción, en parte porque nuestra misma conversión fue provocada por nuestro amor, pero justo eso también hacía que nuestra necesidad de los demás fuera nula, satisfacíamos de sobra nuestras ínfimas necesidades sociales entre nosotros.” – hizo una pausa haciendo un gesto que podría ser un encogimiento de hombros – “ella no me dijo que hubiera trabado amistad con nadie nuevo, sé que desde la perspectiva de los vivos puede parecer que tu amado es la última persona a la que se lo dirías, pero nuestros cuerpos ya ni siquiera son carne, no tenemos ninguna de sus limitaciones o necesidades, lo que haría muy fácil relaciones compartidas, incluso grupales: no hay celos porque no hay sexo, ni intimidad, ni nada físico, nuestros sentimientos son puramente mentales, sin ninguna base biológica ni física. Es difícil de explicar a quienes no se han desecho de las limitaciones que impone la vida convencional. Ya lo dijo el poeta: …que la carne, carne es. Y el espíritu vuela libre…” – se detuvo consciente de que no era poesía lo que sus interlocutores necesitaban – “Respecto a otras posibilidades… No creo, quiero decir que ni Clea ni yo somos de Sigil ni conocemos a nadie en la ciudad, en nuestro plano una bruja nos cobró todo nuestro dinero por ésta solución y un viaje sólo de venida a éste lugar. Llevamos aquí un siglo, quienes podrían querer nuestro mal estarán muertos, sólo éramos sacerdotes menores, aunque nuestros dioses son taimados y vengativos, el coste de buscarnos es ridículo para castigar tan pequeña trasgresión… que será castigada llegado el día…” – el esqueleto se detuvo de nuevo y cayó de rodillas, sollozando de aquella peculiar manera de nuevo, probablemente pensando que Clea podía haber acudido a su castigo en el más allá

Entre lloros, declamaciones, literatura e información había llegado a la laguna. Aunque hacía honor al Oscuro, era imposible ver su profundidad, ni nada a más de unos centímetros de la superficie incluso dirigiendo la luz hacia ella, la masa de agua distaba mucho de ser un Lago: apenas medía veinte metros hasta el fondo, pues ocupaba por completo el final de una cueva. Pero no olía a estancado, ni había nada que indicase que estaba estancado, por lo que cabía suponer que desaguaba por el fondo a través de túneles que no se veían.

El lugar estaba desierto, salvo por un zombi que, al verlos llegar, saludó con la mano y empezó a salir, bamboleante y lento, con expresión vacía pero mirada inteligente.

El Inquisidor se encontró sorprendido escuchando con atención las palabras de Ablot. No podía negar que aquello era toda una experiencia nueva y sorprendente: la perspectiva de alguien que había cruzado el velo pero no había llegado al Otro Lado. Eclipsaba, en su opinión, incluso la posibilidad de que dragones y titanes existieran en otros planos pues estaba ante un prodigio real.

Impelido por su empatía natural puso una mano en el hombro huesudo del ser -No desesperes, ha desaparecido pero aún no sabemos de su destino-Garv tenía muchas hipótesis en marcha y hacía tiempo que no dedicaba tiempo a la investigación. Se giró a su compañera-Busquemos algún indicio, no parece que este lugar tenga mucho tránsito y tal vez quede alguna evidencia-predicando con el ejemplo él mismo se movió con cuidado por las orillas del lago, atento a todo rastro que hubiera podido quedar en el lugar. Si había habido algún tipo de violencia allí era posible que no se hubiera eliminado del todo aún.

Por acto reflejo devolvió el saludo al zombi que se alejaba antes de caer en la cuenta de un detalle. Echó a correr para alcanzarlo mientras se retiraba-Disculpe un momento-interrumpió con educación su marcha. Era un potencial testigo-Mi compañera y yo estamos ayudando a Hargrim con una desaparición-estaba atento a cualquier cambio en la expresión precavido-¿Venís a menudo por este lugar? ¿Habéis visto recientemente algo extraño?-sospechaba de la mirada de extrañeza de Albot por sus métodos directos pero era la mejor forma de obtener algo de información, cualquier migaja podría ser útil para avanzar.

Tuvieron que posponer la búsqueda para poder interrogar al zombi, aunque en apariencia lento, su ritmo constante le alejaba más rápido de lo que uno podía sospechar y, para cuando hubieron terminado de consolar a Ablot, el cadáver viviente desaparecía más allá del alcance de su luz mágica.

Apenas le llamaron se paró, girándose con lentitud y con la misma cara inexpresiva que tenía, probablemente, siempre. Escuchó las preguntas, sin que nada evidenciara que estaba escuchando. Pero enseguida respondió.

-"Guí. Ivetigagoge. Hagimm avigó a togos." - costaba mucho entender el balbuceo del zombi que, a diferencia del esqueleto, parecía tener que usar sus cuerdas vocales muertas y su lengua putrefacta para hablar - "Guí. Go vengo a menugo. Pog go megog una vegg caga degada, o mag; gorgalgente dugante un meg una hoga ad guía." - era obvio que el tiempo era muy relativo para los muertos vivientes, que podían permanecer así para siempre - "Nada gago, menog un día, hague pogo. Oguía a gangre, muy gueguicioso, tuve gue igme pogque me poguía mago." - por desgracia el zombi no fue capaz de precisar más cuanto era hace poco, sólo que menos de un mes porque le quedaban sólo cuatro rezos para completar el ciclo. El zombi ya se iba cuando se detuvo y añadió.

-"Ah, guí" - sus lentos gestos hicieron lo que su tono no pudo hacer por él, dando la impresión de que acababa de acordarse de algo importante - "Aguea degapareció aguí. Hague pogo. Hague megos gue la gangre. Pego guio no eggaba aguí. No me gusga gue haguia guente guando guezo y no vengo a gus hogas."

Aquella breve conversación les había llevado unos cinco minutos, pues el cadáver animado hablaba muy lento y necesitaban que repitiera sus frases a menudo, puesto que no era fácil entenderle, ni siquiera para Ablot, un poco más habituado a hablar con zombis que ellos.

Behsaabel y Garv volvieron al agua a inspeccionar. Deseando ser cuidadosos emplearon la mayor parte de la siguiente hora en hacerlo, siempre sin entrar en el agua ni perderla demasiado de vista. El paladín acabó por encontrar un jirón de carne putrefacta, completamente indefinible y bastante apestoso, era imposible para sus habilidades determinar de qué criatura era, cuanto llevaba muerto y cómo había acabado allí. Ya se iban cuando Beshaabel llamó su atención sobre una zona, muy cercana al agua, dónde había un manchón. Tal vez lo hubieran pasado por alto, pero las palabras del zombi sobre el olor a sangre hacía que algo así fuera precisamente lo que buscaban, aunque la chica no estaba muy segura a Garv le parecía el tipo de mancha que podía dejar un charco de sangre tras raspar el suelo dónde se había formado pero él tampoco estaba seguro del todo, además, dado que estaba limpiado no podía determinar cuánto líquido podría haber sido necesario para formar aquel manchurrón. 

Garv creyó haber entendido gran parte de lo que el zombi decía, no sin esfuerzo, y le agradeció su colaboración aunque tenía el ceño fruncido al hacerlo; preocupado por las posibilidades que surgían de la declaración. Sangre, y después una desaparición; en días diferentes. No podía evitar pensar que ambos eventos tenían algún tipo de relación, pero sólo tenía noticia de un problema. ¿A quién pertenecía esa sangre y qué había pasado allí? Sin dudarlo transmitió sus dudas a Beshaabel, dejando que Ablot escuchase pues tal vez él supiera algo. De hecho se le quedó mirando, invitando a que dijera algo cuando comentó su desconocimiento sobre la procedencia de la sangre.

-Si no sabemos de dónde proviene eso tendremos que volver a hablar con Hargrim. Tal vez él sepa algo de oídas y no haya unido ambos eventos.-prefería pensar de esa forma a comenzar a dudar de quien había solicitado su ayuda. Además, no era una hipótesis descabellada; él no sabía cómo percibían el mundo los no muertos. Esperando la respuesta del esqueleto imploró con la mirada a su compañera. Tal vez estuviera perdiéndose algo, porque poco de aquello tenía sentido.

En caso de que nadie supiera nada tendrían que desandar sus pasos para obtener esa información, no quería dejar ningún indicio sin explorar pues cualquiera podía ser crucial; pero tampoco quería perderse en detalles... por un momento pensó que tal vez no había sido tan buena idea mezclarse allí; pero rápidamente pasó. Había ocurrido una desaparición y nadie sabía nada, era algo grave y que merecía su atención aunque el rompecabezas no fuera inmediato.

Beshaabel le miraba con dudas, cavilando, sus ojos brillaron casi cuando las dudas sobre Hargrim le pasaron por la mente y una punto de rabia asomó a ellos, tenía expresión sombría. Probablemente ella había entendido sus pensamientos, aunque no fuera tan buena como él calando a los demás tampoco era mala y él no era tan bueno ocultando sus emociones. Garv pensaba que ella estaba volviendo a lamentarse de no poder entrar las mentes de los no muertos para asegurarse de que no la traicionaban, seguía teniendo prejuicios contra el sacerdote esqueleto y, a él, no se lo ocultaba.

Tal vez por ello fue Ablot quien les dio la pista importante sobre la sangre, algo muy útil para Garv que, hasta hace unas horas, creía que los muertos vivientes eran casi un cuento del pasado:

-"Sangre. Eso es muy raro. Los muertos vivientes no tienen sangre, ni siquiera los necrófagos. La sangre es cosa de vivos, un vivo ha estado aquí. Eso es muy raro, sólo Saball suele deambular por las Naciones Muertas, seguro gracias al pacto de no agresión con los Hombres de la Ceniza. No es que seamos violentos ni agresivos, bueno los necrófagos un poco más,  pero incomodamos mucho a los vivos. No creo que haya muchos dispuestos a bajar aquí y ninguno para nada bueno, sobre todo si no se presentan al llegar." -

Beshaabel llevaba un rato distraída, escuchando a medias a Ablot. De repente decidió:

-"Voy a echar un vistazo ahí abajo." - 

A Garv le dio un escalofrío con la idea de que bajase sola a aquellas aguas oscuras impenetrables; Ablot se unió a las protestas vehementemente, advirtiendo que las aguas subterráneas de Bajosigil eran un peligro muy grande. Pero ella, mirando a ambos con una sonrisa, se sentó en el suelo y puso los ojos en blanco con gesto de concentración.

Cada minuto o así, volvía a enfocar la mirada con un respingo para unos segundos después volver a perderse. Pasó así la mayor parte de una hora. Cuando acabó se levantó, limpiándose el pantalón de cuero de su armadura que había acumulado bastante tierra tras tanto tiempo sentada en la ribera.

-"Hay varios túneles que salen del fondo del charco. Tiene más diez metros de profundidad. Sólo tres no se estrechan demasiado o acaban en callejones sin salida. El primero, a unos cinco metros de profundidad, se aleja demasiado para que pueda seguirlo. El segundo, cerca del fondo, llega hasta una especie de ruinas, de paredes artificiales de piedra grisácea, la sala a la que llega parece llena de nichos vacíos y sale a un laberinto de túneles tanto naturales como excavados." - Ablot interrumpió para señalarlas como las catacumbas, en el Bajosigil pero fuera de las Naciones Muertas, luego la elfa continuó, aunque aquellos poderes le recordaban al paladín que no era una elfa de verdad, sino un demonio con capacidades abisales - "El último es más corto y llega a otra laguna en el centro de una cueva iluminada, creo que con hongos fosforescentes. Está llena de estactitas y estalagmitas y sale una maraña de túneles tan amplia que no puedo explorar con clarividencia." - 

Ablot también reconoció la última zona, aunque por referencia, pues estaba más allá de los confines de las Naciones Muertas, eran los túneles de los hombres rata antes, pero desde que murió su líder habían visto reducido su poder y ya no podían mantener su territorio, aunque seguían sobreviviendo en él.

-"No se, pensé que si un vivo entra aquí y no es Saball, tal vez lo hiciera por el agua."

Beshaabel miró a Garv, su rostro mostraba esperanza de haber sido útil, aunque también dudas. Era obvio que prefería investigar con personas a las que podía manipular, enredar y sonsacar la información que con cosas y pistas que interrelacionar para inferirla.

Tan pronto como Beshaabel salió del trance y les informó de lo visto Garv la correspondió con una sonrisa. Ese tipo de información no era posible obtenerla con sus métodos y una vez más demostraba ser tremendamente útil, incluso aunque ella no lo apreciase en su justa medida. Antes de hablar su mirada de dirigió a Ablot -Parece que el rastro indica que habrá que visitar a los hombres-rata-el paladín no recordaba haberse encontrado con ninguno antes, ¿cómo serían? ¿Del tamaño de personas o del animal que les daba nombre? Antes de que el esqueleto protestase alzó una mano para que le permitiera continuar-Informa a Hargrim, sé que no soléis salir de este recinto y no pretendo obligar. No debería pasar nada, pero me parece apropiado que él sepa hacia donde nos dirigimos y por qué.-

No tenía tanto en mente una necesidad de rescate sino una muestra de que la investigación avanzaba. Había cabos sueltos, bastantes de hecho, pero por ahora tenían una línea clara de avance: un no muerto desaparecido, sangre de un ser vivo proveniente de túneles de los dominios de los cambiaformas. No era nada concluyente pero no había más opción que ir allí para seguir con las pesquisas. Tras pedir las indicaciones necesarias al esqueleto sobre cómo llegar, a través del agua no era posible para él. El peso de su equipo y la distancia que había mencionado Beshaabel hacían que estuviera fuera de sus posibilidades.

Una vez en marcha volvió a la normalidad en cuanto a su movimiento cauteloso, siempre preparado ante un posible ataque pues Hargrim había insistido en la feralidad de sus vecinos. Sin embargo el entorno no parecía tan peligroso como para establecer una marcha en silencio-Buena idea la clarividencia para detectar los túneles-agradeció a la elfa de viva voz cuando ya llevaban un rato en marcha-Aunque me parece que eso va a obligarnos a visitar a gente poco agradable-soltó una risa queda. No dejaba de hacerle gracia la situación; investigando para unos no muertos, en dirección hacia una colonia de cambiaformas y todo ello después de cruzar el Abismo. Meneó la cabeza-el multiverso es un sitio inconcebiblemente grande...-sabía que ella sería capaz de seguir su razonamiento sin más explicación-¿qué opinas de todo esto? ¿Qué te dice tu intuición?-sabía que las corazonadas de su compañera solían ser acertadas y que la chica estaría deseando hablar.

Ablot miró a Garv con su inexpresivo rostro esquelético, clavando en él el fulgor rojizo de sus cuencas vacías y asintió.

-"Yo, efectivamente, no podré acompañaros. El regalo de las Naciones Muertas no llega hasta los túneles de los hombres rata y si saliera de ellos moriría. Pasaremos por la biblioteca, tenemos un pequeño croquis de lo que conocemos de sus túneles de los tiempos de la guerra. No es detallado y hay docenas de túneles y salas más de las que hemos mapeado, pero al menos tendréis una pequeña parte de la entrada y cómo llegar al centro."

El esqueleto les guió tal y como había prometido. El mapa era un pergamino de menos de un metro de lado que esbozaba un docena de habitaciones y muchos más túneles que las unían. Por desgracia el número de salidas que indicaba y que no estaban exploradas era muy superior.

Ablot se despidió de ellos en los confines de las Naciones Muertas, indicándoles que un kilómetro más adelante siguiendo siempre el túnel central les llevaría al principio del mapa que habían recibido.

-"Suerte. Tened mucho cuidado con los licántropos: son cobardes y débiles de mente, pero muy agresivos y traicioneros. Pueden regenerarse con rapidez y resisten el daño que no sea mágico o de la plata. También son sigilosos. Que el viento bajo vuestras alas os lleve dónde el sol navega y la luna camina."

Tras unos cientos de metros, fuera del alcance del oído del no muerto, empezaron a hablar. La chica iba a la retaguardia, vigilante, pero cuando el paladín inició la conversación revoloteó para ponerse a su altura con una sonrisa agradecida por la felicitación y la tornó pícara cuando bromeó.

-"¡Oh, sí! Cambiaremos el olor de la carne podrida por el de rata mojada. ¡Un gran avance! Realmente sabes llevar a las chicas a sitios especiales, ¿eh paladín?." - la sonrisa se mantuvo pícara unos segundos, pero pronto se tornó burlona durante un segundo más, aunque enseguida se echó a reír alegre, haciendo gestos de desagravio con la mano, pidiendo disculpas.

Cuando le habló de la inmensidad del multiverso sonrió y su mirada se perdió, ensoñadora. 

-"Ya lo creo. Inmenso, lleno de cosas increíbles y maravillosas. ¡Tanto por experimentar! Un eón no es suficiente..." - se quedó callada varios segundos, algo que parecía imposible y hablaba de lo profundo de sus pensamientos. Pero tampoco duró demasiado, con una sonrisa sincera siguió - "tú te has adaptado sorprendentemente bien, muchos se sienten perdidos, confundidos o incluso enferman. Aunque no es que me sorprenda. Tu mundo es especialmente cerrado en éste aspecto, supongo que en parte gracias al éxito de la inquisición y la iglesia en controlar la magia y las criaturas mágicas."

Habían entrado en un túnel con cartel viejo que casi no se veía, pero conservaba los suficiente de su dibujo para distinguir una rata en pose agresiva e intimidante. Desde ahí comenzaba el mapa de Ablot. Beshaabel sugirió seguir la conversación con telepatía para no hacer ruido.

Cuando le preguntó por su opinión puso cara de concentración y su gesto se tornó serio. Con mirada fría sugirió:

-"Supongo que todo apunta a un extremista. No es difícil encontrar gente que ve a los muertos vivientes como aberraciones, ¿verdad?" - hizo una pausa, era obvio que no le costaba mucho a Garv imaginar lo que ella decía. En casa les quemarían a ambos si supieran que habían estado hablando con esqueletos y zombis. A ella, de hecho, algunas ramas de la iglesia la quemarían sólo por haberlos visto, dejando de lado que era un demonio, claro - "no me cuesta imaginar gente que se sienta lo bastante ofendida por su mera existencia para matarles si tiene oportunidad. Mi apuesta es por uno de ellos. Y más viendo que llevamos más de doscientos metros en territorio de estos enemigos ratoniles y no hemos visto ni un guardia: es obvio que su fuerza es insuficiente para organizar un ataque coordinado a los no muertos."

En ese momento hizo un gesto para que se parase y señaló a lo lejos. Los pasajes estaban débilmente iluminados por hongos luminosos que daban un irreal tono azulado al ambiente. Entre unos hongos gigantes, a apenas diez metros de ellos, asomaban, bien escondidas, las cabezas ratoniles de cuatro criaturas. Eran cabezas de rata del tamaño de una cabeza humana, con hocicos afilados y ojos de brillante inteligencia. Su compañera le señaló con los dedos que había dos más que no se veían, dirigiendo sus afiladas orejas en dirección a los hombres rata y poniendo cara de concentración.

Era obvio que esperaban emboscados a que alguien pasara pero la agudeza de sus sentidos no les daba para detectar a los sigilosos intrusos. La percepción de Beshaabel resultaba increíble, aunque recordando cómo las súcubos dominatrix del Abismo parecían haberles presentido a ellos supuso que sería algo así como racial.

Su compañera le miraba ahora esperando órdenes, con sus bonitos ojos muy abiertos, gesto expectante y una media sonrisa entre farruca y expectante que le hacía arrugar la nariz de forma encantadora.

El paladín agradeció a Ablot la ayuda mientras memorizaba el mapa. Lo llevaría consigo pero prefería tener una imagen mental del mismo a estarlo consultando; quitar la vista del camino podría ser problemático. Una vez en marcha respondió con ligereza los comentarios de su compañera- ¿Tú crees? Vaya, es toda una decepción, hasta la fecha ninguna chica se había quejado de los lugares a los que la llevara-aunque lo había dicho con tono sorprendido tenía un brillo de alegría en la mirada, dejando claro que entendía que estaba bromeando y seguía con el juego.

-No me extraña que alguno se vea sobrepasado, siempre intento mantener una postura abierta y aún así me ha sorprendido en varias ocasiones. ¡Jamás habría pensado que las leyendas pudieran ser reales en otros lugares! Dragones, gigantes...-hizo una pausa en la que se dio cuenta del absurdo que era hablar con una demonio de seres sobrenaturales-aunque claro, también es verdad que mi experiencia no es la del aventurero o mercenario habitual-al fin y al cabo había sido secuestrado por fatas y cruzado el Abismo junto a ella, una demonio buena, y en estos momentos hacían un encargo para unos no muertos inteligentes a cambio de ayuda planar. Suficiente para cambiar puntos de vista.

Valoró su respuesta y la unió a lo que él estaba pensando-Es posible que sea así, esperaba más presencia de hombres rata y algo más organizado.-mantenía la mirada atenta desde que entraron en territorio hostil pero no cesó de hablar-Si bien tampoco es seguro que hayan sido ellos, podría ser otra facción, u otro fanático, que aprovechándose de esta debilidad-señaló las cavernas vacías-hubiera aprovechado la ocasión.-Respondió a la espera de la chica con otra mirada de complicidad-Necesitamos información y ya que tenemos visita...cúbreme y haz lo que mejor sabes hacer-se permitió guiñarla un ojo, era su turno de hacer de cebo y ella podría leer las mentes de los que se descubrieran.

Avanzó hasta un lugar más visible y alzó la voz para hacerse oír por la caverna-Habitantes del lugar, venimos en son de paz.-la sorpresa en los ojillos rojos que no habían sido capaces de detectar a un humano con armadura mereció la pena-tan sólo queremos haceros unas preguntas y seguiremos nuestro camino sin molestar. ¿Qué decís?-

Tras sobresaltar a sus emboscadores y provocar en ellos un coro de gritos, gruñidos y chillidos aterrados, junto al chirriar de varias hojas al ser desenvainadas apresuradamente, Garv no tardó en verse rodeado por media docena de criaturas, de menos de metro y medio de altas. Parecían el hijo aberrante de una rata y un ser humano, bípedos y con manos con garras pero por lo demás de aspecto ratonil. Sus ojos brillaban con inteligencia y sus bocas se retorcían a medio camino de una sonrisa y un gesto suspicaz, ahora el ambiente apestaba a un olor fuerte y penetrante, una especie de almizcle.

Los hombres roedor se miraron entre ellos, todo risitas y miradas furtivas entre ellos. Uno de ellos, el más grande que se acercaba a metro setenta y tenía un pelaje negro brillante, se adelantó para hablar en nombre de todos.

-"Si, si, si. Claro-claro. Sin molestar nada, nada. Pero hay que pagar el peaje-peaje, amigo viajero. Ahora que Mantuok no está, Muchos-que-son-uno nos ha abandonado y tenemos que ocuparnos de nosotros mismos, si, si, si, nosotros mismos. Si, si, si. Nos darás un peaje en oro, mucho oro. Y carne. Rica, sabrosa, carne. Si, si, si, eso harás. Hace mucho que encontramos el último cadáver con que saciarnos. Paga-paga." - a Garv no le costaba reconocer la mirada maliciosa en los ojos del rátido. No necesitó la advertencia mental de la oculta Beshaabel de que se referían a su propia carne. Las risitas sardónicas del resto tampoco ayudaron a ocultar la añagaza.

El paladín incluso dudaba de si la reclamación del pago le daría tiempo para intentar negociar o atemorizar a los licántropos, porque todos se agazapaban listos para golpear.

Fue en ese momento cuando Beshaabel se mostró, o más bien se oyó, volando justo por encima de Garv y con su aspecto de súcubo, manteniendo su rostro habitual, el pelo azul y los ojos ambarinos era perfectamente reconocible como su compañera pero seguía siendo muy inquietante, con los cuernos, la cola, las alas y todo el pack demoníaco.

-"Siiiiiii." - su voz sonaba perturbadoramente sensual - "Caaarne. Carne humana, hace tanto que no me sacio de ella. ¿Me dejarás comerme a uno o dos? ¿Crees que al mezclar hombre y rata sabrá a pollo, o tal vez a caballo?" - incluso Garv retorció su rostro con repugnancia, dudando por unos segundos de si hablaba en serio o no. Obviamente los hombres rata no pensaron ni por un segundo que el demonio no hablase en serio - "El resto hablarán por los codos después. Venga, va, por favor, porfi, porfi. Sólo uno o dos, luego seré muy buena. Lo prometo." - su tono era tan sensual y lascivo que le hizo enrojecer, especialmente cuando levantó una mano para hacer la promesa llevándose la otra a un pecho, aunque nadie se dio cuenta gracias al yelmo cerrado. Desde luego, si algún hombre rata dudaba de que hubiera algún truco con el aspecto de Beshaabel, esa duda se le había quitado de plano.

El aire se llenó de chillidos agudos aterrados, de gritos de "un demonio devorador de almas" y del familiar, penetrante y desagradable olor a almizcle. Los rátidos se quedaron paralizados, inseguros de qué hacer a continuación. Lo suficiente para retomar la iniciativa.

A pesar de que siempre le costaba diferenciar entre lo real y lo ficticio cuando Beshaabel le ponía tanto sentimiento sí comprendió que tenía que seguirla el juego. No le era desconocida la técnica del interrogador malo y el bueno, solía facilitar las cosas con quienes no estaban preparados para ese tipo de situaciones; así que se puso manos a la obra.

Alzó una mano en gesto admonitorio-No creo que sea necesario llegar a eso-contaba con que ella también le siguiera la charada a él-Estoy seguro que estas buenas criaturas se han equivocado de interlocutores.-paseó la mirada tranquila por los presentes-Sin duda que podremos llegar a una solución civilizada que nos satisfaga a todos-añadió con media sonrisa-en la medida de lo posible.-Alzó algo la voz, para hacerse oír. No trataba de ganárselos, sólo quería que le ayudasen en la misión.

-Escuchad, tan sólo queremos haceros algunas preguntas sencillas y nos iremos.-sabía que tenía que ofrecer algún pequeño premio para que no sintieran su orgullo herido y accedieran a colaborar-Por supuesto, cualquier respuesta verdadera-no estaba de más dejarlo claro-será recompensada adecuadamente...-era el momento de entrar en materia-Veréis, estoy investigando una desaparición, algo terrible como bien sabréis pues vosotros mismos habéis dicho que lo habéis sufrido recientemente.-no estaba de más el toque de complicidad medida y compasión, tiempo atrás su maestro le había alabado por esa técnica- ¿Habéis visto pasar por vuestras tierras alguien que no debiera estar? ¿Alguien que se dirigiera a las Naciones Muertas? O más aún, ¿alguno de vosotros ha pasado por allí recientemente? Toda ayuda será poca...-finalizó su alegato con la certeza de obtener colaboración, pero sin despegar la vista de los híbridos. No quería problemas, pero estaría preparado.

Recordó la amenaza inicial que les habían hecho de carne, y aunque sospechaba que estas criaturas preferirían no ser reducidas a la carroña tampoco lo descartó. Si bien no le pareció adecuado plantearlo por el momento.