Partida Rol por web

      Ante las palabras de Eve, Károdon se limitó a sonreir... un gesto que en su otrora bello gesto podía ser encantador, pero ahora resultaba realmente siniestro. Cuando Amarantina apareció en la sala, el guerrero aprovechó la distracción y pasó a la acción con tal velocidad que los cuervos fueron incapaces de reaccionar.

      La llameante espada decapitó al primero y atravesó el pecho al segundo antes de que tuvieran tiempo de reaccionar, pero entonces se abalanzaron todos sobre el guerrero, que esquivaba los golpes o los desviaba a una velocidad pasmosa, y con una elegancia y velocidad que le hacían parecer inalcanzable. Durante su danza mortal, detuvo un golpe y, rápidamente, giró el arma hacia el lado contrario y la punta de su espada cruzó en diagonal el pecho del falso eve, el siguiente golpe lo esquivó agachandose y, girando sobre si mismo, seccionó a la altura de las rodillas las piernas de otro de sus rivales. Así se abrió camino, recibiendo apenas un par de cortes pero eliminando a otros tres cuervos, hasta el que sostenía el brazo de Amarantina, brazo que seccionó sin miramientos - No dejes que te ensucien los cuervos, hermanita... - se permitió decir, antes de revolverse contra el cuervo que se encontraba a su espalda, al que clavó la espada en la frente... por desgracia, el tiempo que tardó en apartarla fué suficiente para que la daga de un cuervo se deslizase bajo su armadura y le hiriese en el costado.

      La sangre comenzó a manar, reluciente... el fluido, en realidad, se parecía más al magma que a la sangre, incluso humeaba en el suelo al gotear... pero el causante de tal afrenta no tardó en pagarla con su vida, pues la espada del guerrero se clavó en su cuello. Con el cuervo aferrado a la espada en un intento desesperado por no abandonar la existencia, Károdon tuvo que apartar a otro atacante con una patada y a otro con un golpe seco del antebrazo, pero antes de poder recuperar su arma ya había sido herido en dos ocasiones mas... enfurecido, concentró sus fuerzas para detectar al verdadero Eve y se lanzó en una carga furiosa sobre el, apartando a los cuervos a golpes: fue alcanzado por réplicas de Sarol, espadas, martillos, dagas... pero su armadura y su furia le protegían de caer abatido por armas que no contasen con la divina energía de la auténtica. Cuando alcanzó su objetivo, su espada trazó un arco llameante desde arriba hacia abajo que abrió a Eve desde el hombro al ombligo... Károdon sonrió exultante un momento... antes de ver cómo Eve se convertía en otro cuervo y desaparecía en llamas. Su mirada fue entonces de consternación, demasiado tarde se dio cuenta de que, con su mermado poder, había errado por muy poco... sentía la presencia del verdadero Artífice muy cerca, a apenas un paso, a su espalda...

Eve estaba situado cerca de Selenia, aunque parecií mas bien concentrado en coordinar a sus cuervos. Pero aun así consiguió tiempo para contestar.

-Cuando te hice esa promesa, esperaba que todos comprendieseis que era lo mejor para Esfera y nuestros hijos, y no ser traicionado...

Mientras mantenía esta conversación al otro extremo de la sala, uno de los cuervos seguía dialogando con Amarantina.

-Al final hermana tu también estabas ciega, podías haber sido el caos a mi orden. ¿Puede haber algo mas caótico que el cataclismo que existe ahora sobre Esfera? ¿Existe mas caos que estar en manos de un ser que puede destruirte a capricho? -El Eve que sujetaba su mano, murió a manos del Guerrero Dorado.- Tu misma dijiste hace años, que lo único que no se podía predecir eran las acciones de los mismos dio...

Pero la frase jamas concluyo, pues una espada flamígera atravesó la frente de esa marioneta.

Y mientras el Eve al otro lado de la sala continuaba su charla con Selenia.

-...Ya es difícil lidiar con un traidor, como para que se sume una segunda, así que como comprenderás... Ahora mismo estoy un poco ocupado Selenia.

Y en ese instante apareció Károdon, cargando desde la otra punta de la sala, sin detenerse ante nada ni nadie, Eve interpuso su arma pero el Guerrero era mucho mas rápido y el tajo fue letal... Pero por desgracia, no era el autentico.

Károdon pudo sentir en su espalda el golpe, esta si que era la autentica Sarol, la armadura se resintió y le hizo perder el aliento un segundo. Tiempo suficiente, como si de una danza se tratase, Eve giró sobre su propio eje y utilizando la inercia golpeo esta vez directamente en el pecho, un mazazo que agrieto la armadura y tumbo a su rival en el suelo.

Eve se apresuro en pisar el brazo que sostenía la espada flamígera, y apoyo Sarol sobre el pecho herido del guerrero, el arma parecía pesar un mundo. En circunstancias normales Károdon podría haberla apartado sin la menor fatiga pero con la poca energía divina que le restaba, ya era una hazaña de resistencia que hubiese soportado dos golpes y para todos los presentes era evidente que no soportaría un tercero.

-No puedes imaginar lo complejo que ha sido canalizar tanta energía en uno de los cuervos para engañar a tus sentidos y por un momento he llegado a pesar que te darías cuenta. Károdon, el Guerrero Caido. Lo has sacrificado todo por nada... Pero quizás te consuele en tu muerte saber, que al menos has estropeado mi colección antes de morir.

Alzó a Sarol con ambas manos, y la empujo con todas sus fuerzas pues aparte de ser una maza, las puntas del extremo estaban afiladas como demonios. El arma atravesó la ya maltrecha armadura sin dificultad, dando muerte al mayor guerrero que había pisado ese palacio.

      Károdon quedó tendido en el suelo, atravesado por Sarol. En la muerte, recuperó su aspecto habitual, pero ahora cubierto de sangre y con la palidez de la muerte en su rostro... rostro desprovisto ya de toda consternación por su final y de toda ira, en su sonrisa tan sólo se veia paz... Miró con gran dificultad al rostro de aquel que le había dado muerte y trató de incorporarse para contestar a sus palabras... pero le fallaron las fuerzas y se desplomó. Tan sólo se pudo escuchar un susurro agonizante que procedía de sus labios, antes de que la poca energía divina que quedaba en su cuerpo se transformase en una potente luz que voló por las ventanas de Ruth-Adum y se dirigió hacia los cielos de esfera, donde formó una última imagen, un homenaje póstumo al guerrero dorado y a sus hijos, una hermosa figura que se contemplaría para siempre en los cielos nocturnos de esfera...

Allá voy, hermano...

- ¿Podemos hablar, hermana? - Selenia, que apenas había intercambiado palabras con Éadaí, ahora se encontraba frente a ella dispuesta a hablar todo lo necesario - ¿Has visto que escenario tenemos fuera?

La sonrisa de Selenia denotaba preocupación, pues no sabía cómo podría mejorar lo que se avecinaba.

Cuando Karodon, el guerrero dorado desaparecio en una brillante luz, se pudo distinguir la siuleta de su verdadera forma, y como la armadura de odio, caia al suelo y se desintegraba... y cuando la luz se apago, otra esfera, semejante a la de Eidolon, brumosa y cristalina, con una potente luz, quedo en el suelo.

Una vez más vio como la no existencia se apoderaba de un dios, un terrible pesar se volvió a acomodar en lo mas profundo de su ser, pero el preció que había que pagar. El Artífice tenia cada vez mas claro que era un precio muy elevando, pero era justo.

Coloco Sarol sobre la esfera de su hermano y como si esta absorviese su esencia y luego la soltara, la esfera apareció místicamente en la mano libre de Eve. Comprobó las similitudes con la de Eidolon, los cuervos se iban convirtiendo en las aves que eran en realidad y se alejaban volando del lugar, los que aun seguían vivos.

Guardo la esfera entre sus ropajes. Su mirada, carente de sentimiento alguno se clavo sobre Amarantina, mientras jugueteaba entre sus dedos con el rubí.

-¿Tienes que añadir algo más?

-¿Como no darse cuenta de lo que ocurre ahi fuera? Karodon, Eve y Amarantine, una lucha a tres bandas.-dijo Éadaí, que sonrió tranquila a su hermana, como si no pasara nada, como si de lo que hablara fuera totalmente normal y natural.-¿De que quieres hablar? ¿De las muertes de Karodon y Eidolon? ¿De la revelación de Amarantine? ¿De Eve?-preguntó con la misma despreocupación que antes.

- De mi legado, hermana... - Dijo con voz sombría. - Pronto moriré, pero hay una mínima oportunidad de que pueda salvar a mis hijos. Si prometes cuidarlos tras mi partida final... No puedo ofrecerte nada. Sólo quisiera que los cuidases en mi nombre..

La más pacífica de las diosas parecía ver claro el futuro, pero había pequeños detalles que no podía asegurar. Uno de ellos era ese. Los Hane. La razón de su existencia. 

- Sé que Eve no los atacará en su isla, pero has de protegerlos de Amarantine una vez yo me haya ido. Por favor...

y entonces aparecio por la puerta... caminando lentamente, su mirada estaba posada en el trono vacio de Eidolon...

- es el fin... seguir esta guerra es absurdo... he visto lo que ocurrio... lo que ha ocurrido siempre... no quise decir nada, porque es parte del ciclo, Eleino, debes comprenderme, si no tengo boca es porque no debo decir nada,- la figura avanzo hacia el trono de Eidolon, y este cambio, se volvio un trono vaporoso con flujos electricos estables, y aparecio el joven de pelo azul ya visto anteriormente sentado en el.

Movio la mano, como apartando las palabras de el otro dios- Shomk, ya da igual todo... los mundos an estallado, Seyama a muerto... al igual que el resto... de veras crees que me interesa algo de lo que digas?... no...- se levanto lentamente y camino hacia el centro de la sala, donde 5 esferas reposaban en el suelo.

- Eidolon, Kira, Karodon, Eve y Amarantina....- susurro, y las rodeo- aqui estan... los hijos de nuestros hermanos, ahora tenemos que dejar a los nuestros, y dar paso a una nueva generacion, estas listo?- y levanto la mirada hacia Shomk, el cual caminaba hacia el, y asintio.

- dejame que lo haga yo primero, ya he visto como lo haces, confio en que no intentaras nada raro...- y entonces, Shomk empezo a desaparecer, en un estallido de oscuridad, y entonces, sono un aullido- Eadai!- y desaparecio, dejando una esfera de oscuridad en el suelo, la cual se quedo mirando Eleino- asi que oscuridad....- y nego- esta bien.... entonces que sea asi....- y Eleino empezo a evaporarse lentamente, como si estubiera fundiendose a gran velocidad sin pasar por el estado liquido.. y cuando solo quedo su silueta se pudo escuchar- Selenia....- y las 7 esferas desaparecieron, dejandolo todo como estaba.

- Hermana - Selenia se refería a su compañera Amarantine - he escuchado lo que deseas hacer. Déjame ser tu aliada. Libera a mis islas de tus hijos y deja que te entregue mi vida a cambio.

Este era su destíno. Todo lo que había hecho hasta ahora, sus bendiciones, sus traiciones, sus esfuerzos y su único objetivo se veía ahora amenazado por una de sus hermanas. Su destíno era morir, como era el de todos los dioses. Pero su muerte tendría algún valor si la cambiaba por la vida.

- El caos es una fuerza mayor, pero incluso dentro de esta, existe el orden. - Selenia meditó sobre ello - En toda situación aleatoria siempre hay una pauta a realizar, en todo azar hay un número finito de soluciones. Lanza un escudo al aire y sólo podrá caer por su dibujo, por su amarre o de canto. No hay más posibilidades. Hasta el caos estará regido por el orden. Y el orden por el caos.

Miró como en Tsubasa, tres ejércitos descendían sobre la ciudad.

- Voy a hacer un milagro en Esfera para que mis hijos se salven - Dijo con pesar e ilusión por su significado - después, mi vida será sacrificada para que ellos no vuelvan a encontrarse con ninguna raza. Habéis acabado con mi optimismo y con mi sueño de que las razas vivan en armonía. He visto que mis hermanos no me consideran familia, y maltratan aquello que amo. He visto que sus hijos son la representación de aquello que está enterrado más profundamente en su corazón.

Había llegado su momento. Ella ganaría. Ella moriría. Pero su único deseo se cumpliría.

- Es mi hora de partir, esta es mi despedida. No me veréis morir. No me veréis más, estas serán mis últimas palabras - Selenia volvía a llorar, pero esta vez eran lágrimas de alegría, de un peso liberado en su alma, de las vendas de sus ojos cayendo. Su voz ahora retumbó dulcemente por toda Esfera, siendo escuchada por todos los que allí habitaban - Hijos de Eve, hijos de Éadaí, hijos de Amarantine, hijos de Selenia. Podríais vivir en armonía, sin verguenza alguna. El regalo que se os ha dado, este mundo sagrado, es un desierto seco en la palma de vuestra mano si no hay agua, la sabíduría de las horas pasadas que se desvanecen entre vuestros dedos, olvidándose demasiado aprisa. Ahora, cuando os dejo hasta el fin, me siento verdaderamente ciega. Esta cegera, esta bendición, es la esperanza de vuestro albor... 

Tras sus últimas palabras, Selenia bajó a Tsubasa para un último acto de divinidad.

Aunque Éadaí había permanecido en silencio durante la lucha de Eve, Karodon y Amarantine, sin apartar su vista de ellos, aparentemente tranquila ante el espectáculo, se levanto con brusquedad de su trono cuando los dioses de la visión nombraron los nombres de sus hermanos, y aún mas cuando dijeron su propio nombre. Acababa de descubrir que no eran hermanos, sino primos, que antes de ellos hubo un Padre, pero distinto para cada uno. Los siete dioses que les habían precedido crearon a sus hijos, y después destruyeron toda su esencia. Recordó cuando empezó a sentir su existencia, que había intentado seguir la mancha a la que había llamado "Padre", cuando ni siquiera sabía que significaba exactamente. Y ahora su Padre tenía nombre: Shomk.

Caminó hasta situarse donde hacía tan solo unos segundos el espectro de Shomk estaba, y se quedo mirando el vacío unos segundos, con una mueca de sorpresa en su cara. Después de algunos segundos se recobro de la impresión. Pero la diosa no dijo nada, tan solo sonrió tristemente y desapareció tras traspasar la puerta. Tenía que descubrir mas cosas sobre su Padre.

Éadaí hizo aparecer de nuevo el mapa de Esfera, aunque esta vez su misión seria muy distinta. Y esta vez, no parpadeaban luces de 6 colores diferentes, sino 5, pues los Enkelis habían desaparecido de la faz de la tierra. Señalo dos puntos, uno en la ciudad de los Scáth, y otro en la de los Hane.

-Hermana...-comenzó, a pesar de que sabía que no debería llamarla así, era por la costumbre.-Tus hijos están lejos de los míos, me temo que los Vargos llegaran antes.

Le miro preocupada, esperando una mala reacción por su parte, y le extendió la mano a su hermana.-¿Puedes hacerme un favor? ¿Puedes intentar ver mi futuro?-pregunto, esta vez su tono si que parecía preocupado, y sus ojos eran tristes.

- Por supuesto hermana - Selenia no había tenido apenas trato con Éadaí, pero concedería este favor por lo que podrían haber sido. - Me gustaría - Selenia entregó un papel con su esencia en forma de letras - Que algunos tus hijos ocupasen tu isla y viviesen en paz dentro de unos años...

Selenia se concentró en el futuro de la joven a la que llamaba hermana. Las visiónes comenzaron a aparecer, aun sin ella pertenecer a ese futuro. Mediante los dedos de las manos de Selenia en la cabeza de Éadaí, las imagenes y los sonidos fueron pasando a través.

Éadaí corrió hasta llegar a su habitación, y cerro la puerta de manera que nadie pudiera interrumpirle. No quería distracciones, puede que tuviera poco tiempo. Llamo con los nudillos al cristal, esperando impacientemente a que Hreinleiki le recibiera. Cuando por fin se presento ante ella, la diosa fue directa al grano.

-Traeme a una Drow perteneciente a Las Falanges de Eve, la última que ha muerto. Rápido.-apresuro al Scáth, que asintió obediente y desapareció del reflejo. Necesitaba hablar lo mas pronto posible con ella, preguntarle todo lo que sabía sobre el Golem que conocía a Draxul. En su interior, tenía la esperanza de que les hubiera hablado también sobre su Padre o sobre otros dioses.

Pronto volvio con una Drow, su aura destilaba resentimiento y odio, desconfianza... era de las falanges, justamente de las que acompaño al golem en su travesia por el mundo hacia Valm, habia muerto en las forjas del golem ayudando a construirlas por lo que habia pasado bastante tiempo con el golem.

Ambas os concentrasteis en ver el futuro de la diosa de la muerte... proyectasteis a largo plazo la vision en esfera... donde se podia ver a los vargos, drows y Scath compartiendo el mundo, pero todos ellos erguian estatuas en nombre de Eve, adoraban al dios sobre todo, vivian en pequeños grupos, aunque sus ciudades principales seguian en pie, las que dominaban esfera eran las Drow sin duda alguna, incluso luchaban entre ellas por el control de un palmo mas de tierra....

... la linea retrocedio, buscando mas atras, todo parecia igual, solo que las drow eran menor numero cuanto mas se retrocedia, algunos juicios divinos en diferentes zonas... y por fin, se pudo ver como los Scath tiraban abajo una estatua de Eadai para erguir una de Eve en su lugar... y la esencia de la diosa de la muerte ya no estaba presente.... y despues la linea se cerro.

Selenia volvio a aparecer en Ruth adum, de rodillas, y envuelta en sus propias alas, y las plumas de estas empezaron a brillar desintegrandose poco a poco, hasta que un haz de luz cego por un momento al resto de presentes, y finalmente, solo quedo otra esfera en el suelo, identica a las demas.

Eve observó maravillado la nueva visión, que sin lugar a dudas era la ultima, pues era el final de los dos últimos supervivientes de la anterior generación, al terminar la misma quedo a la espera de que apareciese algún objeto, el artefacto que había generado la visión y al no encontrarlo por un instante pareció que la furia se iba a apoderar de el, pero no..

-Claro... El ultimo fragmento es a la vez el primero... Siempre ha estado aquí pero nunca se había manifestado hasta ahora.

Mientras se encontraba cavilando parecía ajeno a cualquier otra cosa, pero por suerte o por desgracia duro poco y volvió a concentrarse en lo que ocurría en la sala. Observó a Éadaí, su hermana con ese estado casi autista que le caracterizaba. Después observó la ultima voluntad de Selenia y se acerco para recoger su esfera, lo que ahora podía afirmar seria su futuro sobrino, sostuvo la bola ante su rostros como si aun pudiese hablar con ella.

-Parece que estáis todos decididos a que mi colección quede incompleta. Selenia, el amor por tus hijos ha sido tu pecado y la cobardía tu proceder. Tan solo te movías por los intereses de tus hijos cuando son nuestros hijos los que tienes que esforzarse por nuestra comodidad, Esfera esta cada vez mas vacía...

Alzó la mirada clavándola ahora en Amarantina, la única diosa que aun seguía en la sala principal.

-Tu traición ha sido tan imperdonable como inútil. Y bien... ¿Que debo hacer ahora contigo? Oh, Amarantina, diosa del caos y el azar. ¿Tu egoismo también te ara inmolar a tus hijos o aceptaras el destino que te corresponde?

-Dime todo lo que sepas del Golem, sobre todo la información sobre su pasado antes de llegar a Esfera, o sobre otros Dioses. ¡Rápido!-ordeno sin rodeos la diosa, su tono dejaba claro que estaba claramente enfadada y un "No lo se" o un "No te voy a decir nada" no era la mejor opción en aquellos momentos. Tras la visión y ver lo que ocurría en Esfera, la diosa sentía una ira aun mayor que la primera vez que se había enfadado con su hermano. Con el que se hacía llamar hermano, pues solo era un traidor que planeaba acabar con su existencia. En aquellos momentos se arrepentía de lo que había hecho, aunque por otra parte, si se hubiera puesto en contra de Eve, habría desaparecido mucho antes.