Partida Rol por web

Crónica de la Vara: el Comienzo.

El incidente de los extraños viajeros.

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17/05/2013, 13:02
Director

Un día más amanece en El Cruce, la posada en la que has estado viviendo y trabajando durante los últimos 10 años. Aquí has visto, y cada día ves, de todo. Elfos, enanos, medianos, y semi-orcos. De todos los tipos y colores. Gentes de todas las profesiones: desde afables y sonrientes mercaderes hasta los más fieros guerreros y los más nobles paladines. Lores y siervos, ladrones y justicieros, todos han tenido reposo y sustento en este viejo edificio, que adquiere por el tiempo la gloria añeja de los años pasados, al igual que su humilde dueño, Garret.

El lugar está emplazado en un cruce privilegiado. Por un lado el largo camino que lleva hacia Sundabar, conocido como el Camino de la Bifurcación y que une principalmente la Marca Argentea con el gran desierto del Anauroch. Por otro, el pequeño sendero que lleva hasta las Montañas Rauvin, transitado frecuentemente por montaraces y aventureros.

Nada más bajar de tu habitación, la sala ya está llena. Garret atiende a los bebedores que inauguran ese día los barriles, mientras la vista se te va observando la gran variedad de seres que van entrando por la puerta y la cantidad de historias que se forjan en esas mesa. Búsquedas, rescates, batallas, negocios... y no puedes evitar preguntarte...

¿Cuándo empezará la tuya?

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17/05/2013, 13:30
Zeleste

Los días pasaban grises para Zeleste. La joven llevaba viviendo muchos años en la posada y aunque le estaba eternamente agradecida a Garret por lo que había hecho por ella, su espíritu cada vez le pedía más el salir de allí. 

Aquella mañana bajó las escaleras. Su rostro relucía lozano y sus ojos brillaban al ver a tanto aventurero. Las voces y los gritos ya llenaban el local y Garret estaba ocupado sirviendo cervezas y otras diversas bebidas.

Zeleste se acercó a la barra, caminando entre aquellas mesas y saludando cortesmente a aquellos que ya conocía. 

- Buenos días, Garret... - Le saludó con una suave sonrisa en los labios. La muchacha era muy bonita y siempre se comportaba de forma cortés y amable. Aunque no era la mejor camarera de la posada, tras tantos años todavía se le caía de vez en cuando la bandeja, el posadero le tenía mucho cariño. Había cuidado de ella desde que era una niña. 

Acababa de empezar un día más... Cogió los pedidos y fue sirviendo las mesas. Intentaba escuchar las aventuras que más de uno contaba y soñando con tener algún día una aventura... 

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17/05/2013, 13:48
Director

La mañana se pasa rápida y atareada. La gente pide y pide, y tanto tu como las dos camareras mayores y Garret, os mantenéis ocupados sin cesar. Empiezas a cansarte, incluso casi tiras un par de bandejas, pero por suerte termina la hora de la comida, momento de mayor tranquilidad. Con muchos aventureros ya abandonando la posada o dormitando en las mesas, Garret organiza los turnos de descanso. Cuando te toca a ti el posadero te hace una seña y te indica que entres en la cocina con él.

- Lucilda, quédate en la barra. Que Elisa se encargue de las mesas. Voy a comer con Zeleste. - Informa a tus compañeras. Sin más dilación, atraviesa el umbral  que da a la pequeña cocina.

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17/05/2013, 14:09
Zeleste

Por fin había llegado la hora de la comida. Zeleste dejó la bandeja que llevaba y se metió detrás de la barra para dirigirse a la cocina.

- Nos vemos, si os viene mucho trabajo avisadme... - La joven siempre se ofrecía. Hubo una vez que, mientras ella estaba comiendo, les vino un grupo muy grande y tuvieron problemas por no poder atenderles con la rapidez deseada. Desde entonces ella intentaba comer más rápido y salir a ayudarlas enseguida. 

Lanzó una rápida mirada hacia el comedor, éste se veía tranquilo... En su fuero interno esperaba ver aparecer a Gillean, hacía tiempo que no le veía y deseaba que le explicara sus experiencias. Cuando venga se sorprenderá, ya soy mayor... Hacía años que el semielfo pasaba por la posada y siempre la llamaba enana... Ahora ya era una hermosa joven y deseaba que él la viera...

Se dirigió a la cocina y cogió un poco del estofado que había sobrado. Se sentó en la mesa, justo delante de Garret y empezó a comer con prisas...

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17/05/2013, 18:50
Garret

- Ché, ché. - Dice el posadero con voz afable. - No comas tan deprisa, joven. Te vas a atragantar. Hoy no creo que venga nadie a la posada, así que relájate.

Te mira durante un rato mientras come lentamente un jugoso caldo de legumbres. Tras darle un par de vueltas al plato con la cuchara, como cavilante, te habla con voz apesadumbrada.

- He visto tu cara cuando miras a los aventureros. Tus pequeñas escapadas para ver los materiales exóticos de los mercaderes. Me doy cuenta de cómo aprovechas los descansos para ir a escuchar historias de grandes tesoros y peligrosas mazmorras. Incluso recuerdo tus largas charlas con Gilbert, o Gilert... bueno, tu amigo ese semielfo. - En ese punto de la conversación se levanta y se apoya en la mesa, dándote la espalda. Su voz sigue sonando triste. - Lógicamente hace tiempo que sé lo de tus poderes... Y sé, con total seguridad, que éste no es tu sitio. Si me cuesta dejarte ir no es porque sienta que me debes algo... ni mucho menos. Es que has sido para mí como una hija, y me entristece pensar que te alejes y que quizás no te vuelva a ver... - Lanza un largo suspiro y se vuelve a sentar en la silla. Tiene los ojos rojizos pero intenta disimularlo. - Lo siento. Seguro que te preguntas a qué viene todo esto... Simplemente es que te estás haciendo mayor... y que cuando tengas que marchar... que sepas que eres libre para hacerlo, pero... - La voz se le quiebra, pero tras un carraspeo hace un esfuerzo por continuar. -... pero que siempre podrás volver al Cruce y serás recibida con los brazos abiertos....

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17/05/2013, 20:59
Zeleste

Zeleste estuvo a punto de atragantarse. Llevó su mano al pecho y tosió, cubriendo su boca con la otra mano. Su rostro enrojeció como un tomate y tuvo que beber un gran trago de agua para poder relajar los músculos de su garganta.

Cuando se recuperó miró a Garret asintiendo con la cabeza.

- Sí, tienes razón... - Dijo en un susurro entrecortado. Empezó a comer con más tranquilidad. Pero, la cuchara quedó a medio camino cuando el posadero empezó a hablarle con aquella voz apesadumbrada. Sus ojos se abrieron completamente y su rostro se mudó en expresión entre agradecimiento y tristeza.

- Yo... Te debo mucho. Eres mi padre... No sé qué hubiera sido de mi si no hubiera sido porque te compadeciste de aquella cría desarrapada. Me has cuidado y me has dado una oportunidad... - Un suspiro salió de sus labios. La cuchara volvió nuevamente al plato, quedándose allí abandonada mientras la joven entrelazaba sus ojos violáceos con los ojos oscuros de Garret. - Desearía no tener que irme nunca... Siento que este es mi hogar, pero... - Apartó ligeramente la mirada, dirigiéndola hacia la ventana, más allá se veía el campo y el sol de la tarde relucía en lo alto. - Siento un cosquilleo aquí dentro cuando escucho esas historias... - Volvió a cruzar su mirada con la de él y se llevó la mano al estómago. - Es como si cientos de mariposas revolotearan aquí. Mi cuerpo se estremece y mi corazón se encoge... - Se mordió el labio. No sabía si Garret podría llegar a entenderla. Una sonrisa dulce empezó a dibujarse en sus labios y no pudo evitarlo, se levantó y abrazó a aquel hombre que había sido como un padre para él... 

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19/05/2013, 13:37
Garret

Garret muestra un gesto de sorpresa cuando lo abrazas repentinamente, pero luego sonríe y te envuelve también con sus fornidos brazos, con aprecio.

- Ale, ale... que tampoco es que te tengas que ir mañana o pasado, ¿eh? - Se separa de ti, agarrándote por los hombros. - Mírate, cómo has crecido... Bueno, cualquier cosa que necesites, ya sabes... - Sonríe y te vuelve a abrazar.

En ese momento os interrumpe Lucilda, que se asoma por el umbral llamando al posadero. Cuando éste se acerca, ella le susurra algo al oído. El hombre aprieta el puño, pero se gira con el rostro afable de siempre.

- Sigue comiendo, cielo, pero no corras. Cuando termines puedes volver a tu puesto.

Inmediatamente sale por la puerta.

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19/05/2013, 18:51
Zeleste

A Zeleste no le pasó desapercibido el gesto de Garret. Enarcó una ceja pero no le dijo nada. Cuando éste se giró para decirle que siguiera comiendo tranquilamente, ella asintió con un gesto de cabeza y le siguió con la mirada.

Una vez se quedó sola, dejó la cuchara en el plato y se levantó para acercarse a la puerta. Había habido algo que le había preocupado en su gesto y no podía quedarse tranquila...

Seguro que no es nada... Se dijo aunque sus pasos no se detuvieron. Al llegar a la puerta la abrió muy poco y se asomó con cuidado, intentando no llamar la atención pero lo suficiente para ver qué estaba ocurriendo al otro lado... Sentía el corazón bombeando la sangre con fuerza. Por mucho que se dijera que no ocurría nada, no podía quitarse aquella extraña sensación de encima.

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19/05/2013, 19:08
Garret

- He dicho que no, y es que no. - Contesta Garret airado a una voz cuyo origen no ves desde la puerta entreabierta. - No aceptamos a gente como vosotros en El Cruce.

"¿Gente como nosotros? - Responde el desconocido con un habla susurrante, pero tan fría y amenazadora que de alguna extraña forma te atemoriza solo de escucharla. Somos viajeros con dinero y que necesitan descansar. El tipo de gente que busca una posada. Y será mejor que acepte nuestra propuesta... por su propio bien."

La cara del posadero se crispa de furia y golpea con el puño en la barra.

¡Cómo te atreves a amenazarme en mi propia posada! ¡Aquí mand-- - Algo pasa, pues Garret calla de repente. Baja la mirada y con tono más calmado añade - Además, no tenemos sitio para tanta gente...

"Eso no será problema. Ellos dormirán en el establo. Solo yo cogeré habitación." - Oyes el tintineo de unas monedas en la barra - "Un placer hacer negocios con usted, Sr. Garret"

Unos pasos se alejan hacia la puerta de la posada. Garret gira la cabeza y te ve en la puerta. La frustración y resignación cubren sus rasgos, pero no te dice nada.

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19/05/2013, 19:27
Zeleste

La voz susurrante de aquel hombre le puso la piel de gallina a Zeleste. Intentó ver de quién se trataba, pero ese mismo temor la dejó clavada en el sitio. Sus ojos violáceos se cruzaron con los de Garret y una sonrisa tímida asomó a sus labios. 

Cerró la puerta, quedándose de nuevo en la cocina. ¿Quién es ese extraño? No le había gustado su voz y conocía al posadero. Sabía que había algo que le preocupaba...

Recogió los platos y los puso en el fregadero. Tras pasar un paño por la mesa y recoger las migas que habían quedado esparcidas, dejó las cosas en su sitio y finalmente salió de la cocina. 

Se acercó a donde se encontraba Garret. - Ya he terminado... - Entonces cogió las jarras que acababa de servir y se dispuso a retomar su trabajo. Desde donde se encontraba buscó con la mirada a aquel desconocido...

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19/05/2013, 19:43
Viajero

Un solo hombre te llama la atención. Uno que no estaba cuando entraste a la cocina a comer. Te das cuenta de que lleva un rato observándote, con un inquietante brillo en los ojos. Mantiene una sonrisa enigmática en su cara, mientras pide una de las jarras que llevas encima.

Notas de juego

Tira Avistar.

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19/05/2013, 19:59
Zeleste

Zeleste enarcó una ceja. La mirada de aquel hombre la ponía nerviosa. Se acercó con paso indeciso y colocó delante suyo la cerveza que había pedido.

- Aquí tiene, señor... - Una sonrisa empezó a asomar a sus labios cuando cruzó su mirada violácea con sus inquietantes ojos. ¿Por qué me mira así? - ¿Desea algo más? - La joven había cruzado sus manos delante suyo mientras esperaba la respuesta de aquel extraño viajero... La sonrisa poco a poco se había ido desvaneciendo...

- Tiradas (1)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Resultado: 4

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19/05/2013, 20:14
Viajero

El hombre se queda absorto unos segundos.

- Tienes un cuerpo realmente bello... - dice con su gélida voz. Sus palabras te sorprenden aún más ya que no las dice con lascivia, sino más bien como un tasador que examina su mercancía. - Sería una pena que lo desperdiciaras en esta posada...

Un espeso silencio se adueña de la situación. Él continua con su mirada penetrante y su permanente sonrisa. Finalmente te despide con un gesto de la mano. - No.. no deseo nada más. - Coge la jarra y le da un pequeño sorbo, sin dejar de observarte o de sonreír.

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19/05/2013, 22:55
Zeleste

El rubor trepó rápidamente por las suaves mejillas de Zeleste. Por un momento no supo qué responderle, el extraño viajero había conseguido dejarla completamente sin palabra. 

Pero enseguida la indignación fue haciéndose patente en el reflejo de sus pupilas. ¿Qué se ha creído que soy? Será cerdo... Se mordió el labio con fuerza para que las palabras agudas y punzantes no salieran de allí.

- Señor, no es de su incumbencia lo que haga con mi cuerpo... - Había apretado los puños y alzado ligeramente la barbilla. No quería que Garret tuviera problemas así que contuvo las otras palabras que ardían en su pecho. - Si necesita cualquier otra cosa, Lucilda le atenderá... - Le dijo haciendo un ligero gesto con la cabeza para señalar a su compañera. Tras eso dio media vuelta y se alejó de la mesa. Todavía sentía como sus mejillas ardían...

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20/05/2013, 16:48
Director

El extraño no contesta a tu comentario, y eso te da aun más miedo que cualquier palabra que podría haber dicho. Te mantienes ocupada durante el resto de la tarde, ya que la posada se vuelve a llenar de viajeros. Algunos se juntan con el misterioso hombre y le pierdes la pista, aunque el trabajo no te da mucho espacio para pensar en nada.

Por fin se hace de noche. Garret cierra con llave la posada y se dirige a su habitación, que está en la planta baja. Antes de apagar la última luz te da un beso en la frente, un abrazo y las buenas noches. La bulliciosa posada está ahora en completo silencio, todo se mantiene a oscuras y apenas distingues los escalones que suben hacia la planta de los dormitorios, donde se encuentra también el tuyo, aunque tanto tiempo subiéndolos ya te han acostumbrado a ellos.

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20/05/2013, 17:50
Zeleste

- Buenas noches... - 

Zeleste se quedó un momento en silencio, viendo como Garret se dirigía hacia su dormitorio. Suspiró y se dirigió un momento a la cocina ya que le apetecía tomar algo caliente. Durante todo el día había tenido aquella extraña sensación en su interior. Y aunque aquel desconocido no había vuelto a decirle nada, no había podido quitárselo de la mente.

Cogió una taza y la llenó de agua. Tras eso buscó en un cajón y cogiendo unas hierbas relajantes las sumergió en el agua. Hizo unos suaves movimientos con las manos mientras una dulce letanía salía de sus labios. Extendió los dedos y los apoyó en el recipiente, poco a poco fue sintiendo como éste se calentaba hasta llegar a humear. 

Una vez estuvo preparada su infusión se dirigió hacia su dormitorio. Se la tomaría tranquilamente antes de echarse a dormir.

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20/05/2013, 18:24
Director

Notas de juego

Tirame avistar.

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20/05/2013, 18:36
Zeleste
- Tiradas (1)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Resultado: 7

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20/05/2013, 19:37
Director

El olor de la infusión empieza a despejar tu nariz de camino al dormitorio. Tienes los pies cansados y los párpados se te caen del sueño. Por suerte ahora dormirías y podrías olvidar los extraños sucesos del día. La almohada calmaría cualquier preocupación.

Pones la mano en el pomo, lista para entrar, cuando un escalofrío te recorre todo el cuerpo, por el susurro de una voz.

- Buenas noches...

Una silueta permanece sentada al fondo del pasillo, en una silla. La densa oscuridad apenas te permite ver nada pero, sin entender muy bien cómo, sabes que está sonriendo.

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20/05/2013, 19:52
Zeleste

Un escalofrío recorrió la espalda de Zeleste al escuchar aquella voz. Volvió su mirada hacia las sombras y afiló sus pupilas, podía intuir quién era aunque no llegaba a verlo.

- Buenas noches, señor... - Susurró con la voz ligeramente alarmada. ¿Qué hace allí? - Disculpe, no os había visto... ¿Deseáis alguna cosa? Ya me iba a acostar pero si necesitáis algo, decidme... - Su primer impulso había sido el entrar corriendo en su dormitorio y encerrarse allí. Pero no podía hacer eso, no estaba bien... Aunque le pusiera la carne de gallina, aquel hombre era un cliente de la posada y debía ser atendido como tal. 

La joven sentía su corazón en un puño. No le gustaba nada aquel hombre. Aquella tarde se había comportado de forma extraña y ahora parecía estar allí esperándola para algo... Espero que no vuelva a decirme nada...