La garganta del enemigo del tejado quedó atravesada por una certero flechazo de Losse.

Con los animos renovados gracias a la preciosa canción de Ogna, Morwing sacó otra flecha de su carcaj y fijó un nuevo objetivo. Justo a la derecha de davros, uno de los matones parecía comenzar a tambalearse. - Acabaré con ese.

Este disparo poco o nada tenia que ver con el anterior, la flecha salió disparada con gran potencia y terminó incrustandose en el pecho del enemigo, que tras llevarse la mano a la flecha termino arrodillandose para irremediablente abandonar el mundo de los vivos.

- Otro menos

Shultur seguía concentrado en su rival y ahora, sin su compañero para distraer al paladín, el asunto estaba más complicado. Sabía que no podía ganarlo a base de cortes con su pequeña daga, tenían que engañarlo para buscar un hueco en su armadura y poder meterle el filo hasta el esternón. Lo intentó de nuevo, esta vez por abajo, se agachó como si estuviese buscándole las corvas y subió rápidamente para intentar meter la daga por el bajo vientre. Allen, conocedor de estas arteras artes, utilizó la parte plana del espadón para detener la ascensión de la daga y cortar en seco el ataque. El ladrón quedó vendido ante el paladín y por un momento se sintió pequeño pese a ser casi de la misma altura y corpulencia que el paladín.

En el interior del callejón Igrenian vio por el rabillo del ojo como una flecha se clavaba profundamente en la garganta de uno de sus hombres. Cuando escuchó el esponjoso sonido del cuerpo cayendo contra la nieve supo que nunca más se levantaría. Estaba aún no estaba solo, pero sabía que no tardaría mucho tiempo en estarçlo si esto seguía así. Con redobladas fuerzas para no ser un muerto más en ese callejón, el confiado líder de los matones realizó un corte transversal a la altura del cuello del correoso bárbaro. Notó como el filo rasgaba la piel de Davros y veía de nuevo el color rojizo de su sangre manchando su armadura de pieles.

Caían como moscas pero no cesaban en su triste intento de acabar con el grupo de aventureros.

Davros solamente era capaz de ver ahora al bocazas delante de él, por un momento sólo ellos dos existían, se enfrentaba a una lucha interna entre partirlo en dos como a una nuez o sólo moribundo para poder sonsacarle la información que aún podría retener...La duda sólo duró el instante que tardó en levantar su enrome espadón. Cayó hacia su agresor con una furia terrible, tal que casi le corta el brazo izquierdo por el hombro.

-Dime que ahora no desearías haber soltado el arma... ¡Dímelo! Ríndete o muere, ¡hijo de mil padres!- Dijo Davros tras recibir la herida. -¡Ésto son sólo caricias!

El peligro más inminente había caído, literalmente. Ese bastardo del tejado podía haberle hecho mucho daño a Ogna. Siguió recitando su macabra estrofa acercándose paso a paso al jefe de los matones. Lo miró con una mirada profunda y gélida, era la novia de la muerte. Pero, a veces, cuando recitaba, se aislaba del mundo. Movió el estoque lentamente, como si hubiera perdido la sangre que corría por sus venas. El enemigo no era un trozo de carne a la espera de ser trinchada pro lo que esquivó fácilmente el lento ataque.

Hay cementerios solos, 
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.

TURNO 3

Los enemigos parecían caer con facilidad, hasta que vio como el jefe de ellos hería a Davros. Éste le contestó con un espadazo que lo hizo doblarse en el sitio. La sangre manaba a borbotones y entonces Losse acabó con su vida con un flechazo en el cuello que hizó que la sangre saliera con un potente chorro. Cargó otra de sus flechas para atacar al último de los matones que seguía en pie, pero entonces uno de los chorros de sangre de su última víctima le llegó a la cara, lo que hizo que fallara su disparo cuando ya lo tenía enfilado. - ¡Joder, me ha puesto perdido de sangre! -

Al ver que el que llevaba la voz cantante del grupo fue abatido por una certera flecha de Losse, una más, Allen supo que tendría la oportunidad de terminar el combate allí mismo, aunque también pensó que quizás debería dejarlo con vida para sacarle la información que seguro aún le quedaba por revelar.

Cargó su espada sobre su costado derecho a la vez que ofreció un ultimatum al pobre individuo, -Estás solo, no queda nadie más que tú. Si crees que la información que necesitamos es razón suficiente para dar la vida por ella, la tomaré con gusto, pero si no es así, te doy la última oportunidad para que tires el arma al suelo y nos digas lo que queremos saber-. Acto seguido lanzó el golpe con fuerza, pero sin buscar la muerte del pobre infeliz. El mandoble golpeó su pierna dejándola casi inservible, lo que seguramente le haría pensarse aún mejor la propuesta que el paladín le había hecho.

Con un golpe que podría haberle cortado la pierna y con Igranen y el resto de sus compañeros regando el suelo con su sangre Shultur sabía que no podía hacer nada más. Su daga cayó sobre la nieve asomando sólo la empuñadura. - Arggg - Se quejó echándose mano a la herida de la pierna. - Está bien, vosotros ganáis. No he venido aquí a morir por ese hijo de puta.  - Dijo refiriéndose a su pagador, con total seguridad Holmar.

El matón, saltando a la pata coja sobre su pierna sana, se acercó a una pared y se dejó caer resbalando sobre ella. Se desprendió del abrigo y rasgó una de sus mangas para intentar frenar la hemorragia. 

El combate había llegado a su fin justo cuando Zanc doblaba la esquina del callejón. El bribón gnomo había aparecido de la nada totalmente cubierto de sangre pero sin ninguna herida visible sobre su cuerpo. La rapidez con la que el vaho salía de su boca indicaba que había llegado a la carrera. Los cuerpos de los cuatro matones fallecidos yacían desperdigados en el callejón sobre nieve enrojecida por la sangre. Las gentes que habían creado su hogar en el distrito del puente estaban acostumbradas a los gritos nocturnos de borrachos, reyertas entre prostitutas y marineros y demás perturbadores del descanso nocturno, con lo que el combate, pese a no haber pasado desapercibido por los vecinos, no atrajo a los curiosos. Al menos por el momento. 

Una vez con el último matón rendido, Losse colocó su arco en la espalda y se arrancó la flecha que tenía clavada en la clavícula - ¡AAAAAAHHHHHH! ¡JODER, MALDITO CABRÓN! Ya no volverás a hacer de las tuyas. - mientras propinaba un puntapié al cadáver. - Estáis todos bien, ¿no? - El elfo se agachó y recogió varias flechas del carcaj del trepamuros y examinó el arco. - Es de bastante buena calidad, pero me temo que está demasiado tenso para mí. Quizá os venga mejor a alguno con más fuerza. Desde luego es un buen arma. -

Estuvo mirando el resto de objetos, pero dejó a otros que tuvieran mejor ojo para decidir qué es lo que mejor le vendría al grupo.

Se acercó al último de los matones mientras tanto para ver qué es lo que tenía que contarles - Te escuchamos, y no intentes alguno de tus engaños. Tengo muy buena puntería y durarías poco con vida. - Haciendo una pausa con actitud desafiante, continuó - ¿Qué es lo que pretende Holmar y por qué decidió contrataros? Y háblanos lo que sepas de esa tal Rosemarie. Quizá si nos dices todo lo que sepas, decidamos protegerte contra aquellos que luego intentarán asesinarte. - Concluyó el elfo.

Con grandes muestras de dolor el matón levantó la mirada hacia aquel elfo de pelo blanco. Asintió varias veces dando a entender que sabía a lo que se arriesgaba si no colaboraba. Ese viejo, Holmar, creo es uno de los muchos amantes de Rosemarie, según lo que yo he oído. Lleva escondido en su casa desde que llegó a Athkatla, creo que hace un día, junto a otros dos hombres. Él no nos ha dado nada, ha sido Rosemarie quien nos pagó para que nos desiciésemos de unos aventureros que iban a llegar haciendo preguntas. Al ser Igranen quien os localizó en la puerta del distrito del cementerio, fue él a quien se le encargó que nos reclutase para acabar con vosotros.- Tras la confesión se detuvo un instante dubitativo si debía decir algo más. Miró al gnomo que acababa de llegar y hacia el elfo y la muchacha que registraban los cuerpos junto al bárbaro. Esta noche teníamos pensado quemar el Festín de los Mares cuando todos estuvieseis descansando dentro... - Dijo entre dientes.

Allen escuchó atento la respuesta del matón y, cuando hubo terminado, expuso sus dudas. -¿Esa tal Rosemaire es quien da órdenes de secuestrar personas y traerlas como esclavos? - preguntó interesado - si es así, ¿para qué los quiere?, pues no entiendo de qué puede servir un matrimonio de avanzada edad para un esclavista...-.

Estuvo atento a las respuestas de aquel hombre herido, buscando entre sus palabras el manto negro de la mentira.

-Háblanos de los planes que tiene Rosemaire, de su casa, que sabemos que has estado allí, y si advertiste algo extraño en su casa-.

-Menudo lío que han montado!- Exclamaba Zanc mientras se acercaba y guardaba su daga-espada en el cinto... -Parece ser que han tenido mejor suerte que yo buscando pistas!.... Aunque he averiguado un par de cosas!.- Continuaba diciendo el Gnomo hasta acercarse hasta  el humano que tenían herido y al que todos amenazaban para que soltara la lengua, entonces escuchó perplejo cada palabra que salía de la boca de aquella rata. -Quemarnos en el festín de los mares!... A ver si entiendo un poco, este de aquí- señaló al matón -¿Ha sido contratado por Holmar para acabar con nosotros?- Indagó a la vez que daba un par de pasos. -¿Pero el que ha pagado no es él sino una mujer?. - Se tomaba la cabeza confundido mientras apoyaba la espalda contra el muro.

¿Secuestrar personas? ¿Amnianos? No sé de qué me estás hablando. - Respondió extrañado. - Si alguien está secuestrando a personas, desde luego no es Rosemarie, ella está interesada más en el comercio, dudo que se manche las manos en secuestros... y menos tratando con esclavistas. Incluso los que trafican con gentes de otras tierras son gente peligrosa y no veo a Rosemarie tratando personalmente con ellos. Puede que ella conozca a gente que sí lo hace... no sé. - Se interrumpió para agarrarse la pierna de nuevo y abrir un poco la tensión del lazo que había hecho sobre ella para dejar fluir la sangre.

En cuanto a la casa, sólo he entrado al salón, que está nada más entrar a mano derecha. Tiene dos plantas y un servicio compuesto por varias doncellas y un par de hombres que se encargan de las labores de la casa, como cortar las hierbas, cocinar y demás. Si hay más gente o tiene un sótano lo desconozco ya que quien hacía los tratos con ella era Igranen. - Dijo mirando al cuerpo de aquel que los había liderado hasta hacía poco.

Con el combate concluido, Morwing rellenó su carcaj con flechas de los enemigos derrotados y cogió una más de sobra. Se aproximó al matón herido y tensó la cuerda de su arco apuntándole a un palmo de su cabeza.

- Bien"amigo", una pregunta más, dinos dónde podemos encontrar a Holmar.

Shultur apretó su cabeza contra la fría pared de piedra intentando ganar un par de centímetros para alejarse de la punta de la flecha. Si algo había peor que los guardias eran los aventureros, ya que ellos no solían responder ante nadie y podían aparecer y desaparecer de una región tan rápido como habían llegado. El matón desconocía el motivo por el que buscaban al tal Holmar, a quien sólo había visto una vez y no había sido precisamente para tener una charla amigable. 

Ya os lo he dicho, se esconde en casa de Rosemarie y lleva ahí desde ayer por la mañana. Hay dos hombres con él y por las ropas que visten deben ser soldados de algún pueblo de Amn. - El hombre trataba de recordar cualquier detalle que pudiese servir de ayuda al grupo que tenían frente sí. Cuanto antes se sintiesen satisfechos antes lo dejarían en paz. - No había visto a ese viejo en mi vida antes de mi encuentro con él hace un par de horas. Pero la señora Rosemarie parece que lo conoce desde hace mucho tiempo o por lo menos deben ser buenos amigos. Creo que al menos los dos hombres que le acompañan deben dormir en las habitaciones superiores porque cuando los despidió del salón subieron por las escaleras del mismo hasta la planta superior. - Agarró su cabeza con ambas manos esforzándose por recordar algo más acerca de los pocos minutos que había estado allí dentro. La pierna seguía sangrando sin parar pese al precario vendaje que había enrollado en ésta, sin embargo, sabedor de que podía seguir el mismo camino que sus antiguos compañeros, optó por ignorar el dolor por unos segundos y dedicarse a responder a las preguntas de los aventureros.

Debéis tener cuidado con Rosemarie, no ha llegado a donde está ahora mismo para arriesgarse a perder todo por nuestra tarea fallida. Tiene amigos muy poderosos y podría convertir una acusación contra ella en una pena de muerte contra el acusador. Es un consejo. - Tras ello, mareado por el dolor, cerró los ojos e hizo presión con las manos sobre la hemorragia.

Y ahora - Dijo tiritando a causa del frío - podrías apartar esa flecha de mi cara. No sé qué más puedo deciros! - Gritó alterado - Dejadme ir y no os ocasionaré más problemas. Por favor! Lo juro!

La información proporcionada por el matón era suficiente, era evidente que ese pobre desgraciado no sabía más, no tenía por qué callarse nada. Apartó suavemente la flecha de Morwing, se inclinó y le dijo, -Está bien, esto es lo que vamos a hacer. Te dejaremos en libertad con una condición. Saldrás esta misma noche de Athkatla, no importa donde, y no volverás a pisarla hasta, al menos, dentro de un mes. Si te volvemos a ver por aquí, mis compañeros aquí presentes te encontrarán y acabarán contigo.- Cocnluyó Allen mirando al grupo buscando su aprobación.

Como un buitre Ogna rapiñeó lo que pudo de los cadáveres sin mostrar compasión al mirarlos. Después de todo la hubieran violado y asesinado así que poca piedad podía mostrar por sus corruptas almas. Había aprendido de Kormack que todo se podía vender por lo que no dejó nada. Le gustó especialmente una armadura de cuero tachonado que parecía de bastante buena calidad y que por fortuna parecía ser de su talla.

- Si no os importa me quedo con esto como regalo.

Dejó a los machos ocuparse del rufián. Todo apuntaba a que tendrían que acercarse a la casa de esa Rosmerie si querían que averiguar dónde había metido Holmar al hermano de Allen. La mujer no parecía andarse con chiquitas y pretendía quemar la taberna entera.

Se pegó un enorme susto al ver aparecer a Zanc.

- ¡Por los dioses gnomo que eres silencioso!- Después lo miró como una madre miraría a su travieso hijo.- ¿Dónde os habíais metido?- Olfateó el aire como en busca del característico olor del enano.- ¿Y el enano?- Se cuidó mucho de no decir el nombre delante del tipo al que iban a dejar libre.

Volvió su atención al pobre desgraciado que iba a quedar tullido de por vida. No parecía mentir y según su versión la mujer de las flores no parecía tener nada que ver con el secuestro del hermano de Holmar. El paladín tenía toda la razón, ¿para qué tomar dos viejos?

- Aún así no podemos descartar la implicación de la mujer. Está claro que no le tiene miedo a nada. Como nos dijo el pescador, se relaciona con dos familias muy influyentes en la ciudad que han crecido a la sombra de sus negocios: Los Hillnew y los Shegera. Tocan todos los palos  y, por lo que he oído, desde el reciente descubrimiento de Maztica, venden sus manufacturas a las nuevas colonias en el continente recién descubierto.- Estaba totalmente de acuerdo con el matón, por esta vez.- Debemos tener mucho cuidado.- Quizá necesitaran los esclavos para llevarlos como mano de obra barata al nuevo continente.

Mientras hacían cantar al único superviviente, Davros se sentó en un barril cercano, tras sacudir la nieve que lo cubría, y escuchó con atención toda la conversación.

Una vez pudo hablar sin la presencia de su enemigo herido, comentó, mientras recogía su jabalina: - Seguimos sin saber nada concreto sobre tu hermano, Allen. Parece que es hora de visitar a esa putilla y de cruzar unas palabras con Holmar. Loose y Zanc podría investigar la zona antes, si os parece bien, mientras nosotros esperamos algo más alejados, para poder ayudar en caso de que algo salga mal-

-Supongo que Allen estará deseoso de seguir investigando, ¿y el resto?-

El grupo aceptó la propuesta de Davros sobre echar una ojeada a la casa de Rosemarie y ver qué se cocía en ella. Al fin y al cabo habían viajado hasta aquí para algo y era mejor tratar los asuntos mientras aún estuviesen calientes antes que dejar que las noticias sobre el fracaso de los matones llegasen hasta ella. Habría tiempo de descansar si todo salía bien en la Puerta Rosa. Los seis compañeros abandonaron el callejón bajo la capa de oscuridad que brindaba la noche y tras ellos dejaron semienterrados por la nieve los cuatro cadáveres de los matones que habían intentando atentar contra sus vidas. Shultur había aceptado la propuesta de Allen, o más bien se había visto obligado a ello, de abandonar Athkatla y no volver la vista atrás al menos hasta dentro de un mes. Renqueante y herido de gravedad buscó cobijo en una de las casas comunales que utilizaban los mendigos en la parte norte de la ciudad, y a la mañana siguiente abandonó la misma para no volver nunca más. Waukeen y Tymora solían ser caprichosas con los destino de los que vivían en La Gema del Comercio, la fortuna al igual que la suerte podía cambiar de un día para otro y deshacer tu vida por completo.

Recorrieron de vuelta el camino que los había traído hasta la Corona de Cobre intentando evitar las miradas suspicaces de las numerosas patrullas de guardias que patrullaban los barrios y el puente. Gracias a la nieve y a las ingeniosas formas de ocultar las manchas de sangre con prendas de ropa propuestas por Ogna, llegaron sin contratiempos hasta las calles aledañas a la calle del Jardín Floral, donde se encontraba al casa de Rosemarie, Puerta Rosa. El barrio donde se hallaba situada era conocido como el Distrito Central y era donde se desarrollaba la actividad principal de la ciudad, el comercio. Las calles poseían nombres relacionados con los gremios que ejercían sus labores en las mismas; así pues había una calle Zapateros, donde los curtidores de cuero para botas, sastres de botas y zapatos así como fabricantes de suelas tachonadas habían establecido sus tiendas. Además de las calles gremiales existía en el barrio la maravilla por la que todo ciudadano de Athkatla podía presumir ante el resto del mundo, El Paseo de Waukeen, el mayor comercio al aire libre de Faerun y que empequeñecía al de la mismísima y orgullosa AguasProfundas.

Zona de los alrededores

Planta Baja

Planta superior