Partida Rol por web

Losse salió a la carrera e intentó agarrarse a las mismas rejas que el misterioso encapuchado. Su salto fue escandalosamente malo, pues resbaló en su pie de empuje y bastante tuvo con poder mantenerse en pie. La habilidad del hombre, sin duda era de una persona sumamente ágil. Quizá algún día él pudiera lograr tal nivel. ¿Quién podría ser ese misterioso hombre?

Losse se quedó esperando justo en el lugar en el que el hombre había saltado para ver si Davros pudiera echarle una mano.
 

Caminando junto al explorador, Davros se limitó a seguir su papel, observar desde una distancia segura a Ogna, Allen y Morwing y pasar lo más desapercibido posible- Así que hizo eso mientras enredaba torpemente con el cetro solar que llevaba, solía hacerlo con una jabalina cuando se aburría pero pensó que el hecho de tener un arma en la mano podría ser motivo suficiente para llamar la atención de algún guardia sin nada mejor que hacer. 

Al ver que el grupo a la cabeza se giró hacia el mendigo se detuvo mirando el primer puesto de venta que encontró, sin hacer caso a la mujer que intentaba venderle algún tipo de prenda. Notó algo extraño por el rabillo del ojo, una sombra y un movimiento rápido, podría ser cualquier cosa... Iba a dejarlo pasar hasta que el elfo salió disparado sin mediar palabra. Puede que ésto sea más divertido pero no me gusta la idea de separar más el grupo.

Silbó hacia el grupo intentando avisarles del pequeño contratiempo y salió al trote siguiendo al elfo mientras analizaba las posibles direcciones por las que podría escapar la persona que supuestamente les había estado observando, cosa de la que para nada estaba seguro.

El elfo salió corriendo hacia las cajas y barriles depositados al fondo del maloliente callejón. Por desgracia, lo resbaladizo del suelo y la altura de la ventana más cercana desde el suelo hizo que Losse no alcanzase a sujetarse en las que estaban más arriba.

Davros, al darse cuenta que aquello era un callejón sin salida optó por seguir a su compañero hasta la pared. Cuando llegó comprobó que el hombre se había esfumado literalmente. Tan sólo una neblina artificial en la parte superior del tejado indicaba que alguien había pasado por allí y había lanzado alguna clase de artilugio para dificultar su persecución.

Ambos compañeros se miraron confundidos. ¿Cómo una persona, si es que realmente lo era, había conseguido llegar a esa altura con tan solo un salto y utilizando sus manos y pies para trepar en semejante tiempo record? Sin duda había magia de algún tipo implicada en ello pero ¿qué había hecho que el individuo se delatase de semejante forma? El sonido lejano de una voz grave llegó desde donde habían dejado a sus compañeros.

Ogna, Morwing y Allen escucharon el silbido de Davros y levantaron sus miradas a tiempo para ver como Davros corría hacia un callejón lateral detrás del rápido Losse. 

Que algo no marchaba bien era más que probable y la voz grave que sonó a sus espaldas no hizo si no que confirmar sus sospechas inciales.

Los curiosos y cotillas no son vistos con buenos ojos por aquí.  ¿Por qué no dejáis a ese viejo loco y volvéis por donde habéis venido? Este barrio no es un lugar seguro para gente como vosotros cuando cae la noche...  - Amenazó el bruto haciendo crujir sus nudillos.

Losse se detuvo un momento para escuchar detenidamente si el hombre de gris aún seguía en el tejado y de paso, a ver si algo más llamaba la atención de su fino oído. 

El paladín escuchó la voz que provenía de su espalda y se giró para ver a tres humanos con aspecto de ganarse la vida de forma poco honrosa. Con voz seria a la vez que se incorporaba les contestó,-todo malhechor piensa que la noche es su aliada, pero ni la más oscura de ellas os servirá de cobijo si no seguís vuestro camino y nos dejáis socorrer a este anciano. ¿Qué crimen tuvo que cometer un hombre como él para recibir semejante castigo?-. El paladín se concentró buscando lo que en un principio era evidente, el símbolo del mal en aquellos matones.

Lejos de sorprenderse al oír las voces de aquellos extraños dirigiéndose ellos, Morwing ya esperaba que llamasen la atención de alguien al interactuar con aquel anciano.

Se habían tomado muchas molestias en que el vagabundo no pudiese comunicarse con nadie, y el hecho de haberle dedicado más tiempo del que se tarda en dar una limosna o un pedrusco de pan tendría que preocupar a sus captores. Sin darse cuenta, esos matones habían puesto rostro a un enemigo que hasta ahora se mantenía oculto en las sombras.

Tras el intercambio de amenas entre el que parecía ser el líder aquellos extraños y Allen, Morwing no pudo evitar llevarse la mano a la daga. Con la ansiedad de Allen por encontrar a su hermano, si buscan problemas…los van a encontrar…

Losse se llevó un dedo a los labios para indicarle a Davros que no hiciese ruido. Quien quiera que hubiese sido el hombre que había ascendido por esa pared, o estaba quieto en el tejado o se había ido de allí, porque no se escuchaba lo más mínimo. Sin embargo donde sí se escuchaba el ruido de las conversaciones era en la entrada del callejón en donde la voz reconocible de Allen respondía a las palabras de otro interlocutor desconocido. Desde allí el bárbaro y el explorador elfo veían como la gente de los muelles, incluidos los seis muchachos que se habían burlado del mendigo, abandonaban el lugar a toda prisa intuyendo que allí podrían estar gestándose problemas.

¿Habéis visto chicos? Malhechor!! - Se rió mirando a sus compañeros de parranda, los cuales automáticamente le corearon la gracia - ¿De dónde has salido amigo? ¿De un monasterio de las montañas? De ser así te aconsejo que cojas a tu compañero el esmirriado y a vuestra putita y salgáis volando de aquí. ¿Entendido? - Advirtió sin moverse del sitio y colocando los brazos en jarras para que pudieseis observar el tamaño de sus bíceps. Os estáis metiendo en problemas por preguntar tanto, así que volved a vuestro pueblo y no volváis por aquí, porque la próxima vez no habrá aviso que valga.

Cuando llegó casi a la posición de elfo y vio cómo le indicaba que no hiciera ruido, junto con la neblina en el tejado, Davros le sonrió de forma burlona y se apresuró a trepar por la zona más baja del tejado, a la izquierda de Loose.

Casi sin inmutarse, se encaramó a la pared y alcanzó su objetivo. Su nueva perspectiva le permitió ver a su acechador.

- Vaya, vaya, si crees que en las alturas eres menos vulnerable, creo que te equivocas - Pronunció desafiante.

Junto a su primer paso sobre las tejas, se desprendió la que estaba bajo su pie y perdió el apoyo junto a su equilibrio y su dignidad.

Losse tenía un gran dilema. Perseguir al hombre de la capa o ir hacia donde estaba el jaleo. Finalmente se decidió por seguir a Davros, al menos hasta que no hubiera síntomas evidentes de un combate. Vio como el corpulento hombre caía, pero también le había escuchado hablar, así que no se lo pensó más y también se dispuso a trepar.

Allen miró fijamente a aquel personaje. Era grande, era fuerte, sí, pero lo que no hubiese podido hacer el más pavoroso de los dragones no lo iba a conseguir un pobre desgraciado, el miedo no tenía ya cabida en el corazón del paladín de Tyr. Tras un segundo aguantando la mirada a aquel tipo robusto contestó, -Espero que cuentes con más apoyo para amenazarnos que con ese par de idiotas que te acompañan.-, dijo mientras agarraba el mango de su gran espada, -porque si no es así, mejor largaros por donde habéis venido antes de que haga que las ratas de Athkatla se alegren de tener 3 cadáveres frescos que devorar.-, concluyó.

El seguidor de Tyr comprendía que en una pelea su mayor prioridad debía ser el mantener con vida a quienes le acompañaban, y el hecho de que Davros o Losse no apareciesen le daba a entender que estaban ocupados, quizás, en alguna situación similar.

¡Por los dioses!- Ogna escuchaba horrorizada al paladín. Él y el enano podrían tener modales diametralmente opuestos pero el resultado de sus acciones era el mismo. ¿Y si, efectivamente, los matones estaban acompañados por algunos más que permanecían ocultos? Iba a conseguir que los machacaran. 

¿Putita y pueblerina? Sera cabr...- Se tragó, no sin esfuerzo, la amarga bilis que le incitaba a usar su lengua para dejar a aquellos matones en el más vergonzoso de los ridículos, y trató de suavizar el tema. Al menos podría ganar algo de tiempo para que Davros y Losse se les unieran. ¿Dónde diablos se habían metido?

- ¿De qué tenéis miedo grandullones? Este hombre no es más que un pobre desgraciado- Dijo señalando al mendigo.- Ni siquiera puede hablar y está mal de la cabeza.- Hizo un gesto circular con la mano en la sien indicando que era un loco. Imitó los gestos y maneras del paladín para parecer una santa y beata cuyo único fin fuera un acto altruista.- Dejadnos aliviar su sufrimiento dándole algo de comer y adecentándole un poco. ¿Acaso eso puede importunaros de alguna manera?

Davros llegó hasta el borde del tejado aprovechando los barriles y las rejas de las ventanas que tenía a mano. El tejado, que a parte de inclinado estaba cubierto por la nieve, no parecía la plataforma más idónea para plantar cara a un enemigo que a todas luces conocía el terreno por donde se movía. Con un último empujón, el bárbaro consiguió subir hasta arriba para encontrarse frente a frente con la figura encapuchada. Sin embargo las tejas del borde se desprendieron tan pronto como lanzó su amenaza y no dio tiempo siquiera al extraño a responder. Davros y una teja en cada mano cayeron a la calle justo encima de las cajas que había utilizado para auparse.

Losse estaba a punto de alcanzar el resbaladizo tejado cuando Davros cayó al suelo. Al ver que al menos su compañero seguía bien y que el golpe solo le había ocasionado unas heridas leves, continuó con su ascenso. Al fin el elfo llegó hasta arriba justo para ver cómo el encapuchado se deslizaba hacia el otro lado del tejado para caer en la calle de más alla.

¿Idiotas? Mide tus palabras... No sabes con quien te la estás jugando. - Amenazó el hombre hasta que el paladín llevó su mano al pomo del espadón. Al ver que ninguno de los tres aventureros iban a ceder ante sus amenazas el matón optó por retirarse. Está bien...podéis seguir con ese loco. Pero os lo advertí, estáis jugando con fuego y es más que probable que os queméis.  Dijo por fin mientras escupía a la nieve justo a medio camino entre ellos y los tres compañeros.

Desde el callejón llegó el sonido de un fuerte golpe de tejas, cajas rompiéndose. Uno de los secuaces del matón que amenazaba a los tres compañeros echó una ojeada al callejón y sonrió al ver al hombre fornido del espadón tirado por los suelos. 

Lo dicho muchachos...vigilad vuestras espaldas!. Vayámonos, hemos acabado aquí...por hoy. Dijo el matón a sus compañeros para retirarse por donde habían venido.

Los curiosos se agolpaban a una distancia prudencial sin perder ojo a todo lo que allí había ocurrido.

Zanc prestaba especial atención a la conversación del numeroso y escandaloso grupo, al parecer había un hombre adinerado y a todas luces parecía un objetivo fácil de estafar... -Quizás luego- Pensó a la vez que veía la llegada del enano... -Por fin apareces!- Exclamó exaltado a la vez que pedía otra cerveza para su amigo y le invitaba a sentarse... -Y dime, que has hecho durante este tiempo en esta ciudad?... La ciudad es todo un caos!... Pero se pueden olfatear buenas oportunidades en el aire!- Sonrió a la vez que tomaba un largo sorbo de cerveza, entonces se acercó y susurró a Kormack -Has averiguado algo acerca de piratas en este lugar?... Lo poco que he averiguado es que hay un par de individuos que zarparán en 2 lunas y a todas luces parecen escoria pirata... Además en ese lugar sólo entran personas adineradas y si vienen hasta este antro es para pedir ciertos favores desagradables...- Le indicó a la vez que señalaba hacia las puertas con los guardias.

Cuando los matones se fueron, Allen buscó a Davros y Losse con la mirada pero no los encontró. Se agachó de nuevo ante Jasner, -Amigo, daremos con quien te ha hecho esto y se lo haremos pagar.- dijo Allen con voz seria y firme, -¿te parecería bien venir a nuestra posada, disfrutar de un baño y de un plato caliente?-, continuó el paladín sabiendo que si el mero hecho de hablar con él había causado revuelo en aquellos maleantes, el llevárselo con ellos haría que se pusiesen nerviosos y así era más probable que cometiesen alguna imprudencia.

Miró a Ogna y Morwing por si tenían algún inconveniente para llevárnoslo con nosotros, pues en tal caso tendría que buscar otra manera de llamar la atención de aquellos matones de nuevo.
 

El mendigo observaba al paladín de tyr con su rostro en blanco, carente de sentimientos y de alguna muestra que indicase que había comprendido lo que Allen le había propuesto. El hombre simplemente se limitó a permanecer allí sentado buscando en su barba migas de pan que hubiesen caído en ella y de las cuales no hubiese dado cuenta aún.

Por su parte los matones que se habían acercado hasta el grupo se dirigieron hasta los curiosos para mezclarse entre la multitud. La gente les abrió un pasillo para evitar siquiera rozarlos. Debían ser bastante conocidos por la zona ya que una vez que desaparecieron la gente evitó mirar al grupo de aventureros y se dedicó a finalizar sus tareas ya que el día estaba llegando a su fin y la oscuridad envolvería los muelles con su manto.

Davros, voy a seguir al sospechoso, luego intentaré encontraros o nos veremos en la taberna - le comentó Losse apresuradamente al humano.

El elfo lunar descendió por el mismo lugar que el encapuchado y se dispuso a seguirle mezclándose entre la gente que caminaba por la calle.

Sin embargo, Losse tenía un plan B, por si fallaba en su ocultación, siguiéndole a 60'. El detectar las huellas de un determinado sujeto era una de las grandes especialidades del joven elfo y estaría dispuesto a aprovecharse de la ligera nieve que caía en este instante para hacerlo más fácilmente.