Partida Rol por web

Tan pronto aquel hombre apareció en el lugar que hasta hacía un instante había ocupado Morwing la sonrisa de éxito de Jedrekal desapareció de su cara. No daba crédito a lo estúpido que había sido. ¡El elfo era el maldito mago! ¡Tenía que haberle cortado el gaznate tan pronto lo tuve a mi alcance! - Miró enfurecido a los tres prisioneros que tenía frente a él. Su odio era tal que de buena gana hubiese renunciado a la recompensa con tal de decapitarlos allí mismo. No volverá a ocurrir...No volveré a dejarle abrir esa sucia boca de elfo. - Se prometió a si mismo. Prendedlos y vayámonos. - Ordenó a sus acompañantes cuando de pronto el guerrero de la armadura con el blasón de Cherrybroof desapareció también siendo sustituido por un hombre mayor que comía una manzana y miraba desconcertado a su alrededor sin saber qué pasaba.

¡No! ¡No! ¡No!- Gritó echándose las manos a la cabeza. - ¡Encontradlo!¡Encontrad a ese mago hijo de puta y degolladle! ¡Lo quiero muerto! ¡Muerto! - Se giró sobre sí mismo buscando en todas las direcciones al elfo o al hombre de la armadura. Resultó imposible debido a la cantidad de curiosos que se habían agolpado alrededor del grupo atraídos por las voces y en busca de cualquier evento interesante que poder contar tomando unas cervezas durante la noche.

¡Tu! Con nosotros, muévete. - Ordenó a Kormack y a Cuinthere mientras apartaba a un lado y con el pie las armas lanzadas por el enano y el paladín para que otro de sus compañeros las recogiese. Cuatro de los compinches escoltaron Kormack obligándolo a soltar el escudo y todo aquello que pudiese ser considerado un arma para después atarle las manos. Tras ello quitaron las armas al Kobold, cuyo último gesto fue soltar a Gus para que revolotease unos escasos metros hasta encaramarse a un tejado, lo empujaron junto al enano en dirección al Hijo de Thuran. 

Jedrekal Sthero, más retrasado junto a otro de sus secuaces, vociferó para todo aquel que le quisiese oír lo que tanto había intentado evitar. ¡LOS ASESINOS DE LA TORRE DE LAS DRIZAS ESTÁN AQUÍ! ¡ATRAPADLOS! ¡MATADLOS!¡HACED CON ELLOS LO QUE QUERÁIS PERO QUE NO ESCAPEN! - Esperaba que al menos los aventureros se resistiesen y ello obligase al resto de piratas a matarlos, ya que así su prisionero sería sumamente valioso para Todler y la recompensa sería mayor que si alguien aparecía con el resto de los fugados. 

Dicho esto caminó siguiendo a los cuatro que custodiaban al enano y al kobold.

 ¡LOS ASESINOS DE LA TORRE DE LAS DRIZAS ESTÁN AQUÍ! ¡ATRAPADLOS! ¡MATADLOS!¡HACED CON ELLOS LO QUE QUERÁIS PERO QUE NO ESCAPEN! - Fue lo que un sorprendido Allen escuchó lejos a su espalda. Sin saber cómo había aparecido junto a una calleja no muy lejos de la siguiente pasarela que bajaba hacia el nivel inferior. Sin embargo su sorpresa no quedó ahí puesto que al instante una mano nervuda lo arrastró hacia el oscuro espacio entre dos casas para sacarlo de la vista de los piratas que a buen seguro los buscarían. Tan pronto el paladín se hizo con el control de la situación distinguió a Morwing a su lado pegado a la pared y echando un último vistazo hacia la multitud. Estaban solos en un lugar repleto de enemigos que ahora sí estaban alertados de su presencia allí.

 ¡LOS ASESINOS DE LA TORRE DE LAS DRIZAS ESTÁN AQUÍ! ¡ATRAPADLOS! ¡MATADLOS!¡HACED CON ELLOS LO QUE QUERÁIS PERO QUE NO ESCAPEN! - Escucharon atenuado por el ruido de los muelles y por la lejanía los dos compañeros que ponían tierra de por medio con respecto al lugar del encuentro con Jedrekal.  Mantenían paso acelerado pero siempre intentando no llamar la atención. Davros y Losse, el uno que perfectamente podría pasar por pirata y el otro con ropas Calishitas, lanzaban furtivas miradas hacia atrás con la esperanza de captar algo que al menos les aliviase ese sentimiento de culpa por haber dejado a sus compañeros abandonados a su suerte. Un movimiento entre las cajas apiladas contra la esquina de una casa cercana y la pared de roca de la caverna eliminó parte de esa amargura al distinguir a Ogna abriéndose paso y corriendo en pos de ambos. El encuentro podría haber sido mucho más romántico de lo que fue pero si algo habían aprendido es que no podían permitirse el lujo de cometer errores que los identificase como alguien ajeno a esa comunidad, y mucho menos ahora tras escuchar los gritos de un enfadado Jedrekal. Pronto media Boca de la Sirena, si no toda, estaría al tanto de que los asesinos de la Torre de las Drizas recorrían las escasas calles de la guarida pirata.

Su huida los hizo pasar por delante del lugar al que probablemente los hubiesen llevado en caso de haber caído presos, El Hijo de Thunan, un barco gigantesco de altos mástiles y que de no haber estado atracado en aquel lugar perfectamente hubiese pasado por un barco de la flota Amniana. Su cubierta, según había visto Ogna cuando se hallaba frente a frente con Jedrekal, se hallaba prácticamente vacía. Sin embargo, el muelle del cual se abastecía la navío era un auténtico hormiguero. Decenas de piratas movían cajas, barriles, aparejos y toneladas de provisiones para ser cargados a través de un mecanismo de poleas en el interior del barco. Puede que el hijo de Thuran fuese uno de los elegidos para partir al día siguiente en dirección al misterioso punto de encuentro, en cuyo caso y para desgracia de sus compañeros presos, no serían retenidos mucho tiempo en su interior, si es que no los llevaban directamente al lugar donde Todler mantenía cautivos a la tripulación del Trueno del Mar.

Había conseguido escapar de las garras de Jedrekal aunque no del peligro que les perseguiría mientras permaneciesen en la isla.

-¡Maldita sea Kormack…!, exclamó frustrado junto a Allen en un callejón agazapados y ocultos hasta ese momento de la multitud… A lo lejos, las voces de un furioso Jedrekal dando órdenes para capturarles se elevaban por encima del ruido ambiental de la isla pirata -No pude traerlo…, comentó al paladín, - Tenemos que movernos Allen, aquí estamos muy expuestos. Tratemos de llegar al callejón del que nos habló Cuinthere…si es cierto lo que dijo, allí podremos  ocultarnos hasta que se calme un poco todo y pensar qué hacer… Con suerte encontraremos allí a alguno de los demás. ¡Vamos, por allí!, concluyó señalando un callejón a priori despejado.

Ambos compañeros se movieron todo lo rápido que pudieron aprovechando el caos reinante pocos pasos más atrás. Buscando una salida entre la pared de la cueva y el burdel de Grendalom Ojotorvo ambos compañeros avanzaron al trote en dirección a la única pasarela por la cual podrían acceder al callejón que Cuinthere había comentado. Ahora, siendo únicamente dos el moverse por la comunidad pirata sería mucho más fácil siempre y cuando se mantuviesen por delante de las noticias de su búsqueda, cosa que no tardaría en abarcar la isla entera al conocerse la recompensa por sus cabezas.

Tymora quiso que al descender por la pasarela ninguno de los piratas que ascendían conversando entre ellos les prestase la más mínima atención. Lo que pasase una vez encontrasen a otros de los suyos y les pusiesen al tanto de los acontecimientos sería otro cantar. Una vez se encontraban próximos a la zona de los muelles tres figuras que a los ojos de cualquiera hubiesen parecido cotidianas para ellos fueron como una luz en la oscuridad. Davros, Ogna y Losse avanzaban en su misma dirección hacia el callejón de los gatos intentando llamar la atención lo menos posible.

Zanc era testigo de todo lo que sucedía desde su escondrijo entre unos barriles de vino cercanos. Sorprendido enormente por la desaparición de Morwing y aún más por la de Allen se dijo que ambos compañeros se pondrían a salvo en el lugar pactado antes de ir en pos de Jedrekal. El gnomo se hallaba en una encrucijada puesto que veía como los piratas se llevaban a su amigo enano y por otro lado desconocía qué había sido del resto de sus compañeros. Al menos una cosa estaba clara, cuanto más separados se encontrasen unos de otros menos llamarían la atención y eso aumentaba las oportunidades de salir vivos de allí.

A través de un hueco entre la multitud aglomerada en torno al lugar donde Jedrekal se había encontrado con el grupo, distinguió como los secuaces del pirata se llevaban a Kormack pasarela abajo seguido por Cuinthere y otro pirata más. EL gnomo veía como los piratas comentaban unos con otros las palabras que Jedrekal había gritado a los cuatro vientos, los asesinos de la Torre de las Drizas estaban entre ellos. Una buena recompensa era todo cuanto aquellos hombres necesitaban para ponerse a buscar aventureros bajo las piedras si hacía falta.

Allen, sorprendido como nunca, se vio de un momento a otro alejado del peligro e instado por Morwing a alejarse hacia el callejón del que les habló el kobold. Tardó unos segundos en reaccionar, para luego felicitar al hechicero -¡Por todos los dioses Morwing, esto sí que ha sido un viaje inesperado!- iba a lanzarse a abrazarle pero se dio cuenta de que aún estaban en peligro y que ya habría tiempo de felicitarle como se merecía.

Tras la sugerencia de se salvador, el paladín le acompañó hasta el callejón de los gatos -está bien, vamos, ya veremos cómo más adelante cómo rescatar a Kormack-.

Cuando estuvieron a salvo de miradas furtivas y, una vez reunidos con sus compañeros, excitado por el viaje que acababa de realizar comentó al grupo, -¡Ha sido increible, Morwing ha hecho un trabajo excelente!- y ahora sí, abrazó con fuerza al hechicero como gesto de agradecimiento.

Comentó al grupo que Kormack no tuvo la suerte de la que él había disfrutado, -Kormack es aún prisionero de ese malnacido, así como Cuinthere. Hemos de trazar un plan lo antes posible o puede que no volvamos a sentir la agonía de su escandalosa presencia-. El paladín sabía que el blasón de Cherrybroof no era ya una opción para pasar desapercibido, por lo que buscó entre sus pertenencias algo que pudisese sustituirlo. -Tenéis algo que pueda utilizar para quitarme este blasón, ahora ya no sirve de nada- preguntó a sus compañeros.

-Maldita sea, he perdido mi espadón- dijo frustrado, -necesito recuperarlo ¡y lo haré de las frias manos de ese Jedrekal!-.

Había escapado. Ni siquiera se habían esforzado por perseguirla, tal era su inutilidad, así que volvió a guardar los abrojos. Se apresuró a ponerse el nivel de Davros y Losse sin llamar demasiado la atención del público por allí congregado. Cuando por fin se encontraron entre la relativa seguridad del callejón, se abrazó a Losse y ya no pudo contener las lágrimas. Se sentía desesperada. ¿Cómo iban a salir de allí ahora que ni tenían medio de escapatoria y que toda la Boca de la Sirena estaría advertida de su presencia? Antes de caer presa de esos piratas saltaría al vacío o se hundiría en las frías aguas.

Cuando se separó del cálido abrazo de su amado, vio que Morwing y Allen estaban allí.

- Pero...¿cómo?- Se quedó ojiplática aún sin comprender cómo lo habían logrado. Se puso a mirar alrededor. Ni Zanc ni Kormack acababan por llegar. Las palabras de Allen confirmaron que Kormack había sido apresado y que Zanc, seguía siendo tan bueno escondiéndose como siempre.- ¿Un plan?- Interrumpió Ogna a Allen indignada.- Recupera tu espada si quieres. Tu hermano sigue en la isla sin posibilidad de escapatoria, ¿lo sabes? Por mi parte no moveré un dedo para salvar al enano ni a tu espada. Debemos apresurarnos y salir de la Boca cuanto antes. Tenemos que avisar a la ciudad.- Era imposible seguir cualquier plan si Kormack estaba cerca. Mucho menos pasar inadvertidos. No atendía nunca a razones. Se imaginaba que Zanc habría seguido a Kormack hasta donde lo hubieran llevado y en algún momento les buscaría. Estaba harta del enano. No podía más. No solo la trataba mal sino que sus continuas imprudencias les habían costado no pocos disgustos.- De verdad Allen, ¿pretendes que arriesgue aún más mi vida...por Kormack? ¿Que me apresen por alguien que me desprecia constantemente? ¿Quieres que me pase lo mismo que a Mieleri? Si me cogen seré "usada" por todos y cada uno de los piratas que moran esta puta isla. Antes me mato que soportar eso. No debo nada a ese enano malnacido, todo lo contrario. He soportado sus impertinencias por el bien del grupo. - Ogna estaba soltando todo el rencor que llevaba acumulado en su interior hacia Kormack. Pero también lo tenía hacia sus otros compañeros. Sólo Losse la había apoyado al respecto.- Os lo advertí. Le reís las gracias como a un niño malcriado y ahora ha pasado esto. Si le rescatamos, ¿cuánto tardará en hacernos los mismo?- Además estaba el pequeño detalle del regalo que le había hecho el enano. Se hacía el tonto siempre como si no comprendiese elaborados planes, pero era solo una fachada y, con el vial que le había dado, demostraba su mala leche. Era el momento de poner las cartas sobre la mesa.- Cuando le regalé el monóculo me dio un vial a cambio.- Todos estaban presentes ese día y en aquel momento. Fue la forma que tuvo Ogna de pedirle perdón por el robo del amuleto, aunque el enano eso no lo sabía.-Si se creía que me lo iba a tomar sin identificarlo lo llevaba claro. Era un elixir de enamoramiento. Pretendía encantarme el muy cabrón. No me pidas ahora que me lamente por su suerte.

Allen escuchó a la desairada Ogna sin decir ni una palabra, comprendía que debía desahogarse dado el momento de tensión que habían vivido pero, cuando hubo terminado, contestó a la muchacha. -Estoy al tanto de la situación de mi hermano, no pienses ni por un segundo que me he olvidado de él-, empezó reprimiendo a Ogna por ese comentario tan obvio, - mi espada es importante para mí, pero no arriesgaré mi vida ni la de nadie por ella, ¿cómo puedes pensar eso? - continuó indignado ante las divagaciones de la excitada muchacha. Ya mas calmado, optó por exponer lo que pensaba, - Respecto a Kormack, sé que no es el compañero más querido por ninguno de nosotros, y me incluyo, pero al fin y al cabo es un compañero que ha arriesgado su vida tanto como nosotros por lo mismo que lo estás haciendo tú, ¿o es que si no te hubiese ofrecido el dinero antes de realizar este viaje habrías aceptado acompañarme a tan peligrosa misión? Que Kormack sea un grano en el culo no le hace más prescindible. No lloraría si nos dejase por dedicarse a beber o pelear en tabernas el resto de su vida, pero mientras forme parte de nuestro grupo yo haré lo posible para que esté a salvo. Además, aun hemos de rescatar a Hasler, o ¿también vamos a dejar a su suerte a aquel que nos trajo aquí y no ha roto su promesa de esperarnos aún sabiendo los peligros a los que se enfrentaría?. El paladín realizó una pausa y terminó preguntando al grupo de nuevo, - ¿Qué pensáis hacer entonces con Kormack y Hasler?-

La fortuna por fin se alió con Allen y Morwing y lograron llegar a los oscuros y apestosos callejones que confiaban les sirviese de refugio durante unas horas. Además, allí encontraron a Davros, Ogna y Losse, no era todo malas noticias, ya sólo quedaba por saber el paradero l gnomo...

Fue entonces cuando el paladín se lanzó a Morwing a abrazarle, agradecido de su última acción tras haberle liberado de las garras de Jedrekal...Lastima que su preciada espada y Kormack no corriesen la misma suerte.

- Vale, vale, Allen, respondió el hechicero a los abrazos del paladín. - Bastaaaa! Al final voy a desear no haber caído bajo el filo de ese bastardo, jejeje - bromeó tratando de romper el hielo tras la tensión vivida.

Con los animos más calmados y tras asegurarse de estar medianamente a salvo en ese lugar, el grupo comenzó a discutir como actuar.

-Tiene razón, - dijo Morwing refiriéndose a todos pero en especial a Ogna, - No podemos abandonar a Kormack a su suerte. Ya no es sólo el hecho de que sea uno de nosotros, si no la información que puede aportarle a los piratas. Vale que es una pesadilla cargar con él en ocasiones y que probablemente sea de nosotros el que menos información pueda facilitarles, pero si yo estuviese en su pellejo me gustaría que me echaseis un cable, comentó palmeando la espalda de Allen. - Y ya se que el enano es duro de pelar, pero terminaran dando con la forma de obtener toda la información que precisen... Tenemos que actuar! - sentenció cerrando el puño.

De nuevo Allen con su actitud, despreciaba la opinión de Ogna, al menos eso consideraba ella. Como si fuese simplemente una niña pequeña y caprichosa, pero no era así. Tenía carácter y lo sabía, pero también un buen corazón que no soportaba las injusticias. Qué fácil era hablar cuando se tenía todo, como el paladín. Para empezar nacer en el seno de una familia amorosa. Ogna no había tenido esa suerte. El paladín además se aferraba a su fe y a su estricto código de honor sin necesidad de platearse otras opciones. Su Dios era el faro que guiaba su barco en una oscura y tempestuosa noche. Suerte tenía. Ogna no tenía esa guía, pensaba por sí misma y eso siempre era un quebradero de cabeza.

- Hablas de "grupo" pero no te pones ni un minuto en mi piel. Es normal...- Dijo con retintín. Es verdad que Ogna estaba furiosa y desahogado toda su rabia sobre Allen, pero eso tenía su explicación. Todos respetaban al paladín, incluso Kormack, y ella había pensado que hubiera sido un buen líder. Sin embargo, no había tomado ese papel en ningún momento, y eso había decepcionado a la muchacha.- ¿De qué tienes miedo Allen?- Soltó de sopetón encarándose al paladín.- ¡Toma las malditas riendas de una puta vez! Yo lo haría si pudiera...pero claro, sólo soy una "puta", una muchacha ojerosa que sólo vale para fregar, para recoger la mierda que deja Kormack a su paso, una "buena para nada", un estorbo. ¿Quieres que siga?- Estaba harta en su vida de escuchar tales calificativos. Por eso había huido de casa como para tener que soportarlo en un grupo, como decía Allen, líbremente elegido por ella. La pregunta era retórica así que continuó respondiéndose ella misma, ahora con las lindezas que le había dirigido el enano.- Perra ladradora, insatisfecha, desequilibrada...- Hasta imitaba su voz a la perfección, con el salero del que solía hacer gala la bardo.- "Cállate niña estúpida","deja las pociones parrrra los que la necesitan""tú tarrrrea es sujetar antorchas, llevar la carrrrga y asistirrrnos en el combate"" No olvides lo que erres".- Consideraba que en todas aquellas vejaciones Allen no había sabido defenderla con la suficiente vehemencia. ¿Entendería Allen o alguno de ellos lo que tenia que soportar una mujer en este cruel mundo? Claro que no. El paladín no se daba cuenta porque no se había visto en la situación. Era hombre,¡qué fácil lo tenían!... una profesión "respetable", una familia que lo quería y una fe a la que aferrarse.¡Cómo le gustaría verles en su pellejo! Las palabras de Morwing no la hicieron cambiar de opinión. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido y tratando de calmarse.- Para mí el enano está muerto. Hazler es otro cantar.- Así resumía Ogna que por el capitán del Trueno del Mar estaba dispuesta a arriesgarse pero no por el enano. Si antes ya era difícil acceder a la fortaleza donde Tolder tenía a Hazler en unas horas sería practicamente imposible con toda la Boca alerta. Lo que tuvieran que hacer, ya fuera huir o rescatar al lobo de mar, tendría que ser rápido.

Sí fui yo sólo... - Dijo en tono de ironía al escuchar a Jedrekal gritar. Cuando ataban al enano este miraba con una sonrisa a Jedrekal. Haces bien en temerrrrme... - Dijo cuando sintió las manos apretadas una contra la otra. Aún así crrrreo que puedo matarrrte. Le espetó a Jedrekal. Venga, muchachos... ya podemos irrrrnos. - Dice en tono de orden a los cuatro que le rodeaban. Creo que Jedrrrekal me tiene miedo y no puede combatirrr conmigo. Siento no poderrrr entrrrretenerrros.

Unos ruidos provenientes de detrás hizo girar la cabeza a Davros y tensar los músculos, acercando su mano a la empuñadura de su espadón. La figura de la chiquilla ojerosa apareció de repente, así como un gesto de alivio en la cara del guerrero. Sin mediar palabra pero con la expresión de su cara cambiada, continuó andando hacia el callejón del gato, el único lugar que sabían en el que podrían hablar sin decenas de oídos alrededor y, quizás encontrar una buena estrategia a seguir.

Una vez allí fue contempló el cada vez más profundo amor entre Loose y Ogna, en ese momento, Morwing y Allen doblaban la esquina - ¡Increible!, Morwing cada vez es más habilidoso en sus artes - se disculpó por lo sucedido: - Siento haberos abandonado, pero no había más opciones si queremos llevar a cabo el deber que tenemos entre las manos, si la situación fuera al revés, esperaría que cada uno de vosotros haga lo mismo. -

Escuchó a Ogna, estaba fuera de sí, llena de ira, pero sus palabras estaban meditadas y llevaban razón, podía ser algo caprichosa a veces, pero su comportamiento era ejemplar casi todo el tiempo, a pesar de que más de una vez Davros tuvo que quitarse de la cabeza sucios pensamientos hacia ella, últimamente se había convertido en algo parecido a la hermana menor que nunca tuvo. Lo del vial de Kormack fue la gota que colmó el vaso, una cosa era su irritable comportamiento, su extrema arrogancia, su imperiosa necesidad de silbar, cantar y retar a cualquiera con el se que se encontrase, era casi imposible realizar infiltración alguna con el fastidioso enano... ¿pero tratar de manipular mediante hechizos a alguien del grupo? Eso era una ofensa grave hacia todo el grupo, que dejaba en una nimia estupidez el incidente de Zanc con el oro en Athkatla. Por desgracia, el enano aún podía ser útil para salir de la isla, y se odiaría a él mismo en el caso de verse obligado a salvar a aquella vergüenza enana llamada Kormack. Hasler y su tripulación y el kobold eran más necesarios, unos por ser capaces de llevar un barco para salir de allí y el otro por la valiosa información que tenía en ese pequeño pero talentoso cerebro. Aún así...

- Tranquila, Ogna, no eres la única que piensa así - Le puso la mano en el hombro para intentar tranquilizarla.

- Si conseguimos un plan viable, menos arriesgado de salir de aquí sin exponernos al riesgo de ser atrapados al intentar rescatar a Hasler, Cuinthiere y al odioso enano, por muy útiles que sean todos en cierto momento, deberíamos aprovecharlo. Aunque llevarnos a Todler o su cabeza, sería lo ideal. -

- Toma Allen, sé que cuidarás de él como si fuera tuyo, y ... puede que por aquí tenga algo para que te pongas... -

Dijo al paladín, al entregarle a su amigo de acero y unas ropas abrigadas que tenía guardadas. Tras ello, sacó la gran clava, que tenía guardada por miedo a miradas indiscretas, a partir de ahora la llearía más a la vista, pero procurando taparla con el saco que llevaba encima.

- Deberíamos echar un vistazo a estas tres casas cercanas al callejón, disponen una visión cómoda hasta El Hijo de Thunan y, de ser llevados a aquella fortaleza donde presuponemos que se encuentra Todler, deberán pasar por aquí, podríamos ver lo que ocurre con relativa seguridad. Si no es viable, quizás deberíamos alejarnos todo lo que podamos de ésta zona, e ir al otro extremo de la Boca. -

Cuando Losse veía que la situación no podía ser peor, Ogna apareció como un halo de luz en el interior de aquella ciudad pirata. - ¡Mira Dav! ¡Ogna se ha salvado! -

El enfado de Losse había desaparecido ante la idea de haber podido perderla en el encuentro con aquellos piratas. - ¡Qué alegría verte aquí, pequeña! - Le dijo mientras la estrechaba entre sus brazos entre los sollozos de la humana. - Perdóname por mi actitud de antes, a veces uno se deja llevar por el orgullo. Ya sabes que eres muy importante para mí -

Pocos segundos después, era Morwing y, más tarde, Allen quienes se unían a su compañía. Losse suspiró aliviado al saber que no todos los demás habían sido apresados. - ¿Dónde está Zanc? ¿Sabéis algo de él? - Poco a poco el pequeño estaba ganando enteros en el grupo ante su valía y su versatilidad, y eso era algo que Losse echaba de menos cuando no se encontraba presente.

No obstante, Kormack y Cuinthere estaban aún en posesión de aquellos piratas, lo cual trajo una acalorada discusión entre Allen y Ogna, a la que más tarde Morwing se unió. El hechicero y el paladín insistían en salvar la vida del enano, mientras que Ogna, no estaba dispuesta a arriesgar su vida por él, al igual que Losse, aunque bien la arriesgaría por evitar que el enano abriera la bocaza, lo cual no sería muy difícil si la recompensa era la adecuada. - Yo tampoco arriesgaría mi vida por el enano, aunque bien sí la daría por evitar que este largue información acerca de nosotros. De una manera u otra, tenemos que dar con el lugar al que se lo han llevado o no nos traerá más que problemas. Esperemos llegar a tiempo para que no le hayan ofrecido un bocado de cerdo asado a cambio de soltar la lengua. Con toda probabilidad dejaría escapar sus palabras sólo por un momento de su propio placer. Después de él, deberíamos poner todo nuestro empeño en salvar a Hasler e intentar escapar de esta isla lo antes posible. -

Pero la intención de Losse jamás podría llevarse a cabo si Ogna no aprobase el plan. Y era labor del explorador intentar convencerla - Ogna, sabes que entiendo tu postura y te apoyaré en lo que haga falta. Dejaré de lado este plan si me lo pides, pero te ruego que recapacites y veas la importancia que tiene el que unamos fuerzas. Ahora mismo somos cinco aventureros contra una isla pirata al completo. Toda ayuda que tengamos, incluso si viene de Kormack, es bien recibida. Una vez que ésto acabe, nos separaremos de él cuanto quieras, pero mientras tanto, no tenemos más alternativa -

Davros había ideado un lugar por el que empezar confiando en su instinto y en la razón, pero Losse confiaba más en sus habilidades. - Veo que es buena idea esa que propones, Davros, pero me gustaría acercarme al lugar en el que esos piratas atraparon al enano e intentar seguir su rastro. Quizá con un poco de suerte también encuentre el de Zanc y así saber qué ha sido de él. Si lo preferís, podríamos separarnos para cubrir el mayor número de alternativas posibles. -

Acosada por sus amigos como si de un zorro en una cacería se tratase, Ogna acabó cediendo.

- E-está bien.-Dijo bien bajito, en un susurro casi únicamente audible por Losse. Se frotó los ojos ya irritados por la llantina y sorbió los mocos que empezaban a descender por su pequeña nariz. Le jodía pero el argumento de Losse había acabado por convencerla. Después de todo Zanc estaría donde estuviera Kormack, y Cuntaquinte era un testigo primordial.- Pero mi canción no sonará para él, os lo aseguro.- No. Si el enano no sabía apreciar su magia que se las apañara solo. Con la cabeza gacha se acercó a Allen cuando Davros le tendía su espadón.- Perdona por hablarte de esa forma, Allen. Estaba alterada, aunque lo que te he dicho lo pienso de veras. Creo que serías un buen líder y que eso haría las cosas más fáciles.- Se giró y apretó el musculoso brazo de Davros, forzándose a sonreír al bárbaro.- Al final sí que va a ser útil todo lo que trajiste.

Davros quería explorar las tres casas del callejón y Losse averiguar dónde iban a llevar a Kormack.

- Sea lo que sea que vayamos a hacer no podemos permitirnos el lujo de tardar demasiado. Cuanto más permanezcamos sin hacer nada más gente estará advertida de nuestra presencia.- ¿Cuántos piratas protegerían a Jedrekal? Si pudieran abordar el barco , si es que era allí donde habían llevado a los prisioneros.- Aseguremos una de las casas para que puedas regresar cuando sepas algo. Tampoco podremos quedarnos en ella mucho tiempo, pues barrerán toda la Boca de la Sirena hasta que den con nosotros.

- Pues lo dicho, no perdamos más tiempo. Luego nos reuniremos y comentaremos lo que hemos descubierto. - Y así Losse se separó del grupo en dirección al lugar en el que Kormack había sido apresado.