Partida Rol por web

Me aburro enormemente ante la torpe de los sabuesos y eso me pone de mal humor.
Me lanzo contra el comisario Gordon y le golpe hasta en tres ocasiones.
Una vez echo esto mando que me traigan una botella de Wisky lo mas cara posible.

-Alegre esa cara comisario...ya sabe que tengo mal genio...pero en el fondo soy buen chico...digo mientras coge la botella y veo como ademas me han traído otra.

-Vaya vaya...digo dirigiéndome a mis hombres ¿os pido una y me traéis dos?...intentando que no me cabree ¿no? me lanzo contra ellos pero en el ultimo momento no les golpeo AHH AHH AJAJAJJA buenos...buenos chicos...digo acariciándoles el pelo fuertemente.

Vuelvo donde el comisario.

-Bien...por...¿donde íbamos? A SI. ¿una copa? ¿o dos? miro a mis secuaces por un segundo cogedle y que no se mueva y tu digo mirando a un tercero ábrele la boca y que no la cierre.

Dicho esto hago que se beba la botella lo mas pronto que es capaz casi ahogándose.

-Bueno un descanso...digo peinándome vamos con otra cosa Tu...si tu, amigo mio...digo dirigiéndome al Sombrerero quiero que este tipo que en nada solo sera alcohol se crea...no, no no quiero que se inculpe...quiero que se lo crea...que el mato a toda esa gente. Hazlo!!

Luego me dirigo a Croc.

-¿Hace falta que te diga lo que tienes que hacer? Vamos MATA A CUANTO SABUESO, POLI Y GENTE IMPORTANTE QUE SE TE PONGA POR EL CAMINO.

Luego me vuelvo a dirigir a donde esta Gordon.

-¿Seguimos?

En la pantalla del televisor aparecer el Joker realmente serio.

-Saludos...ciudadanos de Gothan...estoy realmente triste...muy triste...por la muerte de esos hombre...y prometo que encontrare al responsable.

Si cara comienza a cambiar formándose en ella una fea sonrisa.

-No por que me importéis una mierda sino por que no quiero competencia.

Parece que el vídeo va a acabar pero el Joker vuelve a hablar.

-Espero que esteis preparados para la que se os viene encima. AAAA AJAJAJJAJAA

Taylor trata de mantener su cabeza fría por un segundo... o al menos lo intenta. Las decisiones que deben tomarse en pocos segundos podrían ser la especialidad de un hombre con la mecha tan corta como él, pero nunca se sabe en una situación tan tensa lo que puede suceder.

A pesar del estado de abandono del lugar y la falta de luminosidad, conseguís orientaros. La luz de la linterna del agente os va revelando una imagen del antíguo barrio donde os encontráis. Vehículos de otra época, tiendas con las lunas rotas, edificios abandonados todo semicubierto por los resíduos y el polvo. Comenzáis a andar en dirección al alcantarillado para finalmente conseguir alcanzar un conducto por donde salir a la superfície.

Unas voces, presumiblemente de vuestros atacantes comienzan a hacer eco. Deducís que van en vuestra búsqueda. El agente, un tanto nervioso, os pide:

- Detectives, sugiero que busquemos un refugio y cuando les hayamos despistado salir de nuevo. Nos superan en número. Por favor, decidan dónde escondernos - Con su linterna, enfoca a varias direcciones observando los comercios, locales y edificios de 3 o 4 pisos donde reina la calma.

- Vayamos a aquel edificio de la esquina. - exclama Threev - Está sobre un paso elevado, y tiene ventanas desde la que poder observar toda la zona... Sólo espero que no esté en demasiado mal estado. ¡Demonos prisa! - Y sin dar opción a sus compañeros, el letrado corre apresurado a las puertas desvencijadas del ruinosos edificio.

Una vez ha alcanzado el porton, cubierto de escombros y suciedad, Threev trata de abrirla, pero parece estar atrancada con algo al otro lado. Con decisión, quizá con demasiado entusiasmo, lanza una patada contra la puerta para tratar de abrirla del todo y permiterle el paso a él y a sus compañeros.

¡PROUM!

Sin embargo, o la puerta es más resistente de lo que parecía, o Threev no está en su mejor momento, porque no se mueve un ápice de su posición. - ¡¿Podeis venir a ayudarme?! - exclama con vehemencia mientras se frota el dolorido pie...

Le colocas las esposas y tras recibir el golpe con tu pistola, el detenido vuelve a erguirse sobre sus rodillas y escupe una masa sanguinolenta fruto del golpe. Su rostro, sudoroso a pesar de no haber realizado un gran esfuerzo te hace comprender que se trata de algún drogata de pacotilla que ha sido encargado de la misión de entregar la nota. No obstante, esperas a oir su versión.

- Jejeje. Maldito polizonte. Sí, yo he entregado la maldita carta. No tengo ni idea de lo que pone en ella, pero me entregaron una buena "mierda" para que lo hiciera. Un trabajo muy sencillo y con buen premio. Pero lo mejor, va a ser ver cómo vas a salir de ésta... -

Sus palabras no te gustan nada. Instintivamente tus ojos se mueven fugazmente en todas las direcciones de la calle. De dos callejones, salen cinco matones que se aseguraban que nadie metiera su "hocico" en el garaje. No llevan armas de fuego, pero las cadenas, enormes llaves inglesas y algún que otro objeto contundente ocupan sus manos. Dos se acercan por delante tuyo y el resto te flanquean evitando una huída. Sabes que debes reaccionar rápido. Tu pulso se acelera, pero no vas a deleitarles mostrando miedo. - Venid cabrones... -

La iniciativa de Threev anima al agente que le sigue en su empresa de acceder a uno de los edificios. Con un golpe de su pierna trata de abrir una puerta cerrada. A pesar del estado de abandono, la cerradura no cede al impacto, dejando al ayudante del fiscal en una situación un tanto desagradable. Le duele más el orgullo que su pié. El agente mueve su linterna y descubre que por encima de la puerta, un arco remata el arco con un ventanal con la vidriera rota. Podríais colaros por ahí sin tener que disparar a la cerradura. El agente se ofrece de apoyo y jutando sus manos aúpa primero a Threev, que pasa manchándose su traje de polvo para terminar cayendo en el oscuro portal, emitiendo un sonido potenciado por el eco de la estancia cerrada. La sensación de estar invadiendo un lugar le llena de excitación. Esto está muy lejos de cumplimetar el papeleo del despacho.

Taylor no tarda en seguirle y caer tras Threev. Se vuelve y gira el seguro de la cerradura que por dentro puede manejarse sin llave, con la ayuda de un desfasado cerrojo giratorio. El agente pasa raudo y Taylor vuelve a dejar la puerta como la han encontrado, confiando que no hayan dejado mucho rastro tras ellos. El cono de luz os revela un hall típico de los edificios de los años 30. Amplio y austero. A vuestra izquierda, se encuentra la recepción donde seguramente hubiera en su tiempo un portero. La sensación de haber viajado en el tiempo trata de confundir vuestra mente, pero debéis continuar. Tan sólo hay salida subiendo las escaleras que tenéis enfrente. Los peldaños parece querer jugaros una mala pasada y crujen a cada paso que dais sobre ellos. No tardáis en llegar al primer piso. La escaleras continuan en su viaje circular. El agente enfoca a la entrada de las viviendas. Son tres, izquierda, derecha y centro. Mientras, Taylor se asoma por el hueco de la escalera en un instinto de controlar su persecución. Las tres puertas están cerradas, podríais continuar subiendo o tratar de encontrar algún objeto que pueda forzar la madera envejecida de las puertas. El agente os alienta a tomar una decisión: - Detectives por favor, decídanse, nuestra situación aún es precaria-

Una vez que Threev, el detective Taylor y el agente de policia se ocultan dentro del edificio, lo primero que piensa el fiscal, tras limpiar su traje lo mejor que puede, es intentar llamar al despacho de su jefe, e intentar localizar a su ayudante, Kylie, para ver si podría encontrar algún plano de la zona en la que se encontraban en esos momentos.

- Intentaré localizar ayuda, saldremos de aquí y encontraremos al Comisario Gordon.

Threev camina por el edificio buscando algo de cobertura para poder realizar la llamada...

¡Mierda! Fue lo primero que se le pasó al detective por la cabeza, no por la situación en si, si no por haber caído en esa trampa tan estúpida, su ira ya le había cegado otras veces, pero aún así no se dejaría intimidar.

Adams miró furioso al detenido y retrocedió unos pasos al mismo ritmo que avanzaban los matones, les apuntó con la pistola, tenía el pulso firme, sabía que no serviría de nada temerles.

- Si en tres segundos no soltais las armas empezaré a disparar...- Dijo en voz baja, suficientemente alto como para que los oponentes lo oyeran, pero sabiendo que aún así sería dificil convencerles de ello.

Los asaltantes habían comenzado a rodear a Frank, le cortaban la retirada, si las cosas se ponían más dificiles aún, tendría que fabricarse una salida él mismo, parecía que los matones sabían lo que se hacían.

3...2...Adams agarró su revólver con firmeza...1,¡0!

El dedo del detective se contrajo para apretar con fuerza el duro gatillo de su arma, pero el primer disparo no fue hacia el mercenario que tenía de frente, si no a los que se le acercaban por la retaguardia, los dos primeros disparos impactaron en ambos enemigos, ya tenía un pasillo por el que huir, no estaba seguro de si los había matado debido a la vertiginosidad del momento, pero estaba seguro de haberlos alcanzado, volvió a darse la vuelta y disparó al matón más cercano.

Adams comenzó a retroceder hacia la calle principal, no demasiado rápido, disparó a los dos que quedaban, pero el movimiento de sus piernas hizo que el detective errara ambos tiros...

- Te sigo Threev. Agente, yo no me quedaría aquí solo con esos cabrones buscando nuestro culo...

Si se separaban estaban jodidos. Serían pasto para esos cabrones. A cada segundo que pasaba, podía sentir como Gordon se metía más y más en la boca del jodido lobo.

Taylor saca el teléfono y comprueba su cobertura.

- Imagino que cuanto más subamos, mejor podremos comunicarnos.

Adams se funde con su arma formando un único elemento de ataque. Se gira sobre su cintura y con la velocidad del rayo aprieta el gatillo por dos veces. Las balas impactan directamente en la frente de dos de los tres matones que le cortan el paso por la espalda. Sus cuerpos caen sin vida sin darles tiempo a reaccionar. Su instinto hace percibir que uno de los dos atacantes del otro bando está próximo y volviendo a girar dispara esta vez contra su abdomen consiguiendo que detenga su avance. El hombre se lleva las manos a su vientre y deja caer su arma. Arrodillado y y gesticulando de dolor, no será un problema de momento.

Adams no detiene su ataque y sigue disparando al resto de atacantes, pero esta vez, las balas se pierden en la distancia. Uno por cada lado, se aproximan hasta el detective y golpean con rabia. El primer atacante consigue golpear en la mano de Adams y éste pierde su arma, cayendo ésta al suelo pesadamente. El segundo ataque no le coge por sorpresa y con un movimiento experto detiene el golpe que iba directo a su cabeza.

La situación ha cambiado mucho, pero dos oponentes pueden ser aún muy peligrosos.

Los tres evadidos continúan en su iniciativa por ocultarse de sus perseguidores. Las puertas cerradas de las viviendas del primer piso les animan a continuar ascendiendo. Las escaleras emiten su concierto particular mientras vuestros pies se apoyan con el rápido ascenso. Finalmente, una única puerta de madera de baja seguridad con una cerradura corroída por el óxido es vuestra última barrera para acceder a la azotea. Es Taylor quién se encarga esta vez de abrir la puerta. Su corpulencia hace propinar un golpe que hace a la hoja de la puerta impactar contra la pared. Por fortuna, el sonido se ha “ahogado” en el patio donde os encontráis. Antíguo lugar donde antaño las amas de casa subían a tender las prendas húmedas, es la antesala a la azotea.

Avanzáis con más cautela esta vez. Lo primero que os llama la atención es que en vez de cielo, una interminable placa de metal y cemento os cubre apoyándose en innumerables pilares que toman como base el suelo y las azoteas de muchos edificios. El  piso de la azoea está cubierto de cascotes y restos de la árdua labor de soterramiento del barrio. El agente apaga la linterna mientras os asomáis con sigilo en la cornisa. No tardan en aparecer un grupo de 8 ó 9 indivíduos armados. Vuestra argucia os ha guiado bien y con cierta satisfacción observáis cómo comienzan a pasar de largo. El agente cierra su puño y gesticula un movimiento de victoria. Pero la mala fortuna no parece acompañarle y con su puño golpea ligeramente un oxidado bote cuya superficie es ahora irreconocible. Threev se asoma vertiginosamente sobre la cornisa tratando de alcanzar el bote pero con frustración observa al envase caer al vacío mientras su mano agarra tan sólo al aire.

El sonido, quién sabe si por la tensión del momento, parece retumbar en todo el barrio.

Vuestros ojos podrían haber asesinado al agente con la mirada, pero el momento es interrumpido por una voz de la calle. – Eh, ahí arriba, están ahí arriba!! – Las balas comienzan a silbar buscándoos con impaciencia. Os apartáis de la cornisa saliendo del campo de acción de las armas, pero pronto vendrán a por vosotros. Threev descubre que al otro lado de la azotea, hay paneles que se conectan entre azoteas, fruto de las labores de construcción para facilitar el paso de los obreros. Como una exhalación, os acercáis hasta ellos y con sumo cuidado camináis sobre ellos hasta alcanzar la otra azotea. Los paneles parecen haber soportado con vuestro peso, a pesar de su estado. Taylor haciendo acopio de sus fuerzas, empuja los paneles y caen estruendosamente a la calle, haciendo más difícil vuestra persecución. La nueva azotea presenta una complicación más. El acceso para bajar del edificio está cubierto por una puerta metálica enrejada y está vez, los paneles que conectan con otra azotea están en muy mal estado. Suponéis que tendréis que saltar, lo que os pone los nervios a flor de piel.

- Creo que debemos saltar... - Threev cree haber hablado en voz baja, pero lo cierto es que jugarse el cuello con un salto al vacio de esa magnitud le ha puest en tensión, y su voz ha salido como un susurro inaudible de sus labios.

El ayudante del fiscal hace un último intento de llamar con el móvil, pero está claro que la cobertura bajo tierra es inexistente en esta zona. Mira fijamente a la azotea de enfrente, respira hondo, toma carrerilla, y salta...

Threev tropieza y resbala con una de las planchas que servían para comunicar una azotea con la siguiente. Eso le supone preder el equilibrio y caer al vacio. Mientras cae, trata de apoyarse en un tramo de pared para, de un salto, tratar de al menos frenar un poco su caida... rezando lo primero que se le pasa por la cabeza.

Taylor coge impulso y salta con todas sus fuerzas, justo después de comprobar que su arma está cargada y lista para empezar a abrir fuego de cobertura para permitir al agente y a Threev salir de la escena sin que las balas los dejen como un jodido queso.

Es complicado, es difícil, pero no es la peor situación en la que ha estado.