Partida Rol por web

Que las dos presencias fuertes se estuvieran yendo no me agradaba demasiado, no creía que las dos presencias fuertes fueran Ángela y Delilah aunque no podía descartarlo.

El ladrón había hablado de algo parecido a un servicio de protección, puede que muerto su amo ya no tuvieran nada que hacer.

Seguir el rastro de destrucción no fue muy difícil y el hecho de que al llegar viese a Inome en aquella forma solo me hizo sonreír.

-Ya maté al señor de la casa, entre tu fuego y el mío esta casa arderá hasta los cimientos en poco tiempo, vaya que te enojaste para que te hayan obligado a llegar a este estado- apoyé el codo sobre la empuñadura la espada, relajando el cuerpo - ha pasado mucho tiempo, hermano-

-Me enfada que que me hayan encerrado, y me he estado conteniendo todo este tiempo... -bufó- Gata tonta y caprichosa...

El cabello fue decreciendo y volviéndose amarillo y negro como era característico, así como el fuego se fue apagando hasta dejarle de forma normal. Su estilo de ropa no había cambiado, a lo sumo tenía alguna cicatriz nueva mas en el pecho. Tenía lo que parecía ser una espada en la espalda, pero bien envuelta, aparentemente no la había usado, y tu hermano peleaba a mano limpia.

-Si, un año, y como 5 para ti supongo. -se llevó las manos a la nuca y te miró de arriba a abajo- Te ves mas mimado.

Se cruzó de brazos.

-Como la encontraste a ella primero, supongo que ya lo sabes, y ya habrá aprovechado a manosearte de paso.

Torció el gesto, y masculló algo similar a un 'gracias', no muy claramente.

-Vamos, estoy harto de este sitio.

-Hasta donde se tu solo te dejaste encerrar, esperaba encontrarme al responsable, pero por lo que veo estas solo, ya lo convertiste en cenizas? Y si te molesta tanto para que la trajiste?-

Observé la sala en cuestión antes de seguirle la mirada y sonreirle.

-Creo que la palabra que buscas es refinado, tu te ves más rustico, te volviste a cruzar con Lionel?- tras decir eso escupí- de ser así espero que al menos lo hayas matado-

-Y si, vi a mis sobrinos, lindos nombres y fue algo...recíproco- reí para mis adentros, divertido por sus palabras -te hartas fácil de todo, yo aún buscaría algún sobreviviente, pude sentir 3 presencias fuertes y me encargué solo de una...-

-Yo no la traje, vino sola -se quejó- No te equivoques, podría haber convertido esto en cenizas hace rato, pero...-miró a otro lado con un gesto de fastidio- si hacía me dieron a entender que bajarles una daga a los bebes era demasiado sencillo. Así que esperé paciente, y cuando sentí que te juntaste con ella y el otro desapareció, ni siquiera se enteraron de que los hizo cenizas.

Luego, añadió en cuanto a Lionel.

-Si, me crucé un par de veces con ese tipo, pero no está muerto. Es...persistente. Pero lo rústico es por otra cosa si eso, digamos que encontré gente interesante...la gata esta fuera de aquí, parece.

Dio con el talón de la bota al suelo y salieron llamas enormes de entre las tablas del piso, aparentemente calcinó el pasillo de abajo. Se acercó a un ventanal (roto y rodeado de fuego) a mirar hacia afuera, ceñudo. Viste a algunas personas afuera, escapando, un carruaje alejándose,  y a dos personas yéndose a pie sin prisas, que reconocías áuricamente como las presencias poderosas que faltaban. Eran un tipo delgado y alto que cargaba dos inmensas hachas de oro y platino en su espalda, y una joven bonita de aspecto delicado. El hombre llevaba una gran maleta a una sola mano, presumiblemente el equipaje de la señorita.

-¿Esos son parte de los de aquí?

-Tiene sentido, más si son tus hijos, aunque no pareces tenerle especial cariño a la madre más que como el medio para tenerlos- sonreí de costado, mejor para mi.

-Creo que formaban parte de alguna clase de servicio de protección, quizás se fueron en cuanto notaron que su contrato había quedado revocado-

Miré el carruaje, calculando la distancia mientras formaba una bola de fuego.

-Que dices? Crees llegar desde aquí? Podríamos asignarle puntos a cada parte del mismo...se esta alejando y si es de aquí deberíamos calcinarlo también- dije creando una esfera de fuego azul intenso, con el centro blancuzco debido a la intensidad de las Llamas de Ira.

-Digamos que tenemos una relación abierta...le tengo cariño, pero es una puta histérica y golosa, y lo último no es que me moleste...pero insiste en quedarse cerca de mi. No tengo mas remedio que hacerme cargo de ella.

-Vaya si es golosa - dije sonriendo - en cuanto a lo que te siga, eras lo más sexy en el mundo normal...bueno, puede que eso cambie un poco ahora- lo miré de reojo mientras agudizaba mis sentidos - y por supuesto no te va a molestar, pero a ti siempre te fastidia todo-

Inome resopló, como afirmando su caracter sin culpa.

Miraste hacia el carro con atención y viste a Angela en la ventanilla del carruaje, y las riendas de los caballos se perdían dentro del mismo, probablemente el asiento del conductor estuviese integrado dentro. El coche se veía no tan ostentoso como cabía de esperarse, pero si funcional y veloz, y por el tema del sitio del conductor, probablemente estuviese diseñado para escarmuzas. Recordaste lo que dijo Delilah...

Vamos, sé donde tienen carruajes que podemos tomar.

Apagué la llama, al final solo eran ellas escapando.

-Bueno, el carruaje es de nosotros, deben estar yendo donde padre, quieres bajar a interrogar a aquellos sujetos? Supongo que este Gaerik debe tener familia o algo así, no puede el solo regentear esta mansión, había 3 mujeres bien entrenadas, pero no resultaron demasiado problemáticas, Ángela se las vio con algo más duro, pero también lo eliminó, que dices?- dije mirando a los sujetos que se alejaban, con nuestro Vértigo no sería difícil alcanzarlos.

Inome se encogió de hombros.

-¿Porque no?

Saltó ventana abajo, y encendió vértigo para cortarles el paso a los sujetos.

Sonreí contento ante la decisión de mi hermano, a él también se ve que le faltaba algo de emoción.

Lo seguí de la misma forma a fin de ponerme a su lado, de momento sin poner la mano en la espada, pero atento.

En un instante, ambos llegaron a interceptar los pasos de los dos desconocidos que se marchaban. Mirando mas de cerca, la señorita y el hombre tenían demasiado porte, y se veían demasiado regios como para ser servidumbre de la casa...El hombre concretamente te miró a los ojos, dio dos pasos adelante y sujetó cada una de las hachas masivas con una mano sin ningún esfuerzo, interponiendo el paso a la chica. Esta les miraba con curiosidad desde atrás.

-¿Que quieren? -preguntó con calma la joven. Su cabello, ojos y vestimenta eran azules, al igual que muchos de sus adornos, mezclados con blanco. Portaba un cetro con los mismos colores, y la punta de zafiro.

Al ver el movimiento del de las hachas puse la mano encima de la espada, en un perfecto batou.

-Sentimos su presencia en la mansión y queremos saber quienes son para irse tan tranquilamente mientras esta arde- miré directo a los ojos al de las hachas- ten cuidado con tus movimientos, podrían tomarse como agresivos y salvo que quieras terminar con la cabeza separada del cuello como Gaerik, no lo recomendaría...-

-El ha partido cosa bastante mas grandes que tu usando solo una de las hachas -dijo en tono afable- Es Patrick, mi guardaespaldas personal y siervo de la casa de Laus.

Te miró, ahora algo mas seria.

-Soy Arelia de Laus. puedo irme tranquilamente de donde se me plazca, especialmente de una casa en llamas.

Laus. Ese nombre lo tenías oído. La casa de allí no era cualquiera, sino una de las que componían las mayores. Estaba hasta arriba en cuanto a escala social, al mismo nivel que la tuya propia y la de algunos mas, y tenían afinidad con el hielo...y en cuanto a relaciones, mantenían neutralidad para con los tuyos.

Inome se mantenía cruzado de brazos, pero levantó una ceja.

-Son neutrales y les asusta el fuego- le dije a Inome, ahora clavando la mirada en la mujer- y no te das una idea de las cosas que yo he partido sin usar siquiera armas o mis manos...- le dije suspicasmente.

-Mi nombre es Seryu de Pheare y el es mi hermano Inome, si bien es verdad que tiene todo el derecho de hacer lo que quiera como su clase indica, nos gustaría saber sus motivos para estar en este lugar, sin carruaje ni séquito más que un guarda espaldas, sin dudar de sus capacidades por supuesto, pero curiosamente muy cerca de la casa de quien le trajo tantos problemas a mi familia...-

-"Les asusta el fuego". Supongo que esta bien que te guste creer eso -sonrió de forma mas bien sarcástica, y se miró las uñas.

-Usualmente no contestaría nada. Pero bueno, Pheare...y la mezcla entre atrevimiento y educación me entretiene. Fuimos invitados por el dueño de la casa, quería una audiencia...que no parece que vaya a poder atender. Sus asuntos no son los nuestros, por ende no vamos quedarnos en una casa bajo ataque, las trifulcas que tengan son su asunto. Así que, no tenemos mas que hacer aquí, y nos retiramos.

-Sin carruaje y sin nada, suena sospechoso, sin embargo es verdad que no hay asuntos que nos competa tratar en este momento, por lo cual dejo que continúe su camino-

Dije poniéndome de costado, indicando que podían seguir.

El hombre de las hachas las envainó y te dejó alejarte a la par también, pero sentiste que no te quitó la vista de encima ni a ti ni a Inome hasta que estuvieron bastante lejos. Tu hermano se llevó las manos a la nuca mientras andaba.

-Te has vuelto muy pomposo con esto del nobilismo, se nota que te gusta -comentó, y te miró de arriba a abajo- ¿No has cambiado tu modo de vestir desde que te fuiste?

-No se si me gusta, pero me gusta ver como las simples palabras hacen pensar las cosas más veces a las personas, es algo cómodo y si, he cambiado mi estilo de vestir, pero hoy de alguna forma imaginé que iba a tener algo de acción así que me puse mi viejo atuendo- ahora deberíamos ir a casa, seguro podemos alcanzar el carruaje.

-Bah, nostálgico...-dijo, aunque notaste que suavizó su tono usual un poco- ¿Dime, al menos has hecho algo emocionante aquí? Mejor cuéntamelo de camino, como sea.

Alcanzar el carro no era difícil si ambos se movían a velocidad de Vértigo, Inome activó el suyo, ansioso de no estarse quieto, seguramente para apagar los resquicios restantes de su estado de furia anterior. Detrás de ustedes, la casa se iba quedando atrás, consumida por llamas de dos colores.