Partida Rol por web

El oso se sentía profundamente molesto por el zarpazo fallido. Se quedó plantado allí de pié sobre sus poderosas patas traseras, gruñendo ferozmente, mientras contemplaba cómo el pequeño ratoncillo verde acuchillaba sin piedad a su enemigo, que ya ni era capaz de saber de dónde le llovían los tajos. Una salvaje rabia se apoderó del animal, provocada a medias por el instinto de supervivencia y por el orgullo herido.

El ogro debía estar ya medio muerto cuando Nauj se abalanzó sobre él y le lanzó una  dentellada, directa al cuello. La propia rabia que le cegaba hizo que ésta apenas le rozase.

A medida que estaba mas herido, el ogro se ponía mas furioso. Frustrado, cansado y dolorido logró ponerse de pie. Tenía la parte delantera del cuerpo, el vientre y el abdomen con varios cortes sangrantes. El oso le había mordido un pie, aunque por fortuna no lo hizo con la fuerza debida, pero aquel pequeño goblin de veras le estaba haciendo daño, tanto físico como a su orgullo. No podía soportar la idea de que un ser así fuera su ejecutor. Levantó la maza, desorientado y con algo de dificultad por forzar los heridos músculos y dirigió el golpe hacia Blog, que estaba mas cerca. Rezaba mentalmente, para que el oso quedara algo mas tranquilo con la sangre que había podido saborear en su mordisco menor.

Al haber fallado de forma crítica el esquivar, Ghral no ha tenido mas remedio que tragarse los golpes físicos del otro round al estar en el suelo, por si hay dudas.

-Kenneth...

Se resignó algo al sentir la mano de Seryu impidiendole levantarse del todo.

-Lo...siento...

El niño desvió la vista al suelo conforme decía esto ultimo.

Syara llego detras del goblin y del hombre encapuchado. Y vio al enorme ogro frente a ellos de pie frente a la casa en actitud de lucha, la joven ya los habia visto antes, puesto que solian protagonizar muchas incursiones en territorio Innuhe. Habia combatido con ellos previamente y sabia como luchaban, no obstante parecia que sus compañeros controlaban la situación.

Seryu estaba junto al niño herido, habia logrado sanar buena parte de sus heridas. Al parecer el niño habia robado la vara para tratar de rescatar a Leila. Al parecer esta debia encontrarse en el interior de la tosca vivienda.

La joven no se lo penso dos veces y aprovecho que el enorme ser verde se movia en sus numerosos intentos de esquivar los ataques de sus amigos, e intento entrar dentro de la casa. No sin antes echar una nostalgica mirada al enorme oso en que se habia convertido Nauj, preguntámdose cuando seria su momento.

El enfurecido ogro lanzó un potente mazazo contra el goblin. Bolg intuyó la dirección del golpe, y con una rápida finta esquivó la maza del ogro.

La sed de sangre del goblin se intuía en su fiera mirada. Aprovechó que ogro había bajado la guardia tras fallar la acometida desesperada, e impulsándose con la maza, aun clavada en el suelo, saltó hacia el rostro de su enorme oponente.

La espada cubierta aun de sangre alcanzó a su objetivo, con un tajo despiadado. Mientras la daga de Bolg buscaba el lugar propicio para lanzar una puñalada mortal.

-¡Ghral come cosas mas grandes que tu en el desayuno, garrapato!

El ogro se acalló cuando el tajo el cruzó la cara y cortó parte de la boca, aquello era una vista sin duda desagradable. Se tambaleaba procurando mantenerse en pie para recoger la maza de nuevo. Fue entonces cuando clavó la vista en Kenneth.

-¡Esto es tu culpa, cachorro!

Y no se hizo esperar. Empezó a avanzar hacia él y Seryu, lo mas rápido que le era posible. Si iba a morir, intentaría llevarse a alguno con él.

Syara ha entrado a la casa y cerrado la puerta tras de si, sin dificultad alguna dado que el ogro estaba tan encarnizado en el combate que no lo ha advertido. Nauj (el oso) parece momentaneamente confundido o cegado por la rabia del animal que encarna, y el muchacho que cuidaba del niño observa que el ogro avanza a paso mas o menos lento hacia ellos. Aunque claro, seguramente el goblin arremeta nuevamente en cualquier segundo contra él.

-¡Cuidado, ahi viene, ahi viene!

Kenneth intentó tironear de Seryu para que le dejara levantarse y se moviera el mismo. Pese a todo el niño no era tonto al parecer, pero si valiente (quizá en exceso podría pensar alguien) ya que desde su sitio empezó a tirarle con lo que tenía a mano a la bestia para alejarla: Una piedra, una bola de nieve, una de sus botas...

El interior de la casa estaba revuelto y saqueado. Un cesto de ropa estaba caído y su contenido esparcido por el suelo y sucio de barro, como si alguien se hubiera estado limpiando con él (asumes que esto es obra del ogro de afuera), una repisa baja y ancha de piedra en una de las esquinas estaba repleta de especias y condimentos, así como algún ingrediente básico de cocina y cantastos pequeños donde hacía poco debería haber reposado comida recolectada. También una olla grande que por el olor estaba llena de guiso de algún tipo. Sin embargo ahora no quedaba nada de nada, excepto las especias y otras cosas que la bestia de afuera no apeteció devorarse.

Aquella salita era bastante ámplia y seguramente en conduciones fuera acogedora. La única puerta de la casa que no era la de la salida estaba en la pared izquierda a la misma, cerrada. En el pomo tenía atada, colgando con una cuerda, una de esas bonitas colas de gato que pudiste apreciar en Pueblo Escarcha.

Las ventanas de la casa estaban cerradas, pero aún escuchas ruido de pelea en el exterior y algún que otro alarido del ogro siendo herido.

Syara contempla el interior de la vivienda mientras trata de buscar a Leila, espera contestación por parte de ella, aunque no sabe si es una niña o una mujer.

-¡¿Leila?! ¡He venido a ayudarte! Mis amigos estan acabando con el ogro que te atrapo.

Miro los restos de comida de la olla temiendose lo peor, por sus experiencias anteriores sabe que los ogros encuentran muy sabrosa la carne humana.

Pero tal vez aun haya algo de esperanza detrás de la puerta que está cerrada. Syara se dispone a abrirla mientras vuelve a gritar el nombre de Leila.

-¡¿Leila?! ¡Tranquila he venido a ayudarte!

Cuando abrió la puerta pasó a una habitación mas pequeña, con dos camas individuales y bastante mas ordenada que la anterior. Al parecer el ogro no había pasado por allí, y esto se explica quizá por el hecho de que la puerta es mas pequeña, aunque bien podría haber roto parte de la pared para pasar si se lo hubiese propuesto. Reposando sobre una de las camas estaba el cuerpo de una chica joven, con un vestido blanco demasiado fino para el frío que hacía por la zona de hecho, cubierta con alguna manta, a medias. Tenía la piel blanca y el cabello de un tono castaño mas claro que el del niño de afuera, pero había cierto parecido en sus rasgos...

Estaba con los ojos cerrados, y la tez ligeramente roja como si estuviera enferma. Tampoco atendía a los llamados ni a los sonidos exteriores. Apoyado a un lado de la cama, permanecía un arco largo y un carcaj de cuero con unas diez flechas.

Syara entra en la habitación y se acerca a la joven que reposa encima de la cama. La mueve ligeramente tratando de despertarla.

-¿Leila?

Abrí un poco los ojos, la cabeza me dolía tremendamente y tenía mucho sueño aún. Algo me estaba moviendo, y tras pestañear varias veces contemplé el rostro de aquella mujer.

-¿Donde esta...mi hermano?

Tras algunos segundos reparé en que no conocía a la persona que me había despertado.

-¿Quien eres?

Por fortuna la joven estaba viva. Syara temio que hubiese acabado siendo le estofado de aquel ogro.

- Creo que tu hermano está fuera. Mi nombre es Syara, mis amigos estan luchando contra un ogro que habia en la puerta de esta casa. Tu hermano queria que lo ayudaramos porque decia que te habia secuestrado.

Reparo en que la habitacion estaba intacta y que era poco probable que el ogro hubiese entrado dentro.

- ¿Estas bien?

-El ogro me dejó en paz cuando se comió todos los víveres de la casa, pero no me dejó salir. Usualmente la casa esta caldeada con fuego y un conjuro sencillo que me enseño mi madre pero cuando Ghral vino aquí lo quité para que con el frío quizá decidiera irse. Solo conseguí enfermarme yo, aunque por fortuna gracias a eso me encerró aqui para que no lo enfermara a él creo...

Me levanté de la cama, calzando unos zapatos de piel peluda que estaban debajo de la cama. Al levantarme me tambalee un poco.

-No le gusta la comida en mal estado, es lo único que se me ocurre. Mi hermano esta bien? ¡Gracias a dios alguien vino a ocuparse de ese ser tan desagradable!