Partida Rol por web

Al volver a abrir los ojos todo seguía en su sitio.

No le había gustado nada la reacción de Azur. Le había avisado, solo se lo iba a preguntar una vez y ella echó a perder su oportunidad. Si no era capaz de tomarle en serio o no podía entender algo tan simple, no le servía.

La verdad es que había sido una gran desilusión. Cuando descubrió la verdadera identidad de Blanca se planteo muchas opciones. La verdad es, que aun que estar en el bando de Lord Nird le aportaba muchas ventajas, veía muy lejos su objetivo. Si, había subido muchos escalones, pero aún le quedaban demasiados para subir y no tenía suficiente tiempo como para llegar hasta arriba del todo.

Había pensado que si era capaz de demostrar al pueblo que Blanca es en verdad Azur, mucha gente se habría unido a su causa. Dentro del castillo aun hay muchos fieles al difunto Serpaul que no están contentos con Gamías y como está llevando la situación, y mucho menos se creen que Azur fue quien mató a la familia real, a fin de cuentas, hasta esta noche él mismo pensaba que el Lord era el culpable.

Con sutileza habría conseguido apoyos desde dentro y no le habría costado demasiado contactar con la resistencia de las otras regiones y convencerlos para que lucharan al lado de la verdadera heredera.

La muchacha escamada había demostrado que no tenía capacidades para gobernar, pero eso no era problema. Shadar contaba con ser la mano que mueve los hilos desde la sombra. Ser el segundo al mando de un reino no estaba mal y una vez se hubiera estabilizado el país podría haber intentado forzar un matrimonio con ella o simplemente forzar un accidente.

Pero todas estas suposiciones no eran mas que el cuento de la lechera y al igual que en el cuento, el cántaro se había roto antes de tiempo.

Frustrado, volvió a dormirse.

Despertó antes de que el alba empezara a salir por el horizonte. Si la chica quería escapar sin romper su palabra lo único que tenía que hacer era escapar después de la noche, y por supuesto, eso era algo que no pensaba permitir. Además quería partir mientras la ciudad dormía, o esa era la idea inicial hasta que empezó a escucharse actividad (y bastante) desde la planta baja.

Cogió un trozo de cuerda y fue a la habitación de enfrente. Sin llamar a la puerta la abrió con cuidado de no hacer ruido.

Conforme te preparabas tras despertar te pareció escuchar demasiado movimiento desde el piso inferior. Esto te hizo esperarte lo peor, ¿quizá Azur había decidido hacer lo que habías pensado? Conforme te acercabas a la puerta, escuchaste bruscos golpes en esta. Antes de poner la mano en el pomo para abrir, se movió algo. Y del otro lado se escuchó la voz de Ikandriel:

-Despertad, ¡maldita sea! Hay problemas abajo

Abrió la puerta con brusquedad. -¡Ya estoy despierto! ¿Qué pasa?- Mientras decía esto se dirigía a la habitación de Scire. -Me importa un rábano si se quema abajo. Primero quiero tener a Blanca bien atada.-

Tras el llamado del comandante Ikandriel pasaron pocos momentos entre que Shadar abría la puerta de su propia habitación para encararle y a la par se escuchaba un ruido violento de cristales rotos desde la habitación enfrentada a la de este último.

-Hm, a los dueños del lugar no les gustará eso...-comentó tranquilamente la voz de Scire, desde aquella estancia.

Pasaron unos instantes hasta que la puerta se abrió.

Scire salió arreglandose el cuello de la túnica, que probablemente acababa de colocarse. La habitación estaba en penumbra, y conforme se acercaba se pudo distinguir un brillo rojizo en las pupilas, pero al salir a la luz este se desvaneció por completo dandoles el color castaño-rojizo que solían tener.

-Buenos días, parece que el pueblo esta en un aprieto. Ella acaba de bajar rompiendo la ventana, pero se quedará donde está un tiempo. Parece que se esta encarando con tres personas.

Como era de esperar tenía aquel libro de apuntes en las manos. Les echó una mirada serena a ambos. Con el cristal roto, los caóticos sonidos del exterior llegaban con mas claridad.

-¿Que haremos, comandantes?

- Sugeriría salir de este pueblucho conflictivo - dije con gesto aburrido - Aunque claro, si quieren comodidad, siempre podemos esperar a que ella masacre a todo el pueblo con esa magnífica habilidad que tiene.

Me dispuse a bajar las escaleras y a abrirme paso a espada si era necesario

-Huele a humo y sangre, jijiji...

Inome ya había despertado también al parecer, y estaba moviendose cerca de los pies de los presentes.

Al escuchar los cristales rotos en la habitación se alarmó. Nada mas abrió la puerta Scire, entró corriendo en la estancia para asomarse por la ventana y ver que estaba pasando. Escuchaba hablar a sus compañeros a sus espaldas.

-Coged a la esencia y avisad al soldado. Ahora veremos como salimos de aquí.-

-Con una simple daga lo tiene difícil para masacrar esta ciudad.-

Tras acercarte a mirar por la ventana pudiste apreciar que todo el pueblo estaba sumido en caos generalizado. Ciudadanos y guardias encarnizados en combate con forasteros a todas luces. Se les reconocía con facilidad por la falta de estética en su aspecto, algunos iban sin camisa, ropas de cuero gastadas por regla y rostros vulgares. En cuanto a las armas, estas venían de lo mas mixto repartidas en aquellas manos. Igual así la complexión, había de lo mas variada entre ellos, desde fofa hasta muy músculosa.

Debajo del marco de su ventana en concreto, estaba Azur, con su capucha puesta, aunque la máscara recordabas que no la había tomado de tu habitación. Por ende parecía que se lo había pensado poco a la hora de bajar. Tres de aquellos sujetos con esa pinta de facinerosos por regla estaban a su alrededor, aunque podía verse que cada uno traía uno o dos cortes. Un hacha doble, un espadón y un hacha simple acosaban constantemente a la mujer.

Esta se acuclilló para evadir un golpe horizontal del hacha doble, giró graciosamente a un lado apenas acabado esto para eludir el espadón que caía un segundo despues sobre el sitio que había ocupado y desde ahí no le costó nada dar un salto que le impulsó sobre el adversario restante. La daga pequeña de ayer estaba en su mano que ahora iba delante de si. Como consecuencia, entró hasta el pomo en el cuello. El hombre cayó por tierra cuando desclavó el arma limpiamente, sin un gemido. Ella retrocedió entonces, a la espera del proximo movimiento de los dos restantes.

Por otro lado, Scire parece que había acatado el ir a buscar al guardia, y Andrue se había marchado a la planta baja. Desde abajo empezaron a escucharse fuertes golpes a la madera. Esa ventana daba a un lateral de la posada, por lo que era imposible ver que pasaba en el frente de la misma.

Abajo todo seguía casi en el mismo panorama que antes, excepto que la gente de la puerta estaba haciendo presión de la mejor forma que podía y la mayoría de los presentes se había puesto sumamente nerviosos. Cada tanto se tambaleaban justo cuando se escuchaba un fuerte golpe proveniente del exterior. Alguien estaba intentando tumbar la puerta abajo, quizá con un ariete.

El chico con el hombro malo había rechazado mas cuidados y estaba de pie, como esperando lo que aconteciera. Esta serio y silencioso, y su espada ahora estaba desenfundada. Esta era larga y fina, acabada en una punta ladeada totalmente sobre un lado de la hoja, de forma asimétrica.

Baja y se aproxima a los que estaban haciendo un fortín en la posada, aunque sin mucho éxito al parecer

- ¿Se puede saber quién intenta entrar así? - pregunta con fastidio

La cosa pintaba mal, muy mal. -¿De dónde han salido estos bárbaros? No puedo creer que ayer no les viéramos cuando veníamos hacia aquí.-

Azur acababa de liquidar a uno de sus adversarios, pero aún quedaban dos. Shadar se concentro y trató de proyectar su consciencia sobre el que portaba el espadón.

Escuchó la respuesta viniendo desde sus espaldas, con tono inexpresivo. Era la voz del chico con el que habías hablado la noche anterior.

-Bandidos... Nadie se esperaba un ataque relámpago de este tipo. Una buena cantidad y estan por todo el pueblo. Lo mejor que podemos hacer es resistir y esperar que el menor numero posible venga aqui. Pero la posada es un sitio atractivo del pueblo, por lo cual que pase desapercibida es imposible. Entrarán en cualquier momento...

El fórnido combatiente que portaba un espadón a dos manos sacudió la cabeza momentaneamente cuando tu conjuro llegó. Se resistió un poco mas de lo esperado, pero luego adoptó esa típica expresión de indiferencia característica. Le tenías a disposición.

-¡¡Hija de puta!! - aquel fúrico grito rasgó el aire en dos por parte del hombretón del enorme hacha doble. La muerte de su compañero le había exasperado de tal manera, que levantó el hacha amenazadoramente sin prestarle la menor atención a la conducta de su colega. Un golpe en potencia peligroso, pero que seguramente fuera lento y ella muy rápida como se había visto ya. Sin embargo ocurrió algo inesperado y totalmente desfavorable.

Al ver Azur lo que se aproximaba, retrocedió a mayor velocidad. Pero sus talones tropezaron con el cadaver de probablemente algún lugareño de Ivere que acababa de desplomarse cerca. Se desequilibró, y por ende no fue capaz de eludir la descarga de fuerza concentrada en el hacha, que venía cual guillotina. Cuando el golpe cayó, a pesar de la desventaja, atinó a apresar la hoja del hacha entre sus palmas, deteniendo el golpe con una dificultad tremenda. Por unos instantes tanto el hacha como sus brazos temblaron, producto del pulso transmitido por tal esfuerzo. Reuniendo energías, la mujer desvió el hacha de lado con un brusco movimiento. Esto provocó que en lugar de partirla en dos como debería haberlo hecho, le cayera sobre un hombro con menor fuerza pero aún así el filo hizo saltar sangre, y mucha.

Y las cosas empeoraban. En esos instantes que estuvo con la guardia baja concentrandose en que el golpe no fuera mortal, no había estado atenta a su entorno. Con ropas similares, otro bandido mas joven que anteriormente había estado midiendose con el sujeto cuyo cuerpo la había hecho tropezar se acercó sigilosamente, con una porra de madera lisa en las manos.

Ni siquiera lo vió venir.

Tras recibir un brutal golpe dirigido maliciosamente a la cabeza, ella desplomó en el suelo sin mas. Por fortuna solo era un golpe y probablemente no habría dañado tanto como un ataque con una hoja afilada. El del hacha se acercó enardecido aunque con el arma baja, mientras el de la porra la movía algo con el pie para comprobar que su trabajo estuviese bien hecho. Probablemente dejandose llevar por la ira tuviera intenciones de darle una patada o algo similar. No era el mejor de los días de Azur, estaba claro, había recibido un daño tremendo.

Escuchaste pasos a tu espalda, y volteando algo pudiste comprobar que el soldado estaba presente cargando a la "niña", junto con Scire. Andrue seguía en la planta baja.

Entró en la mente de aquél bárbaro. Sintió el ansia de la batalla, la adrenalina y la euforia de haber tumbado a un par de enemigos. Las motivaciones del hombre eran simples y simple era cambiarlas.

-Quieren robarte el botín. No te fíes de ellos. Te asesinaran mientras duermes y se lo llevarán todo. Aprovecha ahora. O tú o ellos. Empieza con el del hacha.- Estas palabras resonaron en su mente. Parecían fruto de su propia consciencia.

Después de manipularle se percató de que Scire estaba detrás de él con el soldado y la esencia. -Soldado, ayuda al comandante Andrue. Si entran y os superan volved aquí. Podremos retenerles en las escaleras.

Scire, coge la esencia y ve con él. Pero no te expongas demasiado.- Todo eso lo dijo sin girarse. Estaba concentrado con lo que sucedía abajo.

Aún sostenía la cuerda en la mano. La lanzó hacia abajo y la magia le dio vida. A una velocidad sorprendente, la cuerda fue a buscar el cuello del que sostenía la porra para darle un fuerte abrazo.

-Tened cuidado -escuchó que decía Scire antes de que tanto sus pasos como los del soldado se alejaran, dejandote en soledad de nuevo.

Moviendo los hilos a tu modo, pudiste empezar a controlar la situación. Gracias a que no te habías movido de tu sitio nadie reparó en tu presencia, y por ende estabas a cubierto de las agresiones.

Aquella incitación había resultado invisible para el hombre, que empezó a apretar su espadón con furia. Ni siquiera se daba cuenta de lo que se cernía sobre él, y no importaba ya que así ni se lo pensó para lanzarse sobre su compañero con el filo de su arma por medio.

El hombretón del hacha detuvo aquel daño poniendo el mango de su arma de por medio, a la par que miraba desconcertado al agresor. Luego volvió a tener ese gesto de furia y se entregó de lleno a combatir con él, prodigiando una hondonada de insultos al "traidor".

Por esto mismo ni se había fijado en que tu cuerda había serpenteado por el aire enrollando el cuello del asaltante que blandía la porra. El estrujón fue fuerte, tanto que el rostro cambió de color producto de la sangre que estaba teniendo dificultades para fluir correctamente. Los ojos miraron alrededor con desconcierto, sin entender lo que sucedía.

Cerca de él, las ropas de Azur se habían teñido de carmesí en parte.

Escuchaste pasos en las escaleras. Un soldado de Alanku, de hecho el que habías visto antes en Yrubac se encontraba allí, cargando con la "niña" de fuego que para variar no se movía. Probablemente también estaba hospedado arriba. Scire también bajaba a la par, con prisa.

El bigotudo guardia se encargó de dejar su carga en el hueco de las escaleras, y se acercó a tu pocisión.

-El comandante Shadar me ha ordenado que le apoye aqui, señor.

Desenfundo una espada de metal templado, clásica y reglamentaria del ejército y se quedó a unos metros de la puerta, escuchando los golpes con nerviosismo y esperando si tenías alguna orden que darle.

Scire se quedó cerca del elemental de fuego, con una tranquilidad envidiable para una situación así. Traía su inseparable cuaderno de apuntes en las manos y miró pasivamente a algunas de las gentes presentes.

-Parece que lo mejor será retener al enemigo aqui abajo. No habría que permitirle entrar de hecho. Temo que el combate no es mi especialidad, pero estaré aqui. Aunque no creo que necesitéis apoyo.