Partida Rol por web

Sin la máscara, realmente resultaba como un libro abierto en cuanto a sus expresiones. Era algo que no le gustaba recordar, y menos aún contar. Nunca miró a nadie directamente, seguramente para mantener su carácter intacto, frío y digno a ojos de todos. Cuestión de orgullo solamente, a pesar del tono jocoso y las pequeñas "burlas" agregadas, no se veían mas que como suavizantes para disimular una latente rabia, pero aún mas por debajo de todo aquello, un triste remordimiento. No había tartamudeado ni pudo verse un atisbo de nervios en los ojos. Era muy improbable que estuviese mintiendo.

Al acabar el relato, se había sentado en una silla cercana. Optó por dejar la piedrecilla roja en el escritorio, y estuvo observando a Blanca conforme relataba, atenta.

-Ciertamente es un relato perturbador. También deja entrever un poco porque esas marcas púrpuras. Son de contención, ¿verdad?

Se acercó a la ventana a mirar hacia afuera. Lo que había empezado como una llovizna realmente se estaba tornando en una verdadera y fúrica tempestad. De vez en cuando escuchaba crujir la estructura de la posada, pero era mas que obvio que no había  ni remotamente peligro de un derrumbe o algo similar. Aún así, la fuerza de la naturaleza se manifestaba fieramente, intimidante.

-Esto ya empieza a parecer Kanisé

Giró la cabeza hacia Shadar, dignandose a mirarle fría aunque turbadamente.

-No me detuve a comprobarlo. Digo yo que no, porque ahí sigue vivo y coleando. Acerca de esos grabados...

Desvió la vista ahora a Scire.

-Solo tenía estos inicialmente. No supe que eran hasta un tiempo despues que me enteré por medio de una anciana que visite en las semanas siguientes. Le dicen la eremita del volcán, o le decían, a saber si sigue viva. Estaba muy vieja cuando entonces. La anciana aquella me colocó otros mas, diciendo que este era defectuoso solo. Si no me crees tengo otro del mismo color y distinto diseño por el hombro, y otro en el estómago. Al menos desde que las tengo no sufro de problemas de temperamento.

Sonrió amargamente. De forma deliberada se mantuvo en silencio otros minutos, como si se hubiese olvidado de la pregunta sin contestar.

-Con el mal carácter que tienes no quisiera verte recién levantada sin esos gravados...- el comentario había sido soltado a la ligera para romper el silencio y suavizar la situación. A Shadar no se le escapaba que el odio no cesaba de hacer acto de presencia en Blanca.

-Nuestro Rey tiene un gran don para generar esta sensación.-

-Están muy bien las historias de ancianitas que viven en volcanes, pero todavía no me has contestado a todas mis preguntas.

¿De qué conoces a Gamias? ¿Viniste con él al castillo? y ya que estamos y presupongo que la respuesta es que sí, ¿qué sabes de aquella secta que le perseguía?-

-No se nada de lo que le paso antes de llegar... De donde lo conozco quieres saber ¿eh? -soltó, de repente- Pues que mas da..Supongo que ha llegado la hora de la presentación formal. Lamento no hacer reverencias y eso, pero estoy algo incómoda para ello. El blanco nunca fue mi color... me llamo Azur D'Thire.

Con tanta brusquedad había confesado aquello, que a mas de uno podía haber abrumado. ¿Hasta que punto estaría diciendo la verdad? Se hizo otro incómodo silencio, momentaneo, solo roto por el azote del clima.

- Menudo arrebato de sinceridad - dije.

Mi rostro se había vuelto de piedra, sin reflejar expresión alguna.
"Ese apellido, justamente ese apellido..." pensé con incomodidad. Su figura se antojaba ahora amenazante, calculadora. Bastante improbable que aquello hubiera sucedido realmente, tal vez todo fuera una patraña. Ella no parecía del tipo de las que se dejaran capturar, tampoco a tener aquellas muestras de debilidad.

Me sumí en un estado de profundos pensamientos, pero todavía atento a lo que se diría

-Azur D'Thire.-

El golpe le había pillado con la guardia baja, no obstante reaccionó con rapidez. -Contestame rápido.

¿,Cuántos años tienes?-

-Azur D'Thire.

No puede ser cierto.

No puede ser cierto.-

También a ella le había sorprendido tremendamente esa respuesta. Tanto así que le sacó de sus pensamientos, haciendole tomar una expresión mas severa.

-Oh...

Esperó, ávida, la respuesta a la pregunta que Shadar ya había efectuado. Entendía a la perfección la función de la interrogante.

-Veintisiete el mes que viene.

Ya no estaba desviando la vista, sino que cuando se encontraba con la mirada de alguien mas, la aguantaba con la cabeza en alto. Pese a estar en aquellas circunstancias, no había perdido el orgullo. Pero sin embargo ahi se estaba dejando entrever de un modo distinto, no en la arrogancia presentada hasta el momento. Era una altivez fría, que parecía aumentada por el color de los ojos.

De a ratos, cuando se hablaba de los antiguos parientes de Lord Nird, ese nombre era recordado de forma casual. Se decía que sido dado por el color de la mirada, en el natalicio.

Quizá fuese que finalmente había comprendido que inexorablemente le sacarías las respuestas de un modo u otro, por cansancio o por desazon, estaba haciendo un esfuerzo nulo por mentir. No estaba cómoda cuando reveló el nombre. Lo mostraba su comportamiento tras la pregunta. No se regodeaba ni estaba orgullosa de ello. Era mas bien su temple. Probablemente no fuese una opción para ella dejar que un enemigo le viese desesperar.

En el mismo momento que escuchó la temida respuesta se alzó de la cama. -¡Mierda! si no hubiera preguntado nada ahora todo sería mas fácil.- Maldecía su curiosidad. Ahora tenía entre manos un serio problema. ¿Cómo reaccionará Scire? ¿Y Andrue?

De la espalda sacó una daga, la misma que había cogido a Blanca, o mejor dicho, a Azur. Y con decisión y sin dudar empujó a la joven hacia adelante sin ninguna cortesia. Hizo lo que debía hacer. Puede que en un futuro acabara por arrepentirse de lo sucedido esa noche, pero no vaciló.

Un corte digno de un espadachín y no de un mago dió final a la de la capa Blanca.

Apartir de entonces le llamaría Azur, que es quién en realidad era.

-Acabo de cortar las cuerdas que te atan. Eres libre.- Se agachó para desanudarle las manos y habló para sus compañeros de habitación. -Por si no la llegastéis a conocer. Os presento a Azur D'Thire. Hija menor de Serpaul. Nuestro difunto rey.-

Suspiró tras la acción.

-Estamos en un buen problema ahora. Y uno se encuentra cosas que ni siquiera espera de gente aún menos esperada.

Para variar aún se encontraba en calma. Parecía bastante dificil modificar aquel temple calmo y candido. Miró a Azur, ahora liberada de las ataduras. Conforme aguardaba la reacción del vampiro, preguntó:

-Oíd...¿donde decís que visteis a la eremita?

Permanecí impávido, expectante a la reacción de Azur. La situación había dado un giro demasiado drástico, me sentí realmente confundido por momentos.

Ahora llevas sangre real en tus venas, pequeño...

Su risa estridente resonó en mi cabeza, incomodándome
Tragué saliva. ¿Qué consecuencias traería esa revelación? Se podrían dar tantos pasos, tantas soluciones a un mismo problema... Solo quedaban por plantear todos los datos. Todas las cartas sobre la mesa

-... -tras el empujón había entrecerrado los ojos -No fue la forma mas delicada de soltarme, pero gracias. Espera un tanto, que yo también tengo dudas -contestó a Scire.

Se esperaba un golpe o una puñalada, pero no aquello. Miró hacia atras extrañada, luego se frotó las muñecas cómodamente, sobó la herida del cuello, vendada ahora. Por último le lanzó una mirada fastidiada a Andrue.

-Mira que ganas de arrancarte los dientes no me faltan. Poco delicado, pero oye, perdí unos cuantos modales con los años al raso.

Retrocedió algo girandose a medias, para tener a todos a la vista. Se llevó las manos al cuello, y buscó en el espacio entre la capa y su ropa. Hasta entonces había pasado desapercibido que una finisima cuerda gris estaba alrededor, sujetando una especie de dije de oro aplanado y circular. Lo sacó de ahí y lo llevó a lo alto de la cabeza. En cuestión de momentos lo había anudado en lo alto de la misma, quedando el hilo oculto entre el cabello y la cuerda apenas visible en la frente, sujetando a modo decorativo el dije de oro en la cabeza. Ese accesorio, delicado y digno de cualquier noble, le daba un toque distinto al rostro. Eso, o que ahora tenía una apenas visible sonrisa, que suavizaba la expresión.

-Esto es todo cuanto me queda de ese entonces. Has de ser muy ingenuo para creerme de primera -ahora se estaba dirigiendo en específico a Shadar- Sabes que si me largo de aqui ahora y uno de tus compañeros abre la boca y hace saber que me dejaste ir, habrá un bonito cartel de se busca con tu cara, ¿verdad? ¿Que planean hacer ahora?

Conforme esperaba la respuesta se acercó al lechó y cogió a Inome con curiosidad. Pero no dejaba de estar atenta a aquellos tres individuos. Estaba consciente de que en cualquier momento podía haber hostilidad por opiniones enfrentadas.

-Venga, ¿donde esta el truco contigo? ¿Eres uno de esos magos que cambian formas?

Aquel gato se encrespó por el gesto de cogerle tan descaradamente como un animal corriente.

No, ni siquiera soy un humano para tu información. Y mucho menos un simple animal.

Entonces se pudo ver que había sacado las uñas. Y estas se enterraron en los guantes de ella lo mas fuerte que le permitía aquel pequeño cuerpo.

¡Bajame ya!

Le miró casi enternecida un segundo, porque obviamente estaba haciendo una tontería a su parecer.

-Como sigas así te vas a partir las uñas, no te jode. Estas escamas son de buena calidad para mi suerte. Ya, no te enfades pues.

Le dejó sobre la cama encogiendose de hombros. Observó como el felino se alejaba algo, receloso.

-Y dicen que yo tengo mal carácter...

Después de desatarla se incorporó nuevamente. Aún sostenía la daga en sus manos. -No necesito hechizarte para saber si mientes o no.- Con un rápido movimiento de muñeca, volteó la daga lanzandola al aire. La cogió por el extremo del filo y hizo ademán de ofrecersela a Azur, pero cuando empezó a hablar la retiró.

- De todos modos, esto no es mas que la misericordia que te había prometido. De tí depende para que la utilices.- Miró a Andrue de reojo. -Yo solo hablo por mi. Los demás no han prometido nada y si sigues caldeando el ambiente… Bueno, tu verás- Le devolvió la daga.

-¿Tienes alguna manera de demostrar al pueblo que eres Azur, la autentica heredera al trono?-

No dijo nada de lo que pensaba hacer si sus compañeros le traicionaban, no creía que eso fuera a suceder. Todos estaban en el mismo saco, aunque Andrue podía reaccionar de cualquier manera. No obstante no estaba demasiado preocupado. Tenía muchos contactos en el castillo y métodos para lograr lo que se propusiera...

- No tengo intención de llevar a más las hostilidades, si no es por algún motivo - me crucé de brazos, en posición defensiva - De querer arrebatarte la vida, he tenido una oportunidad bien clara.

Escuché la pregunta de Fezbane, y fruncí el ceño.

"¿Qué demonios prentendes, maldito mago?" pensé con enfado

- Deja de darle alas a la muchacha, Shadar

-Creo que no puedo aportar demasiado en este campo -admitió tranquilamente- Estoy bastante pobre en cuanto a conocimientos de historia contemporanea, sin embargo puedo seguir el hilo de lo que se va despejando en esta reunión. Temo decir que no puedo aportar mucho mas. Sin embargo y sabiendo esto no sería muy inteligente la lealtad ciega hacia el rey. Despues de too si ha tenido la sangre fría para hacer lo que describís probablemente no tenga ningun reparo en usar la vida de cualquiera de los que le rodean. Al menos ese es mi punto de vista.