Partida Rol por web

Contemplo como unas tímidas chispas comienzan a surgir lentamente de la leña. Lo había logrado.

Esbozo una media sonrísa al escuchar sus quejas, me hacían gracia -pero gracias a éste fuego -señalo perezosamente con el índice derecho -no lo pasaremos tan mal- observo como saca una manta, al parecer de lana.

No tenía sueño, asi que decido quedarme allí cerca al fuego, abrigándome muy bien con mi abrigo blanco. Era una suerte tenerlo, el calor que destilaba era estupendo.

-Duerme, yo cuidaré de ambos, no podemos descuidarnos- hago una pausa y recuerdo los acontecimientos anteriores -aún no me siento tranquila...- murmuro, casi inaudible.

Dime lo que busco entonces, porque aun no lo he comprendido xD Sin esa informacion no puedo hacer nada :P

Volvió nuevamente al lugar donde aquellas dos personas habían acampado. Poco a poco se acercó a los mismos y se sentó al lado de Syara. Le bastó una simple mirada para saber que estaba bien. Sonrió algo, aunque luego observó al guerrero y entabló conversación con el mismo.

-¿Tienes idea de porqué el escudo pudo activarse?  ¿Qué enemigos tiene esta ciudad? Cualquier información puede ser valiosa, Inzar.

El fuego ya estaba encendido en el campamento improvisado, y al parecer Iznar ya se había acurrucado en el pie de un árbol con una manta de lana como único abrigo. Syara por su parte, no parecía con demasiada necesidad de abrigarse, sentada cerca del fuego y con su abrigo blanco parecía bastante a gusto. Y tampoco se le veían intenciones de dormir.

-Enemigos...mmm pues toda Alanku y el sequito real, por ejemplo. Al ser un sitio que no sigue las leyes del rey Gamías, digamos que han tomado la regla de si no se une esta en contra. Por el escudo se han salvado de ataques masivos, pero mira tomandoles por sorpresa como ahora pueden hacerles algo de daño. Ese pedruzco gigante seguramente haya aplastado a un par de personas...espero...que no haya caído por el este.

Se quedó mirando anonado hacia la ciudad, pero no dijo nada mas.

-Comprendo. Es una ciudad muy conflictiva, entonces. Una vez se retire el escudo, iremos al este. Espero que sus personas allegadas allí estén bien. Luego me gustaría que utilizase su influencia en la ciudad para filtrar información, conseguir la respuesta a esa especie de meteorito caido del cielo. Seguramente sabrán algo mas, dentro de la ciudad.

Se acercó algo mas a syara y dejó el bastón en el suelo. La miró y se detuvo en sus ojos. Por un segundo quedó perdido en el misticismo de una mirada que lo inundaba, que era de real y de sincera tanto como la suya.

-¿Y vos? ¿Se encuentra bien?

Giro levemente la cabeza al sentir una presencia cerca mio. Por un instante me sobresalté, pero la calma volvió a mi al verlo. Una media sonrisa se dibuja en mi rostro. Observo detalladamente cada uno de sus movimientos; ya estaba junto a mi.

Sus ojos se encuentran con los mios, ahora todo estaba bien o eso creía y sentía, aún sentía algo de intriga por su repentina marcha, pero ahora no era el momento de preguntar.

Escucho en silencio, meditando las palabras que intercambiaban mis compañeros de viaje. Era interesante lo que decían; intrigante y miedoso, tan solo esperaba que las cosas marcharan bien y nada trágico ocurriera en la ciudad que acabábamos de pisar.

Contemplo a Inzar por unos minutos. Tenía mucha información sobre estas tierras, sin duda, era una buena compañia. Mis pensamientos son interrumpidos por cierta energía, me miraba.

Le sonrío al girarme nuevamente a él -Me encuentro bien, aunque debo admitir que me preocupé por su repentina ida...- hago una pausa y lo miro fijamente a sus ojos, su mirada me tranquilizaba -¿Se encuentra bien?- hablé casi en susurro.

Miró hacia el frente, poniéndose algo serio. Cojió fuerzas y respiró profundamente antes de comenzar a hablar

-Sentí una magia de origen desconocido: Una magia que nunca antes había sentido. Y provenía de la parte norte del escudo. Parece que todo sigue en orden, mi lady. Esa presencia desapareció, y solo quedó la arcaica presencia de la magia arcana procedente de este escudo que protege a la ciudad. No te preocupes por mi..

-Bueno, es aconsejable que durmais cuanto antes. Puedo hacer la primera guardia: No tengo sueño.

Sonrió al guerrero y a la mujer, acomodandose en el lugar y aguardando a que hicieran algo.

Bueno -dijo mientras se rascaba la sesera- no se si sea necesaria una guardia, pero al parecer ambos estan de acuerdo en que si -asintió- Yo vigilaré luego, y podemos dejar dormir a la damita si ella así lo prefiere.

El comentario no parecía ser de mala fe, sino de amabilidad (a su modo, claro). Se envolvió lo mejor que pudo en las mantas, terminando los preparartivos para el sueño.

Permanezco en silencio, con el rostro serio, escuchando atentamente el relato de Seryu. ¿Una magia que nunca había sentido? ¿Debía preocuparme? mi cuerpo se tensiona levemente y miro furtivamente a mi alrededor, en busca de lo desconocido.

Habían surgido varias preguntas en mi mente, pero por el momento dejaría el tema. Esbozo una leve sonrisa ante las palabras del guerrero, apreciaba su buena intención, pero por ser mujer no necesariamente debería descansar primero.

Permanezco en mi lugar, cubierta casi por completo por mi abrigo, dejando una rendija suficiente para la vista. No tenía sueño, asi que seríamos dos los que vigilaríamos nuestro pequeño campamento.

La noche transcurrió bastante normal. Seryu y Syara quedaron charlando en voz baja durante su turno de vigilancia, y luego fue su turno de dormir. La sensación de que habían descansado apenas minutos sería por el frío y la intemperie, pero al menos estaban algo repuestos para el dia siguiente. Ya estaba asomando el sol, y la ciudad parecía en su cauce normal, se veía gente cruzando la entrada hacia el interior de la ciudad.

El suave cosquilleo de los tímidos rayos de sol, acarician mi rostro haciendo que abriera mis ojos lentamente. Pestañeo unas cuantas y lentamente me incorporo. ¿A que hora me había dormido? miro confundida a mi alrededor en busca de Seryu.

Le sonrío para luego ponerme en pie y estirar mi cuerpo un poco -sobrevivímos la noche -¿Qué nos deparará aquella ciudad?- digo en voz alta, pero hablaba conmigo misma.

Observo las personas que iban y venían por un momento. Levanto mis pertenencias dispuesta a continuar nuestro destino -¿Continuamos?- aún era temprano para comer, al menos para mi y deseaba continuar.

El muchacho se puso de pie y bostezo con descaro tras estirarse algo.

-Si no hay ganas de comer, por mi no hay problema. Parece que las cosas han vuelto al cauce por Seiní. Ya tengo ganas de visitar a mi madre, ¿vive allá sabéis? Tiene una tienda de frutas por el lado este de la ciudad y eso, así que quizá podamos desayunar allá.

Como siempre solía suceder, los otros amanecían después de él. Observando el amanecer y con el los halos naranjas que bañaban la tierra que pisaban, su figura proyectaba una sombra bastante poderosa con el sol de frente. Solo se quedó así hasta el momento en el que el sol comenzó a ascender en todo su esplendor. Fue aquel momento en el que se dio cuenta que ambos compañeros estaban despiertos.

Les sonrió amablemente, escuchando sus propuestas.  Luego, y solo luego, opinó razonando.

-Si, debemos movernos. Segun mis cálculos, el medio dia está aún muy lejano, por lo que tendremos tiempo para buscar un lugar donde hospedarnos hasta que encontremos algo, y podamos de nuevo movernos hacia donde nos lleven nuestros caminos.

Miró a syara nuevamente. No le dijo nada, simplemente había recogido sus cosas y con el bastón apoyado en tierra firme, comenzó a avanzar, aunque luego de unos pasos, invitó a Iznar a ser el que abriera la expedición, puesto que conocería mejor la ciudad que él mismo y que Syara.

Tras levantar su improvisado campamento y con el guerrero al frente, recorrieron en breve el camino que les quedaba hasta la magnífica ciudad. Ahora, con la claridad de la mañana y los ánimos renovados, podían apreciar en todo su esplendor parte de los edificios que se dejaban ver por encima de la muralla. Si bien estos no eran demasiado complejos en cuanto a arquitectura, presentaban una belleza simple y natural como una sonrisa sincera.

Cuando alcanzaron el portón de entrada, la pequeña cola ya había avanzado y se encontraron ante la presencia de una rara mezcla de razas, pero todos con el mismo uniforme de la guardia de la ciudad. El mas notorio era un hombretón que fácil superaba los dos metros y medio que o bien era un gigante, o estaba emparentado de algún lado con uno. Cerca, charlando en voz baja, dos enanos, un humano veterano (que era quien les habló inicialmente) y un aparentemente joven elfo de aspecto nervioso que delataba su novatez en el oficio.

-Hola Inzar, ¿haciendo nuevos amigos? Ya era hora, no es normal que un chiquillo se pase vagando en solitario por ahí. Tu madre me pregunta por ti todos los días, la tienes preocupada así que seguramente te espera un tirón de orejas -rió entre dientes al ver como el joven guerrero se sonrojaba de verguenza, y luego se dirigió a Syara y Seryu con tono igualmente cordial.

-Bienvenidos a Seiní. Como habréis de saber esta es una ciudad pacífica y cualquiera que no sea un problema o tenga que ver con la tiranía de Alanku es bien recibido. Supongo que con vosotros puedo saltearme las indicaciones de hacia donde esta el campamento de refugiados y eso, ya los guías tu por mi, ¿verdad muchacho?

-Ya colega-comentó, algo irritado y avergonzado. De todas formas, terminó por sonreir por toda la situación- ¿Estabas con ganas de echarmelo en cara delante de alguien, verdad cabrón?

Se cruzó de brazos con fingido disgusto.

-Si, no te preocupes, ya les explico yo lo que tengan que saber. Anda, dejanos pasar. Hay hambre y quiero encontrar algo antes de que las viejas chismosas de la mañana se lleven hasta la última fruta de la tienda.

Caminé en silencio hasta llegar al portón. Miraba con curiosidad cada pequeño detalle de aquella intrigante ciudad, que al parecer todo marchaba a la perfección.

Al detenernos en la fila, me percato de la vestimenta, todos iban uniformados, sin duda eran guardias. Asiento al corpulento hombre, acto de cordial saludo. Escucho su pequeña conversación con Inzar, pero sin mirarlos, podríá decirse que estaba algo distraida, pero esto no evito que una ligera sonrisa se dibujara en mi rostro al escuchar lo del tirón de orejas.

Miro furtivamente al irritado Inzar, lo cual me hace más gracia ¿Avergonzado, quizás? si era algo tan típico de las madres...

-Serás nuestro guía y debemos marchar con cuidado, ¿no?- me refería indirectamente a su madre -Gracias por su amable bienvenida- digo al hombre, inclinando levemente la cabeza -sin duda, no tendrá problemas de nuestra parte e Inzar será un estupendo guía -le sonrío -¿Podemos continuar?

-¡Como no, señorita!

El hombre cedió cortesmente el paso para darles entrada por fin. Estaban andando ahora mismo por una calle de piedras bien construida, a sus lados podía verse una pintoresca hilera de casas de diseños sencillos como el resto de la construcción de la ciudad, pero en su mayoría adornadas de tantas plantas típicas de la zona con sus respectivas flores que eran un espectáculo a la vista. Algunas personas pasaban en la companía de animales, entre ellos algún que otro tognia con su cola intacta, pero la mayoría eran canidos de las nieves y lobos del mismo ábitat. Estos últimos al pasar se quedaban mirando a Syara cada que podían, como curiosos.

Tenían por delante toda una ciudad que recorrer, y estaban en marcha.

Mantuvo su avance. Su especial sensibilidad con los animales lo hizo percatarse de la curiosidad de los lobos por la mujer. Recordó entonces lo que hacia dias le había dicho ella, sobre su aldea y la vinculación con los lobos.

La miró un momento, pero decidió, sin embargo, que no era momento para hacer preguntas. Siguió caminando sin comentarle nada a Iznar, que bastante avergonzado estaba ya. Mantuvo una sonrisa mientras que saludaba a las personas que pasaban por su lado, con gesto amable.

-Mujer, quizás deberíamos de encontrar un lugar mas privado para ti y para mi. Debemos de hablar de cosas que es mejor que no escuchen estas personas. Por otra parte, necesito saber un par de cosas.

Todo aquello se encontraba dentro del vinculo mental que había establecido, por lo que Iznar no escuchó nada.

-Me alegro de que esta ciudad no haya caido bajo las garras de ese demonio. No tengo claro mi proximo destino, pero pronto lo tendré muy claro. Parecen pacíficos. No estaría bien traerles el caos, por eso, cuanto mas desapercibidos pasemos, mejor.