Partida Rol por web

Siguió charlando animadamente sobre leyenda e historias de magia y leyendas.  Mientras avanzaba, observaba a las distintas razas pasar por su lado. Sabía cosas de todas las razas, sabía sus costumbres, algunos ritos y cosas interesantes, así que cuando fue pasando por ellos le fué comentando, en una conversación amena sobre aquellas razas, dejándola preguntarle y resolviendo sus dudas. Pasaron de nieve a hierba, o eso parecía, pero realmente no le fue demasiado relevante, asi que siguió avanzando como si no hubiera pasado nada.

-Me gustan mis ropas -se arrebujo un poco en su capa- Me protegen del frio. Además ¿por que iba a querer esconderme? Como heredera de los Innuhe he de estar orgullosa de ser quien soy. Y si alguien tiene algun problema conmigo le partiré en dos -dijo tranquilamente.

Continuaron caminando, hablando de cosas irrelevantes, sintiendose agradecida por la compañia que le proporcionaba el joven tan diferente de ella y los de su tribu.

-Aunque aun falta para llegar a Seiní le hablare un poco de alla donde vengo. Como creo que ya he mencionado antes pertenezco al pueblo Innuhe, mi tribu esta asentada muy al norte de Zanda, al pie de la cordillera. No es una tribu muy grande, pero solemos tener bastantes disputas de vez ne cuando con alguna tribu vecina, por lo que somos un pueblo eminentemente guerrero. Además hay otra cosa, somos mitad lobo mitad humano. Aunque yo aun no he sentido la llamada de mi espiritu lobo -dijo algo triste.

La nieve iba cediendo al sol de esa hora, dejando el camino con pequeños charcos cada tanto y un aire humedo y fresco. A pesar de esto como era usual, seguía haciendo frío, pero no tanto como es habitual por la región. El clima les acompañaba al parecer. El lado derecho del camino estaba bordeado por graciosos arboles que no medirían mas que un enano. Hojas grandes y gruesas y un tronco y ramas finas, sin duda curiosa especie. Pese a su aspecto frágil, un versado en el saber natural podría haber reconocida aquel arbol, y por ende conocer que esa fragilidad esconde una de las maderas mas duras de Kysuta. Solo con magia y muy bien empleada podrían talarse, o muchisima fuerza bruta.

Luego de media hora de caminata el panorama no había cambiado demasiado. Salvo que se habían cruzado con algunos viajeros mas, jinetes humanos sobre todo. Un troll se había cruzado con ellos, caminando solo con un hacha sobre los hombros. Por un momento parecía que iba a empezar un problema con este individuo debido a que miró a la chica y sus ojos destellaron, pero solo desvió la vista hacia adelante y siguió caminando con una sonrisa socarrona.

Ahora mismo, estaban cruzandose con un pequeño piel-verde, que se había desviado del camino unos 15 metros para ver un arbol de mayor tamaño, mas "normal" comparados con los que estaban a un lado de la carretera. El interés parecía ser un cartel clavado al mismo.

El muchacho le sonrió a ella.

-Wow, asi que eres un medio-perro.

Comentó, riéndose algo.

-En cierto modo estas acorde con mi nátura. Quizás por eso nos llevemos bien. Yo...bueno, solo mira.

Se quitó el traje por la espalda un poco. De esta brotó una especie de ala, con reflejos plateados, casi de mariposa aunque bastante grande.

-Viví en el bosque mucho tiempo...

Luego se percató de aquellos troncos...y, un poco mas tarde, del cartel. Trató de observarlo bien, mientras que miraba al gnomo. Quizás comprendería su idioma, tal y como comprendía otros.

Las ráfagas de viento que azotaban aquel claro iban calmandose, pero seguían presentes junto con los copos gélidos de la nevada. El dragón había optado por echarse y aunque la música ya no se escuchaba, el seguía tranquila. Fue entonces cuando el mismo aullido que antes se había dejado oír se volvió a escuchar, pero esta vez demasiado cerca. Iznar seguía en su sitio, pero el veneno y el sangrado le calaban cada vez mas, estaba encogido sobre si mismo.

La chica había volteado en todas direcciones, inquieta mas no asustada por aquel sonido. Lo sabía, era un llamado, un aviso de belleza colosal. Entrecerrando los ojos para evitar que entrara algo de nieve en la vista divisó algo, pero solo un segundo. Estaba aullando pero no era un lobo, al menos no del todo...era mas bien...¿su silueta?

A pesar de este desconcertante detalle, su corazón dio un vuelco. Estaba segura, en su interior, de que era especial para ella. Luego de entonar este sonido, bajo la cabeza y cruzó la vista un segundo con ella...y se desvaneció, sin mas. No se habían unido aún, era cierto, pero aquello era una clara señal de que no estaba tan lejos de lo que buscaba.

Un chasquido, acompañado de un momentaneo destello luminoso precedió mi repentina aparición. Desarrugué un poco mi túnica blanca con gesto remilgado, pero enseguida posé la vista el  dragón rojo.

-¡Cabaroance, eres tuuuu!

Me lanzé a correr hacia él esquivando aquella extraña mata de plantas moviendose y abracé lo mejor que pude la cabeza de la criatura, con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Sabes lo preocupada que esta Kierav y mas aún, no preocupada que estaba yo pequeño? -le recriminé aunque en tono afectuoso, sin dejar de acariciarle- Oh, te escuché enfadado así que toque lo que te gusta. Parece que te ha sentado de maravilla.

Fruncí el ceño al sentir el viento helado y la nieve azotando sin respetar el reencuentro. Chasquee los dedos, y añadí molesta.

-Lo siento, no me gusta despeinarme y tampoco traje ropa adecuada para el frio, calmate ya tormenta.

En el acto el viento cesó, dejando la nieve caer mansamente. Entonces reparé en Iznar.

-¿Y esa sangre, porque estas así? ¿No le habrás lastimado no? ¿Y estas bien?

Aquella misteriosa figura había aparecido de ningun sitio, y el dragón parecía a gusto con su presencia. Lo sorprendente es el cese del viento repentino con su chasquido de dedos y sus palabras. Ella trae puesta una larga túnica blanca, su piel es nivea y sus ojos claros. Lo cierto es que, en estos aspectos se parece mucho a Syara pero sus facciones y sus formas son mas delicadas y amaneradas. Su cabello albino esta perfectamente peinado, y una sola trenza fina cae por la espalda. Calza sandalias de cuero con adornos, es evidente que no es nativa de Zanda y mas aún, no ha de haber llegado hace mucho por esa vestimenta tan suceptible a las inclemencias del tiempo.

El joven levantó la vista hacia la mujer.

-¡Gisrella! Argh... -no se supo muy bien si este sonido era de dolor, o de tedio- Aún estoy vivo. No, el bicho...es decir, dragón esta bastante bien, pero tuve que defenderme un poco, estaba molesto.

Bajó la cabeza, cansado.

-Ah, yo...no me siento bien...he estado mas herido antes y no me encontaba tan mal.

Se acercó al mago y dispuso una mano en la cercania de los cortes. Pronto un destello de color esmeralda se adaptó a la herida y fué cerrándola. Suponía que debería de estar allí mas de aquel primer instante para sanar todas las heridas, pero no le importaba.

No observó a la maga al lado de el: Ella no le importaba. No le importaban ni su magia ni su forma de ser despreocupada y arrogante. El estaba allí por el guerrero, y no por una mujer presumida que seguramente pronto lo abordaria a preguntas que solo encontrarian la parte mas fria de Seryuu. Había tenido que hacer lo que mas odiaba: Separar a algunos de sus compañeros de su camino de sangre, haciendo que se volvieran contra él mismo. Pero fué necesario, completamente necesario. Tan necesario como respirar. Esperaba que al menos alguien lo comprendiera...  y ya para eso solo quedaba  la mujer que habia venido con el todo el camino..

Syara... ¿Donde estaba?

Luego de cerrar las heridas mas inmediatas y paralizar el veneno, se metió en la espesura del bosque a buscarla. Recordó que estaba herida: Quizás demasiado como para moverse, quizás necesitaba de su ayuda. No la abandonaría: Jamás abandonaría a nadie. Antes moriría.

Syara abrió los ojos desorientada sin recordar como había llegado hasta allí, se incorporo un poco y se levanto.

Estaba sola... poco a poco fueron llegando a su mente las imágenes del dragón y de como Seryu se había teletransportado con ella. Más tarde les habia parecido escuchar a Bolg, y Seryu se había teletransportado de nuevo. Después sin saber muy bien por que, había perdido el conocimiento.

Trato de vislumbrar a alguien conocido, mas empezó a escuchar un aullido y entonces lo vio.

Solo que no tenia una forma sólida. A pesar de ello su corazón se lleno de alegría. Tal vez fue ruto de su propia sugestión, pero le pareció ver que la miraba, y luego desapareció.

Corrió hacia el lugar donde había desaparecido la silueta del lobo, pero ya no había nada allí, entonces se sintió muy sola.

Finalmente acabó encontrándola. La muchacha se encontraba en el bosque, probablemente herida.

Se acercó a ella con calma y le colocó una mano en el hombro.

-¿Estás bien? Pensé que te había herido aquel dragón...

Comentó, dulcemente, sonriendole algo. No habia tenido pensado simplemente abandonarla a su suerte. Solo la habia dejado alli por un momento.

Dio un respingo y se dio la vuelta, pero suspiro aliviada cuando vio a Seryu. No sabia como habia pensado que podria haberla dejado sola.

- Solo estoy un poco desorientada, creo que tu escudo paro la mayor parte del golpe -miro a su alrededor- ¿Donde están los demas?

El chico miró al suelo por un momento, sin saber lo que responderle...

Luego la ayudó a sentarse y colocó sus manos sobre el vientre de ella, sencillamente para curarla de los rasguños.

-Se han ido por su cuenta...he tenido la culpa, Bolg quería eliminar al humano por rencillas del pasado...y...no se lo he permitido. Por lo que probablemente quieran matarme. No he tenido que metertme en un problema ajeno a mi, pero... mi naturaleza no me permite simplemente olvidarme de ello.

Las alas al descubierto del muchacho comienzan a taparse por su tunica blanca, volviendo a su apariencia comun.

-La proxima vez que nos veamos, quizas seamos enemigos. A lo mejor para ti lo mejor seria no estar conmigo y olvidarte de esos problemas que son ajenos a ti, tu que puedes ignorarlos.

Luego la miró a los ojos, luego de terminar el tratamiento, y se levantó, ayudándola a levantarse de nuevo.

-No puedo escapar a mi naturaleza, y eso puede ser muy problematico. En tu mano esta seguir el viaje conmigo, o seguir sola.. tu decides.

Luego de sonreirle, se dió la vuelta y comenzó a caminar hacia mas allá, hacia Seiní nuevamente.

Se sobresalto un poco cuando Seryu toco su vientre, pero se relajo cuando su magia curativa comenzó a inundarla.

-Lamento lo que ha pasado... pero no fue culpa tuya, fue Bolg quien decidió atacar a aquel mercenario sabiendo que tu intentabas salvarlo, por lo que fue el quien se puso en contra tuya. Si eso han decidido ellos no me voy a poner de su lado, prefiero estar al lado de alguien bueno que de alguien vengativo como Bolg...

Le miro mientras la ayudaba a levantarse y tras pensarlo añadió.

-Entiendo que pueda ser muy problemática tu naturaleza, pero no es mala, al contrario. Y seria de cobardes abandonarte porque tu situación sea problemática, eso no se da entre los míos.

El chico le sonrió. Se detuvo y la miró desde allí.

-Entonces...Has elegido. Conlleva unas ventajas y unas desventajas. Recuérdalo... Ahora, debemos de movernos hacia Seiní: Si nos movemos ahora probablemente lleguemos al anochecer.

Esperó a que ella se pusiera a su altura, a su lado, y luego comenzó a caminar a paso calmo.

El guerrero intercambió unas palabras que no pudieron escuchar Seryuu y Syara por estar algo alejados ya. Aunque por lo visto no aguantaba demasiado a aquella maga. Ella se veía bastante alegre y no se despegaba del dragón, acariciando su hocico. A los pocos minutos, Iznar alcanzó corriendo a Seryu y Syara.

-¿Eh, pensaban dejarme atrás?

El muchacho se percató de la presencia del guerrero...sin embargo, quedó algo extrañado cuando se acercó a ellos.

-Guerrero, ¿Hacia donde dirijes tus pasos?

Comentó, sonriéndole algo  y mirándolo con absoluta bondad.

-Puedes acompañarnos hasta el trecho que nos queda. Vamos hacia Seiní, en busca de respuestas, y nuevas aventuras. La protección del camino de la espada nos hará bién a todos, aun a mi pesar, que no me gustan las armas cortantes.

Luego siguió avanzando mientras que miraba con una media sonrisa y guiñándole el ojo, divertido, a la muchacha

-Quizás así tu protección sea mas completa, y tu reino sea mas feliz. Quizá así aprendas a asegurarte siempre de que las criaturas son un verdadero peligro para los humanos. Entonces si que tendrás mi bendición, honorable guerrero.

-Si mal no recuerdo yo te debo una gorda, majo

Comentó, con una ámplia sonrisa. Luego tanteó su espalda, para acomodar con cuidado su espadón (que al parecer había recuperado de debajo del pie de aquel dragón).

-Es increíble que puedas curar con la magia, y vaya que es grato. Pues de momento ya cumplí mi encargo con la mascota de la reina Kierav, así que me veo libre de ocupaciones. Esto, además... quien sabe, quizá y encuentro algo para cambiar de vida como dices. 

Esto ultimo lo comentó dublitativo...luego frunció el seño.

-No me han dicho sus nombres. Soy Iznar, hasta hace poco el cazador de monstruos, mercenario, etc etc etc.