Partida Rol por web

Etienne reaccionó con una risita a las palabras de su escudero.

 - Muchacho, la guerra nunca es limpia, no te lamentes: nos han ganado porque nos han emboscado, y error mío ha sido el dejarnos emboscar. Pero también ellos han cometido un error, que será su perdición: deberían haber acabado con nosotros.

El caballero se había dado cuenta de que ya no respiraba, y de que su corazón ya no animaba con brío su pecho: no obstante, seguía moviéndose, y, dotado como estaba de consciencia, sabía que de alguna manera, aunque fuera antinatural y demoníaca, seguía existiendo.

Y, mientras existiera, todavía podía albergar esperanzas.

Encadenado como estaba, el caballero Etienne nada podía hacer para evitar el espectáculo grotesco que se desarrollaba ante sus ojos: aquellas jóvenes atacaban, como animales rabiosos, al pobre niño. Etienne miró a su alrededor, y notó la presencia de Constanza; sintió una punzada de culpa, al reconocerse que no había hecho nada en realidad para salvarla de sus captores.

 - Mi señora: ¿qué está pasando? ¿Qué hacemos aquí?

Se han convertido en animales salvajes sin conciencia ni alma .comento  desde el suelo  como quien se limita a  decir lo obvio  aceptando lo inevitable .De todas formas  supongo que los demás   no tardaremos mucho en comportarnos como ellos ..solo queda asumirlo .

Miro al pobre niño asaltado por las gemelas  y llevado por la costumbre  inicio una oración  que enseguida muere en mis labios.Padr...  Una maldita perdida de tiempo es lo que es .levanto el tono y le chillo Si ellas ha roto sus cadenas quizás los demás también podáis  .

¡Somos almas condenadas! La luz del señor nos ciega y nos quema. Su fuego amenaza con consumirnos. Y esas bestias condenadas nos tratan como a esclavos. Mejor sería la muerte y aceptar nuestro condenado sino.

Paolo seguía tratando de apartarse instintivamente de aquello que exaltaba su bestia para sobrevivir. Apilados, encadenados como bestias a la espera de ser sacrificados en una guerra extraña.

        - Por favor paren gemelas Di Soldi!     El niño es como cualquiera de nosotros, pero al mismo tiempo ha sido el mas inocente!      Por favor hermanos religiosos, no pierdan la fé, porque aunque esto parece una obra del maligno, dios en su infinita sabiduría nos ha puesto duras pruebas a los humanos desde el génesis, como bien dice la biblia!   Es cuando una esta en la oscuridad cuando se pone a prueba la verdadera fé! -    Dice con voz alta la duquesa Borgia, viuda de Sforza mientras que intenta romper la cadenas que la tiene presa con una fé a prueba de todas y cada una de las cosas que les han pasado mientras que susurra: 

      - Si dios quiere que sigamos vivos de esta u otra forma por algo será, el suicidio no es permitido ni apreciado por dios, así que tras llorar nuestra situación un momento no se pueden dejar abatir simplemente señores!  Tratemos de salvar a ese pobre chico y el alma de ese par de nobles mujeres!   

Al ver el ataque de las gemelas al niño siento el impulso de actuar. Esas dos han perdido el control y se han liberado, mientras nosotros permanecemos encadenados.

- ¡Haced algo, bastardos! - espeto a los guardias.

Tiro de las cadenas con todas mis fuerzas buscando liberarme ya que no alcanzan hasta el lugar en el que se encuentra el niño. Pero por otra parte son un estorbo para enfrentarnos a esas dos descontroladas.

Saludo a mi amigo con la cabeza.

-¿Que tal Piero? ¿Cómo tú por estos lares? -dije con una sonrisa amarga en mi rostro.

Entonces veo a dos de nuestras compañeras cautivas rompiendo sus cadenas y lanzándose sobre el muchacho. Los guardias no parecen hacer nada. Pego un tirón a mis cadenas al tiempo que les grito: ¡Parad! ¿Qué os creeis que estáis haciendo? ¡Es un crío!

Ilusos, ¡cómo si pudieran haceros caso!

Tenía claro que las palabras no servirían con ellas porque había visto la locura en sus ojos. Y si a eso le sumábamos lo poco que les importaba a los guardias nuestros destinos, obtenías la sentencia del crío y la confirmación de que luego vendrían a por el resto, salvo que quedaran saciadas y volvieran a pensar correctamente.

¿Pero podrá saciarlas?

Esa era la clave, si tendrían suficiente con la vida del niño resucitado o si vendrían a por el resto de nosotros. Aunque lo que aún me asustaba más, seguía siendo aquel pequeño rayo de luz y si llegaba hasta mi, quizás pudiera realizar la misma proeza que habían realizado Sofía y Sonia y, extrañamente, aquel leve símbolo del amanecer no conseguía que apartara la mirada de las gemelas y deseara intercambiar las posiciones con ellas, así podría ser yo quien sorbiera la sangre de aquel renacuajo hasta dejarlo seco.

Etienne, con movimientos bruscos, intenta desasirse de las cadenas para impedir a las mellizas destrozar al niño. Si ellas habían podido liberarse, quizá él también pudiera... y debía intentarlo.

1. El interrogatorio

La crueldad seria deliciosa si se pudiese encontrar alguna clase que no hiciese verdadero daño.

George Bernard Shaw, "La casa de los corazones rotos"

Sois llevados a los mismos carruajes por los que llegásteis pero en esta ocasión han cerrado los pesados postigos, y queda claro que el carruaje está especialmente preparado para que ni un rayo de sol penetre en su interior

-Me temo que este viaje no será tan cómodo como el primero -os comenta Roderigo

Duraante toda la noche y todo el día siguiente, sufrís el continuo traqueteo del largo e incómodo viaje. El camino lo hacéis atados y con tres guardias en el interior del carruaje, unos guardias especialmente fuertes, aunque lo que más llama la atención son unos bastones de metal de metro y medio que llevan todos los guardias, el bastón termina en una afilada cuchilla. Muy pronto veis para que son las varas, ya que comienzan a cortaros para que perdáis sangre, por lo que el viaje lo hacéis bastante atontados por culpa de la pérdida de sangre, veis que vuestra sangre no llega al suelo, sino que son depositadas en jarras a las que después tapan.

En la noche del día siguiente llegáis a vuestro destino, una pequeña y retorcida fortaleza, tenazmente aferrada a una abrupta ladera. Llegáis por la entrada trasera del castillo, os sacan del carruaje y os llevan a paso vivo al interior por una docena de guardias con antorchas encendidas.

Sois conducidos por una estrecha escalera colgante que baja a los más profundos niveles de la estructura. Veis a dos personas que están atentos a vosotros pero no comentan nada, solo os observan

Los guardias os dejan en una gran celda sin ventilación, cubierta de paja podrida y haces casi petrificadas. Os encadenan a la pared y se alejan, dejándoos sumidos en la oscuridad

Todos ven horrorizados como las gemelas se lanzan a por Marco, Maria y Enrico intentan romper sus cadenas, pero el desangramiento que le han hecho por el camino y el hambre que sienten no les deja romperlas.

Anna suplica por ver a Hardestadt, más que por su afán de colaborar, por mera supervivencia, ya que sabe que si está allí más tiempo acabará como Marco, o aún peor, como Nathaniel.

Las gemelas muerden al pequeño Marco, aunque no consiguen acabar con él gracias a la intervención de Etienne que consigue romper sus cadenas a tiempo de contener a las gemelas para que no le den el beso al pequeño que ahora emana sangre.

Las puertas vuelven a abrirse entrando Byliana y Amr-Bashir, los guardias reducen a las gemelas y a Etienne golpeandolos salvajemente hasta que consiguen volver a atarlos a las cadenas.

La luz que entra por la ventana cada vez va bajando más, hasta que finalmente desaparece y todos vuelven a su estado normal, aquellos que entraron en frenesí dejan de estarlo.

Una vez más, cuando la luz del sol se ha ido, las puertas se abren, un guardia anuncia la entrada de Hardestadt, el hombre que entra es el mismo que todos habéis visto al llegar al lugar

El hombre entra pomposamente en la celda y os examina detenidamente

.Bueno, bueno, bueno... he aquí a los grandes conspiradores. No viviréis para tramar nada más contra vuestros superiores. El castigo por vuestro crimen contra las Tradiciones de Caín es una muerte lenta y dolorosa a la luz del sol... Pero si contestáis con sinceridad a mis preguntas, os puedo prometer una muerte rápida y sin dolor: una oferta realmente admirable, que os sugiero aceptéis. -se para delante de Pietro-. Oh, debe costar un poco acostumbrarse a esas pústulas supurantes... pero las llevas muy bien, de verdad -su mirada pasa a Allan-. Vaya, ¿excedieron mis guardias su celo al sangrarte? Quizás debiste haberte mantenido en pie para saludar al sol esta mañana y acabar con todo

Vuelves a hablar con tus espíritus, pero estos desaparecen cada vez que un guardia entra, cuando está a punto de contestar sientes el temor de esos seres que ya están muertos, desaparecen definitivamente ante la presencia de Hardestadt

Con desgana le  contesto  desde el suelo . ..¿muy arrogante  para no entender  que solo hemos sido  usados como señuelos para que vuestros enemigos huyeran ? Ni sabemos de que tradiciones  nos habla ,quién son esos supuestos superiores  y de Cain solo sé lo que viene en la Biblia .Sonrío con desgana .¿contestar a vuestras preguntas ?Por supuesto , si os valen mas preguntas  como respuesta  porque poco sabemos de nuestra condición ni de los que nos hicieron esto .Clavo los ojos en  el recién llegado .pero que eso no os detenga  y preguntad buen señor. Como mucho perderéis  vuestro tiempo  mientras ellos huyen   y nosotros como mucho moriremos si es que podemos  morir  como decís .

El chiquillo podía considerarse afortunado dado que habían conseguido salvarlo, aunque los que se habían liberado de sus cadenas para intervenir, de un modo u otro, no tuvieron tanta fortuna cuando los guardias hicieron todo los posible por devolverlos a su sitio. Al margen de ese inciso, finalmente todos los corderos fuimos congregados en la celda y aquel hombre que habíamos visto a nuestra llegada hizo aparición.

Tenía el porte de un caballero, un jinete del apocalipsis a decir verdad puesto que harías todo lo posible por no ponerte en su camino, y parecía mal informado, lo que no sería un problema si no hubiera asegurado que eran sus guardias. Semejante afirmación lo señalaba como el propio Hardestat o algún abanderado suyo y, en consecuencia, alguien con el que sería necesario hablar.

- Quizás si nos hubieráis preguntado en casa de Giovanni, no hablaríais de la muerte como nuestro destino ineludible. - le respondo evitando entrar en cuestiones más teológicas como hacía el monje - Pero ahora seguro que andan lejos de vuestro alcance y desconocéis su auténtico objetivo.

No decía gran cosa, mas si lo suficiente para hacerle ver que algunos si disponíamos de información y si solo podíamos morir de un modo u otro, no le quedaría más remedio que jugársela a ver si nos interesaba más una muerte lenta o una rápida.

Si bien la simple presencia de Hardestadt era motivo más que suficiente para centrar toda su atención en él, la niña lo ignoró por completo. Su gata estaba ahí, al otro lado de las barrotes; podía oírla, sentirla de algún modo. Lloró desconsoladamente, gesto que podía interpretarse -habida cuenta de que daba la espalda al propio Hardestadt- como miedo a su figura. En verdad lo hacía porque creía saber en qué se habían convertido y Luminitsa la rechazaba

Sin embargo sus patitas almohadilladas se movieron y avanzaron, temerosas al principio (sobre todo cuando la niña alzó la cabeza y dos regueros de sangre cubrían sus mejillas). Nezayem sonrió de nuevo, se limpió con una mano y la alargó hacia la gata. Apoyó la cabeza en el muro y cerró los ojos. Sus pensamientos se tornaron en un pozo sin luz ni fondo, como una caída libre hacia el averno de su propio cascarón que era ahora su cuerpo. Lanzó un mudo grito de terror en su interior, y se creía caer por toda la eternidad cuando una lengua áspera acarició sus dedos manchados de sangre
No, no la había rechazado. La estaba reconociendo. Abrió los ojos despacio, visiblemente agotada en todos los aspectos, y se dejó hacer. Irónicamente el pequeño animal era, en aquel mundo de salvajismo y podredumbre, su ancla más firme

Cuando el sol se ocultó, la intranquilidad desapareció. Si aún estuviese vivo, el corazón habría dejado de latir descontroladamente, pero no lo sentía. No había latidos.

Entonces entró el tipo ese. Le miré directamente a los ojos.

-Señor, hemos sido secuestrados en dos ocasiones en la misma noche, primero por Giovanni y su cónclave de perturbados mentales. Y ahora por usted. Hemos  sido utilizados como barriletes de vino. Hemos sido transformados en algo que no está vivo. ¿Y ahora nos viene con eso de conspiraciones¿ ¿Las tradiciones de Cain cuales son, matar hermanos? Tal vez antes de darnos esa muerte que tanto parece gustaros podría explicarnos QUE SOMOS.

Mantengo la cabeza alta, aunque me cueste. Si he de morir, será con honor.

-Pero si no me va a permitir vengarme de Marchetus, acabe ya con mi vida.

Observo al tipo. Yo no he esrado aquí, pero veo la situación en que están mis compañeros y no me hace puta gracia.

Asi que asaltaron el castillo sin saber el aspecto de quienes buscaban, ¿no? Eso es un fallo.

Suspiro. La verdad, no sé si tendremos posibilidad de convencerle de la verdad. Mire, yo tenía gabas de acabar con Giovanni y su forma de usarme como si fuera un barril de vino, en vez de sangre. Entonces se oyó el estruendo que provocaban ustedes y Giovanni dijo "convertidlos y huyamos". Y así nos convertimos en esto.

Pese a todo, seguía deseando exterminar a esa sabandija cuando dijo"que mis enugos no pasen de aquí" y me vi obligada a luchar. Era como si mi prioridad hubiera cambiado y ahora fuera no dejarles pasar. ¿Sabe algo de eso? Quienes somos, está claro que vampiros, así que supongo que se acabó comer ajo o ir a la iglesia, ¿no?

Aquello le hizo escapar una leve risilla histérica que se escapó en un suspiro.
-Conspiradores...- dijo con ironía - Corderos, no conspiradores: Eramos su cena, sino hubierais aparecido no hubiéramos visto otra vez la luz del Sol...(preguntad a vuestro espía roderigo, nos seleccionó Lothar y nos atrajo con engaños y mentiras) Y como bien dice Bilyana caímos víctimas de un embrujo que nos impelía a luchar contra vos, creo que yo intentaba gritar que escapaban por los sótanos mientras me apresaban, pero no sé si lo conseguí siquiera o si se me entendía.- dijo melancólico, creyendo que daba igual lo que dijera.
-¿Es eso lo que somos? ¿Vampiros?- preguntó Antón - Quizá debiéramos hacer como usted dice y suicidarnos, pero la verdad es que ni quería, ni quiero morir. Sed clementes por favor, seguro que puede haber una forma en que podemos seros de utilidad.- dijo Anton sin alzar la vista desde el otro lado de la sala.
Daba igual lo que dijera... los iban a matar sino ocurría nada excepcional.

Luigi se rie sin que se sepa muy bien el por que, pero trata de llamar la atención con aquello. -Anton, si vos solo valeis para desflorar muchachas, beber vino y componer trovas sobre ello. ¿De que les ibas a servir? -Si iban a morir proximamente le quedaba el consuelo de hacer chanzas con su amigo tras de muertos.

Hace un sonido similar a un chasquido para general saliva pero es en balde. Tenia la boca seca y una sed que no era normal, curioso es que no necesitase aire pero si alimentarse. Siguió hablando, pero sin referirme a nadie en concreto.

-Aunque tengamos por enemigo común a Guiovanni por lo que nos hizo, este dijo que eran los fanáticos Fundadores, que jamas nos permitirían vivir.  Yo no esperaría clemencia...

Lord Hardestadt, puedo demostrar que no son subterfugios lo que decimos: el caballero con el que vine, debería portar consigo una invitación del puño y letra de Clauidus.

Casi me dan ganas de reír. Nos hemos convertido en las mismas criaturas de pesadilla de los cuentos de viejas pero, aquí encadenados y fácilmente derrotados, no somos más temibles que los monstruos de esas historias. Sentado en el suelo como estoy apoyo la espalda en la pared para poder mirar bien al recién llegado, Hardestadt.

- Os han burlado, mi señor - parece que hay poco que perder para nosotros -. Los conspiradores que buscáis han huido dejando el cebo detrás y siento deciros que os lo habéis tragado. Desconozco cómo, lo confieso, tras esa cena de pesadilla nos han convertido en los monstruos que somos ahora y he hicieron que nos enfrentáramos en una escaramuza suicida. Así que nosotros moriremos - digo alzando mis manos mostrando las cadenas sonriendo resignado - y vos tendréis a vuestros enemigos que seguirán conspirando. Hacedme un favor y clavadle mi puñal a Lord Micezyzlav en las entrañas.