Partida Rol por web

Sin más opción a replicar, Ozax nos cuenta una situación rápidamente y nos empuja por un portal.

Y de pronto, estamos en otro lado. En esta... ¿Feria?
Parece algo de una era pasada, de siglos atrás. Toda la imagen se ve tan primitiva, y a la vez tan viva, que me cuesta pensar o que hacer luego

Pero rápidamente entro en funcionamiento. Mi parte más fria y  pragmática

— Kokoro ¿Has visto eso? Magia. Ha sido M-a-g-i-a.
— No me lo puedo creer, estabamos ahi, ahora aqui... no se puede hacer. No con la ciencia. T... tenemos que creerlo ¡Esto es como uno de esos animes que le gustan tanto a Ken Kubo, el Otaking!"

Y luego, con el hombro (Nunca tan descarado como para hacerlo con el dedo) señalo el cartel. "Biblioteca de Gaius", reza

— Sea como sea, estamos aqui, hablamos el mismo idioma y podemos leer el mismo alfabeto. Eso es un autentico avance, la verdad. Imaginate que en vez de estar en un mundo así hubieramos acabado... no se... en Hungria. Sin moneda local, sin hablar el idioma y sin entender apenas el Romanji ¡Estariamos acabados!

Aún no me fío del todo de esa persona, pero ante la presión uso el portal de todas maneras, si ya me salí de esa prisión me saldré de nuevo si me vuelven a encerrar. Una vez llegamos a ese callejón, escucho como Kei parece totalmente emocionado con la magia y habla sobre esto ser como un anime, me rasco una de mis orejitas. 

- Bueno, yo ya asumí que es otro mundo, es decir, mira que tengo orejas y cola - Le cuento con sentimientos encontrados - Y creo que yo puedo usar magia, cuando me pegaron con el palo hice esos círculos mágicos y... - Alzo un brazo a los cielos - ¡Pam! - Doy una pata al aire - ¡Wushhh! - Doy un salto y giro - ¡Kushauuuu! Y entonces quedaron así rostizados como los viste cuando llegaste. 

Luego miro el cartel que indica y me sorprendo. 

- Es verdad, podemos leer lo que está escrito allí - Luego miro a Kei nuevamente y siento un escalofrió - Dime por favor que tu también escuchaste eso de que somos héroes, yo no quiero ser un héroe, que pereza, yo quiero quedarme en casa comiendo papitas y perdiendo el tiempo como dios manda. 

Suelto un suspiro y me cubro un ojo con una mano, luego uso la otra para extenderla. 

- ¡Status! 

— Espera espera ¿Que esas orejas NO son cosplay? Creia que... —  y me quedo un  momento mirandote un tanto embobado, como si hubiera visto a alguien de otro mundo.

Pero cuando vas a decir la palabra, te doy un empujón, intentando llevarte a algun callejón apartado

— Sssshhh! Cuidado Kokoro. Nos dijeron que teniamos que hacerlo cuando estuvieramos solos. Y que demonios, aqui hay gente a rabiar ¿Te has fijado en ese señor de barbas taaaan largas? ¡No sabia que una barba podia crecer tanto!

Así pues, si no te opones, te acompaño a algun sitio discreto, intimo y donde estemos los dos solitos.
Tras asegurarnos de que no haya nadie...

— Estatuto!!! Es Tutatis!!!   Tu te Titis! STATUS!!!

Cuando Kokoro pronuncia la palabra, delante de ella se forma una pantalla translúcida que enseña una serie de símbolos y números, como si fueran los stats de un personaje de videojuego. Su valor de inteligencia es el más alto con 16, mientras que su fuerza es mínima de ocho. El resto de números va entre medio de esos dos valores.
Debajo de ellos se dibuja una lista sobre la que dice "elige cuatro conjuros". Basta con pincharlos con el dedo a los cuatro y el resto de la lista desaparece, pero entonces en la mano de la chica se materializa un gordo libro de tapas de cuero, con una cadena para engancharlo a la cintura y un sello con hebilla para que se mantenga cerrado. La frase de la lista ahora desaparece y es reemplazada por un gran número dos. Delante de cada conjuro ahora hay un recuadrito vacío y cuando pinchas uno su recuadro se rellena y el 2 cambia por un 1, haciéndolo nuevamente con otro el 1 pasa a ser un 0 y el resto de conjuros de la lista se torna gris.

Lo mismo sucede con Kei, sólo que sus valores son enteramente diferentes, siendo su fuerza el mayor. En el lugar de los conjuros de Kokoro, a él le aparece la frase "elige tu arma" y debajo una enorme y vasta lista con imágenes y descripciones. Hay espadas, sables, hachas, martillos, cuchillos, estoques y hasta guadañas.
Una vez la eliges, se materializa en tu mano de la misma forma que el libro de Kokoro, te resulta tremendamente ligera y no te cuesta nada blandirla con suprema habilidad.

Distraídos como estaban con sus ventanas de estado, notan que la gran puerta de la catedral se entreabre y de allí sale un hombre con una cota de mallas y un tabardo por encima que tiene el símbolo de una luna, una capucha blanca cubriéndole el rostro y un gran martillo ceñido a su espalda.

—No es sólo racismo —te reprende Orphea—. Aquí la vida puede ser difícil, sobre todo para los campesinos. No es agradable que un monstruo se desayune a tus hijos, o perder a tu familia en manos de orcos o que los vendan como esclavos o cosas peores...
—No todos son malvados, por supuesto, pero los que sí lo son le han dado a la piel verde una mala reputación.

Mientras vas saliendo, ella ahora ha dejado de seguirte, se ha quedado pensando.
—Sobre esa idea... Por favor, sé prudente, Sojiro.

Sales afuera y te encuentras que ya es casi casi de noche. Lo otro que te encuentras, que te da un gran alivio, es a tus dos amigos en medio de la plaza junto a la fuente, viéndose bien y saludables.

—¡Espera! —te grita Orphea desde dentro de la catedral, te arroja una bolsita con un montón de monedas plateadas—. Son de las ofrendas, ¿qué mejor uso de ellas que para los héroes de Aezios? Gástalas sabiamente.

Al salir de la catedral veo con alivio que Kei y Kokoro están en la plaza, en aparente buen estado. Bien, ya no necesito llevar a cabo ese descabellado plan que se me ocurrió para rescatarlos (y que muy probablemente habría salido mal). Reacciono ante una voz procedente de la catedral y me giro para coger al vuelo una bolsa llena de monedas.

—¡Gracias por todo, Orphea! ¡Eres la mejor, tronca!— le digo con una amplia y sincera sonrisa y levantando el pulgar hacia arriba.

Tras eso me acerco corriendo hacia mis compañeros, poniendo especial atención en Kokoro.

—¿Estáis bien? Kokoro, ¿te han hecho daño o algo?— la observo de arriba a abajo y me detengo en las orejas de gato —No me fijé en que llevabas una diadema de ésas de neko. Vaya, son muy realistas...

Sin dudarlo empiezo a palpar y acariciar las orejas con mis manos. Son muy suaves e increíblemente realistas. Esta gente hace unos productos geniales para los otakus como nosotros.

— Hombre Soji! — digo al ver que el amigo ha conseguido salir con vida y de una pieza del haber saltado por la ventana. Aunque conociendole, lo más posible es que el suelo fuese el único que saliera dañado ¡Mi buen amigo es un tio más duro que 6 pesetas!

—No te lo vas a creer, pero... el que hacia de consejero del rey, Ozax, ha hecho... magia. Nos ha sacado de ahi con una teleportación.
> Tio... MAGIA. Y aparte, nos dijo que gritasemos "STATUS", lo he hecho, y mira: A Kokoro le han dado un libro, mientras que a mi....

En mi mano tengo, salido de Harikenkick sabrá donde, una espada descomunal. Con filo aserrado, y muy, MUY mala pinta.

— Prueba, prueba tu a decir esa palabra. Prueba a decir STATUS

Compruebo con sorpresa que las orejas de gato son reales.

—¡Hostias! Perdona Kokoro, pensaba que era un cosplay...

Cuando ambos se fijan en mí pueden ver que llevo una tabarda y una cota de mallas debajo, además de tener puesto un hábito. Colgado de mi cinto hay un martillo de guerra molón. Parezco un caballero novato con una batamanta. Me giro hacia Kei cuando me comenta lo del "status".

—Lo sé, tío. Mola un montón, puedes ver las características que tenemos. Me lo ha enseñado mi diosa guía. Por cierto, parece que allí se ofendieron porque dijimos cierto color empezado por "v". Es mejor no decirlo, pues lo relacionan con los orcos y los goblins y han tenido movidas con ellos. Aunque sigo diciendo que la reacción fue exagerada, se pasaron 3 pueblos contigo, Kokoro. Eso me recuerda que mi símbolo divino puede causar problemas.

Enseño discretamente un colgante dorado con una piedra verde engastada, antes de volver a guardármela debajo de la tabarda.

—Yo no he escogido el color de la piedra, me la dieron así tal cual. Bueno, ¿entonces qué clase sois cada uno? Me ha tocado ser clérigo, pero este martillo mola que te cagas. Lo llamaré Mjolnir o algo así, solo le faltaría que tirase rayos y todo. Y mola mucho tu espada tío, es todo malota.

Vaya, les ha tocado a ambos a enorme cantidad de regalos. Por lo que sea, soy el único al que no le han dado un cosplay exhibiscionista.

:(

Aunque la espada es brütal

— Se te ve genial con esa pinta. Parece que os hayais escapado los dos del Dragon Quest. O mejor aun ¡del Ultima! Pero si, a mi me ha tocado esta espada tan bestia. Y me parece increible, con lo enorme que es, pero ¡Puedo manejarla a una sola mano! ¡Fijate!

Tan solo la desenvaino, la cruzo enfrente mia y la vuelvo a envainar. Todo demasiado facil. Se que aunque soy fuerte, deberia de costarme pero la espada es como si fuera una parte mia.

— Creo que la llamaré como ese famoso general. Yoshitsune. Si, parece que le pega. Y... Koko ¿Que clase de magia te ha dado la ventana del Status?

—Bueno, yo las prendas y el arma las tomé prestadas de la sacristía. Órdenes de la diosa que me guía, que conste. Solo he recibido de regalo el símbolo sagrado— esbozo una sonrisa cuando menciona mi aspecto —¡Sí, voy a full cosplay, tronco!

Veo cómo Kei desenfunda su impresionante espada y la admiro en silencio. Es alucinante. Mi momento de asombro se desvanece cuando la nombra.

—Espera... ¿has llamado "Shit" a tu espada?

Tras que diga eso...

— ¡¡No se llama Shiiiiiiiiit!!

Jo. Me acaban de tocar en la fibra sensible. El pobre de Yoshitsune, y la que le ha caido a él y a su legado

La ventana de Status me había sorprendido un poco, aunque en si lo esperaba, después de todo esto es el sueño húmedo de los otakus, es algo que era de esperarse dadas las situaciones, digo yo, me transforme en una mujer gato, por loco que suene eso, suelto un suspiro y selecciono mis hechizos, al parecer lo que sucedió en la prisión fue coincidencia o una reacción involuntaria de mi cuerpo. Antes de que pudiera organizar bien mis ideas, Sojiro sale corriendo de la catedral y se reúne con nosotros. 

- ¡Ah, Soji estás bie..! AAhhhn... - Y viene directo a tocar mis orejas. 

Y entonces me manosea mientras habla con Kei, quien comienza a contarle que estábamos aquí gracias a que el consejero del rey nos saco de ese lugar. El sentimiento era raro, no era erótico para nada, pero si que era como si me hicieran masaje, pero se sentía asqueroso y espeluznante, a la vez relajante, sin aguantar mas le azoto con mi cola. 

- ¡Ya era hora que lo notaras! ¡Bruto! ¡Animal! - Digo cuando me suelta y le azoto un par de veces mas con la cola, luego toma aire y suelto un suspiro - Moooo... los dos creían que usaba un cosplay... todos soben que solo las chicas pechugonas tienen derecho a usar cosplay sino se ven ridículas. 

Cuando por fin la conversación se torna algo mas sería. 

- ¿Que? ¿Por los orcos? ¿Y que me importan a mi los orcos? ¿No suelen ser criaturas con cabeza de cerdo que quieren violar mujeres en todos los animes, mangas y novelas ligeras? Yo no voy allí, que manden a la princesa, uh uh, no cuenten conmigo. 

Niego con mi dedo índice. 

- Mira yo no soy ni una heroína, no voy a derrotar a ni un señor demonio ni rescatar a la princesa, mierda Marioooo - Digo con acento italiano - Y ahora ya no puedo ni volver a casa... si vuelvo con cola y orejas me van a abrir en un laboratorio. Y bueno, yo soy una maga si hablamos de clases, me lo dijo el rayo laser con el que humille a los guardias que frotaron sus palos en mi frente en la mazmorra. 

Luego miro a Kei.

- ¿Shit? - Luego suelto una carcajada - ¡La espada se llama SHIT! ¡Nyahahahahahaha! - Y entonces me tapo la boca - ¡Se está expandiendo! ¡La infección se está expandiendo! 

—Lo siento, Koko. Pero la verdad es que te queda muy bien. Y también mola esa cola.

Escucho lo que tienen que decir mis amigos, especialmente las quejas de Kokoro.

—Lo sé, pero nos han traído aquí para "salvar el mundo". Mi diosa me lo ha dejado muy claro, hay mucho en juego. Pero bien que podrían habernos preguntado si queríamos ayudarles o no— esbozo una sonrisa y le revuelvo un poco el pelo a Kokoro —No te preocupes, nosotros te protegeremos. ¿Verdad, Kei?

Al final Kokoro se burla del nombre que le puso Kei a su espada.

—Por favor, no habléis de infecciones, que entonces empiezo a pensar en leucocitos, células T y... ostras, igual bordé el examen de esta mañana.

Observo la bolsa de monedas que tengo en la mano y reflexiono un poco.

—No sé qué tendremos que hacer a partir de mañana, pero creo que deberíamos comprar algo de equipo y provisiones. No duraremos nada si no tenemos nada que zampar. A no ser que puedas crear comida, Koko.

Me encojo de hombros. 

-  Si estos es como warcraft entonces podré eventualmente, ¿pero comerías comida que haga con magia? Seguro sabe a nada. Ahora deberíamos reunirnos con el concejero del rey nuevamente, es lo que nos dijo, que te encontremos y nos juntemos con el, digo, quieres ser un héroe y salvar el mundo, es hora de extorsionarlos y que nos den sus mejores equipos, comida y dinero, yo no voy a salir como una pobre miserable de esté pueblo, toda mi vida me han servido mi desayuno en bandeja a la cama, no porque un montón de raros me hayan secuestrado y bestializado he dejado de ser yo misma. Y menos cuando un montón de brutos en lata me han manoseado y arrastrado a la cárcel. 

Después de unos segundos sonrió. 

- Quienes estén a favor de que este mundo se vaya a la mierda levanten la mano - Naturalmente yo levanto la mano. 

—Tengo una plegaria que me permite purificar agua y comida. Por lo menos no nos intoxicaríamos— informo.

Kokoro expone sus quejas y su poca disposición a ayudar a este reino. Puedo entenderla, la han tratado muy mal y aún sigo enfadado por ello. Pero por algún motivo estoy calmado (quizás por el hecho de que no quiero buscarle demasiados problemas a Orphea).

—Yo levantaría la mano y estaría a favor de mandarlos a la mierda— levanto la mano por un momento para escenificarlo —Pero algo me dice que no podremos regresar a casa si no les seguimos el juego. Al menos el consejero parece un tío legal, le debemos al menos el escuchar lo que tenga que decirnos. Además quiero ver si se puede arreglar el malentendido, aunque opino que el rey nos debe una disculpa por exagerar las cosas por un puñetero color y tratarte tan mal. Joder, esto me recordó al inicio de Tate no Yuusha...

Bajo la mano y me cruzo de brazos. 

- ¡De acuerdo! - Digo malhumorada haciendo berrinche, aunque mi disposición hacía ellos está por los suelos la verdad - Pero que sepan que lo hago de mala gana. 

Me duele un poco la cabeza, esto es demasiado para mi, yo solo quería pasar la tarde echada en mi cama, comiendo suflés de queso, tomando bebida, jugando videojuegos, y luego cantar hasta quedar afónica, pero mis planes se han visto afectados... por eso dicen... ¡Quédate en casa! en la tele a cada rato, pero no, teníamos que ir a un restaurante. 

- Aaaah... ya no se que hacer... al menos Kei tiene su SHIT con el, en el mejor de los casos le rebana la cabeza al rey. 

Yo no levanto la mano

Contemplo a la pobre de Koko. Parece que todo esto la supera ¿Y como no podría superarla? ¡Ahora no es ni humana! Y para colmo la meten en prisión, y al parecer le restregaron su "Palo" por la frente.
Menudos impresentables.
Estoy bastante furioso al respecto

Y por otro lado, tampoco me parece bien el abandonar a su suerte a esta gente. Que demonios, si el rey es tan cretino es normal que les vaya mal. Pero hay gente como Ozax que parecen dignos

En mi diatriba, empiezo a levantar alguna roca de la calle. Sin mirar. Como un tic nervioso

— Entiendo que te quieras ir, Koko, pero preferiría averiguar acerca de este mundo. Se parece demasiado a un videojuego. O incluso a la partida esa que nos dirigió Gary G del juego que se inventó ¿Dungeon War? ¿Dungeon Woo? Como sea.
> El caso es que, si lo que dicen es cierto, nos han invocado los sacerdotes. Y quizá solo ellos sepan mandarnos a casa. Y preferiblemente ¡Con una bolsa llena de oro!

Sigo levantando la roca, sin mirar. Con mi tic nervioso

Sin darme cuenta de que estoy levantando una casa. Enterita. Medio metro del suelo.
Y que el gato de la casa se me queda mirando, de una pieza.

— ¡QUE SHIT NO SE LLAMA SHIT!

—Sí, se parece a esa partida. Mi pobre palaca acabó espachurrado por esa rueda de queso gigante con el que hicimos el cafre. ¿Os acordáis?— Sí, fue una partida tan absurda como divertida. Lástima que mi personaje muriera de aquella forma, pero anda que no nos reímos... Me giro hacia Kei no dándome cuenta de que está levantando toda una casa sin esfuerzo —Sí, es justo lo que decía. Si queremos volver a casa tendremos que seguirles el juego. Y si de paso nos llevamos a casa algo valioso, mejor que mejor. Piénsalo, Koko, si regresaras con una bolsa de oro no necesitarías trabajar ni estudiar en una buena temporada. ¡Además, también podéis contar con mi Mjolnir! (aunque no tire rayos... por el momento).

Tras que le diga eso a mi espada...

—Cierto ¡Tenemos tu Mojon-lir! ¡Es una buena arma!  — exclamo sin dejar se levantar y de bajar el edificio, golpeando el suelo con él

*Tudh* *Tudh* *Tudh*

— Entonces ¿Los dos teneis super-poderes mágicos? Que envidia, oye.

- Yo no quiero volver a casa con orejas y cola - Digo con mala cara - Que parte de experimentos del gobierno no entienden. 

Me llevo las manos a la cara y suelto un suspiro. 

- ¡Bueno! Entiendo ya ya, los dos quieren vivir la aventura de sus vidas, los protagonistas de estas cosas siempre tienen un harem, de seguro es eso, luego andarán todas atrás de ustedes gritando...

"¡KYAAAA HERO SAMA!" 

Niego con la cabeza.

- De acuerdo, vayamos a ver al rey que seguro se comportara nuevamente como un idiota.