Partida Rol por web

No sabía si funcionaría, pero quería probarlo. —Magic Trick— toqué con sumo cuidado y no más de lo necesario uno de los alimentos cubiertos por el moho. Quería intentar limpiarlo, que quedase comestible. El vino no me importaba lo más mínimo, pero si nos ahorrábamos raciones de comida, casi mejor.

Eché otro vistazo a los tomos de las estanterías. —¿Alguno puede llevarlos?— señalé los tomos que más podían interesarme, aunque lo del exorcismo... bueno, nunca se sabía. Quizás descubriésemos algo nuevo. —Yo no puedo llevar nada más, voy a tope— me aseguré de poner mi carita de pena a la que era imposible negarle nada. —También vendría bien que nos cargásemos con esas hojas azules, se parecen al musgo... aunque no sé si con eso nos darán por válido el encargo, la verdad— además, todavía quedaba lo que parecía más difícil: salir de aquí.

—A ver, déjame eso— me adelanté para robarle el cuaderno con ese sello dorado tan bonito, seguramente Kei no entendería mucho de lo que estaría escrito si lo hizo un mago.

Encontramos varias cosas interesantes en aquel lugar. Sin embargo la comida estaba echada a perder, señal de que allí había pasado bastante tiempo.

—Sí, sí, yo me ocupo de los libros. Kei, que no se rompa esa botella de vino, podríamos venderla como añejo... si es que no se ha avinagrado. Ah, y también me llevaré las hojas azules.

Luego me acerco a Kokoro para revisar el cuaderno, el cual podría tener algo interesante.

- Dalo por seguro, amigo mio- digo metiendo en el inventario. Es algo muy conveniente, el no tener que ajustar las cosas en la mochila sino que desaparezcan en un inventario y reaparezcan cuando las necesitemos. Aunque es algo inquietante ¿Si tuviera que cargar con alguien, o alguien cargar conmigo, apareceria en un inventario tambien?

¡Me da escalofrios de pensarlo!

- Supongo que Selina puede saber más del asunto. Los elfos tienen fama de vivir en la naturaleza. Y si no, lo mismo le interesa a la venerable boticaria Gem.
Le echo una mirada por encima del hombro a los libros ¿En serio mis amigos entienden ESTO? WOW

El conjuro de Kokoro hace efecto en la comida, le quita el polvo y las telarañas, pero el moho permanece, los trozos de pan tienen manchas verdes muy feas, las frutas están más allá de podridas y el olor a hongo deja a la maga constantemente estornudando. Quizás de todos modos haya algo rescatable, a saber, el hechizo también le permite alterar el sabor y, de no haber nada tóxico, podrían al menos comerlo si cierran los ojos y piensan que es otra cosa, ¿no?

Cuando la joven abre el cuadernito resulta ser un diario, la entrada en la primera página es de una fecha de hace unos veinte años, aproximadamente. Al haber estado dentro del cajón ese se mantuvo a resguardo y tiene algunas partes en buen estado.

"No me cabe ninguna duda, la magia del orbe es peligrosa y no debe caer en manos equivocadas, debo esconderlo y protegerlo."

El siguiente tramo es ilegible.

"Creo que Dion sabe del orbe, necesito irme de aquí y evitar cruzármelo." "Está actuando de manera sospechosa desde que volví de la expedición, quizás desde antes ya estuviera así. No puedo confiar más en él."
"Ya lo he decidido, voy a recluirme en la montaña antes de que sea demasiado tarde." "Si me voy, la magia se dispersa. Lo siento, Alamune, lo siento mucho, querida Hipona, por dejarlas solas en este mundo tan peligroso."
"Un año solo encerrado. Ya no lo aguanto más. Nunca saldré de aquí de todos modos, así que prefiero morir cuerdo." "De cualquier forma, mientras siga presente yo aquí, la magia no se disipará. Es imposible que alguien encuentre este lugar. El orbe está seguro."

Los apuntes del diario son realmente interesantes, haciendo especial hincapié en el orbe.

—Oye, tíos, ¿llegasteis a encontrar algo parecido a ese orbe?

Mientras me responden voy metiendo en mi inventario un par de bolsas de libros, las 2 hojas azules y las dos de hierbas y cataplasmas.

Hice un mohín al ver que la comida seguía estando en cierto mal estado. —Yo no me fío— dicho esto, me alejé estornudando de la despensa.

Tras ojear algunas de las palabras y frases del diario, fruncí el ceño. —No hemos visto ese orbe, pero... puede que esté guardado tras la extraña puerta. Dice que la magia no se disipará mientras él siga aquí— señalé la parte del diario en la que lo decía. —Supongo que es una magia lo suficientemente poderosa como para que se cumpla a rajatabla, aun cuando todo lo que queda de él son huesos.

Cargué rápidamente con lo que creía que podría llevar sin problema: el frasco de líquido rojo, el azul y el rosa, así como dos de las hojas azules.

Después de haber descansado durante el tiempo que tardó Kei en llegar a donde estábamos y continuar la marcha, se me había olvidado hacer algo muy importante. —Status— tras abrir la ventana, toqué la barrita correspondiente y comencé a brillar cual gusiluz durante un breve instante.

Se me acababa de pasar por la cabeza algo que podría funcionar con respecto al viejo y su truco de magia, aunque no estaba del todo segura... Pero ya había utilizado el círculo del ritual para pifiarla otro fin, por lo que no estaba del todo segura de que fuese a funcionar en esos momentos. —Puedo ir al sitio del ritual para probar algo, pero no sé si es buena idea encontrar ese orbe. Como decía este señor, está bien escondido y nosotros no tenemos la fuerza suficiente como para protegerlo de lo que sea o quien sea que lo busque— yo era la primera que tenía una curiosidad demasiado poderosa como para no continuar con la búsqueda, pero podía salir demasiado mal todo. —Lo mejor es comentárselo a Ozax cuando vuelva. Seguro que él tiene algún hechizo que nos permita volver aquí o algo por el estilo.

- Sinceramente creo que SI es buena idea tomar el orbe. Esto ha sido fortuito, y hay mucha gente frecuebtando este sitio por los mocos de las narices

Recuerdo alguna vieja historia sobre caballeros de un rey, y parafraseo la cita

- "Quien tiembla un segundo, deja pasar el cebo que le tendría la fortuna ese ultimo segundo" o al menos eso decian. ¡Venga animo, Kokorin!

El tema del orbe empieza a darme mala espina, y siento que lo mejor es que pasemos de él, al menos hasta que sepamos algo más. De todos modos no podemos llegar hasta él. Miro hacia Kei más serio de lo habitual.

—Si a Kei le parece buena idea tomar el orbe, entonces es mejor olvidarnos de él. Estoy de acuerdo contigo, Koko— miro a Kei —Piénsalo tío. Primero no tenemos forma de abrir esa puerta sellada, y tiene pinta de que seguirá así mucho tiempo a pesr de que el tipo lleva años muerto— asumo que lleva muerto ese tiempo en base al estado de su cadáver —Además, si es algo tan peligroso no creo que lo ideal fuese que un grupo de novatos inconscientes como nosotros lo tuviese, sería como darle una pistola cargada a un mono que no tiene ni idea de qué es. Y ya ni hablemos de protegerlo si van a por él, con lo débiles que somos. No, deberíamos dejarlo allí y comentárselo a Ozax tal y como ha propuesto Koko. Él tendrá más idea que nosotros sobre lo que quiera que sea y qué hacer con él.

Tras exponer mi opinión me giro hacia Kokoro.

—Y yo tengo otro refrán: la curiosidad mató al gato— suspiro —Kei, coge las cosas que estimes necesarias, que deberíamos irnos de aquí para recolectar el musgo azul. Lo último que quiero es toparme con otro rey limo.

- Esperad. Hay dos mas a los que podemos preguntar! - sugiero

- ¿Puedes preguntarle a or-FEA? Y yo hare lo mismomcon Durandal... Esto... ¿Durandal? ¿Que te ocurre, amigo? digo sacudiendo un poco la espada, como si fuese una Tablet qie no se enciende

Me encojo de hombros.

—Puedo consultarle, pero sigo pensando que es una muy mala idea.

Dicho esto me concentro cerrando los ojos y uso la orientación divina para preguntarle a Orphea.

—Orphea, quiero preguntarte sobre el orbe del que hemos leído en el diario. ¿Es recomendable que intentemos hacernos con él? Personalmente me parece una mala idea y considero que deberíamos dejarlo aquí al menos hasta estar mejor informados y preparados, pero te pregunto por si acaso. Lo último que quiero hacer es liberar algún mal o dejar en bandeja de plata al villano de turno un objeto absurdamente poderoso. Que de esto sé mucho gracias a los mangas.

—¡Eh! ¿Pero qué te han hecho los gatos?— pregunté a Sojiro con los ojos como platos y el pelo ligeramente erizado, ¿acaso era alguna especie de amenaza? ¡No entendía nada!

—Con todo...— viendo que Kei había comenzado a sacudir la espada con cierta rabia, me acerqué a él poniendo una mano en su hombro. —Córtame un mechón— tomé un mechón de los que se encuentran por la nuca, de esos escondidos que apenas se aprecian si se cortaba. —No sé si servirá, pero prefiero dejar algo "personal" como punto de guía. No conozco ningún hechizo parecido, pero tal vez Ozax sí— y si era así, mejor adelantarnos en ese aspecto. Dejaría el mechón escondido bajo el colchón para que no se volara ni fuese fácil de encontrar a simple vista.

— ¡No es mala idea! Aunque bueno, mejor dejamos un poco de pelo de cada uno - sugiero. Se como mima Kokoro a su cabello, y claro... Esto es un SEÑOR sacrificio para ella

Aparte de eso, busco algun papel coloreado de entre los muchos que tuviera el mago este y una vela. Se me ha ocurrido una idea interesante, al fin y al cabo.

Durante el descanso, abro mi ventana, llamandola una vez más — ¡Status! — Y reviso algunas cosas. Entonces decido hacer algunos ejercicios, algunas mejoras,y mientras hago una posa, tambien murmuro unas palabras

— I am SMITH. The ONE. The MANY

— MAGIC SMITH

Tras posturear, guardo algunas cosas en mi equipo, sabiendo que el dinero hace falta, y que si hay tres cosas que enfaden a orFEA son que se burlen de lo minúscula y pequeñita que es, que se pitorreen de su nombre o su cara, y que se desperdicie el conocimiento.

Sólo sientes una vibración y un gruñido. Si hubiera que interpretarlo de alguna forma, parece enfadada contigo.

—Se están metiendo con más cosas de las que pueden abarcar.
Orphea está sentada en un candelabro de madera que cuelga del techo, con las piernitas colgando.
—Si de verdad te interesa, puedo decírtelo, soy la guardiana de los secretos después de todo, pero no todo el conocimiento merece ser compartido, ¿no te parece? ¿qué me darás a cambio de que te lo cuente?

Suspira.

—Por ahora te digo que tu intuición va por buen camino, dejen quieto eso ahí, que si está sellado, por algo es. ¿De verdad necesitas de mi ayuda para discernir eso? Usa ese cerebrito tuyo.
Cruza los brazos y agrega:
—Por cierto, sería sano decirle a tu amigo que se tome un poco más en serio todo, ¿no sabe que la situación es grave? ¿o es así siempre? Si va por la vida insultando dioses no acabará bien.

Asiento con la cabeza y me giro hacia mis compañeros.

—Vale, tengo dos cosas que decir. La primera, mi diosa acaba de confirmar mi postura: es mejor que nos olvidemos del orbe. Si está sellado allí será por algo, ¿no creéis? Deberíamos centrarnos en una sola cosa, y es en conseguir el musgo azul en este caso. No estamos aquí para hacer nada con el orbe ni nada por el estilo.

Ahí me muestro tajante. Acto seguido miro a Kei.

—Y lo segundo. Kei, tío, deja de pitorrearte de Orphea. Piensa en que son dioses, seres todopoderosos, y que como les toques las narices acabaremos muy mal, sin mencionar que nuestra situación no es para nada un juego. Podemos morir. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que es mala idea seguir por ahí.

Tras eso aprovecho el descanso para recargar/recuperar mis conjuros y revisar mi ventana de estado. Necesitaremos que esté al 100% si volvemos a tener que entrar en combate.

Podemos morir. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que es mala idea seguir por ahí.

—Ñi ñi ñi ñi— hice un movimiento con la mano. No me gustaba oír esas cosas. En la "vida real" sabía que podía morir atropellada, apuñalada, peleando dignamente por el último tomo de algún manga que estuviera coleccionando o por el ataque de algún perro rabioso. Pero allí la cosa era diferente. Tan diferente que a veces se me olvidaba que la cosa era más seria de lo que parecía.

—Esto está bien escondido. Hemos llegado de una forma bastante fortuita, torpe y desgraciada, por lo que no creo que haya nadie con la suerte (o la mala suerte) de acabar aquí. Vamos a dejar de dar tantas vueltas al asunto y pensemos en cómo volver arriba— miré de nuevo el agujero en el techo cuyo fin parecía ser mantener ventilada la habitación. —Empecemos por ahí. Kei, eres fuerte, impúlsame— trataría de meterme en el agujero y mantenerme ahí dentro desplegando brazos y piernas. 

Me sientp

— Okay, si la diosa de la sabiduria dice que mejor no ir, pues no vamos. Lo que se me ocurre es ESTO —

Tomando aliento, sostengo a la pequeña Kokoro y le doy un impulsito hacia arriba — Ready, Steady ¡GO!

Aunque no tienes mucha fuerza en brazos y piernas, tampoco eres demasiado pesada como para sostenerte allí y el agujero rápidamente pasa a estar menos vertical y te cuesta ya menos trabajo. El problema es que se va haciendo cada vez más estrecho hasta que llega un punto en el que sólo pasa tu brazo.

Ni que decir tiene que no tienes espacio para darte la vuelta, para retroceder tienes que arrastrarte hacia atrás.