Partida Rol por web

—Esclerosis lateral amiotrófica...— murmuro mientras pienso lo que podría tener. ¿Sería eso?

Si es así es una putada, pero no estoy seguro de si será su caso. Además, ¿eso podría tener curación en este mundo? Ya que hay magia e ingredientes desconocidos para nosotros... aunque a ese tío no le fue tan mal tantos años con eso, pero aun así es una putada vivir de esa manera.

Estoy en un rato inmerso en mis pensamientos cuando me percato de la bolsita en mi mano.

—¡Ah, sí! Claro, apartaré para ti las que pueda. Cuenta con ello. Bueno, pues eso, que tengas un buen día, Isaac.

Tras despedirme de él sigo con mi ruta de footing, haciendo otra parada en la herrería.

La herrería no está lejos de allí, al llegar ves a Ulfsark trabajando como si no hubiera un mañana, bien ensimismado en sus asuntos, está dándole forma a una placa de acero que más tarde será parte de una armadura que ves incompleta sobre una mesa.

Al hacerle notar que quieres hablarle se sobresalta y se sube las antiparras antes de responderte.
—Vuelkajarras, buenos días. ¿Le ha serrvido el eskudo a tu amigo?

—Oye, pero te lo acabamos de decir. —Jud se rasca la cabeza—. Los animales quedaron a cargo del círculo de druidas, ellos se encargarán y ya no debería importarnos.

—Los bandidos eran demasiados, así que los ejecutamos allí mismo. Los que huyeron serán capturados por montaraces o quizás hasta podrían recapacitar sobre sus acciones y hacer un giro inesperado en sus vidas.

—Buenos días, Ulfsark— le saludo con una amplia sonrisa —Sí, la verdad es que ese escudo le ha sido muy útil, es tremendamente genial. De hecho por eso quería preguntarte si podría ver escudetes para mí, ya que sé que tienes lo mejor de lo mejor. algo para protegerme a mí, no es necesario que sea algo tan grande como el de Kei. Y tengo algo de dinero para gastar.

Terminé de recitar el hechizo y abrí los ojos poco a poco, viendo cómo la marca de la frente de Ozax se desvanecía sin ningún problema. 

diez puntos

Ante esta mención, di un bote y aplaudí. —¡Bien! ¿En qué casa estoy?— bueno, bien era conocido que en Hogwarts repartían puntos por hazaña realizada (aunque diez me parecían poca cosa, Ozax era un poco agarrado). —No sabía que fueses tú quien los repartiera, imaginaba a alguien más anciano, con larga barba blanca, gafitas pequeñas...— sí, era difícil imaginarse a alguien distinto a Dumbledore.

Para mi desgracia, el mago no parecía muy dispuesto a enseñarme más cosas de momento, por lo que bufé y asentí. —Vaaaale— ya probaría a bajar más adelante. Ahora me dediqué a seguir los pasos de Selina y Ozax de vuelta para arriba.

La verdad, esperaba algunos datos más

— Me refiero a que si los druidas tienen pensado enviarlos a sus tierras en un convoy, si usarán poderes mágicos, o si se los van a comer. Que los druidas de mi tierra son gente muy rara — en estos momentos recuerdo a un tio raro que conocí, que sostenía que era druida, y que decia orgullosísimo que cada 1 de mayo, el dia de Beltane, celebraba el 'matrimonio de la tierra' haciendo un agujerito en el suelo y... ya os imaginais el resto

— ¡DEFINITIVAMENTE son gente MUY rara!

Con todo, lamento oir acerca de que ejecutaron ellos mismos a los bandidos. Aun ignoro si es lo habitual aquí: Que los gremios de aventureros podamos ser juez, jurado, verdugo, y el ministerio de hacienda que te incauta los bienes.

— En fin, no se si habeis recibido vuestra parte del botín por parte de Koko. En serio, ha sido un placer ir de aventuras con vosotros. Y saber que el mundo es un lugar un poquito más tranquilo ¡Si necesitais algo, dadme una voz!

Si no tienen nada más que decir, me voy hacia el pobre y agotado Ozex y a Selina, que no parece para nada agotada. Por dentro pienso que los elfos en los juegos solian ser frágiles y con poca resistencia física ¡Seline debe de beber algun tipo de poción mágica para poder aguantar todo este traqueteo!

— Buenas, matrimonio. Supongo que es un buen momento como otro para ponernos al dia ¿No? Prácticamente vinimos secuestrados, pero creo que si el dios Uvborh nos traj... guió nuestros pasos hasta aquí — corrijo, para que suene algo más mundano por si alguien estaba escuchando — , no habrá sido para apalizar a un simple ogro ¿Verdad?

Me siento. Intento parecer lo más serio posible, y en parte de forma consciente y en parte de manera inconsciente imito algunos manierismos de tipo duro Punyuru, y la postura imponente y de "Esto es SERIO" de la Super-Sempai. La forma de dirigirse que tiene de hacer que hasta el comisario le prestase atención aun cuando tenia solo 15 años.

— Cuando antes nos informe de la situación, mejor podremos reaccionar. Y menos vidas que se perderán — lo cierto es que quiero salvar cuantas vidas pueda, y redimir las que sean posibles.

—¿Casa? —pregunta Ozax confundido a Kokoro—. Pues supongo que esta es ahora tu casa, no sé dónde vivías antes.

Suben las escaleras y nada más aparecer en el salón comedor Kei acribilla a preguntas a Selina y al mago, del cual el chico nota que ya no hay sello mágico en su frente.

Ozax suspira y responde entonces a Kei:
—¿No se los hemos dicho ya? Por ahora no hay nada que puedan hacer aparte de volverse fuertes, no vamos a llenarles las cabezas de preocupaciones porque lo único que logramos así es que se estresen más de lo que ya están. Descuiden y confíen.
Selina toma la palabra y añade:
—Lo vienen haciendo muy bien, pero no se duerman, aún tienen que mejorar mucho.

Dicho esto, la pareja se encamina hacia afuera.
—El sello ya fue retirado, ahora no hay más tiempo que perder, voy a hacer eso que te dije —explica Ozax.
Selina queda cabizbaja mirando al suelo, sin responder nada.
—Por favor, Lina, no me lo hagas más difícil de lo que ya es.
La elfa asiente despacito.

—¡Si tienes dinerro, entonces Ulfsark tiene kosas! —exclama el enano y enseguida te trae un par de escudos pequeños. Tienen el tamaño de una bandeja de loza, aunque también te recuerdan a una pizza. Uno es de acero y el otro es de madera reforzada.
—A ti te podrrían serrvirr estos, se llaman rrodelas y van enganchadas a la muñeca, así —explica y se coloca uno para que veas cómo se usan. Resulta que es un tipo de escudo pequeño que no te ocupa la mano, permitiéndote usar tu martillo con ambas o dejarla libre para que puedas lanzar conjuros, el inconveniente es que es algo incómodo tenerla puesta todo el tiempo, pero pro otro lado es difícil que te la hagan soltar.

—Kince monedas y es tuya kualkierra de las dos. —La de acero es más resistente, pero evidentemente más pesada y podría acalambrarte el brazo.

Del gremio salen a la calle Kokoro, Kei, Selina y Ozax, este último ya sin el sello antimagia en su frente. En la plaza el mercado está lleno de gente, las calles bien animadas y concurridas. Ven en la herrería en frente a Sojiro comprándole algo al enano Ulfsark.

—Ah, allí está. —Ozax le hace señas a Sojiro para que se acerque—. Esto es importante, necesito comunicárselo a los tres.

Se reúnen los cinco junto a la fuente y el hechicero les empieza a explicar lo que ha planificado. Ya no se puede confiar en el rey Grilloc porque su mente no está funcionando de forma correcta, ponerse a buscar una solución a eso podría llevar demasiado tiempo y mientras tanto no habría ninguna mejora, lo que hay que hacer ahora es actuar.
Así como este rey es el ministro que representa a los humanos en la Gran Unión, están también el ministro elfo y el ministro enano, les dice entonces que piensa visitarlos a ambos personalmente para advertirles del estado en que se encuentra Grilloc, sobre los Héroes que han aparecido y sobre el peligro que se cierne del que aún nadie está seguro de lo que se trata. Ellos sabrán mejor qué medidas tomar.

Selina va hasta una casa que se encuentra pegada al edificio del gremio, que bien pueden deducir que se trata de el hogar de ellos, para luego regresar trayendo un báculo de madera de unos dos metros de largo. El bastón tiene un diseño rústico, con algunas gemas preciosas incrustadas en su extremo superior y un lazo rojo que también tiene anudadas algunas piedras, pero su detalle más llamativo es un cuervo de tamaño natural tallado en la madera en ese mismo extremo ornamentado.
Se lo da a Ozax junto con una capa de viaje con capucha.
—Te afeitarás esa barba cuando regreses —le exige con los ojos entornados.
—¿Eh? Pero si todos los magos guay tienen...
—Te afeitarás esa barba —repite Selina poniendo una sonrisa perturbadora.
—¡Sí! ¡Sí, señora!

Ozax se vuelve a ustedes.
—Mantengan la discreción, que sigamos siendo nosotros los únicos que sepamos sobre los Héroes, no vaya a ser que aparezcan enemigos que no conozcamos buscándolos —les explica y luego mira a Selina—. Si todo sale bien, regresaré en un mes.
—¿Un mes?
—Un mes, ni más ni menos, me daré prisa, pero también voy a permanecer precavido.

Selina de nuevo baja la mirada, bastante triste, pero luego da unos pasos hacia Ozax y le da un beso en la mejilla.
—Para la buena suerte. —La sonrisa que le pone ahora ya no es perturbadora, sino más bien es la de siempre.
—No, eso no me traerá suerte —responde Ozax bastante colorado y agrega con una sobrecarga de energía—: ¡Eso me dará éxito asegurado!

Entonces, sin esperar a nadie, el mago se cubre la cabeza con la capucha y da un golpe al suelo con el bastón, de cuya base surgen estelas de color púrpura oscuro que le bailotean alrededor. El mago se dobla y se encoge, acto seguido su cuerpo ve reduciendo su tamaño, su capa se convierte en plumas, tornándose de color negro de la cabeza a los pies, que ahora son patas de ave, sus brazos son alas y de pronto lo que tienen delante es un cuervo que bruscamente levanta vuelo y se empieza a alejar por encima de los edificios de Épinne dando graznidos a modo de despedida.

Observo con atención ambas rodelas tras la explicación del enano. Hmmm... ¿cuál cojo? ¿La de madera o la de metal? Ambas valen lo mismo, pero mientras que una es más frágil la otra es más pesada.

—Decidido, me quedo con la de metal. De todos modos me puede venir bien para ejercitar mis brazos— comento con una sonrisa.

Le enseño mi Piedra Hogar al enano para que me cobre la rodela y una vez hemos acabado la transacción me dispongo a seguir haciendo ejercicio. Sin embargo veo a Ozax llamándome. Parece importante.

Me acerco trotando hasta Ozax, llevando enganchado a mi brazo izquierdo una rodela de metal.

—Buenos días, Ozax— comento sonriente antes de percatarme de que ya no tiene esa marca —Vaya, veo que Koko hizo bien su trabajo.

Escucho atentamente lo que tiene que contarnos. Es verdad que el estado mental del rey humano es preocupante y perjudica mucho nuestro papel, así que entiendo que quiera hablar con los reyes de los elfos y los enanos.

—Sí, sí, trataremos de no llama demasiado la atención. Precisamente eso es lo último que necesitamos. Y tío... los magos que llevan barba son muy viejunos, la llevan para parecer sabios y camuflar sus arrugas. Tú no lo necesitas, haz caso a tu esposa, tronco.

Tras convertirse Ozax en un cuervo suelto un leve grito de sorpresa.

—¡Ostras, eso mola un huevo! ¿Tú puedes hacer eso también, Koko?— señalo con el dedo hacia Ozax mientras éste se aleja, emocionado.

Saludo a Soji en cuanto lo veo, sin embargo hay una cosa que quería decirle a Ozax antes de que haga nada, la verdad. Al fin y al cabo hay una cosa que él hizo, y que me ha marcado en verdad.

Saludo a Soji en cuanto lo veo, sin embargo hay una cosa que quería decirle a Ozax antes de que haga nada, la verdad. Al fin y al cabo hay una cosa que él hizo, y que me ha marcado en verdad.

SI y SOLO SI es posible decirselo antes de que se poliformice en Cuervo y se pire

— Señor, en nuestro mundo no existe en verdad la figura del Guerrero solitario e independiente. Quiero decir... existe, pero no está bien vista. Igual que una espada no es nada sin una empuñadura que la guie, un samurai sólo lo es cuando sirve a la causa de un maestro.

Entonces le miro, con plena convicción

— Aunque no conocemos a muchos aqui, Grillok se deja llevar por las emociones, la rabia y la cólera. Gobierna para sus apetitos e impulsos, y no para su pueblo. Y sin embargo, hemos conocido a alguien dispuesto a darlo todo a sacrificar su vida, su honor y sus tesoros por lo que cree. Y no hablamos de alguien desesperado que no tiene nada, sino de un gran hombre que ha conseguido una vida exitosa y una familia que le quiere tanto como él a ella.

Saco la vaina que aun tiene a Durandal, y se la ofrezco a Ozax-Sama y su esposa Selina-Sama haciendo la más sentida reverencia que he hecho en toda mi vida

— Mis señores, me ofrezco a servicio, al servicio de la casa Tirisfal y de su causa, como su Samurai. Con el objetivo de traer la paz a este mundo.

Al salir afuera terminamos de reunirnos todos y ante las palabras de Sojiro acerca de mi buen trabajo con el sello, hinché el pecho y sonreí con orgullo.

 —Hago todo bien, como no puede ser de otra forma— en realidad, las cosas no solían salirme tan bien, pero mira... ahora que ha pasado toca fardar.

Las palabras de Kei y su predisposición al prestar su arma y su mano como guerrero hicieron que aplaudiera con fervor. ¡Parecía todo un caballero respetable y todo!

Como no se me ocurría nada cool que decir, decidí simplemente esbozar una media sonrisa y despedirme con la mano. —Buen viaje, ¡espero que a tu vuelta me enseñes más cosas!— sin duda sería un gran maestro. Esta afirmación me quedó todavía más asegurada cuando vi cómo se convertía en ave y elevaba el vuelo. Lo señalé con el índice y el brazo estirado, con la boca abierta y los ojos como platos. Seguramente mi estado de estupefacción le bastaría a Sojiro para responder a su pregunta.

Tras la despedida, me giré hacia mis amigos. —Bien, yo quiero preguntar al joyero ese por precio para hacerme algo con la piedra del hogar, ¿algún colgante chulo a juego como buenos héroes?* Luego podemos ir a hacer esa misión de las cuevas fangosas o no sé qué— no me había quedado demasiado claro el asunto, a decir verdad.

Antes de irse, Ozax revolotea en círculos alrededor de ustedes y termina posándose en un poste de luz para oír lo que tiene que decirle Kei. Tras eso, es difícil saber qué es lo que está pensando, dado que su nuevo aspecto resulta un tanto inexpresivo, pero se ha quedado muy quieto.
—Levántate, lindo, por favor —le pide Selina al guerrero—. ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? No somos... nobles, ni nada por el estilo.
Esto último lo dice bajando la voz, más como murmurando para sus adentros.

—Si quiere jurarles lealtad, dejen que lo haga. —Oyen desde la dirección del templo una potente y profunda voz masculina.
Zellos estaba cerca y seguramente también haya escuchado todo, ahora viene caminando hacia ustedes. Es un elfo muy alto y tremendamente apuesto, cada facción de su rostro parece como si hubiera sido elaborada minuciosamente por un maestro escultor.
—Efectivamente no conoces mucho y deberías informarte más, tenemos al rey Grilloc en muy alta estima y su actuar nos desconcierta a todos. No quería alarmarlos nada más haber aparecido en este mundo, pero qué más da, poco lo hace una raya más al tigre. —Hace un momento un pausa y prosigue, mirándolos severamente con sus bellos ojos color esmeralda—. No me gusta el aura que emana de aquel castillo en Dustrun, tengo la sospecha de que ahí hay algo afectándolo y no me refiero al trauma por lo que ha sufrido.
—Pero, por favor, prométannos que no actuarán precipitadamente, eso es un problema que ahora mismo está fuera del alcance de todos.
Luego Selina va y apoya una mano en la mejilla de Kei en un gesto tierno y maternal.
—Vamos, de pie. Aquí nadie es más que nadie y tú y tus amigos ya han sido de los nuestros desde que forman parte de Sol Plateado. —El guerrero siente que le arde la cara, sobre todo en la parte de contacto con la elfa, que es indescriptiblemente reconfortante y no hay palabras que le hagan justicia a esa sensación.

—Si de verdad quieres ponerte al servicio de los últimos guardianes de Tirisfal, entonces promete que estarás a la altura.
—He-hermano... —Notan que a Selina le tiembla el labio al ser llamada así.
—La paz en el mundo es un sueño demasiado grande, por ahora ponte metas más alcanzables o no tardarás en frustrarte —continúa el elfo—. Pero no se preocupen, no estarán solos. Aunque sean ustedes los Héroes que los dioses han elegido, no necesitan llevar toda la carga sobre sus hombros, pueden compartirla. Nosotros nos sentimos igual de responsables con la tarea de instruirlos.

Tras marcharse todos esbozo una sonrisa enseñando los dientes, y miro de reojo a Kei.

—Mírate, Kei el Samurai ahí todo sonrojado tras llamar la atención de la señora— bromeo antes de girarme hacia Kokoro, empezando a trotar en el sitio —Bueno, Koko, te acompaño hasta la joyería. ¿Vienes con nosotros, "samurai"?

Ladeé la cabeza, pensativa. —¿El rey puede estar bajo algún embrujo o algo así?— podía ser, pero no me caía bien.

—¿Qué es Tirisfal?— pregunté con curiosidad tras ver la reacción de Selina ante las palabras de Zellos. —¿Y qué pasó con los otros guardianes?— la curiosidad me hizo no pensar en lo que esta pregunta podía suponer, si les pondría tristes o enfadaría, ¡quería saber!

—Sí sí, espera— le dije a Sojiro mientras le hacía un gesto con la mano para que esperase en el sitio mientras esperaba la respuesta a mis preguntas.

Mientras camino, tomo el pomo de la espada

"Hey" pienso
"Estas aqui, siempre aquí. Creo que más bien te llamaron a TI para salvar este mundo, y que yo soy simplemente lo más adecuado que habia para poder blandirte, Durandal"

"Vamos a continuar esta aventura. Porque simplemente quiero a toda esta gente. A todo este gremio que nos ha aceptado con los brazos abiertos"
"Pero quiero que sepas, no me gusta segar vidas. Voy a tratar de evitarlo en la medida de lo posible. Derrotar a los enemigos, sin tener que cargar con el hecho de estar creando una riada de violencia y venganza. No se si estás de acuerdo con ello o si no. Si prefieres batirte una y mil veces hasta que dejes claro lo que tiene que ser"

Vacio mi mente por un momento, dejandole responder. Se que Durandal está viva. Y que de alguna manera, puede responderme. Si vamos a estar juntos en esto, es mejor que estemos de acuerdo como compañeros.

"Aun así ¿Estas de acuerdo con lo que he hecho? Creo que es una forma de paliar mi conciencia, el convertirnos en una espada a las ordenes de la casa de los guardianes de Tirsifal"
"Y que demonios ¿Que es un Tirsifal? ¡En menudos lios me meto!"

De nuevo sientes esas vibraciones, son las mismas que cuando se sentaron a descansar en el bosque. Es como si la espada estuviera intentando comunicarte algo, algo relacionado con la impotencia y el deseo de poder hacer más. Es difícil discernir si está de acuerdo contigo o mismo si realmente te ha escuchado.

Tan pronto piensas en Tirisfal el aura y la sensación cesan y vuelve a quedarse como un arma normal.